Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 4: Una visita inesperada

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27/02/2015, 03:02
Director
Sólo para el director
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27/02/2015, 03:02
Narrador

 

Una visita inesperada

 

Las palabras de los dos visitantes llegaron a vuestros oídos como si hubieran sido susurradas a sólo unos centímetros de distancia. La voz inapetente de ella, como si cualquier otro lugar fuera mejor que ese, y el tono rascado de él, que parecía pensar que estaba a punto de ver un espectáculo.

Sin embargo antes de que ninguno de vosotros pudiese reaccionar, como si hubieran intervenido con el tiempo medido, sonó la primera campanada. Esa que hacia que el ansia terminase de nublar vuestros sentidos y os obligaba a buscar en vuestra mente un nombre. Esa que os hacía dejarlo todo para centraros en el objetivo de vuestra furia. Pudisteis oír de fondo las palmadas y risas de Amazarac mientras la segunda campanada sonaba, obligándoos a observar quiénes serían hoy aliados y quiénes enemigos. Algunos de los que sólo dos días atrás se habían enfrentado eran hoy compañeros de armas, aunque nadie podría decir qué serían mañana. La celebración de Amazarac se hizo más intensa cuando, en la tercera campanada, fue evidente que esta vez nadie iba a mantenerse al margen: hoy todos se habían posicionado de una u otra forma, y eso parecía divertirle sobremanera. Esta vez no fue necesario llegar a la cuarta campanada para saber quién caería, aunque los días os habían enseñado a no dar nada por sentado. Sin embargo alguien reunía suficientes miradas sobre sí mismo como para empezar a prepararse, y cuando todas las miradas se posaron sobre él en el quinto gong cambió su postura, preparándose para lo que vendría un momento después. En cuanto sonase la sexta campanada.

Esta vez la primera en actuar fue Lera. Quien sólo unos días antes había dado muerte a Mathias de la forma más rápida que había sabido ahora parecía dispuesta a deleitarse con el dolor de Thomas. Las palabras que él había pronunciado unos momentos antes, mientras adoptaba aquella posición defensiva armado con las dos falcatas que había dibujado, resonaron en la mente de todos. - No tienes con qué tocarme. -, le había dicho a ella, casi amenazante. Pero no sería necesario. Lera no necesitó acercarse ni un paso para hacerle sangrar. Con decisión y la mirada clavada en el pintor, la chica empezaría a clavar su navaja por debajo de sus propias uñas, haciendo que el rostro de Thomas se contrajera en una mueca de dolor mientras la sangre empezaba a manar de sus dedos.

Sin detenerse el chico echó a correr en dirección a su atacante, dispuesto a detener aquella agonía como fuera. Sus mandíbulas apretadas y su expresión de concentración dejaban claro que no iba a rendirse fácilmente, que estaba dispuesto a luchar por su vida con todo lo que tenía. Lera le observaba sangrar, satisfecha y llena de confianza, sin llegar a moverse del sitio. Su dolor era el de él, y aquello era suficiente. Y estaba dispuesta a provocarle más, mucho más. Si por ella fuese, sólo había empezado.

Por desgracia para ella, Thomas era rápido, mucho más de lo que cualquier habría imaginado, y en sólo unos segundos se encontraba a su lado, listo para arrebatarle esa navaja de una vez por todas. Pero algo le detuvo en el último momento. Cuando el golpe de Thomas iba a alcanzar a una Lera que ni siquiera se molestaba en apartarse, algo hizo que el chico se detuviera. Tuvisteis que observar atentamente para daros cuenta de qué se trataba, y aún así vuestros cerebros no terminaron de comprenderlo hasta algunos segundos después: de las propias sombras que acompañaban a Thomas, incluso de las que hacían los pliegues de su ropa, habían salido un par de manos firmes le sujetaban. El chico trató de forcejear durante unos segundos, pero cuanto mayor era la presión que él hacía, mayor era la constricción a la que esas mismas sombras le sometían. Lejos de él un Lyman de brazos cruzados estaba encarado en su dirección, pues no se podía decir que mirase la escena. En la zona donde debían estar sus manos había ahora unas densas sombras oscuras que hacían más evidente lo que estaba pasando.

Y aún así, al final consiguió liberarse. Cuando durante un instante dejó de forcejear e hizo un rápido movimiento para clavar una de las falcatas en esas manos que lo apresaban logró su primera sangre. Si bien era cierto que ni siquiera así Lyman lo liberó, su presa sí que se aflojó lo suficiente para que Thomas lograse abrirse paso.

Quizá fue al ver cómo de la mano herida de Lyman salía una sustancia espesa, que bien podría haber sido sangre de no ser porque era prácticamente negra, como hecha de sombra líquida. Quizá se estaba preparando ya de antes. En cualquier caso el siguiente turno fue el de Jane, que se acercó corriendo, con unos ojos que sólo se habían visto así de encendidos dos días antes, cuando era ella la que luchaba por su vida. La pequeña tuvo que cruzar el puente para llegar adonde Thomas se encontraba, pero a medio camino ya no era esa niña de apariencia frágil e interior milenario, no: se había transformado en un magnífico ejemplar de tigre de bengala blanco. Su pelaje claro era surcado por marcadas líneas negras que delineaban su rostro y le conferían un aspecto fiero y salvaje.

Pero aún más increíble que ver a la pequeña transformarse fue el combate posterior en que garras, dientes y armas que un rato antes sólo habían sido un dibujo de grafito se movían con rapidez. Donde uno lanzaba un ataque el otro ya había desaparecido, y cuando ese trataba de contraatacar el primero ya había esquivado. La nueva envergadura de Jane le daba una ventaja que sólo podía ser igualada por la inusitada agilidad de Thomas, y jadeos y gruñidos se entremezclaban una y otra vez.

Cuando finalmente se separaron fue para caminar en círculos, mirándose directamente a los ojos. Ambos parecían llenos de rasguños y pequeñas heridas. Ambos parecían cazadores acechando a su presa. Y ambos se lanzaron al mismo tiempo a por el otro. El resultado: una falcata ensartada en la pata delantera del animal, y el hombro de él recorrido por la marca de tres enormes garras.

Ni siquiera eso hizo flojear a Thomas, que se apartó rápidamente con el arma que aún le quedaba y se lanzó sobre el animal, dispuesto a dar un golpe certero y definitivo. Sin embargo otro tigre apareció de la nada: uno exactamente igual que Jane, pero de los colores invertidos. Donde ella era blanca, este nuevo animal era negro como la noche, y en los lugares donde el pelaje de ella era oscuro el del otro parecía un rayo de luna. Salido de la nada, parecía tan irreal como fiero. Este nuevo tigre comenzó a lanzar dentellada tras dentellada mientras, a varios metros de allí, una Misty totalmente metida en el combate parecía estar animándole encantada, con los puños en alto y lanzando vítores cada vez que el animal hacía ceder terreno al pintor.

Unos segundos más tarde Jane no tardaría en unirse de nuevo a la pelea ocupando ahora un segundo plano, uno más reservado donde pudiera servir de apoyo pero sin arriesgarse demasiado a ser nuevamente herida. Después de todo, el otro tigre ni siquiera llegaba a existir realmente. Entre ambos animales fueron haciendo retroceder a Thomas una y otra vez hasta que su espalda dio con la pared de uno de los edificios cercanos. Y entonces, salidas de la nada, una lluvia de lo que en el subconsciente de Misty debía de ser el peor enemigo del chico: literalmente miles de gomas de borrar aparecieron sobre él, obligándole a recogerse sobre sí mismo al principio y finalmente sepultándole bajo una montaña inesperada.

Cuando un instante después el viento empezó a soplar, todos pudisteis daros cuenta de que era Zaira quien lo llamaba, aprovechando el lapso de tiempo en que Thomas estaba inmovilizado para hacerlo crecer y crecer hasta que llegó a un nivel que empezaba a levantar por los aires cada una de esas gomas bajo las que el chico se hallaba enterrado. Sin embargo, cuando lograsteis verle de nuevo, fue evidente que no se había quedado tan quieto o conmocionado como hubiera podido parecer. En lugar de eso se encontraba agazapado boca abajo, pintando deprisa con los dedos, aprovechando su propia sangre como tinta. En el suelo había ya varias granadas y un revólver de color rojo, y parecía afanado en dar forma a algo nuevo, algo que todavía no se conseguía identificar. Por precaución los brazos de Zaira se movieron rápidamente, moldeando ese viento en forma de un pequeño tornado y pidiendo a la lluvia que borrase esos dibujos.

Al darse cuenta de lo que estaba por venir Thomas no tardó en empezar a dibujar como loco con una mano mientras con la otra recogía todo lo que tenía listo. Sus ojos se movían de un lado al otro, concentrado, mientras completaba algo que pocos hubieran pensado: unos pequeños pesos que le permitirían no ser arrastrado por el viento de Zaira. Ese mismo viento sería el que la iría elevando lentamente y de forma segura, mientras se preparaba para conjurar, tal y como había hecho el día anterior, un rayo.

Sin embargo un sonido grave y seco cortó el aire: un disparo que Thomas había efectuado con el arma y había estado a punto de dar a Zaira. Con una clara expresión de enfado la chica se preparó para hacérselo pagar, pero alguien se le adelantó: Andy había desaparecido de vuestro lado y aparecido al lado del pintor, propinándole directamente un puñetazo. No había sido muy fuerte, pero sí lo suficiente para captar su atención. Acto seguido asististeis a una exhibición de cómo Andy cambiaba de un lugar a otro una y otra vez sin que Thomas pudiera hacer nada para darle caza. Tan pronto estaba delante de él como a su espalda, o sobre su cabeza, golpeándole en ocasiones y en otras simplemente captando su atención para aparecer en otro lado un instante después.

Sería imposible adivinar en qué momento Thomas vio la oportunidad de acabar con ese juego. Tomó una de las granadas, le sacó la anilla, y se adelantó al siguiente movimiento de Andy, que se teleportaría a su lado para arrebatársela. Cuando el chico apareció Thomas ya tenía preparada la hoja del cuchillo que aún conservaba, y con él atravesó el abdomen de Andy. Sin embargo con eso no sería suficiente, y todos pudisteis ver cómo acto seguido se erguía sobre él, dispuesto a rematarlo. Mirándole a los ojos, Andy le dedicó una última sonrisa antes de los dos desaparecieran de vuestra vista por un instante.

Cuando os disteis cuenta de dónde estaban era demasiado tarde. Andy los había transportado a ambos a más de cien metros de altura y ahora ambos se encontraban juntos y en caída libre. Al menos la granada había quedado atrás, explotando en el aire, pero ellos parecían a punto de estrellarse contra el suelo. Y así habría sido de no ser una especie de portal que se abrió en medio de su trayectoria, llevándolos a los dos directamente al río.

La velocidad a la que habían llegado, aún así, era tal que no tardarían en darse contra el fondo. Fue necesario que Anastasia abriese un nuevo portal, y luego otro, y luego otro, para frenar sucesivamente hasta que la velocidad no fue un peligro para Andy. Sólo entonces hizo aparecer uno más para llevar a ambos a tierra firme antes de que el chico se ahogase. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de ella al cerrar el último un poco antes de tiempo, aprovechando para cortar la pierna de Thomas por debajo de la rodilla en el proceso.

En cuanto los visteis a los dos allí, tendidos sobre los adoquines, fue evidente que ambos seguían vivos. Sin embargo el corte de Andy era profundo, y la sangre perdida podía llegar a suponer un problema.

Ignorándole por el momento, Ivanna se acercó a un Thomas que acababa de perder una pierna. Sus ansias de luchar parecían haberse desvanecido momentáneamente mientras se examinaba el muñón, directamente cauterizado al cerrarse el portal. La pelirroja se encaminó hacia él tarareando suavemente una canción y, como si no pudiera hacer otra cosa ante aquella estampa, le dedicó una sonrisa y apoyó una mano en su pecho. Los ojos del pintor buscaron los suyos, quedando totalmente encandilado al encontrarlos. Por varios segundos cada uno buceó en las pupilas del otro mientras a dos pasos Andy boqueaba, luchando por seguir respirando.

Fue Thomas el primero en acercarse, buscando la boca de ella, y cuando Ivanna se acercó a él en su rostro había pura felicidad. Desde el primer roce de sus labios los músculos de él se tensaron, como si hubiera encontrado en su lengua algo que no esperaba: algo que le debilitaba y que le quitaba la vida. Y aún así siguió besándola con una pasión insana, incapaz de dejar de beber de aquello que lo estaba matando.

Para cuando Ivanna se apartó Thomas se encontraba prácticamente muerto, aunque una expresión de felicidad había anidado en su rostro. La chica no llegó a levantarse y, de rodillas, comenzó a caminar en dirección a Andy, para besarle de una forma mucho más suave a como lo había hecho con Thomas. Todos pudisteis ver como conforme el calor de ese beso iba haciéndose mayor la herida del chico parecía sanar, haciendo que él se restableciera.

La escena tardó casi un minuto en terminar, y ninguno de vosotros podría decir si durante todo ese tiempo el beso había sido necesario, o en algún momento la sanación había terminado y había dado paso a algo más. A la curiosidad, a la pasión o al agradecimiento.

Mientras tanto Thomas había ido recuperándose poco a poco. Se había puesto en pie como había podido, y en el lugar donde antes estaba su pierna ahora había una prótesis hecha con una mezcla de sangre y tinta. Ya no parecía debilitado, no, más bien al contrario: era como si todo lo que le estaba sucediendo le estuviese ayudando a despertar su verdadero poder. Con una mirada más atenta pudisteis ver cómo ahora su piel parecía sudar tinta. Sus manos se alzaron con las palmas hacia arriba mientras él las observaba, tan asombrado como los demás, y una media sonrisa aparecía en su rostro.

Tardó sólo un segundo: el tiempo que pasó desde que bajó las manos hasta que la tinta llegó a ellas. En ese mismo momento él echó a correr en dirección a Niba, mientras en sus manos una espada negra como el azabache empezaba a formarse. Cuando llegó a ella todo él se movía con rapidez, como si el arma no pesara absolutamente nada. La chica esquivó por muy poco el primer golpe, apartándose asustada, y un leve roce hizo que las puntas de un mechón de pelo cayeran al suelo, cortadas. Sin duda la espada estaba afilada. Un nuevo ataque, y luego otro, mientras Niba parecía resistirse a usar su poder, como si aún en esa situación no se hiciera a la idea de dañar a otro. Mientras tanto habían llegado al puente, y ella terminó acorralada contra la barandilla. Esa fue la clave. Cuando ya no pudo huir más, tuvo que luchar. Y con un solo gesto de la mano él estalló en llamas. Quizá no era lo que ella había pretendido, pero que la tinta que poco a poco iba cubriendo la piel del pintor fuese inflamable era un problema a la hora de mantener ese fuego controlado.

Aún ardiendo y habiendo perdido una pierna Thomas no era de los que se dejaban vencer. Fue por eso que no tardó en lanzarse como pudo por encima de la barandilla, dejándose caer al agua sin cuidado con tal de apagar las llamas que lo consumían.

El tiempo empezó a pasar. Diez segundos. Quince. Medio minuto. Y Thomas no salía. Para los más atentos la explicación fue clara: Allegra había aprovechado su oportunidad, y con su mano izquierda sujetaba la muñeca de la derecha mientras la palma de esta apuntaba al río. Las aguas primero habían detenido su cauce y ahora se movían de una forma aparentemente incoherente, aleatoria, aunque poco a poco pudisteis ver un montón de pequeños remolinos tomando forma, impidiendo que nada saliera a la superficie. La tensión en el rostro de Allegra fue haciéndose más y más evidente mientras esos remolinos aumentaban de velocidad más y más. Bajo el puente el agua empezó a teñirse de negro. La tinta era llevada por la corriente y desaparecía sin más, hasta que tras algunos segundos todo pareció volver a la normalidad. Todos habríais jurado que el combate había terminado por ahogamiento.

Y sin embargo, del fondo del río, de pronto empezó a alzarse una mole oscura. Seguía teniendo forma humanoide, pero su altura era de algo más de cuatro metros. Así fue capaz de alzarse sobre el cauce del río, y con sólo un par de pasos llegar a la ribera. Era como un gigante del color del ébano más oscuro y que estabais seguros de que contenía a Thomas, como un exoesqueleto hecho con cantidades ingentes de tinta.

De no haber sido por Aubin no habría tardado mucho en daros caza. Se movía tan rápido como el Thomas al que hasta el momento os habíais enfrentado, y su tamaño le hacía temible. Sin embargo, de repente, el ambiente se oscureció tenuemente y algunos fuegos fatuos aparecieron a su alrededor. Sería complicado explicar cómo, pero estabais totalmente seguros de que él no veía más que esas llamas azules, siendo imposible de esa manera buscaros. La cosa no acabó ahí, claro. Así como el día anterior esos pequeños fuegos habían tomado la forma de Aubin, ahora fueron condensándose hasta parecerse a cada uno de vosotros. Y cuando Thomas atacó al primero este se deshizo en el aire. Lo mejor vino después, cuando pudisteis ver esa enorme mole celebrar su victoria. Luego se lanzó a por otro, y después a por otro... Así hasta que creyó haber vencido. Creyó estar a salvo. Y sólo entonces la ilusión se rompió.

Cuando eso sucedió el gigante que contenía a Thomas se giró hacia cada uno de vosotros, escrutándoos. Mientras tanto la tinta seguía fluyendo por su exterior, fortaleciéndole, y poco a poco empezó a formar una nueva arma en su mano: una lanza más grande que él mismo. Sin embargo una voz resonaría en la piedra de la ciudad, haciendo vibrar el aire y paralizando el tejido de la realidad. Una voz que ya habíais oído el día anterior, hablando clara y serena. - Quieto. - Empezó, aunque el efecto de esa orden duró sólo un instante. - Que tu tinta se seque. Que tu tinta se seque y tus armas se descompongan. - Sentenció, y en ese mismo momento la lanza, aún a medio crear, se empezó a deshacer. Como consecuencia él la lanzó con fuerza en dirección a Xia, aunque algo la detuvo antes: una explosión. A casi veinte metros de allí, Chris le dedicaba un saludo a la oriental, adjudicándose la autoría. - Que tu tinta se seque y tus ojos se nublen. - Continuó, antes de hacer un asentimiento al chico de pelo verde a modo de invitación.

- Que tu tinta se seque y tus oídos no oigan más que tus propios lamentos. - Siguió Xia, mientras Chris se acercaba a la mole y empezaba a sembrar el suelo de dados. - Que tu tinta se seque y tu olfato sólo huela tu podredumbre. - Le deseó con fuerza, mientras el chico lanzaba otros dados a las extremidades, el tronco, y la cabeza de aquel gigante. - Que tu tinta se seque y eso sea sólo el principio de tu fin. - Concluyó. Y en ese mismo momento, con un gesto, Chris provocó más explosiones de las que podríais contar, llenándolo todo de humo.

Thomas no gritó. No emitió absolutamente ningún sonido más que una respiración lenta y pesada. Sin embargo sabíais que seguía ahí, en algún lugar entre el humo, vivo. En un principio parecía que la humareda tardaría un tiempo en disiparse, pero de repente empezó a moverse de forma anómala. Bajo ella pudisteis ver a alguien que no había intervenido hasta el momento moverse a toda velocidad, mucho más rápido de lo que le habíais visto nunca. Caminaba en círculos, haciendo que el polvo y el humo levantados se dispersasen para otorgaros la visión de un Thomas malherido cuyo exoesqueleto se estaba reconstruyendo poco a poco.

En el tiempo de un pestañeo Adam estaba sobre él, con un pie en su pecho y una mano extendida sobre su cara. Por entre sus dedos podían verse los ojos de Thomas, recordándole la amenaza pronunciada unas horas antes. Pero eso no pareció importar al drogadicto, que se dispuso a acabar lo que entre tantos habíais hecho. Otro pestañeo más tarde él se había alejado y había vuelto, ahora con el cuchillo de Lera en las manos. Un pestañeo más, y toda la tinta que cubría aún los brazos de Thomas había desaparecido. Lo siguiente, en cambio, sí fue lento.

Todos visteis cómo Adam realizaba unos cortes gemelos a aquellos con los que él había despertado, despacio, tomándose su tiempo. El rostro de Thomas, congestionado por el dolor, le seguía en cada movimiento, pero él ya no oponía resistencia. Una mezcla de sangre y tinta abandonaba sus venas, y el caudal era tal que podía sentir la vida abandonándole lentamente en manos del frío de la muerte, con las nuevas palmadas y risas de Amazarac como única música de fondo.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Alana McRae  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Aubin Beaumont  Chris Loriod  Kammy Phillips  Ivanna  Jane Wild  Lera Madison  Lyman F. Gale   Misty Holes  Mr. Ink - Hundo Freneza  Niba Laymon  Paul Adams  Seth McCarthy  Shawn D. Williams  Xia Han  Zaira Castleworld

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27/02/2015, 06:55
Amazarac

Amazarac aún continuó aplaudiendo durante algunos segundos más después del último suspiro de Thomas. Desde su posición en lo alto de la azotea había observado todo el combate con una mezcla de diversión y ganas de participar. Sin embargo, se había mantenido al margen hasta el final.

Una vez sus risas terminaron de apagarse pudisteis ver cómo su cuerpo se deshacía, convirtiéndose una vez más en un millar de arañas, sólo para formarse de nuevo unos segundos más tarde abajo, a unos metros del cuerpo de Thomas. Con tranquilidad, como si no le estuvierais observando, se acercó al cadáver y le dio un par de golpecitos con la pierna.

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27/02/2015, 06:55
Meia

La mujer apareció algunos segundos más tarde, caminando sin prisa desde la entrada del edificio. Parecía observaros a todos, sin importar si habíais participado o no en la lucha. Iba vestida con un vestido oscuro, vaporoso, y cada vez que se movía en su estela se formaban pequeñas mariposas negras que no tardaban en deshacerse en el aire.

[color=#610B38] - Me llamo Meia. - [/color] Se presentó con un tono de voz firme antes de pasar la vista por los muertos. [color=#610B38] - Me envía el Consejo. - [/color] Dijo después, e hizo una pausa para esperar a que asimilaseis cada una de sus palabras. [color=#610B38] - ¿Quién es vuestro líder? [/color]

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27/02/2015, 07:12
Kammy Phillips

El momento de la verdad había llegado y Kammy dirigió sus ojos hacia alguien en específico, aunque ese alguien no era quien había sido escogido por la mayoría de los fatas allí presentes. Al darse cuenta de quién sería el condenado, su corazón comenzó a latir con gran rapidez, su piel se erizaba con cada mirada y sus ojos se habían vuelto de un violeta aún más intenso.

El número de contrincantes era exagerado, sobrepasaba lo que ella pudo haber imaginado en algún momento. Cada ataque se volvía más brutal que el anterior y Kammy solo pudo mirar a aquellos que no habían intervenido, entre ellos Shawn y Hundo, quienes habían tenido un acercamiento también al pintor. Kammy apretaba sus puños con cada golpe y cada ataque hacía que sus ojos fueran tornándose amarillos, cada vez más cálidos, cada vez más brillantes y de un color más vivo a cada segundo. El violeta se convertía en un amarillo que no tardó en pasar a naranja como si la sangre inyectara su puro color. Sangre llena de ira y dolor por una injusticia, mientras había rufianes aún entre ellos. Ella creía fielmente en la inocencia de Thomas y tenía una pista que no le gustaba nada. Eso encendía la furia en su corazón, donde ahora todo era caos. Sus ojos pasaron a rojo cuando el combate finalizaba y casi parecían dos faros brillantes, contrastando con la oscuridad de aquella ciudad.

La agonía que Adam le había propiciado solo hizo que Kammy se acercara paso a paso al chico que había luchado tan ferozmente por salvar su vida, aunque era una batalla que no podía ganar. Al terminar, miró a Adam llena de ira, casi como si de una advertencia muda se tratara. Cuando ese bufón de Amazarac se acercó a él, la voz temblorosa de Kammy junto con un rostro completamente contraído le dijo - No lo toques, criatura repugnante - su cuerpo temblaba mientras su temperatura corporal se hacía menor, resultado de la ira excesiva que sentía. Se puso de rodillas a su lado, manchándose con su negra sangre, sin importarle aquello. Le tomó con suavidad y cerró sus ojos para hacer de su momento digno y mordió su labio con tanta fuerza que lo hizo sangrar.

Sus ojos aún no habían perdido su color, dándole un aire agresivo a la chica que solía ser tranquila y con despacio, se giró hacia Paul quien no había participado de la masacre. Fijó su mirada en él por unos cuantos sin pronunciar palabra y le dijo - Mira en su corazón y diles si es malvado. ¡DEMUÉSTRAME QUE ME EQUIVOQUÉ Y QUE SU SANGRE NO SE DERRAMÓ EN VANO! ¡DILO! - miró a Shawn en busca de apoyo en este aspecto, aunque no lograba relajar su rostro. Su expresión seguía siendo sombría y furiosa.

Miró a los tres hermanos y les dijo - Nos han visto la cara a todos de idiotas. Hemos desconfiado de quienes no deberíamos mientras los mentirosos rondan entre nosotros. Lo he visto claro, lo sé. Así que espero que nunca vuelvan a discutir por juicio cegado por pasiones, porque eso es lo que ha llevado a semejante atrocidad... - luego, se giró hacia Chris y el aire se calentó a gran velocidad a su alrededor, casi como si hubiera comprendido algo. Una vez más, se lo había hecho.

- ¿Cómo pudiste? ¿Por qué a mí? ¡¿POR QUÉ A MÍ?! - de sus ojos brotó un mar de lágrimas que no se detenía mientras se abrazaba al cuerpo inerte del pintor. Era poco lo que se conocían pero ella había hablado y él había defendido su postura. Ella lo había causado todo.

- ¿Por qué, Aidane? - dijo entre sollozos. Ni siquiera atendió a las palabras de la fata que se hacía llamar Meia, no le importaba, solo quería la verdad, eso era todo.

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27/02/2015, 08:44
Chris Loriod

Estaba hecho. La cosa había sido muy unánime, y Chris se preguntaba hasta que punto había incitado esto, y hasta que punto podía haber dejado fluir las cosas sin intervenir. Fuera como fuera, habría que vivir con ello. Kammy se percató de lo que le había hecho, y Chris la miró con aire curioso.

Ayer te pedí que lo hisssieras tú misma, que me votarasss por haberte alterado el primer día. Al no hassserlo, he tenido que forsssarte. Aunque quizásss no errassste ayer, en cassso contrario, puede que la essscena fuera al revésss.

Luego se giró hacia los visitantes. Amazarac le molestaba lo suyo, no le hubiera importado que hubiera ocupado el lugar de Thomas poco antes. La nueva visitante, Meia, decía que venía de parte del Consejo. Los responsables que estuvieran allí matándose, aunque realmente no fueran ellos quienes intentaban matarles cada noche, impidiendo su regreso real a Fäe.

¿Líder? - Chris hizo un esfuerzo para no descojonarse. Miró al resto de los presentes. - Sssí... - La que se iba a liar. ¿Iba a alguien a pronunciarse como tal? Aunque después de lo de hoy... ¿podía decir algo al respecto? ¿O era mejor callar y esperar primero que mirasen a Thomas? Chris quedo callado, expectante, de lo que iba a pronunciarse el resto de los presentes.

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27/02/2015, 12:12
Seth McCarthy

El combate estaba claro a los ojos de Seth, no solo por la superioridad numérica, si no porque incluso él, que nunca había sido un guerrero, pudo arrebatar una vida. No sabe qué es lo que guía las manos y los instintos, pero es algo poderoso que escapa a su concepción. Aparta la mirada cuando los golpes grandes tienen lugar, y no disfruta la lucha pese a que ese chico no es santo de su devoción desde que escuchó la mariconada que dijo de Narnia en la estación. Finalmente, cuando Thomas conoce a Mr. Mayhem se aparta definitivamente de la escena, y trata de no dejarse llevar por los ríos de sangre y tinta. 

Pasa una mano por su pelo, que desciende lentamente y con fuerza hasta su cuello, arropando el tatuaje de su cuello y suspira. Sale de este estado solo al escuchar al detestable Amazarac. - Eres un estúpido. - Espeta con dureza a Amazarac. No se despeina ni le tiembla el pulso al pronunciar esas palabras ante ese ser. Lo piensa realmente y no tiene miedo a las consecuencias, pues ellos están haciendo el trabajo sucio aquí. - Pero te da absolutamente por culo. - Dice por último a ese ser, pues no merece ser llamado Fata para su criterio, y tampoco demonio. Sería darle mucha importancia. 

La pregunta de la nueva presencia, llamada Meia, llama su atención. Salvo la mujer de la capucha y Amazarac, no esperaba encontrar a nadie más. Las mariposas negras que deja con sus movimientos y interés por conocer a su líder, así como una nueva incógnita, el Consejo, hacen que esto sea su nuevo interés principal. Duda unos instantes, pero no es realmente una duda. - Yo. - Responde sin mover un solo músculo de su cuerpo y se encara ante la mujer. Acepto esa responsabilidad, con lo que venga. - ¿Qué quieres? - Pregunta con determinación acercándose a ella. 

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27/02/2015, 12:40
Paul Adams

La lucha como siempre atenta bajo la mirada del reloj, era cruenta y hostigada. Pero esta vez además había espectadores, que por sus palabras posteriores creo que venían a crispar los ánimos y a desunir nuestras opiniones.

Adam vengó las últimas palabras de Thomas hacía él, y segundos después Kammy me apremiaba a mirar sobre los restos de Thomas.

Asentí, a la vez que tragaba saliva.

Mi paso iba directo hacía el cuerpo de Thomas, mientras que Seth se enfrentaba a Amazarac y aquella muer. Alcé la cabeza de Thomas donde sus ojos descansaban casí blancos enredados en una tela de fatalidad donde su expresión se obstinaba en remarcar que allí no había vida, mientras un hilo de sangre procedente de sus labios goteaba hasta unirse a la sangre ya coagulada de sus brazos.

La luz roja del atardecer llegaría pronto, y con ella aquel sueño otra vez...

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27/02/2015, 14:52
Zaira Castleworld

Tras la sangrienta lucha, finalmente el combate terminó. Tras su participación, Zaira se había quedado clavada en el sitio, contemplando como la rabia desatada de los demás terminaban con la vida de Thomas. Cuando todo terminó, levantó la mirada y la cruzó por un momento con la de Annie. Una pequeña mueca se formó en sus labios y se los mordió. 

Suspiró y observó como Kammy, destrozada, se lanzaba sobre el cuerpo del pintor y empezaba a sollozar. Pestañeó, y sacudió suavemente la cabeza, reparando entonces en la figura de Meia. ¿Nuestro líder? Arqueó una ceja y miró a su alrededor, esperando por si la princesa decidía destapar su rostro y mostrarse ante la representante del consejo. No se esperaba que Seth diera aquel paso y se mostrara él como líder. ¿Qué derecho tenía? Sin la familia real presente, ella, la preferida de la princesa y su compañera inseparable, tenía más derecho a representar los intereses de Fäe que aquel desconocido. 

Arrugó el ceño y dio un paso adelante, clavando su mirada en la de la mujer e ignorando las palabras de Seth. - Yo soy Aina - Le dijo, inclinando suavemente la cabeza a modo de saludo. - Soy amiga de la princesa Celebia y traigo conmigo la voz de los muertos - . Tuvo que contener una sonrisa al pronunciar aquellas palabras. No había sido consciente de lo bien que sonaba. Traigo la voz de los muertos... hmmm... Me gusta. - No hemos decretado ningún líder ni conocemos todavía a todas las fatas que hay aquí presentes - . Le dijo, retomando el hilo de sus palabras y sin apartar la mirada rosada de aquella hermosa mujer. - Podéis hablar con quien deseéis - Una sonrisa sesgada se dibujó en sus suaves labios. - Pero él, no es mi líder - . Terminó diciendo, lanzándole una fugaz mirada a Seth y volviendo a centrar su atención en Meia. 

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27/02/2015, 15:24
Andy McGregor

Tras la lucha desesperada por lograr la muerte de Thomas entre casi todos los presentes, yo aun permanecía en el mismo lugar donde me sanó Ivanna. Intentado asimilar todo lo ocurrido, aunque sin mucho éxito.

Era cierto lo que decían algunos, que las capacidades de cada cual se habían potenciado. Hasta aquel momento, para teleportarme a un lugar debía concentrarme, desplazar ahí mi visión y, una vez estaba claro el punto en el que me iba a materializar, lo hacía. En cambio, en la lucha contra Thomas no hizo falta la focalización. Quería estar en otro lugar y allí aparecía. Rápidamente. Instantáneamente. 

Pero resulté previsible. Seguramente debido a la falta de costumbre de actuar así. Nunca hasta aquel momento había usado mi poder para dañar a alguien. De hecho, nunca se me había pasado la idea por la mente. De hecho, casi más increíble aún fue aquello de transportar a alguien conmigo, como hice con Thomas. El primer sorprendido fui yo.

Casi pensé que perdería también yo la vida, cuando se me escapaba el alma por la herida abierta de mi vientre. No había participado en ninguna de las muertes que habían acontecido en aquel mundo extraño y iba a resultar muerto la primera vez que lo hacía. La ironía del destino golpeó mis narices con sorna y humor negro. Pero entonces apareció Ivanna.

La sensación que me transmitió con su beso aquella mujer del pelo de fuego fue indescriptible. La voluptuosidad y calor de aquel momento, junto con la hermosa sensación de sanación que se producía sobre mi herida, me hizo estremecer en un huracán de placer sensual como nunca antes había experimentado.

Cuando ella se retiró, noté un gran vacío, pero la sensación de estar envuelto en una nueva irrealidad se mantuvo durante algunos minutos, ignorando el resto de sucesos que acontecían a mi alrededor. Hasta ese momento. El momento en que la tal Meia preguntaba por un líder y Seth daba un paso adelante.

Enarqué una ceja. Luego me encogí de hombros. Esperé a ver qué sucedía. Entonces fue Zaira la que tuvo a bien protestar la iniciativa de Seth. Asentí. Ciertamente, me daba igual si alguien se proclamaba Líder o no.

Me puse en pié y me acerqué a Ivanna.

- Gra.. gracias. - Le dije, con algo de timidez en la voz y pasándome la mano por el agujero abierto en mi camiseta ensangrentada, palpando mi vientre, como necesitando cerciorarme que aquella herida ya era historia. - Lo que haces es... impresionante. - Me atreví a decir, sin aclarar si me refería al poder o a su forma de besar. Luego miré a los dos visitantes, expectante.

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27/02/2015, 15:44
Mr. Ink - Hundo Freneza

"La guerra comenzó cuando la torre grito el comienzo y el resultado era claro antes incluso que empezar las hostilidades un gran talento se había perdido, el propio narrador sintió la perdida del dibujante, aquel quien el segundo día intento acabar con su vida para que aprendiera a participar ahora lo observaba muerto por eso mismo, era extraño el destino. Pero esto no fue lo único, pues los mensajeros de Ella se acercaron, uno riendo, la otra con seriedad, preguntando por el líder."

Tras observar la lucha, pues no podía evitar mirar, escribió unas pocas lineas mientras una vieja y deforme cara se acercaba y traiga con el otra mas normal pero igual de perturbadora.

-¿El lider?-Miro a Seth y escucho a Zaira.-Ni Amazarac, ni Ella nos dijeron de que teníamos que tener un portavoz, ¿No es suficiente con lo que hacemos? ¿Como podemos elegir un portavoz y para que?-No entendía esa pregunta, pero algo le decía que pronto tendría respuesta, por otra parte otra pregunta seguía en el aire, una que la mujer de ojos morados también se preguntaba, ese habitante del bosque realmente era un asesino o solo alguien que perdió la calma y por ende la vida.

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27/02/2015, 15:56
Allegra Blue

Ni siquiera la voz de los visitantes sobre aquella azotea fue capaz de conseguir que Allegra desviase los ojos que había fijado sobre Thomas desde antes de que las campanadas fueran inminentes. En los últimos minutos sintió cómo la tensión de su espalda aumentaba su resolución. 

Sus pupilas se afilaron con la primera campanada y cuando la última desató la rabia que su pecho había contenido con esfuerzo hasta ese instante, no dudó, tan sólo esperó su momento. Todos sus músculos se crispaban y su respiración se agitó mientras lograba una vez más algo distinto y mayor de lo que nunca había podido hacer. Sentía cómo su parte de Fata despertaba más a cada momento, reaprendiendo por instinto a usar un poder que siempre había sido suyo.

Allegra no respiró con normalidad hasta que el último aliento de Thomas brotó de sus labios, diluyendo la rabia y dejando tras de sí tan sólo la adrenalina. Buscó con la mirada a Adam y a Lera, asegurándose de que estaban bien y después sus ojos, todavía brillantes, se deslizaron hasta Anastasia. Escuchó los gritos de Kammy, pero le resultaban lejanos. Ajenos. Llegaban a su cerebro como a través de un líquido denso y espeso. 

Se miró entonces las manos, que temblaban como le había sucedido tras cada combate. Cuatro días. Cuatro combates. Suspiró. Ciento sesenta días en el mundo de los soñadores. La voz de Amazarac hizo que alzase la mirada para fijarse en él y en la mujer que lo acompañaba. La espalda de Allegra se tensó de nuevo mientras sus ojos los miraban a ambos con una mezcla entre temor y curiosidad. Y las palabras del engendro fueron como un mazazo en su estómago. -Y decíais que no ibais a mataros... - Recordó cómo era sentirse Allegra. Sólo Allegra. Cómo había sido seguir aquella Llamada y lo sencillo que era sonreír con naturalidad cuando no moría gente a su alrededor cada día. Durante un breve instante, añoró aquella ignorancia. Hasta que el recuerdo de Fäe invadió su mente y sacudió la cabeza. 

- Como si tuviéramos otra opción. - Murmuró para sí misma, fulminando al tipo con la mirada. - Como si nos hubierais dejado otra opción. 

Miró entonces a la mujer, sin responder a sus palabras, esperando que fuese ella la que diese explicaciones. Y ante su pregunta Allegra resopló suavemente. Un líder. Sonaba incluso sencillo tal y como la mujer lo decía. Como si una elección así fuera posible en medio de una guerra. 

La respuesta de Seth autoproclamándose líder de todos provocó que Allegra enarcase una ceja con incredulidad. - Lo que nos faltaba. - Dijo, esta vez en voz alta y audible, mirando al hombre que era lo suficientemente valiente como para querer matarla cada día, pero cuya osadía no llegaba a ser capaz de dar siquiera una explicación al respecto. Se cruzó de brazos sin apartar la mirada de él.

Escuchó a Zaira y sus palabras le sacaron una sonrisa cargada de ironía. Ya estaba la polémica servida. No salían de una para meterse en la siguiente. Miró entonces a la mujer, Meia, y negó con la cabeza. - No tenemos un líder y no creo que sea el mejor momento para que nos pongamos a elegir uno cuando nos estamos matando entre nosotros cada día. Habla con todos, o con quien quieras, y di lo que tengas que decir. 

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27/02/2015, 16:26
Seth McCarthy

Mira a Zaira, escéptico ante su negativa. Entiende que no puede ser del agrado de todos, pero si nadie se atreve a dar la cara... Eso no lo respeta. - Vaya, Zaira. - Comienza, asintiendo con la cabeza y una sonrisa. - Ella será tu princesa, pero no es la mía. Responde ensombreciendo su mirada. - Es muy bonito venderse como soy una buena apuesta y no poner la mejilla a las consecuencias. Ser líder no es un honor, ni un cargo agradable. - Le dice sin titubear, cruzado de brazos y mirada decidida, determinada. Atiende también a la queja de Allegra por su pronunciamiento y su falta de iniciativa. 

 - No digo que sea un buen líder, pero desde luego, si hay que ponerse al frente y comerse toda la mierda, la podredumbre y los caprichos de nuestros corazones podridos que genera nuestra dinámica de grupo... No me pienso rajar, ni hacer nada por egoísmo. Si alguien piensa que será mejor líder que yo, que lo diga. - Señala al suelo a su lado, y mira a Allegra y el resto de los incrédulos. - Tener miedo no es una opción. Necesitamos a alguien al frente, y quien vaya a serlo, que cuente con que va a ser criticado, puesto en duda y a lo mejor hasta castigado. - Finaliza su discurso escupiendo al suelo y volviendo a mirar a Meia, esperando a ver si esta tiene que decir algo o va a esperar a que se pongan de acuerdo. 

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27/02/2015, 16:55
Ivanna

Ivanna permaneció perpleja tras la batalla, llevándose una mano a los labios, acariciándoselos y relamiéndoselos mientras sus ojos permanecían abiertos, 

Observaba el cadáver de Thomas, sintiendo su esencia en el fondo de su garganta. Saboreándola, aunque no con la intensidad con la que había sentido la de Mathias, noches atrás. Y la razón era, símplemente, que había transmitido parte de aquella esencia a Andy, en un momento fugaz en el que a penas se había parado a pensar lo que hacía. 

Ni Ivanna, ni la fata que había en su interior, recordaban ser capaces de hacer algo semejante. Pero en aquel preciso instante, un golpe de claridad las impulsó, y el poderoso instinto hizo todo lo demás, convirtiendo un desenlace fatal en esperanza y en un momento voluptuoso y placentero. Y al sentir cómo la esencia de otro la abandonaba, comprendió por qué aquellos a los que tocaba eran incapaces de resistirse. Aquella sensación era casi tan extática como la que solía recorrerla cuando probaba unos labios ajenos y bebía la mismísima vida de ellos. 

Sumida en sus pensamientos, fue incapaz de reaccionar hasta que escuchó la voz de Andy a su lado. Entonces lo observó detenidamente, recordando el tacto de sus labios anhelantes de vitalidad al tiempo que un estremecimiento la recorría de la cabeza a los pies y calentaba y sonrojaba sus mejillas, provocando que se mordiese el labio y suspirase, tratando de serenarse- Te llamabas Andy, ¿verdad?- preguntó, entornando los ojos- Creo que seré capaz de no olvidarme de tu nombre...- añadió, posando una mano sobre su hombro, arrastrándola lánguidamente consigo, a continuación, mientras se alejaba, despacio, mirando hacia atrás una última vez antes de perderlo de vista y dirigir su atención a los recién llegados.

Descubrió en seguida que uno de ellos era Amazarac, y se acercó a él, mientras observaba con curiosidad a la fata que lo acompañaba, a la que le dedicó una sonrisa cargada de sorna al escuchar que venía en representación del Consejo y quería saber quién era el líder de aquel grupo tan variopinto- Buena suerte- le dijo, tras escuchar cómo algunos ya comenzaban a discutir sobre aquella cuestión. 

Entonces su atención se fijó sobre aquel fata horrendo al que todos despreciaban, aquel con el que había cantado bajo otro aspecto y por el que sentía una tremenda curiosidad. Se cruzó de brazos a su lado, e inhaló, tratando de discernir de dónde venía, anhelando oler una pizca de Fäe sobre su piel. Tras eso, lo miró, ladeando ligeramente el rostro, y esbozó una sonrisa socarrona- No me mientas. Has venido a verme.-dijo, ensanchando su sonrisa- Lo de ver cómo nos matamos ya es un añadido a tus perversiones sadomasoquistas.

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27/02/2015, 16:56
Niba Laymon

"¿Por qué, Aidane?" 

La muchacha mantenía la mirada perdida fija en ninguna parte, y la expresión lívida. Había perdido la cuenta de las veces que ella misma se había formulado esa misma pregunta "¿Por qué, Aidane?" Aquello iba a cambiarla, sin duda, y de qué manera, habían tenido que enviarla de una patada en el culo al reino de los muertos para se diera cuenta de una maldita vez de que no había opción, que no valía mantenerse en un discreto segundo plano, calladita e invisible, no, no, no, había que matar o morir.

Matar o morir. Matar o morir. Matar o morir.

Él la había atacado, él iba a matarla... Iba a... Y ella se había defendido, había alzado una mano, en un primer momento había sido un gesto reflejo, para protegerse del golpe, pero en su mente sabía que eso no serviría, tenía que... Tenía...

Y lo había hecho. Llena de terror pero también de ira, porque ella no quería eso, ella nunca había querido hacer daño a nadie, pero...

Había tenido que hacerlo.

La pregunta de Kammy le pareció totalmente absurda "¿Por qué?" Pues porque era lo que tenía que hacer. Porque para eso estaban ahí, para eso la habían traído de vuelta.

- Lo... Siento - Musitó, apenas un susurro inaudible pero que llegó a los oídos de todos, era el poder de aquel maldito lugar.

En cuanto a la pregunta de la mujer desconocida, no tenía respuesta. Así pues, como casi siempre, calló. 

 

 

 

 

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27/02/2015, 17:20
Jane Wild

Cuando todo comenzó, yo sonreía. Sabía que no debía, porque había llegado allí con media película comenzada, pero no podía evitarlo.

Ver cómo, uno a uno iban luchando contra aquel que se había señalado como traidor, me hacía sentirme preparada para ayudar a que la luz volviera a surgir. Y eso intenté cuando llegó mi turno.

Al ver el potencial de Lyman, no pude sino maravillarme. Me quedé con los ojos como platos, y no podía evitar mirar lo que el malvado hacía para deshacerse de aquel abrazo oscuro, y lleno de sombra.

Caminé lentamente para correr después, mucho más de lo que había corrido nunca, notando mis ojos dilatados, y mis patas totalmente poderosas. Llegaba mi turno, y no quería desperdiciarlo. Era malo. Tenía que serlo.

Volví a la realidad cuando todo terminó, y fui trotando lentamente en un principio, para caminar de manera sosegada después, volviendo a mi estatura y cuerpo normales.

Contemplé a los demás, y comencé a escuchar lo que tenían que decir tras lo que acababa de pasar.

Sin embargo, la llegada de aquellos dos hizo que emitiera un grito ahogado, y pestañeara.

—Pero, ¿qué hacéis aquí?— murmuré, más para mí misma que para los demás.

Al escuchar sus palabras, y aquella extraña petición, sonreí, divertida, como si estuviéramos eligiendo delegado para clase.

Iba a levantar la mano, pero escuché el fuerte “yo” que dijo aquel hombre, Seth. Arrugué la nariz, al ver que se me había adelantado. Me crucé de brazos, algo compungida, y me mordí el labio inferior, pensando que debía haber sido más rápida.

Sin embargo, al ver que no lo querían como líder, sonreí de nuevo, viendo una oportunidad.

—Yo, yo seré la líder. Yo me presento como tal— dije, mirando a los demás, como si me presentara candidata, y acercándome a Amazarac, a quien tenía que preguntarle acerca de aquellas arañas, y a la mujer, Meia—. ¿Qué hay que hacer?— pregunté, dejando que los Zaira y Seth discutieran.  

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27/02/2015, 18:22
Anastasia Bubois

Anastasia no pudo reprimir una sonrisa boba, inadecuada, pero natural al ver a Adam mutilar dos de las extremidades restantes de Thomas. Y por primera vez, presenciar la muerte no la heló, ni turbó lo más mínimo. En ese momento la consideró necesaria y perfecta, y la imagen del pintor regando el suelo con su tinta, como torrentes de agua creados por el acero de una hermana y el brazo ejecutor del otro le pareció diga de un lienzo. Un final demasiado hermoso que no merecía el aplauso que recibió.

Apartó su mirada buscando el origen de aquel picar de manos, aquella risa conocida que no  lograba identificar, con una mirada amenazante pidiendo silencio, al menos hasta que el otro fan de Allegra acabase su solo; y cuando sus ojos dieron  con aquellas figuras que habían aparecido en el entretiempo en que el reloj preparaba sus campanadas, su mirada cambió la amenaza por la expectación, fía y distante.

Los gritos de Kammy dibujaron en ella una mueca de hastío, empezaba a estar harta de los ruidos innecesariamente elevados, al fin y al cabo, unas cuantas magulladuras y un boquete en el estomago no eran nada comparado con la jaqueca de no poder dormir con tranquilidad.

Y, sin embargo, no hizo más aprecio por las palabras de esa fata que se presentaba como Meia. Guardó silencio tras sus palabras, toda ella, detuvo su respiración y si hubiese podido incluso hubiese detenido el fluir de su escasa sangre, concentrándose en la melodía de su voz y comparándola con la de la otra mujer. La primera no se molestó en presentarse y habló de la Riena; Meia tenía nombre y hacía referencia al Consejo. Anotó ese dato en su mente a pesar de desconocer su utilidad o si la tenía.

El siguiente martillazo en su cabeza provino de Seth, si bien su voz le resultaba más tolerable que la de Kammy, también le obligó a cerrar los ojos con fuerza molesta por el eco en su cerebro. Y Zaira pareció crecerse anhelando y absorbiendo toda responsabilidad que apareciera, algo en sus palabras provocó una pequeña risita en Anastasia y aportó un poco de rosado en sus mejillas dándole un aspecto menos lamentable.

Otros preguntaron, con el nivel de voz correcto, algo muy acertado y prudente: el cómo elegir líder, el para qué, e incluso la negación de uno.

Todo aquello despertó en ella un recuerdo humano, la trasladó a una mejor vida, francesa y familiar. Recordó la calidez de sus padres, de la manta y del sofá y la tintineante luz de la televisión y una frase cruzo sus recuerdos “yo soy Espartaco”. Su abdomen se contrajo reteniendo una risa sincera y por inercia llevo sus manos sobre la herida todavía abierta en ella.

Erguió su espalda como pudo, se acercó a Zaira y apoyó su mano en el hombro de ella – Está bien.  – le dijo en un susurro  - Ya me encargo yo.– la empujó con delicadeza hacia atrás mientras ella seguía avanzando hacia esos dos recién llegados.

Al cruzarse con Seth, volvió a detenerse, apretó su antebrazo con gratitud e inclinó ligeramente la cabeza tomando su testigo- Me han regalado un curso acelerado de comer mierda en el frente. –Apartó su mano para devolverla a su abdomen y le miró de soslayo antes de seguir su camino- ¿Vienes conmigo? – siguió avanzando sin esperar respuesta y al llegar junto a la pequeña apoyó su mano en la cabeza de ella y le enmarañó los cabellos son una sonrisa divertida.

-¿Qué se le ofrece al Consejo? – arqueó una ceja impaciente y un tanto agotada. 

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27/02/2015, 18:35
Adam Hart

La sangre tintada corría por la hoja de aquella navaja. Miró unos instantes el cuerpo inerte de Thomas. Neutro, sin odio ni alegría. Su mirada se volvió al resto de personas que habían participado en aquel ataque moviéndola en gesto afirmativo. Se acercó a Lera y le devolvió la navaja. La tomó por la nuca para acercarla a él y le dió un beso en la frente. Tras setirarse fue hacia Allegra e hizo lo propio. Notó la mirada de Kammy en su nuca y se giró para encontrarla. No la apartó. -A mi lo que quieras... pero a mi.- Dejando claro lo que realmente le importaba. Sacó un par de pastillas más, mientras veía el beso de Ivanna a Andy. -Cooño...eeeh yo también estoy herido- Y allí aparecieron aquellos dos entes, el follador implacable y una que preguntaba por un ¿lider?. Al ver la reacción de algunos, se quedó un tanto sorprendido, para luego manifestar en relación a los que se habían ofrecido como tales. -Claro que sí, con dos cojones. Un paso al frente. Muy bien. Madera tenéis desde luego. Pero seamos sinceros. En la situación en la que estamos, un lider es menos necesario que una gallina en un aeropuerto.- Luego miró a aquella fata recien llegada. -Diga lo que sea que tenga que decir y si luego necesita un o unos portavoces o líderes o lo que coño sea, ya lo decidiremos.- Se encogió de hombros.-Joder, me pondré haasta las ñañas, pero sería lo más lógico, ¿no?-

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27/02/2015, 19:07
Misty Holes

Tras salvar a Jane y enterrar al pintor, Misty se dirigió a una zona desde donde pudiera ver como se desarrollaba la batalla sin peligro de resultar herida. Se sentó en un saliente y el tigre que había aparecido de la nada se tumbó a su lado. Acarició el lomo del animal con su mano derecha.

Presenció la batalla con ojos curiosos y una sonrisa despreocupada. Cuando todo acabó dedicó un último vistazo a lo que había quedado de Thomas y, sin perder la sonrisa se dirigió hacia el grupo Amazarac tras despedirse del extraño y antinatural animal. ¿Cómo es que sabes lo que va a pasar antes de que pase? Dijo, mientras se acercaba hacia él. Sabes más de lo que dices, ¿verdad? Preguntó, sin reproche alguno en el tono.

Miró a Seth, a Anastasia y a Jane y torció el gesto, algo irritada con la idea de que se autoproclamasen líderes, con todo lo que aquello implicaba. Tenía entendido que los líderes los escogían los liderados, aunque esta forma de escoger me gusta más. Dijo, mientras daba un paso al frente sonriendo. Yo seré mi propia líder. Anunció, dejando claro que no pensaba acatar la autoridad de nadie y tampoco imponer la suya.

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27/02/2015, 19:45
Shawn D. Williams

Ohtar había permanecido ausente durante la lucha, solo observó desde la lejanía y con aspecto preocupado como Gelion caía en combate. Observó como moría a manos de otros fatas. Fue sin duda alguna un combate espectacular, una refriega que probablemente nunca volvería a repetirse en la historia de Fäe. Al menos esa sensación fue la que tuvo en aquel momento. Cada golpe, cada estallido de poder sobrepasaba en mucho las historias que era capaz de recordar. 

Cuando su corazón dejó de latir y la ira se despejó del ambiente, Shawn se acercó al cuerpo del que tiempo atrás fue su camarada. No dijo nada, se agachó junto a él y acarició la cabeza del muchacho de manera cariñosa. Durante unos segundos se quedó inmovil e impasible, solo lo miraba. Recordaba pequeñas batallas y anécdotas que había compartido con él.

Azamarac y Meia irrumpieron, el primero golpeó el cuerpo y eso provocó que Shawn estuviese apunto de lanzarse en un ataque que probablemente le hubiera costado la vida. Pero no lo hizo, se contuvo y agachó la mirada. 

—Siempre te gustó abrir la boca más de la cuenta —susurró Shawn poniéndose de pie y llevándose la mano al pecho en un gesto respetuoso. Dedicó una mirada triste a Kammy. —Haceros a un lado, por favor...

Sin previo aviso los adoquines cercanos al cuerpo fueron despegándose de sus encajes, poco a poco y hasta que no quedó ninguno libre alrededor. Fue entonces cuando finísimas ramas fueron emergiendo de las juntas y rodearon el cadáver, pronto seguirían otras más gruesas que se alzaron del suelo de la misma forma. Apartaban todo a su alrededor con delicadeza hasta que tomaron el control y alzaron el cadáver de Thomas. De las ramas secas brotaron cientos de hojas, también pequeñas ramificaciones y de estas a su vez otras hasta perderse la cuenta. Cuando quisieron darse cuenta Gelion se resguardaba en la espesura y protección de un gran roble. 

—Descansa en paz hermano, vuelve al bosque para siempre.

Shawn se giró al resto con aspecto de estar totalmente derrotado, cansado, indignado por aquella absurda lucha entre ellos. —Le habéis dado la oportunidad de disfrutar de un buen combate, es un final digno para todo Guardian. No comparto vuestro odio, pero os ruego que respeteis este momento... —dijo al resto de combatientes después de resopla y mirarles con una mueca triste. —Brindaré por él otro día.

Continuó escuchando al resto de fatas y estuvo de acuerdo con algunas de las palabras, no lo estuvo en cambio con las de aquellos que se autoproclamaban líderes. —Los nativos del bosque no nos sometemos a Palacio, nos importa una mierda lo que hagan en la corte, o la princesita en su trono. No tienen poder ni voto sobre nuestras tierras, pero... —giró el rostro hacia Zaira e hizo un pequeño gesto de cabeza. —Esa mujer ha demostrado iniciativa y valor, ha sido justa. Si queréis a una líder... Aceptaría operar bajo su mando mientras estemos en esta ciudad. —terminó por asentir lentamente— De nadie más.