Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Día 1: Primera Sangre

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04/02/2015, 00:22
Allegra Blue

Allegra contemplaba en silencio el cadáver junto a los demás. Inmóvil, con expresión inmutable. Pero con los ojos clavados en el cuerpo de esa chica tendida en el suelo.

La noche anterior su mirada había fulminado a esos dos Fatas mientras desaparecían ante ellos disolviéndose en cenizas. Le molestaba su forma de dar por hecho que no serían capaces de mantenerse en paz ni una sola noche. Le molestaba que esa mujer hubiese ignorado sus preguntas. No saber quién era, ni siquiera estar segura de no estar cayendo en una trampa. Se había sentido francamente irritada. Había estirado la mano para apretar el brazo de Anastasia en un gesto de ánimo y con una disculpa en los ojos se había marchado del puente para estar a solas. Necesitaba meditar, apaciguar sus recuerdos, aclarar su mente. 

Había caminado por la ciudad y había vuelto al río, atraída por el rumor atenuado del agua bajo el puente. Había estado tirando algunos guijarros al agua, tratando de dibujar ondas sobre su superficie como había aprendido de su padre. Había sacudido la cabeza al recordar a ese padre que no lo era en realidad, pero lo seguía siendo al mismo tiempo. Y habían pasado horas hasta que había terminado por ponerse en pie y había buscado alguna casa en la que refugiarse y descansar un rato.

El amanecer había llegado a esa ciudad apagada y carente de color. Y con él, Allegra se había puesto en pie y había estirado todos los músculos de su espalda, que crujía ignorante de que tan sólo formaba parte de una carcasa mundana. Había salido a la calle y había sentido algo diferente en el aire. Sus ojos se habían entrecerrado y había empezado a caminar, buscando la causa de esa sensación. Así había llegado al lugar donde otros empezaban a congregarse. Donde el hombre de los ojos amarillos se había desprovisto de su chaqueta, mostrando un brazo que parecía esculpido en madera, y había tapado el rostro destrozado de esa mujer. Donde Anastasia mecía el cuerpo y la joven pelirroja comenzaba a cantar. 

Sin embargo, los ojos de Allegra no prestaban atención a lo que hacían los demás, tan sólo se mantenían fijos en el cadáver, con las pupilas afiladas y las comisuras de los labios estiradas en una línea, con una expresión ininteligible, como si tratase de ver más allá. Podía darse cuenta de que los otros hablaban y se movían, pero ella continuaba tan sólo contemplando lo que quedaba de la muchacha de los ojos rosados.

Fue la oscuridad que se cernió sobre la ciudad lo que pareció sacarla de su ensimismamiento, guiando sus ojos hacia el reloj en el que una llama había aparecido, iluminando de nuevo el lugar. Allegra parpadeó varias veces, recobrándose de la impresión que había recibido y al girarse vio a una joven de aspecto delicado que temblaba como si estuviese a punto de romperse (Niba). La angustia en su rostro hizo que el estómago de Allegra se encogiese. Podía ser que Ella hubiese tenido razón y la Guerra hubiese llegado a ese lugar. Le resultaba una idea desoladora, pero llegados a ese punto, no le quedaba otra que aceptar que era cierto. Pero también podían mostrar bondad hacia sus semejantes. Su mirada se volvió más resuelta mientras empezó a caminar.

 - Eh... - Susurró, acercándose a la chica despacio. - Tranquila. Lo arreglaremos, ya verás. - Dijo en voz baja mientras abría los brazos para ofrecerle un refugio entre ellos. Si alguien tenía pinta de necesitar un abrazo, esa era aquella muchacha.

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04/02/2015, 00:23
Samuel Nabody

El joven de rostro gris y nombre anónimo apareció de los últimos, cubierto por su abrigo y con el cuello subido. Ya no sentían hambre, ni sueño, ni frío, pero algunas costumbres arraigadas a lo largo de los siglos aún permanecían. Nadie vio cómo llegó, ni cómo se abrió camino hasta el cuerpo, pues nadie se fijaba en alguien tan anodino como Samuel, y cuando vio el cuerpo desangelado, quebrado como una galleta en manos de un infante, se quedó ahí parado, parpadeando fuertemente.

- No lo entiendo – susurró, observando la sangre que empapaba sus ropas y cabellos - ¿Qué ha pasado?

Se giró, mirando a todos, buscando algo en sus ojos, buscando un gesto, y luego volvió a mirar al cadáver.

- No… no… no…  nonononononononononono – dijo, cayendo de rodillas junto a ella e ignorando los brindis, los cánticos y los susurros a los fallecidos. Extendió las manos, temblorosas, y las detuvo antes siquiera de tocar uno de sus cabellos, como si temiera que se fuera a romper si la rozaba – No… ¿alguien? ¿Alguien sabe quién era en realidad?

Escuchó que alguien decía su nombre humano, pero negó.

- No, su nombre real, no el de su fachada… - temblaba al hablar – Dime que no eres tú… dime que no eres tú… ¿Alguien? ¿Alguien?

Se giró hacia la joven de cabellos morados y acento francés, con los ojos enrojecidos.

- ¡Tú! ¡Tú hablas con los muertos! ¿Verdad? ¡Te he oído! ¡Te lo imploro! ¿Sabrías decirme su nombre? Aún es pronto, seguro que su esencia aún flota cercana… - dijo, acercándose a Anastasia de rodillas.

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04/02/2015, 00:55
Seth McCarthy

La noche en ese amago de ciudad, cuya función es la de campo de batalla para los Fata presentes, se hizo lenta y pesada para Seth. Durmió a la intemperie, sentado en la acera y con la espalda contra la pared, dándole a esto todas las vueltas posibles. Desde luego, sin esos recuerdos de vuelta no entendería nada en absoluto, y gracias a ellos, simplemente no sabe qué hacer ni cómo tiene que ser.

Al reunirse con todos observó el cuerpo sin vida de Zaira y entrecerró los ojos. Mierda... - En ese momento comprendió que iba a ser sangriento, y no porque fuesen a cazar a un enemigo: los que tratan de salvar Fäe serán cazados por los que adorarían verlo arder. Aprieta la mandíbula y se aparta del tumulto, como quien trata de tomar aire fresco, pero no está seguro de que ahí siquiera respiren. Escucha con atención a todos, que, de un modo más o menos normal, parecen mostrarle sus respetos al cuerpo sin vida. 

Harto de no ser capaz de hacer nada y de sentirse impotente junto al resto de los Fatas abre los brazos contrariado y empieza a hablar. - ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados o vamos a...? - Se interrumpe al escuchar a Samuel acusar a Anastasia de hablar con los muertos. Enseguida se une a la conversación, con una ceja arqueada y paso decidido. - ¿En serio puedes hacer eso? - El hecho de no identificar al Fata detrás de cada rostro humano es como una patada en los huevos. Estas caras no dicen nada, la esencia nuestra, verdadera, de Fäe, es pura información... - ¿Quién ha caído Anastasia? 

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04/02/2015, 01:13
Narrador

Apenas había pasado un minuto desde que aquella llama blanca había empezado a arder cuando de nuevo la luz volvió a oscilar. Sin embargo en esta ocasión se trató de algo totalmente distinto. Los rayos lumínicos de toda la ciudad parecían dirigirse a la orilla del río, donde os encontrabais y concentrarse sobre vosotros, iluminándoos y llenándoos de energía. De vida. Por unos segundos vuestro alrededor pareció adquirir algo de color, como si dejase de ser esa ciudad negruzca y se pareciese un poco más a algo real.

Sin embargo aquello no duró demasiado. Lentamente ese fenómeno empezó a disolverse en el aire como si nunca hubiera existido, dejándoos sólo con la sensación de quien ve pasar un ángel.

Pero eso no fue todo, pues algo más increíble estaba a punto de suceder. Algo que ningún Fata que conocierais había logrado jamás. Bajo la chaqueta de Shawn pudisteis oír una tos rasposa y grave, y las manos de Zaira no tardaron en apartar la prenda, como quien se quita de encima las sábanas. Su cráneo parecía recompuesto, como si nada le hubiera pasado, y su piel estaba pasando de ser pálida como el papel a recuperar un color saludable. La primera en acercarse a ella fue una de las mariposas que revoloteaban por el lugar, totalmente inconsciente de lo inaudito del suceso. Zaira estaba respirando, y donde antes sólo había un enorme agujero lleno de carne y astillas óseas ahora hueso, piel y pelo habían vuelto a crecer. Los ojos rosados de la chica volvían a miraros, llenos de vida y de preguntas.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Alana McRae  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Anya Bennet  Aubin Beaumont  Chris Loriod  Ivanna  Jane Wild  Kammy Phillips  Lera Madison  Lyman F. Gale   Mathias Prats  Misty Holes  Mr. Ink - Hundo Freneza  Niba Laymon  Paul Adams  Roger Templar  Samuel Nabody  Seth McCarthy  Shawn D. Williams  Thomas Haynes  Xia Han  Zaira Castleworld

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04/02/2015, 01:19
Anastasia Bubois

Al obtener el nombre de Zaira, Anastasia asintió con la cabeza agradecida sin fijarse de quién provenía esa información e iba a abandonar a Misty en su tranquilidad cuando el chico gris irrumpió en su esfera personal.

- ¿Moi? - se extrañó de que se dirigiera a ella con tanta vehemencia - ¿Su esencia? Si realmente crees en ella supongo que te escuchará. - concluye encogiéndose de hombros para después extender los brazos ofreciendo un abrazo a ese hombre, esperando poder reconfortarle, y de algún modo sintiendo que debía compensar no tener ese don que sus hermanas hubiesen condenado, y ahora, en cambio, se esperaba de ella.

Dobló sus rodillas para ponerse a la altura del chico, facilitándole aceptar el abrazo, y sin embargo, su mirada se mantuvo alta, clavada en el nuevo curioso.

-Zaira .- informó en voz baja, creyendo que así evitaría que el chico gris lo oyera y estallara de nuevo.

Y como si de una invocación se tratara una tos seca delató el regreso de la chica de ojos rosados.

Notas de juego

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04/02/2015, 01:40
Lera Madison

Aquella noche, Lera se había ido a acostar con la dulce pero casi ilusoria esperanza de que todos despertaran al día siguiente, pudiendo así volver en paz a su tierra como hermanos y no como supervivientes de una guerra innecesaria entre exiliados. Pero sus sueños rara vez se cumplían, pues era demasiada la fe que depositaba en fatas y humanos aún cuando no se lo merecían. Siempre creía que eran capaces de más, que podían ser mejores, incluso cuando no fuera una opción real. Una ilusa, eso era. 

Al despertar de madrugada, casi con la salida del sol, se dirige a donde habían establecido de encuentro, lugar en que encuentra un mensaje muy claro: la Guerra continúa. Observa con severidad el cuerpo destrozado, eliminando cualquier luz de esperanza en su mirada y sin reacción alguna por la brutalidad del homicidio. Un acto así de cruel significaba que alguien más de aquí, además de Zaira y las futuras víctimas del asesino, no lograría llegar a Fäe. El destino siempre terminaba por ser justo y despiadado, y el momento de la verdad le llegaría al responsable. Por supuesto, no se interpuso ante nadie que se acercara al cadáver pues no tenía que ver con ella, así que volvió a alejarse del resto de la gente como le era habitual tras ver al hombre del brazo de palo, automáticamente rascándose la cabeza por sobre el gorro mientras caminaba. Siempre prefería la distancia a aquel caos incontrolable que era un montón de personalidades reunidas.

Sus ojos solo se abren un poco cuando dejando de lado las actuaciones del resto, ve como uno de los que estaban allí reunidos dibuja algo que luego materializa. Mira su muñeca y luego vuelve a neutralizar su mirada, aunque intrigada con el asunto. ¿Cuál sería el don de cada uno? Porque con esta base no se podía creer en coincidencias, y si ella y el tipo tenían uno, y aquel hombre árbol y ella tenían distintas marcas impropias de un humano normal, entonces no debían ser los únicos.

Aquella luz, sin embargo, más que el resultado de ella y la resurrección de un fata por fantástico y extraño que fuera, le llama la atención tanto como una llama a la polilla. Su vista se encandila, ignorando la situación con respecto a la chica de ojos rosados y las interrogantes a su alrededor mientras se pregunta el origen de aquella preciosa bendición, sonriendo levemente.

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04/02/2015, 01:51
Aubin Beaumont

El despertar fue destemplado para Aubin… la sucia tranquilidad del horror penetraba como un violento filo oxidado en el ambiente para este francés. Se dejaba percibir, Aubin sabia percibir… no había tregua, ni propósito común. El suceso no quitaba, si no añadía peso a las palabras que les habían dejado Ella y su aparente perrito faldero. No añadiría nada nuevo, pero un reflejo de rabia se denota en su rostro cuando su absurda y esperada decepción, como la que otros mostraban, se apoderaba de el... el seudo-acuerdo presente no había aguantado ni una infeliz noche su sed de sangre. Con la muerte de Zaira, estaban atascados entre la metafisica y su próxima realidad hasta nuevo juicio.

Cuando el cielo empieza a oscurecer sin mas, una llama blanquecina alumbra aquello que no quedaba teñido en oscuridad, Aubin frunce el ceño inclinando su cabeza hacia un lado, mientras su mirada se perdía en aquel 7. Un contador... llega a escuchar - ...de dias, horas... fatas en oposición, quien sabe... - añade distante.
La Bruma no tardaría mucho en aparecer, seguramente... cuando aquel que manifestaba sus nervios con vomito en los railes, daba paso a una pregunta que aquel británico secundaba. Aubin entrecierra su mirada cuando la respuesta parece llegar por otro lado, y de otra forma... no concreta ninguna sonrisa, aunque se puede considerar que el viejo Aubin lo hubiese hecho.

Anastasia niega - Zaira... - no hay tiempo que perder - ¿que has visto por el camino...? - pregunta templado y prende un cigarro, esta vez si… como pequeño resquicio de un francés ya casi inexistente.

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04/02/2015, 02:41
Samuel Nabody

El muchacho miró con ojos incrédulos a la guapa muchacha de morados cabellos cuando le susurró el nombre de Zaira, sin comprender bien qué estaba diciendo.

- Ya sé que... no el humano... ¡el real! ¡El RE...! - iba a gritar, cuando notó las miradas sorprendidas a su alrededor, el cambio notorio de la luz y la onírica presencia de la mariposa... y se levantó de repente, apunto de golpear el rostro de Anastasia con la cabeza por la brusquedad de sus movimientos. Trastabilleando, llegó al cuerpo de Zaira con los ojos anegados en lágrimas.

- Estás... viva...

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04/02/2015, 02:45
Ivanna

Ivanna, con el rostro transido por un éxtasis extraño, abrió los ojos y detuvo su canto cuando sintió que algo se movía junto a ella. Sus mejillas estaban húmedas por las lágrimas que había empezado a derramar con la canción. Frunció el ceño mirando con curiosidad a Zaira que se movía y se mordió el labio inferior mientras se ponía en pie. Secó sus mejillas con el dorso de la mano y su expresión empezó a cambiar. 

Un brillo juguetón bailaba en su mirada en aquel momento, mientras se acercaba al joven que había vomitado en el metro y ponía la mano sobre su hombro. Todavía tardó un par de segundos en decir lo que parecía estar conteniendo. Finalmente susurró algo. Tan sólo dos palabras, en dirección al chico. - Es Aina. 

Dio un paso hacia atrás y se lo quedó mirando con curiosidad, como esperando por si reaccionaba de alguna manera. Entonces miró a Zaira y volvió a mirarlo a él. - Aunque no estoy segura de que sea tan buena idea tenerla viva. - Terminó, encogiéndose de hombros. Soltando una risita se alejó un poco de ellos y levantó la mirada.

Toda su atención pareció dirigirse hacia el reloj que se había iluminado mientras ella cantaba. - Siete. Vaya. 

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04/02/2015, 12:03
Anya Bennet

Todo sucede demasiado rápido, la luz en el reloj, las preguntas de unos a otros hablando de extraños poderes y, lo más extraño de todo, la resurrección de la fallecida. Da la impresión de que todos los presentes guardan secretos, enigmas que se están revelando demasiado rápido.

Deteneos un momento, reflexionad-digo tratando de callar las bocas un segundo ante los acelerados acontecimientos -el reloj, tal vez su luz revele cuanto tiempo tenemos para volver a Fäe, cuantos días nos dejan para descubrir a los asesinos que hemos traído con nosotros. Si esa es nuestra labor debemos acometerla con inteligencia, no reveléis más información de la necesaria hasta que sea indispensable pues aquel que la mató aún debe estar entre nosotros-digo señalando a la mujer que ha vuelto a la vida.

Aprovechando la ocasión me uno a la pregunta del joven hacia la mujer que tenía el cráneo facturado -Cuentanos todo lo que sepas, te lo ruego. Y también me gustaría saber porqué Ivanna piensa que no es buena idea que vuelva a estar con nosotros.

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04/02/2015, 12:21
Kammy Phillips

Kammy trató de tranquilizarse y recibir la botella a manos de Thomas. Esbozó una débil sonrisa antes de dar un trago largo a la botella. Hace mucho no bebía pero la situación lo ameritaba en un 100%. Hizo un gesto agradecido y sintió las burbujas bajar por su garganta para regresar la botella al chico.

Escuchó la canción de Ivanna y no pudo dejar contagiarse por la tristeza que transmitía, a lo cual ella siguió hundiéndose en la tristeza de sentirse tan lejos de casa. A pesar de estar en la entrada, no les permitirían el ingreso, estaban condenados a permanecer en el limbo hasta que la situación se resolviera para un solo lado.

Hubo algo que llamó especialmente su atención y fue la reacción de Samuel, un chico de apariencia frágil y débil pero que al verla, parecía sentir un hondo pesar. Al verle reaccionar de esa manera y ver que parecía querer abalanzarse sobre el cadáver, Kammy se acercó a él pero no le dijo nada porque la visión del cuerpo de Zaira moviéndose le llamó la atención. No parecía tener ninguna herida y parecía estar perfectamente, cosa que ella se cuestionó. ¿Qué sucedió?

Su espíritu entró en calma, por lo cual sus ojos regresaron al tornasol habitual. Al ver la reacción de Samuel, puso una mano en su hombro y le dijo - Exponerte y exponerla es un riesgo para ambos. Calma tu espíritu - no sonreía porque aún no podía creer lo que veía pero era bueno ver que ella se les uniría nuevamente.

Tras escuchar a Ivanna intervenir, la miró perpleja y se acercó un poco más a ella para preguntarle - Aina... Cómo... ¿Cómo lo supiste? ¿Y por qué dices que no es buena idea que esté aquí? -al parece Anya tenía ideas similares a ella. Puede que fuera una joven audaz después de tanto silencio.

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04/02/2015, 12:43
Zaira Castleworld

Todo está oscuro... Fue el primer pensamiento que cruzó por la mente de Zaira cuando, al abrir los ojos, sintió la cazadora cubriéndole el rostro. Una tos reseca sacudió su cuerpo y un pequeño gemido brotó de sus labios al incorporarse, dolorida. Apartó la chaqueta y miró confundida a su alrededor. 

- ¡He vuelto! - Murmuró para si misma, mientras miraba sus manos, volvían a ser las mismas que había tenido durante los últimos dieciocho años. Pestañeó y volvió a levantar la mirada, dirigiéndola hacia el chico que se había acercado trastabillando, con lágrimas en los ojos. Estaba confundida y no sabía si llorar, reír, gritar... Muchas emociones se revolvían en su interior. Escuchó que alguien le preguntaba por lo que había visto en su camino. - He estado en el... - Pero antes de llegar a desvelar el sitio donde había estado, la voz de Ivanna heló su sangre. Sus palabras enmudecieron y sus pupilas se dilataron cuando, al mirarla, la vio reírse. 

- ¿Has sido tú? - Su voz tembló y su rostro palideció al realizar aquella pregunta. El dolor todavía estaba presente en sus recuerdos. La habían arrastrado y golpeado hasta llevarla a la muerte y no había podido hacer nada por defenderse. Y ahora, esa mujer pelirroja decía que no era buena idea tenerla viva. 

- Sí, después de sus palabras es una tontería que intente ocultar quién soy. Me llamo Aina y vivía en el palacio. Allí mucha gente me tenía envidia por mi amistad con la princesa Celebia e imagino que han querido matarme para que no pueda reunirme con ella - . Mientras hablaba no había apartado su mirada rosácea de la mujer de cabellos de fuego. Se levantó del suelo, pero un pequeño mareo la retuvo un momento en el mismo sitio.

Cerró los ojos y respiró profundamente, hasta que sintió que la gente dejaba de dar vueltas alrededor suyo. Volvió a mirarles, en sus iris se reflejaban el dolor y la tristeza que sentía - De verdad creí que la guerra estaba olvidada. Pero veo que las rencillas continúan entre nosotros y me duele. Yo solo quiero volver a Faë y encontrar a la princesa - Al decir aquellas palabras una solitaria lágrima se desprendió de sus pestañas, para deslizarse lentamente por su rostro humano. Suspiró y buscó entre los presentes hasta encontrar al que le faltaba la cazadora. Caminó hasta él y se la extendió. - Creo que esto es tuyo, gracias - . Le dijo y una trémula sonrisa se formó en sus labios.

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04/02/2015, 13:28
Jane Wild

Había mucho caos, y no terminaba de entender del todo por qué era tan precioso volver a Fäe. Había vivido tanto tiempo en aquel mundo mortal e imperfecto, que echaba ya de menos volver a él. Tenía mi nueva vida montada, con aquella madre histérica y preocupada por su hija, y aquel padre que no soportaba las paranoias de su mujer.  También tenía amigas en el colegio, cuyas materias ya me sabía de memoria, pues las había dado decenas de veces, pero no me importaba volver a disfrutarlo una vez más.

Cada día era un regalo en aquel mundo, y la gente vivía su vida de una manera diferente a los Fata, pues, mientras que para ellos un día podía ser el último, para nosotros no dejaba de ser uno más, insignificante para la eternidad.

Las aletas de mi nariz se dilataron, y terminé suspirando, poniendo los ojos en blanco, sin creerme aún lo que aquella mujer encapuchada nos decía. El monstruo sí me caí bien. Me parecía sincero acerca de sus sentimientos e ideas, aunque no menos mentiroso respecto a los hechos que sucederían.

Eso ya se verá— murmuré, cruzándome de brazos, pensando que, cuando despertáramos, nada habría sucedido.

Me limité a ir hacia la baranda del puente, y sentarme en el suelo. Pensé en que había quedado con mi amiga humana para llamarla después de los dibujos y preguntarle por unos deberes. ¿Se pensaría algo raro si se daba cuenta de que no había cumplido mi palabra?

Negué con la cabeza, y sonreí. Nadie se daría cuenta. Éramos unas cuantas carcasas humanas guardando un alma de Fata. Nadie se daría cuenta.

Dormí de manera apacible. Recostándome sobre un colchón adoquinado, tan molesto como parecía, pero estaba tan terriblemente cansada, que no podía mantener más tiempo los ojos abiertos.

No soñé con nada. O, al menos, no lo recordaba cuando me desperté.

Me desperecé, me estiré y bostecé. Me froté los ojos, quitándome las legañas, y contemplé a la gente, haciendo un corro alrededor de algo. Fruncí el entrecejo, sin entender, y me levanté despacio, notando todo mi cuerpo entumecido.

¿Qué ha pasado?— murmuré, pestañeando.

Y lo vi. Sentí que algo en mi interior se oscurecía, y que no podría volver a sonreír. O como si las sombras se hubieran apoderado de mí, y me impidieran ser feliz. Sentí frío, y un picor en los ojos. Pero no miedo. Comenzaba la lucha por la supervivencia.

Miré a unos y a otros, y no entendí cómo podían estar hablando de manera tranquila. No entendía cómo no se ponían alerta, y comenzaban a decir si habían escuchado algo durante la noche, o si habían visto a alguien trasnochar.

Uno o varios de los que estábamos allí había hecho eso. Aquel cuadro macabro había sido pintado por alguno de los que lamentaban el cuerpo de aquella muchacha.

La guerra— murmuré, bufando por la nariz—. Está innata. Vamos con ella, cogidos de la mano.

Me mordí el labio inferior, pensando en todo ello, mientras contemplaba los gestos de cada uno de los demás, y me alejé un poco para ver el cuadro completo.

Fruncí el ceño, y cogí aire, mirando aquella llama que acababa de aparecer en el reloj. La poca luz que había habido en aquel lugar había desaparecido, y la oscuridad, como si fuera compañera de juegos de la guerra, se asentó entre nosotros, arropándonos.

Pero la luz vence a las sombras, todo el mundo lo sabe, y la vida volvió, deslizándose entre nosotros, volviendo a su carcasa humana.

Vi sus ojos pestañear, y su cabeza recompuesta.

—Está viva— murmuré, sonriente.

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04/02/2015, 13:38
Chris Loriod

Cuando Samuel preguntó por el nombre real de la caída, Chris sintió unas punzadas dentro de él. Ni siquiera se lo había planteado, pero y si... O peor aún. Chris se sacudió los nombres de su cabeza, puesto que para empezar, ni tan siquiera sabía si estaban allí con él. Y seguramente esa sería una de las más costosas verdades de descubrir.

Pero entonces, algo cambió. Sintió vida en él, colores que daban esperanza. Y de ese extraño fenómeno, Zaira volvió a la vida. Quizás, al final de todo, podía haber esperanza. Aunque no todos los presentes parecían compartir dicha sensación con su regreso. Y ella habló, y confirmó su nombre de Fata: Aina. Pero reveló mucho más que eso.

Quizásss Ivanna razón, y no sssea buena idea haberla traído de regressso. - Comentó Chris mientras su mano había bajado a su bolsillo, y acariciaba uno de sus dados.

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04/02/2015, 14:07
Misty Holes

Misty asintió a Anastasia, aunque no parecía muy convencida. La muerte era algo definitivo para la mayoría, pero no para ella. Ella creía que era una fase más que había que pasar. Seguro que esté donde esté se encuentre bien. Dijo, con voz ausente mientras volvía la mirada al cuerpo.

Prestaba atención a las conversaciones a su alrededor pese a parecer absorta en sus pensamientos. Cuando aquella sensación la invadió, dejó escapar un grito de sorpresa que se convirtió en placer casi instantáneamente. cerró los ojos, intentando alargar aquel momento, pero acabó por desaparecer. Cuando abrió los ojos vio que Zaira se movía bajo aquella chaqueta.

Fantástico... Dijo, mientras miraba a la joven de ojos rosas con los ojos abiertos como platos. Has vuelto. ¿Cómo ha sido? Preguntó, de forma algo repentina. Podía verse en su rostro la viva imagen de la curiosidad.

¿Aina? Dijo de pronto, tras escuchar a Ivanna. ¿Cómo has sabido eso? Y tú, Samuel, ¿también lo sabías? Todo sucedía con bastante rapidez y las inseguridades parecían aflorar. Pero no había nada de eso en la joven de pelo blanco. Solo curiosidad.

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04/02/2015, 16:23
Niba Laymon

Niba estaba pensando en qué iban a hacer con el cuerpo de la chica asesinada, no podían dejarlo ahí tirado como si no fuera nada, no podían... Entonces Shawn se acercó y usó su chaqueta para cubrir el cadáver. El gesto fue sencillo pero para Niba resultó un enorme consuelo, las ganas de romper a llorar iban y venían, pero el temblor de sus manos seguía allí. Entonces alguien se acercó a ella, la chica de pelo azul de quien no sabía su nombre, lo habría dicho, eso seguro, pero ella no lo había retenido, no había retenido demasiadas cosas, y ahora se arrepentía, tendría que haber estado más atenta, más...

La muchacha le habló, quería consolarla, incluso le ofreció sus brazos abiertos. Niba la miró, quería decir algo, lo que fuese, pero seguía costándole articular palabra. 

- Gracias - Murmuró al fin aceptando el abrazo de la desconocida, con la voz estrangulada. El llanto se había transformado en una especie de criatura viva que le trepaba por la garganta, un ser áspero y amargo que la arañaba por dentro.

Acto seguido el mundo se oscureció sobre ellos, y al alzar la vista, vio la llama en el reloj, sobre el número VII, frunció el ceño, olvidándose por un momento de todo lo que había sucedido ¿Qué significaba aquello? Se separó un poco de la chica del cabello azul y vio más luz caer sobre ellos, una luz que le confirió cierta energía, pero fue algo efímero, y Niba sintió que de nuevo quedaban solos, abandonados, hasta que...

Sus ojos se volvieron hacia el cuerpo de la chica muerta a tiempo para verla moverse. Estuvo apunto de soltar un grito cuando una de las manos de Zaira apartó la chaqueta que la cubría y los miró a todos, estaba... Viva. 

"Aina..." pensó "¿Cómo has... Vuelto?" Niba tragó saliva y observó algunos de aquellos rostros que la acompañaban, si bien entre ellos había quien arrebataba la vida, también había cómo devolverla ¿Significaba eso que nada era definitivo? 

Fuera como fuese, deberían aprovechar el tiempo que se les había concedido.

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04/02/2015, 18:33
Mr. Ink - Hundo Freneza

"Tras la llama en la ciudad de las sombras, la mujer que una vez fue volvió a ser y esta vez otros parecían conocerla"

Ver regresar a Zaira de la muerte le sorprendió, por suerte tenia su libretas a mano para tranquilizar su mente mientras plasmaba lo sucedido, a su manera.

-Tienes suerte querida, otros no pueden decir que han vuelto de la muerte tras morir de esa manera tan brutal.-Hundo le dedico la mejor de sus sonrisas, la guerra podría estar aun viva pero también la compasión, por otra parte parece que alguien menciono su nombre y ella admitió serlo es mas achaco su muerte a quien era. Y eso era malo.

-Entonces también piensas que los asesinos, ¿Aquellos que aun guerrean pueden saber nuestras identidades y atacar en base a eso? Entonces dinos. ¿Tienes algún fata en la mente del que pudieras sospechar?.
-Los nombres lo era todo.

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04/02/2015, 20:14
Shawn D. Williams

Shawn se acercó con cautela a Zaira después de que esta resucitase y extendió el brazo derecho para recoger la cazadora que le devolvía. Este aceptó la prenda y asintió con media sonrisa hacia la chica. -Bienvenida de nuevo, supongo. -le dijo. Sacudió la sangre de la chaqueta y se la echó por encima del hombro. -Es una suerte que hayan podido sanarte, tenías una herida bastante fea. Del tipo muerta para siempre, ¿sabes?

-¿Por qué decís cosas como esas? -se giró hacia Ivanna y Chris. -Su regreso es esperanza. Casi pareció enfurecido por que siguieran acusándose y malmetiendo unos contra otros.

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04/02/2015, 21:29
Chris Loriod

Esssperanza de poder dessscubrir la verdad. - replicó Chris - ¿Sssolo yo presssté atención a todo lo que desssia Ella? Yo lo recuerdo bien claro: La Princesssa Celebia essstá aquí. ¿Y que ha dicho Aina en sssu vuelta? - volteando su cabeza para mirar a Zaira/Aina - Que quiere paz para regresssar a Fäe y reencontrarssse con su "amiguita". Bien, pues dado que paressse que no podemosss volver por culpa de la princesssa, o Aina no ssse entera de nada, o pretende engañarnosss. - Chris se encogió de hombros - En cualquier cassso, la veo masss un problema que una sssolución.

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04/02/2015, 21:40
Lyman F. Gale

Aquél hombre templado, que ocultaba su mirada velada bajo sus gafas pudo sentir como algunos de sus hermanas y hermanos compartían con su silencio la opinión. Muchos estaban dispuestos a hacer su mismo sacrificio y a entender. Lyman no llevaba palabras de guerra, tan solo un deseo de esperanza. A veces un silencio como el de Lera, o una atención prestada como la de Aubin, una presentación amable como la de Anya, o las acotaciones de Seth podía decirle más que una imagen.

-No digo que no seamos nada. Pero Fäe que nos vio nacer y por lo que dábamos nuestras vidas, prevalece.- Replicó a éste último. –Y la sangre si va a ser derramada que sea por las razones correctas, no por una guerra que no existe. Ni para nosotros mismos, si no lo consentimos, puesto que hemos vivido vidas enteras sin ella.

-Gale. O Lyman, que es mi nombre, si lo prefieres.- Respondió a la presentación de la mujer rubia ofreciendo su mano con torpeza dirección a su voz. Por lo demás, no pudo ofrecerle más respuesta por la sencilla razón del tiempo y que los hechos se avanzaron a sus palabras.

Otros sintieron ofensa en sus reflexiones compartidas. No los podía culpar, después de tanto tiempo esperando aquél regreso el compartía su misma frustración. Comprender la precaución tomada de sus hermanos en Fäe, no significaba necesariamente que deseara menos volver a casa.

Ciertamente, no estaba sordo. Estuvo preparado, con un inciso a su mensaje en cuanto a Zaira le había respondido llevada de la rabia. Apunto de aclarar su parecer, no querían que se matasen entre ellos, no al menos todos, Amazarac sería Amazarac, un sádico que disfrutaría de una carnicería gratuita, pero no podía hablar por todos.

Pero sus palabras no fueron necesarias dado que la misma mujer vestida de su capucha escarlata concretó los puntos de aquél acuerdo.

Así que volvió a girarse a Allegra para escuchar con esmero su observación. –Eso es cierto, si la campana no tiene agujeros, se ahogará. Quizás haya sido una mala metáfora puesta a posta, pues el mismo miedo que los impulsa a protegerla puede empujarlos a matarla. He dicho que lo entiendo, y qué debemos hacer lo que éste a nuestra mano para facilitarlo. Si el riesgo de llevar una guerra con nosotros puede ser cierta, quizás la medida tomada, no sea la más drástica y arriesgada. Comportémonos como gente de paz, demostremos que se equivocan y volvamos prestos a casa. La planta, no llegará a asfixiarse. – Si él mismo deseaba esas respuestas que seguidamente reclamó con justicia o no, esa información negada, ya no llegó a decirlo, puesto que volvió a sumergirse en sus pensamientos a la vez que prestaba oídos a la despedida.

Ellos se fueron, los privilegiados que guardaban la llave de la puerta a casa dejando el polvo tras de sí, y Lyman no pudo más que compartir la esperanza de Samuel. Por desgracia el tiempo, y la tenue luz de un nuevo día señalaría que sus perspectivas y optimismos habían sido en vano.

La guerra sí estaba aún entre ellos, quizás por eso, alguien los había expulsado, aunque también tonteaba con la posibilidad que solo hubiese sido obra de un sádico como Amazarac.

En su silencio habitual y su paso seguro pero calmado, avanzó por el puente y se internó a la ciudad sin preocuparse de la oscuridad que los devoraba, pues para él había sido poco más que el pan de su día a día.

Notas de juego

Lo que me había quedado colgado de la escena anterior, si puedo luego me pongo al día en esta escena.