Partida Rol por web

Las palabras se cruzaban bajo un ausente Vael, que parecía perdido, como si ahora viera aquel lugar nunca había sido su casa, como si sólo fuera una marioneta más… ahora que tras tantos estudios la historia no era predecible ni siquiera para sí…

Las acusaciones iban en contra de Ithan y Zoar, que parecían ser un blanco destinado por la mayoría de los congregados…

Tras la primera muerte el instinto de supervivencia empezó a destellar, y tan sólo decidió el nombre la rapidez con la que la primera mano comenzó a actuar…

El candor de la batalla que estaba a punto de estallar dejaba incluso saborear el férreo sabor de lo que sucedería dentro de poco en aquel recoveco debajo de aquel suelo que acogía las sangres de otros caídos en tiempos anteriores.

Ithan preveía un ataque, y mientras os miraba casi incrédulo de lo que pasaría en aquel lugar, preparaba sus manos llenas de electrizante energía, sin erizar ni si quiera un gesto de odio ni de compasión…. Como el rostro de un guerrero antes de luchar.

Desprevenido sintió una dentellada en su pierna, cuando giró su rostro las zarpas de aquel tigre de pelaje azul se alzaban contra su espalda, mientras escalaba su piel poco a poco, a la vez que rugía y enseñaba sus dientes, mientras la sangre de Ithan comenzaba a brotar de aquellos lugares donde el felino se empeñaba en aferrarse tan solo antes de volver a cambiar.

La boca de Ithan se torcía en un gesto de dolor, pero antes de ni siquiera soltar un alarido, enfrentó su rostro contra el del tigre mientras adosaba sus manos a la piel del animal y dejaba escapar una descarga que lanzaba a aquel animal enorme, contra una de las columnas, como si no le costase esfuerzo…. Como si fuera tan solo una pluma lanzada por un huracán.

La piel del tigre al mínimo roce con la piedra de aquella columna, se volvía niebla hecha girones que poco a poco formaban una pequeña nube que se movía a su antojo, hasta llegar a los pies de Lylian la cual, acariciaba el rostro de Enoch mientras no apartaba una mirada fría de Ithan…. Quería saber hasta dónde podría llegar.

Pero antes de que aquellas dudas se alzasen, Ithan volvió a cargar sus manos, a la vez que andaba con la pierna herida, cojeando, dejando ver en su rostro ira y dolor.

Estaba dispuesto a enfrentarse, cuando un pequeño sonido sonó al final, un sonido metálico que sonaba al chocar contra el suelo antes de vibrar por el aire…

Nessa lanzaba su arma de origen imperial sobre su adversario, enredando primero un pie sobre la cadena y dejando que luego en ancla se aferrase a sus huesos y piel, haciendo quebrar sus pasos y haciéndolo caer.

Apoyó sus manos en la cadena impregnada con la energía del trueno para desarmar a su rival, la cual sin querer tuvo que soltar el arma, después de los primeros segundos de descarga que ardían bajo las yermas de sus dedos y la palma de su mano.

La chica de ojos claros, se frotaba las manos mientras miraba el mango de su arma en el suelo, dispuesta a volverlo a coger, cuando Ithan con la fuerza del esfuerzo por sobrevivir, ya ondeaba el otro extremo sobre su cabeza y la lanzaba contra ella, esperando herirla de igual manera que ella había ello con él… pero algo frenó la cadena en el aire.

Mientras Avalon ojiplático miraba aquel pesado arma descansar sobre el aire, una suave melodía empezó a sonar… unas pocas notas salidas de aquel poderoso violín.

La mirada de Brif se cernía sobre el arma tendida en el aire como controlando cada centímetro de su situación, y tras cerrar los ojos, el arma de Nessa se volvía a lanzar contra Ithan.

Nadie esperaba aquel movimiento, ni siquiera aquel que acababa de lanzar aquel ancla encadenada, dándole tiempo tan solo de tapar su rostro con sus antebrazos heridos, sin poder evitar que el filo de aquella cuchilla cortase la piel de ambos e incluso hiriese el cuello que había detrás.

De los labios de Ithan un volcán de sangre comenzó a salir sin más, mientras sus manos temblorosas sacaban la cuchilla de su cuello, sin poder hacer más.

Todo estaba perdido… pero la muerte llegaría antes que la sangre terminase de salir… pues unos pasos certeros se acercaban a Ithan.

Abriendo su chaqueta, Trevor dejó salir aquella almarada que llevaba consigo, un arma parecida a un cuchillo pero sin ningún filo al fin… un arma que sólo podía ser usada por alguien de extrema fuerza y destreza.

El hombre de color aferró su arma con fuerza en uno de sus puños, y mirando a los ojos sin mero sentimiento, dejó que de un solo golpe el arma entrase por la mitad de su pecho, y tras un tirón, la descendiese hasta el estomago, para luego dejarla salir.

Aquel movimiento daba un jaque en aquel siniestro ajedrez, donde la ficha negra limpiaba su arma con sus ropas, mientras que la derrotada blanca caía al suelo sin más palabras que derramar.

La sangre de aquel hombre poco a poco servía de alfombra a su propio cuerpo… el cuerpo de un guerrero que aceptó la guerra y ahora acogía la muerte dando pago a sus palabras.

Vexy no participó en aquel combate, pero observó con detenimiento todo lo que ocurría. Las aportaciones finales, las conclusiones finales, todo lo que llevaría a una pelea.

Según lo que decían, esa Mimí era importante y parecía ser que, a pesar del cambio de escenario, la historia se estaba repitiendo. Era el momento de luchar contra el destino, ya que él se encargaría de luchar fuertemente en su contra. La batalla se despliega y puede ver cómo el violín toma su parte. Para Vexy, ver a los Melknhar pelear era algo nuevo, ya que su primera interacción con uno era en el momento en que habían llegado a Oldland y más que con temor, observaba la batalla con gran curiosidad. Aquellos luchadores eran muy hábiles y la habían sorprendido gratamente.

Ya recuperando los estribos y con la dulce caricia de Nimah en sus piernas, Vexy dice - Vaya, tienes un gran violín - para luego mirar a Lylian y decir con una sonrisa un tanto infantil - Ojalá pudieras enseñarme a hacer eso porque es bastante útil - miraba con ilusión a aquel tigre, casi como si esperara ver un poco más de su manera de atacar.

El sabor de la sangre de Ithan golpeó el paladar de Lylian con fuerza cuando las dentelladas del tigre desgarraron su carne de forma certera. La sensación dejó a la joven descolocada, pues era la primera vez que experimentaba ese sabor. Ella era Melknhar -o al menos lo había sido hasta ahora-, y nunca había basado su fuerza en la sangre ajena. Sin embargo, sus ojos brillaban con el frío del acero y no dejaban traslucir su turbación, mientras se agachaba junto al tigre. Su mano enguantada acariciaba el rostro de Enoch sin necesidad de mirarlo para saber que los ojos del animal también contemplaban el fin de Ithan, como ella.

Se puso en pie cuando todo terminó y miró durante un breve segundo el cuerpo que Trevor había dejado finalmente desmadejado en el suelo. La demostración de poder que se había desatado en los últimos minutos en aquella sala se le antojaba impresionante y se sentía extraña por haber tomado parte. Las palabras de Vexy llamaron su atención y su expresión risueña provocaba tal contraste con la escena que acababa de vislumbrar que Lylian se sintió confusa durante un momento. - No creo que sea algo que se pueda enseñar. - Terminó diciendo mientras recuperaba muy poco a poco su actitud tranquila y le devolvía la sonrisa a la joven Eve. 

Se acercó entonces a Marion con el tigre caminando junto a ella y desde su lado miró brevemente a a Katia. Recordaba sus palabras antes de que el combate comenzase. - Katia, ¿sabes el nombre de quien buscas o su descripción? - Preguntó antes de que sus ojos del color de la lluvia se posaran un instante sobre Nessa. - Yo también lo pensé. - Dijo en un susurro a su hermana. Estiró entonces la mano buscando la de Marion con la intención de llevarla con ella a las escaleras o algún lugar donde sentarse.

Como era de esperar las cosas se fueron de las manos, ya no habían numeroso sospechosos, ya que las mayores acusaciones caían sobre dos personas, y los argumentos y replicas se sucedían de manera cada vez más acaloradas, estando de acuerdo o no en como podía terminar esto, el tema seguía siendo uno, había al menos un asesino entre nosotros, y la mayoría parecía tener claro quien era.

Pronto los ataques físicos comenzaron, y yo, desde mi punto, fui un testigo mudo de cómo, a pesar de sus esfuerzos Ithan perdía la vida ante mis ojos, no podía decir que sintiera su muerte, aunque tampoco que la desease. Pero cuando su cuerpo desgarrado cayó inerte en el suelo, solo tenía una certeza en mi , todos nos habíamos convertidos en asesinos en ese momento, tanto quienes le dieron muerte por sus propias manos, como los que no hicimos nada para detenerles, y aquello me creaba un sensación de intranquilidad solo comparable con que la dama hubiese despertado de su letargo. 

Por pura precaución Kimberly se alejó de donde sería el lugar de combate. Con unos cuantos pasos rápidos subió las escaleras y se apoyó contra la baranda. Sus brazos se entrelazaron para después rodear su cuerpo, y finalmente sus ojos se calvaron en aquel que había sido señalado por la mano de la justicia "Y qué pasa si nos equivocamos..." No quería pensar así, pero su parte más racional o humana se lo recordaba, mientras que su otra parte prefería no opinar nada y aceptar aquello como los demás. En esta ocasión ella no había señalado a nadie, no había sido capaz o quizás no había encontrado nadie del cual desconfiar, aunque ahora que veía como se desarrollaban las cosas... No estaba del todo insatisfecha con el resultado, realmente creía que Ithan merecía aquello.

Mientras se formaban los distintos movimientos los estudió. Aquello ya no era una visita, ni tampoco un juego. Aquello se había vuelto una realidad mortal contra la cual deberían luchar todos. Durante unos segundos cerró los ojos, y su olfato pudo apreciar el olor de la sangre caliente al deslizarse por el cuerpo malherido de Ithan, era extraño. Desagradable quizás. Al abrir los ojos todo pareció ralentizarse y las distintas personas se pararon. El ajusticiado acababa de dejar ir su último suspiro.- Ese es el castigo de sus palabras. Desafortunado sin duda.-Ella recordaba el momento exacto en el que él había atacado a uno de los animales Eve, y aunque se había disculpado creía que eso no había sido suficiente.

Dio unos cuantos pasos bajando los escalones, y acercándose con cautela a Lylian intentó hablar en un tono lo suficientemente alto para hacerse notar.- Me alegro de tu regreso... Bueno, de vuestro regreso.-Miró al tigre que la acompañaba, realmente era hermoso.- Lylian ¿Verdad? Yo soy... Kimberly.-Otra vez ese momento que ella odiaba. Presentarse era su peor debilidad.- ¿Podría acercarme a él? Sé que puede resultar descortés por mi parte... Pero es tan hermoso que..-No terminó la frase, solo alzó la mirada hacia la mujer y clavó sus violáceas orbes en ella.

Si algo había aprendido Marion de la gente con la que se había criado era a oler el combate, sus precedentes y desencadenantes. Fue por eso que cuando el momento se acercó ella se quedó sentada en las escaleras, consciente de que no participaría. Aún así tenía ganas de ver pelear a otros, de asistir al despliegue de poder que una pelea de esta magnitud implicaba. Y no le decepcionó en absoluto.

A lo largo de los años había aprendido a apreciar ese tipo de enfrentamientos. No era sólo cuestión de instinto, suerte o poder, sino también habilidad, como una partida de ajedrez jugada con los cuerpos, y eso le encantaba. Marion trató de almacenar cada movimiento, cada mirada, esperando entretenerse analizándolas luego, y se dejó empapar de las sensaciones del momento. Que hubiera una muerte era inevitable. Ahora sólo cabía esperar que eso aportase más de lo que les quitaría.

Y si hubo alguien a quien siguió con más atención que los demás fue precisamente a Lylian. Lo habría hecho de no ser su hermana, teniendo como tenía el Último Legado. Lo habría hecho de no tenerlo, siendo como era su hermana.

Una vez todo terminó Marion esperó algunos segundos observando a los presentes. Sentía curiosidad por preguntarle a Zoar si también iba a intentar envolver ese cuerpo, pero no creyó que mereciera la pena. Si alguien le dijese que el cuervo se levantaría por la noche a comerse las vísceras de Ithan a través de su estómago sólo para demostrar que era un carroñero, se lo habría creído.

Al escuchar el susurro de Lylian Marion le dedicó un pequeño asentimiento de cabeza, como si aquello no tuviera importancia y fuera algo totalmente aplazable. Luego entrelazó sus dedos con los de ella para dirigirse a las escaleras, guiándola hacia la zona donde se encontraba su mochila. Después de sentarse buscó la mirada del tigre e hizo un gesto para que se acercase.

- Es formidable. - Dijo mirándole a los ojos, y luego se dejó oler antes de disponerse a limpiar los restos de sangre que se hubieran quedado en su pelaje. Sin embargo no tardó en confirmar su análisis inicial: tras convertirse en niebla estaba totalmente limpio. Sin apartar sus ojos dorados de las pupilas del tigre extendió una mano, esperando que no la rechazara. No le importaría pasarse minutos acariciándolo con calma, enredando los dedos en su pelaje y mirándolo sin más. Era una maravilla. - Supongo que dice mucho de ti. - Comentó después, y a punto estuvo de separar sus ojos para buscar los de Lylian, pero no fue necesario: sabía de sobra que se encontraban en el fondo de los del animal.

Así se encontraba, encantada, cuando sintió a Kimberly acercarse. La atención de Marion se extendió entonces hacia el resto de la sala, dejando con su actitud espacio para que su hermana respondiese.

- Me gustaría conocer el motivo de tu voto. - Enunció entonces, dirigiéndose a Mariam.

La hija de Eve empezaba a comprender al razón de la llamada, de como todo podía suceder a partir de ese momento y porque Parler, su familiar, estaba mas alterado de lo normal, como aquello en un solo segundo los hijos de Cain mostraban su poder y su ira sin ningún miedo o perjuicio, tal y como lo hicieron otros antes de ellos, otros muchos antes que ellos. Ahora que era parte de todo eso, se preguntaba en que bando permaneció él, que personalidad se sobrepuso para estos juicios, en que lado estaría, si seria aun a quien conocía o el desconocido que escapaba de su alcoba en la noches sin luna para olvidarla por una noche.

Con el regreso de la Melknhar ahora con el poder de EVE, un hecho del que nunca fue testigo pero si conocía indicios, todo empezó a labrarse, las discusiones, votaciones en las que fue parte y finalmente la sentencia.
Aquel alarde de poder por parte de los que votación al, ahora, ejecutado. Era increíble, tal era la crueldad de esos actos que su amigo y confidente escondió la cabeza entre su plumaje hasta que todo hubiera acabado, pero Melina observo pues, seguramente él también tuvo que hacerlo en su tiempo y ella tal vez tenga que hacerlo en un futuro cercano. Pero por el momento ya estaba hecho y el peso recaía en otros, pero todos eran culpables, aunque esa palabra ella no la entendía, pues eran elegidos en realidad, estaban destinados a esto, culparse no era mas que una idea absurda, al menos ese era el pensamiento que predominaba entre ella y su animal.

-Y ahora que.-Pregunto el papagayo. Pero ella, aun sentada en las escaleras, no supo responderle.

Lentamente las conversaciones se reanudaron, las escuché con atención , me interesaba ahora mas que nunca saber que pasaba por la cabeza de todos los presentes, mi mirada barrió el lugar de un extremo a otro sin perder detalle aunque intenté no fijarme demasiado en el cuerpo destrozado de Ithan, ya que no era la muerte lo que me reconfortaba, sino la lucha...aunque al parecer, era de las pocas que pensaba así.

La voz de Marion me sacó de mis pensamientos, alcé la vista hasta ella y no tardé en contestar con tono tranquilo e incluso amable - una primera impresión equivocada Marion, nada mas, tu cambio de actitud me pareció tan violento, tan...extraño que me hizo sospechar, como comprenderás, yo no sabía el lazo que os une - dije pasando mi mirada a la joven Lylian, para volver a Marion - de haberlo sabido, incluso intuido, habría entendido tus actos e incluso tus palabras , cada cual vive el duelo como su espíritu le pide, mis disculpas - terminé de exponer, libre era de creer en mis palabras o no, pero esa era la única verdad detrás de mis actos.

Observo lo acontecido con asombro. A si como quien chasca los dedos en un santiamén habían acabado con la vida de Ithan. Me acerco con cautela al cuerpo inerte en todo momento vigilante pues no me gustaría correr su mismo destino. Me quito el sombrero y con cabeza gacha a modo de pésame guardo unos minutos de silencio.

-Damas y caballeros. Por si no lo sabéis es de mala educación interferir en rencillas ajenas y muchos menos llegar a esto.  Creía que éramos lo suficientemente maduros y sabios como para saber distinguir  entre una rencilla personal y el extraño suceso  de Lylian... pero al parecer no es así.  

Vuelvo a ponerme el sombrero y me acuclillo quedando cerca del cuerpo inerte de Nathael. -Con su permiso, caballero. Busco en su cazadora el encendedor y uno de sus pitillos. Lo enciendo y vuelvo a dejar el encendedor en su lugar. Tras propinar un par de caladas al pitillo. –Estúpido!!! Las cosas brillantes están para ser cogidas. Debisteis haber cogido esa moneda... todo hubiese sido más fácil.

Me incorporo mientras saboreo el cigarrillo hasta terminarlo. Lo lanzo al suelo y lo apago con el tacón de la bota. Cojo a Ithan por los hombros y lo arrastro hacia  el trozo de alfombra cortado. Lo posiciono en ella y lo envuelvo. -Considéralo un favor.

Mientras Madame observa en silencio. Una vez Zoar ha terminado de envolver a Ithan esta le da la espalda como si reprochase tal acto y levanta el vuelo para perderse.

Lylian caminó junto a Marion y el tigre las siguió a ambas, sentándose al pie de las escaleras cuando su compañera lo hizo en ellas. Cuando Marion extendió la mano hacia el animal, él le mantuvo la mirada durante un par de segundos, con sus ojos grandes y serenos, para después mover la cabeza y frotar su rostro contra ella. Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Lylian en ese momento y apoyó la espalda en uno de los balaustres con un leve suspiro.

La llegada de Kimberly atrajo su mirada y dedicó un pequeño asentimiento a la joven. - Es un placer, Kimberly. - Respondió con voz suave a su presentación. Kimberly parecía tímida y asustadiza y Lylian no pudo evitar pensar que si no se dirigía a ella con cuidado podría salir corriendo. ¿Cuántos años tendría? Apenas parecía una adolescente, pero el tiempo era muy relativo para los semidemonios. El tigre apartó su atención de Marion y giró su cabeza hacia la muchacha albina, posando sus ojos en ella con expresión tranquila. - ¿Por qué no se lo preguntas a él? - Ofreció Lylian con un brillo divertido en sus ojos plateados. - No te hará nada.  

Apartó entonces la mirada de Kimberly para no ponerla más nerviosa y miró a su alrededor, escuchando de refilón las conversaciones que empezaban a desarrollarse entre los presentes.

No solo ella era hermosa, si no que su voz era realmente suave y no se había dado cuenta hasta el mismo instante en el que ella se había dirigido directamente hacia ella. Las manos de la joven albina se cerraron sobre las telas oscuras del vestido, durante unos segundos dudó de si hacerlo, pero finalmente asintió con la cabeza provocando que algunos mechones se descolocasen.- El placer es mío.-Musitó poco antes de dar un corto paso en la dirección del gran felino. Algo dentro de ella le decía que podía estar tranquila, que no pasaría nada. Pero otra parte la mantenía alerta.

- Con permiso..-Le susurró a Lylian antes de acercar su pálida mano hacia el animal. Primero dejaría que este la reconociese por el olor, aquello era como un baile donde dos personas tenían que presentarse sin siquiera hablar. Lentamente abrió la mano, y acercó sus finos dedos hacia el Tigre maltés. Ella le había dicho que no le haría nada, por lo que Kimberly se repitió a si misma que debía estar calmada y no asustarse. Sus ojos recorrieron el pelaje del animal, pero después saltaron hacia su compañera "humana", ella también tenía unos ojos curiosos... Hermosos.

Cuando retiró la mirada, ella hizo lo mismo y se centró en aquel al que estaba presentándose.- Mi nombre es Kimberly...-Se inclinó un poco quedando más cerca.

Observé la muerte de Ithan con una expresión neutra, yo podría haber sido cualquiera de los ejecutores. La única diferencia era que, al tomar una decisión definitiva, la balanza se inclinó a su favor. Una vez que todo acabó algunos se separaron en diferentes conversaciones.

Lylian me preguntó por mi búsqueda, de modo que me acerqué hasta donde estaban sentadas las hermanas y me senté junto a ellas.

-Estoy buscando a mi tía abuela, la verdad es que todo lo que sé es por terceras personas ya que no la conozco, todavía espero. Mi abuela murió hace poco y me pidió que buscara a su hermana Irina. Ellas eran gemelas pero desapareció siendo una niña, como eran mestizas de Eve y Melknhar tenían una especie de vínculo. Cuando mi abuela supo que sus sueños provenían de su hermana, ya tenía demasiadas responsabilidades como para dejarlo todo y buscarla, por eso me lo pidió a mí. Al fin y al cabo es la única familia  que me queda. Sé que llegó hasta aquí y que pudo estar en una reunión similar a esta, aunque no puedo estar segura. Describirla es fácil porque soy clavada a ella, igual que lo era a mi abuela. En cuanto al nombre, ella se llama Irina pero la familia que la encontró le puso de nombre Alexia, Alexia Belikov.- Observé como Kimberly se acercaba al tigre, era realmente precioso y Sorin tenía mucha curiosidad. La comadreja se mantenía levantado sobre sus patas traseras olisqueando el aire en dirección al tigre.

Una genuina y limpia sonrisa apareció en el rostro de Marion cuando el animal frotó su rostro contra su mano dándole su aceptación. No tardó en pasar su mano por la cabeza de él, y cuando Kimberly se presentó se encontraba ya rascándole detrás de las orejas primero y bajo la barbilla después, sintiéndose como si estuviera jugando con un gato grande. Los oídos de Marion captaron cómo Lylian daba permiso a Kimberly para acercarse, de modo que se despidió momentáneamente del animal para dejarles tener su momento. Le gustaba Enoch. Ya que parecía tan complicado mantener una conversación con su hermana se sentía como su pudiera conocerla un poco a través de él, por más que nunca llegase a recuperar el tiempo perdido.

- No te preocupes. - Le dijo entonces a Mariam con tono suave y tranquilo. - Creo que ni ella ni yo quisimos exponerlo cuando nos dimos cuenta para que no nos usasen a una contra la otra o hicieran algo como lo de esta mañana sólo por hacer daño. - Explicó antes de emitir un suspiro. - Pero no hay nada que disculpar: las cosas ya están aclaradas, y eso es lo importante. - Aseguró sin ningún rastro de rencor, con un tono amistoso.

Acto seguido Marion observó cómo Zoar se excusaba ante los votos recibidos, y luego empezaba a desvalijar y hablar con el cadáver de Ithan. Su ceja se elevó formando un arco pronunciado, y cuando él empezó a hablar de la moneda del día anterior no pudo evitar preguntarse si es que ella había conocido poca gente en su vida u Oldland tenía propensión a atraer enfermos mentales. En cualquier caso nada dijo tampoco al ver cómo realmente el hombre se ponía a envolver el cuerpo de Ithan en la maldita alfombra, y por un momento deseó que el muerto tuviera algún tipo de espasmo repentino o algo que asustase al supuesto Eve delante de todos.

En eso estaba cuando la información brindada por Katia llegó a sus oídos y Marion la reevaluó, mirándola con algo que podría traducirse como mezcla entre indecisión y respeto. Sus dedos, apoyados en su rodilla, tamborilearon brevemente antes de que ella se lanzase a hablar.

- Tu tía abuela fue una heroína. - Aseguró con una voz que salía de lo más profundo de su pecho. - Fue capaz de aprovechar un movimiento brillante de los traidores para infiltrarse entre ellos, delatarles y ayudar a eliminarles poco a poco. - Afirmó.

- Si no recuerdo mal cuando todo terminó había prometido cuidar a la familia de Andrew Ludvig, un chico con el que se encariñó bastante y que no logró salir vivo de aquí. Él venía de los barrios bajos de alguna ciudad de Norteamérica. Cuando todo termine deberías buscar por allí. - Propuso mirándola largamente. - Ella poseía el Último al marcharse, así que seguro que quien la haya visto todavía la recuerda.

Sonreí a Marion emocionada, el hecho de saber que era una heroína me llenó los ojos de lágrimas. – Gracias, Marion. No sabes lo importante que es para mí saberlo. La abuela estaría orgullosa, siempre se sintió como si le faltara algo. La última pista que tenía  me trajo hasta aquí, después nada más. Por el camino, cuanto más me acercaba escuché historias. Me dijeron que algunos salieron y que, los que lo consiguieron, tenían el Último. Sin embargo, nadie supo decirme ni cuantos ni quiénes. Ahora que sé que puede estar viva en Estados Unidos… si salgo que aquí buscaré a la familia de Andrew Ludvig.

Marion asintió suavemente a las palabras de Katia. En ella brillaba la satisfacción de verla así de emocionada, sabiendo que había escogido las palabras adecuadas. Sin embargo antes de que ella terminase negó con la cabeza y volvió a hablar de manera tranquila.

- Norteamérica, no Estados Unidos. - La corrigió sin acritud, como quien señala un error de lo más común. - De hecho apostaría por Toronto, pero quien me lo dijo tampoco podría asegurarlo. - Afirmó antes de dedicarle un gesto de ánimo. - Espero que la encuentres pronto. - Enunció, y entonces su mirada se dirigió de soslayo a Lylian. - La familia es algo muy importante.

El tigre contempló inmóvil a Kimberly cuando se acercó a él y tras un par de segundos, inclinó la cabeza, desviando la mirada al suelo, como dando permiso a la joven para tocarlo. Permaneció quieto después, esperando a que ella se decidiera intentando no asustarla. 

Lylian sonreía con la situación, a pesar de que su mirada estaba puesta en Katia y Marion, cuya conversación escuchaba en silencio. Tras las últimas palabras de su hermana, añadió algo más hacia Katia. - Esa mujer era amiga de nuestra madre. Nunca volvieron a encontrarse después de aquella reunión, pero ella la recordaba con cariño. 

Entonces se movió un poco para mirar a Marion y estiró la mano para rozar su brazo con los dedos enguantados, llamando su atención. - Marion, escucha... - Empezó, sin estar muy segura de cómo preguntar lo que estaba pasando por su cabeza. - Sé que probablemente no es el mejor momento y que definitivamente no es el mejor lugar, pero... Necesito preguntártelo antes de que nos pase algo a alguna de nuevo. - Tomó aire lentamente por la nariz y sintió cómo se tensaban los músculos de su espalda. Sus ojos del color del acero expresaban la preocupación por escuchar una respuesta a algo que llevaba demasiado tiempo siendo una espina en su corazón. - Nuestro padre... ¿Lo conoces? ¿Sabes si él está... vivo?

El tigre maltés no había variado su postura junto a Kimberly, ni levantó los ojos, pero sus orejas se movieron levemente hacia el lugar donde Lylian se encontraba, prestando atención a la respuesta de Marion. 

Trevor se retiró de aquella pelea desequilibrada ligeramente turbado, portando aún su almarada entre las manos, manchada en carmesí. 

Observó en silencio el cuerpo de Ithan, y se apartó unos pasos de los demás, sintiendo que aquella, aunque había sido una lucha necesaria, no había sido justa. El Melknhar no contaba con las armas apropiadas para enfrentar a nada menos que cuatro semidemonios y había perecido sin remedio. Y al menos él había podido asegurarse de darle un golpe final y certero, acabando con su sufrimiento. 

No se sentía orgulloso de lo que había hecho, pero comprendía que en aquella situación era lo que debía hacerse. Suspiró hondamente, y procedió a limpiar su arma con un pañuelo de tela blanco, que pronto se tiñó de rojo. Cuando volvió a contemplar su brillo metálico sin mácula, como si aquella matanza no hubiera sucedido, volvió a guardarla en su funda, y decidió que no debía lamentarse más de lo necesario por lo ocurrido, pues volvería a suceder de nuevo casi con total seguridad. 

Con una actitud más decidida, se acercó de nuevo al resto, apoyando su espalda contra una de las columnas que rodeaban al grupo. Quien se hubiera fijado un poco más de lo habitual en él, sin lugar a dudas sabría que se disponía a escuchar respetuosamente, y que no intervendría a menos que tuviera algo que decir. 

Brif había observado la batalla con el violín listo por si era necesario actuar. El objetivo parecía claro, peor no fue hasta que vio el contraataque de Ithan contra Nessa cuando se decidió a actuar. Usaría su propia fuerza contra él. La música empezó a sonar. Unas simples e inofensivas notas al oído, pero no tardaron en hacer efecto. El arma cambió de trayectoria después de detenerse y fue a parar en Ithan, cortando su garganta de forma letal. El joven, si sintió algo en aquel momento, no lo demostró. Hacía lo que tenía que hacer. Era todo.

Cuando todo acabó guardó el instrumento musical y asintió a Vexy. En realidad no es el violín el que hace eso. Comentó, terminando de guardar el objeto en su estuche. Sólo me ayuda a concentrarme y a canalizar mi poder. Informó.

Dicho aquello se quedó en silencio, escuchando las conversaciones a su alrededor. No parecía estar prestando demasiada atención hasta que escuchó algo que hizo que girase la cabeza para mirar directamente a Katia. Un nombre, Alexia Belikov, había borrado la expresión tranquila del chico para mostrar una más curiosa.

Dio unos pasos en dirección al grupo y siguió escuchando, visiblemente interesado. Yo conozco a esa mujer. Dijo, finalmente. Lo siento, creo que nunca hemos hablado, me llamo Brif. Dijo, inclinando la cabeza. Lo que dice tu amiga es cierto. Se estaba dirigiendo a Katia, refiriéndose a Marion.

Vengo de Toronto, vivo en las calles de la ciudad, junto con otros semidemonios. Somos bastantes, controlamos una zona bastante amplia. Los conflictos entre bandas son bastante habituales allí. Miró a la chica, evaluándola con la mirada. Tenía cierto parecido con Alexia, tal vez dijese la razón. 

Conozco a Alexia. Es una de las líderes de la banda. Se paró, sopesando sus palabras y buscando en sus recuerdos. Lo cierto es que no sé demasiado de lo que pasó, yo no llevo tantos años como otros y la historia nunca fue mi fuerte, pero por lo que sé, llegó un día con su enorme loba y ayudaron a salvar a mucha gente. Gracias a ellas pudieron establecer su territorio y defenderlo de los constantes ataques. La vida en las ciudades es difícil, supongo que la mayoría  aquí ya lo sabréis.

Miró a las chicas, esperando ver su reacción. Lo cierto es que no habla mucho de lo que debió pasar aquí. Dijo. Conmigo no lo ha hecho, desde luego. Todo lo que sabía eran rumores que corrían por la banda y nunca he creído demasiado en los rumores. Hasta ahora, supongo. Se encogió de hombros.

Si quieres, cuando salgamos de aquí, puedo guiarte hasta allí. Le invitó. Pensaba volver con ellos al salir, podrías acompañarme. Será más seguro de esa forma.

Antes de darme cuenta, todo estaba comenzando a moverse. Era la hora de luchar, de tratar de acabar con alguno de los traidores. Mis ojos se clavan en Mariam y aprieto los dientes, conteniendo la rabia al ver cómo todo se desencadena por otros derroteros, sé que moverme será firmar la sentencia de muerte y sencillamente aguardo...

Y es cuando el cuerpo de Ithan cae muerto al suelo cuando me vuelvo completamente consciente de mí mismo y chasqueo la lengua molesto. Mi mente se inunda de recuerdos desagradables, algo que se puede leer sin mucha dificultad en mi rostro, y me veo obligado a luchar por contenerme. Tan concentrado estoy en mi lucha que apenas me percato de que Zoar se acerca hacia mí y me habla, me coge el mechero y lo vuelve a guardar. Y para cuando soy consciente de ello la verdad es que ya no me importa demasiado.

Traiciones, mentiras... y manipulaciones.

Lanzo un puñetazo cargado de ira contra la pared que hace que mi piel se lastime y sangre.

"¿Quién demonios? ¡¿Quién?!"

Pregunto más para mí mismo, hasta ahora esto estaba siendo mentiras y engaños, pero ahora estoy furioso y me cuesta no ver a nadie como un enemigo, debo de concentrarme en mantener la mente fría, pero es difícil, demasiado.

"¿Quién me ha utilizado para tratar de matar a otros? ¿Quién me ha inculcado ese odio por Mariam? ¿Quién quiere verla muerta... y no da la cara?"

Respiro con dificultad por el esfuerzo de conservar la claridad y poco a poco mi respiración va tornándose un poco más estable. Mis ojos se clavan en Mariam y luego los cierro para contar hasta tres, y volver a abrirlos.

"Alguien quiere verte muerta, y ha tratado de que yo acabase contigo. No sé quién, y no sé por qué. Ten cuidado."

Le advierto. Lanzo una mirada de reojo a Zoar, sé que antes se ha acercado a mí y usó mi zippo, no es que me importe demasiado, pero debería de hablar con él, pero mejor después de aclarar este punto. Vuelvo a centrarme en Mariam esperando su respuesta.