Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Miradas ante la Bruma

Cargando editor
02/02/2015, 04:42
Narrador

No fue en el momento en que esa mujer chasqueó los dedos. No fue tampoco segundos después, cuando unos y otros lanzabais preguntas. De hecho sería complicado ubicar el momento exacto. Un instante antes no estaba y, de repente, había aparecido: una conexión en algún punto alejado de vuestras mentes.

Se trataba de un lugar en penumbra, iluminada sólo tenuemente por una luz azulada e íntima. Estabais al aire libre, pero no reconocíais el lugar. En el suelo había hierba seca y delante de vosotros, a algunos metros, la Bruma se arremolinaba una y otra vez, en esa danza continua tan bella e impredecible. Y sin embargo estabais seguros de que no se trataba de la Linde. Cerca de vosotros una gran torre de reloj salía directamente de la tierra sin empedrar, irguiéndose totalmente perpendicular al suelo.

Notas de juego

NOTA aclaratoria: En esta escena debéis postear con vuestro Fata, dejando de lado al humano.

Como detalle, comentar que el hecho de compartir este lugar no significa que seáis del mismo bando, ni tampoco que seáis de bandos opuestos. Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Cargando editor
02/02/2015, 05:03
Director

Notas de juego

Destinatarios actuales: 

Aina Randir 

Cargando editor
02/02/2015, 09:33
Randir

- Nos anuncian la vuelta a Fäe y, para que no perdamos la costumbre, nos anuncian la vuelta al dolor, la injusticia y la lucha. ¿Dónde estamos? ¿En las ruinas?

Vi entonces que no estaba solo.

- ¿Quién eres?

Cargando editor
02/02/2015, 12:10
Aina

¿Dónde estoy?

La joven miró a uno y otro lado, confundida. Sentía, de alguna manera, que se encontraba en algún punto recóndito de su mente, pero todo era tan real a la par de extraño. 

Sus ojos azules se detuvieron en la figura que se encontraba junto a ella. Arqueó suavemente una ceja y le miró de arriba a abajo. - ¿Quién eres tú? - Espera... Él acababa de hacer referencia a lo que les habían informado en aquel puente. Sus pupilas se dilataron y una expresión todavía más confundida se reflejó en su rostro. - Tú también estás allí. Todo esto es muy extraño, pero... -  

Todavía sorprendida, miró sus manos. Eran suaves y finas, y blancas. Buscó un mechón de su cabello y al ver el suave tono dorado una dulce risa cantarina reverberó por sus labios. - ¡Soy yo! - La alegría inundaba su corazón y deseo ponerse a bailar por aquel campo de hierba seca. Pero espera, debía comportarse y calmar el trepidante galopar de su corazón. 

- Me llamo Aina - La educación era lo primero, así le habían enseñado desde muy pequeña. Hizo una pequeña reverencia y entrelazó sus ojos del color del cielo en un día despejado de verano, con las bolas incandescentes de su compañero. - ¿Y tú? ¿Quién eres? ¿Sabes qué hacemos aquí? -

Cargando editor
02/02/2015, 17:13
Randir

- Hola Aina. - Una frase reverberada en la sequedad de mi abrasada garganta. Sin muestras de emoción perceptibles. - Yo soy, o solía ser, Randir. Y no, no sé qué hacemos aquí.

Me escuchaba a mí mismo. Sonaba arrogante. No pretendía serlo, pero era como sonaba. Pensé en ello unos instantes.

- Lo siento, Aina, yo... Estoy confundido. - No sabía quien era Aina ni porqué estábamos allí los dos, pero si así era guardaría algún significado. O eso quise creer.

Cargando editor
02/02/2015, 17:40
Aina

- Sí, todo esto es muy extraño - Murmuró, mirando a uno y otro lado. Se sentía rara, siendo capaz de sentir tanto en ese sitio como en el otro lado, en el puente. Pero aquí era libre, volvía a ser ella. Después de tantos años atrapada en un cuerpo tosco y feo, ahora podía escuchar con sus oídos, mirar con sus ojos y oler con su preciosa nariz. Estiró los brazos y respiró profundamente, dejando que fueran sus pulmones los que se llenaran de aire. Se sentía viva. 

Volvió a mirar a Randir y la sonrisa se desvaneció de su rostro. Aunque por dentro se sentía feliz, no podía olvidar todo lo que estaba ocurriendo.

- Perdona, no me salgo de mi asombro - . Le dijo, estirando ambas manos, para abarcar todo aquel lugar. - De alguna manera hemos conectado y aparecido en esta tierra, pero no sé por qué. No recuerdo haberte visto nunca, aunque tengo tantas lagunas en mi cabeza, que posiblemente nos conocimos hace tiempo - . Pero si así fuera, recordaría algo... Se mordió el labio y dirigió su mirada hacia el enorme reloj que sobresalía de la tierra. - Aquí también hay un reloj - . Murmuró y sus pestañas aletearon.

Cargando editor
03/02/2015, 01:11
Narrador

Con la llegada del día la figura de Aina comenzó a deshacerse lentamente, como si siempre hubiera estado hecha de Bruma.

Ahora te encontrabas solo en ese lugar desolado y perdido en ninguna parte. Sin embargo sabías que no tenía por qué ser así. Sólo con la fuerza de tu voluntad podrías traer aquí a quien quisieras. Únicamente tenías que pensar en ello.

Notas de juego

Como bien dice el post, estás solo. Sin embargo basta con que elijas a alguien para que llegue a este lugar y te haga compañía. :)

Cargando editor
03/02/2015, 10:07
Randir

- ¿Por qué había desaparecido Aina? Quizá fuera ella el fata de la chica que ha aparecido muerta... - Pensé y ladeé la cabeza, en un gesto de abatimiento que tiró de mis hombros hacia el suelo.

Supe entonces que el espacio dejado por Aina podía ser ocupado por otro Fata. Algo así como una forma de mantener el equilibrio. ¿Pero quién? ¿Podría escoger quien sería? Lo intenté.

Ahora que sabía quien era yo, Randir, y que sabía que en algún momento había sido dividido, pensé en los demás. Ahí debía estar Míriel, mi otra mitad.

Si observaba con ojos humanos y buscaba un igual, no lo encontraba. No veía a nadie que pudiera ser mi igual. Pero luego pensé que, siendo fatas, no sería las cualidades humanas las que nos ligasen, debía ser otras... como nuestras capacidades. De entre todos los presentes, pocos habían mostrado qué cualidades sobre-humanas habían disfrutado (o padecido), pero sólo uno de ellos hizo un gesto que reconocí como propio: Adam, el drogado.

Notas de juego

Si la elección es sobre un humano, elijo a Adam Hart.

Si la elección es sobre un fata, elijo a Míriel.

Cargando editor
03/02/2015, 10:27
Narrador

No fue en el momento en que os despertasteis. No fue tampoco segundos después, cuando encontrasteis el cuerpo sin vida de Zaira. De hecho sería complicado ubicar el momento exacto. Un instante antes no estaba y, de repente, había aparecido: una conexión en algún punto alejado de vuestras mentes.

Se trataba de un lugar en penumbra, iluminada sólo tenuemente por una luz azulada e íntima. Estabais al aire libre, pero no reconocíais el lugar. En el suelo había hierba seca y delante de vosotros, a algunos metros, la Bruma se arremolinaba una y otra vez, en esa danza continua tan bella e impredecible. Y sin embargo estabais seguros de que no se trataba de la Linde. Cerca de vosotros una gran torre de reloj salía directamente de la tierra sin empedrar, irguiéndose totalmente perpendicular al suelo.

Cargando editor
03/02/2015, 10:29
Narrador

Cuando la figura de Morchain empezó a tomar forma, Randir se encontraba ya allí. Ambos habitantes de las Ruinas. Ambos rotos de una manera profunda y cruel.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

Morchain Randir

Cargando editor
03/02/2015, 19:10
Morchain

-Randir...- dijo el fata sin boca. -Te recuero...Tiempo ha pasado, sin embargo parece que fué hace un instante que te vi-. Caminó despacio hacia la figura. Miró a su alrededor viendo el panorama oscuro que les envolvía. -Así nos han dejado...- Volvió a dejar caer su mirada sin ojos sobre aquel que moraba junto a él. -Una muerte ha sucedido ya. ¿Crees que algún día podremos volver?-

Cargando editor
03/02/2015, 21:57
Randir

- Sí Morchain. Ha pasado tiempo. No tanto como nos ha parecido, sin embargo, aunque el suficiente como para plantearse si realmente quedará un Fäe a donde volver o si sólo serán cenizas al viento. - Respondí, gratificado por la presencia de Morchain, pero arremolinado en una ira sorda que trataba de usar como coraza improvisada ante mi propia desesperación. - Sólo cabe pensar que esto no son más que estratagemas de Palacio, Morchain. Quieren que perezcamos. No creo una palabra de las que nos responsabilizan del mal de Fäe. Son lenguas viperinas las que las pronuncian. ¿Qué hacemos ahora, Morchain?

Cargando editor
04/02/2015, 00:05
Narrador

Las últimas palabras de Randir flotaban aún en el aire cuando algo pareció fluctuar, como débil onda en un estanque de agua. Fue algo tridimensional, consistente, y que no pasó desapercibido.

Un instante después sólo había un cambio: arriba, en ese gran reloj, una llama blanca gemela a la que había nacido en la alta torre parecía bailar sin prisa sobre el número VII.

Cargando editor
04/02/2015, 00:07
Morchain

-¿Qué podíamos esperar Randir?, ¿qué se responsabilizaran ellos?.- Las sombra parecían deslizarse por su grisaceo cuerpo, como si disfrutasen de aquella superficie. Junto con el brillo gualda de sus ojos, su aspecto era cuando menos tenebroso, inquietante. Pero no para Randir. - No lo sé Randir- Contestó a su última pregunta. -De quién fiarse. Imagino que...- En ese instante una luz ttenue iluminó aquel siete en el reloj, captando la atención de Morchain. - ¿Puedes verlo?. Allí en el reloj de la torre-
 

Cargando editor
04/02/2015, 13:06
Randir

Asentí ante la visión de la llama. La misma que había aparecido en el otro reloj.

- Pero... si ahora Aina/Zaira está viva... ¿no debería redimir eso la acción? - Me dí cuenta enseguida de lo naif de mi afirmación. - No. Supongo que no. Supongo que no lo pondrán tan fácil.

- Siete... - Dije al mirar arriba. Me encogí de hombros. Lo que tuviera que ser sería y lo mejor sería dejar pasar las horas y ver cómo se resolvía todo. De nada servía ya negar la situación.

Cargando editor
04/02/2015, 22:46
Morchain

-No lo creo Randir- Su mirada quedó fija en aquel reloj. -El mal ya está hecho, y ellos lo saben.  Saben que la guerra continua en nosotros.- Un largo pero cómodo silencio se hizo.

-Todavía no recuerdo todos los detalles, fata de fuego. Pero esto ya es inminente. Y poco importa el bando en el que tomásemos parte en el pasado. A ti y a mi siempre nos relegaran a las ruinas, sin darse cuenta, que este es nuestro castillo...-

Cargando editor
07/02/2015, 20:17
Narrador

Y delante de vosotros en la gran torre que se podía ver desde vuestra posición apareció una nueva llama. Una negra, bailando de manera lenta pero continua sobre el número III. Parecía hacerlo al mismo ritmo que la otra, la blanca que estaba situada en el VII.

Cargando editor
07/02/2015, 20:37
Randir

- Morchain. - Le dije, sin apartar la vista del reloj. - Sabes que lo que dicen es cierto, ¿verdad? Falmari era portador de la Guerra. ¿Cuántos más habrá? No creo que sólo tres. - Señalé a la nueva llama. - Pero me gustaría que así fuera. Por lo menos que no sean más de tres, si por desear algo pudiera uno doblegar la realidad a voluntad.

Sacudí la cabeza. Nada acostumbra a ser como parece en este mundo brumoso.

Cargando editor
08/02/2015, 23:24
Morchain

- Habrá más sí.- Miró al reloj como Randir le había indicado. Sus ojos amarillentos brillaban en sus cuencas vacías. -Otra noche se acerca. Otra muerte quizás.- Reflexivo o preocupado. Sería difícil interpretar aquel rostro. - ¿Matarías a Morchain, el que mora en las ruinas junto a ti?-

Cargando editor
09/02/2015, 19:41
Randir

Aquella pregunta había flotado en el aire, tardando una eternidad a llegar a mis oídos.

- ¿Yo? ¿Matarte? - Pregunté incrédulo y negué con la cabeza. - No sería capaz de ello, Morchain. - Afirmé con contundencia. - Sé mucho de la muerte, Morchain, la he mirado a los ojos demasiadas veces para mi gusto, pero jamás ha logrado vencerme. Quizá pronto tenga una nueva oportunidad, pero no deseo perder esta mano tampoco. Tampoco deseo hacerle regalo alguno, llevando otras almas a sus manos, Morchain. Ni la tuya ni la de nadie.

Luego dejé que el tiempo fluyera, incontenible, como un torrente. Pasó la noche y el nuevo día trajo nuevos horrores.

- Eso es lo que decía, Morchain. Es absurdo. No vale la pena. Quien así actúa no entiende ni siente.

Después palabras y más palabras. Entonces alguien nombró a Morchain. Lo miré directamente.

- ¡Vaya! Parece que tienes una conocida tras la cáscara de la muchacha del pelo morado.