Partida Rol por web

Zaira había empezado a alejarse de aquella discusión, para poder calmarse junto al río, cuando un seseo cada vez más profundo detuvo sus pasos.

Se volvió a mirar, buscando el origen de aquel sonido, y sus pupilas se dilataron al ver como el cuerpo de Chris se desplomaba. Apoyó una mano en la pared del edificio más cercano y respiró con fuerza, intentando calmar los latidos de su corazón. 

- ¿Quién ha sido? Malditos cobardes.... - Apretó con fuerza los dientes y, antes de poder aclarar su mente, la luz del día empezó a cambiar. Zaira pestañeó y miró hacia el cielo. Un escalofrío recorrió su espalda cuando la ciudad se volvió negra como la noche. Pero enseguida volvió a iluminarse y al momento a oscurecerse de nuevo. Cuando pareció normalizarse, unas llamas nuevas habían aparecido en el reloj de la torre. Zaira miró hacia éste con temor. ¿Qué podía significar? 

Desanduvo los pasos que la habían separado del grupo. Ya no deseaba quedarse sola junto al río. Miró a Paul, confusa y negó suavemente con la cabeza. Pero, en medio de la negación, la luz se hizo en su mente y volvió a mirar los fuegos que se abrazaban. - No sé si esa teoría es cierta o no - . Le dijo y se mordió el labio. Escuchó la pregunta del ciego y lo miró durante un instante. 

- Han aparecido cinco llamas más - . Empezó a explicarle, dirigiendo de nuevo su mirada hacia el reloj. - Tres negras y dos blancas. Las negras se encuentran sobre los números VIII, IX y XI y las blancas sobre el I y el XI - Volvió a mirar al hombre de las gafas oscuras. - La llama blanca y negra que se encuentran sobre el XI parecen entrelazarse y abrazarse continuamente - . 

-Entiendo, gracias.- Respondió escuchando con interés y recuperando con esfuerzo el dominio de sus fuerzas. -"Entrelazarse y abrazarse"- Repitió en su habitual susurro de voz cascada, como si para él eso fuera significativo. -No habría encontrado una forma mejor de definirlo.- Añadió. Obviamente no se refería a la visión de las mismas llamas sino a lo que hacían. 

En su mente estaba claro como había muerto al menos uno de ellos. 

Uno mutilado y torturado, uno colgado, la chica tímida que vio venir su muerte, e Ivanna quién el regalo de la muerte no fue entregado con guantes de seda… Todos fruto del acto de uno de sus hermanos.

-Ese Samuel... ¿no tenía herida alguna verdad?- Dijo preguntando oblicuamente al grupo aunque buscaba a una persona en concreto. -Pues creo que tu chico, se cansó de buscarte y encontró consuelo a brazos de otra.- No buscaba provocar, seguramente por ello se encogió de hombros, aunque quizás lo dijo sin ser consciente del dolor que podía causar. Podía equivocarse, pero si no lo hacía... -Parece que no era tan tímido, al fin y al cabo.- Sentenció.

Las campanadas podía notarlas cercanas. No quería que se repitiera lo del día anterior, no quería estar entre sus hermanos cuando sonase la última, el día anterior había usado su poder para simplemente neutralizar el peligro que suponía el de otro quién podría haberse cobrado algunas caras víctimas, pero no sabía lo que ésta vez las campanadas le podían pedir o exigir.

No quería formar parte de ello, no quería quedarse para descubrirlo, no aún, no tenía ningún culpable claro, tenía que pensar antes de emitir un juicio erróneo, así que él intentaría huir de esa orden silenciosa, no formaría parte del juego mientras no supiera cuales eran las piezas.

-Creo que el misterio del reloj está bastante claro ¿no creéis? A mí solo me falta desvelar los números.- Miró hacía donde había oído a Paul la última vez, como si él supiese más que no decía y se echó la capucha de la sudadera cubriendo su rostro, y poniendo sus manos en los bolsillos de la sudadera se alejó de ahí. –Nos “vemos” luego.- Ironizó. -Si estamos vivimos.- E se internó en la oscuridad de la ciudad, con paso firme y seguro, a tiempo de alejarse lo suficiente. 

La muerte de Chris me deja tan confusa como al resto pues no me la esperaba. Sin embargo mi mente fría comienza a trabajar sin dar descanso, buscando respuestas. Si algo había de verdad en lo dicho por Zaira era mi falta de emociones, consecuencia del vacío que quedó en mi tras nuestro destierro de Fäe, defecto que poco a poco se iba arreglando con la cercanía del hogar.

Las llamas del reloj nuevamente nos sorprenden a todos y, de forma sorprendente, encajan en una de las teorías postuladas anteriormente. Si no nos habíamos equivocado los fuegos nos decían mucho de los muertos. Tengo una teoría para la muerte de Chris y para las llamas pero opto por callar pues se que, aunque esta última puede librarme de las acusaciones, si dichas palabras salen de mi boca serán automáticamente rechazadas. Espero con paciencia a que otros digan lo que yo pienso, observando como el ciego se marcha dando a entender que él también ha visto la verdad del reloj.

Allegra permaneció mirando el reloj mientras escuchaba la explicación en voz alta que Zaira le daba al hombre de las gafas de sol. Escuchó sus palabras, las del enfermero y de nuevo las del ciego. Pero a ella seguía sin convencerla demasiado esa teoría de los colores. Negó levemente con la cabeza.

- Demasiado obvio. Demasiado fácil. Muy poco propio de Fäe. - Dijo, manteniendo todavía la mirada en aquellas llamas lejanas. Su cabeza seguía negando y sus ojos se entrecerraron antes de apartarse del reloj y decir en voz alta su conclusión. - No me lo creo. - Terminó mientras parpadeaba y miraba de nuevo a los que se encontraban sobre el puente. 

Finalmente, sus ojos se detuvieron en Anya y se dirigió a ella con tono educado. - Disculpa, ¿podrías explicar mejor lo que quisiste decir sobre Ivanna y las campanadas de ayer? Lo que mencionó Anny. - Matizó, haciendo un leve ademán con la mano hacia Anastasia. - ¿Quieres decir que ayer tú libraste a Ivanna de morir? ¿O que intentaste que muriese? No estoy segura de haber entendido a qué te referías. - Enarcó levemente una ceja. - Tal vez mi intelecto también sea demasiado pequeño para seguirte. - Añadió, con un tono a medio camino entre la broma y la ironía. Si iba a llevarse un insulto por preguntar, al menos podía adelantarlo ella misma.

Ciudad oscura… de no ser por las melenas de unos y otros, no habría muchos colores en tan lúgubre emporio de magico pesimismo. Ante la interrogación a su comentario del enfermero resucitado, y posterior reacción de la francesa de seminario con repelús a las arañas. No responde, sonrie. Pero no por mucho tiempo, pues el encontronazo de las 2 féminas afrontadas citaba casi toda su atención, sin querer... Aubin atiende a ambas mirándose las uñas. En definitiva... “blablablá tu mas blablaba tu mas” y que Templar exponía a través de Zaira que Anya era una sutil inocente traidora, lo de ayer, mas completo... tal vez, y de una y otra boca.
El francés enaltecía la vista cada vez que alguien distinto iba dejando su opinión. Y cuando las damas terminan… (o eso parecia) Aubin vuelve a dejar que su desganada voz se deje oír – Zaira… no te emboles. Por el momento no te fies de ninguno - escupe - Puedes transmitir la información sin exponerte mucho, o no duraras eso… mucho – masajea su cuello torciendo la cabeza – Yo, no se. Como alguno... también concuerdo con Anya en algun punto, como el de Samuel...– piensa por un segundo… - …pero no pinta bien, desde luego. Demasiada replica… – se refería a Anya. Algunos sugieren un sondeo para Templar, que no era mala idea.

Después, y repentinamente, algunos parecen prestar atención al tipejo de pelo verde, pues agoniza hasta morir de forma súbita… Aubin frunce el ceño. No lo entiende muy bien, o no… no entiende directamente nada, aunque supone muchas, bastantes cosas. Reparte miradas de desconfianza, y tras algunas frías reacciones… vuelven las llamas, y las conversaciones.

Entre otras cosas, la pregunta de Allegra para Anya le parece interesante, por aclarar. Pero aun asi, siente la necesidad de decir... – Si no gozamos de nada más de lo que ya tenemos, que es poco o nada... yo, creo que voy a seguir la denuncia de Templar… - mira hacia Anya, y en tono templado, le dice – No se si jugármela con tu advertencia, o contra ti. Hasta ahora estoy dando por inocente a Paul. Pero no se si debo medir con doble rasero los actos. O dar por inocente también a Templar - al menos… hasta nuevo aviso.

Cuando escucha al conciso Lyman, mira hacia el reloj y comenta - Si esta claro, tenemos a 2 en el otro mundo... - cruza su mirada con Anastasia, y después no puede evitar mirar a Alana una vez mas - ¿Estas segura de que Samuel te buscaba a ti? - le pregunta. Parecía...nerviosa.

Mis ojos miraban a cada uno, como si se tratara de un partido de tenis. Quería enterarme de todo, pero no llegaba. Mi mente de mortal era lenta, y, además, púber. No me pondría al día nunca.

—Necesito un resumen— me lamenté, rascándome la nariz, algo azorada.

Contemplé, sin embargo, al muchacho seseante con el ceño fruncido, cuando hizo aposta aquello que tanto me ponía nerviosa.

—No lo hagas más— dije, fingiendo una molestia infinita—. Habla bien— indiqué, y me recordé a mi madre. Bueno, a mi madre mortal.

Pestañeé varias veces cuando se habló de “posesiones”. Repetí en mi mente aquella palabra, tratando de entenderla, porque, aunque tuviera ochenta años, no estaba segura de poder entenderlo.

—¿Qué es eso de las posesiones?— pregunté con voz trémula—. ¿Os referís a que alguien toma el cuerpo de otro, y lo usa como un títere?— me arriesgué, mirando a las tenistas.

Pero mi pregunta se perdió ante aquel seseo constante. Fruncí el entrecejo sin entender de dónde venía aquel sonido tan audible, y pensé que era imposible que fuera él. Cuando me giré, y lo vi, y cayó, como si lo hiciera a cámara lenta, me quedé petrificada.  

Me llevé las manos a la cara para no verlo más, y me giré, dándole la espalda, pensando si había sido mi culpa por haber dicho que no me gustaba su seseo.

No dejé de apretarme los ojos con fuerza, preguntándome por qué había caído aquel muchacho.

—Pero, si estaba tan tranquilo— dije con voz ahogada—. Estaba bien— me murmuré.

No me percaté de las llamas, ni de los cambios de luces. Sólo veía la oscuridad que mis manos sobre los ojos me daban. Me sentía en el reino de Lyman, y tenía miedo. La carcasa en la que me encontraba comenzó a temblar ligeramente por el miedo. Y, yo, como fata, lo entendía. El hecho de no comprender qué era lo que acababa de pasar me asustaba, y no quería pensar que podíamos caer así, de manera repentina. Fulminados.

Escuché la respuesta tajante del hombre ciego, y quité mis manos de los ojos, dubitativa. Lo miré, aunque él no sabía que lo miraba, y me acerqué un poco más para escuchar las respuestas a su pregunta de ciego.

Contemplé reloj por fin, mientras aquella mujer le contestaba. La contemplé mientras hablaba, recordándola como la primera muerta desde que estábamos allí. Torcí el gesto, pensando si preguntarle cómo era la muerte, y si daba tanto miedo como parecía.

Miré al hombre ciego, y arrugué la nariz ante sus respuestas, tratando de analizarlas en mi mente lenta. Sabía que había que dar un nombre dentro de nada, pero yo no sabía a quién señalar. No tenía del todo claras las acusaciones que se estaban lanzando entre los tenistas, por lo que me limité a encogerme de hombros, y a mirar a quien no me gustara su forma de hablar o vestir. No podía ser más superficial, pero no me parecía todavía del todo correcto acusar a alguien como asesino.

—¡Espera!— grité, siguiendo al hombre ciego, poniendo su mano sobre mi cabeza—. Yo te guiaré. No te vayas a tropezar— ensanché la sonrisa—. Si quieres, te voy contando lo que hay— propuse, mirando a mi alrededor, y notando cómo la oscuridad podía tener el poder de erizar los pelos, y calar más hondo que el frío. 

Espera, Aubin... espera. - se dice así mismo tras pensar detenidamente - Aparece un fuego por muerte. O eso parece. - dice, dando toques lentos en su sien con el indice, vuelve su vista arriba - ...pero la llama no se consume si esa muerte vuelve a la vida. Zaira coincide con el fuego blanco y el numero VII. Mathias con el fuego negro y el numero III, a esto hemos llegado todos. - un gesto de "bah" se adueña de su muñeca - Samuel y la chica silenciosa podrían (o no) ser los dueños de ese fuego compartido en el XI. Y entre Templar, Ivanna y Paul... estarían los 3 fuegos negros (o no, puede variar todo). El como hicieron para matarse entre todos, con o disputas ajenas a ellos, ya no me lo imagino... y lo de los colores no termino de entenderlo, pero aun así me faltaría la llama (negra o blanca) del tipo ese - señala al recién fallecido...

- A mi esto me dice o que estamos haciendo las cosas del revés... o que no significa nada. ¿alguien me quita la tontería? - pregunta encogiéndose sus hombros.

El día no había terminado y la repentina caída del chico con su particular habla cayó al suelo carente de vida pilló a todos por sorpresa, incluida a Xia, que se quedó observándolo con una expresión nerviosa. - ¿Q..qué? ¿Cómo? ¿De día también? - Preguntó de forma instintiva y preocupación, como si sus labios se hubiese movido con mayor presteza antes de que su cerebro asimilase lo que acababa de presenciar.

Ni tiempo a reaccionar otra vez la luz, y la oscuridad, las llamas sobre nuevos números. El hombre de las gafas de sol preguntó cuáles se habían iluminado, Zaira respondió, y para estar segura la joven de rasgos exóticos observó la torre intentando comprender que estaba pasando. - Siete luces....siete cuerpos...- Susurró como si tal vez tuviese alguna relación pero ignorando la magnitud.

Había algo que se le escapaba, y sus pensamientos los expuso. - Seguramente cada uno de nosotros estemos asociados a un color, y a un número, pero no me salen las cuentas, doce horas en un reloj, veinticuatro las que tiene un día...y sin embargo somos veinticinco. - Le extrañó bastante aquella hipótesis que no se podía sostener por la clara evidencia de cantidades.

Me temo Alhana que tu idea, pese a ser racional, no tiene validez. Si fuese así, habrían 12 traidores, 12 protectores de la luz y uno que se quedaría al margen. - Se giró un momento a la mencionada para poco después guardar silencio unos segundos.

Había algo que la estaba molestando sin saber muy bien el qué, la peliazul, Allegra dio en el clavo, cuyas palabras fueron dirigidas a una de las acusadas. - Yo tampoco lo entiendo, y lo he estado meditando. - Se tomó una leve pausa para tomar aliento antes de continuar, y esta vez para dirigirse a la rubia. - ¿Estás insinuando que Ivanna moriría en las votaciones y decidiste cambiar el voto de alguien para que no fuese así ?- Preguntó con cierto tono de incredulidad. - Especialmente, cuando tú la votaste. - Sus labios emitieron un breve suspiro.

O no lo he entendido bien, o te has expresado mal, porque tengo que admitir que no me lo termino de creer. - Añadió con severidad.

El chico de acento francés pronunció una duda. - Yo tampoco termino de comprenderlo. - Añadió dando a entender que ella también se le había escapado algún detalle sobre ese aspecto en concreto, o quizás más de uno.

Miro a Aubien y digo algo confuso por su olvido.- Recuerda que hasta ahora son siete las llamas que lucen en reloj. Tres blancas y cuatro negras...

Iba a seguir hablando cuando las palabras de Xia, me hicieron darme cuenta de algo que había estado obviando desde el principio, quizás por que si alguien te dice que busques dentro de un saco de harina espera encontrar algo más que harina.

Hablaba para mí mismo pero, en voz alta en reacción a las palabras de Xia.- Doce traidores, y doce protectores de Fae, y un incondicional... no tiene sentido. Tanto odio sería una ruta innegable hacia la destrución de Fäe.

El color tiene que tener otro sentido, o solo indica otra vez una posición.

Miré a Zaira y le dije a la vez que me contestaba a mi.- ¿Quizás el origen?... Pregunta entre ellos para ver si cuatro coinciden en su origen de Fäe... No sé... pero algo de sentido debe tener ese color.

Adam levantó la mano señalando a la niña (Jane).-Me sumo a lo del resumen, cariño.- Resopló con los ojos entrecerrados. -Me he perdido a la segunda frase, coño.- Cuando comenzó a escuchar el siseo del hombre de los dados, se quedó mirándole con cara extrañada, como si fuese una especie de broma o excentricidad. Fué ese líquido verdoso y espeso lo que le hizo dar un respingo. ¡Hostia puta!... Miró a su alrededor pero no pareció percatarse de que algo o alguien hubiese hecho algo extraño. -¿Pero cómo puede pasar esto ahora?. - Miró hacia el reloj a ver si se había producido algún cambio. Estaba confuso con todas las teorías de las cuales solo había captado trazos. -¿Pueden los portadores de la guerra actuar ahora de noche?...¡no me jodas!

"Entre los fata no siempre la muerte es el final y así lo escribió el ahorcado ahora de nuevo entre los vivos, mientras tanto las riñas continúan sin riste y entre la llegada de la noche y el extraño sentido del deber, cayo una persona mas. Esta vez de día"

Hundo escribía tímidamente entre las hojas de su libro lo que en ese día que parecía tan largo, había sucedido, tan resumido como su mano le dejaba, a decir verdad cada vez le costaba mas escribir. Mientras tanto el mundo continuaba a su alrededor y las luces volvieron. Con las nuevas luces, la teoría era un tanto mas cerca de tener razón, pero tanta llama negra entre blanca... Pero en lo que el escritor si estaba de acuerdo era con aquel ciego, esa unión entre llamas podría bien ser la carta de los amantes y explicar así la muerte conjunta. Por otra parte el propio bibliotecario tenia una idea aproximada de lo sucedido con Chris.

-Bueno a decir verdad no hay mucho que resumir.-Comento hacia donde se encontraba el yonki y la niña, gente de mente dispar.-Anya es acusada por un muerto y Zaira es su voz entre nosotros, la acusada por su parte, dice tener un don de alterar las votaciones, incluso elegir a alguien en su lugar si llegara el caso que ella fuera elegida. El resto son discusiones y argumentaciones. Por mi parte creo a ambas y no tanto al muerto, tal vez solo sea una idea aproximada, pero al estar muerto y sin nada mas que perder no tiene miedo al afirmar su simple teoría.-Explico lo mejor que pudo despacio y con pausas a Jane, Adam y quien quisiera escucharle.

-Por otra parte creo que la muerte de Chris a sido por una simple razón. Alguien dijo que Ivanna había sido poseída y ahora estaba muerta, con la posibilidad de que hoy, otro este siendo poseído. Entonces hablo el francés, creo que era francés, y uno de nosotros se dio cuenta que no tenia acento, algo curioso, en lo que se justifico como buenamente pudo. Pero alguien no pareció creerle, alguien que no necesita esperar a la noche para ejecutar como otros y le ha dado muerte pensando que estaba matando a aquel que posee a las personas.-Dicho esto espero un momento antes de concluir.-Al menos eso creo yo, por lo que no tiene que ser necesariamente parte de los asesinos, sino alguien que tenia miedo a ser el siguiente poseído.

Pensaba permanecer callada para escuchar si alguien estaba de acuerdo con la teoria de aquel chico de pelo verde, pero recordó algo importante.
-Si en mis palabras alguien se da por aludido pero no lo nombre, pido disculpas, pero somos muchos y me es difícil recordar todos los nombres y todas las voces.

Anastasia apartó su mirada de Aubin tras el saludo para buscar el origen de aquel siseo que le ensordecía, cuando su mirada llegó a Chris quedó completamente pasmada, rígida e inmóvil, a diferencia de ese chico. Y cuando él se desplomó, ella recuperó el aliento, rompiendo la tensión de su cuerpo, y como si un muelle la empujara se llevó una mano a la boca, incrédula de lo que acababa de ver. Los muertos nunca la habían perturbado, pero ver la muerte le había impactado.

Escuchó como los demás seguían enfrascados en la averiguación del significado de las llamas, mientras sus ojos no podían apartarse de los dados que descansaban en el pavimento, titilantes y humedecidos. Rabiándose por no haber podido hacer nada, ni siquiera se había movido, ni siquiera ahora se movía.

Apretó los labios en un gesto que le pareció durar una eternidad para llevarlo a cabo y tragó saliva al sentirse la gola seca y lentamente giró su mirada hacia Aubin, mosqueda.

- Yo te quitaría la tontería y algo más.-  pronunció con desdén - ¿Voulez-vous? - y  en un golpe de cabeza volvió a dirigirse al grupo – Pues yo creo que cada vez que alguien miente, un gatito muere y esas llamas son sus almas. – Entornó los ojos al cielo harta de tanta absurdidad.

Soltó un suspiro de fastidio y se apartó hacia la orilla, sin embargo a medio camino detuvo su paso y se volteó de nuevo buscando a aquella chica con la que llevaba tiempo queriendo hablar.

Había recorrido un largo trecho, por suerte para Jane, tampoco era un hombre que se caminase con muchas prisas, así que lo alcanzó antes de que se perdiera entre las sombras de aquella inmensa ciudad.

Lo sorprendió sobremanera aquella actitud inesperada, no creyó, ni pretendió, que nadie lo fuera a seguir. -¿Sabes dónde voy, pequeña?- Preguntó sin poner resistencia en su mano, aunque había demostrado con frecuencia que sabía cuidarse sin ayuda. -Muy lejos.

No voy a estar aquí cuando suene la última campanada. Voy al horizonte, donde no me alcance su aguda y metálica voz y pretendo estar con la mente vacía, no sé si me va a reclamar algo a cambio, el reloj, por no seguir su juego.- Advirtió. Aunque pudo sentir como en el anterior sondeo de cada mente, alguien había conseguido burlar el sádico entretenimiento.

-Dejo la justicia en otras manos. Mejor que las mías.- Aseguró con confianza girándose un instante hacía al resto pero sin llegar a frenarse. -Yo, por ahora, tengo mucho que meditar.

Suspiró, deteniendo su paso dos segundos. -De acuerdo. Si quieres vente.- Se encogió de hombros y prosiguió adelante. -Descríbeme la calle.

Escucho a todos, tratando de no dejarme llevar por mis renacidas emociones que tanto daño me han causado en poco tiempo. Cuando me preguntan respondo, tratando de aclararlo todo -Siete personas miraron con odio o rencor a Mathias, cinco lo hicimos contra Ivanna. Por los dones que Fäe me ha otorgado mi palabra vale como la de dos de vosotros, si una única persona más hubiera sospechado de Ivanna esta habría atraído tanto odio como Mathias. A eso me refería cuando dije que Ivanna estuvo más cerca de ser ajusticiada de lo que pensabais. 

Respondida la cuestión pienso en callarme, tratando de evitar nuevas acusaciones. Sin embargo decido, pese al riesgo, hacer dos declaraciones más -Chicos, preferiría dejar todo claro, demostraros que no miento sobre mi poder. Por ello os pido que me votéis, os mostraré que no he mentido y, pese a perder mis habilidades, seguiré con vida para ayudaros. Ahora bien, eso tendrá un precio pues morirá alguien en mi lugar, aunque no puedo saber quién será la víctima. Respecto al asesinato de Chris, estoy con el periodista, parece que alguien lo poseyó y, cuando fue descubierto, abandonó su nueva carcasa, matando a Chris en el proceso.

Deseó que sus palabras llegaran a su amiga fallecida, no importaba como, creía en la palabra de Zaira. Si alguien podía hacerle llegar el mensaje, sería gracias a ella. -Gracias-. -le dijo con sinceridad. Sin embargo cuando la chica lloró, esto descolocó un tanto a Shawn. -¿Estas bien? ¿He dicho algo malo? -se inclinó un poco hacia ella para examinarla mejor. 

La muerte de Chris se sumaba a la de los innumerables caídos, pero ahora era diferente, las reglas del juego habían cambiado. Había muerto de día, no solo demostraba que estaban indefensos por la noche y por el día, también que alguien podía matar impunemente a la vista de todos. -No he visto a nadie acercarse al muchacho. -enunció al grupo negando lentamente con la cabeza. -Descansa en paz chico, llevaremos la paz al bosque sin importar como. Fue algo más que una promesa, realmente pensaba y deseaba conseguir aquello.

Shawn se cruzó de brazos escuchando a Anya. -Si eso es cierto y alguien está poseyéndonos, existe la posibilidad de que muchos de los caídos sean inocentes. Pero me plantea algunas incógnitas, ¿si este fata posee a un tercero, solo puede moverse con las habilidades innatas del poseído o por el contrario puede asesinar con su piel?

Eso mismo pienso yo, Shawn, tanto tu afirmación como tus preguntas. Además Ivanna declaró que había dos poseídos, uno de ellos parece ser Chris, el otro podría estar entre nosotros -declaro siguiendo la línea de reflexión del hombre -tal vez incluso dote de nuevos poderes a los poseídos -me tomo unos segundos antes de continuar puesto que tengo una pregunta y debo hacérsela a alguien con quién no deseo hablar -Zaira ¿podrías hacerme el favor de preguntarle a Ivanna más cosas sobre su posesión? Sería interesante saber si ella sabía tu verdadero nombre o el que lo dio a conocer fue aquel que la poseyó -tras mi petición ahogo una disculpa por todos los insultos que le había proporcionado con anterioridad. Es posible que se hubiera pasado de la raya pero su vida pendía de un hilo por su culpa, razón por la que había actuado de manera tan hostil. 

La muerte de Chris resultó un duro golpe, hasta ese momento teníamos la seguridad de que no atacarían mientras estábamos despiertos. Eso demostraba que no estábamos seguros en ningún momento.

Algunos preguntaron sobre mi relación con Samuel, así que preferí aclararlo.- Samuel y yo no tenemos una relación de pareja, es una gran y antigua amistad. Cuando recobramos nuestros recuerdos de Fata fue como si supiéramos que estábamos aquí. Pensaba hablar con él pero no me dio tiempo.

El cambio en las luces del reloj volvió a traer a colación la teoría que les había dicho.- Eso fue solo una teoría, una idea que surgió de mi necesidad de encontrar una explicación. Ya expliqué que no encajaba precisamente por eso, porque sobraba uno. Puedo intentar cuadrarlo con calzador pero sería absurdo. Lo único que lo podía explicar sería precisamente eso.- Miré a Paul que era quien había mencionado la posibilidad de alguien incondicional.- Ese número veinticinco pudiera ser neutral adaptándose a cualquiera de los dos bandos, que dependa de sus decisiones o de las de otros para ello, que no perteneciera a ninguno porque tuviera sus propios intereses o bien que fuera más especial que el resto. Como digo estaría muy cogido con alfileres y sería especular demasiado.- Descifrar el reloj no nos estaba ayudando demasiado a descubrir a los asesinos por mucho que le diéramos vueltas. Aunque me resultaba muy útil mantener la mente activa para no sucumbir al pánico, preferí concentrarme en tratar de entender eso de las posesiones.

-Si asumimos lo que dijo Ivanna, después de que ella y el otro que estaba con ella fueron liberados, cogió a otros dos. Hasta ahí todo claro pero, a no ser que sea uno de los que ya han caído, esa Fata que compartió el lugar con ella tiene que estar aquí.

Anastasia olvidó, una vez más, a aquella chica cuyo recuerdo seguía en su mano, al cruzarse por su vista el ciego, le siguió con los ojos hasta que la pequeña llamó su atención al seguir la estela del señor de las sombras.

Los observó alejarse y se preguntó si llegarían a alguna parte o ese mundo se encargaría de hacerlos volver aun sin que cambiaran de sentido y aunque cambiasen de dirección.

Se encogió de hombros y desde su posición alejada se dirigió a Anya, quien parecía haber retomado el control sobre Vanya.

- ¡No seas payasa! - le espetó a punto de romper a reír al parafrasearla y le guiñó un ojo en señal de paz.

Volvió sobre sus pasos pero no se quedó junto a Aubin, del punto del que había partido, sino que siguió hasta llegar a Anya.

- No necesitas ser mártir para que te creamos. Saca cuentas, si te atacasemos todos, aunque hubiese dos como tu... - arqueó una ceja - De ser tu, a mi me pintaría mal.

Y si realmente consiguieras librarte de nosotros, habrías sudado para nada. Un acto no demuestra el poder de una palabra.

Le sonrío forzadamente, zanjando el tema por su parte.

Ay, perdona - Empezó por disculparse pues iba a contrariarla de nuevo - Todo eso de las posesiones... No acabo de tragármelo. Y dudo que... - Anastasia sintió como su lengua se trababa al querer nombrar al chico serpiente y en lugar de dar su nombre señaló hacia él con la cabeza - estuviese poseído por Pegajoso*, o poseído sin más.

Demasiadas barbaridades en nombre de expulsiones de demonios inventados y falsos rituales para eliminar una pseudoposesiones había visto y negado como para seguir creyendo en ellas.

Kammy miró a los otros con dudas. ¿Alguien que puede asesinar de día? ¿Cómo sentirse seguro? Pensaba con tristeza.

Si era cierto, nada podían hacer, sin importar cuánto lucharan. La verdad es que todo era bastante desconsolador, pero ella no cambiará su voto, las palabras de la rubia no le parecían coherentes.

- La verdad es que te contradices con cada palabra que pronuncias - sin decir nada más, observó cómo el ciego se marchaba de allí junto con la niña y lo miró con temor. ¿Acaso no les importaba? Sentía ira y una parte de ella sentía tristeza.

Luego, se acerca a Zaira tímidamente y le pregunta con tono tembloroso, el cual trataba de ocultar un grito - ¿Qué ha dicho Chris de lo sucedido? -.

Aubin responde al confuso Paul. El francés no había sido nada concreto, pues su última intervención fue una fortuita teoría que ancló tras bien digerir lo dicho por Lyman, ciertamente… – Paul… hay 7 fuegos, pero 6 horas señaladas (2 fuegos en el XI). El único que no figura es Chris… (debía llamarse, pues) – suma, a lo ya dicho. - Si es que esto funcionase así… claro. Así que no me hagas mucho caso, no se si termino de entender lo que creo estar entendiendo.... No se lo que determinan las horas, y lo de los colores es un supuesto que dejaría del revés a Zaira, y en principio… no tiene ningún sentido – repite

Luego atiende a las palabras de Hundo, el tipo le parecía bastante interesante, un tipo curioso... que leches estaría escribiendo – Fue el chico ese... (señála a Andy) ...quien pregunto por el seseo… Y la chica miedosa (lo mismo con Kammy) quien hablo tras Chris. No había mucho francés por en medio… (creo) Freneza – aclara con tono desentendido a las posesiones de carcasas, sacude su chaqueta, con su horizonte puesto en la nada. O si, en una francesa que había por en medio, justamente. Cruza sus brazos y alza su vista respondiendo a Anastasia - Naturellement… Bubois - … cuando pasa de vuelta hacia Anya – Solo espero que no sea la vida, os quedaríais sin Aubin… y sin algo mas... – sonríe de nuevo, fingiendo indiferencia… tal vez.

Atiende a la explicación de Alana... podría ser. Como a la entrega que no sería tal… de Anya, según decían o ella misma decía. También a la propia francesa tomando la palabra. Posesiones… si las había, tendrían que estar atentos a la semántica del grupo, o si no… demencia a la carta.