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HLdCn: El Legado de Caín - Oldland : Diarios Perdidos – I

Día 9 - Mentiras al Alba...

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09/05/2016, 12:00
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Y paso a paso, minuto a minuto la noche fue pasando, lenta y cadente, al igual que el ritmo de aquellos golpes que continuaban al amanecer unos golpes que poco a poco siguieron el desfiles de las horas, mientras que vuestros ojos se obligaban esta vez a no ceder...

La noche pasaba, pero el sueño y la incertidumbre no existía ya en el lugar. Y poco a poco el sol fue apareciendo en la lejanía... circundado por un halo rojo que demostraba su esplendor sobre aquellas ruinas muertas, y la tierra que poco a poco se erguía lejana al lugar.

Esa luz reflejaba poco a poco, los glifos iluminados en el suelo, y como siendo llamados por su nombre... poco a poco, las imágenes de cada uno de los caídos fueron apareciendo en el lugar... ninguno terminaba de tocar el suelo, pues sus piernas se difuminaban por la luz de los glifos, pero su esencia estaba de nuevo allí... el sol los había traído... apagando aquella hoguera, y mostrando un vuelta a medias en realidad.

Cada uno acompañado de aquello con lo que fue obsequiado, o con lo que su legado un día le dió... bestias... armas o don... o puede que los tres, pero todos estaban calmados observando como frontera lo que acontecía en el centro de aquella sección.

Sus cuerpos desmembrados, cercenados, torturados o desintegrados se exponían ante vuestra propia mirada, ya sin dolor, pero con aquel amargo recuerdo que se disponía entre vuestras mentes capaces de recordar aquel momento una y otra vez....

Poco a poco, aquella ceremonial llegada iba llegando, hasta que por fin el sol empezaba a despojarse de aquel manto embaucador... Y fue entonces cuando las mentiras se fueron desvelando... y fue entonces como una figura central se erguía con brazos cruzados.... una capucha tapaba su rostro, y siguiendo una ceremonia que había repetido una y otra vez... aquel hombre oscuro, mostraba de nuevo su tez.

Con un gesto de su mano suave, dejo su pelo al viento otra vez... mientras cruzaba sus manos en frente de su pecho y su boca parecía esbozar el perfil de una sonrisa que no terminaba de despuntar. Nimay estaba parado, como esperando la actuación... a pesar de que muchos no comprendieran, era el momento de desvelar.

Bethanny enfundó su rostro con asco al mirarlo, mientras escupía al suelo una vez más, y dejaba que sus puños se hiciesen uno de nuevo junto a su martillo. Estaba dispuesta a romper aquella mentira, y a despojar su rostro de aquella felicidad, no era un Grovehn... pero los tiempos cambian... y eso pasaría en realidad...

Sin llegar a mirar a sus espaldas, buscó el apoyo del resto de las chicas, mientras apretaba sus labios con sus dientes. Pero el tiempo parecía pasar... lento, cadente... y fue entonces que dijo.- ¿Es que no lo véis...chi......cas?.

Su voz terminó en apenas un susurro pues sabía que significaba aquella formación. Sus ojos se abrían claros como comprendiendo mientras sentía las miradas de Yaiza y Smel a cada lado. La primera portaba en sus manos una flecha que giraba con un torbellino a gran velocidad, mientras su pequeño Vencejo acicalaba sus plumas sobre su hombro sin preocupación... La segunda, estaba parada, con aquel látigo negro resbalando de entre sus dedos, mientras en el suelo, Quón, se agazapaba, hundiéndose en una mancha de lodo otra vez...

Miró primero a la arquera, y luego a la chica del pantano, negó agachando la mirada para luego mirar atrás... donde Olenna, con la mirada encriptada en su locura, la miraba con el mayor odio que había sentido jamas..., mientras que a sus pies, aquella hiena enseñada su dentada, a la vez que sacudía su pelaje dejando relucir aquellas hojas que lo adecentaban una y otra vez.

Desvió la mirada al frente para volver a mirar a Nimay, y una vez allí respiró tranquila... era una guerrera, y no tenía miedo a la derrota, aunque cerró los ojos, pues en el fondo aquella sensación nunca había sido tan intensa... quizás fuese la tierra que pisaba y su maldición... o quizás fuese el principio de un nuevo sentimiento... temor...

Sus ojos se fundieron en negro... sintió un aliento frío... pero luego todo paso. 

Volvió a abrir sus ojos... su mirada se fijó en el suelo, donde ahora aquel glifo escrito en idioma antiguo parecía brillar completo y eterno... se había completado al final...

Miro sus manos, ahora enfundadas en una semitransparencia y vio su martillo una vez más... antes de observar como en el centro de aquel sitio, su cuerpo estaba lleno de sangre... torturado y destrozado, mientras los animales se saciaban con su sangre, y sus ofensoras miraban hacia el frente, esperando de Nimay, una palabra... mientras el sol demostraba la verdadera cara de la muerte y de la traición...

Desde las lindes de aquella zona acotada, los golpes empezaron a cesar y tras un brillo rápido, como el que produce una lente en contacto con el sol, aparecían al otro lado aquellos seis guardianes... agotados, con gesto de derrota, incluso desde donde estabais podíais ver como la sangre corría entre los nudillos de la joven Yamileh... y de John. 

Por el tamaño de sus heridas y su cansancio llevaban aquellos mismo nueve días allí fuera, golpeando aquella barrera, intentando entrar y avisar de lo que sus ojos desde fuera habían visto en estos días, día tras día... mentira tras mentira... intentando ayudaros sin poder hacer nada más que gritar...

Los mellizos Melknhar se abrazaban, como en una despedida... sintiendo que pronto llegaría su final... Mientras que los dos Grovehn miraban al suelo, aún con sus armas en ristre... como un soldado que a pesar de ver venir la tormenta no se aleja de su puesto jamás... pero con la mirada en el suelo, despreciándose a sí mismos, por errar en su trabajo, por no darse cuenta de aquellos que traerían tanta discordia, tanta muerte... y la que faltaba por mostrar...

Era el principio de una nueva era... marcada por el odio, la tortura y el dolor... unos bosquejos que comentarían la historia que allí comenzaba como un suceso inevitable, que daría paso a una dinastía y un poder que se apoyaría en aquella tierra maldita, como sede de su destrucción...

Era el momento de dejar que el destino escribiese sus pasos, para llegar a ese nuevo trazo, que describiría, encuentros, exilios y sobre todo, futuros que solo acababan de comenzar...

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09/05/2016, 18:28
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Volviendo al Hogar

Los hechos detonaban los sentimientos, y a veces estos se agolpaban en los ojos sin poder salir... Theora mantenía la mirada a Nimay, mientras apretaba sus puños, y llenaba sus carillos obligándose a callar...

Tanto tiempo confiando en él... tanto tiempo agarrando su mano, y ahora descubría que bajo aquella capucha noble, se escondía una mirada fría capaz de mirar la tortura con felicidad. No podía contenerse... sus brazos, rígidos, temblaban... mientras a su lado Wardjan seguía por igual la posición de la niña... estaba ansioso, sentía aquel bucle de sentimientos en su interior, y no sabía como reaccionar.

Un volcán de rabia que crecía dentro de la pequeña, que por su forma aún inmadura no pudo contener más... Sus ojos rompieron entre lágrimas mientras se abalanzaba sobre el suelo para golpearlo... una y otra vez más, sin parar de repetir en palabras manchadas de melancolía y verdad.- Mentiroso... mentiroso... No te volveré a creer... mentiroso...

Aquella figura semitransparente, golpeaba el suelo hasta que la humillación la detuvo y se agolpó en el suelo a llorar... hecha un ovillo, como una niña y nada más... A su lado su fiel compañero lloraba lastimero mientras la intentaba animar con su hocico, mostrando la más húmeda de sus expresiones, mostrando que a pesar de las heridas nunca estaba sola, en verdad...

La mirada de Nimay se cernía sobre la niña, no sabía si era momento de contestar.... pues mientras aquel tropel de lágrimas crecía, unos pasos se acercaban al lugar... 

Wardjan dejó de arrimar su hocico para comenzar a ladrar, una voz que ahora sonaba a medias alegre, como quien ríe nada más después de llorar... La pequeña sintió aquella sensación, y frenó su lloro para mostrar atención, con los ojos aún cerrados... hasta que una mano se posó sobre su hombro, y la invitaba a alzarse una vez más.

Giró Theora su rostro, y sospresa y sonrisa fueron una en sus mejillas, mientras la niña miraba el rostro de su madre... a la vez que su padre, acariciaba con frenesí la cabeza del perro guardían.- Bien hecho... Wardjan... volvamos a casa...

La voz del padre sonó mientras Theora buscaba una afirmación de lo dicho en el rostro de su madre, la cuál después de limpiar con el dorso de su mano las lágrimas de su pequeña le dijo.- Es hora de volver...

El llanto de antes de la niña, fue reemplazado con ilusión, la cuál se levantaba del suelo y recogía su escudo y lo colocaba en sus hombros como una mochila escolar... El padre metió sus manos en los bolsillos y comenzó a andar, mientras el perro jugaba a su alrededor entre ladridos como un cachorro hace sin mirar atención ni nada que guardar...

La madre se levantó y tendió su mano antes de avanzar. Theora le pidió un momento antes de volver. Fue corriendo hasta donde Fiona estaba o al menos su esencia y la estrechó apretando sus cintura contra sí.- Hasta siempre abuela Fiona.... - Una sonrisa despidió a la mujer de fuego que no pudo apenas responder...

Empezaba a volver, cuando centró su mirada en Deidre, aún no sabía nada de ella, pero alzó su mano delicada en una despedida con cariño, y en su vuelta miró al viejo Nói y le transmitió una sonrisa ante un bajo susurro donde albergaba muchas frases que quisiera decir en un corto.- Lo siento...

Y dispuesta ya a irse sin más, cogió la mano de su madre y comenzó a andar... Atravesaron la zona donde estaba la linde... allí donde aún aguardaban los guardianes... Sus pasos se dirigían hacia el Bosque del Este y avanzaba con aquella canción en sus labios con la que cada día su madre la aderezaba antes de irse a dormir y que ella no había olvidado y usado gracias a Oldland para demostrar el sueño a los demás.

Era hora de volver, pero antes de entrar... se volvió para mirar sin fijarse en aquella zona donde su cuerpo aún descasaba, sus últimos nueve días, la habían hecho crecer más que los dos últimos años en aquel Bosque junto a Wardjan... Ajustó su escudo como carga y mochila de sentimientos, y preparada miró al bosque y avanzó...

Sus pasos se mezclaban con la espesura, recordando fácilmente aquel camino que llevaba a su hogar, y que siempre recorría en zig zag jugando a las escondidas junto a su perro guardían... mientras que hoy lo hacía recto, pues deseaba volver...

Briznas de polvo y ollín cubrían aquella zona que la pequeña llamaba hogar, pero finalmente estaba en él... la puerta se abría con una sonrisa y pronto los cuatro entraron en la cabaña antes de cerrar la puerta y dejar Oldland y aquella maldición atrás. Mientras fuera en la parte de atrás... descansaban los cuerpos de unos padres que años atrás murieron... Sentados en unas sillas, y cubiertos de polvo y telarañas, tal y como la niña los había dejado antes de marchar...

Y es que a veces la muerte solo existen entre los adultos, pues en ojos de los pequeños, a veces solo es un sueño... profundo, y del que solo se despierta para volver con los que quieres a lo que un día fue tu hogar...

En el suelo... el glifo de Theora se apagaba, pero su sonrisa y su recuerdo no lo harían jamás...

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10/05/2016, 12:27
Director

Una Llama en la Eternidad

Tantas veces ocultado la llamada en tu cabeza... tantas veces luciendo la arrogancia como bandera, para que Oldland en su despedida rompiera todo, como la arena de la playa que se mece con un vaivén.

Había vivido en el orgullo, y en la plena arrogancia de ser y nada más... Fiona apenas había brindado apoyo o caricias a aquellos que estaban a su alrededor. No más que aquellos que el tiempo disponía para formar una familia y seguir escalando en aquel mundo de élite y de falsa deidad... Para que desgastar sus manos en caricias hacia sus hijos, cuando su bolsillo podía pagar una comadrona que lo hiciera por ella todo el día, y ella pudiese dedicarse a acicalar su semblante intentando borrar aquellas marcas que año tras año, con el aumento de su poder se incrustaban más y más... allí donde más dolían, y donde los demás las observaban con facilidad.

Toda una vida evitando aquel contacto, y construyendo aquel muro para que en sus últimos minutos, una niña despreocupada y sin preguntara, rompiera el pilar de todo aquello con un gesto noble, antes de desaparecer... un pequeño abrazo y unas palabras que formaban un castillo de naipes de aquella defensa que caía sin querer.

La hubiera apretado mil minutos más para sentir aquella grata sensación... aquella forma de evitar la soledad que no fuera su propio reflejo sin más... Daría todo por escuchar aquellas palabras otra vez... ya no había tiempo para que la llamaran abuela, o cualquier otra cosa con cariño ese que ella nunca dio...

Tantas veces había acompañado las visitas de sus hijos y los vástagos de estos con distancia y el humo de su cigarro como la palabra más dulce y nada más... quizás se merecía aquella soledad, quizás aquellas heridas se merecían por su crueldad.

Apretó sus manos abriendo grietas en sus manos que ya no sangraban, mientras la muerte se hacía dueña de su ser... Busco otro de sus cigarro y camino hasta el quicio de una de las ruinas, y tras apoyarse y encenderlo empezó a disfrutar de aquel humo que poco a poco se consumía y tildaba su vida de grises, y ahora en la muerte le recordaba que no habría nadie para ella esta vez...

Miró hacía las afueras, como si por arte de magia, su familia estuviera allí, para despedirse como con la pequeña ocurrió... pero tras unos segundo comprende que no habría visitas para ella. Al menos no esta vez... Arrugó cabreada el cigarro en su propia mano para luego lanzarlo al suelo con rabia, a pesar de conocer que merecía de esa soledad.

Una escueta lágrima quería romper el talco que difuminaba su rostro, pero ella la secó con pequeños toques, mientras se alzaba en sus esbeltos tacones y avanzaba hacía aquella botella de vino y la copa que Olenna había creado en su mente, y que con ella había viajado como comitiva de despedida y nada más...

Aguantó la copa entre sus manos y volvió a apoyarse, contra una ruina, abandonando sus últimos minutos en aquella copa, pues era al menos la más cálida despedida que Oldland estaba dispuesta a dar... Sorbo a sorbo la copa se acababa, y ahora sí las lágrimas se derramaban, como única palabra de perdón. En cada gota el recuerdo de aquellos a los que nunca acarició, y de aquellos que tanto quisiera ahora ver.

La copa ya estaba vacía y el tiempo se acababa, nada había para ella esta vez... cuando sintió un pequeño golpe sobre su brazo, un tacto húmedo y sedoso. Con los ojos irritados miró a su lado y vio como un elegante zorro kit de pelaje corto, arrimaba sus mejillas con tacto suave, otorgándole aquella caricia que necesitaba.... La cola de aquel animal desprendía fuego crepitante, como una fogata que parece no acabar...

Los ojos de Fiona se apoyaron en él, y mientras lo acariciaba, veía dentro del fuego, aquellas caricias que a pesar de su vacío su familia siempre le dio una vez. Una sonrisa nacía en sus labios, mientras limpiaba sus lágrimas con el dorso de sus manos, y acariciaba al pequeño zorro.

No estaba sola, y había tenido que llegar la muerte para saber que a pesar de todo, nunca lo estuvo jamás... Cogió entre sus brazos aquella suave bestía, mientras el fuego de su cola seguía crepitando... y avanzó hasta el centro del glifo. 

Os miró a todos y posó su mano en el centro, doblando sus piernas con elegancia, como una señorita licenciada sabe hacer. Su nombre se borraba, y dejaba de iluminarse, y ella empezaba a desaparecer, pero de su mano se prendía una llama, que quedaba fijada a la piedra ardiendo incluso después de que la esencia de Fiona ya no estaba ya.

Una llama que pendería eterna de aquel glifo, esperando dar aunque fuera en muerte un signo de cálidez... Una llama que luciría y daría abrigo aquellos que estaban perdidos como ella, indicándoles que Oldland a pesar de maldita, a veces te enseña lo que una vida no te deja aprender...

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11/05/2016, 12:19
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Mil Batallas

Aquella llama seguía ardiendo, mientras que un suspiro salía de dentro de él... El viejo Nói se acerca a la hoguera y se acurruca con las rodillas abiertas, mientas descansa sus brazos sobre estas y mira el fuego sin parar. Su cabeza niega, mientras chasquea la lengua, para luego girar la mirada hacía un lado sobre el suelo maldito del lugar...

Su mirada se postra primero en su cuerpo dañado y masacrado hasta la extenuación... que fácil hubiese sido evadir aquellos ataques y haberla dejado sola... que fácil a sabiendas de que después ella abandonaría todo y no repararía en su corazón.

Mira al lado de su cuerpo, y aún las cenizas de ellas se mecen por el aire, sin explicación... Posa sus manos en aquel pequeño erizo y lo acaricia mientras siente como el mundo se acababa para él, como ya no había espació para aquel viejo... Aquel vietnamita que cesó una gran guerra y que tras años oculto en la trinchera de su hotel, había acudido a su última batalla sin saber que por perdería más que la vida... pues ahora sabía que había perdido hasta un amor conocido, que ya no volverá.

Acaricia ahora su hombro mientras recuerda en su mente las palabras de aquella niña ya extinta... y cede ante el hecho de que aquella oportunidad ya no volverá... ¿Quién dirigirá ahora el La Ruta 66... ?, ¿Quién contará las viejas historias que Oldland mostraba con cada viajero al pasar...?

Su mirada se funde mientras cierra los ojos para sentir aquel calor acariciar su piel, y recordar aquellos rostros que en un momento u otro la vida le robó.... Recuerda aquella guerra, el brillo en los ojos de su madre, la esperanza en los ojos de sus hermanos... la muerte en aquellos que sus pasos encontraba mientras evitaba su abrazo con terror. 

Una historia manchada de la miles de otros, pero que no encontró su rumbo hasta el final... Aprieta sus puños con rabia, mientras se obliga a mirar al suelo para no gritar... incluso ahora que la muerte lo circundaba antes de desaparecer, era incapaz de odiar a Kat... lo había enlazado, había roto la muralla de su corazón y tras hacerse con su control lo abandonó... pero a pesar de todo, el viejo Nói era incapaz de odiar, y sin darse cuenta escribía su nombre en el suelo, apartando el polvo para dejar aquella marca bajo su asiento...

La mirada de Yaiza caía sobre la espalda de aquel hombre derrotado, y de alguna manera sintió compasión y culpa, para luego abrir los ojos con sorpresa y recompensa al final...

Una mano menuda se acercaba a las espaldas de Nói y llamaban su atención... La esencia del vietnamita empezaba a difuminarse, cuando se giró...

Su mirada se enfrentaba a la media sonrisa de un pequeño de origen oriental, que tendía su mano y le tocaba el hombro con familiaridad. 

Nói buscaba en su mente aquel rostro, un nombre o una explicación, pero no había ningún recuerdo que le dijera quien era él. La tez del niño parecía manchada al igual que su ropa con ceniza o tierra, como quien sale de una guerra que acaba de acabar.

El niño miró las cenizas ya casi borradas de Kat y dijo mirando a Nói, mientras se sentaba a su lado y miraba la llama apoyando la cabeza en el anciano.- ¿Me contarás de nuevo aquella historia de como perdiste a mamá... ?

Los ojos de Nói temblaban al escuchar aquellas palabras, pues de alguna manera sentía en aquel aroma de Katalina junto a él, y con una mano temblorosa acarició el pelo negro de aquel chiquillo, sintiendo que aunque nunca había sido padre... aquel niño era parte de él.

Oldland a veces regalaba en su despedida una muestra de aquel futuro que nunca fue, atándonos aquel sueño que nuestra muerte nos hizo perder... Y mientras su voz se abría con una nueva historia la figura de padre hijo se perdía al igual que el glifo que nombraba a Nói bajo sus pies, borrando el rastro de un hombre que llegó solo, y que ahora se marcha con aquel hijo que nunca crecerá y al que contará mil batallas, con la pérdida de no verlo crecer... pues esas son batallas que siempre se ganan, a pesar de las heridas... una sonrisa y una caricia siempre nos hacen vencer.

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12/05/2016, 15:57
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Reencuentros

Tanta muestra de cariño y tantas notas vacías, marcaban una mueca de asco en el rostro de la mujer glaciar, mientras seguía acariciando el plumaje de su fiel compañero cetrero... Cualquiera diría que aquella tierra era un pozo de los deseos que trae aquello que más esperas solo cuando tu vida se ha acabado y es un pequeño dulce que se posa en tus labios, mientras te pudres, y mueres como el resto... aunque tu mente divague y sienta felicidad.

Rasca su piel con desprecio en los labios, mientras ve como Nói se encuentra con un futuro que ya no llegará... Iluso, aquel que se conforma con un sueño y una pizca de ilusión, que te cosquillea en el corazón y te deja luego frío sin más. Una pequeña burla se escapa de sus labios, mientras se da cuenta de que todos la tachan de fría y son ellos los que se alegran de esa frialdad.

Su glifo empieza a apagarse, y su muerte parece iniciar su fin. Deja escapar un suspiro como quien desespera porque tarda demasiado el autobus. ¿En serio hacía falta tanto tiempo para morir en aquella tierra maldita?.

Se apoya en sus nudillos mientras espera sentada, y observa como aquel frío abrazo deja caer una pluma del pelaje de Blanca Noche, como si aquel lento suceso la desplumase y le arrebatase aquel gran plumón.

 Y mientras sigue esperando mira las plumás que caen, a la vez que el Búho Real alza el vuelo hacía el horizonte, esperando terminar aquel despiece sin la mirada de nadie más... Los ojos de Aisha se fijan en su vuelo y entonces se entrecierran al descubrir una figura apoyada en la linde del bosque.

Primero niega con la cabeza y luego de unos segundos se alza, y mira al frente con aquello más parecido a una sonrisa que podría enseñar... pues a pesar de que sus comisuras se alzaban lo intentaba disimular, mordiendo su labio desde un lado, aferrando sus dientes a su carne, con elegancia mientras su mirada se centraba en aquella figura que avanzaba poco a poco... con paso lento, sin prisa, con seguridad.

Era un chico joven, no llegaba a la treintena, y su cuerpo esbelto y musculado se acercaba, mientras, su media melena morena ondeaba salvaje, dejando a la vista una mirada acaramelada que lucía bajo una media sonrisa parecida a la de Aisha. 

Las manos del chicos enfundadas en una larga chaqueta, que despuntaba con su elegancia y corrección. Parecía estar desfilando, en vez de acercarse hacía el final de su pequeña prima. Aisha, sabía que Tía Emily no vendría, pero aún menos lo esperaba de, Orell, el hijo de su tía y que había sido un pequeño apoyo, en sus años juntos a ella...

Los pasos de Orell abanzaban despreocupados, hasta que paró cercano a la linde de aquella zona y dijo de forma pausada junto a los guardianes, mientras su mirada seguía mirando fija en su prima sin parar.- No me lo tomes en cuenta...

Antes de que nadie, hubiese reparado en su movimiento, rápido como siempre lo fue, saco una de sus manos de aquella chaqueta, luciendo unos guardadedos plateados, acabados en punta como garras afiladas, y antes de que hubiese tiempo a pararle su mano rebanaba el pecho de Lion, el guardían de las hachuelas, y tras atrapar su corazón y arrancarlo, lo lanzaba al suelo, mientras avanzaba... como si fuese algo normal.... directo hacia donde estaba su prima, mientras a su espalda caía el guardián sin vida al suelo, y sus compañeros se ponían en guardia una vez más con ira y miedo e sus miradas, sin esperar aquella intromisión.

Al llegar junto a su prima levantó su mano y lamió juguetón la sangre que aún caía por aquellas puntas laceradas. Aisha sonrío ahora sin morder sus labios, y sin pensarselo, se lanzó agarrando la cabeza de su primo con ambas manos, y enrredando su lengua con la de su igual, mientras este la estremecía apretando sus nalgas como un amante haría siempre al llegar.

Al parecer la mujer de hielo, no era tan fría y sólo demostraba su fuego helado en la perfecta ocasión. Su primo aún la agarraba con una mano, mientras peinaba su pelo hacía atrás con la otra. Su cuerpo empezaba a desaparecer, y al hacerlo centró su mirada en Orell, sus ojos se dilataban, y un suave ulular brotó de entre los árboles... parecía una despedida, una para jamas regresar....

Todo debía ser rápido, antes de que el tiempo, restase aquella ocasión... Aisha cerró los ojos, y poco a poco su cuerpo parecía formar una niebla helada que se adentraba con ímpetu y fuerza en el interior de Orell... Este cayó al suelo agarrando su garganta, mientras se obligaba a toser... Su cuerpo empezó a temblar, y tras unos segundos se calmó y se alzó con fuerza echando su pelo hacía atrás.

Peinó de nuevo su pelo hacía atrás, y camino hacía ir junto a Nimay, acarició su cuello con gesto anodino y sus ojos brillaron ahora con un suave azul... ya no había rastro de aquel color caramelo. De nuevo en su rostro aparecía aquella risa malefica, y dijo antes de morderse el labio otra vez.- No lo haré...

Soplo sobre sus dedos, y una capa de grajea aderezaba aquellas fundas plateadas y afiladas, mientras surcando el cielo, un ejemplar de Búho Real, totalmente blanco ahora se posaba sobre el hombro del que antaño fue Orell. Y es que mientras otros desean un sueño, ella solo deseaba devolver aquella lección de rencor... Bueno antaño fue ella, pero ahora Aisha sería Orell...

Algunos añoran recuerdos... pero otros solo desean volver...

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16/05/2016, 10:08
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Abandonado

Las plumas seguían marcando el suelo, mientras que la mirada de Daeron iba de un lado a otro, dibujando una sonrisa, descubriendo que Oldland deparaba esperanzas aún cuando la muerte es capaz de ganar.

Un juego con las cartas marcadas, una apuesta sin sentido... echó su cuerpo hacía atrás apoyando su cabeza sobre una roca mientras cruzaba sus brazos atrás. Aquel semblante de juego y sin temor aún seguía en marcha. Un alma que no reprimía lo perdido pero que no iba a juzgarse ni a desesperarse... era un juego a muerte, y le había tocado esta vez terminar.

Miró hacía el frente y aquel rostro sin daño, gesticuló una mueca de olvido y fastidio, pensando que en que debía de tener aquello presente, y que no todo dependía de él... pues en el equipo había alguien más.

El cambio en su expresión, hizo que todos miraseis en la dirección, y una vez vuestras miradas bailaban, encontrasteis un rostro roto por el dolor, sin rastro de lágrimas, pero si de soledad y olvido, mientras avanzaba arrastrando pequeños pasos. Su labio esgrimía tristeza, mientras sus ojos temblaban, pero se obligaba a no llorar. De entre las ruinas, un crío pelirrojo avanzaba en dirección a Daeron, sin mirar certero a nadie, como testigo de todo vuestro poder.

Su pelo revuelto por cenizas, polvo y sudor, mostraba una imagen totalmente diferente a aquella que Daeron mostraba a los demás. Por una lado el jugador, parecía limpio, aseado, de buena posición. pero al contrario aquel chico se enforzaba por mantener en su cintura unos pantalones de gran tallaje que distaban de su pequeña constitución... su piel llena de heridas y mugre, y un gesto triste que nada tenía que ver con la sonrisa de Daeron y su actitud.

El pequeño avanzó hasta el hombre de las cartas con los brazos caídos y esperó su indicación, mientras sus mofletes empezaban a temblar.

Daeron negó con la cabeza y dijo señalando el lugar de donde había salido con un dedo.- Te dije que te quedaras allí, hasta que nadie quedara aquí... o hasta que yo fuera hasta allí.

Los ojos del niño se inundaban y sin un sonido dejaban escapar lágrimas que arrastraban con sal aquel polvoriento exceso de su piel. Daeron chasqueó la lengua y dijo.- No me hagas eso Mika... yo soy quien mando, para eso soy el hermano mayor. Las buenas parejas de poker no rompen su juego ni aunque todo parezca que sea para perder... debes aprender a respetar el equipo y a jugar.

El niño limpió sus lágrimas como obligado por aquel lenguaje ligado al juego y al azar, pero sin poder reprimirlo se abrazó a las piernas de Daeron. Los brazos del chiquillo se enlazaron como obligándolo a no dejarle ir... con tan sólo cinco años, había sentido el abandono, el exilio, el desprecio y la indiferencia que el destino tenía preparado para él.

Aquella muestra de sentimientos no agradaban a Daeron y lo apartó agarrando el hombro del pequeño, mientras su mente rápida pensaba ya una nueva apuesta y como romper aquella baraja sin más.

Señaló el centro, donde se encontraba Nimay, y aquel hombre invadido por la esencia de Aisha, y dijo.- Quedaté ahí... y demuestra que pese a las lágrimas sigues siendo un Markov.

El pequeño miró con miedo, y siguiendo ordenes a pesar de todo como un buen soldado, fue hasta aquella posición... su mirada no se despejaba del suelo, mientras sus dedos nerviosos se pellizcaban, una y otra vez. Hasta que finalmente, alzó la vista y descubrió que la esencia de su hermano parecía desaparecer con un brillo, que apagaba otra luz.

Aquel jugador había vuelto repatir sus cartas, y en aquel reparto había abandonado a un fiel hermano, y un mejor soldado... Un pequeño niño que sentía las heridas del destino en su fina piel, que lo hacían dueño de ningún sitio, y diana de miedos y soledad... sentimientos que aparecen cuando el vacío empieza a reinar... llenando todos los huecos de abandono, y legando tus posesiones a la desilusión... Como legado había sido Mika, un principio que traería huellas y pasos en su joven y herido corazón.

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17/05/2016, 18:26
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En la Sombra

Los ojos de Dyehuty atrapaban la tristeza de aquel niño, que era vendido como pago, para un descanso... Chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza. Se notaba que aquel hombre no era un guerrero ni nunca sería un guardían.

Miró por un momento sus brazos y recordó cada corte y cada brizna de dolor que su cuerpo había recibido en pos de su dedicación. El tiempo y el destino quisieron que en Oldland su destino se tiznase con la sangre de un traidor... pero antaño su vida fue otra, y fue un grato y valiente protector.

No dudaba en arriesgar su cuerpo y su existencia, si con ello su trabajo acababa en éxito. 

Descorría las telas que tapaban su fornido torso y brazos, dejando una piel herida, como un mapa de cicatrices que dotaban cada espacio y segundo de una nueva batalla y éxito en su consecución. Tantas guerras ganadas, hasta que aquella maldita había llegado a él.

En sus manos aquella vieja pluma, que concedida por aquella mujer, había sido un pilar en su vida, y ahora por su culpa sellaba a aquel espacio su ser.

Una pluma que esgrimía la sangre y destinos a su antojo, dejando en juego todo a su voluntad.

La rabia consumía al guardían del desierto y empezó a apretarla en su puño, hasta quebrarla... y después... la estrelló contra el suelo, maldiciendo a aquella vieja mujer... quizás nunca tuvo que volver la vista, y dejar que aquellos seres de arena la destrozaran, y alimentaran las arenas como haría después... Si no hubiese vuelto la vista, lo hubiera conseguido aquel legajo de magia, y no hubiera astillado su vida a aquel maldito lugar.

Miró sus manos... aquellas manos que tantas historias habían contado y transcrito como escriba, tras abandonar su era de guardían.... Unos dedos encallecidos por el uso de la cimitarra, y endulzados con las palabras que el tiempo les dio.

Tantas historias marcadas con aquellas manos, que sin darse cuenta, sintió un legajo en las historias que retomar... una forma de no acabar la historia, o quizás de aprender de aquello que un día vio. Pues ahora se hacían en su mente ciertas las ideas de lo que un día fue...

Extendió su mano al viento y dejó que su cuerpo se arrastrase en briznas de arena, mientras su glifo se apagaba a sus pies... Una luz se apagaba, y su existencia se borraba en meras gotas de arena, mientras los ojos del árabe esgrimían una mirada al viento antes de desaparecer...

Solo el viento silbaba en aquel momento, en el que un rastro de arena, manchaba vuestros pies... y como movido por el aire y nada más, aquella arena se arremolinaba, y comenzaba a recogerse unos pasos atrás de Nimay... y mientras un aire cálido aparecía en aquel lugar... una figura sin rostro de arena se empezaba a formar....

Cada brizna de arena, cada mota que formaba aquella presencia, se movía sin parar... posó una mano sobre el hombro de Nimay, y tras un leve susurro la arena cayó al suelo de repente... como si aquel mismo aire muriese... y la arena empezó a disiparse rápida por aquella tierra maldita, en busca de su primera venganza aceptando su nuevo ser...

Pues antaño nunca se preguntó porqué aquellos elementarles del desierto querían la muerte de la bruja, y de su pluma carmesí, ni tampoco preguntó como surgieron o quien los convocó... y ahora que era uno de ellos sabían que solo sorbían su propia venganza como viento, arrastrando parte de su ser...

Puede que tras los años, cualquiera diría de él que era un elemental, quizás un Asura del desierto, o quizás alguna otra forma antinatural... pero en verdad sería su propia sombra en la venganza... unido a un destino por una pluma que un día guardó y que hoy se pudre junto a su cuerpo, como pago al destino y sello en su esclavitud....

Obligado a repartir venganza, y a no volver a mostrar su ser... sin mirada, sin descanso.... solo lleno de odio del que beber...

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18/05/2016, 16:42
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Lascas de Soledad

A cada paso, los caídos parecían disfrutar de una despedida, de una llegada antes de su final... Dreide no esperaba eso, aunque quizás aquel maldito lugar premiara su muerte al final.

Se sienta descalza sobre una ruina, y entrelaza sus rodillas para acomodar su cabeza entre ellas, y mirar el horizonte que se plantea al final... aquel bosque que marcaba la linde de aquella zona muerta donde un día estuvo Oldland.

A su lado se sube Tyr, y lamenta un aullido en silencio mientras acomoda su hocico en su espalda como una mano que apoya su soledad. Pues frente a ellos solo había silencio, y vacío.... un bosque que dormitaba, entre nieblas pero incapaz de atraer a alguien que no estuvo jamás...

Mira hacía atrás y ve como su glifo parece empezar a disiparse y masculla un fastidio para volver a ver aquel bosque. Nadie había y nadie esperaba a ver... como en su día a día, donde nadie estuvo allí, más que las heridas que marcaban su destino y guardaban su soledad en el brillo de sus ojos y en los de Tyr.

Ninguna madre que recordará su último momento, pues ya había enseñado que su legado debía aprender a ser una propia bestia sin necesidad de nadie más. Ninguna mujer velada que trajera un último castigo, ni un barreño de agua helada donde ocultar su sonrisa en una nueva aflicción.

Dreide rascó su propia nuca y luego la cabeza del oscuro lobo, sientiendo que era mejor así... aceptar su propia compañía y nada más. Ni un amigo, ni familia, ni un hermano al que cuidar... ni los restos olvidados que la muerte me hizo recordar.

No habría lágrimas... pues sabían que la sal engordaba la soledad. Pero si una piedra lanzada con ira, que intentaba golpear esa nada que la esperaba y nadie más....

Escondió su cabeza de nuevo antes de tomar aire, y valor... Se alzó sobre sus piernas, esperando ver por última vez aquel sendero de soledad. Pero entonces sintió una mano en su cintura, algo que no esperaba, y que la incomodaba en verdad.

Se giró apartando aquella mano, y mirando extraña el porqué... pero antes de abrir sus labios ya había una respuesta, pues otra mano se aferraba a su cuello, y sellaba su boca en un beso sensual... una mordida cariñosa antes de despejar la mirada y coger su mano sin más...

Dreide no entendía porque aquella despedida mientras, acariciaba sus propios labios, recordando aquel aroma que la hacía sentirse especial. Una lágrima resbaló de sus ojos.... y con un pulgar, el joven abogado la secó. Alastor sonreía, y ella temblaba, mirando de lado como aquel selló se iba a borrar.

Quizás aquella tierra maldita, le había brindado la única muesca que capaz de hacer olvidar tantos años de soledad. Era duro pensar que todo acababa en aquel momento... y que se borraría sin más... pensar en tanta soledad hasta aquel final la hacían débil y se abrazaba sobre Alastor, mientras Tyr, se sentaba esperando junto a los dos...

El glifo se perdía... ya a penas había luz... Pero Dreide había conseguido algo que una vida entera le hizo recapacitar... Pues no importa lo perdido, si al final del camino, encuentras una mano que limpie tus lágrimas... nada importa si encontramos un beso que nos haga respirar... y menos importa si mientras nos vamos, encontramos un abrazo que nos guarde hasta el final.

Lo demás... solo lascas... que poco a poco se pierde y olvida, como una sonrisa tras la soledad...

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19/05/2016, 15:39
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Lo Que Nunca Pensé

Los brazos de Alastor agarraban el olor de aquella mujer, mientras esperaba que su alma se disipáse sin dejar rastro ni voz. Pero los segundos pasaban y sus manos aún se aferraban a su piel.

Miró atrás y busco el glifo de Dreide que ya apagado no emitía ninguna sensación... pero a tan sólo dos pasos estaba su glifo que empezaba a temblar. Quizás Oldland le otorgaba una despedida, una tregua en aquel juicio sin acabar...

Agarró a Dreide y la volvió a besar antes de empezar a desplegar su mirada por aquel lugar... recordando cada momento, como solía hacer en los plenos, almacenando pruebas con las que vencer.

En su cintura aún lucía aquel mango de ébano que despuntaba con aquel brillante metal... aquel mismo que había arrebatado la vida de su madre y su hermano, y había obligado a su mente a crecer. Miro al frente despejando su mente en el campo a través...

El no esperaba a nadie, pues aquella única que daría algo por él, ahora mismo se ahogaba dentro de un centro de desintoxicación... Pobre Sarah... quizás si hubiera encontrado aquel sabor suave en la sangre, no hubiera tenido que ahogar su locura en la coca y en la desesperación...

Cogió la mano de Dreide y señaló al frente, como esperando un último paseo esta vez... Ella aceptó, buscó la respuesta en sus ojos, y despertando el recelo y buscando una solución.

Los pasos de Alastor avanzaban con gallardía, como aquel que sabe que la sala dará su veredicto al final... Poco a poco avanzaba junto a ella hasta la linde... Y al llegar a ella, se paró.... Recogió sus manos para luego aferrar sus dedos al rostro de la mujer lobo, desposando de nuevo un beso lleno de trémula pasión...

Tyr los miraba... y junto cuando bajó la atención, los brazos de él la lanzaban hacía atrás... Ella lo miró con odio, mientras caía de nuevo sola, humillada como siempre fue... La respiración del resto se cortaba, mientras ella buscaba el suelo para tocarlo y servirse de empuje antes de luchar antes de que aquel ciclo eterno terminase... Pero antes de hacerlo, sus ojos se abrían, mientras veía como con una mirada pícara el se volvía hacia atrás... agarraba la garganta de Iagho, y tras unos segundo de agonía... su esencia se juntaba con la de él... 

Un solo segundo después, Iagho miraba hacía el frente, pero sus ojos azules se habían tornado color miel, como los de Alastor. Dreide avanzaba sin reconocer aún el cambio en su piel... hasta que alzó su mano y descubría aquella tela oscura que hacía unos días cubría la piel de Kassandra.

Aquel impulso había vertido su existencia en la de ella, y no la dejaba sola como ella pensaba, sino le daba una nueva oportunidad. 

Las pistas de aquella trama había marcado su defensa, y como buen abogado, había sabido que hacer... La nueva Dreide agarró con la cintura a Alastor hasta que este rozo su cuerpo con su mano, y luego le señaló el frente antes de avanzar...

Poco a poco se alejaban ambos del lugar, seguidos de Tyr... mientras detrás miraban aún con miedo John y Nhydia... un miedo que nunca existió en los ojos de la oscura Yamileh, sino rabia y furia, tal y como una bestia debía de estar...

Los pasos de la nueva pareja de mellizos se giró, buscando el grupo que se amontonaba en aquel lugar, y tras un gesto negativa en su cabeza empezaron a andar alejándose cada vez más...

La joven Yamileh corrío hasta la pareja, mostrando sus dientes otra vez. Alastor se giró con gesto altivo, y la desafió, a lo cuál encontró una respuesta que nunca esperó. Pues la pequeña lo miraba aún con rabia y le dijo con dientes apretados.- ¿Vas a dejarme sola de nuevo... Papá...?

Alastor torció la cabeza y preguntó.- ¿Lidia...?.La joven de tez oscura sonrío y dijo.- Así me llamaron hace tiempo, dejémoslo en Yamileh...

El abogado sonrío y se volvió alzando la cejas y mirando el nuevo rostro de Dreide y dijo antes de volver empezar.- Espero no te importe... que seamos tres...

Poco a poco los pasos de aquella nueva familia se alejaba, jugando el litigio que la muerte les sirvió, y disfrutando de cada prueba y cada reacción... pues atrás dejaba su cuerpo y su pasado.... uno donde nada tenía sitio, ni función, solo mentiras, orgullo y traición...

El futuro estaría aún manchado de sangre, pues cuando uno siente su sabor, nunca podrá ceder... pero no lo haría sólo... algo que nunca pensó... Que aquella vieja tierra muerta y vacía, le descubriera que todo tiene cómplice y filiación, hasta la tortura y el sexo... hasta una nueva rama en la traición...

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20/05/2016, 16:26
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Marcas Vengadas

Los pasos endiablados de la pequeña Yamileh se alejaban, mientras mirabais como un trazo de odio se dibujaba en el horizonte, una mancha que crearía simiente, y puede que algún día trajese su fruto, para destruir aquella marca maldita o someterla a su voluntad.

Los ojos rojizos de Oliver, seguían la arena que los pies de la pequeña levantaba, hasta que hubo un momento donde ya no hubo más arena, sino unas sandalias que paradas, se enfrentaban a su mirada. Un valla en el destino, o quizás la primera puerta a su verdad.

Tapada por una tupida seda en color miel, esperaba parada una mujer de tez oscura, y con ojos brillantes, en un intenso rojo... al igual que él. La sangre parecía hervir en medio de ambos... mientras tragaba saliva, ella volvió el rostro y siguió hasta donde pudo en una mirada los pasos de Yamileh.

Tras eso dejó caer aquel velo, y dejó ver su pelo brillante, trenzado en una suelta trenza hasta casi llegar a sus pies... Las manos, los pies de ella estaban unidos por un grillete que hacían su paso lento, y trabado... seguido de un ritmo que la ataba cada vez más.

Fue lento su paso, hasta que llego a la linde... allí donde Oliver esperaba, manteniendo en sus manos Partealmas, como se muestra un guerrero, presentando toda su identidad. Ella negó con asco y dijo con una voz suave pero fría a la vez.- Si padre te viera... destrozaría todo aquello que posees... 

Examinó el rostro de Oliver, alzando con fuerza el mentón del hombre con un gesto de una de sus manos, con fuerza con frialdad... Por un momento se adivinaba un motivo de dulzura en la mujer, pero solo fue un segundo, luego volvió a su semblante glacial.- Tu piel al igual que la mía, fueron talladas bajo el fuego de su ser... se supone que nosotros regaríamos esperanza...

Miró de nuevo la mujer atrás, allí donde se vio por última vez a Yamileh y dijo.- Yo olvidé mi empresa, entregando mi cuerpo a aquel que ahora me roba, lo que no supo criar ni querer... y tú...

Al volverse la mujer miraba con lágrimas furiosas a Oliver pero sin olvidar aquel aroma de amazona que inundaba su ser. Aquel cariz de batalla que rebosaba sin querer.- Mírate... has muerto... y nada puedes hacer.

La mujer miró al centro del suelo donde un glifo empezaba a desaparecer, mientras Oliver como siempre parco en palabras, se limitaba a observar... Como un soldado que acepta la reprimenda después de no ganar...

Ella miró sus cadenas y dijo.- Tienes suerte, de que tras mi error, me condenara a ayudarte a avanzar... Lo primero es saber quien eres... eres un Hikmêtt.

Olvida a tu madre, y aquello que te dijeron y empieza a buscar...- Y antes de darse cuenta la mano de aquella mujer, rozaba su cara espectral, y en una suave pero abrasadora caricia bajo poco a poco hasta su pecho, a la vez que sentía como si el fuego del infierno aullara dentro de su piel.

La voz ronca del Oliver ardía en un agónico grito que poco a poco se fundía con grito de hiel de la mujer... Un leve parpadeo, y tras tomar aliento, su alma de hombre atrapada en aquel cuerpo de mujer... en el suelo brillaba el filo de Partealmas, que no dudo en coger, y al alzarlo descubrió un reguero de heridas y piel chamuscada en aquel mismo sitio donde sitio el tacto en su piel...

El cuerpo de aquella mujer se había marchitado, para dejar un nido en ella que lo dejase entrar... El alma de ella ahora estaba fuera... con aquel cariz espectral... no miro al resto, pues solo le interesaba él y le dijo.- Estás sucio de odio, pero no dejes que ella se vuelva igual que él... no dejes que sea igual que tú...

Aquella mujer había entregado su vida por un hermano que apenas conocía... había otorgado su alma a cambio de una oportunidad para él... La esperanza habitaba en los labios de ella, pero la furia y la venganza corrían en el rostro y la mirada de él.

Por culpa de Alastor, había condenado en aquella tierra su destino y puede que había alejado respuestas de él... Por culpa de aquel hombre ahora la ira y la codicia eran parte de él, al igual que esa filiación por la sangre y su sabor...

Fue a avanzar, cuando las cadenas sonaron a sus pies... blandió su guadaña y partió las cadenas para alejarse sin mirar atrás... ni siquiera una despedida para aquella que le acababa de dar una oportunidad. Intentaría cumplir aquellas últimas palabras, pero ante todo intentaría saciar aquella venganza con la muerte de él...

La figura de aquella mujer ahora quemada se alejaba del resto, aquel contenedor que alvergaba ahora a Oliver en su interior, mientras en medio de las ruinas, el alma de ella se debilitaba desapareciendo, agradeciendo con una caricia, la libertad de sus pies... había pagado su promesa y la cadena ya no circundaba sus pies...

Y así quedó aquella cadena en el suelo, mientras se diluía su ser... dejando una marca en su cuerpo... que demostraba la ira y la pozoña que ahora habitaba su cuerpo. Pues tarde o temprano la muerte se cobra su precio al igual que la venganza y la maldad sobre todo en aquello que antes no había sido tentado, sobre todo en aquello que acepta un pacto aunque la vida vaya con él...

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23/05/2016, 16:04
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Para Siempre

Poco a poco se olvidaba el sonido de aquellas cadenas rotas que dejaban un destino en libertad, mientras el glifo parecía dispuesto a continuar.

Un nuevo nombre empezaba a apagarse, mientras la mirada de su propietaria, tornada por su locura miraba errática a Sarghagas, y a Yaiza... sin saber que debía de esgrimir en aquel momento, si una sonrisa o dejar que nada pasase pues eran sentimientos que había dejado de sentir hacía ya.

Sus manos recuerdan aquellos sentimientos, mientras sus dedos acarician su propio cuello, y sienten como la cuerda aprieta de nuevo, sesgando su respiración... cortando su cordura hasta el final...

Quizás la antigua Raffariel hubiera llorado, pero la que había llegado allí ya no....

Sus lágrimas se olvidaron igual que los golpes e insultos que rompieron su vida y la obligaron a ceder y abandonarse a no volver a respirar.

Miraba impasible aquel sello, como quien espera el paso de la aguja del reloj, cuando sintió que su pecho volvía a albergar aquello que otros llamaban sentimiento, lamento y pasión.

Miró a un lado como un niño, que siente algo extraño en la soledad... ese sentimiento que reinaba su locura y su fuerza capaz de alzar su existencia a pesar de ya no respirar. Y sus ojos extraños encontraron la mirada de una joven con ropas rotas, piel sucia pero un sonrisa que marcaba su rostro a pesar de golpes y heridas que aderezaban todo su ser...

Un dedo de aquella chica iba hacía sus labios, y la hacía callar con una sonrisa, mientras se alejaba por un momento para dejar que su locura llegara al final.

Hacía tiempo que Raffariel, no encontraba aquella sonrisa, hacía tiempo que su reflejo en un espejo no demostraba aquella capacidad de soñar. Oldland había devuelto a su vida aquello que su tristeza le robo... aquella muñeca rota se estremecía aún sin emoción, mientras la chica miraba por un segundo a Sarghagas, y demostraba una pequeña sonrisa, agradecida... como quien se despide para verte mañana mismo sin más... una mirada a Yaiza, y sus ojos parecían cerrarse sintiendo aquello que a pesar de todo su corazón un día guardó.

Aquella chica mugrienta, llevaba una aguja entre sus dedos... con un pequeño hilo, que no dude en romper con sus labios, para luego esconder aquel filo de acero entre su pelo enmarañado...

Fue hasta Raffariel, y le tendió una mano para irse... la luz estaba apunto de desaparecer... Pero ella aún no quería, había encontrado el recuerdo de su sonrisa, pero ella había roto aquello que Oldland le dió.

Aquella sonrisa volvió a lucir y tras negar suavemente con la cabeza dejo que la mano de su reflejo roto tocara su pecho, mientras ella cerraba los ojos sin más... La mano de Raffariel tocaba aquella piel herida, y una luz empezó a brotar de aquel brote que borraba poco a poco la esencia de esa mujer sonriente.... a la vez que el glifo se empezaba ya a apagar....

Poco a poco la luz se apagaba, y ya no había rastro de aquella mujer, pero a su lado, la que conocisteis por su falta de sentimientos y de aflicción, miraba por un ultimo momento a Yaiza y a Sarghagas, y dejó escapar una triste sonrisa, que vertía con unas lágrimas que deshacían aquellos restos en su piel, cubriendo poco a poco las heridas tipicas de un Melknhar dejando a la vista otras que solo la crueldad de los hombres pueden hacer.

En su cuello se mostró aquella marca que un día la liberó de sus sentimientos, ahorcada frente a los demás...

Y así en aquella pobre chica, recuperó parte de lo que un día fue, pues no importa las capas que intentemos ocultar, pues cuando la muerte llega, nuestra esencia se muestra sin más... El viejo se hace niño, y teme lo que un día añoró, y una cara herida muestra el brillo que un día lució... pues la muerte devuelve aquello que nos perteneció, dejando que toda nuestra vida sea una mochila con la que podamos viajar... sustentando nuestros pasos para la eternidad...

Al igual que la locura se hace serena, para dejarnos marchar... la luz se apaga, y con ella ahora sí.... Raffariel empezó a descansar, disipando aquello que quedaba de ella, como una brisa rompe el humo al cruzar... 

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24/05/2016, 16:01
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Otoño

Aquella despedida de Raffariel, hizo estremecerse a la pequeña pelirroja que aún no había empezado a borrarse para siempre jamás... Sus manos acariciaban su propia piel, sintiendo que todo aquello hubiera sido diferente si hubieran creído en ella... si le hubieran otorgado el don de la oportunidad.

Pero ya no existe el hubiera, ya no queda más que esperar lo que vendrá. Su boca esgrimía una sonrisa triste, mientras miraba a Sylvia, y en como hubiera cambiado todo... Cierra los ojos, Vyka, buscando un olor que le lleve al otro lado con algo de recuerdo y agrado que aquella muerte que se desplegaba a su lado, al más que sangre y deslealtad...

Mientras ella permanecía con los ojos cerrados, a lo lejos... una mujer miraba desde la linde del bosque. Su cuerpo contorneado con curvas femeninas arropadas por pieles de tonos ocres, tierra, gris... colores que la ayudaban a camuflarse en su entorno, a pesar de que su largo cabello rojo suelto al viento era difícil de ocultar...

Su mirada esmeralda, se enmarcaba bajo unas gruesas y oscuras marcas, que delimitaban sus ojos como un antifaz... quizás como una señal de luto... como una marca autoimpuesta sin saber si podría verla o no...

A sus pies, un panda pelirrojo, parecía triste, sin alzar la mirada, incapaz de mirar... 

Sylvia no la conocía, pero sabía que debía de avisar... Se acercó y dejó que su mano alertase a Vyka y abriese los ojos, y se enfrentase aquella última visita.

Vyka, rompía a llorar, no podía reprimir aquel sentimiento... con ella volvía a ser cada día una niña, a pesar de que nunca los sentimientos volvían de vuelta, a pesar de que su madre le enseñaba a aguantar. La mirada de aquella mujer Pelirroja, esgrimía tristeza, pero a diferencia de su hija no se permitía llorar.

Toco con la yema de sus dedos aquella pintura oscura, y la extendío en vertical hacía sus mejillas... dibujando unas lágrimas de tinta y sal. Luego posó su mirada en el bosque, mientras miraba hacía un lugar que no dejaría nunca de visitar...

Aquella brizna de tierra que había aguantado los llantos de la pequeña Vyka, aquel lugar que soportó la fuerza de sus primeros hilos de voz... dejando surcos en la tierra, lastimando robustos árboles con aspas que un solo sonido eran capaces de dibujar.... marchitando un pequeño brote de tierra que oscureció sus hojas, tiñendo su follaje a un otoño eterno como el pelo que Vyka luciría por siempre jamás...

Parecía que podía ver allí a la joven niña, demostrando su don y su verdad... una imagen que iba creciendo hasta verla marchar hacía las afueras del bosque, hasta que Oldland decidió llamarla para no devolverla jamás... Y fue entonces de espalda a ella, que una lágrima se escapaba, mientras tintaba su mejilla corriendo aquel tinte que como una acuarela se hacía más claro y empezaba a tiznar...

Poco a poco los pasos de Vexy, se fueron ocultando para apoyarse escondida contra la corteza de un árbol y ponerse a llorar. Sus manos entrelazadas, suplicaban por escuchar de nuevo aquella voz, mientras sabía que Oldland no la devolvería jamás.... Cuando sintió una pequeña caricia a su lado... las pequeñas garras de Nimah, aquel panda rojo, que le traía una pequeña rama de aquel árbol rojo, para darle un pedazo de su recuerdo, y que lo hiciese más intimó mientras la esencia de Vyka se empezaba a borrar.

En aquella zona sitiada por el glifo, podía intuir que su madre no mostraría sus lágrimas jamás... Miró contenta a aquellos en los que un día confió y se agachó como hizo con su madre mil veces antes de entrar en aquel lugar... desenredando su pelo, mientras su voz comenzaba a tararear... haciendo que la arena a su lado danzase como el sonido la hace vibrar...

Su glifo se borraba... pero antes de su partida, aquel mismo animal curioso dejó en el suelo un pedazo de cuero oscuro... que Vexy, lucía en su cuello... un recuerdo que se llevaría con ella antes de marchar.

Vyka acarició el pelaje del panda, y olió aquel pedazo de cuero, mientras el ocaso llegaba a su final... la muerte empezaba entre recuerdos.... en tonos cobrizos, que nunca se olvidaran, como nunca se olvida el otoño, que cubre las sendas de rojo, vistiendo el suelo antes de invernar....

Quizás los otoños se hicieron de recuerdos... de sentimientos y de sueños de protección, que como Vyka esperan cubrir el suelo con un falso manto, esperando que el viento no destroce su empeño, y si lo hace al menos guarde parte de su esencia en aquella tierra mojada... que guarde parte de su olor...

Oldland se cobraba su alma, a cambio de un recuerdo en cada hoja que el próximo otoño empiece a danzar... quizás con el viento quizás con el eco vivo de su voz...

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30/05/2016, 09:52
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Cuando Acaban las Pesadillas

La eco de Vyka aún era presente, mientras la barbilla de Sylvia temblaba por ira y temor... Sus ojos afilados, miraban en una pregunta callada a Yaiza.

La arquera iba a abrir sus labios, pero un nudo en la garganta calló sus palabras, un silencio que brillaba en los ojos de Sylvia, mientras sentía como el glifo de su nombre empezaba también a tintinear... como una estrella que juega antes de lucir en otro lugar.

Miró los cuerpos de los que se habían ido... de todos los caídos, y sintió que se había equivocado... sintió culpa en su viaje... error en sus juicios... y prejuicios en su actuar. Negó mientras de alguna manera aceptaba aquel reproche continuo que su padre siempre le dio... Tan buena para nada, que solo podía estorbar...

La mandíbula de Sylvia temblaba aún más... ahora cargada por el peso de aquella maldita frase que volvía como despedida para recordarle que siempre lo hizo mal... No quería llorar, no quería ser débil frente a todos... por lo que se giró esperando un vacío que la dejase libre para llorar, pero en vez de eso encontró su misma mirada frente a ella...

Encontró un reflejo de su cuerpo que se acercaba con la mano tendida, dispuesto a impedirle aquella soledad...

La mujer de la serpiente relajó sus hombros como sintiendo que su final sería parecido a lo que había vivido Raffariel, pues la única solución para su soledad era su propio reflejo, reconciliarse con su propio yo...

Entonces aquel reflejo apoyó una mano en su mejilla, y empezó a acariciarla suave y lento... Un sentimiento extraño para Sylvia, no acostumbrada a recibir cariño ni muestras de dulzor... Fue a retirar la mano de aquel reflejo cuando descubrió en sus ojos lágrimas agolpándose, dispuestas a caer, mientras una sonrisa se alzaba con la victoria, de ver aquello que siempre el corazón quiso pero la muerte no nos dejó.

El tacto de aquella mano se hacía más cálido, y ahora era Sylvia la que se ahogaba en lágrimas, que nada tenían que ver con la ira o el rencor. Aquella caricia creció, terminando en un abrazo que hacía que Sylvia se agolpase contra su reflejo mientras empezaba a llorar como un cría, que se reencuentra en los brazos de su madre, tras una mala noche... tras una pesadilla que si no estuviera aquel abrazo la dañaría sin más.

Sylvia había muerto, pero Oldland esperaba aquello... para darle aquellas caricias que su infancia le negó... aquel dulce aroma que siempre siente un niño junto a su madre, y esa forma de callar sus llantos, con suaves susurros mientras nos balancean de delante hacía atrás...

Las piernas de Sylvia perdían fuerza, y se abocaba a caer mientras su madre, de aspecto casi igual a ella, la aguantaba y la calmaba, como solo ella pudo hacer.

Los labios de aquella mujer se abrían en su sonrisa y rompía las lágrimas de esa manera en la que todo parece desaparecer.- Tranquila... ya estoy contigo... fue solo un sueño.... mientras estemos juntas nada nos pasará...

La mirada de Sylvia se fusionaba con una sonrisa sobre su madre, y limpiaba las lágrimas de su rostro, borrando aquel semblante de mujer... haciéndose solo una niña, arropada con ropas anchas, que aguantaba entre sus hombros una pequeña cría de cobra real...

Los ojos de la madre de Sylvia no miraban hacía ningún lugar, pues sentía como el glifo de su hijo empezaba a romperse... y pronto dejarían aquel lugar...

Pronto ya no habría rastro de Sylvia en aquel maldito lugar... capaz de devorar mentes... y de destrozar almas con su agónica tradición... pero que también sirve para devolver aquello que nunca estuvo, como una sonrisa junto a una madre, que siempre rompe las pesadillas que nunca se fueron y nos dejan libres... cambiando esa terrible frase por un "no olvides que era mi niña... y siempre te querré"...

Palabras en una dulce voz, que rompe sueños y abre sentimientos que aunque nunca existieron, pero demuestran que el destino los guardó...

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01/06/2016, 15:42
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El Ruido de un Tambor

Aquella suave voz se disipaba, cuando aún permanecía en el suelo sentado Sarghagas, sonriendo por aquella sensación que devolvía Oldland. Desenfundando parte de los comicios de nuestra propia voz. Pero todo sería diferente para él... su poder había devastado no solo su pueblo, sino aquella tierra que iba pisando, por la acción de aquella legión de roedores que llevaba siempre atrás...

El hambre, y la muerte eran sinónimos de su sombra... y desde pequeño se sintió apartado, y decidió salir y encontrar un lugar en el que aquel desgarro no fuera tan cruel.

Pasos acompañados por aquel murmullo a sus pies, que ahora aún en sus últimos instantes, antes de desaparecer escuchaba, y comprendía... Su mirada de dirigía a su glifo cuando percibió aquel sonido interno en el bosque que empezaba a retumbar.

Un sonido apagado y hueco... que hacía mucho tiempo escucho... aquel murmullo que produce un golpe seco y continuo sobre la piel seca que se tiende en la cúspide de un tonel que a modo de tambor se toca esperando ser escuchado alguna vez.

Se levantó y afianzó la cadena a su hombro, mientras fijaba la cuchilla en su cintura para no lastimarse al andar... es estaba parado, pero las roedoras ya empezaban a andar a aquel sitio. Negaba con la cabeza... pues a pesar de que Oldland devolviera parte de lo que perdió eso imposible para él... el fue la desgracia de su tribu, y nadie volvería a por él.

Poco a poco se aproximaba a la línea que empezaba a enramarse con las raíces de aquel bosque, cuando sus oídos encontraron aquella sonata hueca más próxima, y sus ojos descubrieron algo que no debería tener lugar...

En aquel bosque ya no había ratas... pues cada vez que una entraba tras aquella linde, parecían difuminarse como meros sueños que se rompen sin querer... y a cambio, frente a él, aparecían al rededor de un tambor, poco a poco, figuras que aunque hacía tiempo que no veía, nunca olvido...

Toda su tribu, sus amigos, su familia, incluso aquellos que un día odio... estaban presentes allí. Buscaba una respuesta cuando la mano de una niña lo invitaba a ir junto a los demás... y al verla, descubrió en su rostro unas marcas de tinta naranja y azul, unas marcas que en su tribu la tradición utilizaba para festejar la vuelta de alguien perdido o la entrada de alguien nuevo por matrimonio o filiación.

Todos le esperaban, hacía tiempo que él había abandonado su tribu, dejando que la muerte y el ocaso sellase el destino de su seno familiar, pero a pesar de todo, cuando la muerte llamó a su puerta, descubrió que fue el sólo el que se culpó de aquello, pues ellos parecían que sabían de ello... incluso lo esperaban, y respetaron, como siguiendo el curso de un destino escrito, siguiendo una tradición.

Poco a poco su glifo se perdía, y se ahuecaba el sonido de aquel tambor, mientras Sarghagas envidiaba la fortaleza de su gente, capaces de soportar su destino, valientes por no evitar su caída afrontado la realidad... no como él... que había decidido huir... evitar la realidad.

Aquella niña lo agachaba, y con sus dedos pequeños, mojaba las pinturas, y tornaba las marcas de colores en su piel... ya era uno con el resto, y era hora de desaparecer, aprendiendo, que el peso para un sólo es demasiado, pero entre todos, siempre será mejor de llevar....

Y recordando, y fijando que pase lo que pase, la verdadera familia, no te olvida, y siempre tendrá un momento para recordarte una vez más...

Su reflejo se perdía, junto con el de sus iguales, y Oldland aún mantenía un último golpe del tambor, que unía recuerdos y tradiciones, y reconfortaba lazos que nunca se rompieron en verdad.

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03/06/2016, 15:51
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Un Nombre

El murmullo del tambor, se deshacía... y sólo quedaba un cuerpo semireflejado entre los vivos, el cuerpo de Bethanny que aún estando muerta, su mirada seguía siendo ruda y con fuerte expresión.

Sus manos agarraban con fuerza aquel martillo en sus manos del que nunca se iba a separar... Parecía que aún despues de muerta seguiría luchando, como si aquel martillo la incitase a no parar... era la fuente de su fuerza y su verdad.

Una autentica valkiria, dispuesta a guardar su honor en la propia garganta de la muerte, a pesar de que aquí no estaba el cielo ni el derecho al paraíso solo una tierra maldita bajo su pies, que destrozaba cualquier destreza y enarbolaba los miedos con agilidad.

Su glifo empezaba a disiparse mientras, el frío viento empezó a acariciar su pelo, como despedida que llega al final, una compañía que olía a casa, y que demostraba que aquel sería su final.

Pero entonces, la mirada de Bethanny se fijo en la suave caricia que producía unos pasos cubiertos de cuero, sobre la hierba, un crujido parecido al que sonaba cuando la nieve se quebraba al llegar a su hogar.

Se giró con la furia en sus ojos, para encontrar el reflejo propio mojado delante de sí....

Su mismo cuerpo, su misma mirada, pero calada, mientras el frío danzaba en aquel lugar... sus labios temblaban, mientras aquel reflejo llegaba con un martillo en su mano, cansada... portando un jadeo como aliento...

La mirada de Bethanny, fue hasta su martillo, y cerró los ojos, como recordando aquel hecho que daba nombre a su arma, y que nunca nombró... aquel momento que tomó su propio camino y comenzó a odiar a los Grovehn, como ella misma se odió...

Aquel reflejo cansado llegaba junto a Bethanny, y a penas llegaba a su lado, se postraba de rodillas, jadeante sin a penas poder mantener el martillo diciendo entre susurros.- Cuanto has tardado Bethanny... pensaba que no ibas a volver...

Aquella mujer mojada tendía el arma a Bethanny le decía.- Toma tu arma... ya podemos irnos... es tarde, y madre nos estará esperando con los demás...

La valkiria tomaba el martillo gemelo al de su otra mano como reflejo, pero al hacerlo, su seguridad se resquebrajaba, y el miedo abría sus ojos... mientras buscaba una respuesta a su alrededor... pero solo hielo y nieve, circundaba su mirada...

Aquello no podía ser posible... su hermana había muerto, por descuido de Bethanny, y con su cuerpo se hallaba la segunda parte de su martillo, así como el propio amor, y la dirección de su hogar en su cabeza, al que ella misma se negó a volver...

Ya no estaba completa... su hermana murió en plena estepa por su culpa, y aquello no lo olvidaría jamás... Aquello no podía ser verdad.

Las dudas y preguntas se agolpaban en su cabeza, cuando los brazos de su hermana mojada la abrazaban y en medio de una sonrisa le decía al oído mientras se apoyaba en ella para alzarse y andar.- Siempre juntas... ¿lo recuerdas.... o te has olvidado ya...?

Bethanny, miró a su hermana y sintió un perdón sin palabras en su mirada, aquel gesto que nuncaba hubiera esperado de su lado, pero que desde el otro lado siempre estaría fácil brindar. Bethanny asentía mientras abrazaba con el peso de ambos martillos en sus manos, y la estremecía contra su pecho, sintiendo el frío como parte de las dos...

Nunca lo había olvidado, como nunca se había separado de su cabeza, el rostro de su hermana y aquel vacío que deja alguien cuando sientes que es parte de ti... Cuando sientes que parte de tu cuerpo se marchita si se va... algunos lo llaman melancolía, anhelo... bethanny simplemente dolor... Un dolor que no se separó de ella, nunca, y que preservó a su lado, obligándose todos los días a recordar por que se debía de odiar... pues en su mano, portaba aquel martillo que ahora tenía nombre, y no era otro que el de aquella hermana que perdió....

Un nombre que para otros solo serían letras, pero para ella, era un recuerdo, un eterno lazo, y un abrazo que despejaba las sombras de la soledad...

Los labios de Bethanny, susurraban aquel nombre... mientras el viento ululaba, y tras una ráfaga de frío todo volvió a ser Oldland sin más... mientras que ella y su hermana ya habían sido borradas de aquel estado en mitad de la vida y la muerte... y solo quedaban los vivos en pie, frente a Oldland... una llama, y una noche que pronto empezaría a despejar una mañana que traería una nueva era y nueva verdad...

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07/06/2016, 12:48
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Estirpe

El glifo de Nimay comenzaba a temblar, y el hombre de torso fornido empezaba a salivar ansioso, esperando que Oldland le devolviera aquello que tanto anhelaba, y tanto tiempo llevaba buscando.

Miraba ansioso a los lados buscando un rastro rápido, o una pequeña que anduviese rápida hacía él... pero nada de aquello fue verdad. Solo una forma sinuosa que desde lo lejos empezó a andar, con curvas sugerentes... el cuerpo de una diosa velado por finas prendas semitransparentes, dejaban el cauce de una madurez que rebosaba lujuria y atracción.

Su mirada velada en miel, acicalaba una piel tostada, maquillada como un jaguar, y un negro pelo brillante que acariciaba su espalda.

La chica mordió sus labios jugetona a lo lejos, mientras Nimay no dejaba de obsrvarla, sin saber que hacer... Con aquel paso rítmico cedido en sus caderas andó poco a poco hasta la posición de los últimos Guardianes en pie y rascó desinteresada su nuca, mientras que ambos guardianes se ponían en guardia.

Ella miraba al chico del halcón y sonrió... el tembló y antes de que pudiera reaccionar, en un movimiento rápido, la mujer giró su posición y desplegó un árido aliento hacía a Nhydia, que poco a poco la abrasó... dejando su cuerpo marchito sobre el suelo... como abrasado por el sol... y secado por la arena por erosión.

Movió un brazo aún tembloroso de la marchita chiquilla y se agachó para coger un tomo de entre sus ropas, y guardarlo en un pequeño peltrecho de piel que ataba en su cadera...

Removió su pelo con sensualidad y volvió a andar hacía el centro.  Nimay, sacó su arma, no se fiaría de nadie aún... mientras la chica avanzaba decidida. Pasó junto a las tres mujeres sin reparar en ellas, y al pasar junto al pequeño Markov acarició su rostro y sonrió.

Al llegar junto a Nimay, peinó su propio pelo y se acicaló y dijo mientras se miraba las uñas con frialdad y desinterés...- Unos años y no reconoces a tu hija... Papá... - Aquella última frase la dijo con una risa mientras su lengua limpiaba sus dientes.

Nimay, miró de nuevo aquel rostro, y descubrió el color miel de Dyvia, incluso diría que sus formas... pero ella no podía ser. ¿De verdad Oldland le ayudaba a terminar aquella búsqueda sin más...? Estaba dudoso, incluso miró a Haathee, por si el reconocía alguna mentira o algo que sus anhelos no le dejaban ver... pero el paquidermo solo esperaba la reacción de su compañero.

Apretó con su puño aquel medallón que su esposa le había dado antes de salir... por fin había dado con ella, y a pesar de aquel generoso cuerpo que todo hombre desearía poseer... Nimay la estrechó en su pecho como si aún fuera aquella niña que le robaron una vez...

La chica aceptó el abrazo aún sin corresponder, sólo pasó la mano con suavidad por el rostro de su padre, y cerró los ojos como recordando una caricia que siempre guardó en su mente. Las emociones y palabras se agolpaban en Nimay, pero ella sabía que el destino tenía una senda que no podían deshacer... Miró el glifo apagándose de su padre y le dijo.- Quién te diría que todo sufrimiento te daría en este día una mancillada tierra que repoblar... Ahora que conoces tu fuerza no la puedes obviar...

Priya entrelazó sus dedos con los de su padre y serena le dijo.- He estado esperándote mucho tiempo... pero gracias a él, he aprendido que debo hacer...

El glifo de Nimay se apagaba, y este iba a empezar su camino, cuando la mano entrelazada con su pequeña lo frenó... Su pequeña le indicaba que esperara... Aún no era ese su destino... aún no...

La mirada dorada se vencía sobre el glifo esperando que todo acabara ya, una mirada que proclamaba descendencia, estirpe y poder... esa sensación de ser guiado por tus vástagos que te hacen aprender que ellos ya no te requieren, y tu a ellos nunca los dejarás de necesitar.

Nimay aún no comprendía... o quizás sí... pero no quería dar palabras al destino que tanto daño y dolor había causado en su vida, sin tregua, ni receso... como una prueba que llevaría su alma a aquel nudo maldito, aislado de prejuicios, capaz de inundar su manos en sangre, y recrear esa escena por satisfacción.

La tierra maldita, concluía su era expropiada, y mientras la noche avanzaba bajo aquella llama en mitad del lugar, su destino se agarraba aún más a la oscuridad... Había recuperado a su estirpe, pero aún necesitaba aquel aroma y sensación que había aprendido a la hora de matar... 

Justo o Sádico.... Todo estaba por empezar...

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09/06/2016, 12:06
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Sueños

Las manos de Yaiza jugaban nerviosas con su propia piel, con aquel sabor amargo que dejaba la despedida de Rafariel, y el saber que se equivocó... o al menos se dejó seducir por aquella tierra maldita, bajando hasta sus instintos más crueles y sentimientos más oscuros que aquella piel angelical podía guardar.

Vivía cada reencuentro y cada despedida como un parón más en aquel reloj que deseaba estallar, para ser libre y poder liberarse de aquella extraña sensación...

Miraba con atención la llegada de la Estirpe de Nimay, cuando sintió un sabor helado en los labios que la hizo tragar saliva, mientras observaba como aquel círculo escrito describía una nueva figura que atrapaba su nombre y empezaba a parpadear intermitente antes de apagarse como los demás.

Miró a un lado y encontró un pequeño conejo que andaba libre, con saltos inocentes sin sentir temor... su mente no olvidaba aquella bestia, pues con ella empezó a emeger la ansia y la oscuridad en su alma... una llave viva que nunca pagaría en realidad.

Se agachó y recogió al pequeño y sintió como sus manos encontraban bajo el pelaje aquella herida incisa que un día lo desangró... sentía aquel baño cálido de nuevo en sus manos, aquella sensación que la sangre le trajo una vez... sus manos calientes sobre su carne y vísceras.... Aquel olor metálico que no paraba de hacerla suspirar. Atrapada en aquella primera muerte que le enseño que su cuerpo delicado guardaba una bestia que podía dominar... pues siempre guardó la compostura, a pesar de su feracidad.

Después de aquel recuerdo abre los ojos, y deja escapar aquel conejo, que se pierde de la mirada de los demás... mientras siente que la finalidad de Oldland con ella había llegado a su final... Pues ella buscaba en Oldland, una causa que le hiciera sentir que aquella caza era normal, y ahora encontraba tras tanta sangre y tanto odio, que lo único que había venido a buscar, era aceptación en ella misma, un sendero que podía haber recorrido sin los demás.

Respiró mientras se aceptaba, y sintió como una caricia de viento agradecía su piel...

Aquel vencejo trinaba y cantaba, al son del viento, mientras desde hacía mucho tiempo, Yaiza se sentía en paz... miró la tierra que la rodeaba, y los cadáveres, que regaban el suelo... aquellas señas eran heridas que debía de asumir, o la locura volvería una vez más....

Era hora de despedirse, la cazadora ya estaba completa... Era momento de caminar, alejarse, y empezar a disfrutar de un mañana que pondría nuevas pruebas... pero ahora con la certeza de no sentir miedo de ser aquel demonio en medio de un cuerpo angelical.

A sus espaldas, un arco y un carcaj... como signo del pasado que nunca pasaría, y siempre estaría como parte de sí... a su lado aquel viento y aquel ave, como signo de su propia libertad, aquel lado salvaje imposible de alcanzar... Y en sus ojos sueños dormidos, que ya no sufren miedo, y que aceptan ese demonio duerme en su misma cama, y viste su misma piel...

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14/06/2016, 12:09
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La 4º Dirección

El pelo de Smel ondeaba gracias a aquel viento que levantaba Yaiza al pasar, mientras la mirada triste de Smel se posaba en los restos de Sylvia, a la vez que aún recordaba aquella despedida vacía como pago a su traición.

Su nombre empezaba a resquebrajarse en aquel glifo, al igual que el de los demás... un momento para ella antes de buscar un rumbo que coger. Miró al frente y vio como unos pasos tranquilos pero con mirada escudriñadora se acercaba... el brillo de su pelo y su postura delataban su identidad al igual que aquella bestia que la acompañaba rápida y elegante al andar... aquel ejemplar de serpiente de agua... que un día la hizo acercarse de alguna manera a Sylvia, al recordarle a aquella hermana que se fue para no volver jamás.

Los labios de Smel titubeaban dudando de si seguirla o que hacer... pero entonces sus ojos se cargaron de recuerdos y sus dudos temblaban junto a su piel. al ver como desde dos posiciones distantes se acercaban desde cada lado, una imagen borrosa y pálida, como creada en humo de aquellas hermanas que un día perdió...

Smel cubrió su cabeza, como si aquel juicio de miradas la pudiera derrotar, mientras sentía que a su lado aquel cocodrilo latía junto a ella, sin abandonarla... asumiendo parte de la carga en sus hombros, como si todo aquello se dividiera entre dos.

Sintió entonces aquel apoyo, e irguió la cabeza cabeza de afrontar aquel jurado. Sus hermanas esgrimieron una sonrisa... habían llegado para ver si aquello la había hecho madurar. Querían ver si aún era aquella chiquilla capaz de intimidar... pero ya no... era una bestia más del pantano... capaz de equivocarse y afrontar la verdad.

Las dos figuras se difuminaban, y la tercera junto a su bestia hizo una leve despedida con su mano antes de volver por donde había llegado al lugar.

Smel sintió de nuevo ganas de correr, como aquella chiquilla que buscaba a sus hermanas, dispuesta de recorrer el mundo sin dirección. Pero se fijo en aquellas direcciones que cada una había tomado... Cada una contrapuesta a la anterior... 

Hubo un tiempo en que preguntó que dirección tomar, pero ahora sabía de forma extraña que el sur era su nuevo rumbo... aquel que completaría junto a sus hermanas el cuarto punto cardinal.

Miró a todos y cada uno de los que aún quedaban en pie... y con un gesto parecido al de su hermana, dejo caer un leve y triste adiós... ahora empezaba su vida... ya no había pruebas para demostrar que era parte de los dos, ni para encontrar el camino que tomar... ahora solo le quedaba seguir al frente y encontrar un futuro, como hicieron sus hermanas sin importar lo que quedaba atrás...

Pasos dirigidos hacía una cuarta dirección, que como siempre que se separan del centro, nos causan miedo, preocupación, y que solo serán calmados, con sueños... esperanzas... y a veces, todo ello envuelto con un velo de amor... 

Puede que la llamaran loca, por atreverse sin razón... pero el norte no era su causa... ella ahora era el Sur...

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15/06/2016, 10:27
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En Libertad

La mirada de Olenna seguía los pasos de Smel, mecidos por el viento de Yaiza. Aquellos ojos salvajes, curtidos en la locura, se aferraban a aquella postura errática que demostraba aun más su ferocidad.

A su lado con aquella sonrisa saciada, aquella hienna, jadeaba mientras inspiraba aquel ambiente enrarecido por la noche antes de escapar... Al igual que su dueña, sentía en su pecho aquella sensación, aquella necesidad de libertad, ninguna jaula más, para aquella locura que la ataba por sí misma, ningún candado más.

Los ojos de Olenna se fijaron con rapidez en aquel centro donde sólo quedaba su nombre, y media sonrisa casi forzada se dibujaba en sus facciones mientras escuchaba como aquel glifo se resquebrajaba, y empezaba a parpadear. Olenna nerviosa comenzó a morder sus nudillos, como un animal atrapado, su mirada bailaba rápida de un lugar a otro, sin pararse ni un segundo en el rostro de nadie, no quería que su pasado volviera allí... El ´Corral ya había ganado su parte de la pieza, no tenía por que buscar más... pero el hambre nunca se saciaría hasta acabar con ella. Y ella había escapado antes de saciar....

Pero entonces una mano fría se posó sobre su hombro, mientras la mirada nerviosa de Olenna se giró despacio sin ganas de ver a nadie más...

Pero no era alguien extraño, era Mallie, y ella ya estaba aquí.... Olenna señaló su sien con su dedo varias veces, mientras sus labios entreabiertos servían para alimentar la mirada hacia su amiga, que le sonreía sin más...

Miro a ambos lados, y asintiendo con su propia mirada dijo.- Vamonos... es hora.... - Alzó su mano para tocar a Mallie pero ella ya no estaba allí, sus dedos no la atrapaban a pesar de estar juntas, a pesar de ser parte de sí.

La mano de Mallie acarició la mejilla de Olenna, dando un contacto frío y negó con la cabeza mientras decía lenta y enmarcando una sonrisa.- Ve... Ese no es mi camino... yo descansaré aquí...

Los ojos de Olenna tintineaban, mientras encontraba madurez en las palabras de Mallie, a pesar de que siempre ella la guió, pero de alguna manera sabía que en un momento u otro debería descansar... ambas deberían descansar. No iba a llorar, el Corral había agotado todas las lágrimas que su vida podría derramar, pero si sintió un pellizco bajo la camisa que a pesar de los años, no olvidaría jamás.

Se apoyó en su palo, y empezó a caminar... fuera de aquel circulo... tentando con el palo antes de cruzar la línea, mirando hacía atrás como despedida, mientras la esencia de Mallie se perdía en un último brillo que despejaba aquel grabado de nombres... 

Y tras aquel proceso, comenzó a caminar, sin prisa... como lo haría cualquier persona libre, que no siente la mirada de su dueño, ni de la cadena apresando su emoción. Pasos que ahora caminaba junto con aquella hiena, bajo el son de aquella madera al tocar, y que buscaban el nuevo significado de aquella D... mientras ahora con su mano en su estómago podría definir con rapidéz... Despedida, Dolor... Daño y Desesperación...

Aún quedaban pasos, quizás tras varos de ellos, encontrase un nuevo valor...