Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 0: Lo que la Realidad esconde

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29/01/2015, 04:32
Thomas Haynes

La pregunta de Kammy le parecía bastante razonable, aunque debía confesarse a si mismo que no sabía si lo que sentía era nerviosismo provocado por el miedo, o por la expectación. Respiro una vez más profundamente, repartiendo su atención entre la chica y la niña.

Supongo que es por la sensación... esa llamada que todos hemos sentido. Creo que los entiendo, después de todo, sería bastante extraño temer a algo que has esperado toda tu vida, ¿no crees? - Preguntó, de forma tranquila, llevando su mirada a la niña que iba con ellos, Jane, y a la niña del árbol. Observó el arma que le entrego, y escucho las palabras "por si vienen los malos". Se mordió el labio inferior, ligeramente preocupado. Fijo entonces su mirada en el arma, apenas por un par de segundos, lo suficiente para captar su forma. Cogió su mochila nuevamente, y de ella saco un estuche con lapices y marcadores, el cual guardo en uno de los bolsillos de su abrigo. 

Entonces, el árbol se fundió en aquel liquido, no, en aquel cúmulo de arañas que se movían unas sobre otras dandole una apariencia amorfa y liquida, las cuales empezaban a desparramarse y esparcirse por el suelo. Dio un pequeño sobresalto, pero pronto volvió a recuperar la compostura cuando notó como la niña dejo de serlo, para mostrarse como algo más similar a un demonio, el cual también le pareció tener cierto aire a payaso con aquella sonrisa. Por alguna extraña razón, aquella imagen no le causo temor. Incluso, de alguna extraña forma, le parecía normal.

- Creo que más que miedo - Volviendo su mirada a la chica, comento más él que para ella, para si mismo.- Siento ganas de ver que es lo que sigue.- Y dibujando una sonrisa algo más confiada en su rostro, despego la mirada de la chica, para volver a empezar a dibujar en su cuaderno, esta vez más calmado, una replica en la hoja de papel del arma que se le entrego a Jane.

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29/01/2015, 05:50
Kammy Phillips

A Kammy se le dificultaba mantener la calma, pero trató de recuperar esa serenidad que siempre la había ayudado a pasar como una persona del común.

Las dos niñas comenzaron a hablar como si se conocieran de toda la vida y ella no pudo evitar fijar sus ojos en ellas, al igual que en el arma que la macabra ahorcada le había dado. Thomas la había comenzado a dibujar con velocidad, pero ella solo se limitó a responder - Es posible pero... Hay algo que se siente mal, ¿No crees? - seguía preocupada. En su interior, aún conservaba la imagen de la chica colgando y esa canción aún sonaba en su cabeza, confundiendo sus recuerdos y turbando su espíritu. Ella también sentía la llamada, ella también quería saber más, pero aún conservaba el miedo a lo desconocido. ¿Y si no es lo que pensaban? ¿Nadie lo ha pensado? ¿Si alguien quería jugarles una treta?

Se abraza a sí misma tratando de encontrar consuelo a sus propias dudas cuando el árbol comenzó a desmoronarse y a volverse una multitud de arañas. Kammy respiró profundo y soltó un gritillo agudo, tratando de no escandalizar a la niña que estaba entre ellos, pero no por eso complacida con la imagen.

Trató de respirar para no demostrar más temor y conservar la calma pero esos días no se sentía particularmente fuerte y estable, así que era natural que se le dificultara mantener la compostura en una situación como esa.

La apariencia de la niña cambió drásticamente, volviéndose una imagen que le recordaba mucho a uno de los tatuajes que había hecho recientemente. Muchos querían demostrar su propia oscuridad con tatuajes así, pero nada comparado con tenerlo en tres dimensiones frente a ti. A pesar de la macabra visión, el nombre de la criatura y su sola presencia hacía que su corazón latiera más fuerte, que sus piernas quisieran avanzar y que en su mente se fijara el objetivo de aprender más. Sus dudas se veían opacadas por la urgencia de esta sobrenatural llamada que los había reunido a todos allí. Se llevó una mano al pecho tratando de calmar su corazón, pero no era suficiente.

- Debo admitir que... Yo también - una parte de sí luchaba por no moverse y la otra por seguir el camino que Amazarac había dibujado para ellos. Aunque, según sus palabras, no era obra suya todo esto, sino de "Ella". ¿Quién será? 

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29/01/2015, 09:57
Andy McGregor

Con incredulidad creciente, pero con la cruda contundencia de la realidad vista, oída y palpada, permanecí expectante a todo lo que sucedió en aquel lugar. No tenía más que desearlo para huir lejos de aquella cueva de locura pero, por alguna razón, no lo hice. Permanecí allí. Quizá fuera por lo que dijo uno de los chicos: Cómo huir de algo que has estado esperando toda la vida. Por horrible que fuera.

Finalmente, los que vaticinaron que en lugar de una niña era una especie de demonio, no iban desencaminados. Pero para ser un demonio, no parecía querer nuestra perdición. Por lo menos, no inmediata. Quién sabe si todo aquello no era más que una trampa de luz para cazar insectos.

De todas formas, resolví que, ya que había llegado allí y que si no fuera por todo esto mi vida tampoco es que valiera gran cosa. Dí un paso al frente. Luego otro y, antes de darme cuenta, estaba siguiendo el camino que se hundía en la oscuridad del túnel, tras los pasos de aquel ser deforme que se presentó a nosotros en una lengua extraña.

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29/01/2015, 12:37
Jane Wild

Aquella niña me caía bien, y por fin, podíamos ir a jugar. Viendo que sus padres sí que la dejaban un rato más, o que, sencillamente, aún no la habían venido a buscar para que fuera a casa e hiciera los deberes, di una palmada, y pensé que la idea de que el árbol fuera nuestro fuerte y pudiéramos defenderlo podía llegar a ser muy divertido.

Contemplé el árbol mientras los demás seguían preguntando, y la niña respondía. No entendía algunas palabras de las que decía, pero me gustaba el tono de voz, como si se hiciera pasar por una persona mayor, por su madre o algo así. Pensé que yo también podía hacer voz de mayor para cuando jugáramos, y hacerlo más creíble.

Me giré, entonces, cuando vi que alguien caminaba, marchándose por el túnel. Fruncí el ceño, y me pregunté quién sería.

Di un par de pasos hacia él, y me di cuenta de que era el hombre con las gafas de sol. Sonreí, y lo señalé, algo descarada.

Oiga, ¿por qué lleva usted gafas de sol en un lugar tan oscuro?— pregunté, alzando un poco la voz, retumbando en el túnel—. ¿Es usted ciego o algo?

Noté al segundo siguiente el frío metal en mi mano, y lo miré con ojos redondos, grandes. Sonreí, y estuve a punto de cambiar la idea del fuerte, por la de los indios y vaqueros. Con aquella pistola, podíamos hacer que yo la perseguía porque era una vaquera, y ella era una india.

—Faltan plumas— murmuré, tras atender a sus instrucciones, y saboreando ya el helado. Vainilla. Lo tomaría de vainilla.

Miré de nuevo al hombre de las gafas de sol, y alcé la mano, haciendo un gesto para que viniera.

—Venga, venga, vamos a jugar a indios y vaqueros. ¿Quiere jugar?— lo pregunté, mientras daba otro par de pasos hacia él.

Grité, sin embargo, cuando lo vi. Al notar que el árbol comenzaba a moverse, pensé que sería debido al aire enrarecido que se había creado allí. Pero, después, vi cómo se retorcía, como si estuviera sufriendo, como si un fuerte huracán se lo quisiera llevar, y arrancar de raíz.

—¡No, pobre árbol!— grité, angustiada, sujetando aún con la mano la pistola que me había dado mi nueva amiga—. ¡Se muere!

Arañas. Arañas por todas partes. Miles de arañas. Me pregunté qué les pasaría, y cómo habían sido tan listas de formar la figura de un árbol. Miré cómo se movían con sus patas finas, y su cuerpo gordo, huyendo. Como si tuvieran miedo de algo. O de alguien.

¿Qué pasa? ¿Qué pasa?— les pregunté, pero no escuché ninguna respuesta.

Me encogí de hombros, y miré al hombre de las gafas de sol. Me acerqué un poco más a él, y lo invité a que se quedara para que jugáramos todos juntos.

—Jugaremos todos, también aquella niña de all…— pero me corté al ver que ya no estaba.

Una criatura sacada de un cuento de miedo se había materializado, y no había rastro de mi nueva amiga.

¡Eh! ¿Dónde está?— pregunté a aquel bicho feo, aunque, sin pensarlo, me agarré a la mano del hombre de las gafas de sol, como si necesitara su apoyo—. ¿Y mi amiga?

No atendí a su nombre, no quería. Sólo me preocupaba el paradero de mi amiga nueva.

¡Te la has comido, gordo!— exclamé, algo furiosa. 

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29/01/2015, 12:46
Aubin Beaumont

Tras un fugaz cruce con la tal señorita Bubois, francesa, ojos muy azules... la niña “mala” finaliza su paripé bajando por si sola, pero con el cuchillo de la loca pelo-nieve entre manos. Y si, tenia cositas que decir, a las que Aubin presta fina atención para toparse con una extraña sutileza por parte de la ex-colgada a la hora de soltar paridas, que además de delatar (sin saber que) lo que ya aparentaba no ser… una niña cargada de soberbia, juguetea vacilante con la mas angelical cara del grupo – Buen intento – piensa, algo déspota… en segundo plano y en torno a los intentos de comunicación con esta. Se coloca otro cigarro en la boca y palpa sus bolsillos, mientras piensa – Ahá… socorrerla, frenar su misa, ofrecerle un cuchillo, intentar matarla, pedirle respuestas, buena manera de empezar un contacto - negaba con la cabeza en busca de su mechero, desatendiendo intencionadamente al duo de crías parlantes – Lo extraño será extrañarse... – y mas runrún consigo mismo, orientando su mirada hacia el suelo que todos pisaban… ¿cuan real era, entonces? No te pierdas Aubin.

Cuando alza la vista el árbol no tarda en caer disuelto como un charco de extraña penumbra… arañas, incontables arañas. El frances arquea ambas cejas, pasmado, el cigarro cae y este termina por helarse al notar la bicheria romper filas entre sus pies. Y mas desmedido, debía ser el escalofrío de su compatriota, que todavía a su lado se engancha con fuerza, Aubin responde y refugia a la dama en apuros de su aparente fobia durante la momentánea estampida de arañas.

Segundos después, entre algún espasmo de repelús, una mueca de “pero que...” toma la cara de Aubin tras ver el nuevo aspecto de la niña, menos niña, desde luego, pero mas acorde con su bocaza y que se presentaba Mazaroc. El frances sacude su chupa mientras empiezan a avanzar de nuevo, poniéndose en marcha tras el cabello violeta de aquella dama, Anastasia... Bubois – Déjame adivinar... no te gustan las arañas–le dice con la vista al frente y media sonrisa marcada, sin dejar de seguir los pasos de la cosa fea que sonríe guiando al grupo hacia la oscuridad.

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29/01/2015, 13:09
Ivanna

Ivanna se había mantenido en silencio, serena tras haber visto que dejaban en paz a la criatura y ésta incluso le sonreía. Había escuchado las preguntas que le hacían, pues en el fondo ella también se preguntaba varias de esas cuestiones, y había escuchado atentamente las respuestas, hasta el punto en el que su entorno empezó a cambiar. 

El árbol, para su asombro, se deshacía en miles de insectos, los cuales trató de no pisar en su huida. Pero no fue eso, sino la visión del nuevo ser en el que se había convertido la infante, lo que la dejó petrificada en el sitio, presa del miedo y de una curiosidad visceral. Anclada en el sitio, mientras su mente le decía- ¿Ves? ¡La niña no era niña!- algo que Ivanna había sospechado, al igual que desde hacía tiempo sospechaba que ella no era ella. Pero jamás había vislumbrado lo que podía ser en realidad. ¿Sería ella tan monstruosa bajo su piel? No lo sabía, y la idea la dejaba indefensa y congelada.

Sin embargo, la voz de aquel ser macabro hizo que algo saltase en su cabeza. Esa voz... No sólo la voz. Esas palabras. Había oido a alguien hablar así antes. En alguna parte. Hace mucho, mucho tiempo. En una canción. Sí...La canción. 

Casi sin pensarlo, Ivanna dio un paso al frente, y luego otro, y otro... Hasta que se encontró siguiendo a aquel ser, como si fuera ella un roedor y él una criatura de fábula sacada del cuento del flautista de Hamelin. Una parte de su ser le decía que debía sentir miedo. Pero el resto la impelía a aventurarse a lo desconocido, y a saber más del origen de aquellas palabras, que habían resonado en su cabeza desde que tenía uso de razón. La música volvía a repetirse en su mente, la canción la invadía, y volvía a hacerla estremecer. Su paso aceleraba.

¡Eh! ¡Espera!- dijo, casi involuntariamente, siguiendo la estela de aquel ser.

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29/01/2015, 13:26
Samuel Nabody

Afortunadamente, nuevas preguntas habían cubierto la suya, incluso una joven que también le había preguntado el nombre, por lo que la niña tuvo a bien ignorarle. Samuel estaba aliviado. No quería llamar la atención sobre alguien como él, sobre todo en un ambiente tan extraño como ese. La gente a su alrededor parecía mucho más preparada para enfrentarse a eventos sobrenaturales: hablaban sin tapujos de lo que veían, o lo que era esa muchacha en realidad, sin titubear ni dudar. Si no fuera por la acuciante sensación de que tenía que quedarse allí, habría apostado su mano izquierda -la derecha la usaba mucho- a que se había equivocado de lugar.

Sus pensamientos se cortaron de repente cuando se quedó boquiabierto mirando cómo el árbol se fundía -no, se transformaba- ante sus ojos. ¡Arañas! ¡Miles de arañas! ¡Se le iban a comer! No... parecía que les ignoraban... pero por si acaso, prefirió quedarse pegado a la pared y evitar el contacto con ellas. 

¿Dónde estaba la niña? Ya no estaba, y en su lugar, estaba ese extraño ser. Por alguna razón, Samuel se sentía ya tan inmerso en aquella pesadilla que no le asustó, o más bien, no le pareció raro verlo allí, como si todo fuera una maravillosa pesadilla y el perrito con el que jugara de repente le salieran serpientes de su interior. No, nada era como debiera ser, pero parecía que todo estaba en su lugar.

Y sin darse cuenta, estaba caminando, con el abrigo bien cerrado y el cuello cubriéndole el rostro. Seguía teniendo frío, pero sobre todo miedo. Pero antes dedicó una leve mirada hacia las sombras que habían dejado atrás, preguntándose qué había sido de ese tipo que se había marchado, y si no habría sido el más inteligente de todos ellos...

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29/01/2015, 13:34
Niba Laymon

Los ojos verdes de Niba siguieron los acontecimientos desde debajo de la capucha del parka bajo la cual seguía refugiada a pesar de que ya no hacía tanto frío como en el exterior. No se había movido, no había hablado, pero sí estaba sintiendo. Había visto a las arañas, y luego aquella criatura... Sabía que todos ellos estaban allí porque era allí donde debían estar, porque compartían un destino común y algo más, eran semejantes, eran extraños pero no lo eran puesto que los sentía más cercanos que a cualquier miembro de su propia familia. No se había equivocado dejándose guiar hasta allí. Estaba donde debía. 

"Amazarac" 

Se estremeció dentro del amplio abrigo, pero algo invisible tiró de ella para que se pusiera de nuevo en marcha siguiendo los pasos de la criatura. Niba no opuso resistencia y avanzó.

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29/01/2015, 13:37
Niba Laymon

Pero... Había algo más. Los ojos de la muchacha se movían de una figura a otra, de un cuerpo a otro, de un rostro a otro, buscando. Buscando ¿Qué? Lo sabría cuando lo encontrase. 

De pronto, sus ojos se posaron sobre Shawn y allí se quedaron sin poder apartarse de la corpulenta figura del hombre "Tú" pensó, pero no tuvo tiempo de mucho más cuando aquel ser de enorme sonrisa hizo acto de presencia ante ellos.

Notas de juego

Espero que no te importe que te ponga esto en sólo para el director. No significa que esté mal, pero como los demás no leen la mente me gustaría que, salvo que lo digas en alto, no conozcan tu elección. Más que nada porque si alguien más tiene elegir algo puede verse condicionado por eso. :)

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29/01/2015, 13:45
Niba Laymon
Sólo para el director

Notas de juego

No lo dice en voz alta, lo puse en negrita para resaltar la persona por la que toma elección, no caí en que los demás no debían saberlo, me parece bien que hayas hecho la corrección ^^

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29/01/2015, 14:31
Shawn D. Williams

Si buscaba una razón para quedarme, ya la había encontrado. La que parecía una niña se transformó por arte de magia en un bicho enorme y horrible, no imaginé que sucedería algo así pero me valía. Amazarac, para bien o para mal ese nombre quedaría grabado en mi memoria para el resto de mis días. Tampoco olvidaría su siniestra sonrisa.

No creí que ofrecerle un arma de fuego a una niña fuese una buena idea, ¿pero quien era yo para cuestionar la voluntad de un bicho así? Desde luego no iba a contradecirle, al menos no en este túnel oscuro.

No iba a quedarme ahí quieto, al igual que el resto yo también seguí sus pasos y me adentré todavía más en la oscuridad. Quería ver donde nos llevaría y quien era el ser que nos convocó, la curiosidad me estaba matando.

Aunque tiene un aspecto sumamente demoníaco, y esos dientes tan largos... La pequeña Jane tenía razón.

- Oye Amazarac, seguro que no es la primera vez que te lo preguntan pero, ¿qué narices eres? - pregunté con media sonrisa, como si lamentase estar adentrándome en el túnel-. Eres un poco monstruo y tal.

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29/01/2015, 14:38
Chris Loriod

Aunque sabía que no era una niña "normal", tuvo que contenerse cada vez que vacilaba a los presentes. Con su aspecto y su voz, era todo muy gracioso. Entonces, en menos tiempo del que su cerebro disponía para procesar lo que estaba ocurriendo, todo cambió. Ya no había ni árbol ni niña, sólo un ser de ojos blancos y la misma sonrisa.

Me llamo Chris - respondió ante las palabras de Amazarac. Quizás ya lo supiera, quizás le importaba un pepino, pero consideraba que era el momento de presentarse. Miró un momento al resto, principalmente a los que hablaban, y empezó a caminar. - Te ssseguimos. -Aunque realmente, a lo que seguían siguiendo era era misteriosa Llamada.

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29/01/2015, 14:39
Seth McCarthy

La supuesta niña ya liberada de la soga y repartiendo insultos y borderías varias, incluso una dirigida a él, le pone de muy mal café. Levanta las cejas incrédulo y no puede contener una réplica por lo bajo y hacerle el corte de manga con dos dedos, como se acostumbra en su tierra natal. - Más de lo que te imaginas. - No quiere decir más por no provocar, pero tampoco tiene nervios de acero. Contempla la situación, incrédulo ante esas palabras cargadas de ponzoña hacia los ahí presentes. Tampoco lo llega a creer en primera instancia, pero ellos están como él y no le gusta que les esté tratando así. 

Cuando entrega finalmente la pistola a la niña repara en ella por primera vez. ¿Qué coño hace aquí una niña? También en la chica de pelo azul, que parece haber estado con ella, y le tranquiliza ver que algunos le han hecho caso. Se queda mirando a la pareja que forman la niña y la tal Allegra, pero se interrumpe de golpe todo con la transformación del árbol en ese líquido que desafiaba lo que él entendía de ese estado de la materia, y no le mantiene la mirada al ser que resultó ser la niña. Amazarac... ¿Cómo coño lo puedo entender? Sin embargo, la llamada estaba ahí, fuerte, pulsante e incansable. Camina decidido pero lleno de dudas, dirigiendo miradas al grupo buscando si ellos emprenden la misma dirección que él.

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29/01/2015, 15:06
Allegra Blue

Los ojos de Allegra se abrieron sorprendidos al escuchar la respuesta que la niña daba al enfermero y un pequeño resoplido salió por su nariz. Un conato de risa nerviosa que no llegó a formarse, como el que produce escuchar a un niño pequeño diciendo palabrotas sin saber lo que dice. Sin embargo, esa niña sí sabía lo que estaba diciendo y cada vez tenía más la sensación de que sabía lo que hacía mucho mejor que cualquiera de ellos. Parpadeó, recibiendo el resto de respuestas que no hacían más que aguijonear su estómago estimulando su curiosidad y generando miles de nuevas preguntas, demasiadas como para ser puestas en palabras en ese momento.

Miró hacia delante, hacia donde la niña descolgada había señalado. Ella. Allegra se preguntaba quién sería Ella, pero no lo hizo en voz alta. De nuevo la inevitabilidad que había sentido hacía un momento volvió a tomar su lugar en su pecho: si esa niña quisiera darles información, ya lo habría hecho. Y no estaba para nada segura de que no les engañase solamente por diversión, así que tendrían que ver con sus propios ojos lo que fuese que hubiera más adelante.

Frunció el ceño al ver cómo la pistola cambiaba de unas manos infantiles a otras, pero ciertamente no creía que estuviese cargada. Su primer impulso fue arrebatar el arma de manos de Jane. Un niño nunca debería tener una pistola. Pero la idea de que eso era lo que podía esperarse de un adulto al ver esa situación la detuvo. De nuevo todo parecía formar parte de un juego. Macabro, sí, pero un juego. Uno en el que las cosas no terminaban siendo como parecían a simple vista. Allegra empezaba a darse cuenta de que tal vez seguir el primer impulso no fuese lo adecuado en ese lugar.

Su espalda se tensó al ver el árbol deshacerse en una montaña de arañas. Contuvo la respiración y sus pupilas se afilaron mientras trataba de apartarse torpemente de los animales que caían y correteaban entre sus pies. Sin poder evitarlo cerró los ojos y apretó los puños por un instante, sintiendo un cosquilleo imaginario por todo el cuerpo, extendiéndose hasta su nuca y haciendo que su respiración saliese en un pequeño jadeo. 

Cuando se forzó a abrirlos de nuevo y vio al nuevo integrante del grupo, en el lugar donde había estado la niña hacía tan sólo un segundo, sus ojos y sus labios de nuevo se abrieron por la sorpresa. Respiró lentamente, recuperándose de la visión de las miles de arañas y tratando de adaptar su mente rápidamente a los sucesos extraños que no dejaban de sucederse uno tras otro. Empezaba a entrar en un estado mental en el que cualquier cosa podría parecerle posible. Una especie de autocomplacencia flexible. Tenía la mente más abierta que nunca y ni siquiera se molestaba en intentar imaginar qué vendría a continuación. Se daría con un canto en los dientes si era capaz de asumirlo sin perder la cabeza. 

Se giró y su mirada se deslizó hacia el lugar del que venían. Una punzada en su pecho le hizo plantearse que quizá no sería tan mala idea darse la vuelta y volver al hotel. Taparse con una manta la cabeza o emborracharse hasta olvidar lo que acababa de ver. Pero entonces, como si hubiera sentido sus dudas, la Llamada volvió a aparecer. La imaginó una vez más como un hilo luminoso, tirando de su pecho hacia la oscuridad del túnel. Llevaba demasiado tiempo resistiéndose y había llegado muy lejos. Con un suspiro sus ojos abandonaron lentamente el recodo que llevaba al andén, que se le antojaba el último lugar seguro que había visto, y sin darse ni cuenta los pies empezaron a moverse solos. Hacia Ella. Fuese quien fuese ella. 

Suspiró y posó la mirada en los cabellos morados de la chica que tenía delante (Anastasia). Había visto su expresión al ver las arañas y caminó hasta ponerse junto a ella. - Son asquerosas, ¿verdad? - Comentó en voz baja, haciendo una mueca con la boca. - Las arañas, quiero decir. Con todas esas patitas y ojos... - Miró de nuevo hacia delante. Tal vez centrar su mente en las arañas y el desagrado que le producían la ayudaría a no volverse loca. - Soy Allegra. - Dijo, volviendo a mirar a la joven y dedicándole una breve sonrisa nerviosa.

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29/01/2015, 15:09
Anya Bennet

Una canción llegó hasta nuestros oídos en la lúgubre estación y como simples marionetas avanzamos siguiendo el sonido. La sorpresa fue mayúscula cuando vimos a la cantante, una niña ahorcada en un árbol que cesó su canción pero no así su vida. Mi cerebro, habituado al método científico, no se demoró en buscar respuestas a lo que veía mientras el resto divagaba, hablando de demonios, tratando de rematar a la cría u ofreciéndole armas en lugar de liberarla. Había leído estudios sobre experimentos en los que se engañaba a la percepción pero lo que vivía era demasiado extraño. Sin duda al menos una cuarta parte de los asistentes eran actores, contratados para iniciar la locura que estaba viviendo. No había duda de ello.

Sin embargo todo aquello que había creado justificando la escena, pese a estar en contra de lo que sentía mi corazón, se quebró cuando las arañas engulleron a la niña y dieron forma a un extraño ser, un tal Amazarac.

No puede ser cierto...-digo sin percatarme, incapaz de reprimir aquello que siento y que mis improvisados compañeros dan por algo normal. Algunos de ellos ya avanzaban por el túnel, sin detenerse a preguntar que sucedía. Uno de ellos, el yonki, seguía en el suelo arrodillado y, dado mi constante trato con gente como él, no pude más que acercarme para tratar de ayudarlo -Tranquilo, se te pasará pronto, solo déjame guiarte, te ayudaré.

Sosteniendo como podía al hombre me giré hacia el monstruo y, haciendo acopio de toda mi valentía, le grité -¿Qué quieres de nosotros?

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29/01/2015, 15:51
Paul Adams

Por fín aquella pequeña dejaba ver su verdadero rostro, aquel que había visto en el fondo de sus ojos. Ella al igual que yo sabía lo que había visto, y por eso ese odio enfermizo que desplegó en un asalto de insultos mientras su rabia crecia. En un primer momento incliné mi cabeza hacía atrás... pero luego supe que no debía tenerle miedo, o vencería.

La mano de aquella niña delimientaba que no estaba sola, y puede que fuera eso lo que la hacía estar tan llena de fuerza frente a nosotros, eso y que desconociamos todo lo que estaba por comenzar.

A ojos del resto, sabía que estaba quedando como un loco. Primero había intentado salvarla, luego acabar con aquel ser de odio que me enseñaban sus ojos. Tantos sentimientos enfrentados que no podía pedir que nadie me entendiera pues no lo hubiera hecho ni yo.

Como en un juego de manos, aquella niña despiadada donaba el puñal a la pequeña del grupo, con palabras que la incitaban a jugar a la muerte.

Segundos después por fin la imagen de aquel ser... rodeado ahora de formas siniestras y oscuras que borraban los engendros bucólicos de antes. Había algo que me incitaba a seguir a Amazarac. Con el hilo de la música que lleva en los cuentos el flautista de amelin.

En ese momento yo era la rata, y aquel ser la flauta y melodía que me llevaban sin remedio hasta Ella... ¿Quién sería Ella?...

Todos empezaron a avanzar, incluso yo. Pero esta vez lo hice un poco desde más atrás. Mi mente luchaba por ordenar todo aquello que sentía, a la vez que sentía que ojala todo aquello volviera a empezar para intentar aguantar mis presentimientos, los cuales me alejaban de aquel grupo de desconocidos, por aquellas reacciones que salían de mi intuición y de aquellas formas que intuía entre sueños en mi interior.

Tragué saliva y comencé a andar ojala nada de lo que había soñado en aquel banco junto a la nieve fuera verdad...

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29/01/2015, 17:29
Xia Han

Encantada Jane, encantada Allegra. - Intentó sonreír de forma calmada a ambas pero con todo lo que había sucedido y seguía sucediendo a velocidad de vértigo le era costoso.

Xia se quedó atrás, observando sin pronunciar palabra la curiosa escena entre las supuestas pequeñas del árbol y algunos de los presentes. La actitud de una de las niñas fue en todo momento desafiante, y las respuestas que dio resolvieron unas pocas cuestiones, no obstante aún quedaban bastantes. Quizás demasiadas.

Mucha gente a su alrededor, y le era sumamente complicado estar pendiente de todo. Supongo que no tiene sentido buscar la lógica donde no la hay . - Se dijo a sí mismo casi en un susurro, para después suspirar holgadamente.

Se puso en marcha para evitar quedarse muy rezagada siguiendo al variopinto grupo formado por una veintena de personas que no podían ser más diferentes en aspecto, sin contar la personalidad donde se podían encontrar polos opuestos.

La repentina aparición de incontables de arañas para luego dejar paso a un ser cuya apariencia fue difícil de describir, como si hubiese salido de otro mundo, de otra realidad. De algunos cuentos que las abuelas narraban a los pequeños para causarles miedo.

Dejó desconcertada a la joven de rasgos exóticos. En otras circunstancias seguramente se hubiese dado la vuelta, regresar por donde vino y olvidarse del asunto sin tener necesidad de mencionarlo en el resto de sus días, pero no siempre se presenta la sencillez en un asunto así. Se paró durante un breve instante para meditar en si continuar a saber dónde. Sin embargo aquella duda que se le pasó por su mente no le hizo retroceder. Continuaría para llegar hasta el final.

Empujada por una enigmática y poderosa fuerza, siguió avanzado en silencio, con aparente tranquilidad, aunque en realidad, su templanza no era tal, sus delicadas manos revelaban inquietud conforme avanzaba hacia un camino que parecía no acabar nunca.

¿En dónde nos estamos metiendo? - Preguntó con recelo, como si realmente no quisiera conocer la respuesta. - No me gusta nada, pero quiero continuar...es...extraño. Me siento extraña. ¿Soy a la única que le pasa?- Comentó con una mezcla de sensaciones y sentimientos imposible de descifrar.

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29/01/2015, 17:47
Mr. Ink - Hundo Freneza

"Fue cuando la infante decidió jugar con nosotros que deshizo la ilusión y nos mostró el rostro de la locura"

Mr.Ink había escrito esto mismo momentos después de que la niña le diera una respuesta clara y comenzara su espectáculo de luces y colores. Primero las arañas, un mar que parecía tinta, pero con millones de ojos y patas, lo que le produjo un instintivo miedo al pobre bibliotecario obligandolo a mantenerse quieto con la libreta ocultando su cara, mientras recitaba una vieja canción de cuna, un talismán para evitar ser devorado por sus miedos infantiles. Y tras pasar la ultima de las patas por su botas, volvió a mirar, ahora temeroso de que encontraría, la misma figura que en los libros se describe como locura, delante de ellos, con facciones humanas y a la vez inhumanas, pero siempre sonriente, como sus hijos: los locos verdaderos de tres ojos. Y empezó a caminar, a llamarlos de nuevo a su lado a pesar de ella, ahora ello, había dicho que no era el quien los llamaba, pero si debían seguirlo.

-Como el flautista de Hamelín ¿Verdad?-Se sintió obligado a decirlo en alto, como si el resto lo sintiera pero no se atreviera a decirlo y fuera él quien canalizara esa sensación al exterior.

Y Hundo escribió entonces, mientras con cautela, y aun temblando por el recuerdo de los arácnidos y Amazarac, caminaba hacia el tunel.

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29/01/2015, 18:40
Lyman F. Gale

Adentrándose en el túnel, hundido entre sus hombros con las manos en los bolsillos estaba aquél hombre pálido, templado como el agua en un día sin viento. Ajeno a lo que pasaba a sus espaldas, concentrado al objetivo, persistiendo en el camino que se trazaba bajo sus pies, siguiendo aquellas vías que eran sus baldosas amarillas en busca de su mago de Oz particular. Y el de todos ellos.

Las sombras se extendían, se hacían más densas cuanto más alejados estaban de la luz. A pesar de no haberse detenido, no había avanzado mucho. Pero su zancada era firme. No necesitaba ver las piedras que quedaban a sus pies, y los ponía uno detrás del otro, constante, inexorable, sin prisas. Como si tuviese todo el tiempo del mundo y, a la vez como si nada lo pudiera detener. Estaba gozando del viaje que largamente había deseado, disfrutando cada vez que ponía un pie más próximo a su destino. Deleitándose silenciosamente, y sin sentir la necesidad de compartirlo con sus hermanos. Algunos más tarde y otros más temprano, lo sentirían, lo entenderían, sabrían.

Mientras, los gritos de todos ellos retumbaban con pasmosa claridad por aquél agujero rocoso de altas dimensiones. No necesitaba contemplar la escena, pues no era sordo.

-Teatrero.-Murmuró para sí.

No se detuvo la primera vez que Jane, lo llamó. Quizás no era consciente de que la pregunta iba dirigida a él pues no se fijó si alguno más llevaba gafas, quizás no quiso pararse, quizás solo quería que lo siguieran en la dirección correcta sin perder más, el tiempo del que disponían.

Tampoco se detuvo la segunda vez, que la niña insistió, ni la tercera. Ni siquiera, de forma inaudita, para jugar a indios y vaqueros.

Solo paró cuando sintió el tacto de su pequeña y fina mano en la suya. Entornó su cuerpo más que girarlo, y al hacerlo pisó una de las muchas arañas que pasaron huyendo por su lado. No prestó más atención que si hubiese sido arena o una mota de polvo. Inclinó la cabeza hacia la niña que le hablaba con insistencia. No arrugó las cejas, ni bocetó ninguna expresión. Se quedó como mirándola. Extrañado de que le estuviera hablando. Giró lentamente la cabeza como alguien que ni siquiera entendiera las palabras. Reírse había sido lo más humano que había hecho en mucho tiempo.

Mientras, el grupo recortaba la distancia recordó de pronto su pregunta, y entendió que era a él a quién se la hacía.

-¿Si soy ciego?- Repitió soltando sin brusquedad su mano. Su voz grave sonaba quebrada, desgastada, vieja.

Se arrodilló, y acercó la cara a la suya, dejando que lo bañase aquél tenue, lejano y último haz de luz. Entonces, sacando una de sus manos de forma medida y sosegada se bajó un poco las gafas mostrando sus ojos.

Eran los ojos de un ciego, velados, extraños e incómodos. Pero en ellos había un brillo irreal.

-¿Tú qué crees, niñita?-  Dijo muy lentamente, marcando cada palabra y sonriendo afablemente mientras las liberaba. Puso fugaz la mano en su cabeza y recuperó su máscara desvaída e impasible.

Volvió a incorporarse, con toda su estatura más bien corta. Y prosiguió su camino, con sus hermanos pisando apenas sus talones y la niña, si lo quiso, al lado.

-No te preocupes.- Agregó paulatinamente como anticipándose a cualquier posible desazón que pudiese albergar la cría ante el hecho de ser ciego. -No voy a caerme.

El metro es mi dominio.

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29/01/2015, 21:36
Zaira Castleworld

... Ella...

¿De qué demonios hablaba aquella niña? Zaira dirigió su mirada hacia la profundidad del oscuro túnel y una mueca se formó en sus labios. ¿Quién nos ha llamado? Esto no tiene ni pies ni cabeza. Aunque, como había dicho el hombre de ojos dorados y barba de varios días, no era la primera cosa extraña que le ocurría. Pero hasta ese momento, jamás lo había compartido con nadie y siempre se había creído especial. Nunca había coincidido con nadie que pudiera hacer las cosas que ella podía y, cuando era más pequeña, había soñado con llegar a ser una superheroína. Pero el mundo real que la envolvía había hecho que aquellos sueños quedaran olvidados.

Pestañeó al sentir que todo el aire a su alrededor empezaba a vibrar. Su ceño se arrugó y sus pupilas buscaron el origen de aquella extraña sensación. - ¡El árbol! - Exclamó al ver como éste parecía disolverse. - ¡Mierda...! - ¿Qué cojones...? Ahogó un gemido y apretó con fuerza los puños, al ver como miles de pequeñas y oscuras arañas empezaban a corretear hacia todas las direcciones. Sintió un escalofrío recorrer su espalda y ganas de empezar a dar botes y aplastarlas con sus botas. Eran asquerosas... Pero se contuvo y respiró profundamente, con los ojos como platos. Su corazón había empezado a bombear con fuerza dentro de su pecho. Mierda... Mierda... Mierda... Tranquilízate, joder... Se dijo y volvió a respirar, calmándose poco a poco. 

Pero fue entonces cuando vio a la criatura en la que se había convertido la niña. Sus pupilas se dilataron y sus labios empezaron a esbozar una sonrisa, que desapareció al momento, para volver a reaparecer. ¿Qué clase de criatura era "eso"? Miró hacia atrás, valorando la posibilidad de largarse corriendo. Si me voy ahora nadie se dará cuenta y todo quedará como un extraño sueño. Pero en ese momento se dio cuenta de que no podía. De nuevo sintió esa llamada en su interior, esta vez con mucha más fuerza y no pudo hacer otra cosa que seguir a las más de veinte personas que se habían reunido en las vías del metro.