Partida Rol por web

- Si un demonio salva a un hombre la vida no significa que sea un ángel, Mustard. Anabel habló con un tono de voz calmado, aunque su mano se aferraba a la empuñadura de su espada con la suficiente fuerza para volverse blanca. Pues lo hará por algún otro beneficio.

Los ojos de la Dama del Cambio se posaron ante el cadáver de Naivé, incapaz de creer lo que ante sus ojos aparecía. Al fin estaba muerta, pero...¿entonces por que seguía igual de dolida, igual de cargada por el odio?

Aeidos, nadie estara en calma hasta que estas tierras esten limpias de las fechorias de Gala y Naivé...Drakonia respiro profundo y vacio sus pulmones para luego volver a inhalar normalmente, se estaba calmando...Kalin, la verdad, me interesa bien poco lo que puedan hacer aquellos que quieran defender la estirpe de Naivé, por que se que no sere la unica que querra cobrarse con sangre el pecado que la arpia les heredo...El tigre blanco ronroneo ante la sutil caricia de su invocadora...Kuvia, ya deja de llorar niña...si quieres que todos nos tranquilicemos sera mejor que hagas algo con el cuerpo de tu madre, entierralo, destruyelo, quemalo...lo que sea mientras no este al alcanze de quienes la detestamos, seria una buena tregua de momento...

Escuche atenta las palabras de Mustard...abri mis labios para pronunciar palabra, pero no dije nada...en mi mente algunas respuestas acidas se formaban, volvi a abrir mis labios, pero nuevamente contuve mis palabras...Aaagggrrr...Empuñe mis manos y guarde silencio, mientras miraba fijamente a Mustard, algo desafiante, molesta, los tigres tambien tenian su vista fija en el...

Miro con desprecio a Drakonia:

- ¿Qué culpa tendremos nosotras?...nosotras hemos conocido una Naivé que buscaba la justicia y evitaba el dolor y el sufrimiento, llamanos ciegas...pero aquí estábamos aisladas de tanto dolor - digo mirando a todos-, si pretendes saciar tu venganza con nuestras vidas, estarás siguiendo la estela de la que odias, derramarás sangre inocente...no soy como ella, no somos como creéis que era mi madre ¡No! -digo mientras pequeñas lágrimas resbalan por mi rostro-

Miro a mi padre, enfado y ternura se entremezclan en mi mente, por un instante el odio, rencor y venganza que nos rodean se hace más liviano...

Nadie nos comprende, y tanto odio, nuestras palabras caen sin importarle a nadie

-¿Buscaba la justicia dices? ¿Evitaba el dolor y el sufrimiento?... ¿Y estos años que me he pasado metido en un calabozo sin mas luz que la de las antorchas de los que venían a castigarme y torturarme?... Deberíais saber que para predicar hay que dar ejemplo... y es algo que ella ya no podrá hacer... pero yo si se lo que ha dejado atrás... ira... odio... dolor... castigo... sufrimiento... toda esa parafernalia de la que habláis bien me la conozco yo...

¿ Naivé  sabia?.

 Casi me sale un bufido ante la afirmación de Cole. La sabiduría con maldad pura no es sabiduría es  perversidad. Miro a Cole. Los amantes solo huelen los suaves perfumes sexuales, y de eso todo es bueno para quien lo vive, pero el amor es ciego.

Muchos han perdido aquí, unos una guía,  que se puede ver así, pues al árbol grande que se te acomode, es protector aunque este podrido, y otros han perdido a familiares, hijos, dignidad... Drakonia puede contar su dolor, pero nadie puede sentir lo mismo que ella, eso es seguro

Pienso por un rato.

Que mala cara tiene esto... miro a las mujeres que discuten, reparo en Drakonia y simplemente su cambio de postura no me es comprensible.

Los Dioses nos salven de los aprendices de la perversidad...

Aeidos, tu valor para sobrevivir esta horrible experiencia me conmueve, eres realmente valioso, un guerrero de espíritu que cualquiera quisiera tener en su ejército. He de expresarte mi admiración.

Mis ojos pasan del odio al apaciguamiento en breves segundos mientras las suaves palabras de Alexandra me acompañan...

-Gracias Alexandra... no le deseo a nadie lo que mi cuerpo ha sufrido estos eternos años... las marcas de mi cuerpo tienen cada una su propia historia... y todas en el mismo lugar... tus palabras amansan mis ansias de venganza... pero mi alma no olvida...

Una tierna mirada sale de mi hacia Alexandra

_{-Habláis como si lo conocieseis todo... Pero no decís nada...}

Murmuro. Mi mano aprieta la de mi hermana con confianza y mis ojos siguen mirando a Drakonia como meditando o evaluando algo, posiblemente mis propias palabras.

-Yo no he vivido en un castillo. Sólo he vivido la guerra y el dolor. Mi prisión eran los cuerpos de quienes nos rodeaban. Mis heridas son las de nuestros enemigos. Soy demasiado jóven para Saber, dicen. Yo no puedo retirar un cuerpo tan pesado como es el de ma... Naivé.

Me giro entonces hacia Eriel y me pongo en puntillas para alcanzar su mejilla y besarla, aunque al hacerlo mi mejilla húmeda roza la suya, mezclando sin querer nuestras lágrimas. Su dolor es mío y pocas cosas entiendo mejor que lo que ella dice y de este modo acaricio su mejilla mientras me acerco con ternura.

-Tú eres tú, Eriel. Que nadie te convenza de lo contrario.

Una sonrisa dulce de alivio para mi hermana mayor.

Geralt no estaba escuchando. Estaba en su mundo, tranquilo, sin prestar atención a nadie, escribiendo en un libro grande y de muchas páginas garabatos que sólo él podía entender. Su pluma baílaba al son de sus dedos, dibujando una y otra vez círculos, runas y elementos cabalísticos en una danza que lo mantenía absorto en sus pensamientos.

Nadie le había dirigído la palabra, y por lo tanto, no había tenido que levantar la mirada de su libro ni un segundo. Aún así, la escritura casi automática no le permitía prestar atención a nada más que a eso, hasta que hubiera terminado o hasta que el trance hubiera pasado.

Pero eso no era un problema.

El problema es que ahora estaba aquí, encerrado con cuanta bruja y brujo conocía y algunos que nunca había oído nombrar, seguramente todos familia más o menos cercana. O lejana, dadas las circunstancias. Y el problema es que, como en toda reunión familiar, siempre podía suceder cualquier cosa, y lo más probable es que terminen todos a los puñetazos limpios. Era lo que normalmente sucedía.

Geralt terminó de escribir en su libro y lo cerró, dejándolo a un lado de dónde se encontraba, y se quitó el pelo de la cara con su mano. Tenía la frente perlada de sudor y algunos de sus blondos cabellos se habían pegado allí, pero no le costó mucho apartarlos y colocarlos en una coleta hecha con una cinta de seda.

A su espalda se podían ver dos espadas. Una de hierro gris, normal, afilada, perfecta para matar hombres y mujeres, enemigos de la causa. Y a su lado una espada de plata, la imprecindible para destruir a los monstruos y demonios que habitan el mundo. Y ese era su trabajo. Aún recordaba el incidente de la manticora, o el asesinato del Rey. Sus ojos amarillos, brillaban en la oscuridad, y eran un claro signo de que era un brujo. Y no uno cualquiera.

Prestó un poco de atención a lo que allí se hablaba.

Hablaban de Naivé.

- El destino de Naivé estaba sellado mucho antes de nuestros nacimientos, así como el destino de Gala, así como el destino de todos los que aquí nos encontramos. No era difícil pensar que en algún momento, ella perecería, sin embargo, las estrellas del firmamento indican una cosa, y es una cosa bien clara: las muertes no terminarán aquí. -

El brujo no hablaba con nadie en particular, sino más bien a todos en general.

- Ni una ni otra podian preveer su destino, así como ninguno de nosotros podemos hacerlo. -

Quise mantenerme al margen de todo esto lo que estaban contando. porque no iban a sacar nada claro. Cada uno defenderá de donde viene y quienes fueron sus procedencias tanto como  Gala y Navie.

No vi. El momento de interrumpir a nadie seguí escuchando a todos y observando que parecía un culebron, de lo interesante que se ponía como cada uno contaba sus pequeñas historietas.
 

Observo como la hermosa Shioban escucha a todos sin decir ni una sola palabra, al conocerla se que está sin duda valorando a cada uno de los aquí congregados antes de hablar para transmitirnos su sabiduría, obviamente le parece al igual que a mi, que el contar sus vidas a desconocidos solo puede ser debido a dos razones, la primera y más obvia es la de dar pena para que todos creamos que debido a sus duras experiencias están llenos de sabiduría y de buenas intenciones para todo el aquelarre. Salvo para los causantes de sus desgracias claro está…

La segunda pero no menos importante, aunque si tal vez la más estúpida, es sin duda la de llamar la atención, tal vez crean que haciendolo pensemos que ya no tienen nada que ocultar y que por lo tanto son inofensivos para nosotros.

Desde mi punto de vista consiguen lo contrario, llamar la atención siempre es nefasto para los intereses de cada uno, el que se comporta como un ficus inmóvil y callado siempre pasa desapercibido, y cuando las cosas se ponen mal es el que más posibilidades de sobrevivir tiene. Así al menos fue como yo conseguí sobrevivir a la pérfida Sionne.

Me alejo unos pasos de Vaechio para acercarme a Shioban. Para llamar su atención la toco levemente en el hombro y aspiro profundamente su delicado perfume mientras sueño que ese momento durará para siempre.

Para cualquier hombre un segundo al lado de ella o de Alexandra, las más hermosas de las brujas de Gala, es un premio por el que cualquiera haría lo que fuese, especialmente si ese hombre es alguien que como yo siempre ha vivido recluido.

Bella Shioban por favor compartid con nosotros vuestra sabiduría como ya hizo Alexandra, al igual que yo sin duda creéis que tanto hablar sin decir nada importante es aburrido e improductivo, sin embargo yo, como todos los súbditos de la noble Gala estamos interesados en oír lo que vos pensáis de todo esto.

Mustad paseaba la mirada entre unos y otros, escuchando atentamente con una cortés curiosidad.

Esto es interesante... Me sorprende que sean capaces de regalarle tantos desprecios aun sabiendo que probablemente para ella éstos constituirían algunos de los mayores halagos. - Se encoge de hombros - O al menos eso es lo que diría la Yaya Yido.  - sonríe en un gesto conciliador, pero un momento después recupera la seriedad mirando hacia la puerta.

Lo que no logro entender... es el porqué de este encierro. Si, cierto que es tradición, cierto que probablemente entre las brujas de antaño no lograron encontrar otro modo de arreglar sus diferencias... ¿pero cuanta sangre más sería necesaria para pagar las viejas afrentas? ¿y cuantas sangres más serían necesarias para pagar las nuevas heridas que se abran?

Suspira y cierra los ojos por un instante, probablemente recordando - Me disculparán si mi pasado no fue como los que describen. Quizás soy un afortunado... pero si no es por esa mujer que nos recogió cuando no éramos más que criaturas, habríamos muerto, y ese horror sí que lo recuerdo. La sangre, el miedo, la guerra... Dirigir un mundo lleno de traición no debió ser fácil para ella, y sin duda cometió errores... pero yo me pregunto... ¿Acaso Gala era diferente? ¿Acaso no portaban ambas la misma sangre tocada por la luna? ¿Acaso su potencial de horror y apetito podrían diferenciarlas en lo más mínimo?

No les conozco, Damas y Caballeros del Cambio, así que humildemente les pido que me hablen de sus historias, de esa otra mitad de la moneda que mi escasa experiencia no me ha permitido conocer aún.

- Conoce a tu enemigo y sabrás como vencerlo, Elm. Anabel miró con cierto desprecio al hombre, antes de comenzar a caminar, casi rodeándole como un predador. Sabía que sus dulces palabras estaban cargadas de veneno, como todos aquellos que no necesitaban empuñar un arma para defenderse.

A Anabel no le gustaba aquella gente, y solo entre armas y armaduras, entre guerreros y luchadores, se sentía cómoda. Todo se solucionaba con duelos, con fintas y ágiles golpes. Sin subterfugios, sin mentiras, escuchas, cambios de bandos, espionajes. Sin trucos sucios. Duelos donde todo acababa con felicitaciones y choques de manos.

Si ganabas eras el mejor, no el que tenía menos principios. Y Anabel sabía que era la mejor en la guerra, pero sus principios eran demasiado altos para poder ser la mejor en un Conclave.

- Solo necesitas saber que como tu, estoy harta de una guerra donde todo son perdedores, sangre y miseria. Los ojos de la mujer se clavaron en los suyos: una mirada severa, la felicidad apagada para siempre por la sangre derramada. Pero probablemente no queramos solucionarlo de la misma manera. una leve aunque agresiva sonrisa cruzo el semblante de la mujer.

Mustard...Sonrio...Has mensionado a la maestra de Naivé...Yaya Yido o Yidorac su real nombre y tambien mensionas detalles de lo que acontesio con ellas, pues te contare algo, despues de lo ocurrido con mis hijos, me dedique a investigar que paso en antaño con las fundadoras de estos imperios...y descubri que Naivé apesar de su inocente aspecto y su infantil mirada, era una bruja con artimañas y experta en engaños, Gala por su lado intentaba desenmascarar a Naivé aunque finalmente ambas sucumbieron en la perdición y la traición, pero ante los ojos de los espiritus caidos de sus hermanas, amabas traicionaron a otra bruja, los relatos no mensionan su nombre pero si la fuerza con la que defendia y confiaba en Naivé quien la traiciono sin reparo...

Drakonia se levanta y camina hacia Mustard con su tigres caminando junto a ella...Ambas brujas Gala y Naivé traicionaron y engañaron desde el principio, sus actos jamas fueron distintos y segun la logica si creas caos, caos obtendras...siempre...Naivé tuvo la oportunidad de cambiar su Destino, pero desidio unirse a Gala...ambas con el tiempo fueron incapaces de sostenerse y terminaron consumiendose entre si....

Acaricia a sus felinos...Yo vivia tranquilamente, siguiendo las reglas de mi imperio en justa medida para evitar conflictos, alejada del palacio de Gala, queria criar a mis hijos lejos de todo ese mal, que fueran personas de bien, brujos que unidos a otros intentaran traer paz a nuestro mundo, pero tu Querida Salvadora, arraso con todo sin contemplaciónes...incluso con la esperanza que un mundo tranquilo y sin guerra....todo lo que ves ahora...todo este caos es fruto de nuestras Reinas...

Frente a Mustard le tomo suavemente por el menton y le acaricio con un dedo...

Si este conclave, es para intentar Cambiar el Destino de nuestras vidas, primero debemos acabadar con el odio en nuestros corazones, sanar las heridas en nuestras almas y traer vientos de esperanzas para nuestro futuro....Le miro fijamente a los ojos...Yo estoy dispuesta a trabajar en obtener ese cambio, pero primero quiero ver la sangre de mis hijos alzada en victoria...solo entonces el odio que tengo en mis venas se ira...

Al oír las palabras de Drakonia la cara de Xar pasa de su estado impasible a mostrar algo que parece furia, esta es sin duda la única vez que ha mostrado alguna emoción desde la muerte de su madre, pero oír tantas estupideces juntas sin duda le altera así que se decide a contestar a Drakonia.

Drakonia querida, describes a Gala y Naivé como si fueran unas grandes estrategas y que por eso se alzaron con la victoria en el anterior cónclave. Pero... 

Calmandose ligeramente para no herir a su compañera del cambio continua hablando.

Más bien obtuvieron esa victoria por estar rodeadas de incautas, Cassie una noche vio como Naivé se despertaba para matar en silencio y en lugar de hacerla caso cuando lo contó las demás la mataron, Gunhilda advirtió varias veces sobre Gala, Naivé y Yidorac, y a pesar de que las asesinas no hacían más que atacarla para que se callase las brujas siguieron sin creerla hasta su muerte. Gala dijo poseer el poder de la videncia, y a pesar de que Alandra era la que poseía ese poder y que lo demostró varias veces las demás brujas decidieron matarla por que se creían las mentiras sin sentido que Gala les contaba a pesar de que estaba claro que era Alandra quien decía la verdad ya que lo había demostrado en el pasado. Vikonia arrepentida dejo de ser asesina para ser curandera y a pesar de conocer ella a las autenticas asesinas y dar pistas de quienes eran sus antiguas socias las demás brujas no la hicieron caso y la mataron.

Alejandose de nuevo hacia Shioban Xar finaliza su discurso, mucho más largo de lo habitual y además con algo insólito en el, enfado.

Espero que si esta vez hay muertes los aquí presentes seamos más inteligentes y escuchemos los consejos que nos dan nuestros compañeros en lugar de fiarnos de las apariencias.

Los movimientos de Anabel la definían como alguien confiado, casi un depredador. Mustad sostuvo con calma el escrutinio de ella, y cuando hubo acabado reprimió el impulso de tomar su mano para besala, aunque había algo en su mirada tan expresivo y a la vez sencillo que no hacía falta nada más para expresar respeto por la luchadora.

Solo entonces se inclina ante ella, gentil.

Solo con tener su atención, Amazona del Cambio, ya me siento honrrado... y más si como dice, también desea que esta guerra eterna finalice. Las formas para alcanzar ese fin las descubriremos... juntos.

Es entonces cuando Drakonia se acerca hasta él. A pesar de que anteriormente ella rehuyó su contacto, ahora es ella quien se acerca. Una poderosa bruja cuyos ojos fieros traicionan la aparente fragilidad de su rostro. La mención de los hijos perturba algo en su mascara de entereza, pero enseguida logra ocultarlo con una nueva sonrisa cortes.

A... pero sus nombres no se han olvidado. Mi don no es ningún secreto. Mi responsabilidad es la del bardo, destinado a recordar mientras otros, incluso la historia escrita, olvida*

Naivé nunca la olvidó. Su sangre maldita podía más que ella, pero a su modo... ella amaba a Ángel. Si, así se llamaba, y creedme, Drakonia, que mientras viva ni su nombre ni el de todas las demás poderosas damas que cayeron para alimentar este pedetero será olvidado.

Recuerdo a Madamme Blavadski y su sagacidad
Recuerdo a Alandra y su aguda mirada
Recuerdo a Lady Lethalia y su oscuro don, que una vez unió a Gala y a Naivé con un lazo más fuerte que la sangre.
Recuerdo incluso a la jovensísima Reis, quien se mantuvo con vida sosteniendo la última esperanza de la que después fueron nuestras emperatrices, y que finalmente dio su sangre para que Gala pudiese ascender con la victoria.
Recuerdo a las hijas de Salem, de Saiya, de Gió, de Arien y de Eglantine. A todas ellas.
 

¿Y sabes porqué lo recuerdo? porque Naivé quería que yo recordara.... y yo no pienso defraudar esa confianza.

Tomo asiento en un rincón alejado y observo en silencio mientras los demás socializan, y se pierden en leyendas del pasado. Me dedico a observar a los que callan, pues probablemente sus expresiones sean mucho más interesantes que las absurdas discusiones sobre historia y política a que se dedican algunos.

No son más que vanos intentos por llamar la atención y parecer fuertes y sabios para intimidar a quien pudiera querer librarse de ellos...

Mis ojos se posan sobre el antiguo consorte de Naivé, Erial. Parece un enemigo digno, su rabia y su fuerza se dejan notar incluso a pesar de la distancia y su silencio. Probablemente él tenga mucho más que decir sobre aquellos sucesos. Y sin embargo, guarda silencio. - ¿Prudencia o sabiduría? Por ahora me parece el más temible de esta sala.

Asiento levemente ante las palabras de Xar sobre no repetir los errores del pasado y no fiarnos de las apariencias. - Por fin alguien ha dicho algo sensato en este aquelarre forzado.

Decido mantenerme en silencio por ahora. Ya llegará el momento de hablar y acusar cuando haya motivos para ello.

Kalin escuchó como se ponían a hablar del pasado, y negó con la cabeza...

El brujo estaba ahora prestando atención a lo que todos hablaban. Escuchaba con mucha cautela como muchos se llenaban la boca con nombres de brujas que nunca han conocido, aferrándose al pasado. Nombres que para él sólo tenían sentido gracias a los relatos que había escuchado, pero que nunca se había puesto a investigar sobre ellos. Eran el pasado, y ahora, el pasado estaba saliendo a la luz.

Entonces habló.

- ¿Por qué os aferráis al pasado? ¿Es que acaso alguna de esas brujas que nombráis saldrán a defenderos aquí y ahora? Creo que os estáis aferrando a un pasado oscuro que ninguno de nosotros ha vivido y que si lo conocemos, es simplemente por relatos que hemos escuchado. No lo hemos vivido, y a decir verdad, tampoco es algo que me gustaría volver a vivir. -

Geralt miró a Mustard, y sonrió.

- Recuerdas demasiado, Brujo Floral, pero eso no creo que nos vaya a ser de utilidad en esto que nos ha tocado vivir. Yo he olvidado muchos nombres, y muchos de esos relatos, por que, a decir verdad, me gusta vivir en el presente, y no en el pasado. Y los demás, habláis de Naivé y de Gala, os llenáis la boca con sus nombres, cuando es por ellas que estamos aquí. -

Se levantó de dónde estaba sentado con una sonrisa, y caminó un par de metros más allá, para continuar hablando.

- Podríamos tirarnos años hablando del pasado, y de lo que sucedió, y de lo que podría haber ocurrido, pero nada de eso nos afecta ahora. Tenemos otro destino, que puede ser similar al de nuestras antepasadas, o no. Sin embargo, no es algo que me guste recordar, la verdad. Fueron tiempos muy oscuros, demadiado oscuros, sobre todo para mí. -

Cole se mantenía en su sitio, sin decir nada, mientras escuchaba algunos hablar de sus reinas y de las algunas brujas del pasado.

Pero entonces habló. Todo lo que contáis es muy bonito y todo eso...cada uno aquí sabe como era su reina y la otra. Es decir Gala y Naive. Ni una era tan buena y ni la otra era tan mala.

Si se unieron al final las dos para acabar con las otras...algo tendrían. Lo hicieron mal, pues eso no lo discuto, porque ahora estamos todos como estamos por ellas.

Que esto puede cambiar...pues si. Puede cambiar si no seguimos el mismo ejemplo de ellas, me cuesta decir esto porque para mi Naive fue una ejemplar reina. A pesar de salir huyendo...

Pero estoy de acuerdo con que esto lo podemos cambiar todos nosotros. Podemos acabar de buena manera y dando ejemplo a nuestra descendencia. Pero si seguimos el camino de ellas acabara esto lleno de sangre.

Drakonia mucho odio tienes tú por lo de tus hijos, pero si quieres que esto acabe bien. Guarda tu odio con las hijas de Naive y el resto y busquemos todos otras medidas para no derramar más sangre de la que Gala y Naive derramaron en su día...

Anabel suspiró ante las palabras que allí se pronunciaban. O la gente era muy ingénua, o muy estúpida.

- No os engañéis. No nos engañemos. La Dama del cambio negó con la cabeza las palabras de Cole y la de muchos otros antes de él. . Tanto Gala como Naivé amaban el olor a hierro que desprende la sangre recién derramada. Si esto es cosa de cualquiera de ellas, no saldremos dándonos de la manita.

Incluso aunque la dolida bruja hubiese repudiado la guerra sabía que aquella no iba a ser una misión de paz. No podía serlo, cuando todo había empezado reuniendo a dos bandos enemigos ante el cadáver de una asesina. La rindiesen pleitesía o la odiasen, asesina sería por los siglos de los siglos. Cambiasen lo cambiasen la historia sus herederos...