Partida Rol por web

El viento ululaba entre los reunidos, la noche auguraba nuevas muertes.

Mientras la desconfianza y la mentira reinaran en aquel lugar, nada iba a cambiar... La sangre volvería a correr.

Escasa era la diferencia entre el hastío y la repulsión que causaban ahora mismo Arnau y Cole, entre los vivos.

Cole seguía sentado bajo aquel árbol jactándose de todo lo que acontecía… mientras Arnau miraba sin reparo a aquellos que había jurado atacarle…

Una simple mirada bastó para encender la mecha que haría estallar la batalla. Kalin escudriñaba su miraba mientras afilaba su espada con una dura piedra… su mirada se encontró con la de Arnau, y uno y otro avanzaron hasta encontrarse para iniciar aquella lucha.

Arnau, sabía esquivar muy bien el desquite de sus contrarios, durante la guerra había defendido a muchos de las garras del Imperio del Destino, conocía muy bien su forma de pelear… Pero esta vez no se encontraría con un combatiente solo…

Alexandra miraba a lo lejos, como las espadas se cruzaban hasta encontrarse en numerosos destellos metálicos. Destellos que encendieron sus ganas de entrar en batalla. Las manos de Alexandra acariciaban su cara como entrando en trance, y mientras sus ojos relucían en un intenso color rubí una de sus manos agarro su propia mandíbula hasta abrir su boca de una manera sobrenatural, dejando a la vista un boca de dientes afilados y deseosos de encontrar a su enemigo.

Sin previo aviso, del interior de Alexandra rugió una inmensa llamarada… el fuego bailaba hasta alcanzar el cuerpo de Arnau, y este ajeno al fuego que se avecinaba para consumir su piel, no pudo más que tapar su rostro mientras lengua de fuego quemaban la piel de sus antebrazos…

Momento que aprovechó Kalin para hundir su espada en uno de los costados de Arnau, y mientras sajaba la piel hasta sacar la hoja del cuerpo, pequeñas corrientes recorrían por completo a su combatiente dejándolo de rodillas en el suelo…

Maldita puta… dijo de manera entrecorta mirando a Alexandra, mientras su mano un virote para cargar su ballesta contra ella.

Todo quedaría en un solo intento pues Prue ardía en ganas de soltar la furia que corroía su cuerpo en este momento… Alterando la gravedad del lugar, lanzó contra el muro de piedras a Arnau, rompiendo algunos de sus huesos por el impacto

Un buen guerrero conocía el color de la derrota, y las manchas de sangre en el suelo, unidas al sabor amargo por la hiel en sus labios, anunciaban que era el momento de retirarse… Arnau, aún con una de sus piernas arrastras y apoyándose en sus manos quebradas, buscaba una huida pero no hubo momento para las súplicas…

Shioban mantenía los ojos cerrados mientras su pelo parecía levitar… había entrado en trance. Sus ilusiones empezaron a hacer acto de presencia, mostrando ante los ojos de Arnau, un laberinto de piedra, cuyo suelo estaba lleno de pequeños trozos de cristal, los cuales a pesar de ser ilusorios atravesaban la piel de Arnau, y le hacían gritar de dolor…

Un giro en una de las esquinas y el laberinto deslumbró a Arnau con una cegadora luz…

Mientras Arnau cerraba sus ojos, y los tapaba con sus antebrazos quemados y ensangrentados, un sonido férreo lleno el lugar…

Era semejante al golpear de un martillo contra el metal, en la fragua de un herrero… pero a vuestro alrededor nada parecido parecía morar…  Excepto el olor a azufre que empezaba a hacerse notable. Anabel había blanqueado su mirada, y alzaba una mano como señalando a un lugar vacio… El viento parecía cortarse con el filo de algún metal.

Nadie esperaba lo que iba a acontecer… pues aparecidas de la nada, mientras aquel ficticio martillo seguía tañendo, llegaban las placas de metal, y demás objetos metálicos que en pocos momentos formaron una Dama de Hierro, un lecho lleno de estacas de hierro por enclavar.

Era el momento idóneo de aunar fuerzas… Mandrágora sonreía mientras extendía su látigo hacia Arnau…

Ven aquí… no tengas tanta prisa, aún no hemos acabado contigo…. ¿Verdad?... Dijo mirando a la aún en trance Anabel. De un movimiento de látigo agarró el cuello de Arnau, que aún era presa del resplandor y de otro fuerte movimiento, lo lanzó directo hasta la Dama de Hierro, clavando su cuerpo en las púas posteriores…

Arnau gritaba, la agonía parecía durar más de lo esperado… Mustard, no podía aguantar más aquel dolor, el cual estaba pasando por su culpa…

Alzó la voz otra vez más y terminó diciendo: Cesa en tus lamentos, y acoge la muerte una vez más… no esperes más dolor, pues pronto todo acabará…

Sin poder mirar lo que iba a acontecer, giró la cara mientras, tras un ruido metálico todo termino.

Un fuerte golpe hizo tambalearse hacia atrás a la máquina de la tortura, hasta caer al suelo, y por efecto de la gravedad la puerta se cerró, apretando sus púas delanteras sobre el ya maltrecho cuerpo de Arnau, rompiendo así la agonía, y dejando paso a la muerte…

La noche parecía cerrarse, las nubes empezaron a inundar el lugar… poco a poco la lluvia se hacía presente… Era el momento de escuchar la melodía que dejaba la lluvia al chocar contra aquella chapa de hierro en el suelo… aunque no era el único sonido que acompañó a la noche pues hay quien dice, que se escuchó un lobo aullar en el lugar, dando un adiós a su dueño… ayudándose de la tormenta para formar un Réquiem para el caído...

La noche se había caído y con ella una nueva muerte. Al ver y tocarme que aún seguía vivo, miré hacia donde se encontraba la nueva victima.

Victima que era el segundo candidato, con las mismas papeletas que la mía para morir en manos de todos ellos.

Me levanté del suelo y recité un poema al caído.

Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.

Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.

Entonces me volví a tumbar al suelo.

Arnau regreso a su lugar en el libro..... pero tu Cole no tardaras en acompañarlo si continuas con la senda del bardo......

y eso no es lo que queremos verdad?... o tal vez es lo que buscas, para demostrar alguna cosa.

Mustard chista, quizás encontrando algo de humor en el comentario de Elvira.

Es lo que sucede cuando aparecen aficionados...

Cole, necesito hablar en serio contigo. Por favor, deja de hacer eso. Ya ni siquiera yo soy capaz de escuchar tus versos. No te están haciendo ningún bien y sé que aún estas a tiempo de corregirte y aportar mucho al cónclave.

Entonces los ojos de Mustard adquirieron una dureza inusual. Cada palabra cae como una loza.

Porque no te perdonaría si dejases solas a quienes has dicho proteger por mantenerte en ese estúpido orgullo. Presumo de que habrás podido comprobar que no soy quien creías que era. Abandona toda pretensión azarosa y empieza una nueva página. No es un ruego.

Estaba un poco cansada después de usar mi poder ilusorio ya que me costaba cuando una  persona como el mequetrefe ese se resistía...pero estaba orgulloso que al final pago el la condena por se uno de los traidores...

Me aleje del cuerpo de Arnau no quería verlo. Mientras tanto que escuchaba a Mustard suplicarle a Cole que dejar de hacer las locuras que hacia y de recitar en verso, me hacia una trenza para que estuviera mi pelo mejor recogido con una trenza muy bonita que me lo redaba como si fuera una corona.

La verdad ha llegado y es lo que acabáis de ver, Arnau ha tenido su merecido por ser un traidor mentiroso, porque si hubiera ido desde el principio con la verdad por delante como hacemos la mayoría esto no hubiera pasado.
Y sobre Cole, a mi no me molesta la forma de comportarse el tiene su motivo en como se comporta como un loco. Pero me alegra verlo que este bien, a que este en el bando de los malos.

Vaechio permanece descompuesto apoyado en su bastón. Su cara es un rictus de tristeza y furia. Con parsimonia anda hacia el cuerpo de su mutilado hermano,casi cojeando. El bastón que lleva,aunque elegante,no es un mero adorno por lo que parece.
Cuando se aproxima lo suficiente se arrodilla ante el.

Arnau. Hijo de Gala,hermano de sangre. Te has marchado con nuestro hermano Geralt,que la Baraja Karma te guarde.

Con tristeza saca una carta y la coloca en el torso del varón dejando que la carta se funda en el como un tatuaje

Os divierte masacrar a mis hermanos? Con un hilo de voz pronunciaba esto el Conde,el cual se levantaba torpemente
Os gusta quitarme a mi familia? Hijos de Naivé,yo os maldigo. Tras eso les dio la espalda a todos y,cojeando nuevamente,se marcho a sentarse en un trozo de piedra.

No había nada nuevo, nada interesante, por lo que recogí algunas hojas medianamente grandes. Y empecé a escribir en ellas con mi pluma mis pensamientos.

- Acto dos: Palabras falsas

Con la noche, nueva victima, se podía saber quién podía caer en manos de todos nosotros.
Sorprendido me quedé cuando pude asegurarme que yo seguía vivo y ver que el otro candidato era el caído.
¿Por qué dejarme estos mentirosos vivo?, ¿Qué quieren conseguir con ello?... solo ellos lo pueden saber.

Observando todo como había sido, lo más sorprendente era que el revivido era el muerto. Una pregunta me sobre salta. ¿Para qué traerlo a la vida, si luego no le das tú mismo una oportunidad y acabas con tus propias manos con él?...es algo muy estúpido, ¿acaso está siendo cohibido por alguien o manejado?...

Poco hay que decir sobre esta muerte, no hay debate de ello. El debate se abre ahora, para acabar con los traidores antes de que ellos lo hagan la próxima noche.

Ah! No! Eso no interesa para nada, lo que interesa es acabar con el idiota, que ahora alguno reclama su atención. ¿Para qué?...

¿Sabrán elegir los traidores a su victima? O ¿Quizás atacaran a alguien para despistar?
¿Seguirán exponiéndose más Shioban y Alexandra?, Ojala las protejan a ambas, son sabías y con ganas de verdad de acabar con todo esos traidores.
Quizás no se tenían que haber expuesto tanto…ya que son grandes enemigos para los traidores. A ellos no les interesa que ellas digan su verdad, a pesar de que quepa la duda de creerlas…

De ahí a que los traidores, quieran con sus ataques pasar de ellas y buscar otra victima que sea más claro de culpar.

A la espera de que Aeidos llegue el próximo día y exponga su sabiduría y sus razones de cometer el fallo que cometió…solo nos queda esperar y observar que es lo que pasará.

Fin del segundo acto.-

Me levanté del suelo, guardé mi pluma y guarde estas hojas con mi pañuelo que ya estaba escrito.
Caminé con paso firme, recto y clavando mi mirada en la pequeña. Me coloqué justo enfrente de ella, agarré su cara con mis manos y le di un beso en la frente. Y le susurre.

Cortadas por el mismo patrón… suspiré y le continué, bella ragazza.

Me aleje de ella, pero mi mirada se clavo en la suya. Quedé paralizado, mis pensamientos me inundaban. Cortadas por el mismo patrón…me agite la cabeza y volví en si.

Seguí caminando hasta ponerme delante de Shioban y Alexandra y les dije.
Que vuestras sabidurías no os cohíban nunca, ser prudentes y contad con mi bendición. Le bese a cada una la mano.
Seguí caminando hasta ponerme justo enfrente de Mustard y le dije.

Que deje de hacer ¿el qué?, si cuando hablo son nada más que tonterías como el caballero Geralt, uy perdón que se ponen celosas.
¿Ahora quieres hablar conmigo y que mi sabiduría os ilumine?... tú que traes a la vida a alguien y a la mínima de cambio te lo cargas con tus propias manos. ¿Para qué traerlo entonces?
Venga caballero, soy lo que soy porque vosotros lo queréis.
Hablad lo que queráis conmigo, yo decidiré ahora si quiero responderte o no.

Se giró dándole la espalda y se volvió nuevamente diciendo a todos.

Un consejo si lo queréis coger claro…no dudéis de las palabras de Shioban, Alexandra, Drakonia y Aeidos cuando vuelva.
Para mí son las tres damas de las que confío ciegamente. Mustard de ti también pero con esto que hiciste me descolocas un poco…

Ja, ya hemos visto todos lo mucho que confías en Shioban... - comentó Kalin con su habitual sarcasmo.

La lluvia seguía cayendo, dejando un ambiente triste y húmedo.

Pero algo que no estaba previsto surgió de la nada.

Dentro de los muros del castillo descansaban algunos de los cuerpos, de los caídos… protegidos del frio y la lluvia del exterior…

Según algunos, al amanecer Aeidos debía volver a la vida… Pero no era así…

Un rayo de luz iluminaba la esquina en la que descansaba… Su cuerpo aún estaba frio y desnudo, incluso una de sus heridas en sus brazos seguía abierta.

Y mientras vuestras miradas se fijaban en aquella imagen inerte de muerte, un viento helado llegaba hasta su cuerpo, envolviéndolo en una fina capa de tonos áureos…

Y poco a poco como despertando de un mal sueño, se levantaba ayudado del filo de su espada.

Puede que todos estuvieran, equivocados, puede que el tiempo  fuera demasiado rápido… puede que todo fuera mentira, o puede que nada fuese cierto.

Lo único seguro era que aún con paso entrecortado Aeidos os miraba confuso, no sabía porque estaba allí…

Se alzó mirando la lluvia del exterior, y la oscuridad de la noche, aún no conocía el porqué… pero al menos sabía que aún faltaba tiempo para el amanecer y su corazón volvía a latir. Sus heridas volvían a sangrar, mientras la pelicula dorada que lo recubría sanaba cualquier herida externa o interna que albergaba su cuerpo, dejandolo de nuevo ileso...

Después de la ejecución, me sente en una roca y todos podian ver como mi rostro palidecia  y volvia a mi forma original, tenía alma de dragón, era en parte uno, un ser de fuego, eterno e inmortal, mi cuerpo es solo un cascarón. De repente siento que algo a cambiado, y ahora no se que hacer con mis fuerzas, ha pasado tan poco tiempo que se que esta puede ser mi última noche.

Bienvenido, es bueno volvernos a encontrar le digo a Aeidos,  prueba de que Geralt siempre tuvo la razón, y prueba también de que yo también la tuve.

Espero que Aeidos sepa información importante, necesitamos de personas pensantes para acabar con los traidores.

Algo habia cambiado, ya no tenía el mismo poder, ahora, las cosas eran distintas...¿pero como decirlo a los demás?

Alguien ha resucitado a Aeidos para hacer creer que tenía razón con su muerte, si Geralt hubiera tenido razón no tendría que haber "despertado" hasta mañana por la mañana... - replicó Kalin, empezándose a cuestionar a Alexandra.

La muerte se llevó de nuevo a Arnau, demasiado cruel para ojos pocos acostumbrados a tanta sangre y violencia. Escuché las palabras sabias de Mustard acerca de la actitud de Cole, no pude reprimir el gesto de asentir ante sus palabras.

Pendientes de la actitud extraña de Cole, el cual miré con desafío cuando se acercó a mi hermana, a lo lejos un rayo iluminó el cuerpo de Aeidos y sin más despertó y se alzó como pudo con su espada. El gesto de sorpresa era generalizado, no pude evitar alzar la voz y pronunciarme:

- Y ahora ¿a quién debemos creer? ¿a aquellos que decían que Aeidos regresaría al amanecer del tercer día?- dije mirando a Cole y a Shioban- es de noche apenas ha despuntado el sol....¿y ahora qué explicación dáis a esto?- dije-

Seguidamente miré hacía Aeidos y dije:

- Espero que puedas resolver la duda acerca del motivo por el que se supone tú decidiste caer- dije mirándolo-

Pues esperemos a ver que dice Aeidos y sabremos si Geralt tenía o no razón. Digo simplemente, llamandome la atención de la actitud cuestionadora de Kalin.

Vi como el cuerpo de Aeidos esta aquí ante nosotros, me levanté inmediatamente y me dirigí hacia él. Pero cuando más me acercaba a el, más notaba que había venido totalmente diferente. Me mantuve a una distancia de él, lo suficiente para que me viera que estaba delante de él.

Y dije al resto sin dirigirme aún a Aeidos ya que anda descolocado un poco, quería dejarle un poco solo sin agobios para luego preguntarle.

Pero de verdad que no escucháis, volvería en el segundo amanecer. No al tercer día. Al tercer día eso lo hizo dios, no los brujos.

Eriel, querida yo a ti no te gusto, tu a mi me eres indiferente pero te vuelvo a decir. Aprende algo de tu hermana, seguro que te sorprendería mucho...

Me giré hacia Alexandra y le dije.
Tranquila, por mucho que insistas en la misma teoría que yo. Ellos siguen a lo suyo, no te esfuerces porque es tontería.

Tu querida Naivé hubiera regresado al tercer día, si las brujas de aquel entonces no se hubieran dedicado a matarla y resucitarla cada dos por tres. Si ahora este poder ha cambiado, entonces TODOS los que se manifestaron en aquella vez también, así que las palabrejas de Geralt no valen para nada. Y como las suyas, las de quienes las apoyan o secundan - replica Kalin, cada vez más molesto con la situación.

Abro los ojos y vislumbro el cielo con sus estrellas, mi cuerpo aún entumecido se mueve con torpeza al incorporarme y los calambres se abren paso. Mis heridas sanan con una velocidad abrumadora y el malestar va desapareciendo de mi ser. Poco a poco voy recobrando el sentido y la memoria, ya no estaba entre los caídos había vuelto a la vida, miro a mi alrededor y veo que todos están mirándome con cara de incredulidad...

-Deberíais veros la cara... una risa burlona suena de Aeidos

-Hola Alexandra... gracias, es grato volver a la vida... miro a Kalin... Caballero kalin... aún no se quien acabo con mi vida... pero como ya véis... cuesta matarme...

Luego dirijo mi mirada a Shioban... -Vaya.. después de todo... habéis desconfiado de mi... una mala jugada por vuestra parte... no me lo esperaba y menos de vos bella Shioban...

Dirijo una mirada de rabia a Cole durante unos segundos y luego vuelvo a mirar normal a todos en general...

-He hablado en la otra vida con Geralt y me ha contado cosas muy graciosas... esbozo una sonrisa

Cole, de que dios hablas.... de ese "hijo de dios" llamado Jesus... porque aqui pocos seguidores tendra.... o del otro caido que hizo lo mismo...del cual no mentare, pero que de seguro tiene mas adeptos, y no es bueno llamarlo en vano o su colera pueda caer sobre quien no deba en estos momentos....

Ignorando los comentarios de los que hablaban justo después que yo. Me dirigí a Aeidos tras sus primeras palabras, le di un fuerte aplauso y le dije.

Todo muy bien Aeidos, muy bien. Déjate de juegos y empieza hablar, porque si tú también vas a jugar que no te quepa la duda que yo también voy a empezar a jugar...

Aquí hay quién está jugando y lo está haciendo muy bien...quieres que sigas o te dejas de todo y empiezas a explicar el por qué de tu muerte.

Porque a mi si que no me cuela, que digas que te hicieron alguien algo para que te quedarás dormido. Tú utilizaste tu don para ahora volver.

¿Me explicas?, o quieres que continúe con más y con tu juego...

Después de observar inmutable cómo mis compañeros terminan con Arnau me sorprendo al ver a Aeidos volver a la vida. Decido acercarme a él ignorando a Cole al pasar por su lado. - No termino de explicarme cómo puede ser alguien tan maleducado, tan ciego, tan sordo y tan bocazas...

Antes de hablarle, hago que una ligera brisa refresque su rostro para hacerle más sencilla la vuelta a la vida.

- Bienvenido de nuevo, Aeidos. Espero que te encuentres bien. - Le dedico algo parecido a una sonrisa. - Lamento importunarte en estos momentos en que aún debes estar confuso con preguntas tan directas, pero... Creo que sería interesante que aclararas una cosa. Acabas de decir que alguien acabó con tu vida. Por aquí corría el rumor de que te suicidaste sabiendo que resucitarías gracias a tus poderes. Creo que a todos nos gustaría saber si tu muerte fue causada por otra persona, o por ti mismo.