Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Anastasia Bubois

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10/01/2015, 22:42
Director
Sólo para el director
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10/01/2015, 22:42
Narrador

 

Lassa

Lassa lo poseía todo. Una vida en Palacio, gente que la cuidaba y lo que siempre había querido: dos retoños preciosos, uno de cada sexo. No sería difícil afirmar sin equivocarse que nunca, en toda su vida, había sido más feliz. Su frágil mente habitaba en una densa nube de regocijo continuo, de saber que no importaba lo que pasase: ella se sentía totalmente plena. Aquel era su destino.

Sí, puede que fuese ligeramente permisiva con sus niños. ¿Pero cómo no iba a consentírselo todo, si eran lo más bello que había en todo Fäe? Eran como pequeños príncipes en miniatura. Bellos, hermosos. Y llenos de poder.

Alrededor de Lassa las cosas se movían despacio. Ella tenía un ritmo diferente, y no solía percibir de la gente más que la fachada que le ofrecían. Por eso para ella vivir en Palacio era un disfrute continuo, sin entrar en todas esas intrigas o rencores. Ella no necesitaba más que lo que tenía. Y no tenía más que lo que necesitaba.

Pero su situación cambiaría el día que niño y niña aparecieron brutalmente asesinados. Sus cuerpos puros y finos llenos de heridas, y la sangre manchando toda la estancia. Aquí y allá rastros de lucha: aún a su tierna edad, se habían defendido. Las piernas de Lassa la hicieron recorrer la gran habitación, despacio, pasando sus dedos por cada uno de los lugares donde la sangre se había derramado. Finalmente terminó caminando hacia su cuerpos y se acurrucó junto a ellos, llenándolos de caricias, besos y todo el amor que ya no podría darles.

Tardaron varios días en encontrarla. Ningún soñador la había visitado mientras tanto: ella misma se había negado a la presencia de alguien más que sus hijos. Se encontraba débil y sola. El tiempo pasado allí había terminado de resquebrajar la frágil solidez de su mente, haciendo que ya nada importase: sólo la ausencia.

Caminó. Salió de Palacio y caminó a través del Bosque, dejándolo todo atrás. Si alguna vez se cruzaba con un Fata lo ignoraba por completo. Ni una palabra llegó a salir de su garganta en el tiempo que estuvo simplemente poniendo un pie por delante del que dejaba atrás. Aquello era sencillo. Aquello podía hacerlo.

Pasó mucho tiempo. Ni ella ni ningún Fata sabrían decir cuánto, pues las semanas pasaban a una velocidad diferente para cada uno. Llegó a la Linde. Llegó allí, y vio el final del Reino. Lo hermoso. Y en lo más profundo de su mente se dio cuenta de que quizá sus hijos no estuvieran muertos: quizá sólo se habían ido a ese lugar del que ningún Fata había vuelto. O puede que, quizá, buscase una muerte que apartase la soledad, la culpa y la ausencia. En cualquier caso Lassa no detuvo sus pies cuando se encaminaron hacia la Bruma. Cuando intentaron internarse en lo Desconocido para dejar atrás todo lo que era, para desconocerse a ella misma y poder descansar.

Una mano la detuvo, agarrándola por el brazo. Se trataba de alguien gris, sabio y triste como ella. Leithian. Sin decir nada la abrazó, y ella no tuvo las fuerzas a resistirse. Y así pasaron días, hasta que la Bruma comenzó a confundirlos con estatuas.

Después de aquello todo fue menos sencillo. Lassa aceptó de manera muda quedarse en la Linde, con él, hasta sentirse con fuerzas como para volver a Palacio. A su vida. En su fuero interno sabía que no era eso lo que deseaba, y que si aceptaba volver era sólo para vengar a sus pequeños. La Guerra estaba comenzando, y poco le importaban a ella los bandos o el futuro. Sólo quería sentir la sangre de quien se lo había quitado todo empapando sus manos, humedeciendo su boca y su sexo. Bañándola entera. Habían llegado noticias desde Palacio, y con ellas un nombre: Míriel.

En la Linde aprendió cosas que jamás habría imaginado. A comprender a los muertos. A imitarlos. Su fragilidad fue su fuerza, pues eso la mantenía abierta a los últimos lamentos de quienes habían sido sacrificados a lo desconocido. La preparaba.

Notas de juego

Eres el ladrón de tumbas. Cada día podrás tomar el poder de un muerto caído en las votaciones y usarlo como si fuese tuyo. Además, si este volviese a la vida y tú aún conservases su rol, lo perderías de inmediato.

Plazo de declaración: Viernes, Sábado.

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29/01/2015, 11:15
Narrador

Volviendo la vista atrás, al momento en la estación de metro, se te hace complicado pensar que te has equivocado. Es difícil calcular cuánto tiempo ha pasado exactamente desde ese momento, pero aún así cada vez sientes a esos que te rodean más cerca, como si compartierais algo más. Como si fueran parte de algo que no puedes recordar. Hay algo más: una sensación latiendo en tu interior. Algo que te dice que para ser tú de manera completa tendrás que escoger a uno de ellos como foco. Puede que aún no sepas cómo o para qué, pero hay una cosa certera: esa elección es importante.

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30/01/2015, 00:41
Anastasia Bubois

Allegra Blue. Y que sea lo que Fatalulo quiera.

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01/02/2015, 13:54
Narrador

Ahora que tu alma volvía a ser consciente de quién eras realmente, ahora que empezabas a intuir de lo que eras capaz... Las cosas volvían a estar más o menos claras para ti.

Sin embargo aun faltaba algo. Sabías que no estabas completa. Tu poder, tu capacidad para lograr tus objetivos... Aún podía crecer un poco más. Sólo tenías que terminar de encontrarte a ti misma. Pero ¿cómo? La respuesta no estaba sólo en ti. Estaba en tu pasado. Estaba en tu presente. Escuchabas a los que te acompañaban, consciente de que allí, entre ellos, se encontraban algunos de los Fata que conociste en otro tiempo. ¿Podría estar en ellos ese catalizador que te diese lo que te faltaba? ¿O quizá lo que necesitabas únicamente era saldar alguna cuenta pendiente?

Notas de juego

Ya conoces tu rol, pero no es lo único que puedes hacer. Hay varias formas de lograr esta otra capacidad, pero tú sólo conocerás una. Aquí tienes una lista de sucesos. Deberás tirar cuanto antes 1D2. Aquel que salga elegido será el catalizador que te haga ir un paso más allá.

1. - Muerte de Míriel.
2. - Compartir escena con Leithian.

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01/02/2015, 15:11
Anastasia Bubois

Modo chungo :(

- Tiradas (1)
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05/02/2015, 13:31
Narrador

El día iba pasando, y delante de ti unos y otros iban tomando posiciones ante lo sucedido. Tu mente resquebrajada iba asumiendo los acontecimientos a su manera, sin que prácticamente nadie pareciera entenderte demasiado. Pero lo cierto era que no sabían nada todo lo que había dentro de ti: funcionabas de otra manera, eso era todo.

Eras un alma con un peso terrible. La imagen de Aidëmie y Eimedia sin vida había manchado todo lo que ahora podías ver, y eso era innegable. Sin embargo aún había algo bueno en ti. Sí, querías venganza, pero no por saciarte, sino porque no debería existir nadie como el asesino de tus cachorros.

Y aún así, llegado el momento, le escucharías. Recibirías de él las palabras que quisiera darte. Porque si algo necesitabas por encima de devolver la sangre derramada era escuchar de su boca el arrepentimiento, la conciencia de haber cometido el error.

Notas de juego

Tu rol secundario es Extremaunción. Cuando alguien caiga en unas votaciones y tú hayas formado parte de su linchamiento podréis compartir una escena privada durante todo el turno nocturno.

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06/02/2015, 00:55
Narrador

Llegó la noche, y con ella tu momento. Con el tiempo habías aprendido que la oscuridad es una buena aliada. Que muchos no aprobarían lo que estabas a punto de hacer. Sin embargo sabías que era necesario. Si los vivos no te daban la fuerza y las respuestas que buscabas, las encontrarías en los muertos.

Notas de juego

Llega el momento de usar tu poder, si quieres.

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07/02/2015, 09:41
Anastasia Bubois

Anastasia, guiada por Lassa, se acercó al cuerpo inerte de Mathias para rebuscar entre su esencia que se esparcía para llegar vete a saber dónde, esa parte que pudiera servirle.Adopto  

Notas de juego

Adopto el poder de Mathias.

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07/02/2015, 14:46
Narrador

Tus ojos se posaron sobre el cuerpo inerte de Mathias. Él había sido el primer ajusticiado, pero era probable que no fuese el único.

Lo primero que recibiste fue una imagen de la Fata que habitaba en su interior: una sirena. No la habías visto antes, o si lo habías hecho no lo recordabas.

Sin embargo, lo que vino después fueron imágenes de su vida, tanto en Fäe como presente. Una sonrisa divertida, casi sádica, mientras atraía a humanos y Fata sólo para acabar con sus vidas por diversión. La presencia continua del agua como compañera, como herramienta y arma ejecutora. El regocijo en el engaño. Una y cien muertes a sus manos. Y algo más, algo mucho más lejano... ¿El secuestro de una niña? Aquello hizo hervir tu sangre, trayéndote el recuerdo de lo que le había pasado a tus pequeños. Y aún así aquello no fue lo único. También comprendiste su esencia al observar a Mathias agarrar por detrás a Zaira, asiendo su garganta con fuerza para impedirle gritar. Sí, estaba claro que esa noche había actuado solo. Aunque eso no significaba que no tuviera compañeros, claro. A estas alturas conocías la naturaleza - tanto la humana como la Fata - lo suficiente como para saber que era raro que alguien hiciera algo así sin el apoyo de otros.

Al menos no os habíais equivocado con él.

Notas de juego

Mathias era Falmari (habitante del Bosque), de rol primario Hombre Lobo.

Eres un Hombre Lobo. Junto a tus compañeros compartirás una escena en la que postearás como Falmari, y no como Mathias, y allí podréis conspirar y escoger una víctima a la que atacar cada vez que caiga la noche. Además, uno de vosotros podrá quedarse vigilando mientras tanto, pudiendo tirar 1D20 para tratar de averiguar si alguien os observa.

En tu caso durante el tiempo que conserves su rol no compartirás escena con nadie. Te apañarás tú sola, siendo al mismo tiempo ejecutora y vigilante. ^^

Tu plazo para escoger víctima termina el Domingo a las 23:59.

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08/02/2015, 20:20
Anastasia Bubois

Entonces, ¿puedo tirar 1d20 y escoger victima? 

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08/02/2015, 20:27
Narrador

Así es. :)

El 1D20 es para vigilar quién se levanta por las noches además de ti. La víctima es... Bueno... Ya sabes. o.o

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08/02/2015, 20:50
Anastasia Bubois
- Tiradas (1)

Notas de juego

Como hombre lobo elimino a Roger Rabbit.

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09/02/2015, 00:54
Anastasia Bubois

"Míriel" – aquel nombre se amplificó en mi mente, repitiéndose en esa falsa voz con acento inglés tras la que se escondía, golpeando en mis sienes, agitando cada parte de mi esencia.

- Míriel –susurré su nombre como único y último alegato en su juicio. Aquello bastaba para considerarlo culpable de todos y cada uno de sus crímenes, aunque su muerte ni siquiera empezaba a pagar el más atroz de todos ellos.

Todo el dolor canalizado en la venganza de mis cachorros se calvó en él, no solo a través de mi mirada, sino toda mi esencia se proyectaba con agresivo asecho.

- Míriel. – volví a respirar como condena – Al fin te he encontrado.

Me acerqué a él con determinación, por su espalda, observando su calma, ignorante de su destino. Sonreí con alevosía, observando lo fácil que sería acabar con él sin que ni siquiera se enterase por donde le venían los golpes. Fácil, sí, pero piadoso también. Él no merecía un buen trato, no merecía la dulzura de la muerte inesperada.

Se cerró sobre él, rodeándole con ambos brazos y encajó su cabecita sobre su hombro - Aidëmie y Eimedia quieren oír tus gritos. Aquellos que ellos no te regalaron, aquellos que me arroparan cada noche.

Sonreí  clavando mis uñas bajo la clavícula de ese envoltorio que escondía a Míriel, arañándolo, para arrancar su piel y encararme a ese destructor de sueños y asesino de ángeles; sentí como su sangre bañaba mi mano y me regalé unos segundos para frotar unos dedos con otros, estudiando la textura de ese liquido antes de pintarme labios y barbilla con ella, en un brochazo de la mano, devolviendo ese color rojizo que tanto había decorado mis labios al besar los cuerpos de mis cachorros.

Abandoné ese abrazo mortal para presentarme frente a sus ojos y volví a clavar mis uñas en esa herida, insistiendo con presión para que mis dedos se abrían paso hacia el interior de Roger.

- Quizás ahora desees encontrar fuerzas para hacerme parar, pero te aseguro que me rogarás que siga, me suplicarás que  acabe contigo. – sonreí sádica sin proponérmelo, regodeándome en mi venganza – Y lo haré. Pero no por ti.

Tomé un poco de la esencia de ese cuerpo francés y dibujé sobre su cuerpo un círculo delimitado por una nebulosa verdosa, luego dibujé  un corazón en el aire y metí la mano.

Al hacerlo aquella se conectó con el primero de ellos y me encontré hurgando en las entrañas de Roger, palpando sus órganos, sintiendo la fragilidad de su ser.

Primero tiré del esternón, abriéndome paso a manotazos poco delicados y arañazos hasta dar con él y poder romperlo, al sacarlo por el agujero se lo clavé en una mano y escribí el nombre de Aidëmie, luego volví a hurgar en su interior, golpeé sus costillas y dejé que las astillas de los huesos se perdieran y se calaveran en los órganos internos así como en mis manos.

Sentí como uno de los pulmones se perforaba y supe que aquello pronto acabaría así que retiré mis manos. Me arranqué una astilla de mis nudillos y tatuté el nombre de Eimedia en su cuello.

Luego le tumbé, y con aquel gesto me tumbé a su lado y le abracé, y esperé a que su esencia desapareciera. Rodeándole con un brazo, limpiándome la sangre de los dedos del otro brazo chupándome los dedos, imaginando el día en que hice lo mismo con la sangre de las diminutas manecillas de mis cachorros.

- Ssssssh – le pedí silencio esta vez – Los pequeños quieren dormir. 

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09/02/2015, 01:27
Narrador

Desde que aquel actor había pronunciado aquella palabra, aquel nombre maldito, no había dejado de resonar en tu cabeza. Martilleante, pesado, doloroso y contundente. Míriel. Aquel que se había llevado por su justicia a tus pequeños.

En silencio tuviste que agradecer a Mathias su sacrificio. Quizá era el destino quien te había hecho votarle, provocando ahora esta oportunidad. Esta noche era diferente de la anterior. De alguna manera veinticuatro horas atrás te habías sentido a salvo, protegida. Sin embargo hoy no necesitabas eso. Necesitabas sangre, y sabías quién era su dueño.

Cayó la noche, y con ella la oscuridad se convirtió en tu aliada. Aquel hombre escondía el rostro de un monstruo que sólo tú podías ver, y pagaría por sus pecados. Por lo que te había hecho a ti y a tus cachorros.

Lo primero fue acecharle. Al principio era un ansia de comprenderle, de entender cómo alguien podía hacer algo así. Luego, cuando viste cómo se giraba y te ocultabas en uno de tus portales, se convirtió en algo más: ganas de provocarle miedo. Auténtico terror. El hombre trató de huir: de repente ya no estaba donde antes, sino sobre el puente. Pero si él podía moverse deprisa, tú también.

Te divertirste con él. Vaya, si te divertiste. Tal y como Falmari lo había hecho con cada una de sus presas. Ahora era fácil entenderla. Quizá ella no era tan mala, después de todo. Quizá, simplemente, no la comprendían.

Sentiste tu sangre hervir la primera vez que vuestras pieles estaban en contacto. Tu fuerza de Fata, tu fuerza de madre y tu fuerza de vengadora juntas, listas para desmembrar a aquel monstruo.

La satisfacción al ver su rostro no tuvo igual. Él parecía ya tan ido que no podía ni enfocar su mirada, pero cada una de tus palabras parecía calar en él. Sabía lo que estaba por venir. Sabía que estaba muriendo.

Todo se hizo demasiado corto. Sin embargo las cosas acabaron como tenían que acabar: con él muerto, y con el nombre de tus pequeños grabado. Ya no podría olvidarlo jamás, como tú tampoco habías podido.

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09/02/2015, 18:36
Lassa

Míriel se había desvanecido, y yo me había limpiado las manos y el rostro en la orilla del río, la ciudad dormía, como algunos de sus prisioneros, y era en aquel momento que la noche parecía más acogedora, comprensiva, como si te pidiera que lo olvidases todo para escucharla.

Cerré los ojos y dejé que el tic-tac de mi mente tomase el control de mi ser y del cuerpo prestado, como había dejado que hiciera esa melodía de la niña del árbol, melodía que volvió a mis labios y escapó en un silbido. Con la última nota abrí los ojos y me encontré frente al reloj que, aunque era completamente diferente, completo, estaba segura de que se trataba de aquel que habíamos explorado apenas unas horas antes.

“No existe nada que no sea necesario, no muestra aquello que no mercemos ver” – pensé para Anastasia y su cuerpo sonrió embobado ante su tesoro, pasando sus ojos por cada uno de los engranajes, estudiando las formas de las manecillas, la trazas del cristal de su esfera, todo aquello que la fascinaba pero fui yo quien atendió a los nombres e imágenes que revelaban el paso de las agujas por los números.

Estiré una mano, atraída por aquella magia, y cuando mis dedos estaban a punto de rozar el primer número que se me había mostrado, la aguja se movió, mostrando un número apagado y en aquel momento encogí los dedos y doble el codo, exculpándome de ese hecho.

Alguien ya ha estado aquí. – murmuré – El Ilusionista – esperé la vuelta entera del reloj – y el juez.

No realicé ninguna cábala más, simplemente esperé frente al reloj observando aquellos nombres e imágenes mostrarse y desaparecer con el paso de las agujas, hasta que uno de ellos se grabó en mi esencia e hizo que volviera e estirar mi mano hacia él.

- La Rosa. Ocho.

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09/02/2015, 21:04
Narrador

 

La Rosa

 

Con el paso del tiempo tu corazón se había marchitado. Eso era una realidad. Sin embargo no lo echabas de menos: todos tus pensamientos acerca de ausencia o soledad tenían otras raíces, unas que estaban enredadas en tus ojos y en tu alma.

No podías amar. Al menos, no de una forma entregada, sincera y perpetua como hacían otros. Era algo a lo que habías tenido que renunciar para poder seguir con vida. Para que el amor que sentías por tus cachorros no desgarrase tu piel y tus entrañas como habías hecho tú con las de su asesino.

Sin embargo había algo en ti, puede que fuera tu fragilidad o tu languidez, que solía despertar compasión en otros. Amor. Ellos eran buenos contigo, claro. O al menos lo era la gente que te trataba bien. Como Leithian. Como Serindë. Como Eirien. Y aún nada de aquello podía llenar tu vacío, ese agujero que tenías en el pecho y que llevaba dos nombres bien grabados.

En lo más profundo sabías que no te quedaba ninguna oportunidad para encontrar lo que habías perdido. Todos tus sentimientos se veían manchados de esa ausencia gris y seca, y se te hacía imposible mirar a alguien a los ojos y no desear que fueran los de tus pequeños.

Así no había manera de amar. No la habría nunca.

Y aún así te quedaba una oportunidad de entregar algo. De dar una parte de ti a alguien. Una Rosa hecha con pedazos de tu piel muerta y enrojecida con la sangre de Míriel. Todo lo que tú eras, condensado en una flor que otro amaría, por más que tú no pudieras hacer lo mismo.

Notas de juego

La Rosa: Una vez por partida puedes entregar a alguien una Rosa. Esa persona sentirá un amor puro y sincero por ti, con todos sus efectos: su lealtad estará supeditada a ti, te protegerá de los ataques nocturnos de los traidores, compartiréis una escena privada... Sin embargo nada de eso será recíproco, pues tu capacidad de sentir ese tipo de cosas murió hace mucho tiempo.

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13/02/2015, 00:36
Narrador

Este nuevo atardecer había traído una nueva batalla. Una en la que te habías mantenido al margen, y que había derramado la sangre de una pequeña. Sin embargo sabías que esa niña no lo era tanto. No se podía comparar a tus cachorros. Ella era una Fata adulta.

Ahora la oscuridad os cubría, y tu piel y lo que quedaba de tu corazón te decían que había llegado tu momento. El instante en que el lamento de los caídos te traería secretos inconfesables que guiarían tus manos.

Notas de juego

Puedes usar tu rol si lo deseas. :)

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13/02/2015, 19:03
Anastasia Bubois

Encerrada en Anastasia, me acerqué al pequeño contenedor de un fata, especialmente curiosa, casi enfermiza, deseaba saber quien se ocultaba en esa carcasa tan joven, quien había malgastado más contenedores que el resto, o, cuidado en exceso a los anteriores.

Y sobretodo quería poseer sus secretos, encontrar más piezas de ese puzzle que era su propia vida. Valorar si esa vida perdida merecía alguna lágrima humana, o, por el contrario, ni una caricia.

Notas de juego

Adopto el rol de Jane.

 

 

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14/02/2015, 00:56
Narrador

Una vez el combate terminó tus ojos se quedaron prendidos sobre el cuerpo de aquella niña de piel pálida. Sería imposible negar la belleza que había tenido todo eso. Puede que aquellos pensamientos no fueran tuyos, sino de Falmari, los últimos mientras su esencia te abandonaba, pero aún así...

Estaba claro que quien había habitado en el cuerpo de Jane había sido una Fata del Bosque. No sólo por su transformación, sino por el color de su esencia, una mezcla entre verde y marrón que sólo podía pertenecer a ese lugar. Era difícil no sentir una mezcla de lástima y temor por ella. 

Tarma siempre había estado sola. Su primer recuerdo era de ella misma abrigada con la hoja de un gran árbol. Tuvo que crecer enfrentándose a los peligros que la rodeaban, ayudándose de lo que el propio Bosque le brindaba para ello. Bien era cierto que alguien parecía ayudarla desde las sombras, atrayendo soñadores para ella, pero nunca llegaron a establecer contacto.

Hubo una vez en que tuvo la oportunidad de cambiar las cosas. En la orilla de un lago Tarma encontró una hermosa Fata recién nacida, cuyo lamento era una mezcla de canto de sirena y llanto. En los ojos de la pequeña no tardaste en reconocer a Serindë, aquella con la que ahora compartías un lugar de tu mente. Era minúscula, frágil... Y sin embargo parecía tan fuerte... Pero el miedo y la indecisión hicieron que no la dejase quedarse con ella. La llevó al borde de la Linde y allí la dejó, aunque era difícil saber si esperaba que le dieran una familia o que la convirtieran en un sacrificio para la Bruma.

Cualquiera se preguntaría cómo había logrado Tarma sobrevivir tanto tiempo casi sin ayuda, creciendo en la más absoluta de las soledades. La respuesta era al mismo tiempo increíble y evidente: nunca había estado sola. Había aprendido a hablar con cada brizna de hierba, con cada árbol, y pedirles ayuda. Ellos la escuchaban y le contaban secretos. Como el de la vida. Como el de la muerte. Y fue entonces cuando comprendiste lo que ella podía hacer. Fue entonces cuando entendiste  que, de haberla tenido delante unos años atrás, la habría estrangulado con tus propias manos para tomar su poder. Era necesario. Era lo justo. Era lo que tus cachorros habrían necesitado. Lo que tú habrías necesitado.

Notas de juego

Jane era Tarma (nativa del Bosque). Su rol primario es el de Nigromante.

Eres el Nigromante. Dos veces por partida al caer la noche podrás devolver la vida a alguien. Esa persona no sólo pasará a tener un lugar en tu mente - una escena privada -, sino que además se verá obligado a obedecer en cada orden que des, siendo tú quien decide cómo o en qué utiliza su rol o su voto. No será necesario que esta persona muera para que tú puedas levantar al siguiente. Además, vuestras vidas quedarán ligadas, de modo que si tú caes ellos lo harán contigo, y en caso de caer ambos tú lo harás también.

Tarma es alguien neutral: siempre se ha mantenido al margen de cualquier disputa, priorizando sólo la supervivencia. Podrás unirte a cualquier bando al que pertenezca al menos uno de tus lacayos.