El ataque de la octava noche se sabía que sería una cruenta batalla, que daría paso a la fría noche, donde traidores retozaban a su antojo… pero antes de ello la sangre debería de correr.

Mandrágora había librado más de una batalla a lo largo de su vida, y conocía el olor previo a la misma.

Limpio su rostro y dirigiéndose a sus enemigos dijo tras mostrar respeto a los caídos:

Que empiece el juego…

Fueron sus palabras las que dieron el punto de inicio a una cruenta batalla. La primera en actuar sería Anabel, la cual cargada por la rabia de su última revelación donde se conocía que el cuerpo  de su hija había alzado en vida antes de que ella se alejara.

Las lágrimas enjuagaban su rostro mientras con fiereza andaba firme hacía su oponente, extendió sus brazos y rápidamente fueron cubiertos por una capa de metal, creando de ambos dos espadas que se prolongaban desde sus brazos como si ellas y Anabel fueran una.

Cuando llegó justo a la altura de Mandrágora levantó su primera espada e intentó lanzar una tajada pero esta fue parada con maestría por el látigo del general… Luego dejó caer la segunda y aunque se retirara unos metros dando un salto hacia atrás el frio acero quebró el cuero que cubría su torso y pequeñas gotas de sangre caían al suelo…

Fallaste… dijo con sorna, pero entonces su látigo empezó a retorcerse sobre el brazo de Anabel acercándose sin querer a la guerrera, era la primera vez que le desobedecía, y tal vez fuese la última, pues cuando quiso darse cuenta su vientre estaba atravesado por aquel frio metal.

Aferró sus manos al filo de la espada y abriendo heridas en ellas logró zafarse de aquel arma que sería el inicio de su fin…

Pensó que tendría un tiempo para respirar, pero el aire que le llegó no era tan cálido como él esperaba. Ailish parecía en trance y de sus manos y unos vientos helados crujían haciendo presa una de sus piernas.

Intentó romper el hielo con sus propias manos mientras dejaba un rastro de sangre y uñas, pues sabía que aquel gélido cepo podía ser una lacra para luchar. Pero después de unos minutos intentándolo una risa fría y manipuladora quebró su silencio y lo lleno de miedos.

Alzó la mirada incrédulo y allí estaba Elvira tendiendo sus lazos oscuros que poco a poco apretarían sus extremidades dejándolo indefenso y tendido frente al resto y fue entontes cuando sitio el aquel dolor que le instaba a gritar…

Mientras era liberado de los grilletes que lo apresaban se dio cuenta que caía al suelo mientras su pierna helada era devorada a metros de él por dos lobos que con frialdad Drakonia observaba impávida de cualquier sentimiento.

Tras aquel grito agónico, Mandrágora apretó los dientes, aferrando en ellos un aliento de vida que le diera ánimos para volver a luchar.

Y entonces un cálido rio recorrió sus garganta, mientras a su espalda un frio respiro le avisaba de la presencia de Alexandra. Aquella chica que poco a poco se mostraba como un esqueje del gremio de los dragones extendía una de sus garras hacia el frente, atravesando desde atrás su cuello

Aquel rio de sangre que poco a poco descendía por su garganta era la primera nota de la muerte, pues pronto empezó su cuerpo a temblar, agónico y doliente.

Cayó al suelo liberado de aquella garra, con una herida que presagiaba un triste final, una pierna devorada y el vientre herido. Nada quedaba ya por decir, tan solo un final rápido podía mejorar la situación.

Y fue Kalin quien ayudó a que eso pasase. Se arrodilló frente al general, que un día lo capturo y guardo en los calabozos y le agarro la mano para que no se sintiera solo, en el momento de su ida.

Con la otra mano desnuda, la colocó sobre el pecho de Mandrágora, y simplemente cerró los ojos, para después lanzar una descarga que parase en seco su corazón

Los ojos de Mandrágora hervían entre heridas y dolor, pero ahora que la muerte lo abrazaba con fuerza, su cuerpo yacía inerte. Sin presencia de vida, tan solo tendido, varias heridas abiertas su sangre seguía corriendo, pero ya nada le haría daño.

Y cuando os girasteis una imagen tétrica se presentaba ante vosotros… Sin comerlo ni beberlo, la Parca parecía haber probado el sabor de su propia esencia, y mientras la tarde caía su cuerpo rápidamente se consumía.

La carne no pertenecía al mundo de los muertos, y su cuerpo ya tampoco.

La octava noche llegaba, dos muertos caían, y mientras los vivos eran presas del frio que la muerte dejaba a su paso, entre los caídos aparecían dos almas nuevas, calladas, expectantes, con un final incierto aún… pero presas sin duda, de las decisiones del ayer.

Lágrimas espectrales comienzan a caer por mi rostro. Me siento y me abrazo a mí misma. Miro hacia donde estaba el pebetero. Cierro los ojos y las lágrimas continúan discurriendo. Niego con la cabeza y alzo la tez hacia el cielo, como buscando las respuestas a las preguntas que nunca formulé.

El espectáculo no podía ser más bueno. Desde que había empezado todo esto, me mantuve sentado en tierra con la espalda apoyada en el árbol. Viendo y escuchando las semejantes cosas y teatro que decían esos idiotas. Ya me daba igual todo, ya que sabía o intuía como iba acabar todo esto.

Pero no puede evitar levantarme ante el semejante caído de Mandrágora. Una risa malvada salió de mi rostro, y me froté las manos.

La cosa se ponía cada vez más interesante y más tensa. Ahora solo faltaba las reacciones y palabras de los vivos.

La Parca estaba de regreso, eterna eterea, aguardando la hora de la sorna, hacia los ahora mortales, pues es la inmortalidad loe que tengo ahora... algo para siempre.... me aproxime hasta mi ser carnal, la mira, era yo misma, un fiel reflejo de mi oscura alma, junto a el me sente, la abrace, a esperar vomo el resto de almas, pero siempre con una sonrisa de laciva  crueldad  para con quienes habian osado dudar...... sin poder aguantar mas unas insonoras carcajadas partieron de mi boca hasta inundar la estancia....

Se ha ido Elvira, y Mandragora, y ahora quedamos unos pocos. No lamento haber votado por Mandragora, digo ciertamente, no se que tan malo era o no, yo no hubiera votado por él si no hubiera hecho tal observación, pero al parecer, alguién nos esta viendo la cara de tontos aún, porque seguimos aquí.

Reviso la lista de quienes somos. Creo que nadie tiene real idea de quien es el malvado.

Ailish

Anabel

Drakonia

Kalin

y yo.

Supongo que esta noche no podemos hacer gran cosa. !qué impotente me siento!, quisiera tener alguna habilidad que me diera claridad, pero no, no es así...

Aun no se termina esto!!!!...

Miro a los demas brujos que conservan la vida...Ahora es cuando mas dudo...Ailish...dime por favor que no ocultas nada...

Drakonia caminaba de un lado a otro pensativa analizando...buscando respuestas...pero no encontraba palabras que la tranquilizaran, miro a la alma de los muertos...

hastaPor favor, manifiestense...sus voces han sido calladas pero no sus movimientos...

Hasta el momento Erial era el unico que se habia manisfestado...le mire...confio en ti...por favor no hagas que vuelva a odiar tu sangre...

Erial caminó despacio hacia Drakonia. Después, lanzó una mirada a Ailish para dejar claro que se refería a ella y comenzó a caminar hacia el cadáver de Elvira.

Una vez allí se arrodilló a sus pies, y fingió realizar ritos funerarios. Hizo los movimientos de limpiar el cadáver, de tomar sus manos, de rezarle... nada le disgustaba más que hacer esto con alguien como Elvira, pero era la mejor forma de hacerse entender. Finalmente, tras haber honrado a la muerta con solemnidad y respeto, fingió tomar su túnica y ponérsela por encima.

Después, esperando haber sido comprendido se dirigió de nuevo a Drakonia y repitió el gesto que hizo anteriormente: se llevó los dedos a los ojos, y después los dirigió a Alexandra.

Observe atentamente los movimientos de Erial...Comprendo...Despues la invocadora hizo algo que quizas sorprenderia a muchos realizo una reverencia al espiritu de Erial...

Ajeno a la matanza, Mustard parece atento a lo que acontece en la runa. 

Son las historias... las verdaderas historias de lo que allí había pasado. Si quedaba algo de la voluntad del trovador, conocer esas respuestas debía ser de lo poco capaz de sacarlo de su mutismo.

¿Por que esto no termina de una vez? - dijo Kalin con el rostro triste y aún de rodillas.

La sombra marchita de lo que una vez fue Prue, paseaba arrastrando los pies, alrededor del pebetero, siempre del revés, siempre sin que las facciones de su rostro puedan ser vistas por otros. Simplemente caminaba en círculos alrededor del pebetero, a veces estaba y otras no, pero siempre cerca de lo que les daba poder y corrupción por igual.

Vaechio va cayendo de rodillas poco a poco,no tenia boca pero por la gesticulación de sus ojos cualquiera diría que reía,aunque resultaba confuso porque dos regueros de lágrimas se desbordaban de sus ojos.
Su silueta fue perdiendo caía todo el color pasando a ser una casi una sombra. Su destino se había firmado con sangre y ya no era mas útil.

No pude evitar dar un aplauso al escuchar las palabras de Kalin. 

¿De verdad alguien se puede creer las palabras de este brujo?... si esto no termina es porque saben muy bien quién es el traidor y so se atreven a matarlo...ilusos...

Estaba observando como caían dos personas y se unían a las alamas de los caídos… Por parte se había hecho justicia... pero esto todavía no había acabado... porque aun quedaba el peso pesado que era el traidor porque continuaba vivo. Y cuando cayera el espectáculo habrá cavado. Pero mientras tanto tendremos que esperar y continuar ver el espectáculo en primera fila.

Sonreí al ver como con aplaudía a las palabras de lo que dijo Kalin, nunca dejara cole de sorprenderme siempre tenía algunas palabras sensatas para todos…

Observo sorprendida los restos de Elvira y luego miro a mi alrededor al comprender que han sido los caídos los que se la han llevado tratando de ayudarnos.

Luego me siento, preocupada, en una piedra y miro a Drakonia andar en círculos. Voy a abrir la boca para responder cuando se dirige a mí, pero antes de que me dé tiempo a hacerlo, Erial se adelanta y descubre con gestos mi poder. En un primer momento me indigno sobremanera al sentirme expuesta contra mi voluntad y el aire se mueve y enfría a mi alrededor. Después comprendo por qué lo ha hecho y trato de serenarme antes de hablar.

- Bueno, creo que Erial ha sido bastante claro sobre mí. - Hago una pausa y miro a Erial con el rostro serio. - Habría agradecido que al menos me pidieras permiso antes. - Luego me dirijo a los que quedan en pie. - Por mi parte, como os dije antes, estoy haciendo algo que no sé cómo saldrá, pero prefiero no decir nada al respecto todavía. Si todo sale bien, no tendré ningún problema en responder a cualquier pregunta que queráis hacerme. 

Luego me fijo en Kalin desanimado en el suelo y me dirijo a él. - Kalin, no... No te dejes llevar... Ahora tienes que ser fuerte. - Hago una pausa, meditando sobre sus dudas. - Y sobre esa pregunta, tengo dos ideas. Una es que hay un traidor aquí que miente de maravilla... Y la otra es que las puertas quizá no puedan abrirse durante la noche y tengamos que esperar al amanecer...

Ante las palabras de Ailish, el pelirrojo se levantó y miró al resto - Ojalá sea lo segundo, porque si no mañana a los vivos tocará hacer frente a la última gran mentira, la peor de todas...  - dijo Kalin con un tono triste.

Ante la reverencia de Drakonia, Erial realiza una leve inclinación de cabeza, aceptando el gesto de la mujer como muestra de confianza, no de sumisión por el rango de él.

Después escucha las palabras de los que le rodean y hace una señal de disculpa ante las palabras de Ailish. Es cierto que la decisión de desvelar su don no le correspondía a él, pero era algo necesario.

Las señales del abatimiento de Kalin hacen que se acerque a él y le ponga una mano en el hombro. Sea cual sea el final, ya no queda mucho, y es pronto para que las fuerzas le abandonen.

Por último volvió a alejarse a un lugar apartado, a la espera de un amanecer que quizá se auguraba mejor que todos los anteriores.