Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 0: Lo que la Realidad esconde

Cargando editor
29/01/2015, 22:15
Mathias Prats

- Y en los tuyos había ganas de follarme el culo, no te jode.

Mathias que estaba distraido mirando el árbol dio un respingo cuando escuchó eso, preparandose para lanzar una contraofensiva pero después de ver que nadie se dirigía a el se relajó.

cuando la niña saco el arma se ocultó detrás de la pelirroja-¡hostia puta! ¡joder...es que ahora con el bollicao en vez de darte cromos te dan pistolas?-miro a su alrededor buscando una mirada complice, parecía estúpido pero, un arbol en medio del metro bueno...alguien lo confundiría con una planta de maria, una niña colgada...zumbados había de todas las edades...una niña con pistola era algo peligroso y mas con la forma en la que hablaba-niña, deberías dejarte el Call Of Duty, el GTA y el canal HBO, te esta afectando el Cerebro, si sigues así cuando seas mayor nadie querrá casarse contigo-Dijo en tono "hermano mayor" todavía escondido detrás de la peliroja.

Cuando vio a la niña transformarse en "eso" su mundo se expandió y por primera vez tuvo real interés en esa niña

-Tia...e visto mujeres feas...muy feas, tanto que podrían cortarte el hambre y hacerte vomitar con una sonrisa, pero tu, tu....le das un significado nuevo a la expresión "maestra del potingue" si compartieras tu habilidad con otros, te harías multi-billonario, sobre todo en el sector del porno.

sabía que con sus palabras las mujeres lo mirarían mal..pero si le importara lo que piensa la gente ya hace tiempo que se habría amputado el pene.

"Vallamos hacia la luzzz"

 

Cargando editor
29/01/2015, 23:17
Roger Templar

El subrealismo de aquella situación estaba empezando a rozar lo absurdo... ¿Pero donde demonios estaba? ¿Quienes eran esos locos? Con lo bien que estaba él en su casa...

No había duda de que la niña, los árboles y los bichos era la peor conjugación que había visto, Roger ni siquiera se atrebía a hablarle ni mucho a acercarse, lo mismo aquella cria... o lo que puñetas fuera no se daba cuenta de que él estaba por ahí. Por el rabillo del ojo le pareció ver como una de las chicas que había en el grupo parecía tener las mismas ganas de salir de allí que él, al menos no era el único que pensaba que no se podía sacar nada bueno de allí...

Roger, como buen caballero se aproximó de manera prudencial a la muchacha para acompañarla en una hipotética huida, a la menor oportunidad se iría y seguramente nadie se daría cuenta... o al menos eso esperaba, estaría más que satisfecho con que la niña y sus arañas no se hubieran dado cuenta de su existencia.

Cargando editor
29/01/2015, 23:28
Adam Hart

Tardó en reaccionar cuando aquella chica se ofreció a ayudarle. Estaba completamente anonadado ante el panorama que tenía ante él. Casi no había reaccionado físicamente a las palabras de la niña-monstruo, tampoco a la visión del árbol convertido en un enjambre de arañas. Pero mentalmente... Volvió un poco en sí al sentir los brazos que le ayudaban a incorporarse. Al ver a la guapa mujer, se dibujó una sonrisa bobalicona en su rostro, con los ojos practicamente cerrados. -Grraciasss guapa- Parecía que las funciones motoras de su boca y mandíbula, se estaban recuperando. Echó el brazo sobre la chica para poderse sujetar. El que tenía libre se alzó con el índice extendido señalando a la criatura. -Pooor a-llí. Poor donde va eeeel marlo de Legend.- Se giró para mirar a la chica y preguntarle algo. Su rostro se quedo inintencionadamente cerca del de ella, aunque un golpe de flacidez en su cuello hizo que su cabeza colgase hacia abajo como un peso muerto, por lo que su pregunta, aunque dirigida a ella, pareció hacérsela al suelo.-¿No-tas el tiróoon?...paraaa allá.- Comenzó a mover los pies  casi tirando de su apoyo, aunque se notaba que no lo hacía con intención de obligarla. Solo se dejaba llevar por algo que le conducía hacia allí.

Cargando editor
29/01/2015, 23:47
Lera Madison

Oh no, oh no, oh no. - pensó mientras veía como la endemoniada criatura descendía y venía a por ellos. ¡Si les había advertido! ¿Por qué nunca nadie la escuchaba? ¿Acaso nunca habían visto una película apocalíptica? ¡Los mendigos siempre tenían la razón! 

A paso rápido, volvió a retroceder hacia donde estaba antes. Bien lejos de la acción y del centro de atención, huyendo como un gato que escucha una aspiradora venir. Y esa aspiradora no era una que gustara de enfrentar, particularmente. Menos cuando habían mini aspiradoritas ahí. Ya, ya, pero no tenían porque salir a juego esas criaturillas ocultas aún. Solo si del demonio con rostro infantil era derrotado, o casi, como en los videojuegos, se verían. Pero, por como había decidido hablarle a todo el mundo, es no sería pronto. Que galletas, que culo, que esto y lo otro, podría haber hablado de barbies y hubiese sonado igual de terrorífica. 

¡LES DIJE, INSENSATOS! ¡LES DIJE QUE ERA UN PUTO DEMONIO! - gritó enrabiada al verla mostrar su verdadera forma, al mismo tiempo que le saltaba encima a alguno de los caballeros por ahí cerca para que las arañas no le tocaran los pies. - No me botes, no me botes, por favor. - le rogó al susodicho. 

Notas de juego

No quise obligar a nadie a cargarme (o botarme), así que quien quiera se da por aludido. :P

Cargando editor
30/01/2015, 00:19
Seth McCarthy

Seth se encuentra como embobado, pensando en todo esto y en lo poco que comprende lo que sucede. Él no luce tan raro como muchos de ellos, y se muestra más reacio que otros a aceptar esto con facilidad, pero, del mismo modo aguanta mejor el tirón que otros. El sentimiento de estar tan en el medio de entre todos estos especímenes le consuela, por lo menos. 

Chasquea la lengua y manosea la libra que lleva en su bolsillo, valiosa para él, y sabedor de que la va a necesitar. A punto está de ponerse la bolsa en la espalda cuando siente que una chica, apuesta pero demasiado desaliñada le salta en la espalda. El sobresalto inicial es de mil demonios, o mil Amazaracs. - ¡Muchacha, muchacha! - Siente su voz en la oreja y la presión de sus extremidades en su cuerpo y lucha por mantener el equilibrio y no caerse como un patán en el montón de arañas. - Tranquila, ¡tranquila, coño! - La agarra con fuerza y la mantiene. - Sería de coña que nos partiésemos el cuello ya aquí, ¿no? - Dice sarcástico. - Te llevo, pero tranquila. - Dice frustrado y cargado con esa moza en la espalda y caminando a la vez. 

Cargando editor
30/01/2015, 00:34
Alana McRae

Observé desconcertada todo lo que sucedía alrededor, aquello era una completa locura. Aquella niña se había soltado del árbol y se comportaba con una malicia preocupante. Lo peor de todo es que le había dado un arma a la pequeña Jane, no me gustaba nada, una niña no debía de ir armada y que la tratara de esa forma me hizo temer por ella. Una parte de mi quería huir lo más rápido posible, pero la llamada era demasiado fuerte. La certeza de que era donde debía estar era tan intensa, que avancé unos pasos hacia adelante.

El movimiento en el árbol me hizo quedarme quieta y, cuando vi que eran arañas, me envaré preparada para protegerme. Estiré las manos sintiendo el suelo bajo mis pies, su presencia, su vibración que para el mundo era inexistente. Las arañas corrieron en todas direcciones y cuando miré de nuevo a la niña ya no estaba allí. En su lugar había un ser que no supe identificar, me recordaba a algún demonio o ser mitológico de los que aparecían en los libros. Esa niña, ese ser en el que se había convertido, debía de ser una especie de guía enviada por… ¿Ella? ¿Quién nos había llevado hasta allí y por qué? La necesidad de saber y la certeza de que allí descubriría el motivo que todo lo extraño de mi vida, me hicieron seguir adelante.

Cargando editor
30/01/2015, 02:29
Anastasia Bubois

- Que perspicaz. - respondió sarcástica, ocultando un deje de vergüenza por su reacción en esa actitud chulesca. Como si necesitase recuperar su imagen rock, independiente, confiada.

Y a pesar de ello miró a Aubin por el rabillo del ojo, agradeciendo de sobremanera esas palabras y que no fueran otras, así como su reconfortante gesto - Merci. - añadió en confidencia abandonando todo complejo infantil por haberse vista superada por la situación. - Sí, son repuls...- su voz hizo dueto con una que conocía muy bien y admiraba.

Giró lentamente su cabeza hacia ella, temiendo que al terminar el giro ella hubiese desaparecido, que no fuese más que sus propios pensamientos narrados en una mejor voz. Sin embargo, Allegra seguía junto a ella cuando sus ojos llegaron a enfocarla.

Sonrió nerviosa, debatiendose entre mantener la sonrisa o hacerla desaparecer, de tratarse de otra persona siquiera se hubiese planteado que sonreir fuese algo negativo, pero Allegra no era cualquier persona era ella, era real, era la única capaz de hacer que se planteara ese tipo de cosas, que bailara a su son.

- Blue... - Completó su nombre en un suspiro, como si no fuese capaz de concebir una parte sin la otra, confirmando que sabía perfectamente quien era.

Aun con una sonrisa fascinada, incrédula, emocionada e ilusionada, sintiendo como sus entrañas se derretían y como su corazón rayaba la arritmia encontró su voz - Anny. - Sonó un poco rasposa al tener la gola seca. - et Aubin.

Hechas las presentaciones se quedó en blanco, perdiendo todas aquellas palabras que más de una vez se había preparado en caso de cruzarse en un concierto. Y el silencio empezó a resultarle, curiosamente, lo segundo más incómodo de todo el día.

Notas de juego

Cargando editor
30/01/2015, 05:42
Kammy Phillips

Las arañas continuaban en el suelo, lo cual hacían que Kammy se sintiera nerviosa. No sentía un especial temor hacia ellos, pero eran demasiadas para poder sentirse cómoda.

Avanzaba despacio al ver que muchos otros seguían ese camino y no pudo evitar notar los extraños ojos del hombre de los lentes oscuros. Ella también ocultaba los suyos con lentes oscuros pero esta vez decidió no hacerlo, sentía que no quería huir más de sí misma.

Amazarac había sido claro, el camino estaba allí y solo había que seguirlo pero ¿Ella quería realmente eso? Sin duda, quería saber más y la urgencia de la llamada se hacía mayor con cada paso lento que daba. En silencio, observó cómo Allegra se acercaba a esa chica que se parecía tanto a ella misma y siente un poco de envidia. Ella quería hablarle pero el solo hecho de saber quién era atormentaba su corazón. Quería dejar eso atrás pero aún lo tenía presente, sin importar lo que estuviera pasando y solo se había olvidado de él cuando el miedo invadía su corazón. Ahora era tristeza lo que sentía y sus ojos tornasoles regresaban a ese color violeta intenso que hacía se confundieran con su pupila.

Un paso tras otro, un silencio sepulcral y su único acompañante era el fantasma de un chico que había roto su corazón. Era al único que le había permitido acercarse y eso lo había empeorado todo. Sabiendo que ya no tenía nada más que perder, comenzó a apresurar su paso, eludiendo a las personas, tratando de continuar sola. Acercarse solo le haría daño.

Cargando editor
30/01/2015, 13:14
Jane Wild

No podía creer que aquella criatura se hubiera comido a mi amiga, o la hubiera asustado, o le hubiera hecho algo malo, y, por ello, se había marchado. Me había quedado con las ganas de jugar, y de tomar el helado, y, ahora, me rugían las tripas por una idea que no se cumpliría.

Feo— murmuré, sacando la lengua, tratando de ofenderlo como peor sabía.

Vi cómo los demás se iban adentrando en el túnel, hacia la oscuridad, siguiendo a una tal Ella, o esperando encontrarla, pero yo, de momento, me encontraba con aquel hombre de gafas de sol, cuya respuesta a mi pregunta aún esperaba.

Y cuando llegó, me quedé pestañeando varias veces, con la boca entreabierta, y haciéndome miles de preguntas en la mente. Contemplé sus ojos blancos, como si fueran joyas mágicas, diciéndome que molaban un montón. Pensé en su día a día, cómo tendría superpoderes para poder desayunar, o hacer la cama, o limpiarse el culete.

¿Y tú sueñas? ¿Qué ves cuando sueñas?— pregunté, posando su mano en mi cabeza para qe pudiera hacerle de guía.

Me daba igual que dijera que podía apañárselas, que el metro era su “domingo” o algo así, pero no quería que se cayera porque podía electrocutarse, porque las vías estaban electrocutadas, me lo había dicho mi padre.

Ven, es por aquí al parecer— lo indiqué, yendo delante, y siguiendo a los demás. Aún podía ver el azul de aquella chica, y el morado de otras dos. También había un verde. La verdad que la gente no le gustaba su color de pelo.

Fui con cuidado y de manera lenta para que no se perdiera, y seguí lo que mi hilo dorado invisible me mostraba. 

Cargando editor
30/01/2015, 22:13
Allegra Blue

La sonrisa de Allegra se afianzó al escuchar su apellido en labios de Anastasia y asintió soltando una pequeña risita. - Sí. Blue.

Se sentía indudablemente más cómoda con el hecho de ser reconocida que tratando de asimilar que acababa de ver un árbol deshacerse en miles de arañas o que estaba siguiendo a una especie de engendro diabólico salido de un film de serie B. Sabía que si manejaba el reconocimiento con naturalidad pronto solía desaparecer la barrera, así que se había acostumbrado a no darle importancia. Y eso hizo. Devolvió una sonrisa a la joven y después miró al hombre que caminaba a su lado. Con la misma sonrisa en los labios le dedicó un gesto con la cabeza a modo de saludo. - Encantada Anny, Aubin. 

- No sois de aquí, ¿verdad? - Preguntó de forma retórica mientras sus ojos se dirigían hacia el suelo una vez más, asegurándose de que realmente los bichos repugnantes habían desaparecido. Había notado que el acento de muchos de los presentes era distinto. El suyo mismamente podría delatar que no era de la ciudad. 

- ¿Habéis venido siguiendo... esto? - Levantó la mirada e hizo un gesto con la mano señalando de forma vaga a todo lo que los rodeaba al añadir esa cuestión. Tenía el impulso de hablar con alguien, de tratar de buscar algo normal y cotidiano en toda aquella locura, como si eso la pudiera ayudar a asegurarse sobre el suelo que pisaba. - ¿Este... lo-que-sea?

Mientras esperaba la respuesta su mirada volvió hacia delante, a la espalda de ese extraño ser que los guiaba hacia... Ella. Sin darse cuenta había empezado a jugar a mover con la lengua la parte interior del piercing que tenía en un punto a medio camino entre la zona superior del labio y la mejilla. Ese gesto siempre la ayudaba a centrarse, aunque desde fuera le daba un aire levemente distraído.

Cargando editor
31/01/2015, 02:43
Narrador

El ser en el que la niña se había convertido prosiguió su camino, ignorando vuestras preguntas. Desde detrás podíais verle caminar de una forma exageradamente natural, como si ese cuerpo realmente estuviera acostumbrado a hacerlo. Su cabeza, hombros y espalda, pasaban continuamente de estar bañados en sombras a ser discretamente alumbrados por una vez cada vez más amarilla, tenue y mortecina.

En vuestro caminar continuabais recorriendo el túnel, que muy poco a poco se iba estrechando. Él seguía andando sin detenerse, como si tuviera muy claro su destino y o bien no dudase de que todos le estabais siguiendo o bien le importara más bien poco. Tras algunos minutos de paseo el ancho del lugar en el que estabais se había reducido tanto que ahora sólo cabían a la vez dos personas  puestas una al lado del la otra. Las vías del metro, sin embargo, seguían a vuestros pies, a pesar de lo imposible que era que por allí cupiese algún vehículo.

El primer objeto que visteis no os llamó demasiado la atención. De entre todo lo que habíais pasado, ver por allí una pelota de baloncesto era de lo más corriente. Sin embargo, a lo largo de los siguientes minutos os fuisteis encontrando más cosas, aparentemente viejas y olvidadas. Un armario desvencijado primero, abierto y con ropa totalmente raída dentro. Un vestido de novia después, extendido en el suelo, sucio y mojado por los charcos. Y luego la sucesión de objetos ya se volvió tan seguida que era difícil posar la vista en todos: un espantapájaros, un gramófono totalmente roto, un montón de hojas de papel cuadriculado y con una caligrafía que parecía de niño... Incluso un cuadro que alguno de vosotros pudo identificar como de un pintor español, Francisco de Goya: Saturno devorando a un hijo. Una imagen que, en ese momento y lugar, se os hacía espeluznantemente familiar.

 

El engendro que os guiaba no se detuvo ante ninguno de esos objetos. Ni tan siquiera les dedicó una mirada. En lugar de eso siguió caminando, sin prisa pero sin pausa, empezando a tararear una canción totalmente desconocida por todos. Hasta era posible que se la estuviera inventando. Cerca de vosotros los deshechos de objetos del pasado ya eran tan numerosos que sólo podíais avanzar en fila india, acumulados como estaban en pilas a ambos lados. Llegados a ese punto podíais encontrar de todo, desde un colgante con una foto de hombre gastada dentro a un palo de croquet.

Y así, tapadas como estaban por lo demás, tardasteis mucho tiempo en ver las cortinas. Lo más curioso de ellas no era que estuvieran sucias o agujereadas, no. Lo más raro era que estaban colgadas directamente de una barra de metal que iba de un lado a otro de la pared, penetrando en ella. Al otro lado de ellas el túnel continuaba avanzando, y sin embargo al cruzarlas...

Cargando editor
31/01/2015, 04:21
Narrador

Al cruzarlas os encontrasteis de repente en un lugar totalmente diferente. Bajo vuestros pies el adoquinado de una ciudad distinta, y sobre vuestras cabezas un cielo nublado y de un color que se antojaba extraño. Estabais al aire libre. Todo a vuestro alrededor era oscuro y gris. Todo, salvo ese reloj que parecía brillar con vida propia.

 

Tuvisteis que echar varios vistazos a los lados antes de comenzar a ubicaros. Estabais sobre un puente, y bajo él circulaba un río. La cadencia suave del agua llegaba a vuestros oídos, pero lo hacía de una manera amortiguada que no podríais explicar. Todos los edificios que había a la vista estaban teñidos de negro, y el cielo parecía sacado de una fotografía analógica con un defecto en la película.

Delante de vosotros, a unos cinco pasos, el ser que os había guiado hasta aquí os observaba sonriente. A su lado, sentada sobre una pila de libros dispares con la altura de un taburete, había una mujer cubierta por una capa granate. La capucha estaba echada sobre su cabeza, tapando parte de la cara. Sin embargo, no era necesario ver sus ojos para saber que os estaba estudiando.

Cargando editor
31/01/2015, 04:32
Ella

La mujer aguardó a que todos hubierais llegado antes de tomar una larga bocanada de aire y luego liberarla despacio. En ese lugar las cosas parecían oírse de manera diferente, y el sonido del aire saliendo por sus fosas nasales os llegaba nítido y claro.

[color=#000066]- Habéis tardado mucho. - [/color]Dijo después. Su voz era aterciopelada, y en su tono no parecía haber ningún tipo de demanda: no esperaba una excusa o un motivo, simplemente enunciaba lo que para ella era la realidad. [color=#000066]- Tenemos que hablar. Pero antes, - [/color]Enunció deteniéndose un segundo para girar una de sus manos y colocarla con la palma hacia arriba en un gesto exagerado, teatral. [color=#000066]- lo mejor será que recordéis. - [/color]Afirmó antes de chasquear los dedos. Y en ese mismo instante todos, sin excepción, os visteis embargados por un aluvión de información que no tardaríais más que unos segundos en asumir, como si en realidad siempre hubiera estado ahí. Como si fueran cosas que siempre hubierais sabido.

Cargando editor
31/01/2015, 04:45
Narrador

Durante un tiempo que no sabrías determinar la oscuridad se apoderó de tu mente. Los sonidos de alrededor, las respiraciones de los otros... Cada pequeña vibración del aire era molesta. Pero al fin estabas recordando.

Eras un Fata. Eso era lo que más claro estaba. Eras un Fata, y hacía mucho que habías sido expulsado de tu mundo. ¿Cuántos siglos habían sido? Por un instante por delante de tus ojos pasaron todas las vidas vividas como humano desde el momento en que llegaste a la Tierra, encadenando de manera incansable uno tras otro, sabiendo en todas ellas que eras diferente... Pero no había sido hasta esta que habías despertado parte de tu poder. Que habías sido Llamado.

Poco a poco las cosas se iban aclarando. No sabías qué había pasado con la Guerra, o cómo había acabado todo en Fäe. Pero era evidente que no eras el único. Al menos ahora volvías a saber quién eras. Al menos ahora no estabas solo. Al menos ahora podías hacer algo para volver.

Cargando editor
31/01/2015, 04:51
Ella

[color=#000066]- Han pasado muchas cosas mientras no estabais. - [/color]Continuó la mujer cuando lo creyó oportuno, con un tono suave que ahora denotaba una pizca de urgencia. [color=#000066]- La Bruma... -  [/color]Empezó, negando de inmediato con la cabeza. Y no tardó más de un segundo en resumir todos sus pensamientos en unas palabras simples y directas.

[color=#000066]- Tenéis que volver. Fäe os necesita. [/color]

Cargando editor
31/01/2015, 08:58
Aubin Beaumont

Ahá... Allegra Blue. La desconoce, pero responde al saludo de la posible celebritie con el mismo gesto. Le estrecharía una mano con un elegante “Je suis français” y el marcado acento de quien nunca movió su fino culo de Francia, pero estaban caminando. – De igual modo. Beaumont… – añade - ...et Bubois - ya puestos, ladeando una sonrisa con la vista al frente.

Le Mans. Vengo siguiendo algunos... palpitos... – se repeina respondiendo a Allegra, mientras seguían pues… los pasos de un insólito espectro, como si de un paseillo de turistas por Old Town en busca de un medieval chupito de absenta se tratase.

El camino hacia la oscuridad sigue, pero las vías se estrechan. El francés se adelanta a las damas. Observando con extrañeza, y de reojo, aquellos objetos que vendrían a continuación, y que poco a poco, disparatan el creativo gris desastre en el que parecían penetrar. ¿Imaginación tangible?. Su seguridad se trueca por incertidumbre, que crece cuando divisa lo que hasta ahora, era un tedioso cuadro como otro cualquiera...
Y aun hasta aquí, nada seria como lo que estaba a punto de ver. Cuando cruza aquella cortina... apartándola sin mas, el francés se descoloca por completo. De un paso a otro, se ve en un marco bañado por oscuridad, no un sucio metro, si no una ciudad. Aubin tantea el escenario que pisa, pero no dando mas que unos pasos para hacerse a un lado del puente.

La figura sentada en un porron de libros, resulta ser ELLA. El francés escucha sin mucho reparo las contadas palabras que daban voz a aquella misteriosa mujer, le interesaban... hasta el chasquido, con el cual recuerda.

Sacude su chupa... Bonne chance, Aubin.

Cargando editor
31/01/2015, 12:53
Adam Hart

Pasaron esas cortinas, antesala de...¿otro mundo?. Daba igual. No parecía que Adam, sujeto por Anya, fuese a percatarse de lo que ocurría alrededor suyo. No parecía que fuese a sentir lo que los demás sentían. Tal vez fuese por aquel entorno desconocido tan familiar, o por la visión de "Ella", o simplemente porque aunque haya sonidos que no podemos escuchar, no significa que no estén ahí, pero algo debió de azotarle como al resto. La conciencia de lo que era y fue. Durante solo unos segundos pareció entrar en un éxtasis, en la toma de posesión de su verdadero yo.

                                                 

Casi como si hubiese despertado de un coma, miró a su alrededor, a todos y cada uno de los que allí se encontraban, dejando en última instancia a Anya. Se desprendió del apoyo que esta le prestaba con una sonrisa lúcida, carente de flacidez, totalmente controlada. Su mirada mostraba unos ojos sobrios en los cuales había desaparecido todo rastro rojizo de irritación. -Gracias- escueto pero sincero. Totalmente inteligible. Podía sostenerse en pie con total normalidad, como cualquier otro. Su mirada captó de nuevo la visión de aquella mujer, de "Ella". Muchas eran las dudas que le asaltaban. Mucho tiempo había pasado...

Cargando editor
31/01/2015, 13:29
Zaira Castleworld

A pesar de que le había pasado por la cabeza la idea de huir, Zaira continuó adelante, dejándose llevar por aquel hilo plateado que parecía estar tirando de ella. 

La joven se había quedado bastante atrás y observaba a todas aquellas personas que parecían compartir un extraño vínculo con ella. Sus pupilas se deslizaban, deteniéndose un par de segundos, como mucho, en cada figura. Podía sentir que algo la unía a ellos y sentía curiosidad por ver de qué se trataba. 

Un hombre empezó a caminar junto a ella. Zaira le miró durante un instante y enarcó suavemente una ceja mientras la sombra de una sonrisa aleteaba en sus labios. Había visto como él, también parecía mirar hacia la oscuridad que iban dejando a sus espaldas. - Es tentador, ¿verdad? - Le preguntó en voz baja, dirigiendo fugazmente sus pupilas hacia el túnel que dejaban atrás. - Pero tenemos que continuar adelante, solo así obtendremos las respuestas que tanto ansiamos - . Le dijo, dando por hecho que todos debían estar sintiendo lo mismo que ella. Si no, ¿por qué estaban allí?Miró de nuevo hacia el camino que estaban siguiendo y un pequeño suspiro salió de sus labios. Desde que la llamada se había hecho más intensa, su único objetivo era el continuar adelante. Tenía que descubrir qué estaba pasando y, algo le decía, que sólo avanzando llegaría a su destino.

Mientras caminaban, empezaron a aparecer diversos objetos que no tenían nada que ver con aquel lugar. Primero fue una pelota, a la que Zaira no le dio mayor importancia. Tras eso, un armario y un vestido de novia. Que extraño... Llegó un momento en el que tenían que caminar en fila india, ya que los objetos se amontonaban a ambos lados de la vía. Que asco. Esto parece un vertedero. Se dijo, aunque no podía apartar su mirada de todas aquellas cosas. 

Finalmente llegaron a una cortina que fueron cruzando uno a uno. Al otro lado había una ciudad oscura. Y una mujer se dirigió a ellos y chasqueó los dedos.

Las pupilas de la joven se encogieron y empezaron a moverse a toda velocidad, mientras iba recuperando cada uno de sus recuerdos... Sus ojos se abrieron como platos y su rostro palideció, mientras una sonrisa trémula se dibujaba en sus labios. Deseaba hacer muchas preguntas, pero la urgencia en la voz de aquella mujer, hizo que apretara los labios y asintiera con un gesto de cabeza. - Fäe - ¿Cuánto tiempo habría pasado? 

Cargando editor
31/01/2015, 13:45
Allegra Blue

Allegra dejó que la conversación se disolviera por sí misma cuando el camino empezó a estrecharse. Caminaba tras la espalda de la muchacha que acababa de conocer hacía un momento, al mismo tiempo intranquila por una creciente sensación de encierro y calmada, por saber con una certeza ineludible que estaba donde debía estar. Rodeada de un grupo de desconocidos que sentía extrañamente cercanos. 

Los objetos que se iban encontrando se le antojaban pequeñas migas de pan que marcaban su camino -como si pudieran ir hacia algún otro lugar en ese pasillo cada vez menos holgado-. Algunos le produjeron un escalofrío, otros, una honda sensación de melancolía, pero tan sólo el cuadro hizo que apartase la mirada con incomodidad. 

La expectación se anidaba en su estómago mientras sentía las paredes cada vez más cerca y los raíles del metro bajo sus tacones. Finalmente, sus ojos se detuvieron en aquellas cortinas sucias y raídas. Frunció el ceño al ver cómo la barra que las sostenía se perdía en las paredes, pero tras todo lo que había visto ya, no se consideraba capaz de sorprenderse por nada más.

Y sin embargo, cuando las atravesó y el espacio se abrió dando paso a un lugar diferente, a otra ciudad con otro cielo y otro color, sus ojos se abrieron sorprendidos una vez más. Giró sobre sí misma, buscando las cortinas tras de sí, tratando de asegurarse de que había marcha atrás para ese último paso que la había llevado a ese lugar donde la luz amarilla del reloj relucía con un brillo especial. 

Sentía el tacto distinto de los adoquines bajo sus pies y el rumor lejano de un río que no parecía ser el Hudson ni el Este. Finalmente la mujer terminó el giro mirando de nuevo hacia delante, donde esa figura encapuchada comenzaba a hablar. Sus palabras se le hicieron extrañas, pero su voz era tan suave que parecía acariciar sus oídos como el terciopelo. El chasquido de sus dedos hizo que Allegra contuviese la respiración mientras su consciencia parecía perderse en una extraña oscuridad.

No supo cuánto tiempo duró, pero cuando la voz de esa mujer -de Ella- llegó de nuevo a sus oídos, Allegra exhaló el aire contenido en un suspiro largo, como si volviese a la vida después de un coma. Parpadeó, tratando de asimilar lo que había recordado, de comprenderse a sí misma en toda su magnitud, y miró a su alrededor. Había pasado tanto tiempo. Tantos siglos perdida en el Olvido... Ahora comprendía con claridad. Todo había encajado en su mente como la última pieza de un puzzle al ser colocada en su lugar. Su consciencia se había mantenido escondida, tratando de subsistir en un mundo al que no pertenecía. Pero ahora se había encontrado. Fäe... Al escuchar esa palabra sintió el sabor del hogar como un latigazo en su garganta. No había sido consciente de cuánto lo añoraba hasta ese mismo momento. Tenía muchas preguntas agolpándose tras sus labios, pero el ánimo de la mujer parecía apremiante, así que trató de centrarse en lo importante. Sus pupilas se posaron sobre la mujer y su voz salió grave cuando se dirigió a ella. 

- ¿Qué ha pasado desde que nos fuimos? La Guerra... - Dejó la frase en el aire antes de añadir algo más, ladeando la cabeza para intentar recordar si conocía a esa mujer o de quién se trataba. - ¿Quién eres? ¿Cuál será el precio por volver? - Preguntó finalmente, dando por hecho que no iban a permitirles regresar al hogar tan fácilmente después de haberlos expulsado.

Cargando editor
31/01/2015, 14:01
Seth McCarthy

El viaje, por llamarlo de algún modo, a través de las vías del metro, contemplando a ese endemoniado ser fue envolciendo a Seth de una sensación de impaciencia. Su mentalidad era de jugar rápido, moverse fiero y conseguir o perder lo que pretendía, pero esta incertidumbre tan grande y sin respuesta aún es como un ejercicio de pura paciencia. De algún modo suelta su mochila y la deja en el camino, pues tiene la sensación de que no la va a necesitar, de que no es importante el equipaje allá a donde va. Algo de compañía para esas reliquias... Piensa con ironía apartando la vista del Saturno devorando a su hijo.

Una vez frente a las cortinas no dudó en abrirlas y cruzar, tomando aire y con la mandíbula cuadrada, receptivo a lo que hubiera. Tal vez ahí se encontrase lo que busca desesperadamente: recuperar su suerte. La visión a la que enfrenta ahora, de una ciudad, o al menos una foto vintage de alguna, es algo que no se hubiera esperado nunca. La recorre con la mirada, apreciando las profundidades de las construcciones, el oscuro cielo y el reloj brillante. Sin embargo, lo que realmente le llama la atención es esa figura femenina. Tiene que ser ella, como dijo la niña estúpida. Se para con el grupo, anclado en sus pies y los brazos cruzados, a la defensiva, con temor a lo que pueda revelarles pero sin amilanarse por su presencia. Pese a todo, no estaba preparado para lo que va a venir.

El aluvión de recuerdos de su vida y de una vida que no pudo ser, pero que es, y lo sabe a ciencia cierta, suya, le hace perder fuerza en las piernas y perder el equilibrio. ¿Esto es en serio? No puede ser... Se incoporta y mira a todos, perplejo. De cierto modo todos parecen haber recibido algo en su cabeza. 

¿Fäe? - Su expresión es descompuesta y su mirada incrédula. - Fäe. - Repite convencido, asintiendo y asimilando. Fäe... Hay que hacer algo. La Bruma, la guerra... Habla, por favor. - Pide a ella con los ojos inexpresivos casi.