Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 1: A las seis en punto

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06/02/2015, 01:18
Director
Sólo para el director
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06/02/2015, 01:18
Narrador

Noche 1: A las seis en punto

Lentamente, como pasos arrastrados en la arena, las horas habían ido avanzando poco a poco. Arriba, en lo alto, las agujas del reloj continuaban dando vueltas sin sentido para traeros una información que probablemente ni queríais ni necesitabais. Y ahí, en la esfera, continuaba danzando esa llama blanca sobre el número VII.

Poco a poco, desde primera hora, la sensación de algo latente había ido aumentando. Se trataba de una crispación constante difícil de explicar y que con toda probabilidad terminaría en desastre.

El catalizador fue el propio reloj. Eran las seis de la tarde. El cielo era una alfombra de un color indefinido a medio camino entre el rojizo y el morado, y bajo el puente el río continuaba su continuo discurrir. Cerca de él y de manera paralela, un pequeño grupo de vosotros comenzaba a alejarse de los demás, sin que estuviera muy claro adónde se dirigían exactamente.

En la primera campanada todos sentisteis algo dentro de vosotros. La confirmación de ese algo que había crecido poco a poco. Vuestros ojos miraron alrededor, buscando una persona en la que descargar esa sensación. Buscando una presa. La segunda campanada fue un cruce de miradas. Un saber con qué aliados contabais, y con quiénes no. La tercera os permitió saber quiénes iban a mantenerse al margen. Eran muy pocos, menos de los que cualquier humano civilizado habría esperado. Pero vosotros no erais humanos. La cuarta campanada fue la que os dio un rápido recuento de quién tenía más apoyos, y quién más enemigos, la que decidió quién caería. En la quinta fue cuando todos le miraron directamente a los ojos, prometiéndole una muerte digna de cualquier combatiente. Y con la sexta vino el primer golpe.

Aquello no pilló por sorpresa a Mathias: él había sentido el mismo impulso que todos vosotros. De modo que al ver a Alana acercarse con decisión inmediatamente puso ambos brazos por delante de él, tratando de cubrirse. Sin embargo lo que no esperaba era que la chica alzase un brazo y, retorciendo la mano desde la muñeca, comenzase a provocar un pequeño temblor. Dos gruesos dedos de piedra salieron entonces del suelo, enredándose alrededor de las piernas del chico. La mirada de Alana buscó en ese momento la de Mathias. En sus ojos había una advertencia, el resquicio de una oportunidad: la de no presentar batalla, y no sufrir.

Pero aquello no iba a quedar ahí, ya que él también poseía sus propios recursos. Tras llenar su pecho de aire miró hacia abajo. y un torrente de agua abandonó su boca, empapando aquellas correas de piedra que le aprisionaban. Acto seguido el chico dibujó una sonrisa y todos pudisteis ver cómo esa agua cambiaba de color, tornándose en ácido, y empezaba a debilitar las estructuras. Apenas unos segundos más tarde Mathias se encontraba libre, libre y corriendo hacia el río.

Por desgracia para él alguien le detendría. Sucedió más rápido de lo que vuestros ojos pudieron captar. Ante vuestra mirada Adam se movía a una velocidad de vértigo. Ni siquiera parecía estar corriendo, más bien avanzaba más rápido que cualquier otra persona a la que hubierais visto. Cubría decenas de metros en un suspiro, daba un par de pasos, volvía a acelerar... Era difícil seguirle la pista.

No tardó en total más que unos segundos en llegar adonde el chico se encontraba, y en cuanto se encontró con él descargó un par de golpes rápidos y contundentes en la boca de su estómago. Mathias se retorció de dolor, pero Adam ni siquiera le dejaría tiempo para terminar esa acción. En lugar de eso le llevaría de manera casi instantánea al borde del puente, levantándolo por encima de la barandilla. Parecía dispuesto a hacerle descender de golpe, haciendo que su columna se partiese por la mitad contra el metal, cuando de la garganta de Mathias salió un grito ensordecedor. De inmediato Adam se llevó las manos a los oídos, tratando de cubrírselos, mientras una fina línea de sangre salía de cada uno de ellos.

Mathias, por otro lado, caería directamente al río. El sonido al impactar con el agua fue claro, y la acústica del lugar hizo que todos lo escuchaseis sin el menor esfuerzo. Algunos de vosotros os asomasteis en el propio puente, queriendo ver el estado en el que se encontraba. Al verle salir a la superficie empapado y aún en buen estado fue Allegra quien fijó sus ojos en él. Mathias, utilizando los brazos para mantenerse a flote, comenzó a tener un acceso de vómito tras otro, como si dentro de él hubiera algo que le impidiera respirar. Como si sus pulmones se hubieran encharcado. El chico parecía luchar consigo mismo por su propia vida. Tres regueros de agua habían empezado a salir de los agujeros de su nariz y de su boca, y parecían no tener final.

A punto estaba de desfallecer cuando dio con la clave. Y durante un instante olvidaría su propia salud para concentrar su atención en el puente, donde Allegra seguía mirándole con dureza. Entonces, de detrás de él, dos torbellinos de agua se alzarían sobre la superficie del río, lanzando un ataque directo contra la cantante. El primero fallaría por muy poco. El segundo, en cambio, se retorcía una y otra vez, cambiando de forma y color en cada giro. Era difícil saber si lo que atacaría a Allegra sería lava, ácido, o simplemente agua a una presión tan alta como para dejarla inconsciente. En cualquier caso estaba claro que era algo peligroso.

Fue Anastasia quien la salvó. De la nada, de repente, apareció en el aire una especie de agujero justo donde el enorme torrente líquido iba a impactar contra Allegra. Y ese mismo agujero se fue tragando todas y cada una de las gotas de ese ataque. Un instante después la chica de pelo morado parecía exhausta, pero también contenta por lo que había logrado. Sólo cabía esperar que fuera donde fuera que hubiera terminado aquel torbellino, no hubiera dañado a nadie.

Fue entonces cuando las cosas parecieron calmarse. Aquel combate estaba durando más de lo esperado, y Mathias había aguantado todos y cada uno de los envites de quienes le habían buscado. En ese momento Ivanna le dedicó una cálida sonrisa y una mirada casi hipnótica desde la orilla del río y él no tardó en devolvérsela, creyendo erróneamente que todo había acabado. Unos segundos más tarde él estaba saliendo del agua al fin, y ella enredaba una mano en sus cabellos. Con una mirada entre serena y desquiciada, entre decidida y llena de ganas de experimentar, acercó su boca a la del chico y comenzó a acariciar sus labios con la lengua. Él no tardaría en devolverle el beso, y los que os encontrabais más cerca pudisteis ver cómo todas las venas de su rostro empezaron a notársele más y más, como si estuvieran a punto de estallar. Al mismo tiempo él parecía cada vez más entregado en ese acto, como si no fuera consciente de que aquello podía llevarle a la muerte. O le diera exactamente lo mismo.

Así, no tardó en caer de rodillas, débil y sumiso. Desde su posición, más arriba, Ivanna le dedicó una mirada de satisfacción antes de limpiarse con cierto desprecio su propia boca y empezar a alejarse, dando su trabajo por concluido. Pero ni siquiera aquello sería suficiente para acabar con su vida.

Entre jadeos que casi parecían estertores de muerte Mathias trataba de respirar. Había caído, y ahora miraba al cielo. Cerca de él, a sólo unos metros, el agua comenzaba a tomar nuevas formas, a desplazarse para ir a buscarle. El chico giró entonces la cabeza, buscándola con la mirada, pidiéndole auxilio. Sin embargo antes de que el agua pudiera alcanzarlo tendría que atravesar algo que un instante antes no estaba ahí: una barrera hecha por completo de sombras. A varios metros de él, con la cabeza baja y expresión de concentración, Lyman se encontraba envuelto en sombras. Ni siquiera podían distinguirse sus brazos o la mayor parte de su torso. El hombre no miraba hacia donde Mathias se encontraba: no era necesario. Con lo que estaba haciendo era más que suficiente.

Aquella situación, en cambio, no duró demasiado. Sin poder recurrir al agua, a Mathias pocas fuerzas le quedaban ya. Pero prolongar agonías sin sentido no era algo del agrado de Lera. Todos pudisteis verla en pie con aquel cuchillo en la mano. Todos pudisteis ver cómo ella misma se rajaba ambas muñecas, y la sangre no salía de su piel, sino de la de Mathias. Pero ni siquiera así el chico dejaría de luchar, y las gotas que abandonaban su cuerpo no tardaban en dar media vuelta y retroceder, volviendo a su cauce. De modo que Lera tomó la determinación de hacer aquello por las bravas y dirigió ese mismo cuchillo hacia su propia garganta.

Un suspiro ahogado abandonó sus labios mientras Mathias boqueaba, intentando respirar. Los ojos de Lera se encontraban bien abiertos y su boca apretada, haciendo evidente que cada segundo que la hoja del cuchillo seguía dentro de ella era un segundo más de dolor para ambos. Y, aún así, aguantó. Aguantó mientras se dirigía hacia él, caminando con los ojos perdidos y los pasos temblorosos. Aguantó hasta que Mathias dejó de respirar y de luchar. Hasta que hecho una madeja su cuerpo perdió todo atisbo de vida. Hasta que él hubo muerto. Pudisteis oír entonces el cuchillo de Lera caer al suelo donde el chico se encontraba.

Sólo entonces lo que sentíais dentro de vosotros empezó a remitir. Ya no era necesario buscar una presa. Alguien ya había muerto bajo vuestras manos. Era hora de descansar.

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06/02/2015, 09:47
Paul Adams

Sin haberlo previsto, a las mismas seis comenzó a desvelarse una lucha que aunque cruenta me devolvía el aroma a Fäe. Elementos entrecruzados, magia en nuestro ser, algo que añoraba, a pesar del dolor que suponía que estaba costando a los demás.

Aquel chico mal hablado era el centro de varias miradas, un centro que estuve a punto de elegir yo mismo, pero que pensé en obviarlo pues no había indicios para mí en sus actuaciones.

El agua chocaba con el viento, la roca y hasta poderes que enrredaban la mente y los sueños.

Mis piernas permanecían petrificadas, mirando todo a la vez, cuando miré como la última chica en actuar incaba una hoja afilada en su cuello, y sin quererlo un grito ahogado surgió de mis labios.- No...

La chica temblaba por dolor, aún así no dejaba tiempo para que aquello parase, y finalmente, algo en medio de aquellas dos mentes cedió, y el chico relajó su cuerpo abandonándose a la muerte, mientras ella caía rendida de rodillas.

Mi instinto me hizo correr hacia Lera y entre mis brazos mirar su garganta, mientras mis ojos temblaban aún por aquella extraña sensación. Estaba exhausta, pero en ningún momento herida, no había marca ni macula en su piel. Pero estaba cansada.

Peiné su pelo hacia atrás y le dije.- Descansa... 

La dejé apoyada en un montículo, le acerqué un poco de agua, y mientras ella bebía me acerqué al siguiente cuerpo que ahora se tendía entre un charco de sangre.

Era aquel chico, Mathias... En su piel las heridas abiertas aún dejaban escapar algún legajo de sangre que poco a poco coagulaba, como hace la sangre de los ya muertos, donde nada discurre con prisas, pues ya el tiempo no es algo que les de valor.

Sus ojos, velados por una fina capa de inexpresión miraban hacía arriba esperando que quizás el propio cielo liberase de su alma aquel rastro de dolor. Y entonces, caí hacía atrás... no podía saber como no había visto aquello antes.

Miré a todos y cada uno de los que le atacaron y a caballo entre el asombro y el miedo dije: ¿Cómo... ? 

Mi cabeza negaba, mientras descubría que había estado ciego hasta que había visto la muerte en sus pupilas, a veces la mejor máscara es la más obvia.

Me alejaba de aquel cuerpo, y mirando a los combatientes dije.- No sé como... - intentaba buscar las palabras, pero el golpe de información me hacía estar nervioso, con lo qué solo pude decir.- Gra... gracias...

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06/02/2015, 10:07
Andy McGregor

Había permanecido prácticamente en estado de shock con la sucesión de acontecimientos pasados durante aquel anochecer. Fue fuerte descubrir el cuerpo muerto a garrotazos, con la cabeza destrozada, de Zaira... de Aina. Pero ver cómo regresaba a la vida fue algo que bloqueó mi mente.

Y me bloqueó como un aluvión de información, como una compuerta por la que uno no puede salir por culpa del torrente que entra y lo anega todo. Mi garganta la sentí reseca. Reseca como cada vez que observaba el abismo desde una distancia poco prudente.

- Hola Aina. - Una frase reverberada en la sequedad de mi garganta. Cargada de emoción, ésta vez. No como antes.

Luego todo sucedió de prisa. No sé si Zaira ignoró mis palabras o simplemente las dejó para más tarde, pero poco importaba ya aquello, pues, de común acuerdo, los reunidos habían decidido que la culpabilidad de lo sucedido debía recaer sobre uno de los presentes. Y se encargaron que así fuese. Yo lo vi todo desde el punto en que me quedé, absorto, tras la resurrección de Aina.

Todo acabó, tras una muestra de poder digna de la más absoluta locura o la más descabellada película de superhéroes. Todos ellos, contra aquel fata en su caparazón humano. ¿Quién sería él? ¿Sería realmente culpable?

Demasiadas emociones para un día que había tocado a su fin. La noche acudía en nuestro rescate... o condenación. Nunca se sabe.

Sea como fuere, el descanso era necesario.

Miré a los demás a los ojos, uno por uno. La mayoría no me devolvió la mirada. El cansancio se reflejaba en todos y cada uno de aquellos ojos que habían visto lo mismo que yo.

Era absurdo decir nada a nadie. Mañana, quizá, si había un mañana, las energías acompañarían para entender algo de lo que allí sucedía... o caer definitivamente en la más absoluta locura.

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06/02/2015, 11:24
Chris Loriod

Dos dados habían sido lanzados, y aunque con malos resultados ambos, Mathias la había superado en el último instante. Pero resultó que la suya debió ser sino la única, de las pocas tiradas que salvó antes de las campanadas. Chris se preguntaba porque todas esas Fatas habían descargado toda su frustración en él. Quizás también se habían percatado como él de lo poco que había intervenido desde la muerte de Zaira, y lo que para él fue salvar la tirada, quizás mucho vieron una confirmación cuando precisamente reaccionó y habló, cuando Chris mencionó que el problema era de los que callaban.

Pese a eso, había notado más de una mirada contra él. No pasaba nada, a fin de cuentas, su suerte tampoco había cambiado, y sumado a que no sabía contener su lengua cuando era adecuado, era lo habitual. Tampoco iba a buscar respuestas, al menos no de momento. Chris tenía mayores preocupaciones en la cabeza.

Primero miró a Shawn y luego a Kammy. Había notado como sus miradas se apartaban de todos, y negó con la cabeza. No, ese no era el camino, aunque decidió que ya buscaría respuestas por la mañana... si es que despertaba. Y si no lo hacía, pues poco sentido tenía buscarlas. Finalmente, su mirada más dura fue para Andy. No, no se había equivocado. Y esto, dado las repercusiones que tienen estos errores, al menos le reconfortaba un poco.

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06/02/2015, 13:32
Allegra Blue

Cada una de las seis campanadas despertó algo dentro de Allegra. Algo que había permanecido dormido, perdido en el Olvido tanto como lo había estado ella misma. Una necesidad animal parecía apoderarse de todos los presentes, un ansia ajeno a lo que hasta ese momento había experimentado. Algo más propio de su parte de Fata que de la humana. 

Cuando todo terminó, Allegra se miró las manos, que temblaban ligeramente, no estaba segura de si era por la adrenalina o por la impresión de todo lo que acababa de ver, de la caza en la que había sido partícipe. Ni siquiera sabía que era capaz de hacer algo así hasta que lo hizo. Su cuerpo, o su espíritu tal vez, habían recordado cómo usar sus capacidades de Fata mucho mejor de lo que ella había sabido nunca o podía recordar. 

Allegra supo entonces que si había sido capaz de atacar de esa forma instintiva, cualquiera de ellos podría ser capaz de cualquier cosa. Su estómago se encogió mientras se hacía consciente de que ella misma, con sus propias manos, había colaborado en derramar sangre de Fata en el agua y en las piedras. Y eso no tenía marcha atrás. 

Levantó la mirada y buscó a Anastasia, que la había salvado de recibir ese chorro de... ¿Lava? ¿Ácido? Daba igual, sabía en el fondo de su mente que era algo peligroso. - Gracias. - Dijo, clavando sus ojos en los de la muchacha de morados cabellos mientras estiraba ambas manos con la intención de tomar con ellas las de la otra joven y apretarlas. - No sé cómo has hecho eso, pero me has salvado, Anny. Muchas gracias. - Sus ojos mostraban una seria determinación, a pesar de que su respiración estaba todavía agitada. -Te debo una. Y bien grande.

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06/02/2015, 15:30
Aubin Beaumont

La chica trascendía como Aina… próxima a la princesa Celebia, perteneciente a Palacio y su también admirable, o según se vea… lujo. Omitía la Fata en cuestión, también la desconocía… pero algunos como la fogosa y extraña pelirroja, o aquel tipo de pelo verde que serpenteaba la S, no dudan en hacerlo saber para que ella misma se exponga… Aubin tuerce los labios hacia un lado. Y tras una breve disputa… (lo que cualquiera querría tras resucitar), con incisos por un lado y otro… algunos se apartan en grupo, otros se quedan. Aubin simplemente mete una mano en su bolsillo y prosigue fumando… silenciaba, pues simplemente no tenia nada interesante por lo que molestarse en hablar.

La respuesta que ni tan si quiera llega a empezar por parte Zaira, la entendía como que no había visto nada relevante sobre su muerte, y para la disputa, o que no le convenía revelar. Se daba por ligeramente respondido.
Cuando llegan unas campanadas y la escenita conjunta que se produciría a continuación… Aubin pisa el cigarro y observa cruzado de brazos. No serian de alguna manera, ofrendas para la Bruma, que de algún modo vendría a recoger... no. Serian la propia rabia de cada Fata, por llamarlo de algún modo, la que respondería a los ataques nocturnos con otra muerte mas… fría vendetta sin saber contra que o quien, Matthias, su primera victima por la causa… podría decirse. No se iban a necesitar muchas preguntas, pues no es que le degenerado generara mucha... confianza.

Entonces si habla… o mas bien, escupe - Uno menos… ¿ahora que? – pregunta sin pitos ni flautas, ni lucecitas de colores – ¿Creeis que las campanadas tendrán relación? Las VII aparecieron sin venir a cuento y se fueron sin significado alguno - al menos que todos sepamos - y ahora son las VI – se saca media sonrisa de la manga antes de volver a su expresion corriente… aunque tendrían que esperar, a saber que (a las V, eso seguro), pero esperar… para comprobarlo. La noche seria peligrosa para todos.

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06/02/2015, 16:03
Zaira Castleworld

Durante parte de aquel día, Zaira tuvo un buen colocón debido a la pastilla que se había tomado. Sus pupilas se habían dilatado y le costaba encadenar ideas y exponerlas de forma más o menos entendible. Tras limpiarse un poco y enfurruñarse por no poder quitar bien la mancha de sangre de su jersey, se quedó sentada, con las piernas colgadas en el borde y contemplando el constante fluir del agua.

Con la primera campanada, toda aquella sensación de falsa felicidad en la que estaba sumergida Zaira, se desvaneció y lo primero en lo que pensó fue en su cabeza estrellándose contra el suelo. Un escalofrío recorrió su espalda y pestañeó, volviendo su mirada hacia la torre del reloj.

Con la segunda campanada, la rabia y el dolor se adueñaron de ella. Tragó saliva y sus ojos rosados se clavaron en los del chico del pelo verde. Apretó con fuerza los puños y sus labios formaron una línea severa. 

Pero en la tercera campanada suspiró y apartó la mirada del joven, para detenerla en la víctima que habían escogido la mayoría. Se quedó mirándoles, observando en mudo silencio, hasta que Mathias exhaló su último aliento. 

- ¿De verdad creéis que fue él? - Preguntó con un hilo de voz. Sentía un nudo en la garganta al imaginar que había estado compartiendo parte de la tarde en el que podía haber sido su asesino.

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06/02/2015, 16:11
Narrador

Durante el combate el cielo se había oscurecido notablemente. La noche estaba a punto de caer, y todo parecía indicar que sería tan negra como la anterior. Sin embargo de repente el ambiente empezó a volverse más y más claro. Parecía que estuviera haciéndose de nuevo de día, pero con una luz más blanca e intensa que la que hubierais visto desde que habíais llegado aquí.

Sin embargo había un lugar en el que la oscuridad seguía reinando, y bastó una mirada a la torre del reloj para encontrarlo.

A pesar de que aquella llama blanca que antes había aparecido seguía crepitando sobre el número VII, ahora una nueva había aparecido: una negra y oscura que se movía lentamente, absorbiendo toda la luz de su alrededor. Bailaba tranquila y sin prisa sobre el número III, regalándoos con cada movimiento algo más de negrura.

Lentamente la oscuridad fue volviendo a vosotros, extendiéndose desde la llama hacia el resto de la ciudad. Sobre la esfera del reloj ahora costaba un poco distinguir esa nueva llama negra, pero erais consciente de que seguía allí, constante. Casi como si os observara.

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06/02/2015, 16:48
Roger Templar

Las pupilas de Roger se dilataron cuando el reloj dio las seis, la extraña fuerza que habitaba en él, aquel ser que siempre había sido él mismo acudió a la llamada, la llamada de su mundo... los labios de Roger exhalaron el humo mientras que sus dedos dejaban caer el cigarrillo.

 Su ojos se dirigieron entonces hacia Mathias, él había sido el objetivo de la mayoría de los allí reunidos. El destino del chico estaba sellado, el señor Templar decidió mantenerse al margen, no había sido aquel su objetivo, ni siquiera estaba seguro que Mathias fuese el enemigo al que debían dar caza. De manera que observó, observó como el muchacho se defendía, como luchaba por su vida mientras el resto se dejaba llevar por Fata que habitaba en ellos. Aquel despliege de poder le trajo a la memoria viejos recuerdos, era curioso como en aquel momento había dejado de pensar en él como humano... aunque no pudo evitar observar el linchamiento con un guiño de desaprobación, eran dos las personalidades que habitaban en él, la del Fata y la del inglés. La primera admiró el coraje de los contedientes, la segunda estaba asqueada de una lucha tan desigual y tamaño derramamiento de sangre.

- ¿Así es como nos vamos a ir matando entre nosotros?- comentó muy serio- Ignoro los motivos que os ha llevado a todos a elegirlo a él como la primera víctima, sólo espero que no haya sido por su corte de pelo. No estoy seguro de su culpabilidad.

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06/02/2015, 17:08
Samuel Nabody

El anodido muchacho había observado aquel despliegue de habilidades sobrenaturales apoyado en la barandilla del puente. Tenía los ojos desorbitados, como si fuera la primera vez que veía poderes de tal calibre, y no fue hasta que terminaron que se permitió respirar nuevamente - llevaba casi un minuto conteniendo la respiración - mientras la sangre del fallecido formaba un charco carmesí bajo su cuerpo. 

- ... y sin embargo, pensaste que yo tenía algo que ver con la muerte de Zaira - dijo, afirmando un hecho. Sin embargo, no había tono acusador ni una dura mirada. Samuel tenía la misma expresión que hacía unos segundos - En el origen, todos nos criamos en distintos entornos y distintas compañías, eso ayudó, en gran parte, a forjar nuestra personalidad. Para ti, mi comportamiento era sospechoso; para ellos, era el de Mathias. Sólo espero que esto haya servido para algo... Aina, dijiste que fueron varios quienes te arrebataron la vida, ¿verdad?

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06/02/2015, 17:14
Roger Templar

Roger miró a Samuel con suma tranquilidad y con el mismo animo le contestó.

- Sí, te vote a tí. Lo hice porque no estaba seguro de la culpabilidad de Mathias ni de Yvana. Me pareció curioso que quisieras saber el normbre real de Zaira cuando esta cayó en primer lugar. Puede que te haya mal interpretado- aclaró abirendo un poco los ojos- pero es posible que la solución a este enigma radique en los pequeños detalles. No nos conocemos de nada, al menos con esta apariencia, yo soy actor ¿saben?- Roger se ahorró el detalle de actor mediocre pero con carisma por haber tenido la suerte de ser el protagonista de una famosa saga cinematográfica- pero no el único. Todos estamos interpretando un papel que no es el nuestro, y tan sólo seremos capaces de sobrevivir si descubrimos a los que aún conservan el espíritu de la guerra en sus almas... vaya me he puesto melodramático, mis disculpas caballeros... defecto de profesión- añadió sacando nuevamente su pitillera en busca de otro cigarrillo, no pensaba agacharse para apurar el que él mismo había dejado caer hacía unos instantes. Al encenderlo observó a los demás con las cejas levantadas- ¡Oh! ¿Donde he dejado mis buenos modales...? ¿Puedo ofrecerles un cigarrillo?- ofreció tendiendo la pitillera, Samuel incluido.

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06/02/2015, 17:35
Jane Wild

Los sucesos se sucedieron rápido, y pese a que comprendía todo lo que pasaba, la carcasa mortal en la que se alojaba mi mente era lenta. Me sentía como si fuera mantequilla untada sobre demasiado pan, como si tuviera todo lo necesario para volar y comprender, pero mi cerebro no era capaz de asimilarlo.

Seguí con la mirada a todos aquellos que hablaban y exponían sus ideas, y m limitaba a contemplarlos con el entrecejo fruncido, sin entender muy bien por qué seguíamos con la absurda idea de volver.

La llama del reloj comenzó a envolver a algunos en su curiosidad, y partieron para descubrir. Había aprendido muchas cosas en las incontables vidas que había tenido, y ninguna me había enseñado que salir a explorar podía dejarme indemne de daño.

No me pareció buena idea lo que hacían, pero tampoco podía detenerlos. Al fin y al cabo, yo era una niña a ojos extraños.

El muchacho que seseaba me ponía muy nerviosa, y aquel que siempre parecía algo ido, también. Me caían bien la muchacha de pelo azul y morado, y el hombre ciego también era divertido. Pero, los demás… recorrí con la mirada a cada uno de ellos, y se me antojaron personas normales, personas que podía ver por la calle bajo la lluvia y una tarde gris.

Hasta que vi lo que podían hacer alguno de ellos. Mi boca no dejó de hacer una enorme “o” mientras todo aquello sobrenatural se sucedía.

Me aparté todo lo pude para evitar salir herida, y me cogí a una farola, pensando que me protegería. Vi el agua, y los portales, y escuché el grito, y la piedra resquebrajarse. Y la sangre. También vi la sangre escarlata.

Tragué saliva con dificultad cuando aquel hombre cayó fulminado. Mi pecho subía y bajaba, agitado. No entendía del todo lo que había pasado, pero vi que estaba entre gente realmente poderosa.

Di un par de pasos para volver junto a los demás, y los miré de hito en hito, sin poder  creerme lo que acababa de ver.

Está… muerto— murmuré, ladeando la cabeza.

Contemplé los rostros de los implicados en aquello, y volví a mirar al caído.

—¿Era malo?— pregunté, parpadeando. 

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06/02/2015, 19:13
Lyman F. Gale

Pensar resultaba peligroso.

Cuando oyeron las campanadas, algo fuera de su voluntad rebuscó en su mente un nombre, Lyman no pudo evitar pensar aquél que parecía tan ajeno y tan poco afectado a los hechos sangrientos que los rodeaban, y al destino que los sentenciaba. Sin terminar de ser consciente de ello, sus ojos buscaron al chico que tan poco respeto por la raza humana había tenido manifestado poseer, incluso cuando al “conocerse” había sido sencillamente de carne y huesos.

Otro grito metálico llegó de la campana. Triste mensajera portadora de muerte, y con ella, sintió algo que no le pertenecía: Ira. Había juzgado y se disponía a ser parte de los verdugos quienes harían cumplir la sentencia.

Luego, todo pasó tan precipitado como la sombra de una nube en el cielo un día de viento.

Pensar resultaba peligroso. Y como consecuencia, un Fata yacía en un charco de su propia sangre.

Antes incluso de hacerse a la idea, el reloj robó al cadáver protagonismo, y a todo ello estalló una luz.

En aquél instante, como olvidando que ya no era una niña, el invidente buscó a ciegas a Jane, dio un par de pasos torpes como si fuese una muñeca de trapo, debilitado por el esfuerzo de la batalla y se apoyó sobre su cabeza, como cuando lo había dirigido a través del túnel.

Poco a poco, el hombre templado recuperó la serenidad, las fuerzas y el control sobre sus acciones. Agradeció que la muchacha hubiese tolerado aquella invasión y acceso de confianza, y se disculpó por la misma razón. -Lo siento y gracias. ¡Huh! Te ha tocado crecer a marchas forzadas, ¿eh?- Con un comentario breve y una sonrisa forzada y triste. No porque no la forjara sincera, sino porque estaba teñida de amargura, pues con lo que vino al compás de las campanadas se había sentido manipulado. Usado como una herramienta para que uno de sus hermanos pereciera.

Al menos sus “poderes y facultades” habían servido al simple fin de neutralizar las de aquél que tantos peligros podía causar y daños irreparables provocar a sus iguales, había defendido a otros de verse quemados o consumidos por el ácido, y se consoló pensar que sus manos no habían sido las ejecutoras.

Con ésta postrera idea se detuvo, y se incorporó, sacando fuerzas de sus reservas y miró a Lera. Contemplando como sería estar en su piel, seguro que no le había gustado ni pizca a ella, tampoco. No es que supiera quién era, pero había escuchado sus palabras y era tan poco adepta a una sádica masacre gratuita como él. O eso creía.

Restó dos pasos acercándose a ella. Y ofreciéndole, posiblemente en vano una mano, le preguntó: -¿Estás bien?

Esperó respuesta. Y el reloj volvió a trazar una comunicación velada, confusa y críptica. Por el momento, el mensaje se perdía pero una idea estaba grabándose en su mente: -Hay que explorar la torre del reloj.

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06/02/2015, 19:27
Adam Hart

Adam notó cierta humedad en sus oidos. Al llevarse las manos a ellos y recoger el líquido que de ellos manaba, para mirarlo con atención, comprobó que era sangre. Estuvo unos minutos mirándola, para luego observar el cadaver. Estaba compungido. No es que no fuese consciente de lo que había hecho, pero sí se sorprendió del impulso que le había llevado a realizarlo. -Pensé...- dijo levantando la vista con sus propias manos aún frente a él. -Pensé que era un gilipollas. Lo reconozco. Pero no que ese pensamiento fuese a desembocar en esto, que los demás le eligirían a él. No sé que decir.- Se limpió con brusquedad en los pantalones de cuero...molesto, enfadado. -¡Si los hijos de puta que intentaron matar a Zaira se hubiesen aguantado una noche, UNA PUTA NOCHE, nada de esto habría sucedido!. ¡Me cago en vuestra puta madre los que seais!- Se acercó a Roger cuando ofreció el tabaco y tomó uno sin mirarle a la cara, como si le diese vergüenza. Con un latente tembror de manos se llevó el cigarro a la boca. Sacó un mechero de hello kitty y se lo encendió con dificultad. Tras guardarlo, otra pastilla acompañó a la segunda calada. 
 

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06/02/2015, 19:57
Lera Madison

No,no,no...  - gritó angustiada en su mente al ver como aquellas personas jugaban con su presa como un grupo de felinos haría. Desesperada, fijó su mirada en Mathias, ofreciendole la dulce salida que a ella se le había negado una y otra vez en el pasado. Cortó sus muñecas, esperando que aquello fuese suficiente, pero él aún sobrevivía y el tiempo que podía comprar con aquella maniobra se agotaba. Miró el cuchillo, temerosa. Había cosas de las que incluso ella misma desconocía las consecuencias, pero en este momento cometer una de ellas parecía ser la única salida.

Sin darse más tiempo para arrepentirse, Lera clavó el cuchillo en su garganta, muerte segura y rápida para él. Ella, en cambio, sobrevivía en medio de una sensación de asfixia, ahogada por el dolor y la dificultad para respirar que le ocasionaba el arma que atravesaba su cuello. Pronto su cuerpo empezó a temblar y sus piernas cedieron al mismo tiempo que el chico se derrumbaba. Lera cayó de rodillas apoyando una mano en el suelo mientras con la otra sacaba la navaja, Mathias cayó muerto.

Con los ojos medio cerrados vio a un hombre acercarse rápidamente, quien al revisarla se delató como el paramédico. No podía parar de jadear, intentando recuperar el aire en sus pulmones, agotada por el esfuerzo. La caricia que tan buenas intenciones tenía hizo que todo sentimiento de culpa volviera a ella,  humedeciendo sus ojos ante la visión del cuerpo  de Mathias, evidencia de su error. 

Sonrió amablemente a Paul  cuando la dejó allí, liberándolo de toda responsabilidad, y luego se mojó la cara en un vano intento por disimular el par de lágrimas que ya caían por su rostro, mezcla tanto del dolor físico como emocional. Aún no podía concentrarse lo suficiente para prestar atención a las discusiones o peleas cuando Lyman le ofreció la mano para levantarse. La tomó y se reincorporó, manteniéndose cerca de la única persona que parecía pensar exactamente igual a ella.

No - respondió con completa sinceridad mientras miraba el cadáver.

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06/02/2015, 20:00
Anya Bennet

La muerte de Zaira había sido un golpe muy duro pues revelaba que entre nosotros había asesinos y que no podríamos volver a casa, al menos todavía. La muerte de Mathias no fue tan reveladora pero si mucho más horrible. El joven malhablado había recibido el ataque de unos y otros, usando unos poderes que desconocíamos, llegados desde Fäe.

Ahora los implicados parecen volver en sí, con su furia pasada cual tormenta de verano, destructora pero breve. El reloj volvió a iluminarse, rompiendo las reglas que había pensado que cumplían. Pese a ello no le doy importancia y me centro en lo más importante, en el ahora, en mis compañeros.

Tal vez el chico sea uno de los asesinos de Zaira aunque, la verdad, lo dudo mucho -revelo dejando claro algo que muchos pensamos -pese a todo ella fue atacada por varios por lo que me temo que probablemente nos volvamos a levantar golpeados por el infortunio. Ahora mismo andamos totalmente perdidos pero estoy segura de que los ejecutores serán descubiertos, tarde o temprano, si colaboramos entre nosotros.

Mis labios se sellan puesto que no tengo nada más que decir, siquiera conjeturas sobre los presentes. Me acerco una vez más al yonki y trato de establecer una conversación más superficial -Creo que con todo este asunto no conozco tu nombre. Si me permites aconsejarte creo que lo mejor será que tu cerebro esté lo más lúcido posible, libre del efecto de las drogas.

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06/02/2015, 20:43
Shawn D. Williams

La batalla por el regreso Fäe había dado comienzo y ya nada podría parar el resentimiento o la desconfianza. Shawn estuvo tentado a actuar en más de una ocasión con la esperanza de detener la pelea y sin embargo se quedó quieto. Se forzó a entender que desde el inicio las cartas estaban echadas, que interponerse entre todos aquellos Fatas no era otra cosa más que un suicidio. 

Se hizo a un lado y les observó combatir. No compartía el mismo odio que ellos por Mathias, solía pensar que el pobre diablo rozaba la estupidez pero de ahí a querer matarlo había una frontera que Shawn no iba a traspasar. 

Una vez acabó y el chico murió, se acercó a los combatientes con el ceño fruncido y la mirada clavada en los vivos. -Por el Fäe, supongo. -susurró-. Es hora de mirar adelante, con Mathias muerto solo nos queda avanzar. Shawn señaló el reloj y se volvió al resto. -Yo también creo que el reloj guarda algún tipo de enigma, no creo que nos permita regresar al mundo humano pero es posible que sea la clave para detener la guerra. Bajó los brazos y suspiró tratando de calmarse. -¿Qué son esos dos fuegos que apuntan distintas horas?

-¿Cómo estáis? -preguntó a aquellos que habían luchado. Escuchó a Zaira y negó lentamente. -Estoy con Anya, no creo que Mathias fuese el culpable de la guerra, es más, dudo que supiera siquiera el significado de esa palabra... Hasta hoy, claro.

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06/02/2015, 21:39
Ivanna

Todo había ocurrido de manera tan violenta y repentina que cuando terminó, Ivanna tuvo que parpadear varias veces, como si tuviera que ubicarse. 

Miró alrededor, asustada, en contraste con la expresión que había mostrado su rostro momentos atrás. Observó el cadáver de Mathias y arrugó el ceño, como si no comprendiese, como si algo no encajase al observarlo- Así que es esto... -se lamentó- Esto es la Guerra- añadió, sintiendo que se le humedecían los ojos, en medio de una turbación visibre en la expresión de su rostro.

Se alejó entonces de la orilla del río, notando aún el sabor de la mismísima esencia de Mathias en su paladar, haciendo aparente caso omiso a las discusiones que se generaban a su alrededor. Tomó uno de los cigarrillos que ofrecía Roger, encendiéndolo con parsimonia, y dio acto seguido una calada tan honda que le provocó un acceso de tos y un ardor difuso en los pulmones, que a pesar de ser molesto le recordó dónde estaba y lo viva que seguía estando- Gracias- le dijo al hombre, pues no sabía quién se encontraba bajo su piel- Por el cigarrillo, y por el beneficio de la duda, supongo.  

Escuchó al chico del mechero de Hello Kitty y asintió ante sus palabras- Yo tampoco quería matarle. Sólo sentía... Curiosidad por él. Pero a todos se nos ha ido de las manos. Supongo que por lo que ya nos han dicho- volvió a llevarse el cigarrillo a los labios, dando una calada algo más moderada, mientras se fijaba en los presentes, indecisa, justo antes de preguntar- ¿Por qué?- dijo, simplemente, considerando que no hacía falta mayor explicación, dirigiéndose a aquellos en los que había percibido una animosidad particular en su contra durante la lucha. En su voz no había reproche, símplemente, una confusión casi palpable.

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06/02/2015, 22:22
Xia Han

Una campanada, dos campanadas, y así una tras otra hasta llegar a la que hacía seis, se cruzaron miradas con claras intenciones. Xia se mantuvo al margen, y cuando se dio cuenta uno de los chicos que habían formado aquel improvisado grupo fue atacado incansablemente hasta que su sangre manchó el terreno. Fue un combate duro que la joven no apartó la mirada en ningún momento que mientras duró, así hasta el final, un final rojo, tan carmesí, tan lleno de muerte.

La chica no le encontró sentido buscar explicaciones, y mucho menos exigirlas, habían elegido una cabeza a ejecutar con la esperanza de poner fin a aquel macabro juego que todos participaban sin opción a decidir. Pero desde luego no lloraría por alguien que ni siquiera compartió palabras.

Dudo que fuese uno de ellos, básicamente por porcentajes, si los portadores de la Guerra fuesen al menos la mitad de los presentes….habrían atacado de forma directa. – Dejó de observar el cuerpo sin vida de aquel muchacho de actitud descarada. – Quizás un grupo, no obstante son minoría, al menos eso espero.

Necesitó varios segundos para analizar la situación, y más para mantener la templanza. – Entonces, ¿este absurdo juego funciona así? Los asesinos atacan por la noche, y por el día hay una especie de veredicto, si es que se puede llamar así. Sin importar que se quera o no derrarmar sangre. – Conforme habló cada vez le disgustaba más la idea. - Si no nos matan ellos, nos mataremos entre todos. En cualquier caso, las manos se acabarán manchando de sangre. – Hubo resignación en su voz, como si no le quedase más remedio que aceptarlo. - Parece que algunas cosas nunca cambian…por desgracia. – Añadió con más resignación.

Apartó la mirada hasta observar con detenimiento la gran torre. – No sé por qué…pero me recuerda al Big Ben, obviamente tiene un aire más tétrico. – Después su atención se fijó en el rubio de las gafas de sol con actitud neutral. - Creo que como dice aquel hombre deberíamos echar un vistazo.

En su expresión se pudo ver decisión, decisión a ir a ese lugar, una torre tan oscura pero que a su vez llamaba la atención. - Siete, seis, y tres, ¿qué significarán? – Preguntó para sí misma y claramente no halló respuesta para tal cuestión.