Partida Rol por web

La mañana se alzaba, entre el suave susurro del viento, que mecía la maleza como una madre acaricia tu espalda al despertar. Vuestras manos paseaban por vuestro rostro, mientras negabais aquello que ayer pasó, o incluso negándoos vuestro empeño que finalmente cayó entre el mundo de los sueños, dejándoos libres en aquel lugar... como quien se entrega a un sicario a pecho abierto, dispuesto a morir sin miedo a que pasará.

Mil pensamientos invaden vuestra mente mientras aún obnubilados miráis al frente como intentando descifrar la imagen. Algo es extraño... hasta que el chillido agudo de Theora os hace despertar de aquel sopor, y os alzáis en alerta encontrando aquella rareza que os avecinaba al despertar.

Atado bajo la mirada de aquel Ángel ciego, se disponía el cuerpo de Roy... Sus brazos atados en extremos opuestos, tendiendo su cuerpo a pesar de que su alma lo había abandonado ya. Su cuerpo lacerado, entre golpes, cortes y denteñadas... un mapa de odio que disponía su posición.

Sus ropas arrancadas, mientras que en el rostro un único golpe, que hacía que aún siguiera sangrando lentamente su nariz.

Sus piernas cansadas por el peso de la muerte descansaban sobre un suelo bañado en sangre. Sangre procedente de su vientre que había sido rasgado con el único sentido de hacerlo sangrar, pero sin eviscerar... una muerte lenta y cadente, mientras que su posición le obligaba a mirar el centro del lugar.

Vuestros ojos miraron en aquella posición que él seguía señalando con su mirada a pesar del velo de la parca, como si no sintiese su muerte, sino más aquella que se enfrentaba ante los demás. Pues en el centro se disponía inerte la pequeña cría de panda, agolpada entre montones de sangre que cuajada manchaba su pelaje, mientras un rastro en el suelo detallaba que aún a pesar de saberse muerta, gastó sus últimos esfuerzos en llegar hasta Roy.

Como bien os habían advertido, la muerte y la agonía reinaba en aquella mañana, como una muestra de crueldad... alguien se divertía bajo las caras de asombro. Esa era la primera muesca en vuestro viaje, la primera herida de la reunión.

Cobijada entre las patas de Wardjan, la noche sirvió de manta para acunar a Theora en un profundo sueño del que no podría despertar hasta que los primeros rayos de luz tocaran su rostro, frotando sus ojos vio la escena macabra con la que iniciaría aquella mañana, Roy atado a los pies del ángel y a la pequeña panda que apenas había alcanzado a llegar a él, un grito termino por despertar a los demás, mas sus lágrimas se tornaron abundantes sintiéndose reflejada en aquella pequeña cría que solo buscaba la protección de su compañero y que quizás por aquello había muerto.

Sin explicación más que conmovida y sin poder asimilar que aquel lugar guardara tan perverso destino para todos, lo ocurrido con Fasad no había provocado tal impresión en ella, pues Deidre le había protegido de aquella vista, pero ahora ahora a gatas se acercaba al cuerpo de Roy y en palabras ahogadas en llanto le hablaba.

_{-Despierta…-} lo movía… _{-despierta…-} sin creer o asimilar que el Eve no volvería mas, Wardjan sintiendo la angustia y dolor de Theora, hacía lo propio moviendo con la nariz a la panda y emitiendo su llanto melancólico.

_{-Despierta…-} continuaba Theora pidiéndole, rogándole a Roy volviera, apoyaba su rostro en el pecho del hombre ocultando quizás su llanto de incomprensión.

- ¿Mhmm...?- no puedo si no gruñir al despertarme ante gritos y llantos. Rápidamente me incorporo agarrando mi cuchillo y poniéndolo ante mi. ¿En que momento me quedé dormido? Ha sido muy imprudente de mi parte dejarme caer en el sueño rn una situación como esta, pero parece que la ciudad ejerce un influjo... extraterreno en nuestras consciencias.

Pero al margen del sueño per se, otra sorpresa me espera cuando consigo ubicar mi consciencia. Un sujeto espera en un ciertamente macabro espectáculo de muy cuestionable gusto, atado al ángel que hacía las veces de silencioso y tullido protector en nuestro descanso, pues bien de manifiesto está que proteger ha protegido poco. Es el Eve del panda. Por un lado no me extraña verle de esta guisa, porque supuraba debilidad por cada poro, pero por el otro no termino de comprender el motivo.

- ¿Qué es esto? - pregunto al resto, ignorando a la niña y sus molestos llantos - ¿A esto se referían cuando hablaron de una batalla? - me dirijo especialmente a la mujer del jaguar y el anciano Melknhar, los cuales parecían estar algo más enterados ayer.

Nimay y Haathee se despertaron como un resorte al percibir en sueños un grito infantil. Giraron a su alrededor, todavía con ese extraño sopor pegado a las pestañas pero con los corazones latiendo al unísono en un palpitar acelerado. —Priya...—fue lo primero que pasó por la mente del hombre, en los segundos que tardaron en ubicarse. 

Al empezar a comprender, su mirada se ensombreció con una tristeza que era ya era vieja, pero seguía siendo reciente al mismo tiempo, la que lo golpeaba cada mañana cuando recordaba y que en aquella lo hizo con más fuerza por el instante de confusión. 

No recordaba haberse quedado dormido. Lo último que tenía registrado en su mente era aquel hombre consumiéndose en su propio poder y los chavales de la Guardia esa dejándolos allí, encerrados. Pero no tardó en hacerse cargo de la situación. Allí estaban los restos del Melknhar y ahora, también los del Eve y su compañera.

Se acercó al lugar donde Theora trataba de despertar a ese hombre que llevaba un panda. No esquivaron sus ojos aquella imagen de muerte, pues hacía ya mucho que Nimay no era un hombre fácilmente impresionable. Había visto el odio antes. Incluso él mismo se había encargado de cobrarse en sangre de furtivos el precio del marfil robado.

Sin embargo, en aquella imagen había ensañamiento y eso sí era más preocupante cuando hasta el día anterior ninguno de los presentes se conocía... O eso le había parecido entender de las interacciones entre unos y otros. Frunció el ceño mientras sus labios se estiraban en una fina línea y aplazó algunas preguntas por el momento.

Se agachó junto a la niña y trató de separarla del cadáver para rodearla con sus brazos y levantarla*. Quería alejarla de una visión que ningún crío debería tener delante. Tardó unos segundos en encontrar las palabras de consuelo y mientras lo hacía sus ojos buscaron a Deidre, a Nora y a Olenna, asegurándose de que ellas estaban bien. Apenas las conocía, pero eran las únicas con las que había hablado directamente.

—Lo solucionaremos, pequeña —empezó a decir en voz baja hacia la niña, acariciando sus cabellos. 

Escuchó entonces a aquel hombre que los había recibido sentado en un sillón y apretó los dientes, volviendo a mirar de reojo la escena que los había recibido en ese amanecer.

—Si nadie puede salir y nadie puede entrar... Alguno de los presentes es quien ha hecho eso aprovechando que dormíamos —dijo, sintiendo cómo se tensaban los músculos de su espalda al mismo tiempo que los del elefante lo hacían.

Mientras visitaba el mundo de Morfeo, entre sueños y recuerdos de mi pasado, unos gritos se escuchan a lo lejos y al despertar observo un tétrico escenario, aunque no me sorprende en absoluto. Anoche uno había caído tras sucumbir en su propia oscuridad, tal vez el muchacho del panda transitó el mismo camino porque no se lo escuchaba hablar en las últimas horas. 

¿Qué habrá sucedido? ¿A esto se refiere con el precio a pagar en Odland?

Musitando aquellas dudas me incorporo rápidamente para sujetar a Theora justo en el momento en que Nimay también intercedía alzándola en sus brazos.- No Theora, ya está muerto... No despertará. - expreso acompañando a los dos hacia un sector más apartado pero sin dejar de pensar en el ensañamiento que tuvieron con aquel muchacho.

-Lo siento pero no sabemos a lo que estamos expuestos, esto puede ser parte de lo mismo o no. Sé fuerte mi niña. - susurro desde la cercanía mirándola a los ojos, al margen de su inocencia o lo poco que pueda comprender, esto era el inicio de algo mucho peor y había que estar preparado. Ya no importaba la edad, la inexperiencia o lo que fuere. 

Y justo cuando estaba por decir algo más, la voz del Rey sin corona hace acto de presencia. Atenta a sus palabras, le dedico una mirada que se extiende a los que saben algo al respecto. No nos vendría mal un poco de claridad ante esto, solo que Nimay rompe el silencio dejando a la vista de todos una certeza bastante probable. Nadie podía entrar en este sitio o salir de él.

Desperté sobresaltada por los gritos de Theora y un movimiento brusco de Fyas, cuyo cuerpo enroscado me servía de almohada mientras su cabeza se apoyaba suavemente sobre mis caderas, dispuesta a saltar sobre cualquier cosa amenazante que se acercara a mí durante mi descanso.

La visión es horrible, sobre todo la parte de la pequeña hembra de panda, la cual ni Fyas es capaz de identificar como alimento.

En total estado de alerta por aquello, escucho las palabras de Nimay, y no me queda otra que prestarle atención, y darle la razón.

- Es cierto, no hay duda. Nadie puede entrar y salir. Esto es obra de uno de nosotros.

Si Fyas ya era desconfiada, ahora lo era aún más, tras comprender que había un asesino en nuestro grupo, con lo que vuelve a enroscarse a mi cintura, protegiéndome.

Un gran fallo lo de no tener ropa en condiciones. Hemos visto otras veces cosas horribles a mujeres desamparadas. Buenos tiempos, sin embargo, pues el agresor servía de alimento para varios días...

Mis ojos, que no pegan ni siquiera una pestañeada durante la noche hace muchísimo tiempo, se centran en el cuerpo de Roy. Mi cara, sin ninguna expresión, lo mira detalladamente. El cuerpo inerte me divierte, es como si durmiera para siempre, realmente no sé si está bromeando o en realidad está muerto. Al fin y al cabo me da igual.

- Jajaajaja... ¡Esto se empieza a poner divertido! Se jacta esa voz molestoza dentro de mi cabeza, en el fondo compartimos ese sentimiento, pero queremos más, queremos participar.

Mi rostro, frío y sin expresión, no demuestra nada, ni compasión, ni tristeza, ni siquiera impresión. Me acerco al cuerpo lentamente, tan lento como si volara a ras de piso, en cuanto llego al cuerpo me arrodillo y sin tocarlo lo observo, para analizar las marcas que pudo haber dejado aquel asesinato.

- Quien hizo esto definitivamente no quería al pobre diablo... Jajajajajaja!

Kate se despertó en el duro suelo de la habitación sin saber cómo había terminado durmiendo esa noche luego de lo vivido, aunque al parecer antes de hacerlo habia logrado colocarse cerca de Alastor y Dyehuty.* Algo que bien le habría hecho reír divertida sino fuera por el grito que la despertó.

Sin mirar podía estar segura de que el grito venia de la mas joven de ellos y por un instante se pensó que algo le habia pasado a los adultos que la cuidaban. Pero alzando su vista al origen del grito lo hizo ver que eso no había ocurrido, sino que el hombre que andaba con ese tierno panda había sufrido un horrible ataque. Donde uno de ellos habia terminado colgado de forma casi religiosa mientras su compañero animal se habia esforzado en vano a llegar junto a èl.

Aquel ataque tan violento le hacía revolver el estómago junto a las sustancia que habia ingerido el día anterior antes de llegar a Oldland. Con prisa se apartó de todos a un rincón privado de la sala a vomitar lo que habia consumido. Ese no seria su momento mas glamuroso pero no le importaba en ese momento que se daba cuenta de la gravedad de la reunión en la que estaban y además se sentía mas que enferma con el olor del hombre que ayer se habia quitado la vida.

El hombre abrió los ojos y miro confundido a su alrededor, continuaba en aquel lugar, sin poderse mover y lo peor de todo es que ni siquiera sintió la necesidad de dormir, pero era evidente que era un nuevo día.-Recuerda... me disponía a responder al chico negro y entonces... esto. Ya debe de haber comenzado.

En un parpadeo llego hasta la estatua donde estaba aquel panda y el hombre colgado y lo miro al rostro pensativo.-¿Deberíamos taparlo?.

-Me temo que esto nos atañe a todos amigo.-Respondió a la pregunta de Oliver, de la noche anterior.-Esto es nada mas que el comienzo, la clásica guerra entre el bien y el mal.-Se giro entonces para mirar a todos.-Ni mas ni menos. Según las historias esto a pasado antes y volverá a pasar después si es que las puertas no terminan de abrirse.-Torció un poco la cabeza.-De las puertas en verdad nada se. Pero suponiendo que nosotros somos los elegidos, llevamos la sangre de Cain en las venas... esas puertas bien pueden ser el mismo infierno.-Miro a Fiona, esperando ser corregido si equivocaba sus palabras.-Entre nosotros hay gente quien desea que esas puertas se abran y el resto debemos detenerlos a toda costa. Supongo que a estas alturas, lo sabréis, todos hemos cambiado en mas de un aspecto al encontrarnos con los guardianes. O acaso me equivoco.-Ahora parecía hablar mas serio, mas rápido, como si no pudiera perder el tiempo.-Me temo que es así de simple, buscar a los culpables que han echo esto.-Señalo a Roy.-Antes de que nos lo hagan a todos nosotros.-Se quito la gorra, dejando al aire su cara marcada por su legado, grandes surcos en su cara, que muchos evitarían mirar, surcaban de lado a lado-Y ahora comprendo mejor las ultimas palabras de aquella niña. Sera difícil confiar entre nosotros, no creo que él o los asesinos les apetezca confesar con facilidad.-Se rasco la nuca antes de volverse a poner su gorra y alejarse unos pasos del cuerpo de Roy, ensimismado, sin saber que pensaran el resto.

-Sabia que el destino era amargo, pero esto es ridículo. Debí ser mas cauto, no buscar una respuesta, dejarme consumir por la vida como aquel otro Melknhar.

Al llegar hasta Smel, despego sus labios.-Lo siento, pero no comprendo lo que pone la piedra. Aunque tus palabras tenían sentido ayer en la noche y hoy puede que se hagan una realidad, si nuevas letras se iluminan en el, ahora que hay un segundo muerto.

No puedo hacer nada por evitar caer presa del sueño, como nada puedo hacer por evitar que al despertar la muerte se haya llevado a uno de nosotros. Cierro los ojos con cierto pesar al despertar y cerca* puedo sentir los sonidos de las arcadas de Katalina chocar contra el suelo y eso consigue que algo en mi interior se revuelva, cosa que la percepción del nuevo cadáver que se encuentra entre nosotros acrecenta y me obliga a poner un rostro más serio en busca de contener el poco contenido de mi estómago en su lugar.

Esto no es una batalla... es una carnicería, un asesinato.

Mascullo tratando de disimular sin mucho acierto el rechazo que la situación me provoca. Miro hacia el silencioso Alastor, seguro de que él comprende lo que siento. Me acerco caminando hacia el cadáver de Roy y lo miro de arriba a abajo, desenfundando lentamente mi cimitarra para comenzar a liberar su cadáver de un modo casi ritual y tratando de no estorbar a Raffariel y su postura. Mientras lo hago, mascullo con cierta rabia.

Panda de cobardes que no se atreven a dar la cara...

Poco a poco el cuerpo de la víctima debería quedar libre y en una posición un poco más... digna. Escucho de fondo los llantos de la niña, pero tiene demasiada gente encima de modo que cualquier cosa que diga podría bloquearla, así que sigo con mi tarea.

Tras pasar la noche, de repente, me veo suspirando a unos metros de la ingrata escena que me espera. Quón da un coletazo hacia su izquierda...  -  Vamos, allí  –  Señalo con el brazo y doy unos pasos apresurados. Él repta a mi lado... a su ritmo. Y si lo ocurrido ayer no fuera suficiente para sentenciar que estoy atrapada, y ademas metida en un lío histórico, ahora lo confirmo observando como Oldland se cobra un nuevo capricho, como en las leyendas... tal vez no tan leyendas como pensaba -  Ohg... esto es...  -  horrible. Me tapo la boca con las 2 manos. Esto no ha sido una pelea. Yo también creo que este chico no ha podido ni defenderse. Veo entonces el cuerpo de la osa sin vida, como no... ahora con un pelaje tintado en pura crueldad. Una panda muy joven, valientes hijos del averno.

Para entonces Nói toma la palabra, yo me abrazo a mis hombros escuchando – No sé que me sorprende mas... si las funciones de Oldland, o el odio que algunos deben traer consigo para querer abrir esas puertas, y hacer esto.. - señalo a Roy sin mirar, y leo muy en claro que nos eliminarán sin distinción. Pues el hombre del panda no quería saber nada de puertas, de hecho... aunque como el resto, fuese elegido para frenar el mal - Quón, no te separes de mí  – le digo apartándome el flequillo con un soplo, aunque mas bien debo ser yo la que no se separe de él.

Y cuando Nói se dirige a mi, asiento mirado nuevamente hacia las piedras - Tendremos que estar atentos - respondo. Aunque ya empiezan a darme repeluses, no me gustaría brillar en ellas. – Esto se va a poner feo, chicos  – Digo a Vyka y Daeron. El ambiente es mucho mas pesado que cuando atravesamos aquel cartel raído que nos daba la bienvenida, y ya es decir.

Me despierto lentamente. Había dormido con la espala apoyada a una roca, sentado. Ahora me despierto entre gritos... El quedarme dormido fue mi primer error. Cuando despierto, Roy ya no está entre nosotros. Puedo ver como Dyehuty le desata y lo pone en una posición más digna tumbado en el suelo. Empiezo a andar hacia el cadáver, pasando entre Smel y Vyka. -¿Ahora crees que se va a poner feo? Je... No os preocupéis, yo...- A pesar de que hablo como si tuviese un plan, no lo tengo. No se que debo hacer cuando el oponente no esta cara a cara frente a mi. -... haré... algo.-

Al llegar hasta Roy, me agacho para cerrarle los ojos y echarle mi sudadera por encima para taparlo mientras hablo entre dientes.- Creo que en algo estamos todos de acuerdo, la niña no debería ver estas cosas... al menos, no hasta que crezca un poco.- Entonces, me pongo en pie, y me dirijo al grupo con una sonrisa. -Parece que hemos sido invitados a un juego un tanto desagradable. Recordemos las palabras de los guardianes, o lo que fuesen.  Dirijo mi mirada hacia Vyka, Smel, y Noi. -No confiemos en nadie. Ni aunque hayamos creado un poco de camaradería el día anterior.- Entonces, intento buscar la cara de Theodora. -Niña. No confíes en nadie, ni en los que te están consolando ahora mismo. Aquí y ahora solo te puedes proteger tú sola.- Sonrío y le hago una pequeña reverencia.

Saco un cigarrillo y me lo llevo a los labios. -Muy bien. Habiendo recordado todo esto, pongámonos a trabajar. No hay tiempo para sentimentalismos. Alguien puede arrojar algo de luz a la situación?-

En el mismo instante en que aquel grito rompe el silencio los ojos de Olenna se abren de golpe, con las pupilas dilatadas y la atención puesta en el origen del chillido. El día anterior había escuchado a las piedras antes de apartarse a una esquina y recogerse, buscando un sitio desde el que poder ver tanto a aquellos que conocía como a aquellos a los que no.

Su mente no tarda en ubicarse, situándola en el lugar y tiempo en que se encuentra. Localiza a los demás, observándolos a todos y comprendiendo que si ayer la D de su nombre hablaba de desconfianza, hoy habla de desafío. Uno de entre los presentes ha acabado con la vida de un hombre. Un cobarde, sí, pero uno de ellos al fin y al cabo. Y ni puede ni quiere evitar la sensación de que si no había sido ella había sido sólo porque habían ido a lo fácil.

Las pupilas de Olenna se detienen sólo un instante en el muerto. Las prioridades son claras. Desde allí no se va a mover. Luego pasan uno a uno por todos los presentes, observando sus ojos y sus manos, buscando cualquier rastro que pueda delatar al agresor. Y sólo después revisan a aquellos con los que ha entablado algún tipo de relación, comprobando que estén bien. Al cruzar sus ojos con los del hombre elefante asiente levemente, devolviéndole la mirada.

En silencio escucha las palabras de unos y otros, y cuando camina hacia el cadáver lo hace manteniendo una distancia prudencial con todos ellos. Sus pasos son lentos y cautos, y al observar más de cerca al muerto sus ojos buscan a Sylvia.

—No uno —le dice con seguridad, sin mostrar un ápice de otra cosa que no sea resolución—. Mínimo dos. Casi seguro más.

Tras esas palabras pasa a acercarse al panda. Su examen de la situación no es meticuloso, y no parece que intente reconstruir lo que pasó, aunque sí es evidente que se fija en los distintos tipos de dentelladas. Después se aparta de los demás, buscando un lugar en el que poder mantenerlos a todos vigilados, y cierra durante unos segundos los ojos. Tener asesinos cerca es algo que le disgusta, pero con lo que parece poder vivir. Hacerlo mientras está encerrada en cambio es bien diferente.

Las palabras de Daeron hacen que vuelva a abrir sus párpados. Lo observa durante un instante sin ocultar cómo su ceño se frunce. Es evidente que hay algo en todo eso que no le gusta, lo cual no es de extrañar.

—¿Cobardía, o supervivencia? —pregunta entonces, como si las palabras del hombre del desierto se hubieran superpuesto a las del chico de las cartas.

Fiona tuvo el mismo desagradable despertar que el resto de sus compañeros... el olor a muerte. Al acercarse al ver el cuerpo lo hizo desde la distancia con los brazos cruzados y mirando con curiosidad las heridas y la posición de ambos cuerpos. No había emoción en su rostro, sólo hastío... debería haber ignorado la llamada como la vez anterior, pero ya no había marcha atrás, al fin y al cabo no podía eludir su responsabilidad como Melknhar. Mientras Fiona permanecía en silencio sus ojos se fueron posando en cada uno de los que iban interviniendo hasta que finalmente se decidió a hablar.

- Esto es como es el Cluedo pero en vivo... que es peor... tal y como están las cosas y como se van a poner yo no me fiaría ni de la niña... lo siento, es adorable y todo eso, pero es un semidemonio al igual que el resto y todos somos sospechosos hasta que se demuestre lo contrario... especialmente cuando lo que tenemos entre manos es un grupo de asesinos de número indeterminado- hizo un gesto con la mano como si tratara de excusarse- no es nada personal y no tengo nada en contra de nadie... pero me temo que vamos a tener que espabilar y desenmascarar a los asesinos antes de que nos maten a todos... con respecto a él- señaló al cadaver- sí... yo lo taparía o al menos lo dejaría un pelín apartado... es un poco desagradable- hizo un guiño de desagrado- Cobardía o supervivencia... yo diría que ambas cosas...- añadió ante comentario de Olenna

El griterío hace que me despierte desorientada y confusa. Poco a poco voy cobrando conciencia de la situación para no salir de mi asombro. ¿Cómo y cuándo? ¿En qué momento de la noche fue cuando lo hicieron?

Me levanto y uso la manta a modo de poncho. Despacio me dirijo hacia la macabra escena y observo con detenimiento lo sucedido a mí alrededor.

Asiento con la cabeza a Dyehuty a modo de aprobación cuanto este empieza a cortar las cuerdas bajo la mirada de aquel Ángel ciego. Ese maldito Ángel no podía quitármelo de la cabeza, desde el primer momento que lo vi…. Un momento,y si. Acerco mi mano lentamente hacia la marmolea estatua. De súbito, un escalofrió, recorre mi cuerpo deteniendo mi mano a escasos centímetros del pétreo mentón obligándome a arroparme aun mas con la manta. Poco a poco voy girando la cabeza para observar la planicie donde nos encontramos.  Varias estatuas acaecían mutiladas y suplicantes, todas menos una, el Ángel ciego, despues fue la muchacha y ahora el Eve. 

Entre susurros con los pensamientos perdidos -El azar no existe y menos en Oldland.

El sopor de la noche se adueñó de su frágil cuerpo a una velocidad que Vyka nunca había sentido, ni siquiera en las largas excursiones con su madre, aunque el despertar fue tan brusco como su descanso, por lo cual se despertó sobresaltada, tratando de calmar su pulso y evitando gritar ella misma.

Entonces lo vio, aquello que solo había escuchado como historias pero que su madre nunca había narrado con detalle. En ese momento, su garganta comenzó a arder, tratando de desplegarse, de desahogarse y a pesar de ello, se contuvo. Se levantó y se acercó a Smel. Al escuchar su comentario y la posterior respuesta de Daeron, solo sonrió y tras recuperar la seriedad de la situación, dijo - Las semillas de la destrucción han germinado - lo suficientemente fuerte para que los demás pudieran escucharle.

Se movió hacia la pequeña panda y trató de alzarla como pudo, sin importarle el hecho de cubrirse de sangre para llevarla con su compañero. Si bien no podrían estar juntos en cuerpo, tal vez sus almas sí y podría cumplir el último deseo de la pequeña. No era mucho pero mientras Daeron ideaba su plan, sea cual fuere, un gesto de buena voluntad con el difunto podía alivianar las tensiones.

- Es cierto, las semillas de la destrucción han germinado, pero debemos recordar que una parte de nosotros aún es humana - entonces, miró a Fiona - por lo cual, su comentario me parece de lo más frío e inapropiado - no dijo mucho, pero su mirada reflejaba su descontento y su reserva.

- El don de Melkhnar hace de nuestro legado el más reflexivo y sabio, mas sus palabras parecen incitar la batalla en vez de solucionarla, más cuando se trata de la más pequeña de los presentes. Si bien es cierto lo dicho por Daeron, también es cierto que atacar a la más pequeña se puede tomar como una ofensa a la calidez del corazón que como mitad humanos tenemos. Antes de trazar una condena hacia cualquiera de los presentes, debería buscar una manera efectiva de dar con quienes son culpables de esta barbarie - señaló con sus manos ensangrentadas a Roy y a Linda. Si bien su tono era gentil, sus palabras seguían siendo fuertes y su mirada firme.

Por alguna razón, aún sentada en el suelo pues no había querido incorporarme, el gesto de Dyehuty y el de Vyka me conmueven.

Uno baja el cuerpo y otra acerca al panda, para que puedan seguir juntos a pesar de que el velo de la muerte les envuelva.

Pienso que, si me ocurriera a mí, mi deseo también sería permanecer cerca de Fyas.

Comienzo a sentir cierta empatía con el resto, pues veo que en su mayoría tienen dos cosas en común conmigo: la visión les afecta, y tratan de proteger a la niña. Un instinto que yo pensaba que pocos poseían.

Fiona miró Vyka con suma tranquilidad escuchando todo lo que decía, cuando hubo terminado sacó un cigarrillo y lo encendió chasqueando los dedos, dió una calada y fue entonces cuando le contestó.

- Soy abogada cariño y no te puedes imaginar la de crímenes que han cometido caritas más dulces que la suya- comentó en referencia a la niña- sin embargo no recuerdo haberla acusado. Tan sólo he dicho que ninguno de nosotros está libre de sospecha... y vuelvo a reafirmarme. Como semidemonios que somos todos y con los intereses que hay de por medio- hizo un círculo con los dedos en los que mantenía sujeto el humenate cigarrillo- mucho me temo que la de hoy ha sido sólo una muerte aperitivo... con respecto a nuestra parte humana... como se nota que no has tenido niños semidemonios como yo, querida- sonrió con ironía- sea como fuere... la mejor forma que se me ocurre para que un asesino se delate, es hacerlo hablar... si conoces algo mejor...- se encogió de hombros

Abrí los ojos de súbito, debido a aquel grito. Con rapidez, mis pupilas se centraron en la dirección de dónde provenía la tragedia. El cuerpo del único chico con el que había entablado conversación yacía ante la estatua de piedra, junto a su compañera. 

Me levanté del suelo y me culpé; no conozco a nadie aquí, y nunca lo haré; la única persona a la que traté de animar está ahora muerta, en el suelo... Sólo llevo destrucción a cualquier lado al que voy; él...él parecía puro...debería haberle protegido. Pero ya es tarde.

Ignoré a mis compañeros, no me interesaban los debates en los que se movían teniendo los cuerpos inertes justo delante.

Con semblante compasivo caminé hacia el panda, colocado al lado de su dueño gracias a aquella chica pelirroja.

Posando el azul de mis ojos en mi objetivo, me agaché, con la esperanza de notar algo de calor, pero aquello no era nada más que carne lista para la putrefacción. Mis manos recorrieron sus restos, impregnándose en sangre, sangre fría.

- Sabemos que Oldland sólo traerá muerte, sin embargo, lo que debemos reconocer es el rostro que porta dicha muerte - musité despacio, llegando a ser oída por los que se encontraban más cercanos a mi posición.

Me levanté del suelo, sin perder de vista la escena, y con las manos y muñecas enteramente coloradas. Necesitaba calor, debía encontrarlo como fuera.

Las palabras se seguían cruzando, mientras aquel debacle seguía en curso, y mientras lo hacía el sello parecía iluminarse otra vez... Dando a luz a un nuevo sello envuelto entre un cálido aura....

Aquel anagrama parecía despertarse poco a poco, mientras las dudas se mecían entre el resto. Una mañana que daría paso a la tarde mientras las sospechas crecían tras la caída del joven Eve. 

Todo parecía discurrir de forma normal, las palabras se tejían con la ayuda de la experiencia y las dudas, intentando desembalar lo que era verdad en medio de aquella trama.

La mano de Daeron, fueron hasta su bolsillo en busca de un nuevo cigarro... y tras encenderlo sintió que algo iba mal...un sabor acerado en sus labios.

Limpio con el dorso de sus manos el filo de su boca, y traspasó una pequeña mancha de color carmesí. Falsa alarma... os miró mientras respiraba y luego se tranquilizo. Aunque no pudo, pues un segundo más tarde, su pecho ardía como si algo se aferrara a su alma desde dentro, a la vez que sus rodillas se doblaban del dolor.

Sus puños se cerraban en el suelo, a la vez que sus ojos apretaban esperando apartar aquella sensación.

Pero entonces nada pudo hacer, pues un volcán de sangre estallaba desde su interior, aflorando desde su boca...

Su sangre oscura caía como lenta... como si antes de aquella imagen ya estuviera muerto... sin más fuerzas su cuerpo cayó sobre el suelo, mientras tanto sus labios seguían evacuando aquel rojo oscuro que antaño fue sangre en su interior.