Lo que hay tras la alcoba

La Alcoba Real es una habitación grande, inmensa, probablemente la mayor estancia personal del Reino. Llena de lujo en cada centímetro de suelo, pared y techo, está perfectamente coronada por una enorme cama con dosel, perfecta para la señorita que Celebia es.

Poco saben los Fata de Palacio de lo que se oculta detrás de uno de sus armarios. Ni el más alejado, ni tampoco el más cercano a la puerta: uno que pasa totalmente desapercibido. Uno con un falso fondo que lleva a otro lugar totalmente diferente. A la estancia donde ella suele reunirse con Nu-Taur-Dunath.

Se trata de una habitación totalmente diferente, una que nadie hubiera imaginado sino para las mazmorras del Palacio. Sobria, con las paredes grises y una luz plomiza. La estancia que oculta los secretos que ambos comparten. El mobiliario de ese cuarto es sencillo: una cama dura, algunas argollas en la pared y un potro de tortura capaz de hacer sentir tanto placer y dolor como uno pueda imaginar. En el extremo opuesto, un mueble guarda todo tipo de accesorios listos para ser usados en cualquier momento.

Sería inimaginable qué dirían sus súbditos si supieran lo que esas paredes habían visto. Qué diría la Reina. Aunque aquella era una pregunta que ya mucho tiempo atrás había quedado olvidad, pues esos muros habían demostrado saber guardar silencio de una forma más eficaz que un muerto.

Y con la llegada del día Celebia y Nu-Taur-Dunath se encontraron en este lugar durante sólo un breve instante. La figura del Fata parecía disolverse en el aire, descomponerse como si nunca hubiera estado ahí... Sólo hubo tiempo para un rápido cruce de miradas antes de que él se disipara por completo, dejando a Celebia sola una vez más.

Y conforme delante de todos Paul volvía a la vida, en este lugar Nu-Taur-Dunath volvía a tomar forma poco a poco.

Mis manos se entrelazaron con las de Celebia y dije.- ¿Qué es este lugar...? Quiero decir... ¿por qué estamos aquí...?

Miré sus manos y dije- ¿Anastasia?...

Esperó pacientemente a que él regresase. Le observó con serenidad, con calma, refrenando su interior. - Llegué a creer que no regresarías.- Dijo con dulzura al recién llegado mientras sus manos se tocaban después de tan larga espera.

Cuando mencionó aquel nombre, Celebia hizo un gesto de negación. - Xia...- Pronunció su nombre como humana, un nombre que ya no tenía tanto significado y sin embargo lo seguía utilizando. - ¿Decepcionado? - Preguntó con cautela docilidad.

Me ha costado reconocerte...Nu-Taur-Dunath – Los ojos de la princesa no dejaban de observarlo como si casi no se creyese aquel encuentre. Como si fuese un fugaz sueño.

Acortó distancia entre ambos suavemente, tal vez no se terminaba de atreverse.

Ante aquel nombre la miro de abajo hacía arriba y contesto.- Ningún nombre sería una decepción si al final de ese máscara estas tú, princesa.

Arrodillo una pierna y digo.- Siempre he sido fiel a su servicio... pero no entiendo que hacemos aquí... Fäe está... 

La princesa sonrío con dulce elegancia ante aquel halago. Después le hizo un gesto su compañero con la mano para que se incorporase de nuevo. -  No es necesario que te inclines.. - Habló con su aterciopelada voz. - Sin duda has cambiado.. bastante en este tiempo, supongo que puedo decir lo mismo. - Comentó con serenidad.

Se tomó una leve pausa para observar el lugar, aquella habitación donde sucedieron tantos momentos ignorando muchas de las normas ya establecidas durante eones. - Ignoro donde nos encontramos, sin embargo, parecen mis aposentos de palacio. En cualquier caso, poca importancia tiene, lo que cuenta es que estamos juntos.....- Sus claros ojos se centraron en aquel varón cuya intimidad no tenía límites.

Podemos aprovechar este espacio para nuestros deseos lejos de oídos indiscretos. - Sus manos delicadas como porcelana tocaron son suavidad el rostro de Nurr. Movió lentamente sus labios para emitir un susurro. - Quizás dispongamos de tiempo, no mucho, pero si lo suficiente. Cuenta conmigo necesitaba de tu compañía.

Sonrio y alzo mi postura aceptando su susurro y digo, mientras acaricio su aterciopeladas manos.- Un tiempo que me encantará al menos recordar aquello que un día fue en Fäe.

La acompaño para sentarnos y poder conversar y digo.- Pero aún no me ha  contestado princesa. ¿Qué hacemos aquí... y en qué la puedo ayudar?.

Con una sonrisa complacida dibujada en sus labios la princesa tomó uno de los asientos con elegancia en donde aparentemente fuesen sus aposentos tiempo atrás, en otra vida. Ante aquella cuestión no pudo hacer más que guardar silencio meditando una respuesta acorde.

Le dedico una mirada llena de melancolía. Este lugar tiene la finalidad que ambos queramos dar. Quizás sea una mera ilusión, o tal vez añoraba tanto nuestros encuentros que mi mente lo ha creado. - Y consciente de que con total seguridad la respuesta sería diferente de su delicada garganta salieron más palabras como solamente ella sabía hacerlo. - No sabría decirte, y sin embargo para mí carece de importancia.

Aquel ofrecimiento provocó en la princesa otra sonrisa, fugaz, casi imperceptible. Y sin embargo no exenta de otros sentimientos. - Ahora estamos juntos...de nuevo. Y no quisiera separarnos. Sigo temiendo por ti.– Comentó con cierta preocupación.

El asunto surgido entre Vanya y Miriel no dejo de darle vueltas. - Habló de forma pausada como un ligero susurro. - Claramente uno miente, ¿pero quién? Yo diría que ella. Miriel siempre ha sido leal, y justo a su manera. Sería difícil dudar de él. - Dudó durante unos instantes antes de exponer de forma concreta lo que quería. - Pero necesito que hagas lo que te han pedido a ser posible, si ella cae en las acusaciones, compruebes su capacidad, y si no ocurre nada, en la de Miriel.

Desvió sus ojos de los de él durante unos segundos para después volver a cruzarse susmiradas de complicidad. - Necesito tu opinión al respecto....quisiera regresar a casa, pero no puedo hacerlo sola, y por supuesto me sería grato que estuvieses a mi lado. En esta ocasión lo que dirán es el menor de mis problemas. - Se mantuvo en silencio, observando a aquel con quien había compartido...muchos sentimientos. Muchos momentos de dudosa moralidad, y sin embargo carentes de arrepentimiento.

La princesa, con sus ojos serenos, observó minuciosamente a su amado, a su compañero. En aquella mirada se reveló que tenía intención de romper el silencio. - Aún no me has preguntado....cuál es mi capacidad. - Comentó con cierta sorpresa ante aquello. - ¿Confías en mí Nu-Taur-Dunath? - La pregunta la realizó casi en un susurro.

La situación se ha torcido de manera abrupta, necesitamos apoyarnos entre nosotros si queremos permanecer unidos. Si no, me temo que tarde o temprano, caeremos al olvido. Sin embargo, si es a tu lado, el lugar para mí carece de importancia. - Con decisión añadió unas palabras cargadas de sentimiento. Como si simbolizase un pacto.

Tu poder y el mío, pueden formar una simbiosis. - Unos silencios de silencio que se tomó para pensar en lo siguiente que revelaría. - Eres capaz de averiguar las capacidades de los caídos, en cambio, yo soy capaz de intercambiar el mío con alguno de los fallecidos. - De nuevo dejó que el silencio fuese lo único a escuchar.

Celebia...- Susurré mientra veía como la princesa se abría a mí.

Mis manos aferraban las de ella mientras le decía tras escucharla.- Yo pensaba que tu me habías traído aquí... pensaba que esto era parte de tu poder...

Por ahora solo conozco la sinceridad y entrega de Zaira y la falsedad de Roger... pero si esta ciudad maldita nos ofrecen un poco de tiempo podré encontrar algo más...

Algo rondaba mi cabeza.- Si tu no nos has traído aquí... ¿Quien ha sido?...

Los ojos del Fata descendieron hasta acabar con la mirada en el suelo y con las manos de la princesa tomadas le dije.- Princesa, fue bonito veros... al menos me llevo eso de esta reunión.

Prometame una cosa... vuelva a Fäe. Recuerde esta habitación, y entre sueños, seguro la veré...

La princesa se quedó desconcertada ante aquellas palabras, se quedó ensimismada en sus pensamientos, tanto que le costó comprender a qué se refería su amado compañero. - No...no permito que hables así. No te he dado permiso para rendirte. Soy tu princesa, seguirás conmigo, hasta el fin. - Quizás aquellas palabras podrían sonar una orden, pero a los labios de ella más bien un ruego. Una petición.

Con suavidad apretó con ás fuerza una de sus manos que le sujetaban en un intento de acercarse, mientras que la otra le llevó a su mentón para levantarle la cabeza, necesitaba mirarle a los ojos de forma directa. - Yo creo en ti. Y esto no es en el fin, no pienso rendirme, ni siquiera cuando mi cuerpo yazca en el suelo sin vida pienso ceder. - Sus labios no rimpieron el silencio durante un lapso de tiempo quizás breve, sin embargo, no podía permitirse más.

No sé si te traje aquí por mis propios miedos, simplemente pensé en ti, en los momentos que compartimos, y al buscar en Paul te encontré. No fue casualidad, no fue azar, teníamos que reunirnos de nuevo. - Por primera vez las palabras de la princesa sonaron con total convicción.

Estamos cerca de acabar con esto, quizás no lo suficiente, per -o sé que si resistimos, volveremos a Faë...los dos. Si no, para mí no tendría sentido volver. - Sus ojos claros se clavaron en los de él, pero esta vez había entrega, mucha entrega.

Una sonrisa muerta nace en mis labios, con poca esperanza de aquel deseo de la princesa se pudiera conceder.

Mis dedos acarician sus labios, recordando aquel dulce aroma que hace tiempo suspiraba sobre mi piel, mientras sus brazos atados sobre aquellas correas la hacían esclava de mis besos.

Ojala... todo pudiera ser así, princesa.

Mis labios se posan en su comisura y le digo.- Si resisto a esta tarde, me esforzaré en estar junto a tí, pero puede que para ello necesitemos usar tu don.

Si sobrevivo a esta tarde, necesitaremos visión y poder... algo que según creo se esconde dentro de Ivanna, la forma contraria a Roger, si sus palabras y las de Zaira no nos engañan.

Pero eso es sólo si hay mañana... Por si no lo hubiera, necesito decirte un hasta siempre, y un recuerdame...-

Mis labios se encierran en los de Celebia, mientras mis manos la aprietan contra la pared, aquel aroma de ella, junto el tacto frío de la pared, me hacían pensar que estaba de nuevo en Fäe.

Mi boca derramaba suspiros y caricias a lo largo de su piel, mientras deseaba que el tiempo volviera atrás.

La joven de cabellos tan blancos como la nieve se dejó hacer, se entregó a ese beso, no cualquier, si no de él. No pudo ser de otra manera. Cerró los ojos, no le hizo falta, solamente sentir, dejarse llevar. El contacto de sus labios fue como un sueño....y sin embargo tan real. No quería despertar, no quería que aquello terminase por culpa del miedo, un miedo a se acabara para siempre.

Su suave piel se erizó al entrar en contacto con aquel que tanto placer le había proporcionado. Oscuro, retorcido, un placer de dudosa moralidad, ¿pero eso tenía relevancia alguna cuando le hacía extremecer como jamás nadie lo había hecho ni nadie lo haría jamás? No, sin duda, no.

No...no quiero que te alejes de mí....Nu-Taur-Dunath – Sus palabras llenas de súplica fueron calladas por los besos y caricias que ambos se estaban proporcionando. Durante tanto tiempo fueron anhelados, y finalmente se habían cumplido. Celestia fue, y siempre sería suya.

Al parecer la tarde había llegado y tras las seis aún podía respirar. 

Los deseos de Celebia eran escuchados entre los demás. Acaricie sus manos mientras le preguntaba.- ¿Vas a tomar el Poder de Ivanna? O quizás es otro el que nos ayudará para volver a nuestro Fäe.

Besó sus manos para luego acabar en sus labios y digo.- Solo espero vernos amanecer mañana otra vez, y que todo esto tenga algún final, donde nuestras manos estén juntas otra vez.

Yo también...otro día más. Eso es todo lo que pido. - Con firmeza la princesa sujetó sus manos delicadas a los de él.

Aún no he usado mi poder, y sin embargo sospechan que a la pequeña Jane le han robado el suyo. – Desvió su atención a un rincón de la habitación, aunque más bien parecía ausente. Casi como culpándose por actuar de esa manera. - Quizás esté pecando de prudencia, no obstante lo tengo reservado por si el hipotético caso de quien se encargue de traer de vuelta a los caídos, acabe sucumbiendo a un mal juicio por nuestra parte o a manos de los traidores.

Sus ojos claros, se enfocaron a los de su amado otra vez antes de continuar pronunciando palabras, algunas más complejas que otras, buscando formar un sentido entendible. Exponiendo sus preocupaciones. Sus miedos. - ¿Qué opinas al respecto? Con tu capacidad podremos averiguar tarde o temprano quien merece ser olvidado y quien regresar a Faë, pero si nos equivocamos con Ivanna…no quiero ni pensarlo. Si es una de ellos….- Apretó suavemente sus manos, solamente de pensarlo le daba cierto temor.

Soy consciente que no he movido ficha, y tampoco quiero perder la oportunidad de hacerlo, más que nada porque soy consciente de la importancia que hay hacer un movimiento de tal calibre. – Un suspiro amargo de su parte causó una breve interrupción, pausa que le facilitaba la tarea de exponer aquello que tanto se le pasaba por su cabeza.

 Simplemente que la muerte sea definitiva…me angustia, no quiero morir, y por supuesto no quiero que caigas. Si tuviese que elegir a alguien, siempre estarás tú…..por delante. – Cerró sus ojos preocupada, con angustia en su voz, en sus labios, el temor a la muerte, al fin de todo. 

Y para borrar esa sensación molesta besó a su amado, un beso entregado, complaciente, sus labios, los de él, fundiéndose en uno solo al igual que sus seres. Se sentía completa a su lado y no una figura de delicada porcelana a punto de romperse.

Escuché a Celebia atento a todo lo que tenía que decír. Mis manos la acariciaban, y luego sin previo aviso llegó el beso, aquel beso que tranquilizaba mis dudas, y me hacía sentir bien.

Tras el debía de exponer mi parte y decirle todo aquello que opinaba sobre lo que me acababa de contar.

Como ya sabes miré a Jane, y dentro de ella no hay maldad, solo ganas de sobrevivir... no creo que eso sea seña de haber sido profanada, aunque no lo sé.

Luego tomé aliento para sonreir sobre su inteligencia. No había pensado en aquella opción, aunque yo tampoco conocía quien tenía ese don.- Veo un gran paso de prudencia ese que dices, aunque tenemos el error de que aún no conocemos esa identidad, y si la llegamos a conocer no la podemos airear.

Me pongo un poco pensativo con lo siguiente y digo.- Espero que no vea como un reto el no haber mirado hoy sobre los recuerdos de Ivanna... si supieran que no mirarla nos atrasa a nosotros dos, verían que no lo hice por nada más que por falta de tiempo.

Acaricie su pelo y la recosté sobre mí.- No te maltirices por eso... sé lo que sientes, y no dudo de tus palabras, pero piensa que pase lo que pase siempre estaré aquí.- Apoyó mi mano sobre su pecho y beso su frente mientras espero la reacción al otro lado por mi visión.

Sin resistirse, más bien al contrario, Celestia se dejó hacer, se sentía más segura al contacto con Nu. Todas las preocupaciones, angustias, dolor, sufrimiento, derramamiento de sangre de forma innecesaria perdieron protagonismo para dejar paso un alivio. Un pequeño descanso que necesitaba tanto como el respirar. - Me alegra saber que lo entiendes, no tiene sentido dejar que la angustia me gobierne....al fin y al cabo, estás a mi lado. - Dijo en suave susurro. Como una liviana brisa.

Cerró sus ojos, necesitaba pensar, o más bien, dejar de hacerlo. No obstante, era inevitable. - Otra vez han ido por Anastasia, y la segunda vez que se ha quedado en intento. O es muy resistente o tiene un ángel de la guarda....- Fue lo primero que sus labios pronunciar exponiendo sus ideas, tantas, como ninguna. Muchos sin sentidos entre tanta locura y mentira. Era como si jamás hubiese abandonado el palacio. Retorcida ironía.

Deduzco que tal vez lo intenten de nuevo, están desesperados buscando la tan esperanzadora habilidad de dejar que los muertos se queden en el olvido. - Le pareció una obviedad, pero...¿había algo más? Difícil de saberlo, más no imposible.

De improvisto, levantó su rostro, abriendo sus ojos. - Nur...creo que han encerrado una parte de mí...con Samuel. Él está muerto y yo en cambio sigo viva. ¿Qué significa eso? - Dudaba de que su amado le pudiese ayudar en aquel asunto, pero prefirió comentárselo. Los secretos no tenían cabida en aquel lugar. Fuera quizás, dentro no. - Intentaré hablar con él...a ver que tiene que decir sobre todo esto.

Celestia no pudo esperar a que su amado hablase, tenía que decirle, palabras que necesitaban ser expuestas en alto, ser escuchadas por alguien en quién confiaba. - No te lo había dicho, pero soy capaz de traer a alguien de regreso, una única vez. Había pensado reservarlo para ti, sin embargo me temo que voy a tener que usar tan valioso recurso.  Suspiró cansada mientras su delicada mano se fue directa al mentón de su amada, acariciarlo con suavidad antes de seguir exponiendo su idea.

 Necesitamos la capacidad de Ivanna si es que tanto tú como yo imaginamos. Apenas tenemos aliados, y hay demasiado engaño a nuestro alrededor. Un poco de verdad nos ayudaría, ¿qué opinas? - Lanzó aquella pregunta mientras sus ojos se cruzaron manteniéndose fijos esperando consejo, apoyo, o quizás una alternativa que le ayudase a ver las cosas desde otra perspectiva.