Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

La mirada clavada

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21/02/2015, 18:10
Lassa

El reloj había vuelto a reclamarnos y con ello había dejado a Serindë sin respuesta.

Cuando regresé lo hice agitada por el frío exterior buscándola cuando ella aun se encontraba en la furia de los ajusticiadores y esperé en nuestro lugar compartido buscando la familiaridad de lo conocido, de aquel lugar donde aun sola me sentía acompañada, huyendo del dolor de Míriel, de esa parte que me correspondía por su muerte, las consecuencias ocultas de haber interferido en el curso del destino. Grité y lloré en presencia de serindë, y una parte de mi esencia se emborronó.

- Serindë - jadeé - El equilibrio vuelve a pedirme sangre. - informé sin tono, admitiendo mi deber - ¿De quién debo alejarme? - le pregunté con cierto temor de mis propios actos.

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21/02/2015, 19:23
Serindë

Las palabras que Aina tras el rostro de Zaira dedicaba a mi compañera me atrajeron con rapidez a ese lugar en el que nuestras mentes se encontraban. Al mismo tiempo mi carcasa se acercaba a la suya y traté de apaciguar su esencia con la mía, a pesar de que todo lo que salía de esa boca adornada con ojos rosados enturbiaba mis aguas.

- Llévatela a ella. - Dije, masticando cada palabra con rencor. - A Aina. Silencia esa lengua venenosa con la que pretende perdonarte la vida si haces lo que a ella le plazca. Que sufra y se retuerza de dolor con su propio veneno. Y que se quede donde merece, en ese lugar del que no debió salir. Su muerte me satisfizo una vez y pensé que sería suficiente. Pero su presencia altiva me sigue molestando.

Durante un instante sentí el sabor amargo del rencor en mi paladar, como una bilis que la presencia de Aina hacía aparecer una y otra vez. No, por mucho que quisiera repetirme que era así, no había olvidado el pasado. Ni lo había perdonado. Sus palabras soberbias y displicentes, dirigidas a quien sólo trataba de hacer real una justicia que ella y su querida amiga la princesa habían pisoteado y escupido, hacían que la rabia latiese en mi pecho. 

Tardé varios segundos en parpadear y recoger mi turbulencia, esforzándome por recobrar una calma que pudiera serenar no sólo mis ánimos, sino también los de Lassa. Y con un esfuerzo consciente, traté de apartar la rabia de mis pensamientos para razonar mejor.

- Ahora sabemos que Paul mintió, él podría ser una opción razonable. Su voz es escuchada y lo será más de ahora en adelante, pero tan sólo envenenará los oídos que la escuchan. La rubia que se cree con derecho a juzgar a otros con su veneno tal vez también sea buena elección. Ambos tienen la segunda muerte de Míriel sobre sus hombros. Quizá eso restablezca el equilibrio.

Hice una pausa y añadí algo más, buscando el contacto de Lassa a través de su esencia. - Sin embargo, no te acerques a la albina, pues ahora mismo le debes la vida.

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21/02/2015, 23:52
Lassa

- ¿Le debo la vida? - espeté incrédula y poco dispuesta a deber algo, especialmente mi vida, a alguien. No cuando ese concepto chocaba frontalmente con aquello que me había enseñado Faë y la linde.

- ¿Eso te ha dicho? - protesté antes de guardar silencio.

Mi esencia, por el contrario, se removió dolida, inquieta por un pasado al que deseaba volver y al que temía encontrar a partes iguales. - Leithian me entregó mi vida, y solo se la debo a él. - confesé sin proponérmelo el origen de mi falta de gratitud.

- Será Paul. - zanjé el tema por el momento.

Notas de juego

Perdona lo escueto (y egocéntrico).

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22/02/2015, 00:42
Serindë

Contemplé sorprendida la exaltación de Lassa ante mis palabras y negué con suavidad. No tenía ni idea de quién era ese Leithian, pero el tema parecía algo importante para ella. - No. No me ha dicho eso. Era una forma de expresarme, nada más. Tu vida es sólo tuya.

Hice una pequeña pausa antes de seguir explicándome. - Pero Misty ha estado cuidando de ti por las noches, la primera y esta última. Ella fue quien ahuyentó a tus atacantes. Sólo me pareció que si lo supieras no querrías derramar su sangre. A eso me refería.

 

Notas de juego

Nooo problem <3

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22/02/2015, 17:29
Lassa

La mezcla de tranquilidad e intranquilidad por ese ojo puesto en mi espalda, de un modo altruista y obsesivo mantenía mi esencia agitada, incómoda por no saber lidiar con esa información.

- ¿Por qué? ¿Por qué a mí? - pregunté al vacío sin comprender porqué merecía aquella atención por parte de quien habitara en Misty - Dile- mi tono añadió el "por favor" que mis palabras desconocían - Que los traidores no podrán conmigo, que te cuide a ti, o a sí misma, o tal vez a Seth.

- No me gusta como te mira, pero parece útil.

Clavé mi preocupación en ella, abriendo los ojos con sorpresa al ser golpeada por un recuerdo ajeno.

- Quiso ahogarte - murmuré sin contexto aparente - Tu madre, Falmari. - seguí con contundencia - No fuiste la primera, creía que así te libraría de Celebia.

Guardé silencio, respetando su proceso de aceptación o negación de esas palabras, con una duda que me quemaba las entrañas y era incapaz de pronunciar.

Notas de juego

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22/02/2015, 18:30
Serindë

Estaba a punto de responder sobre el tema de Misty cuando sentí la sorpresa golpear en la esencia de Lassa y reverberar por el lugar. Me puse en tensión, preparándome para lo que fuese, pero ciertamente no me esperaba esa revelación.

En un primer momento vino la confusión. ¿Falmari, mi madre? Pronto dio paso a la incredulidad. Ambas éramos sirenas, pero no podíamos ser más distintas. Pero la seguridad con la que mi compañera había pronunciado esas palabras convirtió la confusión y la incredulidad en una rabia densa y profunda, que nacía en mi estómago y se extendía espesa hasta mi cerebro. 

- ¿Mi madre? Intentó... - Titubeé, sin saber ni yo misma lo que quería decir. - Intentó matarme. ¿Falmari? Pero... ¿Para librarme de Celebia? Era mi madre... - Mis palabras se detuvieron mientras la rabia se convertía en la congoja de quien se siente no deseado. Conocía bien esa sensación. Abandonada por el Bosque, traicionada en el Palacio, repudiada en la Linde. Que mi propia madre hubiera intentado matarme tan sólo parecía un buen inicio para una historia llena de espaldas ante mis ojos.

Había tenido sospechas sobre ese agua que me dio la vida en lugar de significar mi muerte, pero siempre había preferido pensar en un secuestro o alguna otra aventura. Algo que me dejase la esperanza de encontrar en algún lugar unos brazos incondicionales como sólo pueden ser los de una madre esperándome. Ni siquiera los buscaba ya, pero en el fondo de mi mente prefería pensar que existían. Intenté repetirme mentalmente que había otros brazos, no maternales, pero sí dispuestos a aceptar sin condiciones. Pero el impacto había sido fuerte. Me encogí, escondiéndome en la esencia de Lassa.

Un leve gemido salió de mi pecho mientras tan sólo pronunciaba una pregunta, la única que en esos instantes era lo suficientemente importante. - ¿Por qué?

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23/02/2015, 03:58
Serindë

La música apaciguó mi desazón y amortiguó un dolor confuso y lejano -todavía palpitante- por esa ausencia perpetua que las palabras de Lassa sobre Falmari habían reflotado. Me había costado conciliar el sueño aquella noche, sintiendo en mi mente dividida los ecos de los gritos de una discusión en otro lugar, uno entre la vida y la muerte. Sin embargo, la melodía que los labios de mi carcasa tarareaba y la esencia de Lassa rodeándome, me ayudaron a sumergirme en el descanso. 

Un dolor profundo en mi pecho me hizo abrir los ojos de repente en todas las realidades en las que me encontraba. Una llamada de auxilio, una necesidad más fuerte que la de la propia sangre. Mi familia. 

La rabia y la confusión se entremezclaron en mi pecho, llenando mi esencia. Los ojos de mi carcasa vieron a Paul en pie. Vieron a Anastasia herida con la carcasa que contenía a Aina defendiéndola. Recordaron a Seth sentándose junto a la hoguera. Sintieron el dolor de mi hermano. Y comprendí. 

La bofetada de realidad fue tan repentina, tan inesperada y tan fuerte que tardé minutos en reaccionar, en recogerme hacia ese lugar donde antes me había encontrado con la que creía una compañera. Una amiga. A quien le había ofrecido un lugar junto a mi familia. Cuando llegué la decepción era la principal de mis sensaciones, seguida de cerca por la humillación de quien se sabe traicionado. No una, sino cuatro veces en la misma noche. 

Has sido tú. - Dije en un susurro tan helado como lo habían sido los ojos de Anya. - Dijiste que sería Paul... Me has mentido. Te has unido a Aina. Te has unido a aquel que desea mi muerte. - Cada frase era como un peso en mi pecho que me hundía hacia el fondo de algo denso y lúgubre. - Y has herido a mi familia. 

No me detuve a esperar explicaciones. Tras esa última sentencia mi esencia se apartó, dejando un lugar vacío y frío tras su espalda. La confianza y la franqueza que creía compartidas, habían sido mancilladas. Aquel ya no era un sitio seguro para mí.

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23/02/2015, 08:45
Lassa

Todavía me encontraba digiriendo mis gritos cuando la peor de las muertes llegó a mí: la soledad repentina y un juicio apresurado que congelaron mi esencia.

- No.- aseguré sin saber de dónde sacaba mi voz - Me he hecho con la vida de Aina, ahora ella grita por mi, sufre por mi, me debe su verdad.

Guardé silencio dejando que mis palabras viajaran hasta Serindë, esperando que llegaran a ella pero no aguardé a comprobar ninguna señal de ello.

- No he dañado a tu familia, ni siquiera conozco sus nombres como para confabular contra ellos. - protesté con vehemencia alimentándome con el dolor contenido noche tras noche y el cansancio de velar por fantasmas- Eirien me ha emboscado en mi camino hacia Nu-Taur-Dunath - sentí como el aire me negaba su compañía y jadeé en busca de algunas moléculas del mismo suspendidas en mi esencia - No he podido hacer más que sobrevivir.

Me cerré ante el recuerdo de esa noche, de la anterior y la primera. Alguien se estaba tomando demasiadas molestias para acabar conmigo, y por primera vez desde mi venganza, no me parecía tan mala idea, al fin y al cabo, patente era que las promesas utópicas de las Ruinas no eran más que patrañas, cantos de sirena para hacer de mi una marioneta ciega y sorda.

Dejé que mi esencia se desparramara por el lugar incapaz de contenerla en mi rincón y me entregué a la soledad impuesta, dejar que me consumiera era ya un dolor tan familiar que me resultaba reconfortante.

Notas de juego

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23/02/2015, 12:20
Serindë

Aún no me había apartado del todo cuando las explicaciones que no habían sido pedidas llegaron. Pero sabían a excusa. Si sólo hubiera sido eso, tal vez podría haberme dejado envolver y creer. Pero habían sido demasiadas cosas. Me detuve un instante para mirar atrás y hablé desde donde estaba, justo en el borde.

- ¿Tan pequeño es tu poder que ni siquiera llegaste a hacerle un arañazo antes de que te detuvieran? - Pregunté con un tono neutro y frío, sin ironía ni sarcasmo. Toda mi esencia se endurecía ante las adversidades. Como había hecho siempre, sacando mi fortaleza cuando me golpeaban. Tan sólo me maldecía por haber caído una vez más, por haberme dejado enredar de nuevo ante promesas de calidez para terminar siendo manipulada por el Palacio. - Hay demasiados secretos aquí. Demasiadas mentiras y artimañas. Tú has tomado tus decisiones y elegido tus compañías. Yo tengo que cuidar de mi familia. Tu soledad es ahora tan sólo tu elección. 

Un silencio breve antes de que mis últimas palabras sonaran, cargadas de decepción. - Apestas a vainilla. 

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23/02/2015, 13:13
Lassa

Desde mi posición entreabrí un ojo exaltado por la voz de Serindë, me resultaba imposible negarme a ella, incluso cuando su condescendencia se clavaba en mí como miles de agujas.

Escuché sus palabras y a su esencia, escuché su rechazo y su crítica.

- Ocupé mis fuerzas en protegerme. En encadenar a Aina a mi tormento. - cerré el ojo que había despertado Serindë y abrí ambos reconstruyendo mi esencia- Deseaba reunirme con Lera - no titubeé al hacer referencia a su familia - podría haberla elegido a ella, podría haberla sometido a mi tormento y evocar en ella el dolor que se empeñan en causrme. Compartirlo.

Bajé el tono en un lamento- Sacrifiqué mi necesidad de verla por protegerla, para evitarle un sufrimiento que no merece. Por respeto a ti, y a lo que sois.

Aguante mi mirada clavada en su esencia, demostrando determinación en mis palabras y tedio en tener que darlas.

- Largate.- concedí sin más - ¿Qué puede esperarse de una sirena?

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23/02/2015, 13:27
Serindë

No me molesté en responder, ni en remarcar las incoherencias entre lo que Lassa decía ahora y lo que había dicho apenas hacía unos instantes. Enarqué una ceja ante sus últimas palabras que no resultaban más que una confirmación de que me había equivocado al confiar en ella. No me dolió, pues no podía herirme más de lo que ya lo había hecho. 

Toda mi esencia tomó forma durante un instante para un último gesto: una reverencia, exactamente como las que se veían en los pasillos de Palacio. Y ni siquiera llegué a terminarla antes de disolverme, recluyéndome en mi mente.

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23/02/2015, 19:13
Lassa

 

Serindë se había desvanecido de nuestro lugar compartido sin dejar atrás más que el eco de su imagen todavía impregnada en mí. Encerré su recuerdo en una esquina de mi esencia y me aferré a él como mi único motivo para seguir con vida.

Faë había dejado de ser mi hogar una vez, me había arrastrado hasta el punto de rotura y conducido mis pasos hasta el olvido. El asesinato de mis cachorros me había cerrado a todo visitante, me había enseñado a mirar más allá de los rostros, a desconfiar de las palabras afables y sentir con toda mi esencia. Y cada cosa que aprendía con ese sentir, cada habitante de Palacio de conocía caían en mi interior como una gota de ácido, abrasándome desde dentro y eternamente.

La traición de todo Palacio determinó mi rendición, Faë podía ser cruel pero al menos ofrecía una salida. Serindë me había arrancado el tercio de corazón que me quedaba, había quebrado mi esencia y me había devuelto a Palacio sin la benevolencia de la Bruma.

Me ahogué en ansiedad, me extendí por todo el lindar de su consciencia, sin llamar a ella ni buscar filtrarme, únicamente para sentirme más cerca del oxigeno que me alimentaba. Permanecí en la soledad, tentada de abandonar ese lugar y refugiarme en mis dominios,  de cerrarme en una esquina de mi esencia, encerrarme en la cajita de su recuerdo; pero temí no estar a su regreso, temí que ese lugar desapareciera consumido por una ira explosiva.

Gasté mis horas rememorando lo vivido, centrándome en sus sonrisas, en sus caricias y en sus promesas. Me esforcé por creerla de nuevo en mis recuerdos, por no mancillar la plenitud que había sentido una vez a su lado y podía creer reproducir raspando de mi esencia su tacto.

Repasé sus palabras y las mías; y lo que una vez fue ira se tornó en comprensión. Su familia había sido atacada y la misma desolación que corrió por mis entrañas una vez había hecho mella en ella. Comprendí que se cerrara, comprendí que temiera lo que no sabía entender; y me entristecí por formar parte de lo ajeno. Por estar unida a ella por un hilo tan fino como el de una araña pero sin su resistencia. 

- No dejaré que os hagan daño. – repetí mi promesa pues aun sin su beneplácito no había acabado de vivir por ella.

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24/02/2015, 11:35
Lassa

- Serindë - le hablé al vacío sin tono ni emoción, presuponiendo que mis palabras llegarían a ella, como la vibración de un insecto atrapado en ese hilo de araña que nos unía.

- Aina me ha preguntado por la insistente búsqueda de mi carcasa por la tuya. - informé sin pausas de diálogo, solo por respiración. - Le he dicho que no hay nada entre nosotras. - le serví un puñal en bandeja con la despreocupación de quien habla a un fantasma - Pero que Anny siempre te quiso y no podía mostrar un cambio repentino.

Descentré mi mirada de las puertas de su consciencia y deambulé por el lugar - He vuelto con Aidëmie, hay algo raro en él...- suspiré con preocupación - Quizás lleva demasiado tiempo alejado de su hermana, necesito encontrarla.

Suspiré entristecida y guardé silencio para volver a destapar la cajita de su recuerdo inhalando su esencia con la necesidad de un dopaje diario.

- Dice que cada noche busca a la princesa. No creo que pueda hacerlo. Miente más que habla y llora más que miente.

- Llegado el momento te entregaré su cabeza.

Me esparcí de nuevo, sin forma ni apenas volumen, derramada como un charco de agua en esa linde entre nosotras.

Recapitulé, ordenando mis ideas para el vacío:

- Seth es Atanamir, el lector de la Bruma. Insinúa leer la esencia de cada uno, pero guarda lealtad a los traidores.

- Aubin, Eirien, fue quien me emboscó. Me pidió que le perdonara, que no le dejaban opción; cometió el error de enunciarme mi muerte antes de ejecutarla. Yo cometí el error de usar a Zaira de escudo, de encadenarla a mí para transmitirle mi tormento. Pero ahora su vida me pertenece. - me conforme.

- Niba ha vuelto para, o como consecuencia, se ha unido con mi carcasa. Detrás del reloj. Dos butacas, dos camas y ninguna salida, justo como me describiste.

- Siempre fui y seré tuya. - me despedí de su fantasma empleando un tono vivo por primera vez - No me importará morir para demostrarlo. Faë hace tiempo que ha dejado de ser mi hogar. Tu aun lo eres.

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25/02/2015, 14:52
Lassa

Volví a despertar esa parte de mi esencia que descansaba guardiana de un futuro anhelado. El charco de mi esencia ondeó exaltado por una conclusión precipitada que estudié para el vacío, para los oídos ocultos en el más allá de dónde mi vista alcanzaba.

- Aina está con los traidores. -   dejé estallar la noticia para luego suavizar esa idea fruto de la paranoia - Quizás. - condené esa hipótesis a reducirse a la nada - Le he preguntado si era uno de "ellos" mientras hablábamos de los asesinos y su respuesta ha sido que no sabía a que "ellos" me refería. - puse mis ojos en blanco reflejando la indignación que no  reflejaban mis palabras - Dudo que no me comprendiera, confío en que goza de unas mínimas capacidades mentales.

Callé de golpe valorando la posibilidad que realmente su mente estuviera vacía, al fin y al cabo simpatizaba con la princesa. 

- Aun así, - volví a mi discurso - he vuelto a preguntar con más claridad y todo lo que ha hecho a sido reiterar que busca a la princesa. Quizás su modo de encontrarla es mandarla al mundo de los muertos, lejos de su carcasa humana.

Suspiré rendida ante los caprichos de Faë, completamente perdida, y el silencio volvió a reinar en ese lugar, frío y estrangulante.

No sabría decir cuanto tiempo transcurrió con el baile de los tres silencios antes de volver a inhalar el mío para exhalar más pensamientos inconexos - Al parecer Paul le ha pedido que cuide de Anny. Intuyo que para ganarse su confianza en el club de los lloricas. Dice, ella, que cuando el reloj dé las campanadas pensará en el enfermero. Mi rabia esta con Thomas. - aporté mi última frase con prisas, incómoda de pronto por hacer referencia a mí y tras ello aletargué de nuevo.

 

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25/02/2015, 20:33
Lassa

Volví a abrir los ojos de mi esencia estanca en ese templo frío y clavé mi mirada en el muro de hielo que escondía a Serindë, despiadada y cruel esperando a que el veneno de la soledad acabara conmigo.

- La vuelta de Tarma me ha debilitado - informé a sus puertas arremolínandome como un golpe de aire - ha absorbido parte de mi esencia, suya pero mía al mismo tiempo.

Añadí espacio entre su rincón y mi posición, recogiéndome al límite de mi ser sin abandonar ese puente entre nosotras - Aina también se centrará en Thomas. Elije en función de cómo le hablan.

Mi esencia tembló involuntariamente agitada por el frío que había calado en su interior y con urgencia busqué los recuerdos que había encerrado la estrella caída de mis ojos humanos y me envolví a su alrededor tiritante convirtiendo aquella lágrima en mi centro.

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25/02/2015, 22:25
Serindë

A pesar de haberme resguardado tras los muros de mi fortaleza seguía escuchando su voz. Una voz en la que había confiado y que ahora tan sólo repetía sin cesar el nombre que más retorcía mis entrañas. Aina esto. Aina lo otro. Aina dice. Aina piensa. Al principio era más fácil ignorarlo, como un zumbido lejano. Pero con cada instante que pasaba más se metía en mi mente haciendo que el sabor amargo de la traición golpease mi paladar. Mientras tanto, desde su carcasa, se regodeaba en la misma tortura, masajeando al que ansiaba mi muerte, halagando a la que me había inculpado de un delito no cometido. 

"¿Qué se puede esperar de una sirena?" Siete palabras que resonaban en mi mente con cada frase que llegaba a mis oídos. Sólo que ya no era la voz de Aina la que las pronunciaba. 

Llegó un momento en que fue demasiado. La evidencia de la intencionalidad en cada gesto, en cada repetición fútil del nombre que concentraba mi rencor. Pensé que si escuchaba una vez más que Aina había hecho o dicho algo explotaría convirtiendo mi esencia en pequeñas gotitas de vapor de agua. 

Tal vez fue por eso por lo que me decidí a hablar sin salir de mi rincón. O tal vez porque algo de lo que había dicho sí había despertado mi curiosidad. 

- ¿Cómo sabes lo de Seth? - Pregunté, distante. Sin ceder más terreno que el que pronunciar esa frase implicaba. 

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26/02/2015, 18:48
Lassa

El silencio helado de Serindë mostró una primera grieta y por ella se filtraron las notas de su voz que descendieron sobre mí como un chal de rocío.

Me regodeé en ese manto, en estar envuelta en una muestra de su presencia y recogida alrededor de la felicidad hecha promesa.

Pensé en buscarla la con la mirada, pero fui incapaz de moverme, pensé en aguantar mis palabras para alargar aquel acercamiento que amenazaba ser finito, pero mi respuesta brotó sola.

- Se lo insinuó a Eirien, delante de mí. Primero insinuó que podía ver dentro de las personas, como al parecer todos en este pueblo, quitarles la máscara. Luego le dijo que si era necesario no dudaría en quitársela delante de ella.

- Estoy expectante de si esta noche Eirien vuelve a llamarme. – callé de pronto para poner el oído en Serindë, en sus movimientos, intentando sentir si esa minúscula parte de ella seguía allí. – Quiero enfrentarla, asegurarle que sé que fue ella. Saber si conoce a los otros.

Una vez más intenté dirigir mi mirada hacia el origen de esa voz, sabiendo que no la encontraría, queriendo creer que me haría sentirla más cerca y temiendo verla más lejos. Preferí la incógnita, conformarme con aquella estrella que latía en mi interior y ni siquiera osé preguntarle por su familia.

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26/02/2015, 21:50
Serindë

Escuché con más atención de la que estaba dispuesta a demostrar, leyendo cada palabra dicha y callada, sacando mis conclusiones en silencio. Agradecida porque el nombre no hubiese vuelto a resonar una vez más.

- No es algo confirmado entonces. - Concluí tras varios segundos, con el mismo tono distante y lejano, manteniendo una distancia no marcada pero autoimpuesta. Una enunciación con sabor a pregunta, antes de que llegases las verdaderas cuestiones. - ¿Por qué se contradice a sí mismo? ¿Dio alguna prueba? En el puente dijo que eran otras sus capacidades. 

El silencio volvió a rodearme mientras guardaba mis ideas y pensamientos en lo más profundo de mi mente. - Si los conoce, no te lo dirá. - Agregué al final, rompiendo una vez más mi mutismo y refiriéndome a la Dama de los Secretos.

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26/02/2015, 23:59
Lassa

- Es posible. – Admití que no tenía ninguna ventaja frente a la Dama de los secretos- Pero le gusta negociar.

Titubeé dentro de mis propias ideas cuando la conclusión de Serindë se enlazó con ellas e intenté asumirlo y meditarlo con rapidez para responder antes de que el eco de sus palabras se hubiese perdido – En el puente dijo que salía a buscar a los traidores, quitar la máscara de las carcasas es un modo de hacerlo; y quizás al decirlo en voz alta en el puente pretendía acelerar el proceso.

- Eirien y él ya se habían encontrado, ella ya tenía toda prueba del poder de él, en teoría. Atanamir tras esa propuesta se disolvió y yo con él. Antes, Eirien me había dicho que me había llamado porqué no se fiaba de él y quería que le confirmara sus palabras. No sé como esperaba que hiciera eso, pero está claro que tampoco esperaba que viviese lo suficiente como para redactarle un informe.

Volví a guardar silencio, seca de información y de justificación para seguir hablando. Sonreí por aquellos minutos y guardé mi estrella de felicidad en un rincón de mi esencia con suprema delicadeza. Había dejado de tiritar, y me sentía menos debilitada, llegando a sentir una mayor extensión de mi esencia.

Abrí los ojos de golpe a la par que giraba mis ojos hacia el rincón de Serindë con brusquedad. Mi esencia se extendió por nuestro lugar compartido, alterada e intentando reprimir la furia que Aina había destapado en mi.

- Serindë. – me dirigí a ella con un tono completamente serio, como el de un fanático que se siente determinado a cumplir una misión sin importarle el precio – Aina ha estado observado a Allegra mientras duermes. Te mira y se muerde el labio al hacerlo, desagradable, casi lasciva. Ha estado bajo tu piel, imaginando a la princesa a su lado, sabe quién eres. Y quizás también conozca a tus hermanos pues opina que quien atacó a Adam iba a por los tres.

La contundencia de mis palabras y con ellas de mi esencia se redujo, devolviendo el espacio entre su consciencia y la mía y en un murmuro añadí – Y a intentado besarme. Como al parecer ha hecho con todos los muertos.

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27/02/2015, 04:42
Serindë

Me faltaba información para comprender tantas idas y venidas entre Atanamir, Eirien y Lassa. Pero no deseaba pedir más de lo que ya había pedido, así que acepté la parte que había comprendido, aparté el resto para darle vueltas en otro momento y guardé silencio de nuevo, rumiando sin palabras y sacando mis propias conclusiones. 

La urgencia que imprimió en mi nombre me pilló desprevenida y sin quererlo me giré en un gesto automático y alerta, buscando la fuente. Sin embargo, lo que vino entonces comenzaba una vez más con el nombre. El nombre maldito mil veces del que ni el Olvido parecía capaz de liberarme. Y tras escucharlo, ni siquiera llegó a sorprenderme. La depravación de los habitantes de Palacio, legendaria y desgraciadamente real, como yo misma había sufrido. Me encendió imaginar a Aina hurgando en mi carcasa pero en la imagen que veía en mi mente la Fata no estaba sola. Tenía a Lassa a su lado, apoyándola y sosteniéndola. Sus últimas palabras no hicieron más que confirmar esa postal del horror. 

- ¿Qué se puede esperar de alguien de Palacio? - Murmuré, encogiéndome de hombros y apartando la mirada. Mi estómago hervía y en mi garganta se agolpaban muchas otras palabras. Pero no era el lugar para liberarlas. No iba a arriesgarme a que llegasen a los oídos inapropiados. Así que mastiqué en silencio la rabia y me la tragué.