Partida Rol por web

Escucho a Grovehn, bastante más calmado. Es irónico que él sea luego el padre de todos los guerreros, con lo calmado que parece y lo viscerales que son muchos de los de su legado, que en ocasiones parecen más bestias que semi demonios.

"Alguien nos mata por las noches, parece una especie de sueño casi imposible de detener. Pienso que tal vez se hayan matado entre ambos dos, así que no me fío demasiado de la muerte y resurrección de la chica. Parece que nuestra muerte es necesaria para liberar a la Dama Oscura. Hay algunos que saben cosas, pero muy pocos comparten lo que saben, y con secretos por medio será muy difícil vencer a las mentiras."

Le explico, con la voz de la experiencia a mis espaldas. Entonces caigo en la cuenta de algo.

"Ya han pasado dos amaneceres en el mundo desde que estoy aquí."

Les cuento, para que calculen más o menos la diferencia de tiempo. Extiendo mi mano lentamente haciendo una señal para indicar que me gustaría ver esa llave. No puedo evitar fijarme en el comentario de regalar flores y la corrección hacia su hermana. En verdad están unido esta manada de niños, y eso está bien. Creo que me siento orgulloso del niño que es el origen de mi legado. Y a su vez me siento bien conmigo mismo. De algún modo siento que debería de protegerles, aunque sean ellos quienes estén ayudándome.

Eve mira a Grovehn y sonríe. A ella también le gustan las flores, como a mamá. Vuelve a centrarse en coser a su muñeca, si Nathaniel cumple su promesa y mamá vuelve, no quiere que la vea rota, la pondría triste y no quiere que ella esté triste. 

La niña no es consciente de sacar la lengua mientras se concentra en las pequeñas puntadas que está dando en el brazo de Rasha. A pesar de estar concentrada, escucha lo que Nathaniel les explica, y cuando dice que quieren liberar a esa Dama Oscura, la aguja se le escapa y se la clava en el dedo índice.

- ¡Auuuuu! - Una pequeña gota de sangre empieza a brotar del pinchazo. Eve la mira, sus pupilas se dilatan y una lagrimilla se desprende de sus pestañas. Se lleva el dedo a la boca y chupa esa sangre. Sonríe, le gusta el sabor ferroso que le deja en la lengua. 

Vuelve a mirar a su nuevo amigo y ve el gesto que hace con la mano. Arruga el ceño, se había olvidado ya de la llave, pero enseguida lo recuerda y sus cejas se alzan, comprendiendo. 

Sin quitarse el dedo de la boca, finalmente se decide por ser ella quién le lleve la llave. Deja a Rasha a un lado y se levanta, bajando los dos escalones de un salto, se dirige al mueble donde la tienen guardada. Empieza a buscar por los cajones, hasta que encuentra finalmente una llave grande y vieja, de hierro negro, nada que ver con la que Nathaniel había tallado. 

- Es ésta - . Le dice, retirando el dedo de su boca. - Mamá nos dijo que cerráramos la puerta con ella, pero siempre se nos olvida - . Le explica, sonrojándose y mirando de soslayo a Melkhnar. - Si hubiera estado cerrada no podrías haber entrado - . Termina diciéndole y una nueva sonrisa se dibuja en sus labios.

Miro a la pequeña y asiento con la cabeza mientras habla.

"Entonces... me alegra que la hayáis dejado abierta, así podré intentar ayudaros. Quizá si cerráis la puerta yo desaparezca y no pueda hacer nada."

Respondo con una sonrisa tranquila. Observo aquella llave, intentado ver a qué se parecía y cómo podría tallarla.*

"Michelle Braxton ha desaparecido. Y el otro chico muerto ha vbuelto a la vida. En resumen: a momento de ahora sólo uno de los caídos permanece muerto. Algunos se acusan de modo velado y otros tratan de mostrar algún tipo de inocencia. Uno dice que tiene tres sospechosos con igualdad de probabilidades, pero no ha explicado nada, otro dice que uno de los caídos, no recuerdo cuál, es inocente, como si estuviese a ciencia cierta seguro, pero no da ninguna prueba. Por otro lado dicen que el único que permanece muerto puede investigar en otras habitaciones, imagino que serán lugares como éste. Tal vez sea verdad, o tal vez sea mentira, pero no sé por qué, algo me dice que podemos creer que sí que puede, pero no sé si nos ayuda o no. Y que los traidores no dudarán en mentir acerca de sus capacidades. Bfff, esto de pensar en un quebradero de cabeza."

Me fijo en la pequeña herida de Eve, y muestro mis dientes en una sonrisa casi lupina.

"Eres fuerte."

Y entonces desvío la mirada hacia los dos varones, con diferencia los más callados de todos los hermanos.

La pequeña escucha a Nathaniel, inclinando suavemente la cabeza hacia la izquierda. Finalmente asiente, sonriendo y mira hacia su hermano, Melknhar.

- Sí, él siempre le está dando vueltas a las cosas - . Dice, señalándole. Aunque recuerda las palabras de su madre. Ella siempre decía que no era bonito señalar, ni chivarse, eso entre hermanos era lo más feo del mundo. Así que baja la mano mientras sus mejillas se encienden. 

Vuelve a mirar a Nath. Le cuesta mucho entender todas esas cosas y lo único que quiere es ponerse a jugar. Pero él es su nuevo amiguito y no quiere que se vaya. Éste está mirando el pinchazo de su dedo. Eve sonríe y estira la otra mano, enseñándole, orgullosa, una pequeña cicatriz que tiene en la palma. - Mira, esta me la hice jugando en el bosque. Iba corriendo, buscaba a Grovehn, que se había escondido - Al decir eso, sus labios se tuercen en una pequeña mueca. - Pero tropecé y me caí por un pequeño barranco y me corté aquí con las piedras - . Al terminar de explicárselo, una suave sonrisa se forma en sus labios. Aquello era una pequeña medalla de batalla.

Asiento con un gesto tranquilo cuando ella me habla, mientras me dispongo a tallar un poco más y me fijo en la herida que señala.

Cuando termina de contar su historia con cierto orgullo revuelvo su pelo con cierto cariño que no puedo negar. De algún modo extraño me siento como en casa, aunque no sea mi casa. Dejo a un lado lo que me encuentro tallando y me levanto ligeramente la camiseta para mostrar una cicatriz cerca del vientre.

"Esa me la hice luchando contra un semidemonio que tenía sometido a un pequeño pueblo. El bastardo era fuerte y rápido y consiguió herirme, aunque por suerte el último golpe se lo dí yo y eso me permitió poder sobrevivir."

Le cuento. No era tan raro entre los míos presumir de cicatrices de guerra, incluso era un gesto de camadería y la verdad es que era gratificante saber que podía relajarme un poco.

"Dicen que uno de los que permanece muerto puede meterse en las habitaciones de otras personas y espiar. No sé si es verdad, pero... tal vez sería mejor cerrar la puerta. No sé si podré permanecer aquí dentro si la cerráis, pero al menos estaréis a salvo."

Mi preocupación por ellos era sincera. Luchar con mis manos era lo que había hecho toda la vida, pero no podía ponerles en riesgo por mi capricho. Recupero la talla en la que estaba trabajando. Me queda poco para terminarla.

- Eso es porque no tenías que perseguirme. Yo corro mejor que tú- dijo, haciendo un mohín, quizá afligido al ver la cicatriz de Eve- Y si viene alguien malo a hacernos daño, lo mataré y me beberé su sangre. - a pesar de sus palabras, un brillo asustadizo se adivinaba en sus ojos.

Miró entonces a Nathaniel- Tú me ayudarás a matarlo, ¿verdad? Así seremos dos y nadie podrá hacernos daño. Eve y Melknhar no saben luchar, pero a mí padre me enseñó a usar su espada. Aunque...-se detuvo, recordando que tenía serias dificultades para levantarla, debido a su peso, pero se dijo que podía utilizar otra clase de armas- No importa. 

"¡Claro que sí!"

Respondo firme a Grovehn. Dejo la talla de un pequeño parajito de madera cerca del fuego para que termine de templarse y pulir las astillas que puedan quedar. Me pongo en pie y me acerco al joven con mirada asustadiza.

"Será un honor. De hecho, si quieres, podemos entrenar un poco. Pero la sangre te va a tocar compartirla con todos, es lo educado en una familia ¿cierto?"

Le guiño un ojo, más como una lección que una reprimenda. Increíble poder darle lecciones al origen de mi linaje, aunque fuese sólo el recuerdo de cuando era un niño.

"Aunque estoy seguro de que ellos también sabrán qué hacer llegado el momento."

- No le doy vueltas a cosas. Pienso-corrigió Melknhar a su hermana pequeña. 

El muchachito daba vueltas por la estancia, el lugar que conocía tan bien como la palma de su mano. No dejaba de hacerse preguntas sobre qué sucedía con Nathan, qué era ese otro lado y las cosas que sucedían en él. Había crímenes, apariciones y desapariciones, gente que moría para volver a la vida... 

- ¿Por qué alguien querría hacer cosas así? Lo primero es hallar un motivo... si la gente no tiene un motivo, no hace nada... Sirven a una tal Dama Oscura, o algo así... y esa Dama Oscura se alimenta de odio, por lo que tendría sentido que sus seguidores sientan tal cosa... ¿Y si la siguieron a raíz de que esta les prometiese venganza o sufrimiento para aquellos por quienes siente odio?-comienza a murmurar mientras da vueltas por la sala, está acariciándose el tabique de la nariz con la falange del índice, con aire pensativo-. Tal vez una forma de empezar a buscar sospechosos sea averiguando si alguien siente odio, por ejemplo. Si conocieras más con quienes estás... ¿Hay alguien que esté demasiado resentido, tal vez con cierto aire melancólico y rencoroso?-dijo en voz alta a Nathaniel, compartiendo con él sus sospechas. 

Cuando comenzaron a mencionar lo de matar y beber sangre, el estómago de Melknhar rugió con fuerza. Llevaba mucho tiempo sin beber sangre y su cuerpo se lo pedía, pero no. Si quería ser como su madre, debía ser fuerte y tener voluntad como una vez las tuvo ella. Tragó saliva y arrugó la nariz, negando con la cabeza. Fue a una pequeña alacena y cogió una manzana, que limpió sobre su ropa, frotándola. Le dio un mordisco. No era sangre, pero estaba rica también. 

- No hará falta que hagas eso, Grovehn-dijo Melknhar tras tragar el primer bocado de su manzana-. No voy a dejar que nadie malo entre ni os haga daño. Os lo prometo-juró con una seriedad y templanza dignos de todo un hombre. 

"¿Sabes que he llegado a pensar que no hay ningún asesino, y que es un juego de la dama oscura?"

Pregunto con media sonrisa al escuchar a Melkhnar. Aunque claro que pensar no era mi fuerte.

"Pero has dado un buen punto de partida. Pronto caerá la noche, y con el anochecer, una nueva batalla. Hay quien me ha llamado mentiroso tras acusar de modo disperso a varios, iba a cargar contra él, pero ahora uno va diciendo que sabe de nuestros dones, incluyendo el de alguien que puede estar entre los vivos y entre los muertos, pero la primera chica que vino a la vida dijo que eso era mentira."

Explico, y veo cómo dice de defender a sus hermanos. No puedo evitar sorprenderme ligeramente por la integridad de estos chicos, y su fortaleza.

- ¡Es mentira! ¡Yo corro más que tú! - Eve se cruza de brazos cuando mira a su hermano y su ceño se frunce mientras aprieta con fuerza los labio e hincha los carrillos. 

Aunque siempre se comporta de forma caprichosa y egoísta, no le gusta que le recuerden que es la pequeña. Y, a pesar de que Grovehn y ella tienen los mismos años, siempre se comportan como si ellos fueran mayores. 

Puede que su hermano no quisiera ofenderla, es más, su expresión afligida demostraba que de verdad se preocupaba por ella. Pero Eve sólo ve que otra vez le están diciendo que ella no sirve para nada. Haga lo que haga, siempre está todo mal. Si quiere jugar con Rasha la llaman cursi y se niegan a jugar con ella. Si corre, le dice que corre mal y que no lo haga, cuando ella sólo quería jugar con él. Ya no sabe qué hacer para que Grovehn vuelva a jugar con ella, antes todo era diferente, pero ahora... Siempre está con Melkhnar. 

Mira a éste último. Le está diciendo a Nath cosas sobre ese sitio tan horrible. Eve le escucha, atenta, pero cuando sus ojos se cruzan, arruga la nariz y desvía la mirada. - Yo puedo defenderme sola - . Refunfuña y se vuelve a la escalera, sentándose de nuevo y apoyando la frente en los barrotes de madera. Mira a Nath y forma un pequeño mohín con sus labios. - Pues si miente mátalo, seguro que es malo - . 

"Él dice que sólo eran suposiciones, voy a darles unos minutos más antes de matar a uno de los dos."

Le digo con un gesto confiada. Al parecer Grovehn aún no había dicho nada de entrenar, así que me acerco a Eve. Lo que voy a hacer puede que le moleste, pero es como me educaron a mí. Pongo un dedo en su frente mientras hablo.

"Claro que eres rápida, Eve. Y seguro que puedes defenderte. Pero también tienes que aprender a apoyarte de lo que la naturaleza te da: tienes dos hermanos que no dudarán en defenderte. Y tú tampoco deberías de dudar en defenderlos, si te importan. Imagina que alguien quiere hacerles daño, y tú lo descubres, pero no puedes decírselo a tus hermanos antes de que el malvado les ataque: ¿acaso no atacarías al malvado para intentar salvarles?"

Le pregunto, directamente. Puede que fuese una pregunta demasiado adulta, pero este era el mejor momento para aprender esas lecciones.

- ¡Eve, Grovehn, no!-reprendió Melknhar a sus hermanos. Intentó pasar por alto que su hermano pequeño quisiera participar en un combate para luego beber la sangre del caído. Pero el joven tenía un límite y sus hermanos lo estaban alcanzando-, matar nunca es la solución, matar no está bien. Hay otros métodos de defenderse sin recurrir a la sangre... Los monstruos matan y nosotros no somos monstruos-sentenció. Aunque su padre se afanó porque su primogénito aprendiera el arte de la muerte, Melknhar no estaba hecho para ello. Era demasiado sensible, demasiado humano como para algo así... Él se parecía demasiado a Joselinne-. ¿Qué pensaría mamá de vuestras palabras, eh? ¿De verdad pensais que mamá se sentiría orgullosa de que sus hijos digan tales barbaridades?-dijo, parecía bastante alterado. No sabía si era porque nunca le agradó el tema de la muerte y de la sangre, o por la falta de esta por lo que estaba irascible-. No... mamá nunca haría algo así... mamá era buena, humana...-suspiró tras murmurar esas palabras para sí mismo. Se dejó caer en una silla y se quedó pensativo, reflexionando sobre las palabras de Nathaniel acerca de la inexistencia de un asesino.

- Es posible... Pero si siempre ha estado encerrada y custiodiada... no puede hacer daño. Necesita de gente que lo haga por ella, así es como obtiene su fuerza, ¿no?

"¡Tranquilos chicos! ¡No hay nadie de quien defendernos aquí!"

Digo llevando las manos hacia los lados para intentar impulsar que se detengan. Entonces mis ojos se clavan en los de Melknhar, y varias cosas que querer decirle se me agolpan. Respiro lentamente y decido ponerlas en orden.

"No lo sé, Melknhar, sinceramente, no lo sé. No hemos encontrado su sepulcro, de hecho, parece que muchos han dejado de buscarlo. Quizá sea el momento de volver a ponernos en marcha. Pero escucha algo, por que tengo dos cosas importantes que decirte, una es una lección que me enseñaron... y otra una que aprendí."

Bajo el tono de voz para hacerlo algo confidencial.

"El mayor bien puede convertirse en el mal que marque el final de los tiempos. Sin embargo, el mayor mal también puede convertirse en una fuerza del bien. Vuestra madre era, y ES, buena, sólo que probablemente lo haya olvidado y tengamos que recordárselo."

Le sonrío amablemente, a los tres. Es una buena lección, una difícil de aprender, pero que los tres deberían de tener en cuenta. Espero sus reacciones.

Eve escucha a Nath, mirándole a los ojos. - Sí, yo defendería a mis hermanos - . Le dice, asintiendo con la cabeza y convencida de sus palabras. Pero entonces escucha a Melknhar y le mira con rabia y el dolor plasmado en sus iris azules. 

- ¡Mamá ya no está! - Sus ojos se llenan de lágrimas. - Ella no está, ¿vale? Y si hubiera sabido defenderse ahora estaría con nosotros... Ella nos ha dejado porque era débil - . No puede controlar su voz, que sale temblorosa, llena de la angustia y el resentimiento que ha estado conteniendo todo ese tiempo. 

La echa tanto de menos... Pero ha llegado a un punto en el que la culpa de que ya no esté con ellos. Se cubre el rostro con ambas manos y rompe a llorar.

Le paso mi brazo por encima a Eve para tratar de calmarla.

"Tranquila, Eve, tranquila..."

Comienzo a decir. Aquel lugar me resulta agradable, pero en el fondo sólo soy el invitado del recuerdo de unos niños.

"Si vosotros estáis aquí, es por que de algún modo ella está con vosotros. ¿Sabes? No puedes lamentarte por el pasado, sólo fortalecerte para que no vuelva a pasar... y escoger tu propio futuro."

Digo, intentando animarla, miro a sus hermanos, esperando alguna mano por su parte. Siento algo de compasión, al fin y al cabo sólo parece rabia mal contenida, pero eso se parece un poco más a lo que hemos escuchado de Eve.

Miro a Grovehn y a Melknhar y dudo por unos momentos. Guerra o sabiduría.

Estamos bastante perdidos, la verdad. Aunque tengo que encontrar a su madre, y puede que para ese entonces, necesite de la sabiduría. Y hasta entonces, estoy en guerra.

Extiendo mi mano hacia Grovehn.

"Teníamos un entrenamiento pendiente: ¿recuerdas? Necesito que me ayudes."

Y sonrío a mi antepasado.

Las palabras de Nathaniel hicieron que Grovehn alzará una ceja y le empezó a decir:

Pretendes que un niño te enseñe a pelear... -. Mira a Eve y alza los hombros y dice .- Esto es extraño... pero si me pides ayuda es porque no conoces ni las clases básicas...

Va hasta el armario y tras rebuscar trae una espada de madera y dice.- Estas cosas se usan cuando tengas la teoría más que conocida... por lo que lo primero es saber que...

El pequeño Grovehn se sentía importante, y se erguía con aire marcial, y como si fuera un maestro cogió esa misma espada y empezó a señalar como el que lo hace contra una pizarra en la pared.

El mejor ataque es una defensa... y no hay mayor defensa que aquella que hiere a tu enemigo...

Se rasca la cabeza recordando aquel dicho y dice: Creo que era así... al principio parece muy lioso, pero luego ves que es toda la razón del arte de las armas.

Dejó la espada en la mesa y se fue hasta la ventana, para mirar hacía fuera, como hacía antes de jugar a la guerra para evitar que Mamá lo viese y le volviese a regañar...

Asiento ante las palabras de Grovehn, la lección es más valiosa de lo que él cree, pero en verdad cada lección era valiosa, y las más importantes muchas veces eran las más básicas.

Pero los acontecimientos del mundo real hacen que abra la boca.

"Han atacado a otro... pero alguien lo ha protegido. Pero lo más increíble es..."

Espero unos segundos, intentando asimilar lo que está sucediendo.

"Hemos encontrado el sepulcro de vuestra madre, pero tres... tres compañeros se han convertido en... en..."

Les miro, parpadeo, niego con la cabeza, joder, todo aquello era demasiado incluso para mí.

"... vosotros. Pero más adultos. No cabe duda, vuestros mismos ojos, los mismos rasgos, sólo que mayores."

Pretendía decir algo más, pero... no. De repente la sensación de comodidad que había conseguido alcanzar se desvanece, recordándome que todo esto tal vez podría ser el truco de algún Melknhar y miro todo casi como si lo viese por primera vez. Algo no termina de cuadrarme.

Eve detiene su llanto al sentir el brazo de Nathaniel, rodeándola. Levanta la mirada, sus ojos todavía se encuentran anegados en las lágrimas que ha estado derramando. Escucha sus palabras y un pequeño hipido escapa de sus labios. Arruga el ceño y vuelve a hinchar los carrillos, para soltar rápidamente el aire y formar una mueca con los labios. 

- Mamá no escogió eso - . Le dice mientras seca sus ojos con las palmas de sus manos. Se queda unos minutos en silencio, mientras Nath le pide a Grovehn que le entrene. Les mira desde su rinconcito, sujeta a los barrotes de madera que componen la barandilla, y apoyando su frente en ellos. Pero, cuando Nath exclama lo del sepulcro de su madre y les dice que ellos están allí, Eve lo mira con los ojos como platos.

- ¿Y... Y como soy? - Le pregunta con la emoción tiñendo sus palabras.