Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

El lugar que nunca fue

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11/03/2015, 23:53
Namárie

Buenas noches, venerable Aranae - saludó Namárie con una sonrisa y una reverencia militar. - ¿Entonces la oscuridad, eh? Yo creo que se refiere a algo más literal, los acertijos suelen serlo. Generalmente, los más complejos tienen las respuestas más simples... 

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13/03/2015, 00:38
Narrador

Al mismo tiempo que en el otro lugar, aquí pudisteis ver esas dos nuevas llamas aparecer: La blanca sobre el X, la negra sobre el III, uniéndose a las demás en su baile.

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13/03/2015, 03:54
Aranae

El anciano Fata rió entre dientes tras escuchar a los viajeros. [color=#086A87]- Si estás dispuesto a cambiar por un simple acertijo, quizás no estés muy seguro de quién eres.[/color] - Respondió en dirección a Ohtar para después mirar a Serindë. [color=#086A87]- ¿Pistas? Yo no puedo ayudaros, niña. Debéis encontrar la respuesta vosotros mismos. Eso demostrará que estáis preparados para afrontar las decisiones del laberinto.[/color]

Finalmente miró a Namárie y movió la cabeza afirmativamente. [color=#086A87]- La naturaleza de los acertijos es compleja y simple al mismo tiempo.[/color] - Se detuvo un segundo antes de añadir algo más hacia los que permanecían en silencio, con una pequeña sonrisa retadora. [color=#086A87]- Espero que no vayáis a rendiros tan pronto después de llegar tan lejos.[/color]

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13/03/2015, 22:13
Ohtar

— Y no quiero cambiar, pero por tus palabras parecía que ese fuese el precio —dijo Ohtar algo ofendido por la respuesta de Aranae. ¿Significa que para atravesar la bruma debemos ser como la bruma? 

El guardian frunció el ceño sin estar nada convencido de lo que había dicho, pero es que francamente no sabía a qué podía referirse aquel enigma. — Para atravesar algo tienes que ser de su misma condición, así que si queremos atravesar esa puerta debemos... No, no, no tiene sentido.

— ¿Se os ocurre algo a vosotras?

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13/03/2015, 22:27
Randir

- Si quieres atravesar la oscuridad, has de convertirte en oscuridad, de lo contrario tu luz haría desaparecer la negrura y, por tanto, no sería la oscuridad lo que atravesarías. - Razoné en voz alta. - Pero lo que hay tras la puerta sólo dependerá de nosotros, según dice. Entonces, no somos nosotros los que tenemos que cambiar, es que lo que habrá al otro lado de la puerta será nuestro reflejo, nuestra misma sustancia. Por tanto, será como un juicio ante el espejo.

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14/03/2015, 11:22
Serindë

-Eso suena bien. -miró a Randir. -quizá es una prueba de valor para ver si nos atrevemos a enfrentarnos a nuestro propio juicio. Pero antes tenemos que conseguir abrir la puerta. -se quedó pensativa. -Lo que ha dicho Ohtar... Si quieres atravesar la bruma tienes que ser bruma... pero esto va de oscuridad, que es la ausencia de luz. ¿si pudiéramos apagar la luz podríamos pasar?

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14/03/2015, 19:41
Ohtar

El fata asintió varias veces a Randir tras cruzarse de brazos y analizar sus palabras. — Pero podría ser algo metafórico y no referirse a la oscuridad propiamente, ¿en cualquier caso qué sería la luz y cómo la apagaríamos? El enigma habría quedado resuelto si se trata de eso. No haría falta que intentásemos explicar como pasaríamos a traves de la oscuridad. 

Ohtar se giró hacia el guardian de las llaves y levantó las cejas esperando una respuesta. —¿Y bien? ¿Randir acertó?

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15/03/2015, 04:27
Namárie

La aprobación del Guardián de las llaves la reconfortó, encontrando en ello al menos un poco de alivio por acercarse a lo que buscaba la curiosa criatura. Mas cuando Ohtar preguntó, Namárie negó con la cabeza. No tenía idea de que era lo que buscaban, solo sabía, como el resto, que la oscuridad debía ser la clave al dilema. 

Pero eso suena demasiado complejo... - susurró ante la intervención de Randir - El Guardián me dijo que era algo simple, ¿recuerdas? Que tal si... - sus ojos se iluminaron, con un gesto infantil y una idea en mente - ¿Que tal si como dice Serindë tenemos que apagar las luces? Y si no hay luces, ¿Cómo podemos apagarlas? Es muy fácil, una de las carcasas que nos acompañan sufre de esa oscuridad día a día. Solo basta no poder ver. 

Se detuvo un segundo, mirando a sus compañeros. 

Tiene sentido, ¿no? - preguntó, insegura, temiendo que no la tomaran en serio.

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15/03/2015, 18:27
Narrador

En cuanto los ojos del árbol se cierran un fuego fatuo se enciende de nuevo tras él. Y después del primero, otro y otro más, dibujando un camino más allá del claro. La Bruma se aparta, desvelando el sendero con cada fuego fatuo que se enciende, tal y como hizo cuando llegasteis. 

Apenas unos pocos pasos y al mirar atrás el claro y el árbol parecen haber desaparecido entre jirones de esa niebla densa que parece formar muros a ambos lados del camino. El cielo continúa gris en lo alto y apenas se escuchan los pasos al caminar. 

El reloj, continúa constante, visible más allá a pesar de la Bruma en su lugar en lo alto, siempre delante y siempre lejos, como si la distancia recorrida no fuese nunca suficiente para alcanzarlo. Como si sólo fuese posible llegar a él por pura fuerza de voluntad.

 

 

 

El camino no es largo en esta ocasión. Apenas un centenar de pasos son necesarios para que los ojos de los viajeros vislumbren el último de los fuegos fatuos, bailando su eterna danza delante de una puerta rodeada por la Bruma. 

Tres escalones guían hacia ella, pero parece estar suspendida en medio de la nada. Si alguno se asomase por el otro lado, tan sólo encontraría la madera de la misma puerta, bordeada por algunos jirones de niebla. Un tenue aroma a lavanda parece provenir de la puerta que está completamente cerrada, creando una sensación de esperanza en quienes la contemplan.

La esfera del reloj sigue brillando a lo lejos, más allá de la puerta, con las mismas llamas blancas y negras bailando en su interior. Sin embargo, no hay más camino que el que se pierde tras la puerta. Si el claro parecía un lugar donde descansar, el paisaje que ahora se presenta ante los ojos de los viajeros, aparenta una transición.

 

Notas de juego

Atanamir: No estás en este lugar. Como integrante de la Compañía de Titiriteros, eres observador mudo de lo que aquí sucede.

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15/03/2015, 18:29
Narrador

Antes de que cualquiera de los presentes llegase a responder a Namárie su figura empezó a disolverse, hasta terminar por desaparecer por completo.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

Elendë Ohtar Randir Serindë

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15/03/2015, 23:13
Serindë

Serindë miró el lugar donde Namárie había desaparecido e hizo una mueca. Luego respiró profundamente, mirando hacia la puerta otra vez. -Bueno, lo que decía Namárie tenía sentido. Creo. Pero no creo que tengamos que volvernos todos ciegos, sería muy radical. -sonrió de medio lado, con cara de estar teniendo una idea. -¿tal vez sea así de simple? -mientras preguntaba, cerró los ojos y sin abrirlos dio un pequeño pasito hacia la puerta. -Así no hay luz, al menos para mí.

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16/03/2015, 00:53
Narrador

Al mismo tiempo que en el otro lugar aquí aparecieron las mismas llamas. La negra sobre el número V, y las blancas sobre el III y el VI.

Sin embargo eso no fue todo. Aquel temblor que se vivía en el otro sitio que habitabais llegó a notarse también aquí, aunque con una intensidad mucho menor. Cuando todo terminó pudisteis ver aquí una grieta como las que ahora llenaban la ciudad. No era lo suficientemente grande como para ver a través de ella, pero sí como para intuir que estaba comunicada con ese otro sitio que compartíais con los demás.

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16/03/2015, 01:43
Aranae

El anciano tan sólo sonrió ante los intentos de los viajeros de sueños, esperando con una paciencia que parecía infinita a que llegasen a dar con la clave. Sus ojos contemplaban a todos con un brillo curioso. Pero no decía nada y nada sucedía. Hasta que Serindë cerró los ojos y avanzó hacia la puerta. 

En ese momento una de las llaves que colgaban de la barba de Aranae empezó a brillar al mismo tiempo que sobre la puerta una enredadera plateada empezaba a dibujarse, creciendo desde el suelo hasta cubrirla por completo. Cuando una de sus ramas llegó a tocar el pomo, un clic sonó y la puerta se abrió. 

[color=#086A87]- Suerte en el laberinto.[/color]- Su mirada se dirigió hacia Randir y lo miró afablemente.  [color=#086A87]- Espero que estéis preparados para enfrentaros a vuestro juicio.[/color]

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16/03/2015, 12:43
Narrador

La puerta al ser abierta desvela la más absoluta oscuridad de una negrura tal que tan sólo con los ojos cerrados se puede atravesar sin temor por caer al vacío al poner un pie más allá de su marco. 

Sin embargo, el olor a lavanda del interior incita a abrir los ojos descubriendo una habitación. Es un lugar cerrado, cargado del sabor de los recuerdos. Algunos objetos aparentemente aleatorios se pueden ver allí. Un enorme oso disecado, una estatua de bronce, un diván con un gramófono sobre él, entre otros. Sin embargo, lo que más llama la atención son las puertas. Tres, cada una en una pared. Las tres diferentes e imponentes, hablando de una elección directamente a la esencia de quien las contempla. 

Tras los viajeros la puerta por la que entraron parece haber desaparecido. En la pared, una ventana enrejada desde la que se puede vislumbrar el tenue color de la luz de los fuegos fatuos, rodeando ese sueño perdido. Y en lo alto, tan cerca y tan lejos como siempre, la esfera del reloj observa y vigila como un faro inalcanzable, con esas pequeñas llamas blancas y negras bailando en ella.

 

 

 

Las primera de las puertas parece destartalada. Su superficie, de madera negra, está ajada y llena del polvo del tiempo. Desprende un aroma a humo, inconfundible para los moradores de la Linde. Tan sólo contemplarla produce angustia, pues su visión transporta a un pasado remoto y olvidado. Abandono, esa es la palabra.

Sin embargo, la segunda es pequeña, de la altura de un niño. Su superficie, de madera pintada de un azul celeste, parece suave. Sus molduras son redondeadas y sobre ella se puede ver una mazorca de maíz moldeada. En la pared, un sol y una nube la acompañan, recordando a la infancia. Desprende un aroma dulce, como a canela, y es inevitable que una pequeña sonrisa brote al contemplarla. 

Es, no obstante, la tercera la más imponente de las tres. Gruesas raíces la rodean, brotando libres de pared y suelo hasta llegar a ella. No hay una hoja de madera ni metal, tan sólo un hueco en la pared, oscuro y denso. El aroma que desprende recuerda al césped mojado por la lluvia. Sobre ella, un triángulo directamente esculpido en la pared en el que un enorme ojo de pupila verde lima se mueve con vida propia, contemplando a los viajeros.

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16/03/2015, 12:53
Narrador

El lugar que nunca fue

 

En la oscuridad del sueño tu consciencia siente una sacudida y tus ojos se abren. No a la realidad en que posees ese cuerpo humano, sino en una diferente, más onírica y brumosa. En ocasiones los sueños de los soñadores se extravían, sin llegar a tomar forma en ningún lugar, quedándose tan sólo como una reminiscencia en algún lugar de las consciencias. Tienes la sensación de encontrarte en uno de estos sueños perdidos, sintiendo una Llamada diferente a la anterior. Una que te invita a soñar. 

Al principio no ves nada, pero poco a poco el tenue brillo de la esfera de ese reloj va reflejándose en las suaves ondas del agua que tienes a tus pies. Un fuego fatuo comienza a titilar, al principio con timidez, pero después con más intensidad. Y tras él, aparece otro y luego otro más, hasta que parecen marcar un camino más allá, un camino que despierta en ti una curiosidad con un pequeño poso de melancolía y de una ilusión casi infantil. Uno que no puedes evitar seguir.

 

 

 

Es sencillo perder la noción del tiempo cuando su única medida pueden ser los pasos de uno mismo, silenciados por lo mullido del césped. ¿Cuántas veces las manecillas del lejano reloj dan una vuelta completa? Es difícil decirlo, pero esa esfera sigue brillando, visible a pesar de la distancia. No sabes cuánto rato caminas hasta llegar a una puerta abierta en medio de un paisaje de bruma. Tal vez han sido unos segundos o quizá una eternidad convertida en un suspiro. 

Tras la puerta espera la más absoluta oscuridad de una negrura tal que tan sólo con los ojos cerrados se puede atravesar sin temor por caer al vacío al poner un pie más allá de su marco. 

Sin embargo, el olor a lavanda del interior incita a abrir los ojos descubriendo una habitación. Es un lugar cerrado, cargado del sabor de los recuerdos. Algunos objetos aparentemente aleatorios se pueden ver allí. Un enorme oso disecado, una estatua de bronce, un diván con un gramófono sobre él, entre otros. Sin embargo, lo que más llama la atención son las puertas. Tres, cada una en una pared. Las tres diferentes e imponentes, hablando de una elección directamente a la esencia de quien las contempla. 

Tras los viajeros la puerta por la que entraron parece haber desaparecido. En la pared, una ventana enrejada desde la que se puede vislumbrar el tenue color de la luz de los fuegos fatuos, rodeando ese sueño perdido. Y en lo alto, tan cerca y tan lejos como siempre, la esfera del reloj observa y vigila como un faro inalcanzable, con esas pequeñas llamas blancas y negras bailando en ella.

 

 

 

Las primera de las puertas parece destartalada. Su superficie, de madera negra, está ajada y llena del polvo del tiempo. Desprende un aroma a humo, inconfundible para los moradores de la Linde. Tan sólo contemplarla produce angustia, pues su visión transporta a un pasado remoto y olvidado. Abandono, esa es la palabra.

Sin embargo, la segunda es pequeña, de la altura de un niño. Su superficie, de madera pintada de un azul celeste, parece suave. Sus molduras son redondeadas y sobre ella se puede ver una mazorca de maíz moldeada. En la pared, un sol y una nube la acompañan, recordando a la infancia. Desprende un aroma dulce, como a canela, y es inevitable que una pequeña sonrisa brote al contemplarla. 

Es, no obstante, la tercera la más imponente de las tres. Gruesas raíces la rodean, brotando libres de pared y suelo hasta llegar a ella. No hay una hoja de madera ni metal, tan sólo un hueco en la pared, oscuro y denso. El aroma que desprende recuerda al césped mojado por la lluvia. Sobre ella, un triángulo directamente esculpido en la pared en el que un enorme ojo de pupila verde lima se mueve con vida propia, contemplando a los viajeros.

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16/03/2015, 12:53
Narrador

Con la llegada del amanecer ante vosotros una nueva figura empezó a tomar forma, justo al lado de la grieta que un rato antes se había hecho presente en el aire. Se trataba de Aidane, moradora de la Linde primero, ocupante de las Ruinas después. Ante ella había cuatro Fata: Elendë, habitante de Palacio y habitual del Bosque, Ohtar, Guardián del Bosque, Randir, ocupante de las Ruinas y Serindë, quien había sido repudiada o expulsada de todos y cada uno de los lugares de Fäe hasta encontrar su hogar en las Ruinas.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

Aidane Elendë Ohtar Randir Serindë

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16/03/2015, 17:51
Aranae

No es hasta que su voz se oye en la habitación que los ojos de los viajeros de sueños reparan en la presencia del anciano, que parece haberlos seguido a través de la puerta. 

Camina despacio y un poco encorvado, como si a cada paso necesitase afianzar su peso sobre el mundo. Una capucha azul con ribetes dorados cubre su cabeza con el mismo color que la túnica que viste. Su barba, tan blanca y limpia como la nieve, se mueve con un ligero balanceo, asemejándose a los jirones de la bruma que moran por todo el lugar. De esa misma barba cuelga un manojo de llaves que tintinean con cada paso que el anciano da.

[color=#086A87]- Ahora todo dependerá de vuestras decisiones.[/color]- Dice, con una voz tan etérea como su mirada. [color=#086A87]- Veremos cuál será el destino hasta el que os guíen. Pensadlo bien, pues cuando atraveséis una puerta no habrá marcha atrás. Sólo hay una condición: Juntos habéis llegado y juntos debéis marchar. [/color] - Se gira hacia Niba y le dedica una sonrisa afable. [color=#086A87]- Bienvenida. [/color]

Sin más, gira sobre sí mismo y camina hacia la pared sin detenerse hasta atravesarla como si estuviera hecha de Bruma. Mientras se desvanece, llegan unas últimas palabras lejanas a los oídos de los viajeros. [color=#086A87]- Que los sueños guíen vuestros pasos.[/color] - Tras él la pared parece tan sólida como un instante antes de que la atravesara. No hay salida por allí.

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17/03/2015, 15:20
Serindë

En cuanto entró en la habitación esa y abrió los ojos Serindë elevó las cejas mientras se acercaba al sofá para comprobar si era sólido y sentarse en él. Desde allí miró a la nueva y la saludó con la mano. -Hola. -luego miró por la ventana y resopló.  -No vamos a llegar al maldito reloj nunca. -luego miró las tres puertas una a una y señaló la del ojo. -A mí me gusta esa, la verde.

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17/03/2015, 15:57
Randir

Saludo a Aidane con un gesto, acompañado de una única palabra. - Hola. - Llegar hasta aquí nos ha costado tanto a algunos y tan poco a otros, que casi parece un chiste.

Asiento a las palabras de Serindë.

- Yo también me inclino por la más imponente de todas. - Señalando a la puerta del ojo en lo alto. - ¿Qué opináis los demás?

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18/03/2015, 15:21
Elendë

Elendë siguió el paso de sus compañeros y contempló las puertas, pensativo. A mí me gusta más la segunda, la que recuerda a la infancia. Dijo, sin saber muy bien porqué. No sabía lo que había detrás de cada una de ellas. 

Bienvenida. Pensaba que ya no iba a venir más fatas a este lugar. Pensó en voz alta. Creía que el que nos traía aquí había muerto, ya que no llegó nadie la anterior noche. supongo que no es así.

He estado dándole vueltas a la muerte de Chris. Es diferente a las demás. Comentó. A Kammy la mataron los que noche tras noche intentan acabar con nosotros y por eso murió Ivanna. Pero la muerte de Chris parece obra de alguien diferente. Me pregunto las intenciones que tendría. ¿buscaría acabar con los asesinos?