El sonido del reloj me arrastró a otro lugar, miré la sala y a los presentes. ¿Qué estaba pasando? Roger y yo estábamos muertos, pero Andy no, ¿por qué estábamos allí?

-¿Qué es esto?- Miré las camas y los sillones con expresión interrogativa.- ¿Sabéis que hacemos aquí?

Aquello era muy extraño. Parecía como alguna de aquellas veces que me teleportaba sin querer y me metía en un lío. Pero no podía ser el caso. No, a menos que yo también hubiera muerto, pues Alana y Roger estaban difuntos.

Miré a Alana, nervioso, miré a Roger y sonreí. - Pensaba que no volvería a verte. Es tan injusto lo sucedido.

Luego mi mirada volvió a Alana. Y negué con la cabeza. - No tengo ni idea de qué hacemos aquí.

Miré escrutadoramente a Alana: - Dime, Alana, ¿Sabes quién es mi Fata?

Andy fue el primero en hablar, entendía que Roger no me  tuviera ningún aprecio, pero tenía que haber algún motivo para que estuviéramos allí juntos.

-No, no sé quién eres. Solo puedo tratar de adivinar o desear que seas aquel al que busco, aunque ahora no sirva de mucho.- Le devolví la mirada con cierta ansiedad esperando su respuesta.

Para su sorpresa volvía a ver con los ojos de Roger, a Míriel le gustaba ser Roger había vivido tanto tiempo como aquel humano que se sentía realmente cómodo en su piel, como si solo fuese el actor y todo lo demás parte del rodaje de una película... de bastante mal gusto todo había que decirlo... sobretodo las referentes a sus muertes y el odio buscar al que el nombre de su Fata inspiraba. Sin saber muy bien que pensar de todo aquello... entre otras cosas porque aquello era una auténtica locura y él un hombre de neuronas limitadas... Miró a sus compañeros de habitación con interés, no teníais idea de quien podría ser Andy,y dadas las circunstancias que lo rodeaban no se atrevía siquiera a tratar de averiguarlo.

-Sí, es terriblemente injusto, no me dejan hacer nada estoy empezando a pensar, si de vez en cuando lo hago, que me reviven por verme morir y me matan por ser Míriel, vamos que le pillado al final manía a ese chico... Con respecto a Andy, no se que decir o más bien prefiero no aportar nada... sólo atraigo la mala suerte y creo que callado estoy más guapo

- Miriel. - Hice una pausa reflexiva. - La última vez que nos encontramos, me dijiste: "Ven y dime si tus pensamientos son los míos."

Luego volví al vista a Alana nuevamente.

- Cuando te vi consolar a Samuel en aquel túnel, me caíste bien, Alana. La piedad y bondad que mostraste me hicieron pensar que eras alguien de fiar. Pero esa ciudad pudre los corazones, así que ahora ya no sé qué pensar. Sobretodo después de que tus dos víctimas resultasen inocentes.

Roger sonrió a Andy para después dedicarle una mirada de disculpa.

-No quería rebelarte delante de Alana, no se de que lado está y me preocupa que tu también caigas. Sólo hay muerte, estoy empezando a perder la esperanza... Lamento mucho lo de hoy no he podido hacer nada y muerto mis poderes no sirven... lo siento.-dijo un Roger realmente apenado por todo lo que había pasado, no era capaz de hacer nada... sólo morirse y ser objeto de las iras y frustraciones de todo el mundo... se debería haber quedado en la tierra, haber seguido con su vida,rodeado de su familia, se preguntó qué sería de ellos.

Miré entonces a Alana, profundamente.

- Tu nombre es Essä, nativa del bosque. Buscas a Elendë, ¿me equivoco?

Luego miré a Roger.

- No es una traidora, Miriel. A pesar que no haya tenido buen tino cuando ha tenido la oportunidad y a pesar de ser amiga de Falmari en su pasado como Fata.

Volví a observarla, esperando que ella confirmara mis palabras.

Miré a Andy con expresión extrañada. Por un lado decía que no estaba seguro de mí, pero por otro me defendía frente a Roger. Yo tampoco sabía que pensar.

-No sé por qué estoy aquí, pero estoy cansada de justificarme. Estoy muerta y poco puedo hacer para cambiar las decisiones de he tomado, sin embargo haría lo que fuera por localizar a los asesinos, salvar Fäe y a mi querido bosque. –Estaba un poco enfadada, había pensado que con la muerte llegaría el descanso, pero no era así. Me senté en una de las butacas, eché la cabeza y suspiré. Al menos tenía la oportunidad de enfrentar a Roger en relativa intimidad.

- Tener la posibilidad de juzgar a alguien, no es fácil. La información con la que contamos es confusa y sesgada. Algunos que parecían fiables resulta que no lo son y los que parecían culpables son inocentes. Ante tales dudas, he intentado hacer lo posible por controlar mi capacidad y solo lo he usado dos veces de todas las que pude hacerlo.- Miré a Roger con expresión triste.

-Fue precisamente mi buen corazón lo que hizo que te juzgara. Confié en Paul y en sus palabras, él dijo que mataste a aquellos niños a sangre fría y que disfrutaste. No podía imaginar cómo alguien, podía ser capaz de hacer algo así y alegar que lo hizo por ver una oscuridad que nadie podía corroborar. Ahora ya no estoy tan segura de Paul pero, en ese momento, era todo lo que teníamos. Sin embargo tampoco puedo disculparme porque estaba convencida de que hacía lo correcto, lo que sí lamento es haberme equivocado. – Miré a Andy antes de continuar.

-En cuanto a Aubin le he juzgado porque me ha parecido que su insistencia en mi culpabilidad solo tenía por objetivo quitarme del medio. Después de haber explicado y demostrado lo que podía hacer seguía en sus trece. Si hubiera argumentado que era peligrosa por las altas probabilidades de cometer un error, podría haber estado de acuerdo, pero no cuando me acusaba de asesina. Aun así, tras su extraño ataque, estaba dispuesta a quitarle el juicio pero me han matado antes de poder hacerlo. - Durante un instante mi expresión se endureció. – Aquí todos hemos cometidos errores al considerar a otros culpables al sonar el reloj. La diferencia en mi caso es que podía hacer más. No puedo negar que me reconforta que creas en mi inocencia pero, aunque no lo hicieras, estoy muerta. Creo que ya he pagado mi parte de culpa. Lo que más siento es que, teniendo la oportunidad de evitar muertes, he cometido errores que le han costado la vida a otros. Si hubiera acertado tal vez Samuel, Ivanna oi Seth no habrían tenido que morir. Por mucho que lo intentéis, no podréis juzgarme más de lo que lo hago yo misma.

No pensaba decir nada más pero Andy se refirió a Elendë y a Falmari y tuve que contestar.- Sí, busco a Elendë, le conocí en otro tiempo, en otra vida. No estoy segura de que sepa siquiera quién soy, pero me hubiera gustado hablar con él. En cuanto a Falmari tengo sentimientos encontrados. Desconozco lo que le pasó para llegar a convertirse en lo que es hoy pero cuando la conocí no era así. Es cierto que era estricta pero me cuidó como a una hija. Yo vivía totalmente sola en el bosque, era libre pero no tenía nadie que me aportara cariño o educación. Me limitaba a vivir entre los árboles, a tallar hermosas figuras en piedra y a vagar por el bosque. Durante mucho tiempo fue la única con la que tuve algún contacto.

Una vez terminé de explicar todo lo que consideré necesario miré fijamente a Andy.- No quiero que pienses que te juzgo pero no sé nada de ti. Me preguntas por Elendë y mencionas a Falmari, pero no sé quién eres ni que puedes hacer, así que perdona si desconfío. No puedo decir nada más mientras no me des algo a lo que agarrarme. No quiero provocar más muertes.

- Lo mío tiene fácil explicación. Así como él - Señalando a Roger - puede ver en los vivos, yo puedo ver en los muertos. Somos las dos caras de la misma moneda. Desde el principio me extrañó que Paul anunciara tener mi misma capacidad, pero al exponerse tan abiertamente creí que no tardarían en darle caza. Yo preferí ocultar lo que podía hacer e ir investigando por mi cuenta. Tengo pensado hablar cuando realmente tenga información importante que transmitir. De momento, sólo puedo acumular datos, y no tengo aún nada absolutamente determinante.

- Por tal como Paul se puso en contra de Roger, me parece que es muestra evidente que Paul está con los traidores, pero no puedo decir esto en público sin exponerme abiertamente, pues fácilmente me pueden decir que quizá sea yo el que esté con los traidores, y no tengo nada para rebatir esto más que mi palabra. Es más, se han apresurado a matar a Roger cuando ha declarado que investigaría a Paul.

- Cuando nos hemos encontrado los tres en este lugar, no había tenido aún la oportunidad de mirar dentro de ti. Estando muerta, he aprovechado la ocasión y por eso sé ahora quien eres, lo que haces y tus intenciones.

- También he estado pensando en por qué nosotros tres. - Con un amplio gesto de la mano, abarqué la habitación donde nos hallábamos. - Sólo se me ocurre que yo te elegí a ti, Alana, como foco al llegar a la... Ciudad Oscura. Me conmovió la atención que le prestabas a Samuel cerca del árbol de la niña ahorcada y pensé que debías ser buena gente. Mi conexión con Roger es evidente. - Me encogí de hombros. - Pero esta relación que veo con vosotros dos es muy personal. Quiero decir, que es desde mi punto de vista y no sé si entre vosotros dos tenéis algo que también os relacione.

Permanecí en silencio unos instantes, pensando. - Aunque bien mirado, no sé si tiene importancia el porqué de estar aquí los tres. Lo importante es que estamos.

Roger escuchó a Alana mirándola a los ojos, no había en su expresión señal alguna de ira o reproche cuando esta declaró haber sido una de sus asesinas.

- Lo que me ha sorprendido siempre es que Paul se declarara con ese poder y vosotros siempre lo hayáis creido a él, máxime cuando yo al declarar a Vanya y exponer todos sus poderes dijera que al proterger a un traidor podía aliarse con él y entre ambos conspirar en secreto a su antojo. Cuando Vanya reclamó la vuelta de Nu-Taur no me permitísteis ni el beneficio de la duda... lo resucitásteis sin más, desoyendo lo que dije y dándole todo el crédito a él, creo que mi mayor error ha sido rebelarme como Miriel. Me habéis juzgado por el asesinato de los hijos de Lassa, pero no os habéis preguntado las razones que tuve para ello y tampoco habéis tenido en cuenta que asumí mis actos, fue juzgado por la familia real y perdonado... algo de razón llevaría... pero no voy a incidir en esto, no tengo porque volver a justificarme. El caso es que cuando volví a la vida lo hice por obra de Lassa, me trajo para esclavizarme, obtener información y utilizarme para sus propios propósitos. Por eso no me defendí cuando anunciaste que me podías curar... realmente no deseaba seguir viviendo estando mi voluntad sometida a una mente tan enferma como la de Lassa. No se si es una de las traidoras pero si se que miente, que me ha utilizado a mí, ha utilizado a Aina y ha utilizado también a Aubin.

Roger, se palpó la chaqueta... chasqueó al lengua, en ese plano no tenía su pitillera... le vendría bien un cigarrillo.

- Vaya... esto es lo malo de morirse, me he quedado sin cigarrillos... en fin. Lo que más lamento de mi situación actual es que no he podido hacer nada, debería de haber echo como tu, Andy. Callar y mirar, pero al ver a Vanya y comprender su poder la consideré tan peligrosa que la única forma de desvelarla era hacerlo yo mismo... siento ser tan torpe y que mis esfuerzos hayan servido de tan poco... espero que al menos llegen ahora a la conclusión de que Paul es un traidor... aunque vete a saber lo mismo ahora dicen que ha sido una treta de los traidores para inculparlo...

Me gustaba estar allí con ellos, tenía la sensación de que podríamos hacer algo si teníamos cuidado. Además, por algún motivo, me sentía cómoda, era un lugar donde no tenía que discutir.

-Es un tremendo descanso que sepas la verdad sobre mí y saberlo también sobre Roger. Es un alivio poder hablar con libertad. Gracias por el voto de confianza, Andy. No sé qué relación puedo tener con Roger, no creo haberle conocido nunca, pero no puedo estar segura porque no recuerdo todo. Tampoco supe nunca cómo llegué hasta el bosque, solo que viví allí desde muy pequeña totalmente sola. No obstante tienes razón, lo importante es que desde aquí podemos hacer algo útil.

Escuché en silencio las palabras de Roger y asentí cuando explicó porque quiso defenderse.- Lo entiendo perfectamente, sería muy difícil de soportar. Supongo que fue su venganza última, poder controlarte y manipularte a su antojo. Visto ahora desde fuera, no entiendo por qué todos hemos confiado en Paul. Lo malo de haber confiado en él, es que ahora no sabemos, si los que ha identificado como inocentes lo son de verdad o no. Ahora mismo el mayor problema lo veo en los tres hermanos. No estoy segura de si son traidores, pero son una unidad, cuando suena el reloj van juntos y también están bastante unidos a Anastasia. Mientras se mantengan juntos, pueden acabar con cualquiera, lo han conseguido con Thomas y con Seth. Ten cuidado con ellos hasta que estemos seguros. Además Ivanna ha vuelto, creo que se puede confiar en ella pero, dado que Kammy está muerta, no sé cómo ha podido volver a no ser que lo haya hecho Lassa y la tenga esclavizada.

Miré a Andy para preguntarle por su don.- ¿A quién más has mirado? No hace falta que digas que pueden hacer, solo si son inocentes, así podremos descartarles.

Roger también a Andy, ya que él sólo había tenido oportunidad de mirar a Vanya, sentía curiosidad por saber en quienes podría confiar y en quienes no. Mientras aguardaban la respuesta, Roger miró a Alana y se quedó pensativo.

- En un principio existía un fata llamado Míredil, era un ser completo y pleno... pero todo cambió cuando ella murío, no pude hacer nada por salvarla... el dolor, la impotencia fueron tan grandes que Míredil dio paso a Míriel- dedicó una mirada a Andy- eso sería lo que me relacionaría contigo- después se giró hacia Alana- ella murió, la ví morir delante mía,  pero sé que se convirtió en otra fata. Estoy tratando de buscarla... pensé que Zaira podría ser, pero cada vez tengo más dudas sobre ella... dices que apareciste el bosque perdida y sin saber quien eras... ¿Es posible que Elória viva en tí? ¿Es posible que nuestra busqueda haya concluido?- dijo con un hilo de esperanza en la mirada

Tras escuchar a Roger desee ser esa Fata de la que hablaba. Al menos tendría algo más que las fantasías que había creado durante años, en torno a mi origen. El problema era que no tenía ni idea y, si había pasado tantos años en el bosque sin que nadie confirmara quién era, dudaba que ahora fuera distinto.

-No sé Roger, lo siento. Ese nombre no me dice nada. - Me encogí de hombros con tristeza.- Lo único que te puedo decir son solo las sensaciones que tenía. Como cualquiera quería una familia y tenía la fuerte sensación de que era de sangre real. En base a esa sensación, creció otra dentro de mí que me decía que era de sangre real, una princesa perdida. Pensaba que la reina me había dejado en el bosque para protegerme, para que creciera con humildad, en libertad, con amor por lo que me rodeaba, alejada del palacio y así poder ser una buena monarca en el futuro.- Negué con la cabeza y esbocé una sonrisa triste.- No estoy segura de si todo eso es cierto, o solo los deseos de una niña con mucha imaginación y que estaba sola. No es que fuera infeliz, me gustaba mucho vagar libremente por el bosque, pero me faltaba algo.

El movimiento entre los muertos y también entre los vivos me alertó.- Andy, ¿qué está pasando? ¿Cómo es posible que ahora maten con tanta facilidad, incluso durante el día? Con Zaira muerta ahora estamos totalmente a ciegas.

La mirada de Míriel se ensombreció cuando Alana le dijo que no era a quien buscaba, y volvió a enmascarse en la personalidad del actor... ¿La encontraría alguna vez? 

- Lamento que no seas tu darling, soy un partidazo lo que pasa es que no me habéis dado tiempo a conocerme mejor- denuevo retuvo el impuslo se echarse un cigarrillo, volvió a chasquear la lengua- Well- suspiró- si te sirve de consuelo,no tienes por qué estar sola y teniendo en cuenta todo lo que está pasando no creo que eso que sentiste fuera una casualidad... es posible que haya en tí algo más, sólo que aún no ha despertado... vaya me sorprendo de lo bien que hablo últimamente con lo poco que me han ido las cosas estas del misticismo... en fin. De lo que si estoy seguro es que no creo en las casualidades y que si estás aquí es por una buena razón... puede que como Andy y yo seas parte de otro fata sólo que áun no os habéis encontrado y nosotros te podamos ayudar... Me encantaría hacerlo querida, el problema es que no se como.

Entonces la noche llegó y con ella el amanecer trayendo consigo el desagradable aroma a muerte que los venía acompañando desde que llegaron allí... parecía que habían pasado siglos, siglos de muerte, lamentos y acusaciones... Pero lo más inquietante de todo fue lo acontecido a la ciudad, ¿Qué significaría aquello? Con Zaira muerta, el único nexo confiable con el mundo de los vivos era Andy, pero este parecía estar sumido en un pequeño mutismo. Roger se acercó a él y le posó una mano en el hombro.

- Andy... ¿Estás bien? Te agradeceríamos un poco de información, estamos totalmente a oscuras... si salgo de esta me temo que voy a invertir toda mi fortuna en el psicólogo, vaya una locura.

La llegada de la noche trajo consigo un colapso sin igual en la ciudad donde se encontraban los vivos. A pesar de ser testigos mudos de ello, el silencio de Andy me preocupó enormemente. Mientras tanto me sentí en la obligación de hablar con Roger de lo que estaba sucediendo, antes de pronunciarme entre los muertos.

-Roger, necesitamos hablar de esa propuesta de llevarme de vuelta con Ivanna. Si ella acepta tendremos que estar todos de acuerdo. Solo puedo aplicar la justicia durante la noche, para poder hacerlo, ambas tenemos que estar vivas. Además…- Dudé un momento antes de continuar, pero debía confiar en ellos si quería salvar Fäe. Si lo que podía pasar en mi hogar era similar a lo que había sucedido en la Cuidad Oscura, tenía que hacerlo.- El reloj me ha dado un nuevo don, puedo ver el interior de alguien vivo y saberlo todo de la persona elegida, pero solo puedo hacerlo una vez. Entre eso, mi juicio y la hora del reloj, podemos hacer algo en contra de los asesinos. Si nosotros estamos aquí, seguramente otros podrán estar en lugares similares con gente en la que se confíe. Si pudiéramos cuadrar todo eso podríamos encargarnos de uno a la hora del reloj y yo de otro por la noche. Además de aprovechar mi nuevo don para desenmascarar a otro. Pienso en Paul, Allegra y Anastasia. ¿Qué os parece?- Me removí nerviosa en el sillón en el que me encontraba sentada mientras esperaba su respuesta.

Roger también se estaba poniendo nervioso por el mutismo de Andy, estaba seguro que podía confiar confiar en él pero a aquellas alturas podía pasar cualquier cosa. Viendo que el muchacho no hablaba... se decidió a contestar a Alana.

-Has heredado mi don querida. Puedes ver todo de la persona a quien elijas pero debes estar viva para poder hacerlo... yo solo he podido usarlo una vez, espero que si te lleva Elendire con ella tengas más fortuna que yo... el problema puede estar en que los traidores sepan que condiciones son las que necesitas para poder desempeñar tu poder... No deberías de haberlo dicho, pues no sabemos con quienes hablan los demás. Pero no te preocupes no te estoy amonestado solo quiero que sea más cauta que yo, a mi me ha perdido la información que he aportado. Con respecto a lo demás Paul, es culpable me intriga las dos damas o incluso Adam.

Había estado como distraído. Mi mente divagaba y no escuchaba lo que decían mis compañeros en aquella habitación. De repente, volví a centrar mi mirada y atención en las importantes cosas que estábamos discutiendo.

- Sí, perdonad. He estado absorto. Más pendiente de lo que acontecía en la ciudad que de lo que hablábamos aquí.

Entonces carraspeé, como preparando mi garganta para el trabajo que se le avecinaba.

- Como ha dicho Miriel, Míredil fue sometido a un tormento tan extremo que no pudo más que dividirse en dos para poder soportarlo, pues tanto dolor era demasiado para un solo Fata. Ahí surgió Miriel y surgió Randir. Dos caras de la misma moneda, como dije en su momento.

- Por mi parte, cuando yo, Randir, era poco más que una madeja descompuesta, alguien me ayudó a escapar de Palacio. Ese alguien fue Namárie. Me ayudó a llegar a las ruinas y allí moré en Fäe.

Suspiré.

- A parte de todo esto, he podido mirar en los espíritus de unos cuantos desde que llegué aquí. Primero miré en el espíritu de Falmari. Me llegaron imágenes de su vida, tanto Fäe como presente. Una sonrisa divertida, casi sádica, mientras atraía a humanos y Fata sólo para acabar con sus vidas por diversión. La presencia continua del agua como compañera, como herramienta y arma ejecutora. El regocijo en el engaño. Una y cien muertes a sus manos. Y algo más, algo mucho más lejano... ¿El secuestro de una niña? Aquello no fue lo único. También comprendí su esencia al observar a Mathias agarrar por detrás a Zaira, asiendo su garganta con fuerza para impedirle gritar. Sí, estaba claro que esa noche había actuado solo. Aunque eso no significaba que no tuviera compañeros, claro. Falmari tenía compañeros para sus fechorías nocturnas. Este grupo de lobos quieren matar cada noche a un Fata, aunque uno de ellos puede quedarse vigilando por si alguien les observa, mientras los demás asesinan impunemente.

- También pude ver que, una vez muerto, Falmari podía vincularse a otro Fata y conversar con él o ella sin importar la distancia entre la vida y la muerte. Pero no pude saber de quién se trata.

- Eso fue la primera noche, no sé si después ha adquirido alguna otra habilidad.

Hice un pausa para tomar un respiro.

- La segunda noche me fijé en Jane. La pequeña Jane. Una Fata del Bosque, una que no conocía. Y sin embargo al observar las imágenes que venían a mí no fue difícil sentir un poco de lástima. Tarma siempre había estado sola. Su primer recuerdo era de ella misma abrigada con la hoja de un gran árbol. Tuvo que crecer enfrentándose a los peligros del Bosque, ayudándose de lo que el propio Bosque le brindaba para ello. Bien era cierto que alguien parecía ayudarla desde las sombras, atrayendo soñadores para ella, pero nunca llegaron a establecer contacto.

- Hubo una vez en que tuvo la oportunidad de cambiar las cosas. En la orilla de un lago Tarma encontró una hermosa Fata recién nacida, cuyo lamento era una mezcla de canto de sirena y llanto. Sin embargo el miedo y la indecisión hicieron que no la dejase quedarse con ella. La llevó al borde de la Linde y allí la dejó, esperando que se hicieran cargo de la pequeña, y continuó viviendo sola.

- Cualquiera se preguntaría cómo había logrado Tarma sobrevivir tanto tiempo casi sin ayuda, creciendo en la más absoluta de las soledades. La respuesta era al mismo tiempo increíble y evidente: nunca había estado sola. Había aprendido a hablar con cada brizna de hierba, con cada árbol, y pedirles ayuda. Ellos la escuchaban y le contaban secretos. Como el de la vida. Como el de la muerte.

- Una vez en la Ciudad, Tarma descubrió que podría revivir a los muertos. Pero los muertos que reviviera quedarían ligados a la voluntad de Tarma así como a su destino, pues si la niña moría, los que ella habría resucitado también lo harían. Sólo podía hacer esto dos veces, luego se desvanecería esta capacidad. Aunque la moneda tenía un reverso y es que si ambos resucitados caían, Jane también.

- Tarma era neutral, si bien su capacidad la hacía bastante incómoda para cualquier bando. Además si Tarma se vinculaba a alguien vivo, de su elección estando ella también viva, esta persona actuaría de gancho y, si ambas morían y su "gancho" era resucitado, Tarma también volvería a la vida en el cuerpo de Jane.

No estaba acostumbrado a hablar tanto. Como Andy, era un chaval más bien callado. Así que hice una nueva pausa, para recobrar fuerzas. Miré a mi otra mitad, algo compungido.

- La tercera noche puse los ojos en ti, Roger. No podía albergar la duda al respecto de Miriel, viendo como esta Ciudad había imbuido de traición y muerte por todas partes. Así que decidí salir de dudas, y me alegro haberlo hecho. Vi nuestro doloroso pasado y luego vi el que sólo te pertenecía a ti. Vi como habías terminado en Palacio. Cómo habías llevado tu sed de justicia a todos los campos de tu vida. Y, efectivamente, vi cómo habías dado muerte a los hijos de Lassa de una forma contundente y efectiva...

Miré a Alana.

- Pero él tenía razón: lo había hecho porque había visto la maldad en ellos. Porque si algo podía hacer Míriel era escrutar en los corazones de la gente y conocer la verdad que ocultaban. Y ahora se encontraba muerto por esas mismas verdades. Por haber buscado justicia.

- Entonces comprendí que él podía ver en el alma de los vivos, igual que yo podía hacer en el de los muertos. Además de poder ofrecer protección nocturna a alguien, una sola vez. ¿Llegaste a hacerlo, Miriel?

Tras su respuesta, continué.

- La siguiente noche me quise fijar en Samuel. Lo primero que recibí fue Bruma. Bruma por todas partes, rodeándole, acosándole, impidiéndole respirar. No había ningún recuerdo antes que la Bruma, y después... La Linde. Él era Loth. Él había llegado de lo Desconocido.

- Como consecuencia había sido retenido en la Linde hasta que se supiera cómo había sucedido. Ningún interrogatorio surtía efecto, pues él ni siquiera recordaba qué había habido antes de la Bruma. Finalmente fue liberado a escondidas.

- Caminó. Lo hizo acompañado de una Fata que ahora reconocía como Lúva, la que ocupa la carcasa de Kammy, aunque sus senderos no tardaron en separarse. Ella había encontrado un hogar. Él, en cambio... Necesitaba saber quién era. Cómo era. A pesar de que comprendía y asimilaba lo que era la gratitud, la envidia, el amor o el miedo, era incapaz de sentir esas cosas. No sentía nada. Por otro lado sus maneras y gestos, incluso su aspecto, parecían adaptarse de manera natural al entorno que le rodease, y eso le hacía ser bien recibido en todas partes... Pero eso no hacía más fructífera su búsqueda. Sin embargo en determinado momento encontró a alguien. Alguien que por quien poseía un sentimiento genuino, no importado, que calentaba su pecho y le hacía descansar de una manera muy distinta a cómo lo hacía antes. Puede que no supiera cómo había sido su pasado, pero tenía claro con quién quería pasar su futuro. En caso que algo le pasase al Fata elegido por Loth, él sería capaz de tomar venganza de alguna manera.

- Pero había algo más, al margen de eso de lo más profundo de su alma parecía surgir un amor profundo e irracional, algo lleno de pureza y capaz incluso de matarle por esa misma unión. Aunque no lo supiera por su alma, estaba claro que el amor de Samuel era profesado hacia Ivanna.

- Loth tenía también la habilidad de manipular las voluntades de los que se pudieran fijar en él para el ajusticiamiento de las seis de la tarde. Aunque me temo que esto no le ha hecho falta al pobre Samuel.

- Otra habilidad de Loth era realmente peligrosa: engañar a los atacantes que vinieran a por él , haciendo que matasen a otro en su lugar. Para su desgracia, la muerte le ha sobrevenido dos veces y ambas ha sido por causa de su amor.

Carraspeé. Me estaba quedando sin fuelle, pero la ocasión lo merecía.

- La siguiente noche me fijé en el alma de Anya, igual que hiciera Roger días atrás. Lo primero que recibí en mi mente fue una imagen de la Fata que habitaba en su interior: Vanya. Su carácter frío siempre le había ganado muchos enemigos, y en su momento había sido acusada de un crimen que no había cometido. Entre herida y atacada, decidió renunciar a sus propios poderes como medida de seguridad para que aquel tipo de acusación no se volviera a repetir.

- Sin embargo mirando dentro de ella, observando su alma, me di cuenta de que eso no había sido más que un paripé, un truco de magia, para engañar a la Reina y conseguir algo que sólo podía lograr en Palacio... Aunque era imposible saber qué.

- Ya liberada, Vanya se recluyó en las Ruinas, abandonando su Bosque natal. Desde allí protegió a los suyos de lo que muchos consideraban la tiranía del Palacio, sin dejar que la Guardia Real dañase a ninguno de sus aliados. Nunca más.

- Vanya era una traidora. Su lealtad estaba con ellos, a pesar de no pertenecer al grupo de los lobos asesinos. Pero, tal como dijo Miriel, era capaz de concentrar su poder sobre alguien por la noche y éste estaría protegido de las votaciones al día siguiente. Si el elegido fuese un traidor, además establecería un vínculo con él o ella mediante el cual poder conspirar. La verdad es que los métodos de protección de que disponía Vanya eran varios. También podía renunciar a protegerse a sí misma con lo anterior y, a cambio, establecer una conexión duradera con uno de los traidores, al que podría proteger en todo momento. Además, parece ser que el Reloj le otorgó la capacidad de erigirse en Juez en las votaciones, de manera que podía llegar a indultar a alguien elegido por las miradas de los demás, condenando a otra persona, la segunda en acumular más miradas.

Entonces miré con ternura a Alana. 

- Luego llegué aquí, así que decidí, esta última noche, mirar dentro de ti. 

Cambié mi mirada hacia Roger.

- Vi que ella era Essä, Fata del Bosque, y siempre se había sabido especial, diferente. Había algo dentro de ella que la hacía sentirse distinta a los demás, aunque era difícil saber qué. Ella podía ver el aire vibrar con los anhelos de los miles de humanos que visitaban Fäe aún sin saberlo, y jugar con ellos era la mayor felicidad que Essä podía poseer. Inocente, vivaz, alegre. Esa era Essä.

- No creció sola. A pesar de no ser su madre hubo alguien que fue una constante en su vida de Fata, respondiendo a todas sus preguntas con una risa cantarina, y ayudándola cuando era necesario. Una sirena. Falmari.

- Si algo marcó la existencia de Essä eso fue verle a Él. Se encontraba cerca del lago donde Falmari solía habitar, y se encontraba en peligro. Como si de un meteorito de pura velocidad se tratase, Essä trató de llegar allí cuanto antes, reuniendo en esa trayectoria todas sus fuerzas. Sin embargo la sirena llegó antes y salvó a aquel hermoso ser. Oculta entre los árboles, temerosa de lo que él pudiera pensar de ella, escuchó cómo se presentaba. Elendë, dijo llamarse antes de irse. El nombre más bello que Essä había oído jamás.

- Desde ese momento todo cambió. Essä se enteró por Falmari de que aquel chico era un criminal, alguien buscado para ser ejecutado. Aquello hizo que Essä tomase una decisión. Había vivido en el Bosque, y había aprendido de él. Se prepararía para lo que estuviera por venir, escucharía la versión de Elendë, y sólo entonces decidiría si darle muerte a él o a sus perseguidores.

Luego miré nuevamente a Essä.

- Sé lo que puedes hacer. Sé que puedes conocer la capacidad de cualquiera, ya sea vivo o muerto y, no sólo eso, también puedes usar esa capacidad una sola vez, como si fuera tuya.

Después de soltar toda la retaíla de información, me dejé caer, agotado, en el asiento más cercano, sin dejar de mirar a Essä, dije algo más.

- He conocido a Elendë en un plano diferente, junto con otros Fata. En ese plano nos cruzamos con un oráculo. Éste nos dijo que Elendë, Serindë (también presente) y yo mismo no éramos traidores, pero que Lúva, que también se encontraba allí, sí lo era. A parte de Lúva, que es Kammy, los demás no sé qué carcasas los sustentan. Sólo puedo decirte que Elendë está vivo aún y no es un traidor.

Volví a mirar a ambos.

- También comparto un plano diferente, ni idea de porqué ni cómo, y desde que llegué aquí, con Morchain. Morchain es Adam. He confiado en él y he compartido confidencias, aunque con cierto recelo al no saber quién es ni qué puede ocultar. Su actitud me causa cierto recelo últimamente y tengo miedo que me haya equivocado al confiar en él en un principio. Por supuesto, no le he dicho nada de nuestra reunión aquí. Desde ayer que no hablamos y tampoco nos decimos gran cosa. Él dice conocerme de las ruinas, aunque yo no lo recuerdo. Lúva también decía conocerme de las mismas ruinas y sé que Morchain tenía amistad con Lúva de antes de llegar aquí. Pero eso no es evidencia suficiente, creo yo. Quizá Adam sea un buen objetivo para la capacidad de Essä.

- ¿Qué os parece?

- Perdón, pero creo que tanto hablar me confunde. Confié en Adam, es decir Morchain, porque tanto él como su "familia" posaron sus ojos acusadores en Falmari al caer la primera noche. Estoy hecho un lío por los acontecimientos, pero creo que confiar en ellos no es ninguna tontería. Pero quiero saber qué opináis.

- Ahora, allí abajo, se diría que Vanya ha regresado ocupando la carcasa del ciego. Lo ha confesado. Y asegura que Kammy es inocente, también habla en favor de Ivanna y de Chris, los tres muertos al despuntar el día. También en favor de Allegra. Acusa veladamente a Anastasia, a la que días atrás han intentado asesinar dos noches consecutivas, sin éxito.

- Presiento que hoy podremos fijar nuestras miradas en tantos como queramos, con un mínimo de dos*.

- Me siento tentado de desvelar mi poder hoy. Puedo protegerme por la noche, pero no durante el día. Perecer con lo que sé, sin poder transmitirlo a nadie vivo, no ayudaría a Fäe.