Partida Rol por web

Gabrielle se había detenido. Su corazón latía con fuerza y sus labios se contrajeron al escuchar a aquel viejo hablando de aquella manera de su madre. 

¿Quién se creía que era? Decía que guardaba su tumba y hablaba del odio de Joselinne. Pero no, su madre siempre había sido una persona dulce y cariñosa. El amor que había sentido hacia sus hijos había sido infinito y fue traicionada por aquel al que había dedicado su vida entera, el demonio cuya sangre corría por sus venas. 

¿Por qué tenía que decir todo aquello?

Los ojos de Gabrielle empezaron a inundarse de lágrimas. Había dejado que los demás pasaran delante, no quería que la vieran así. El dolor que anidaba en su alma se volvía casi físico. Tuvo que morderse con fuerza el labio para no soltar un sollozo. Respiró profundamente y se secó las lágrimas con el dorso de la mano.

Por fin te he encontrado, madre. Miente, yo sé que miente. Tú siempre has sido lo mejor de mi vida. ¡Oh! Cuanto te he echado de menos... Demostraré que no eres lo que dicen y limpiaré tu nombre, mami...

Mientras todos los demás opinaban sobre el lugar, me mantuve en silencio intentando analizar las palabras del hombre. Denominar a aquel lugar “campo santo “, me recordó demasiado a la información que tenía sobre ella. Cuando todos comenzaron a presentarse consideré que debía hacer lo mismo, aunque lo que de verdad quería era salir de allí a toda prisa.

Acaricié suavemente la cabeza de Sorin al que tampoco le gustaba nada todo aquello. –Me llamo Katia y este es Sorin. He venido a Oldland buscando a un familiar que sé que estuvo aquí hace mucho tiempo.

La explicación del hombre sobre Joselinne y el debate posterior sobre la sangre, me desconcertó un poco, sobretodo la discusión entre Dam y Nessa. Asegurar que todos éramos algo así como primos me pareció excesivo, pero no me parecía el momento más oportuno para debates filosóficos o creacionistas sobre nuestro origen.

Fruncí el ceño cuando el hombre habló claramente sobre nuestra presencia allí, por lo visto daba igual cual fuera el motivo por el que habíamos llegado hasta allí. Éramos algo así como sacrificios para calmar a Joselinne. Una vez más me pareció que la historia se repetía, aunque no conocía todos los detalles de lo que sucedió centro de la catedral sabía lo suficiente.

-¿Quiere decir que o intentamos calmarla o nos unimos a ella y alimentamos su odio? Todo eso para conseguir esa llave.

Por favor... Claro que era ESE Caín, ¿quién si no?

Dam escuchó con atención a la mujer, mantenía las manos sobre el bastón que portaba. Todo su cuerpo apuntaba a ella, prestándole toda la atención que le era posible, que no era poco. Su porte seguía siendo el mismo: espalda recta, aunque postura relajada, pero no por ello menos elegancia. De vez en cuando dibujaba una sonrisa suave en su rostro. 

- No es una mala conjetura-concedió el Melknhar-, pero, si era tan temible... ¿por qué mandarlo a él? Yo creo que Caín se resignó a intentar cumplir lo que le mandaron, ergo, había seres por encima de él, ¿comprende lo que quiero decir? Caín, dicho de forma simple... Era un mandado-sonrió-, y a pesar de ello... no pudo hacerlo. Por eso apuntaba que Joselinne no era una simple amante, por ella renunció el encargo que le había sido encomendado. Supongo que la parte humana de Caín no estaba tan enterrada después de todo y había algo de vida en su mustio corazón-su sonrisa se tornó algo más dulce, con ese toque de sabio que le caracterizaba. Parecía estar recordando algo con la mirada vacía, pero luego volvió a la conversación de inmediato.

- Oh, no, no, por supuesto que Joselinne no sería su madre, sería, en todo caso, su abuela-rió y negó con la cabeza-, lo lamento, un mal chiste. Como decía, antes no me refería a "padre" en el sentido estricto de la palabra. Aunque biológicamente podríamos considerarlo así, es lógico y comprensible que no albergue ningún sentimiento por ellos, sería extraño si así fuera... antes solo intentaba bromear, a veces mi sentido del humor puede ser demasiado fino como para ser percibido-explicó con paciencia, parecía estar disfrutando mientras hablaba-. Sin embargo, querida, antes me refería a Grovehn como padre de su legado en el sentido de... inicio, ¿comprende usted? No me podrá negar que Grovehn, al igual que sus hermanos Eve y Melknhar, es el inicio de su legado, la materia prima, por decirlo de algún modo. Lo lamento si no me he expresado con claridad, tiendo a divagar y a irme por las ramas cuando el tema es interesante. 

Rió de forma natural al escuchar el intento de Nessa de defenderse de algo que ella misma había hecho. No se reía de ella, si no más bien parecía que el comentario le había hecho gracia, no era burlón ni irrespetuoso en ningún momento, ni siquiera parecía que estuviese en una pelea, su postura y gesto denotaban que se sentía en plena conversación con cualquier conocido acerca de un tema que le gustaba. Una sonrisa divertida se quedó como vestigio de la risa en el rostro del hombre, que levantó levemente un dedo para apoyarse en su exposición.

- Ahí debo discrepar, señorita. Usted ha asumido que lo que yo sabía eran historias sin más, cuentos de críos... ¿no es eso, si no me equivoco, un juicio hacia mi persona y mi pasado, precisamente el "crimen" del que usted me acusa?-mantuvo la sonrisa, seguía siendo paternal, algo tierna, como el de un padre que explica a su hijo qué ha hecho mal y cómo debería hacerlo la próxima vez. Dam era respetuoso, era educado y caballeroso... Pero en ningún momento y bajo ninguna circunstancia se dejaría pisar, y menos por alguien que había demostrado tener menos conocimientos que él-. Querida, no quiero que se lo tome a mal, se lo digo con todos mis respetos... Pero si conociese esas historias, o se hubiese interesado más por su pasado, sabría por lo menos que Caín, nuestro Caín, es ese Caín. Los demonios no repiten nombres, querida. Nunca-sentenció, sin dejar el tono suave de su voz. Por el amor de Dios, hasta cualquier humano sabe eso... Si tengo que educarlos a todo así, me va a faltar eternidad...-. También ha vuelto a errar usted, pero no se preocupe, errar es de humanos y una parte de usted lo es al fin y al cabo, ¿no?-sonrió y procedió a corregir-, no me he ofendido en ningún momento, ni me he sentido atacado. Ruego que me disculpe si mi expresión corporal o mi manera de exponer mis argumentos ha hecho que se sienta atacada de algún modo, cuando un tema me interesa soy consciente de que puedo parecer algo... apasionado. De nuevo, le pido disculpas si la he ofendido, pues no era mi intención-de hecho, eran disculpas falsas, pues Dam en ningún momento había dado muestras en la anterior discusión de que estuviese enfadado, ni siquiera molesto; su postura, así como el tono de voz con el que hablaba, había sido en todo momento calmado, pausado, suave. Pero él era un caballero, y aunque tuviese su orgullo, si había hecho sentir mal a otra persona, lo correcto era disculparse-. Yo lo único que hacía era exponer mis ideas, contrarias a las suyas, claro está, y argumentarlas. Lo que se suele conocer como un debate, haciendo de este mausoleo nuestra pequeña ágora. Será un placer conocerla más a fondo, aunque creo que ahora nuestro debate deberá ser aplazado, pues asuntos más urgentes reclaman nuestra atención. Si necesita conocimientos de cualquier tipo, no tiene más que decírmelo-hizo una leve inclinación de cabeza en señal de respeto hacia Nessa, a quien ahora consideraba como una chiquilla. No la culpaba, parecía aún muy joven. 

Se centró entonces en el anciano y en la historia que les contaba. ¿La Dama Oscura? Su rostro mostró confusión, se sentía desconcertado... 

¿El odio de Josseline? 

- Supongo que no podemos hacer más que esperar al discípulo Vael, él nos explicará en qué consiste exactamente nuestra misión aquí. 

Observo como el anciano arroja la llave por el hueco de la escalera y escucho su seductor tintineo al tocar fondo.

- Con su permiso caballero digo dirigiéndome a Vael. Cojo su vaso y vierto la poca agua que queda en el suelo. No es que dude de su palabra, ni pretendo ser mal educado, pero me parece una historia de lo más fantasiosa. Me encojo de hombros. -Al menos a mi me lo parece. Avanzo hacia uno de los  barriles abro el grifo y dejo fluya su contenido en el vaso. Una vez este medio lleno cierro el grifo y observo con detenimiento su contenido.

Al escuchar hablar a aquel anciano, Gabrielle detuvo sus pasos y se quedó quieta, en silencio, con la mirada prendida de uno de los tantos barriles que poblaban aquel lugar. 

Las palabras de aquel hombre le provocaron un escalofrío y sus pupilas se dilataron, hecho prácticamente inapreciable por el contorno negro de sus ojos. ¿Sangre? ¿Aquellos barriles estaban llenos de sangre? No, no puede ser... Las leyendas hablaban de Joselinne como alguien puro, alguien que había amado y perdido su vida por aquel que traicionó su existencia. ¿Qué... Qué estaba contando aquel hombre?

Dama no se movió de su lado. Apoyó su hocico en la pierna de la joven y la miró, compartiendo aquella extraña sensación que se estaba apoderando de ella. Escuchó el suave tintineo de la llave al caer y una serie de voces a las que no prestó demasiada atención. Su mirada continuaba anclada en uno de los barriles. 

No creas todo lo que escuches. Se dijo esbozando una sonrisa nostálgica al recordar las palabras de un viejo conocido. Pero aquel lugar conseguía ponerle la piel de gallina y las palabras del anciano se repetían una y otra vez en su mente, con una leve cadencia, como si alguien se estuviera burlando de ella. 

Respiró profundamente al darse cuenta que se quedaba atrás. Sus ojos negros se deslizaron hasta detenerse en la figura de Zoar, que se acercaba a uno de los barriles. Pero antes de que llegara a abrir el grifo, la joven empezó a caminar hacia aquellas escaleras. Había llegado muy lejos y tenía que descubrir qué era lo que ocultaba aquel lugar. 

Con Dama detrás suyo, Gabrielle empezó a bajar las escaleras, sin mirar atrás, sin esperar a nadie.

- ¿Dama oscura? ¿Odio?-dijo, más para si mismo que para los demás, algo turbado- Entre mis gentes siempre se ha dicho que Josseline era una madre amorosa. ¿Qué puede haber emponzoñado así el corazón de una madre?- preguntó, confuso- ¿Por qué desearía la sangre de los hijos de sus hijos? ¿Por qué querría dañarlos?

Escuchó la diatriba entre Nessa y Dam, mientras se llevaba una mano al mentón, mesándose la barbilla, mirando a uno y a otro, alternativamente, mientras hablaban- Me temo que nadie entre nosotros posee la verdad absoluta. Y que tendremos que descubrirla por nosotros mismos, enfrentándola- concluyó, tras oir las razones de ambos, y entonces posó su mirada sobra Zoar, que a pesar de la procesión de eventos espeluznantes que parecían estar sucediendo parecía negarse a creer en nada- Debería usted considerar que no nos encontramos en una posición propicia para negar cualquier posibilidad. No en vano hemos visto toda una comitiva de almas en pena preceder nuestros pasos hasta este mausoleo, y no en vano existen otras historias, de otros como nosotros que se negaron a creer y enfrentaron un destino inimaginable en Odland. - se cruzó de brazos entonces, antes de volver a dirigirse a Vael.

- ¿Qué fue lo que vio Josseline? ¿A dónde nos conduciría esa llave?

La respuesta que Ithan dio a las palabras no pronunciadas de Marion, sazonando la situación con algo que el hombre debía pensar que era un chiste hizo que la Melknhar alzase una ceja con incredulidad. A ella siempre le había gustado el humor negro. Sin embargo aquello ni siquiera era humor, y para negro ya tenían a Trevor. Bueno, quizá todo el mundo tenía derecho a llegar a Oldland y jugar su papel. Incluso gente como Ithan.

La comisura de los labios de Marion se curvó hacia arriba en uno de sus extremos, con una media sonrisa, al ver las reacciones que otros tenían al desafortunado comentario del Melknhar, y aprovechó el momento para cruzar una mirada con Lylian. En sus ojos bailaba la extensión de esa sonrisa contenida, como si en ese momentos se sintiera feliz y tranquila de estar allí. Todo lo contrario a cómo se había sentido un rato antes, al entrar en Oldland y ver al grupo de semidemonios cerca del árbol.

Sin embargo alrededor de ella las cosas parecían sucederse con rapidez, y era casi imposible registrarlas todas: la ignorancia puesta sobre la mesa de algunos y los primeros roces entre otros. Más vale parecer un idiota con la boca cerrada, que abrirla y disipar toda duda... Había quizá demasiada gente que no era consciente de lo absurdas que podían ser algunas de las cosas que hacían o decían, pero Marion no iba a ser quien les llevara la contraria: mientras no le fuera nada en ello, no era problema suyo.

Paciente, esperó a que el anciano volviese a hablar. Mientras tanto escuchaba el debate entre Dam y Nessa sin llegar a intervenir, atenta y entretenida. Pero cuando Vael dio respuesta a sus palabras sus iris áureos se centraron en él. Un leve nerviosismo irradiando expectación desde el centro de su pecho empezó a crecer en Marion, y fue creciendo a medida que el viejo hablaba. Cuando él se levantó ella dio unos pasos, siguiéndole en dirección a las escaleras, y no dudó en asomarse para tratar de adivinar qué había debajo. Las palabras de Vael eran claras y erizaron gran parte de su piel, al menos los lugares donde ella no estaba marcada.

Antes de empezar a descender Marion vio lo que Zoar trataba de hacer y decidió conscientemente ignorarlo. Desconfiar de ese aspecto del testimonio del anciano no tenía sentido, al menos no para ella. Cerca del primer peldaño ella se giró y se sorprendió centrándose en los ojos de Lylian durante un instante. Sin embargo no tardó en corregirse, quedando enfrentada al hombre, e hizo una pequeña reverencia aún con el enorme macuto a la espalda.

- Gracias por tus años, Vael. - Le dijo, consciente de que lo más probable era que no le volvieran a ver vivo. Le había sorprendido que no fuera también un semidemonio igual que ellos, pero no por ello iba a tratarle con menos respeto. - Ojalá contáramos con la mitad de sabiduría y la cuarta parte de conocimientos de los que tú haces gala. - Deseó, antes de echar una última mirada a ese lugar que dejaba atrás y empezar a bajar las escaleras.

Escuchaba atentamente las distintas conversaciones, sobretodo la de Nessa y Dam; sin embargo encontraba que era de lo mas aburrido; miré hacía el lugar donde se había ido el anciano, pues, abrigaba la sincera esperanza que hubiera algo de beber que no fuera sangre, pues su costumbre era que la sangre solo era para después de una batalla, y se la entregaba a Amarok.

Miré como Gabrielle (que era la única con la cual había cruzado algunas palabras amables) bajaba por unas escaleras y sin pensarlo le hizo una seña con la cabeza a su lobo y caminó siguiéndola.

- Vamos Muchacho, ella ha sido amable con nosotros y si es verdad que es peligroso este lugar, estaremos cerca de ella, en caso que nos necesite- le dije a Amarok mientras seguíamos a Gabrielle

Al fin la voz tuvo rostro y fue la de un viejo, como supuso en un principio, no podría tratarse de él aunque tal vez lo hubiera conocido, por que no. Vael era su nombre y estaban en un mausoleo, uno donde lo simple y lo austero, eran sinónimos. Barriles, con sangre, en vez de tumbas y un viejo cansado en vez de un celador.

-Yo Parler, ella Melina. Contesto el animal que permanecía en su hombro, presentándose como hacían muchos otros. Pero ella no dijo nada.

Como siempre el silencio lo convirtió en su aliado y mientras ella permanecía callada, el resto de los presentes hablaban. Y hablaban de su pasado y de su interés en este lugar, sorprendiéndola al saber que mas de uno buscaba lo mismo que ella y eso en parte la aliviaba.

Así como de la historia que por años y años ha intentando mantenerla oculta, pues recordar su legado le traía lejanos recuerdos de su familia y su dolor. Aquello que era historia, para ella solo eran cuentos antes de irse a dormir, cuentos dolorosos que evocaban muerte y fuego.

Aunque no carecía de interés saber que estaban entre lo que fue la primera familia.

Cuando el hombre volvió a hablar fue para contar su historia y la de donde se encontraban, una historia tan rara y confusa como el propio lugar, otra razón mas para no comprender que hizo él en Oldland en su tiempo de llamada. Aunque una cosa tenia clara, tal vez y solo tal vez seguir los paso de su querido Melknhar, podrían darle una razón a su propia llamada así como el porque de que nunca regresara.

Y entre discusiones varias y el saber que realmente sangre de semi-demonios guardaban esos barriles, todo ello no le pararía ahora, bien era sabido esta ciudad mucho antes de que ella lo pisara por primera vez, ya era siniestra y extraña.

Por todo ello y mas, decidió saludar a aquel hombre con respeto, inclinando su cabeza y quiso empezar a descender las escaleras en busca de una respuesta mas clara, pero e aquí que una hija de Eve y otra de Melknhar, se le adelantaron. Melina las miro incrédula y decidió seguirlas con su pies descalzos haciendo eco en cada escalón que bajaba.

-No es bueno, peligroso, estas loca lo...-La voz de su familiar se ahogo cuando ella le volvió a cerrar el pico, ya solo se escuchaba su nervioso aleteo.

Escuché hablar a aquél hombre que se hacía llamar Vael, y al resto de personas que nos habíamos congregado en este mausoleo  - cantina.Miedos, Sarcasmos indiferencia e incredulidad entre otros adjetivos salían de las bocas que, a mi parecer aportaban una información mas que interesante no solo de la historia de nuestros legados, sino que también de ellos mismos. Claramente se podía saber que esperar de cada uno.

Mariam Travis - fue todo lo que dije para presentarme, no pensaba disculparme por mis formas así como por mi forma de ser, no había venido para caerle bien a los demás , sino para encontrar respuestas a preguntas no formuladas en mi cabeza, para acallar esa voz que me había gritado que viniese - Yo también sentí esa...llamada - expliqué de forma escueta, ya habían personas debatiéndose en grandes monólogos como par unirme a ellos, aunque la espera por lo que estaba por venir se me antojaba eterna.

Lylian había estado escuchando la conversación entre Dam y Nessa con curiosidad y en silencio. Sus ojos se alternaban de uno a otro y no pudo evitar pensar que tras los primeros momentos empezaban a verse los distintos caracteres de cada uno. Nessa, que había saltado a la defensiva sin que Lylian viese motivo para ello, no era tan mosquita muerta como había parecido cuando aseguraba tener miedo. Y Dam había resultado ser menos callado y más resabido de lo que parecía. Como un niño sabio, recordó Lylian que había pensado tras intercambiar con él las primeras palabras.

Sin embargo, cuando Vael continuó hablando, toda la atención de la joven se dirigió hacia él. Sus pupilas se dilataron y brillaron durante un instante con el color del acero reflejándose en ellas. Dudó durante un par de segundos y su ceño se frunció titubeante. Parecía estar a punto de preguntar si realmente con todos aquellos adjetivos se refería a Joselinne, pero detuvo su lengua cuando otros expresaron la misma duda. Las palabras del anciano habían sido claras, por extrañas que pudieran resultar. En cambio, sus ojos se posaron sobre los objetos que el hombre había llevado consigo. Una llave, un libro, un reloj y un tintero. La función de la llave quedó clara cuando el hombre la dejó caer, pero... ¿Y el resto?

Lylian se detuvo junto a las escaleras tan sólo un instante para mirar a Vael mientras una sonrisa de medio lado se esbozaba con expectación en sus labios. - Parece que las piezas están sobre el tablero entonces. Sólo queda esperar a ver quién mueve primero. - Levantó la mano enguantada para dirigir un pequeño gesto de despedida hacia el anciano. - Espero que volvamos a vernos, Vael. Pero en caso de que no sea así, te doy las gracias por tu labor y deseo que llegue pronto el final de tu guardia.

Con estas palabras se giró hacia las escaleras y empezó a descender por ellas, con un paso ágil pero lento, como el de un gato que no está seguro de lo que encontrará más allá, pero tratando de colocarse cerca de Marion.

Las conversaciones parecen salirse un poco de control mientras todo ocurre, pero la pelirroja no interviene en ningún momento. Quería sentirse tranquila, aunque la intervención de Vael turba su corazón en sobremanera.

Cuando el anciano arroja la llave y esta resuena contra el suelo, comprende la profundidad de su viaje y el destino que les espera. Ilusiones del pasado o el futuro, posibles espacios que serían el escenario de la nueva prueba y esta vez sería propiciada por la misma Joselinne. Su historia siempre hablaba sobre una mujer que fue condenada por amor y la pregunta de Trevor vaticinó la suya propia.

Algunos de ellos comenzaban a bajar y ella sabía que debía hacer lo mismo, así que miró a Brif y le dijo - ¿Tú primero? - Nimah se enroscaba en su cuello, buscando un poco de seguridad, ya que las palabras del guacamayo le habían perturbado. Él también podía sentirlo, el peligro inminente en el cual se verían inmersos, y lo más curioso de todo era que esa era su decisión.

Oldland era un pueblo de lo más enigmático, con un aire tétrico y con miles de secretos que deambulaban por sus calles y que quizás bajo algunos adoquines se guardaba alguno de ellos. El despertar de aquellas almas también despertó en mí un sentimiento de esperanza, quizás entre ellas encontraría a mi Beatriz, pero ninguna silueta me recordaba a ella, mientras los demás se mostraban, algunos temerosos otros expectantes, me mantenía tranquilo ante el avanzar de esos entes.

Continuamos el camino, el grupo completo, juntos o revueltos daba igual, lo cierto es que lo que trajo a estas tierras a cada uno de nosotros pronto se dilucidaría.

La fachada de una morada confundida con quizás una taberna, pero lo cierto y tras las palabras del anciano, era el Mausoleo de quien diera origen a nuestra especie. Las presentaciones eran evidentes y escuchaba el nombre de cada uno de mis compañeros, una capto mi atención, como si aquel nombre lo hubiese escuchado en antaño, un recuerdo familiar que no sabía dilucidar pero quizás aquellas paredes pronto me harían recordar, abrí mi relicario para mirar el retrato de mi dulce Beatriz.

Escuchaba atentamente los diálogos de todos pero el de Dam y Nessa capturaba mi atención, mientras jugaba con una de las cuchillas en mis dedos, atento el intercambio de opiniones, en una ocasión escuche de mi Beatriz su teoría de Caín, en su pureza y bondad creía que la maldición que le habían dado, no era eso, si no la bendición de una vida eterna y que Abel no era el favorito, si no él, pero la historia se tergiversaba al ir de boca en boca; como Nessa tampoco sentía mayor respeto o devoción por nuestros ancestros, pues la sangre ya estaba bastante diluida como para hilar finamente, lo cierto era que es parte de nuestra historia y se debe respetar de algún modo. Tampoco las palabras de Dam le otorgaban la sabiduría de un erudito, pues sus palabras en algún punto se contradecían, pero no me pondré a discutir de forma absurda, cuando lo importante es otra cosa.

La llave…desde donde estaba no podía mirar libremente las escaleras, puesto que me mantenía más atrás; mire al viejo y sonreí -_{El odio de Joseline se puede presentar de diversas formas}- murmure y luego mire a Dam y Nessa... pero que pasión.

Respire profundo y continúe escuchando más de las palabras de los presentes y observando el lugar.

Dam retiró la mirada de Zoar, quien se servía de los barriles. Los Melknhar no se alimentaban de sangre, lo cual no quería decir que repudiase ese acto o que le desagradase. Simplemente giró la cabeza, como intentando evitar una situación incómoda a un ya tengo ambiente. 

Cuando vio que sus compañeras descendían, no dudó en seguirlas. Antes se dirigió a Nessa.

- Ha sido un placer debatir con usted, señorita. Ahora debo ir a la aventura-sonrió, galán y guiñó un ojo con una sonrisa divertida. No parecía que quisiera coquetear con ella, simplemente... parecía que tenía ese brillo en la mirada cuando un misterio llama-. Nos veremos abajo, si se decide por continuar el camino.

Sin más, se adentró en la oscuridad. Con paso rápido, demostrando así que ese bastón no era tan necesario como pareciera en un principio, se acerca a Marion y Lylian, con quien había hecho buenas migas y se sentía bastante cómodo. 

- Señoritas, deben dejar de darme estos sustos desapareciendo así, sería lamentable que algún peligro las asaltase... Aunque algo me dice que más bien deberían ser esos peligros los que deberían tener cuidado en toparse con ustedes-comentó con tono de broma. Parecía bastante divertido y emocionado por lo que se avecinaba. Parecía. En el fondo... en el fondo lo que sentía era una cosa bien distinta, pero no quería darle más importancia de la que los demás le estaban dando, aunque algo dentro de él le decía que esto era mucho más grande de lo que podrían pensar. 

Mientras caminaba con Marion y Lylian, su mirada se fijaba más adelante, donde Gabrielle. 

"Parece que son muchos los que se dirigen hacia la batalla sin ningún reparo."

Comento viendo cómo un buen grupo se dirige hacia donde nos han dicho que nos espera la Dama Oscura, la desolación, la tentación, el cambio del propio destino. Normalmente suelo pecar de imprudente y me dirigiría con ellos sin ninguna duda, pero me parece más curioso y didáctico ver cómo se mueven y cómo hablan o no hablan, incluso algunas miradas. Me quedo mirando a Vael, quizá esperando unas últimas palabras antes de descender con los que serán compañeros de batallas y enemigos a partes iguales, probablemente. Como si tuviese pocas cosas en la cabeza ahora mismo...

Ithan tomó una gran bocanada de aire y la soltó despacio por la nariz, vaya… hay que bajar y ese sitio parece que se estrecha…uhmmm, no tenía ganas de entrar en un sitio tan estrecho…. Susurra para si mismo mientras frotaba sus manos contra sus pantalones intentando secar sudor.

Se `frota con la mano la perilla y continua mirando la habitación ajeno a la conversación entre Dam y Lylian, se fija en la pose de Zoar como si fuera un catador de vinos, enarca una ceja y mira las escaleras dubitativo si bajar o no, cierra los ojos cuenta hasta diez y con un nudo en su garganta comienza a bajar muy despacio.

Las palabras del hombre eran cuanto menos, preocupantes. Brif no había tenido tiempo a preguntarse de done venía, quienes eran sus ancestros ni nada por el estilo. Ni siquiera sabía quienes eran sus padres. Por eso aquella historia se le antojaba lejana e irrelevante. O se le habría antojado irrelevante si no fuera porque, según el hombre, estaba sobre la tumba de la Dama Oscura. El joven no acababa e entender el nombre.

La conversación entre Dam y Nessa no ayudó demasiado a Brif. Aquel Melknhar, que parecía haber vivido la mismísima historia en persona, no paraba de alabar y defender a alguien que no había podido conocer, ni remotamente. Aún así parecía muy seguro de lo que decía. Cuanto más escuchaba, más fantasioso le parecía todo. La duda parecía verse reflejada en su rostro. La prudencia había guiado siempre los pasos de Brif y algo le decía que descender no era la mejor opción.

Fue Vexy la que lo animó a bajar. La chica, pese a no haberlo admitido, era impulsiva y curiosa... imprudente, para Brif. Parecía como si los demás no tuviesen miedo a lo que les esperaba allí abajo. El joven Melknhar, pese a estar de todo menos convencido, intentó aparentar seguridad.

Claro. Dijo, dedicándole una sonrisa a Vexy. Había llegado hasta aquel lugar por alguna razón, no podía volver con los suyos y decirles que se había quedado a las puertas. Y dime, Vexy. Has dicho que vivías en el bosque. ¿Estabas sola allí o había alguien más a parte de Nimah?

Vexy buscó su descenso a través de las escaleras y devolvió la sonrisa a Brif, quien había decidido continuar también. Nimah halaba de su cabello y de su ropa para que la chica desistiera y no bajara, pero ella, a pesar de sentir el peligro, estaba decidida a bajar, esperando que la Dama oscura revelara sus verdaderos objetivos y la razón de su odio.

¿Qué ganaría con exterminar a los hijos de sus hijos? Ninguno de ellos era culpable de todo lo sucedido y menos de su muerte, así que ¿Por qué querría ella algo así? Eran interrogantes que Vexy esperaba responder y por eso ignoró su instinto, el cual anunciaba el peligro, para continuar el descenso.

Las palabras del Melknhar sacaron a Vexy de sus vacilaciones y cuando lo escuchó, su mirada se ensombreció. El recuerdo de aquellos tiempos traía congoja a su corazón y tener que hablar de ello solo le recordaba tristeza. El panda podía sentirla y miró a Brif, mostrando molestia, además de enseñando sus filosos dientes para regresar a su posición. La chica le pegó una pequeña palmada y le dijo - No hagas eso, no es su culpa - después, se volvió a mirar al violinista y contestó - Había una persona más, la persona que me acogió en su hogar. Era una anciana pero... Ya no está - acarició la cola felpuda de Nimah y trató de mostrar tranquilidad al contar aquello, a pesar de la tristeza que podía sentir en su corazón.