Partida Rol por web

Allegra había mirado sorprendida a los dos jóvenes que habían asaltado a Anastasia, tratando de entender por qué la abordaban de esa manera. Pensó que tal vez se había perdido algo mientras contemplaba el cuerpo, pero lo apartó de sus pensamientos y se centró en consolar a la muchacha temblorosa. Acarició sus cabellos con la mano hasta que pareció sentirse mejor y se apartó. 

Entonces le dedicó una pequeña sonrisa de ánimo. Una que era apenas una sombra de la que había portado el día anterior antes de que toda la locura comenzase, antes de recordar y ser confinada a esa ciudad oscura, tan cerca de su hogar y tan lejos al mismo tiempo, antes de que las palabras de aquella mujer hubieran demostrado tener parte de razón al amanecer.

Sintió la luz dar color a la ciudad y algo en su pecho se encendió con esa luz. Vio el movimiento en el suelo por el rabillo del ojo y movió la cabeza justo a tiempo para ver a Zaira quitarse la chaqueta del rostro. Durante un instante sus ojos mostraron desconcierto ante ese milagro. Pero después su sonrisa se amplió, tal vez podría llegar a recuperar la que había perdido en las últimas horas. No sólo podían derramar sangre, también podían reparar el daño causado. Y eso ampliaba sus esperanzas de poder regresar a Fäe.

Escuchó la conversación que se desarrolló después y frunció un poco el ceño con algunas de las intervenciones. Sin embargo, la sonrisa esperanzada no se borró de sus labios. 

- Bienvenida de vuelta. - Dijo a Zaira cuando ella terminó de hablar. - Sea como sea, lo importante es que estás aquí. Y ahora... - Miró a su alrededor, valorando algunas de las ideas que había escuchado. - Tendríamos que ser capaces de impedir que vuelva a repetirse. O encontrar a quien lo hizo. Aunque no sé cómo podríamos hacerlo. 

Miró a Anya y luego levantó la vista hacia el reloj. - Si tienes razón y eso marca un plazo, vamos a tener que ponernos las pilas. - Después añadió algo más mirando también a la mujer de los cabellos violetas (Kammy) y sin llegar a perder la sonrisa en ningún momento. - Pero si pedís que no revelemos nada que no sea imprescindible, ¿por qué justo después pedís que os den más información?

Hizo un pequeño gesto con los hombros, cargada de determinación. Allegra parecía haber recuperado su ánimo tras presenciar la resurrección. - Si es verdad que la Guerra nos acompaña desde entonces, me temo que será inevitable que las rencillas del pasado terminen aflorando. - Miró a Zaira primero y después a la chica pelirroja (Ivanna) y al muchacho de cabellos verdes (Chris). - Tendremos que estar preparados para hacerles frente y superarlas. Pero para empezar... ¿Alguien recuerda por qué nos expulsaron? Porque mis recuerdos no llegan tan lejos y tal vez eso podría darnos alguna pista.

Abandonados a la voluntad caprichosa de sus hermanos por aquellos que los habían reclamado, los Fata, que acabaron de redescubrirse, vieron la noche teñir la ciudad, con un manto oscuro que reflejaba una tristeza tan honda como la que sentían sus corazones.

Lyman paseó por la ciudad sin necesidad de descanso. ¿No llevaba mucho tiempo descansando? Demasiado mientras esperaba la llamada que les invitaría al regreso.

Pero la puerta, permaneció cerrada.

Durante lo que pudieron ser horas, recorrió las calles y sus callejones, contando adoquines y entregándose a sus pensamientos.

La ciudad era enorme. Y sus largos pasos lo alejaron de allí. La ciudad parecía infinita pero el hombre desafiaba su longitud sondeando sus límites. Quizás fuera por ello, que cuando vio a sus hermanos reunidos todos a la orilla del río, él se había perdido los sucesos tan asombrosos que atónitos los habían dejado.

Sus pies sonaron enmudecidos contra los adoquines según redujo la distancia que los separaba.

Se mostraba sereno como siempre, con las manos hundidas en los bolsillos delanteros de su añeja sudadera, y con la cabeza hundida entre sus hombros. Y su voz apagada, con las orejas encendidas, escuchaba más que decía. Guardándose por el momento lo que pudiera saber.

Aprendiendo.

Aquel cruce de acusaciones, hacía que fijase mi mirada sobre cada uno de ellos deseando que de una vez por todas compartiesen con todos aquello que ellos sabían y yo no.

Pero entonces Zaira se alzó como renovada y las acusaciones porsiguieron. Una información llego a todos, la identidad Fata de Zayra, una Fata del Palacio.

A lo cuál pregunté a Ivanna.- ¿Y cómo sabes eso?... - Para luego mirar a Chris y decirle.- ¿Y por que ves tan claro que Zaira no es trigo limpio?.

Miro a Anastasia y digo.- ¿En serio puedes hablar con los muertos?... - Mi mirada al igual que mi pregunta terminan en los ojos de Zaira, y entonces una pregunta vino a mí, algo de lo que yo hubiera hablado nada más volver. - ¿Qué pasó anoche? ¿Quién te querría hacer daño?... ¿Por qué?

Tantas preguntas dentro de mí, y cada una de ellas decisiva, que ojala todos me respondiesen con sinceridad.

Xia contempló el inesperado regreso de Zaira, o de Aina según admitió ser poco después con relativa sorpresa. - Bienvenida al reino de los vivos. - Musitó con suavidad a la joven de ojos morados. 

Desvió su atención a la inmensa torre, donde el siete cobró importancia, ¿cuál? La joven asiática lo ignoraba. - Lo que está claro es que el reloj es clave en todo esto, pero su papel aún es un misterio. - Comentó mientras lo observaba, para después volver a centrarse en las conversaciones. - Y una cosa que no entiendo, ¿qué ganan aquellos que se han dejado llevar por la Guerra? ¿Es que no quieren regresar a casa, o solamente son ellos los únicos que desean regresar? - Otra pregunta más a una larga lista que no parecía no tener fin.

Finalmente a sus delicados oídos llegaron las palabras de Allegra, aquella mujer de pelo llamativo cuyo. - Parece ser que las vidas vividas como mortales poco importan, el pasado regresa de nuevo para evitar que lo olvidemos. No obstante, las lagunas en nuestra memoria son evidentes. - Hizo una pequeña pausa antes de continuar como si necesitase meditar algún punto. - Quizás vayamos recordando conforme pasa el tiempo, por desgracia dudo que tengamos demasiado a nuestra disposición. - La verdad es que de aquello último ya no estaba tan segura. Pocas respuestas para demasiadas cuestiones.

Roger se negaba a aceptar lo que estaba ocurriendo, sabía que su verdadero yo existía, estaba comenzando a recordar... pero aquella realidad era peor que un mal guión. ¿Cómo podían estar las cosas tan mal? ¿Por qué estaba pasando todo aquello? ¿Qué originó la guerra? ¿Quién estaba detrás de su exilio y su posterior regreso... Roger no pensaba entrar en el juego, pero desgraciadamente el Fata risueño tenía razón, parte de los llamados estaban locos.

En esas estaba cuando la oscuirdad hizo acto de presencia y con ella el mal que desencadenó la muerte de Zaira, el señor Templar reprimió una arcada ante tamaño espectáculo, ahora entendía el significado de la palabra dantesco. Fue en aquel momento cuando se pudo observar el resto de reacciones. Pero sorprendentemente Zaira volvió a la vida y con ello una nueva esperanza, Roger no comprendía lo que pasaba ante sus ojos pero se alegró por tenerla nuevamente entre ellos, aunque no pudo evitar sorprenderse gratamente por las reacciones de parte de los presentes.

- Me alegra tenerla de vuelta querida- le dijo a Zayra dedicándole una sonrisa-¿Que no es bueno tenerla de vuelta?- dijo extrañado volviéndose hacia los demás- ¿Por qué? Está claro que no puede formar parte de los que atentando contra Fae, si es inocente como bajo mi punto de vista ha demostrado... ¿Por qué ha de ser malo su regreso? Agradecería algún tipo de explicación para los que ha asegurado una cosa así.

El rostro de Adam volvía a mostrar una sonrisa similar a la que mostró durante  su paseo por aquel oscuro tunel de la estación. Los ojos entrecerrados añadían coherencia a ese aspecto de colocado que inicialmente todos los presentes conocieron. Aunque parecía más sobrio, con un equilibrio más logrado. Probablemente la dosis del día anterior se le fue de las manos. Cuando pudo ver aquella imagen de la chica prácticamente descabezada, recuperar su forma y cobrar vida, su rostro no se inmutó en exceso. Su sonrisa de yonki, permaneció alli perenne. -Qué guapo- acertó a decir, mientras su mirada se perdió siguiendo el vuelo de la mariposa. Extendió la mano como ofreciéndosela para que allí se posara. El viaje comenzaba de nuevo para él. La mariposa ignoró su ofrecimiento, lo que le hizo entristecerse de forma casi exagerada.
 

Chris sacó un dado. Era simple, tenía 6 caras. Lo puso a la altura de su rostro, y empezó a girarlo, como si enseñara las distintas caras, posibilidades, que podía dar un dado. A todos, pero en especial a Shawm pues le estaba respondiendo a él.

La vida esss como un juego. Puedesss ganar o puedesss perder. Cuessstión de probabilidadesss. - Chris dejó de mover el dado, mostrando la cara del uno, el resultado más bajo posible - Aina ha sssacado un uno en sssu vuelta. Pero no passsa nada. Puede volver a tirar, a explicarssse. Cualquiera puede sssacar una tirada nefasta, mientrasss hay vida hay juego. Pero fallar otra vez, un doble uno, ssse conocen como los ojosss de ssserpiente. Y no me gussstan. Un error, sssignifica que te hasss equivocado. Un sssegundo error equivale a que el error ha sssido mío. Y bassstante tengo con lidiar con losss de un ssservidor. - y finalizó poniéndose el dado en la frente, y tras eso se guardó el dado.

Tras estas palabras empezó a rascarse la cabeza. Ciertamente, Allegra había hecho una buena pregunta, pero Chris no recordaba nada.

No por mi parte. Hasssta donde alcanza mi memoria ressstaurada, una Fata como mucho era expulsssada del Palacio y poco másss. Y esssto ya podrían haberlo dicho Ella y Amazarac, que por algo sssabían de nosotrosss.

Chris no lucía nada contento con la restauración parcial de los recuerdos. Eso era casi tan cruel como la propia expulsión de Fäe.

Ivanna apartó la mirada del reloj con un gesto de molestia por ver interrumpida su contemplación por tanta gente. Miró a Zaira y negó con la cabeza. - No. Claro que no he sido yo. - respondió como si lo considerase algo evidente. - Pero te recuerdo y si alguien sabía sobre la envidia, esa eras tú. - La miró de arriba a abajo y una sonrisa pícara apareció en sus labios. - Aunque eras hermosa. Y tu olor era muy dulce. Como a avellanas.

Después se mordió el labio inferior, como si estuviese guardando un secreto y se muriese de ganas de desvelarlo. Sus ojos miraron a algunos de los presentes y finalmente se detuvieron en Paul. Le sonrió mientras se acercaba un poco a él y cuando estuvo a su lado se puso de puntillas para decir algo cerca de su oreja, sin llegar a tocarlo, en voz baja. - Me lo ha dicho el reloj. - rió suavemente, sin que pudiera quedar muy claro si lo había dicho en serio o era tan solo una broma.

Se apartó y dio un par de pasos hacia la torre mientras volvía a mirar hacia arriba. - Bueno, ¿y ahora qué hacemos? ¿No os cansáis de hacer tantas preguntas? - preguntó con aire distraído.

El regreso de Zaira me alegro enormemente, no entendía cómo era posible que hubiera vuelto, a pesar de ser Fäe, la muerte solía ser algo definitivo.

-Bienvenida, Zaira. Me alegro mucho que estés de vuelta.-Sonreí de nuevo satisfecha de que, aunque estuvo muerta durante un tiempo, los que le habían hecho eso no habían conseguido su objetivo.

Después de darle la bienvenida, me mantuve en silencio escuchando a los demás y tratando de sacar algo en claro. No podía dejar de darle vueltas a lo que dijo Ivanna, no podía dejar caer un noticia semejante y luego no explicarse. Estaba intentando encontrar una explicación sobre a qué se refería Ivanna cuando, lo que dijo la chica oriental me llamó la atención. Me dirigí a ella, para mi estaba muy claro qué objetivo tenían los que albergaban la Guerra en su interior.

-Soy Alana.- No sabía si quién me había escuchado mi nombre cuando lo dije anteriormente, así que quise presentarme de nuevo. –La Guerra es el mal y la destrucción sin sentido, incluso en el mundo humano, nada bueno sale de ella. Los que la llevan dentro no conseguirán nada porque Fäe se muere, si no conseguimos volver y arreglarlo, no tendrá remedio. Lo único que podemos hacer es enfrentarnos a los que han hecho esto, encontrarlos y evitar que lo repitan. Si quienes desean derramar sangre consiguen regresar, el mal que aqueja a Fäe vencerá y se unirá con la Guerra que portan en su interior. Eso es lo que creo que pretenden y no podemos permitirlo.

Tras la resurrección de Zaira, por llamarlo de algún modo, Seth permanece atento a las cábalas de la gente. Sabe con seguridad una cosa, y es que todos tienen una carta bajo la manga, algo que podría hacer que una apuesta pegase un giro inesperado. Eso les daría ventaja para acabar con los Fata problemáticos, pero mientras no hubiese confianza esto es un infierno. 

- Me alegro de que ahora estés bien, Zaira. - Confiesa escueto, y resopla con los brazos cruzados. - Que alguien crea que eso no es algo bueno... No lo entiendo. A lo mejor el recordar su vida como Fatas se han vuelto unos gilipollas. Asesinos o no. - Matiza sin inmutarse con la mirada perdida pero con voz decidida. - Va a haber que hacer cosas horribles para cazar a los monstruos que le han hecho esto, pero no debemos olvidar por lo que lo hacemos. - Mira el reloj, sin atreverse a decir qué significará esa insinuación de un siete.

- Si alguien tiene algo y cree que es firme, que lo exponga antes de que anochezca, o puede ser que tomemos una mala decisión conjunta... - Levanta una ceja y suspira. Dirige una mirada desafiante a Ivanna. - Pues pensar un nombre. 

Aina había regresado. Sus ojos habían vuelto a contemplar la oscuridad de aquel onírico puente, y su aliento había vuelto a flotar en la noche. Samuel se alejó de ella, lentamente, dándole espacio, temeroso de que alguna torpeza por su parte interrumpiera aquella mágica escena. Alguien le llamó por su nombre, una muchacha de blancos cabellos. ¿Le había dicho alguna vez cómo se llamaba? Ni siquiera la idea pasó por su mente, simplemente, respondió.

- Simplemente la escuché hablar con ella, con... Aina, cuando... bueno, antes - dijo, sin dejar de mirarla. Entonces Ivanna habló... y el joven con lengua de serpiente - literalmente - apoyó su decisión - ¿Os estáis escuchando? Nos ofrecen la posibilidad de regresar a casa... de olvidarnos de toda esta infernal existencia escondidos en cáscaras de hueso y carne, ¿y lo primero que se os ocurre es apoyar la misma violencia que nos han pedido que evitemos? ¿Acaso estáis tan cómodos aquí que no queréis volver? ¡Pensad en los demás! ¿O sois tan egoistas?

Se incorporó, con los puños cerrados, y señaló a la guapa pelirroja.

- Tienes un don. Sabes quiénes somos en realidad bajo esta piel - se tocó el pecho - Y por alguna razón, querías matar a una inocente doncella. Si no la mataste, al menos no quieres que siga viva... como aquí tu amigo. ¿Quiénes sois en realidad? ¿Acaso vuestro odio hacia el Palacio es tan ancestral que no os importa que nadie regrese a casa?

Kammy observa lo absorto de Samuel y simplemente lo deja tranquilo. Al parecer, no había notado sus palabras, así que daba igual.

Las intervenciones de todos llamaba su atención, pero sobre todo las de Ivanna y Chris. Parecían hablar con una seguridad tal que no comprendía qué era lo que sucedía. ¿Por qué parecían estar tan seguros de tantas cosas?

Se giró hacia Allegra, quien le había preguntado algo y la miró extrañada. Sus ojos tornasoles se posaron sobre la estrella y no sabía si hablar o si no hacerlo, verla le recordaba a Stewart y aunque sabía que no volvería a verlo, era algo que se encontraba latente en su mente y en su corazón - Yo... - dijo tímidamente y bajando la mirada ante la suya. Era una chica de aspecto fuerte, cosa diferente a su apariencia humana.

- Yo quería evitar que revelaran su identidad porque aquellos que albergan la guerra podrían aprovecharse de esa información - su mirada era gacha pero continúa - Pero no sirvió de nada, igualmente lo hicieron, así que es mejor obtener respuestas que vivir en la incertidumbre. Por ejemplo, Sabemos que Aina viene del castillo e Ivanna no. ¿Por qué es su odio por el castillo? No lo sé, tengo recuerdos de mi último destino en Fäe, pero no recuerdo nada a partir de allí. No sé por qué fuimos expulsados - reflexionó un momento y continuó.

- Afirmar que Aina traerá problemas es condenar a una fata a la muerte, incluso una que huele a avellanas - dijo mirando a Ivanna.

- Así que si va a asegurar algo, lo más lógico es pedirle una explicación. ¿No crees? Su destino pende de un hilo, al igual de la noche en que decidieron cazarla -.

Observó con atención como a la primera señal, todos se apuntaban entre sí. ¿Por qué no tomar aquella resurrección como una segunda oportunidad? Si el destino lo había determinado así, entonces deberían jugar de acuerdo a lo que la fortuna les entregaba como camino, una oportunidad para apartar la Guerra de sus vidas y luchar contra los demonios personales de cada uno. 

Lera, quien en el viaje no paraba de gritar y ahora mantenía un silencio sepulcral, rodeó caminando a paso lento a todos los que discutían, observando sus gestos y reacciones. Casi parecían ansiosos o divertidos por la situación, muy pocos tenían la sensatez de al menos recordar lo que era una causa noble, un comportamiento decente o valores por los que valiera la pena guiarse. ¿Que tanto les habría afectado aquella confusa narración nocturna y esos antiguos recuerdos que revolvían sin piedad sus cabezas?

Según recuerdo, nos iremos cuando dejemos atrás la Guerra, ¿no? -habló al aire, en voz suficientemente alta para llamar la atención aunque se mantuviera lejos del grupo - Eso no ha cambiado... - dio un par de pasos, y entrecerrando los ojos y mirando hacia un lado se llevó un dedo a la barbilla - ¿Será muy arriesgado de mi parte decir que quizás esto es una ofrenda de paz? ¿Una ayuda para dejar atrás lo malo en nuestra vida? - baja la mano y abre los ojos, frunciendo el ceño, como discutiendo sola mientras camina - Si decidiéramos abandonar la violencia, la Guerra, podríamos volver a Fäe. A nuestros hermanos. A la restauración de nuestra tierra. ¿Por qué gastar el tiempo en culparnos unos a otros por un asesinato sin muerto? ¿Por qué buscar venganza de algo que no tuvo consecuencias? Estamos todos, sanos y salvos, y podemos llegar tal cual a nuestro destino. O... ¿La venganza es más importante que Fäe?

Ligeramente ladeado, Adam dió un par de pasos al frente..¿escuchando?, las palabras de Lera. -Pero tiiiia. Que la quema libros y el follador implacable ese...- Se giró un momento para mirar a Ivanna con sonrisa perdida. -Lo siento tronca, pero ese te va a partir por la mitad como te enchufe.- Y de nuevo retomó lo que estaba diciendo a Lera. -...ya se habrán pispado de que la guerra sigue dando por culo, por mucho que la tia esta haya resucitado y no nos van a dejar pasar a todos ni de coña. O son gilipollas, digo yo- Reflexionó. -Así que se ha iiido tooodo a la puta miieeerda. No le des más vueltas pivón- Se acercó un poco a la chica (Ivanna) para susurrar algo mirando su entrepierna (la de él)-Yo no parto a nadie por la mitad, pelirroja- para alzar luego la vista y guiñarle un ojo, o eso intentó, pues los tenía prácticamente cerrados. 

La resurrección de Zaira le trajo esperanzas, por lo que la sonrisa se ensancho en su rostro. Se abrazo a si mismo, sin embargo, tan pronto como revivió, las acusaciones comenzaron. Apenas y pudo dirigir su atención al nuevo brillo en el reloj.

Dirigió su atención a Ivanna, y alzo la voz para interpelarla.- Ivanna, ¿verdad? No lo entiendo... si Zaira murió por la noche, ¿no debería significar eso que es... "buena"? Digo, porque dudo que los traidores se ataquen a si mismos... Si sabes algo más, compártelo con el resto.- Pidió, aún algo inseguro, el ambiente actual le hacía sentir que todo lo dicho podía ser usado en su contra.

La mirada de Zaira se volvió por un instante vidriosa al escuchar a Shawn decirle que había tenido una herida bastante fea. Intentó sonreírle, quitándole importancia a lo que había ocurrido, pero sus labios no pudieron esbozar otra cosa que no fuera una mueca y sus pupilas se encogieron al rememorar como su cara se había estrellado contra el suelo. Era lo más horrible que le había pasado nunca. Un escalofrío recorrió su espalda y pestañeó, intentando seguir todas las conversaciones que se llevaban a su alrededor. 

- Yo tampoco recuerdo qué fue lo que pasó para que nos expulsaran de Fäe - . Se mordió el labio, tembloroso, y apartó un mechón de cabello de delante de sus ojos, que se dirigieron hacia el chico del pelo verde. Arqueó una ceja, sin terminar de entender a qué se refería. 

- La princesa Celebia es nuestra soberana y deberías mostrar un poco de respeto cuando hables de ella - . Era frustrante no saber quienes eran los que se ocultaban tras aquellos rostros humanos. Ahora todos sabían quién era ella y los enemigos que pudiera tener se abalanzarían. Ya lo estaban haciendo por culpa de la pelirroja, de eso estaba segura. - Y Ella no dijo que fuera por culpa de la princesa que estuviéramos aquí. Se acaba de demostrar el por qué. Entre nosotros se esconden asesinos a los que no les importa Fäe. Son gente despiadada y deben estar organizados - . Suspiró y negó suavemente con la cabeza. - No los vi venir, ni llegué a verlos en ningún momentos, pero sentí cada uno de sus golpes - . Sentía las lágrimas acumularse en sus iris, las retiró con el dorso de la mano y respiró, intentando evitar que su voz temblara. - Ivanna, no sé quién eres ni por qué me estás haciendo esto - . Empezó a decir, volviendo su mirada hacia la pelirroja. - Tienes razón, yo vivía en palacio y sí, era hermosa, no como esta cáscara que llevo ahora. Pero creo que aquí la celosa eres tú. ¿No has tenido suficiente con lo que me ha pasado que intentas poner a la gente en mi contra? Apenas recuerdo nada de lo que ocurrió en palacio. ¿Acaso te hice algo y por eso ahora intentas vengarte? - Sintió un nudo en la garganta y ahogó un sollozo, cubriendo sus labios con el dorso de la mano. Las lágrimas volvían a inundar sus extraños ojos rosados, pero esta vez no hizo nada para evitarlo, dejando que se éstas desprendieran de sus pestañas.

Ivanna apartó la mirada del reloj cuando Adam se acercó a ella. Enarcó una ceja siguiendo su mirada hacia abajo y puso los ojos en blanco. Después estiró la mano para agarrar la entrepierna del hombre y apretarla. 

- Es una pena. - respondió, esbozando una sonrisa maliciosa y vocalizando despacio. - Porque me gusta que me partan por la mitad. 

Le guiñó un ojo y lo soltó para después limpiarse la mano en el pantalón. Entonces miró al resto y suspiró exhaustivamente. - Yo no he afirmado que Aina vaya a traer problemas. - dijo primero en dirección a Kammy. - Tampoco he dicho que odie el Palacio, de hecho creo que es un lugar hermoso. - Sus ojos se movieron hacia Samuel. - Ni he dicho que quisiera matar a nadie o que no siga viva. Y no tengo ningún don que me permite saber eso. 

Hizo una pequeña pausa y se encogió de hombros. - Pero sí sé quién era ella. La recuerdo y en Fäe no era un dechado de virtud. Sólo os he dado el nombre que pedíais con tanta ansia. Y he dicho que no estoy segura -remarcó las palabras- de que fuese tan buena idea traerla. ¿Por qué? Porque la recuerdo. Y a pesar de su olor dulce tenía una lengua afilada y en ocasiones venenosa. Pero eso no quiere decir que la quiera muerta, ni que haya asegurado nada, o que sepa algo firme que tenga que demostrar. Sólo quiere decir lo que he dicho. Que no estoy segura de que haya sido buena idea. El resto... Son películas que os estáis montando vosotros solos.

La pelirroja suspiró con hastío y enarcó las cejas. - Ahora... ¿No sería más útil que en lugar de intentar exprimirme como un limón para que os cuente hasta de qué color llevo las bragas intentáramos averiguar quién coño se ha dedicado esta noche a matar gente? Porque estoy segura de que todos aquí tenéis vuestros secretitos y sabéis más de lo que decís, pero sólo exigís que yo cuente los míos. 

Chris escuchó a Aina/Zaira primero y a Ivanna después. Tras esto sacó ambas manos de los bolsillos, sacudió sus puños cerrados y abrió las palmas de las manos. 3 y 3. Chris se encogió de hombros. De momento, bastaría.

Sssinceramente, creo que esss una variable a tener en cuenta, el hecho que essté entre nosotrosss. - dijo Chris refiriéndose a la Princesa - Sssea o no el problema, esss algo que hay que tener presssente. Yo no tenía problema alguno con la Princesssa o el Palacio, pero quizásss conozca quien pudiera essstar agraviada. Pero hasssta que no tenga claro sssi hay que proteger a la pricesssa para lograr la paz, no expondré el nombre de una posssible víctima.

Luego miró a Ivanna y asintió con la cabeza.

Sssiertamente hay un poco de hipocresssía, exigiendo sssin dar previamente. Por otro lado, uno puede revelar mentirasss cuando otra persssona habla. Pero sssi uno le teme a la muerte, debería preocuparssse por el sssilencio, donde ressside el verdadero mal.

Chris miró a aquellos que callaban, murmuraban para ellos mismos. Quizás no descubriría la verdad, pero toda mentira que no develaran les arrastraban fuera del correcto camino. Y parecía, tristemente, que iba a ser una larga caminata..

Mathias al ver que la muerta resucitaba cambió de humor, se levantó y la miró de arriba abajo

estas horrible-dijo con resolución-necesitas un baño...y yo una copa ¿que te parece si nos damos una vuelta por el rio y matamos dos pájaros de un tiro? dejemos a estos asesinos con sus conjuras.

luego se giró hacia el Yonkie

-¡hey!, yo no parto a nadie en dos-Dijo visiblemente ofendido ¿Sera posible? no acababa de llegar y ya estaban esparciendo extraños rumores sobre el cuando ni siquiera había llevado a cabo "aun" ningún tocamiento sexual.

Se volvió hacia la chica resucitada

-conozco el coctel perfecto, suave...dulce...con sabor a gloria bendita, bajo en calorias y nisiquiera te darás cuenta de como te viene la chispera.-levantó una ceja y le ofreció la mano-¿te apuntas?.

Zaira buscó con la mirada su bolso. Lo encontró a un lado, tirado, y se acercó a él para buscar en su interior un paquete de kleenex. Sacó uno de los pañuelos de papel y lo usó para secar las lágrimas que se habían desbordado de sus ojos. Escuchó la voz de Ivanna y se volvió a mirarla con una expresión de asco en su rostro.

- ¿Y si pedimos que digas quién eres, lo dirás? - Se quedó mirándola, fijamente. - Venga, no me jodas. No lo has hecho porque lo pidieran con ansia - . Dijo con un tono de retintín en su voz. Suspiró y terminó de secarse las lágrimas antes de guardarse el pañuelo en el bolsillo. 

Volvió su mirada hacia el chico que le estaba diciendo que estaba horrible y pestañeó, aunque la sombra de una sonrisa empezó a formarse en sus labios.

- Estoooo... ¿gracias? - Arqueó ambas cejas y miró su ropa y sus manos manchadas de sangre. La sonrisa se borró y fue sustituida por una pequeña mueca. - Sí, necesito quitarme toda esta sangre de encima. Y una copa también me sentará muy bien - . Deseaba alejarse un poco de aquella zona y no pensar más en su cabeza estrellándose contra el suelo. Empezó a caminar al lado del joven, pero no le dio la mano que le ofrecía, mostrándole como excusa, la suya manchada de sangre.