En el Corazón del Bosque

Existe un lugar donde todo es diferente cerca del centro del Bosque. Un sitio mágico y lleno de vida, uno en el que los colores son diferentes y nunca es de día, pero tampoco de noche.

Se trata de un sitio que sólo los Fata que realmente pertenecen al Bosque conocen. Su Corazón.

Siempre se dice que el Bosque es cambiante. Que uno puede apartar la vista un segundo, y al volver la vegetación que antes había podría haberse marchado. Sin embargo hay una excepción. Hay un árbol que existe desde que el Bosque es Bosque, y desde que Fäe es Fäe. Su corteza es nudosa y sus raíces gruesas, y a su alrededor se respira un aroma de solemnidad perpetua.

Hay quien dice que en ese árbol reside la esencia de Fäe, su verdad y su magia. Otros creen que el primer Fata se dejó morir allí, convirtiendo su esencia en semilla para perdurar a lo largo del tiempo. Por último, algunos afirman que ese árbol es el que insufla vida a todo el Bosque y que, sin él, no tardaría en marchitarse. En realidad poco importa a sus habitantes cuál de ellas sea la respuesta correcta: lo único relevante es que ese árbol sigue con vida, resistiendo aún en las épocas en que los soñadores escasean.

Cuando uno se acerca al Corazón del Bosque lo primero que siente es como si todos los sonidos se apagasen. Luego la luz se vuelve tenue, constante y azulada, y da la impresión de venir de todas partes y de ninguna al mismo tiempo. Si uno continúa avanzando lo más probable es que encuentre algún Fata entregado a la descomposición, regalándose a la muerte de la forma más generosa, brindando sus últimos suspiros al Bosque que le ha dado tanto.

Sin embargo, en esta ocasión no puedes ver ningún Fata en ese estado, ni ningún otro echando raíces cerca del árbol. Es algo que, bien mirado, se echa de menos. A pesar de su habitual silencio aquellos que venían a morir eran como una parte más del ambiente que daba al lugar aún más gravedad. Sí ves, sin embargo, la gran torre del reloj a lo lejos. Enhiesta, y firme, se alza por encima de todos los árboles del Bosque para mostrarse altiva, enseñando cada una de sus llamas.

Al volver a la vida, sin que supieras explicar cómo o por qué, tu consciencia se desdobló una vez más, haciendo que estuvieras presente en este lugar que tan bien conocías. Sin embargo, te encontrabas solo... Por el momento al menos.

Pues hace fresquito aquí...

En el mismo momento en que en aquella ciudad ahora llena de frío se encendió la llama oscura sobre el número II así lo hizo también en este lugar, apareciendo una llama similar a la otra y que se movía con la misma cadencia lenta y sinuosa.

Junto a la vuelta de Jane aquí comenzó a formarse una nueva figura: la de la inconfundible Tarma.

Y con el regreso a la vida de Jane, Tarma aparecía también en ese lugar.

Bienvenida de nuevo a la vida. Bienvenida de nuevo al corazón del Bosque. - dijo Rais con una sonrisa cálida.

Pestañeé sin llegar a entender. Aquel lugar… Lo notaba como algo cercano, algo que había visto hacía mucho tiempo, en alguna vida pasada, o en algún sueño perdido en mi memoria. No llegaba a verlo con claridad, pero me sentía como en casa. Era mi casa.

Sonreí a Rais, y asentí de manera frenética.

—Sí, estoy viva. Vuelvo a estar entre los vivos, caminando, sin tener que soportar las disputas entre unos y otros cuando ya están muertos, y no sirve de nada sus discusiones— dije, suspirando, algo harta por escucharlos, aunque, lo entendía, yo también habría saltado si me acusaran de algo que no es cierto—. Qué bien estar de vuelta.

Al mismo tiempo que en el otro lado, en esa ciudad oscura unas llamas aparecían en la gran torre del reloj así lo hacían en la que podíais ver aquí: cuatro llamas similares a las otras, con el mismo ritmo acompasado y de cadencia hipnótica.

Rais miró a Tarma.

Tengo una pregunta y una petición. La pregunta es si tienes algo que ver con el regreso de Elendire. Lo digo porque Aina comentó que habías dicho que tu poder, era el poder traer a 2 personas y vincularlas a ti. Aunque como teóricamente alguien usó el mismo poder para traer de vuelta a Míriel, pues no sé si lo tienes realmente, lo tenías pero alguien lo tomó mientras estabas muerta o algo así.

Se rascó la barba y continuó.

Luego la petición es que no votes a Kammy hoy. La necesito con vida al menos un día más. Luego, si es realmente culpable, seré el primero en acabar con ella. Pero hoy me servirá de poco que caiga en las votaciones. Mi alternativa de voto es Thomas, aunque no pasa nada si votas a alguien distinto a mi. Con que no votes hoy a Kammy me sentiré muy agradecido contigo.

Contemplé el reloj una vez más, y sus llamas danzarinas. Parecía que ser llama en aquella ciudad era mucho mejor que ser… Bueno, lo que fuéramos nosotros.

Me giré, y miré a Rais, sonriente, pestañeando, atenta a sus peticiones y palabras. Ensanché la sonrisa ante su petición, pero no dije nada hasta que no acabó de hablar.

—Bien, Rais, por partes— comencé, divertida—. No, yo no he resucitado a nadie con mi talento aún. Lo reservo para más adelante, por si le pasa algo a alguien querido— dije, mirándolo—. No quiero ser precipitada, y gastar mi don con alguien que no lo merece. No quiero hacer eso— negué con la cabeza—. Yo no estoy detrás de ninguna resurrección. Soy paciente— resumí, asintiendo con la cabeza—. Ya oí aquello de que me habían podido copiar mi habilidad, pero no tengo claro de si eso es cierto— me encogí de hombros—. Tal vez, sí. Si es así, espero que sepa usarlo con un buen fin, porque, realmente, es útil.

Dicho aquello, volví a mirar a Rais, y lo señalé.

—Tienes mi palabra— dije, respondiendo a su petición—. Yo no votaré por Kammy, y me centraré en Thomas— prometí—. Pero, ante tal deseo tuyo, me gustaría saber por qué. Creo que tengo derecho— añadí, esperando, curiosa, la razón de su requerimiento.  

Rais asintió con la cabeza y sonrió.

Mi poder es alterar la votación de una persona. Pero cuando despertó en mi dicho poder, noté que no era todo. Que al igual que con mis recuerdos, me faltaba información. Pero a diferencia de estos, noté que de algún modo mi poder estaba ligado con Kammy. Y cuando interactué con ella, noté que algo se... - Rais se rascó la cabeza para encontrar un adjetivo adecuado - aflojara, como si hubiera un nudo. Hoy estará algo más liberado, pero creo que no será del todo suficiente. Por eso necesitaré un día más... - Rais torció el rostro algo malhumorado - Si ayer me hubiera votado a mi, como le pedí que hiciera, seguramente podría no preocuparme por estas cosas. Eso me pasa por confiar en ella, y centrar mi poder en centrar en los posibles culpables. - Rais sacudió la cabeza, pues no tenía sentido ya preocuparse por cosas que ya habían pasado - Lo de votar a Thomas, aparte de que no me fío de él, es para intentar asegurar que haya alguien con más votos que Kammy.
 

Escuché con atención la explicación de Rais, y asentí, si bien no entiendo del todo su razón, pues aquel problema que se le presentaba con Kammy parecía algo privado entre ellos, y no me consideraba adecuada para preguntar. No de momento.

—Vale, Rais— dije, sonriente—. No te preocupes. Yo no votaré por Kammy— repetí, asintiendo—. Si es importante para ti que no la vote, yo cumpliré— hice una pausa, y lo miré, divertida—. Pero, hay algo que no entiendo. Si puedes alterar las votaciones, ¿por qué necesitas mi ayuda? ¿No puedes, simplemente, decir quién es el muere y ya está? Como hizo Anya conmigo, que decidió no morir, y caí yo, que era la siguiente más votada— me llevé un dedo al mentón, pensativa. 

Rais negó con la cabeza ante las palabras de Tarma.

Puedo alterar el voto de una persona, no las votaciones. Por ejemplo, haré que Kammy me vote a mi en vez de Andy. Esto es lo que puedo hacer... de momento. - Rais se rascó la barba - Si todo sale bien, después de las votaciones de mañana podré hacer más cosas. Ya te contaría si fuera el caso.

Hice con la boca una “o” grande, entiendo ya lo que Rais hacía. Me quedé pensativa, diciéndome que estaba muy bien lo que llegaba a hacer Rais.

 —Tu poder está muy chulo, Rais— alabé, sonriente—. Seguro que te será muy útil si algún malvado quiere hacerte caer en votaciones— añadí, frunciendo el ceño—. Pues, eso— dije, haciendo un gesto con la mano—. Votaré a Thomas. Yo no iré a por Kammy.

Hice una pausa, y contemplé a Rais, rondándome una cosa por la cabeza.

—Oye, Rais, me había dicho que no te lo iba a preguntar, y que no era asunto mío, pero— de nuevo, otra pausa, dubitativa—, ¿por qué tienes una conexión con Kammy?— pregunté—. Bueno, nosotros nos conocíamos de antes, por eso estamos aquí. ¿Significa eso que tú también conocías a Kammy, bueno, al fata que se esconde dentro de Kammy, de antes?— dije, sonriente, por si podía ser también una fata del Bosque. 

Rais negó con la cabeza.

No, mi caso con Kammy es distinto contigo o con Eirien. Ni siquiera sé que Fata es ella en realidad. Es una conexión diferente, algo que pareció surgir mientras llegábamos a este lugar. Diría que como Rais estuve y estoy conectado a vosotras. Y como Chris, a ella...

—Oh, ya entiendo— sonreí, ante lo que me dijo Rais—. La cuestión es que la necesitas para potenciar tu poder— resumí, riendo entre dientes—. Vale, por mí, está bien. Ya he votado por Thomas— confesé, aunque no sabía si debía sentirme orgullosa, pues ello significaría la posibilidad de acabar con él, y no tenía aún claro si era malvado o no… Aunque no descartaba por completo a través de sus respuestas su entera inocencia.

Miré a Rais, y sonreí ante la mención de Eirien.

—¿También hablas con Eirien?— pregunté, curiosa—. Qué ajetreado estás— bromeé, divertida. 

Y de nuevo, tal y como ya había sucedido antes, el reloj que veíais en este lugar reaccionó al mismo tiempo que el de la torre en el otro lado, regalándoos una nueva llama blanca sobre el número IX.

Y con el amanecer la figura de Tarma fue desapareciendo también de aquí, dejando a Rais solo en este lugar.

Como ya había sucedido en otras ocasiones en este lugar apareció una llama negra sobre el número VI al mismo tiempo que lo hacía en el otro. El reloj parecía cada vez más completo, y eso podía ser muy bueno... O muy malo.

Y como sucedió antes con otros, lentamente la figura de alguien empezó a tomar forma aquí: Vanya, nativa del Bosque y ocupante de las Ruinas.