Claro, vuelve Paul y le dan el crédito a Anya -.-...

Disculpa la ausencia, Atre. Es solo que he tenido mucho trabajo y numerosas entregas en la universidad, así que planeo hoy terminar una entrega y ponerme al día con la partida. De verdad, me disculpo por el retraso u.u.

Por cierto, feliz cumpleaños n.n.

Una vez más el amanecer se había saldado sin muertes, aunque cada vez los peligros parecían más cercanos y mayores. Sin embargo aquello era algo bueno: no tendríais que lamentar haber perdido ningún Fata.

En tus manos de nuevo crepitaba ese poder que las Ruinas te habían dado, y que ahora parecía más perfecto que nunca. Todos los que habían vuelto parecían enteros y cabales, lo cual era un gran avance. Y ahora tenías una nueva oportunidad de dar vida. De traer a uno de vuelta al frente de batalla.

La pobre Lúva no sabía bien qué hacer con la presencia de Atanamir allí. Ojalá ese ciego no propusiera nada más a favor de la Bruma porque Lúva no dejaría que ocurrieran más injusticias. En las Ruinas encontró libertad y no iba a permitir que alguien los subyugara en nombre de un ente sin conciencia ni corazón.

Aún no sabía si el regreso de Niba era algo bueno, ya que no era ella quien había hecho que regresara, solo esperaba que fuera una de los buenos. Tal vez era su elección la que le había dado esa capacidad.

Esta vez, la fata se centró en el chico gris, Samuel. No sabía su lealtad, solo sabía que había estado buscando a Alana y que se había enamorado de Ivanna. La chica pelirroja había muerto envenenada y tampoco sabían nada de ella por el egoísmo de Lyman pero bueno, había llegado el momento de ver si sus sospechas eran ciertas y ver si el chico gris era Morchain. Si no, esperaba lo mismo que con Niba.

Se acercó al chico gris, a sabiendas que Ivanna lo sentiría también, se concentró en volver sus ojos de color gris y el aroma de menta y lavanda inundó el lugar, mientras recreaba la sensación que un día le habían provocado las ruinas. Solo esperaba no equivocarse con ellos.

El Confesor

Habían pasado muchos años desde aquella vez, tiempo atrás, en que habías abandonado la Linde. Mucho tiempo desde que, junto a Loth, habíais partido. En tu caso para no volver.

Desde entonces habías conocido muchos Fata. Habías oído historias, y habías contado la tuya. En las Ruinas habías encontrado comprensión y la manera de dar vida a lo que había muerto. Pero no sólo eso. Habías encontrado amigos. Algunos Fata con los que estar a gusto en los buenos y en los malos momentos, siendo tú misma.

Fue allí donde aprendiste a escuchar de verdad. A oír no sólo con la cabeza, sino también con el corazón. Poco importaba el pasado, pues prácticamente todos los que estaban allí habían sido repudiados en algún sitio o lo habían dejado atrás por iniciativa propia. Poco importaba el futuro, pues nada se podía esperar en una ciudad hecha de polvo. El presente... El presente era todo lo que teníais. Lo que compartíais. Las palabras de uno en el oído del otro. Allí, en un lugar donde los ecos del pasado aún resonaban en cada piedra, ni siquiera importaba si quien hablase ya había pasado a mejor vida o se había descompuesto por completo. Sus lamentos y deseos aún os llegaban, claros y concretos. Os sacaban una sonrisa. Y no sólo por poder escucharles sino por saber que, cuando estuvierais en su lugar, otros os escucharían a vosotros. Que vuestras voces nunca serían enmudecidas.

Lúva había decidido traer a la pequeña Jane de vuelta, quien albergaba a Tarma en su interior. ¿Por qué? Si ella moría, Jane podría traerla y así, no perderían la oportunidad de volver de la muerte.

Se decía que Lassa también poseía esa capacidad pero no podía estar segura de nada. Aunque no sabía si Jane la regresaría, era una opción que debía tener. Ahora el reloj le había dado el poder de hablar con un muerto y ella sabía a quién quería. Tenía la excusa perfecta, Ivanna. Si lograba convencer al chico gris que ella la reviviría si colaboraba, tendría información valiosa y un aliado valioso.

Decidió hacer uso del poder que le había dado el reloj y escogió que él fuera ese contacto con el mundo donde Zaira era la anfitriona.

Es Loth *o*... Hell yeah XD.

Llegó la hora de la verdad, y tu decisión estaba tomada.

Sin embargo, justo antes de que aquella primera campanada sonase, algo te hizo dudar, y tus ojos viajaron hacia Chris.

¿Que se pensaba ese estúpido? ¿Que podía hacer lo que le diera en gana? ¿No había aprendido de su muerte? No, estaba claro que no. Nadie tenía derecho a alterar los pensamientos de los demás. Y tú ahora pensarías ahora en él. Ya ibas a hacerlo el primer día, y lo harías hoy otra vez. Se lo merecía.

Dos días seguidos sin muerte al levantaros era tener demasiada suerte. Ahora era un nuevo día, y con él encontrabais nuevos cadáveres en aquella ciudad sin luz ni color. Incluso alguien parecía haber considerado adecuado deshacer tu trabajo del día anterior, acabando con la vida de Jane.

Ahora tu poder de nuevo volvía a latir dentro de ti, pidiéndote ser usado. ¿Cómo en esta ocasión? ¿Quién sería aquel que volvería de la muerte?

Lúva tenía un plan que debía poner en acción, un plan que no podía ejecutar si el mensaje directo de la tierra de los muertos llegaba, así que debía asegurarse de que llegara. Era posible que Guideon fuera el responsable después de como le habló a Zaira y de lo que dijo Paul de él. A pesar de eso, debía estropear un poco su trabajo, lastimosamente. Ella deseaba que el guardián fuera bueno pero ¿Y si no lo era?

Sin más que hacer, Lúva se acercó al cuerpo de Zaira, la fata que había perdido parte de su cabeza, aquella engreída en la que ya no confiaba pero que podía ser ella quien le ayudara a ejecutar su plan. Debía hacerlo, debía cumplir con la promesa de Loth, debía ayudarle. Si no lo hacía, se lo diría a Loth para que él le ayudara.

Una vez más, dejó que sus ojos se tiñeran de gris al acercarse a ella y poco a poco, el olor a menta y lavanda inundó todo el aire a su alrededor. El poder de las ruinas era fuerte en ella como cada mañana, así que trató de reproducirlo una vez más. Trató de viajar a través de los mundos para sentir la presencia de Aina y reconectarla con su presencia humana. Debía decir lo que sabía de Alana y la única que podía apoyar sus palabras era Aina.