Essä

Essä siempre fue diferente. Incluso entre los Fata había algo en ella, un aura especial que la hacía brillar de una manera distinta. Nadie supo decirle exactamente de dónde provenía, pero aún así ella siempre lo supo. Lo podía sentir en sus venas, latiendo con el pulso de cada soñador que la visitaba: tenía Sangre Real. Y la cantidad no era precisamente ínfima, eso seguro.

Creció en el Bosque, rodeada de árboles cambiantes que no respondían a sus preguntas. Soñadora y vivaz, siempre imaginó mil orígenes y motivos para encontrarse allí y no en Palacio. Puede que el Rey estuviera protegiéndola de algún tipo de amenaza. Quizá la Reina quería que creciese alejada de allí, con la esperanza de que ella algún día fuese una monarca justa y sabia, que conociera a los habitantes de Fäe por lo que eran.

Aprendió a amar ese lugar. Cada brizna de hierba, cada grano de tierra, cada piedra y cada mota de polvo estaban allí por la voluntad de un soñador, y aquello era magnífico. Ella podía ver el aire vibrar con los anhelos de los miles de humanos que visitaban Fäe aún sin saberlo, y jugar con ellos era la mayor felicidad que Essä podía poseer. Inocente, vivaz, alegre. Esa era Essä.

No creció sola. Desde el principio hubo una Fata que fue una constante. Ella cuidaba de Essä, respondiendo con una suave risa a la mayor parte de sus preguntas acerca de su origen. Se trataba de Falmari, una sirena del agua. Essä no tenía muy claro desde cuándo la conocía, pero ella siempre había permanecido ahí: había sido su ayuda cuando lo había necesitado, y la había ignorado vehemente cuando sólo se trataba de un capricho, dándole así una educación que ella jamás hubiera recibido de otro modo.

Eran esas visitas regulares el único momento en que Essä hablaba con otros Fata. Durante el resto del tiempo ella disfrutaba moldeando la roca o sobrevolando el Bosque, dejando que el aire de Fäe acariciara su cuerpo como ninguna otra cosa podía hacer.

Fue en uno de esos paseos cuando lo vio a él. Se encontraba cerca del lago donde Falmari solía habitar, y se encontraba en peligro. Como si de un meteorito de pura velocidad se tratase, Essä trató de llegar allí cuanto antes, reuniendo en esa trayectoria todas sus fuerzas. Sin embargo la sirena llegó antes y salvó a aquel hermoso ser. Oculta entre los árboles, temerosa de lo que él pudiera pensar de ella, escuchó cómo se presentaba. Elendë, dijo llamarse antes de irse. El nombre más bello que Essä había oído jamás.

Desde ese momento todo fue diferente. Fuese adonde fuese, Essä viajaba con una sonrisa en los labios, consciente de que en algún lugar había un Fata hermoso al que podría estar mirando durante eones. Ella no necesitaba más para sentirse completa. Y si ya antes era feliz, desde que Elendë había aparecido se sentía siempre en una nube. Como surcando el aire sin llegar a levantar los pies del suelo.

Pero su alegría se vio amenazada la siguiente vez que vio a Falmari. Como si fuera algo habitual y carente de importancia, la sirena le explicó que Elendë no era quien decía ser. Y no sólo eso, sino que pronto le darían caza. Essä había crecido en el Bosque. Había vivido gracias a él, crecido en él y, sobre todo, había aprendido en él. De modo que al escuchar esas noticias se decidió a dejar de esconderse. Se prepararía para lo que estuviera por venir, escucharía la versión de Elendë, y sólo entonces decidiría si darle muerte a él o a sus perseguidores.

Volviendo la vista atrás, al momento en la estación de metro, se te hace complicado pensar que te has equivocado. Es difícil calcular cuánto tiempo ha pasado exactamente desde ese momento, pero aún así cada vez sientes a esos que te rodean más cerca, como si compartierais algo más. Como si fueran parte de algo que no puedes recordar. Hay algo más: una sensación latiendo en tu interior. Algo que te dice que para ser tú de manera completa tendrás que escoger a uno de ellos como foco. Puede que aún no sepas cómo o para qué, pero hay una cosa certera: esa elección es importante.

El elegido es Seth McCarthy. Ha sido suficientemente valiente como para enfrentarse a Paul tratando de proteger a la niña a pesar de la apariencias. Alana ha tenido problemas desde niña por sus rarezas, por eso nunca la adoptaron de forma definitiva. Ese es el motivo por el que se fijaría en él como foco, por proteger a alguien por extraña que pareciera. A pesar de ese arranque no es un temerario sin cerebro que sabe cuando callarse. Otros tampoco estaban de acuerdo pero no hicieron nada, incluida Alana.

Ahora que tu alma volvía a ser consciente de quien eras realmente, ahora que empezabas a intuir de lo que eras capaz... Las cosas volvían a estar más o menos claras para ti.

Sin embargo aun faltaba algo. Sabías que no estabas completa. Tu poder, tu capacidad para lograr tus objetivos... Aún podía crecer un poco más. Sólo tenías que terminar de encontrarte a ti misma. Pero ¿cómo? La respuesta no estaba sólo en ti. Estaba en tu pasado. Estaba en tu presente. Escuchabas a los que te acompañaban, consciente de que allí, entre ellos, se encontraban algunos de los Fata que conociste en otro tiempo. ¿Podría estar en ellos ese catalizador que te diese lo que te faltaba?

Con un poco de suerte Elendë se encontraría también allí. Era tu oportunidad de habla con él, de saber qué había pasado en realidad. O Falmari, que siempre había cuidado de ti. Y luego estaba esa chico, Seth McCarthy. ¿Quién era en realidad? ¿Tendría él las respuestas que buscabas?

A ver que sale.

Como creo que todos acabaremos metiendo la pata en lo de cambiar de personaje para postear, me voy a ir apuntando a los que pille por si luego me sirve de algo.

Gelion es Thomas

El día iba pasando, y delante de ti unos y otros iban tomando posiciones ante lo sucedido. Las acusaciones empezaban a volar, y era difícil saber cuáles de ellas tenían verdadero fundamento. Si es que alguna lo tenía. Mientras tanto, una cosa estaba cada vez más clara: Nada sabían de ti, o de tu historia. Y poco o nada sabías tú de ellos. Sin embargo, la posibilidad de que entre los presentes se encontrase Elendë era algo plausible, y con sólo pensar en ello un denso calor creía en tu pecho. Sólo cabía esperar que no le pasase algo como lo que le habían hecho a esa chica.

Debías dar con él pronto. Asegurarte de si estaba con vosotros, y de que salía de allí con vida. Era tu oportunidad de saber de él. De conocerle. De escuchar su historia.

Tras el combate la noche llegó, y con ella tu momento.

Habías visto cómo todos actuaban a lo largo del día. Les habías oído hablar. Y aunque era difícil tener alguna certeza esta era tu oportunidad de hacer un bien. De conseguir que los que habían machacado a esa chica lo pagasen.

Además, podías aprovechar la ocasión para buscar a Elendë entre los presentes. ¿Serías capaz de dar con él a la primera?

Quiero analizar si Paul es Elendë. En cuanto a envenenar a alguien no quiero usarlo aún hasta que Loth me conteste.

Recibido. Recuerda que tu plazo termina el Domingo a las 23:59.

Si quieres dejar un objetivo "provisional" y cambiarlo en función de lo que te conteste, puedes hacerlo. ^^

Uso mi rol de justiciero con Ivanna, ya veremos si necesito cambiar de idea.

Lentamente, amparada por la oscuridad de la noche, te acercaste al lugar donde descansaba Ivanna. No necesitabas mucho tiempo para preparar el veneno, no, ni tampoco fue sencillo inyectárselo como si fuerais sólo humanas: tu Sangre Real era suficientemente fuerte como para conjurarlo dentro de sus venas con sólo tocarla.

Sin embargo algo no fue como esperabas. Cuando llegaste al lugar donde Ivanna descansaba la encontraste muerta, acostada en el suelo con la boca al lado de un charco de su propia sangre vomitada.

Acto seguido te retiraste, y sin quitarte aquella imagen de la cabeza te fuiste pensando en Elendë. ¿Quién de ellos sería, si es que estaba realmente aquí? Aún tenías esa duda al dormirte, y en cuanto los primeros rayos de sol te hicieron ver el cadáver de Paul te diste cuenta de que ese no podía ser él.

La noche había caído tras un nuevo combate. Tu objetivo se había librado por muy poco, pero había sobrevivido.

Ahora, sin embargo, sabías que debías centrarte en otra cosa. Llegaba el momento de tomar algunas decisiones. La búsqueda de Elendë debía continuar. Y necesitabas un objetivo para tu veneno. ¿Quién sería en esta ocasión?

Quiero ver si Elendë es Shawn porque ha dado a entender que era del bosque.

En cuanto al justiciero tengo is dudas. Quería usarlo con Anya pero la nueva información sobre Roger me ha despistado. Como puedo retractarme pero no puedo cambiar de objetivo lo voy a usar con Roger. A ver si, una vez que aclaren más el último post de Paul, tengo que retractarme o no.

Al retirarte a dormir lo hiciste sintiéndote nerviosa y expectante, notando ya dentro de ti que esta iba a ser una noche movidita. Todo tu ser vibraba ante la idea de lo que estaba por suceder, y ante la posibilidad de encontrarte al fin con Elendë.

Te alejaste de donde los demás se encontraban pensando en Shawn. ¿Podía ser él quien le escondiese? Te gustaría pensar que sí, pero cuantas más vueltas le dabas menos plausible parecía. Él era mucho más rudo que Elendë, sin duda. Tendrías que seguir buscándolo.

Cuando te levantaste para dirigirte adonde Roger se encontraba podías sentir que tu cuerpo estaba preparado. Le encontraste tranquilamente dormido, y durante varios segundos permaneciste mirándolo, valorando tu decisión. Sabías que siempre podrías retractarte después, de modo que tenías que aprovechar la oportunidad. A lo mejor al sentir el veneno en su sangre, como una soga al cuello a punto de ahorcarle, se decidía a confesar.

Ya con el trabajo hecho, te encaminabas hacia tu lugar de descanso cuando un ruido a tu derecha te alertó: había alguien más allí. Tus ojos se dirigieron hacia el origen del sonido, y de inmediato distinguiste a Seth. Vuestras miradas se cruzaron durante un instante y no pudiste evitar sentirte confusa. ¿Era él uno de los asesinos? ¿Qué hacía rondando de esa manera si no lo era?

El atardecer había dado paso a una nueva noche, y con ella una nueva oportunidad. Parecía seguro que entre vosotros aún caminaban asesinos, gente que aprovecharía el menos descuido para segar nuevas vidas. Te habías estrenado con Roger, y te habías expuesto después al explicarte... ¿Qué podías hacer ahora, sino poner toda la carne en el asador?

El miedo a que fueran a por ti era constante, pero no te paralizaba. En lugar de eso te ayudaba a seguir adelante, buscando un objetivo... Pero no sólo eso. Sino también tratando de dar con aquel al que buscabas. Si te hacían algo... Al menos estaría bien poder despedirte de él.

No voy a usar el rol de justiciero en esta ocasión. Tras la caída de Anya y Roger ahora no tengo ningún sospechoso y no sería justicia si lo usara sin ninguna idea.

En cuanto buscar a Elendë quiero mirar a Seth.