Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 5: Doble o nada

Cargando editor
06/03/2015, 12:56
Narrador

 

Noche 5: Doble o nada

Era ya el quinto atardecer que pasabais en este lugar. El quinto, y era imposible no preguntarse si nunca ibais a dejar de mataros. El reloj, cada vez más cercano a las seis, anunciaba una muerte próxima y el lento movimiento de sus agujas aumentaba la tensión presente, haciendo crecer en vosotros una conocida sensación de inminencia.

Con el paso de los días vuestros cuerpos humanos y vuestras almas de Fata habían aprendido a reconocer esas sensaciones. A sentir la proximidad del momento y hacerse conscientes de que la lucha estaba cerca. A prepararse.

El primer gong no pilló a ninguno de vosotros por sorpresa. Sin embargo sí fue la señal para más de un jadeo, para que vuestros músculos se tensaran y vuestros ojos buscaran con premura un objetivo. Hubo dos que se mantuvieron al margen. Xia y Lyman. Y hubo otro que, sintiendo tantas miradas sobre él, simplemente bajó la suya, aceptándolas en un gesto de sumisión: Seth. Durante las siguientes campanadas pudisteis sentir vuestros corazones latiendo al unísono, llevados por el ritmo de ese reloj. Estabais divididos entre dos frentes claros, y fue la cuarta campanada la que dejó claro quién caería. Con la quinta todos centrasteis vuestra atención en Seth, que llevó una mano a su bolsillo. Y en la sexta, cuando debía venir ese primer golpe, simplemente os mostró su moneda una vez más, dispuesto a apostar.

- Cruz, presento combate y mato a uno de vosotros para sobrevivir antes de que acabéis conmigo. - Expuso. - Cara, me dais una paliza y encuentro la muerte. - Dijo antes de impulsar con el pulgar la moneda hacia el aire. Sin embargo ni siquiera llegaría a recogerla. Antes de que hubiera acabado su ascenso los ojos del británico se habían perdido y sus brazos caían a ambos lados de su cuerpo, flácidos.

Cerca de vosotros todos pudisteis observar a Allegra con una enorme sonrisa en el rostro. Una sonrisa que no veíais desde días atrás, viva y completa. Su boca se movía y de su garganta salía una melodía de cadencia suave y carente de palabras. Pero no era aquello lo que había hecho perder el Norte al hombre, no. Esa misma melodía parecía salir del agua del río, como si esta estuviera hecha para reverberar cada nota de la chica.

Como resultado Seth había dejado todo de lado y había empezado a caminar hacia el río, aparentemente dispuesto a hundirse y ahogarse por propia voluntad. Todos visteis cómo se sumergía, hipnotizado, mientras la melodía seguía sonando. Pasó medio minuto. Un minuto entero. Dos. En otras condiciones podríais haber intervenido, pero la canción de Allegra continuaba, y de algún modo sabíais que ese era su momento.

Para cuando se detuvo más de uno tuvo que plantearse que todo hubiera acabado ahí. Nadie sin entrenamiento sobreviviría tanto tiempo bajo el agua. Pero ninguno de vosotros erais humanos. Y apenas cinco segundos más tarde él alcanzó la superficie, utilizando los brazos para mantenerse a flote entre accesos de tos que escupían más agua que aire. La situación, sin embargo, fue interrumpida por otro de vosotros. Alguien que un instante atrás se encontraba a vuestro lado.

Como si de tierra firme se tratase Adam se movía por encima del agua. Lo hacía tal y como hacía siempre las cosas cuando llegaba el atardecer: a una velocidad difícil de seguir. No tardó ni un segundo en llegar adonde Seth aún luchaba por respirar y descargar en su cabeza una patada con tal rapidez, fuerza y brutalidad que ambos saldrían despedidos en direcciones opuestas: Adam deslizándose sobre el agua, Seth siendo arrastrado por el impulso inhumano que había deformado su rostro de un solo golpe.

Pero las cosas no terminarían ahí. Ni siquiera así Adam estaría satisfecho, y un instante más tarde ya había cruzado el río de nuevo sin llegar a sumergirse. Ante vosotros levantó a Seth, agarrándole por las solapas, y luego desapareció de vuestra vista, moviéndose tan rápido que podríais haber confundido su poder con el que Andy había mostrado el día anterior. Tardasteis sólo un suspiro en localizarle, de pie sobre una azotea cercana y con el hombre suspendido en el aire por encima del borde. Y aún desde la distancia pudisteis sentir la mirada de Adam posándose sobre Anastasia en ese momento, mientras liberaba la presa de su brazo y lo dejaba caer. Como si le hiciera una señal.

Determinación e iniciativa se mezclaron en el rostro de la chica, que con un gesto de sus brazos haría aparecer un portal al nivel del suelo, listo para recibir la caída de Seth. Tras ver el combate del día anterior uno podría pensar que iba a tratar de frenar su caída, pero nada más lejos de la realidad. En lugar de eso Anastasia hizo que saliese por otro portal abierto a la misma altura desde la que Adam le había soltado, duplicando así la distancia de su caída.

Seth cayó al suelo con un sonido breve y sordo. Su cuerpo parecía roto, desmadejado, como si más de la mitad de sus huesos se hubieran roto. Y aún así seguía vivo. Lentamente se inclinó hacia un lado, sólo para boquear y empezar a esputar sangre. Pero Anastasia no le dejaría ni medio minuto de descanso. Sin moverse de su lugar pudisteis ver cómo creaba un pequeño portal por el que metía parte de su brazo, hasta el codo. Al mismo tiempo ese trozo de su extremidad aparecía cerca del hombre, como una mano fantasmal, y acariciaba con su suavidad su rostro, recreándose en el momento. Sus dedos recorrieron su mejilla destrozada, acudieron a su hombro y allí apretaron suavemente, como si fuera el eco del pequeño masaje que tiempo atrás le había dado. Luego, con la misma delicadeza, su mano volvió a ascender hasta llegar a su nariz, a sus ojos... Y ahí, con una destreza inusitada, penetraría en ellos, sacándolos de sus cuencas. Todos pudisteis ver cómo globo ocular y nervio dejaban atrás una cuenca vacía primero y luego la otra. Todos pudisteis oír a Seth gritar de dolor. Una agonía intensa, punzante e ineludible. Sus párpados empezaron a moverse espasmódicamente sobre las cuencas mientras él se retorcía de dolor, sangrando por donde antes estaban sus ojos.

Pero algo sucedería. De sus cuencas vacías empezó a manar una sustancia oscura y densa, que parecía moverse por el aire con libertad, extendiéndose. Fue imposible no sentir un escalofrío al reconocerla: Bruma. Bruma saliendo de dentro de él, extendiéndose, cubriendo la zona e impidiendo que le vierais. Bruma acercándose a vosotros.

La mirada de Ivanna no tardó en perderse en sus jirones, que se moldeaban una y otra vez creando formas imposibles. De alguna manera difícil de entender la Bruma no parecía afectarla de igual manera que al resto, y no tardó en empezar a caminar hacia donde Seth se encontraba con solemnidad, maravillándose con cada nuevo pliego que aquella sustancia oscura hacía en el aire. Sus pasos eran firmes y suaves al mismo tiempo, y una sonrisa de expectación y felicidad se había instalado en su rostro.

Era una suerte que la cantidad de Bruma aún no fuese suficiente para impediros ver lo que sucedía. Observar cómo la pelirroja se acercaba al cuerpo del moribundo y le miraba directamente adonde debían estar sus ojos. Después, llevando una mano a su cabello para acariciarlo con suavidad, exhaló de manera muda y de inmediato pareció más débil. Seth, por el contrario, parecía haberse recobrado mínimamente. Toda la Bruma que había salido de su cabeza empezó a volver rápidamente a ella, y para cuando el último jirón volvió a entrar esta había taponado sus ojos, creando bajo los párpados dos pequeños muros negros.

Sin ánimo de hacerle daño Ivanna lo tomó de la mano y le ayudó a levantarse, despacio. Su momento aún no había llegado. Faltaba poco, sí, pero la ira de otros tenía que ser descargada aún sobre su cuerpo.

En la postura de Seth la sumisión inicial había desaparecido. Era aceptación lo que venía ahora. Su cabeza se encontraba alta, dispuesta a recibir los envites de quien fuera a atacarle. Aunque aún había algo pendiente: comprobar su suerte.

Con el cuerpo maltrecho y herido, con los párpados abiertos y la mirada ciega, Seth empezó a andar hacia donde la moneda había caído. Había algo que podía palparse en el aire, una sensación de que lo mejor era detenerle. Porque como hubiera ganado su apuesta estaba claro que alguien pagaría las consecuencias.

El viento empezó a frenarle. Una Zaira concentrada le miraba fijamente, sin apartar sus ojos rosados de él, aumentando la potencia del aire con sólo el pensamiento. Sin embargo estaba claro que eso no sería suficiente: La resistencia de Seth parecía ser tan infinita como su determinación y los golpes recibidos no parecían pesar más que una paliza de bar. De modo que con un suspiro helado Zaira afiló su mirada. Sus pupilas se dilataron durante un instante para volver a contraerse después, y casi de inmediato la temperatura bajó varios grados.

El aire que golpeaba a Seth mientras continuaba caminando se volvió más y más frío hasta ser una ventisca helada. En él se acumulaban pequeños pedacitos de escarcha y su piel iba volviéndose pálida primero y azulada después. Y ni siquiera así se detenía. Su caminar se había ralentizado, sí, pero nada más. Quizá fuera la Bruma quien le impulsaba desde dentro. Quizá fuera el reloj. O quizá fuera parte de un poder desconocido, más allá de aquel pedacito de metal que parecía tan importante.

Alguien más se uniría a detenerlo. Su camisa empezó a mancharse más y más de sangre sin que él pareciera darse cuenta. A unos metros de él Lera, navaja en mano, se la clavaba a sí misma una y otra vez, con una mezcla de solemnidad y desesperación en la mirada. La muchacha parecía resuelta a pararle fuera cual fuera el precio, y apuñalarse a sí misma una y otra vez en el pecho y el vientre era poco en comparación a lo que él debía sufrir. Pero ni siquiera así su caminar se detenía.

Finalmente Lera optó por algo más. Agachándose con rapidez se cortó su propio tendón de Aquiles, haciendo que Seth cayera al suelo. No contenta con eso luego hizo lo mismo con el otro, esperando así que no se pudiera llegar a levantar. Sin embargo el hombre continuaría arrastrándose, y ni siquiera herir sus propios brazos le sirvió a la chica para frenarlo.

De entre todos los presentes hubo alguien que decidió actuar de manera diferente, tomar un camino distinto al de los demás. Después de ver la obstinación de Seth con llegar hacia su moneda el chico de pelo verde la tomaría del suelo con una expresión casi divertida. Se acercó a él, agachándose a su lado. - Última apuesssssta. - Le dijo. - Doble o nada. - Añadió después, afilando aún más su sonrisa, antes de tenderle la moneda.

Como si por un instante se sintiera comprendido, como si aquel fuera el único que pudiera entender lo que importaba el azar, Seth asintió y, tomando la moneda, la lanzó al aire. Puede que él fuera el único que no vio el brillo especial del metal, cómo parecía iluminar el aire a su alrededor. O puede que lo supiera, y aquello no fuera más que una forma de abrazar su destino. La moneda voló, y con una práctica que le hacía capaz de atraparla incluso sin llegar a verla la atrapó de nuevo en su mano. Pero no llegaría a mostrarla. No llegaría a extender sus dedos y enseñar cuál había sido el resultado. Porque en cuanto su puño se cerró alrededor de ella la propia moneda estalló de una forma sorda, reventando dentro de su mano y dejando en el lugar sólo un muñón y trozos de carne, hueso y colgando de su brazo.

Esta vez no hubo gritos. Puede que no hubiese dolor. En el suelo, al lado de Seth, la moneda se encontraba partida en dos, y ambos resultados eran iguales: cara.

Como si pudiera verla aquel británico la tomó con la mano que le quedaba e inspiró una última vez, como si aquello fuera una despedida. No de vosotros, sino de la ciudad. Lo que quedaba de su rostro se contrajo en una mueca de resolución, formando una expresión inequívoca. - No me matáis vosotros, me voy yo. - Parecía decir. - Yo encuentro la muerte. Yo encuentro mi destino. Y ninguno de vosotros tiene la fuerza para arrebatarme ese derecho.

Acto seguido llevó uno de los trozos de la moneda hacia la parte de atrás de su cuello y la clavó en él, haciendo que la determinación de su rostro sólo aumentase. Luego empezó a mover la moneda, atravesando su propia carne mientras avanzaba, llevándola hacia la parte delantera y continuando después por el otro lado. A cada centímetro un nuevo reguero de sangre brotaba de su cuello, y cuando cortó su garganta su respiración se detuvo. Aún permaneció unos segundos en esa postura, tendido en el sueño y con la cabeza alzada antes de que esta cayese contra el pavimento. Había perdido la vida.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Alana McRae  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Aubin Beaumont  Chris Loriod  Ivanna  Kammy Phillips  Lera Madison  Lyman F. Gale   Misty Holes  Mr. Ink - Hundo Freneza  Niba Laymon  Paul Adams  Shawn D. Williams  Xia Han  Zaira Castleworld

Cargando editor
06/03/2015, 20:14
Ivanna

Ivanna permaneció quieta y en silencio tras haberse acercado a Seth, contemplando la escena con la mirada perdida y los labios entreabiertos. 

A pesar de que ya no se encontrase a su alrededor, la Bruma aún se enredaba en su mente, mística y familiar, sobrecogedoramente hermosa y llena de peligros, sumiéndola en una inevitable irrealidad. A pesar de que en esta ocasión ninguna esencia invadía su paladar, el escalofrío que recorrió su cuerpo al desfilar la densa niebla oscura frente a sus ojos, superó a todo lo que había sentido antes. Superó al momento sublime en el que la esencia de otro era devorada por sus labios melosos y voraces. Superó a la ira que llegaba con cada campanada de las seis y la llenó de calidez y ternura, de esperanza y felicidad, y la hizo sentir en profunda comunión con aquel hermano al que la mayoría había decidido juzgar, fuera quien fuese bajo su carcasa humana. 

Parpadeó, despacio, aletargada, y su consciencia poco a poco fue emergiendo a la superficie cuando todo hubo acabado y la quietud sobrevino a la violencia. Miró alrededor, confusa y asustada, y en lugar de encontrar nuevamente la densa Bruma rodeándola, encontró a los demás, sobre el puente, y al cadáver de Seth, sin vida pero triunfante en la lucha.

Su rostro se contrajo en una mueca de profunda tristeza mientras se acercaba a él, con paso comedido y solemne. Y cuando llegó a su lado se arrodilló, cubriendo lo que quedaba de sus ojos con las yemas de sus dedos, cerrando sus párpados sobre las cuencas que Anastasia había tenido a bien vaciar, manchando con aquel gesto sus propias manos de la sangre que aún manchaba su piel. 

Inclinándose sobre aquel cuerpo inerte, besó su frente, y cada una de sus mejillas, impregnando también sus labios de aquel fluido carmesí mientras las lágrimas, silenciosas y cálidas, comenzaban a resbalar por sus mejillas. 

Volvió a levantarse, emitiendo un quedo sollozo. Desconsolada, desolada por la circunstancia, se lamió los labios, y a continuación los dedos, queriendo sentir, aunque fuera en una parte ínfima, la esencia de aquel hombre al que ella misma acababa de condenar, mirando a continuación a Zaira, implorante- Dime que no era él.- le rogó, susurrando- Dime que  al menos no era Atanamir. 

Cargando editor
06/03/2015, 21:04
Aubin Beaumont

Aubin traducía el silencio tras aquella batalla como puro asombro… La desmedida brutalidad que había llevado a Seth hasta su propio sacrificio, había sido sencillamente… cruel. La mente del francés, no obstante... se encontraba totalmente sorprendida con la resolución de las campanadas, no se lo esperaba. Directamente… no entiende.
Se retrae un poco confuso… mucho, a decir verdad. No era ningún secreto que el tipo era un buen moscón, pero… tanto? – No lo pillo… pero bueno. Podemos relacionar los "fallos" nocturnos del pirado británico al factor suerte, pero la conducta contradictoria de Alana es mérito propio… - de traidora lógica no estaban tirando, había algo mas. Pero fuese como fuese, quedaba una clara predilección en el ambiente...

Tras ver a Ivanna acercarse al cadáver, no puede evitar fruncir el ceño con bastante mala leche y cruzar sus brazos - ¿puede alguien… – busca de reojo a Paul, pues que remedio - …ver el interior de Seth? – Termina su entrecortada pregunta tintada de dejadez, pero curiosidad suficiente como para formularla. No creía ser el único interesado. A su modo de ver, se habían cargado al petardo directo, y se habían quedado con la sopa de letras gallina blanca. Ni decía, ni dejaba de decir… tan solo piensa - Merde… - y a ver si alguien aclaraba algo...

Guarda sus manos en sus bolsillos, con la espalda recta y la cabeza bien alta, cada gesto y cada palabra, todo, empezaba a apestarle a muerte.

Cargando editor
06/03/2015, 21:16
Niba Laymon

Niba no pudo soportarlo, y tuvo que desviar la vista de aquella brutal masacre casi al poco de comenzar a producirse. Admiró secretamente la increíble entereza de Seth, no tenía miedo, no temía su destino, no temía el dolor, no temía a nada ni a nadie... y Luchó para defender su vida a pesar de que era obvio que no podría con todos. 

Apretó los dientes y luchó con todo su ser para no echarse a llorar y controlar lo mejor posible el temblor de sus manos. Le ayudó tener cogidas aún las de Kammy. Las apretó con fuerza sin dejar de mirar al suelo, pero aún así los sonidos de la batalla llegaban hasta ella, haciéndole desear intensamente soltar a Kammy para poder taparse los oídos, aunque sabía que de poco serviría, pues los gritos de dolor ya estaban dentro de su cabeza, y lo estarían incluso después de apagarse, su eco permanecería en su interior para siempre.

Aquella locura pareció alargarse hasta el infinito, y en algún momento, Niba buscó la mirada de Shawn, esperaba encontrar refugio y consuelo en ella. Nunca había deseado más salir de aquel lugar como en aquel momento. 

¿Cómo hacían los demás para soportar aquello? Le daba la sensación de ser la fata más débil de todo Fae. Se dio cuenta en ese momento de que tenía las manos de Kammy sujetas con demasiada fuerza, debía estar haciéndole daño, aflojó un poco y se mordió el labio inferior en medio de un repentino silencio.

Seth había muerto.

Notas de juego

Chapó a ese post narrando la batalla. ¡Guau! 

Cargando editor
06/03/2015, 21:33
Zaira Castleworld

Cuando empezaron las campanadas, aquella sensación ya familiar se apoderó de Zaira. Afiló sus pupilas en la figura de Seth y, cuando vio el momento oportuno, creó la ventisca encima de él. Pero aquello parecía no detenerle y la joven de ojos rosados lo miró con admiración. 

Cuando finalmente exhaló su último aliento, Zaira sintió un escalofrío y abrazó su propio cuerpo. Había clavado su mirada en las cuencas vacías del condenado. No podía apartarlas de allí. Se mordió el labio y se apoyó en la barandilla del puente, observando como Ivanna se acercaba a él y le cerraba los párpados. La joven pestañeó y por fin apartó la mirada, dirigiéndola hacia el reloj.

Pero entonces escuchó la voz suplicante de la pelirroja y se giró para mirarla de nuevo. Sus labios dibujaron una mueca triste y se acercó a ella, abrazándola y acariciando suavemente su cabello color fuego.

- Lo siento - . Le dijo en un susurro, no necesitaba confirmarle que el que había caído era Atanamir. - ¿Quieres que le diga algo de tu parte?

Cargando editor
06/03/2015, 21:51
Ivanna

Ivanna fue incapaz de pronunciar palabra alguna mientras su rostro se llenaba de la mayor de las angustias y las lágrimas comenzaban a fluir de nuevo, en mayor caudal, humedeciendo su semblante.

Respiró hondo, deprisa, y apretando los dientes, negó con el rostro al sentir que Zaira la rodeaba con los brazos, presintiendo su respuesta- No... No... No es él, ¡no es él!- susurró, desesperada, como si aquello pudiese cambiar las cosas antes de que Zaira le confirmase lo que en aquellos momentos, era su mayor temor. 

Y cuando fue plenamente consciente de lo que había hecho; cuando supo que, sin pretenderlo, había condenado a quien consideraba un amigo y un mentor, avergonzada y consumida por la rabia y la tristeza, escondió el rostro en el pecho de la carcasa humana de Aina, emitiendo un grito ahogado contra su carne que hizo temblar su cuerpo de impotencia.

Cargando editor
06/03/2015, 22:59
Allegra Blue

Cuando la primera campanada sonó, Allegra la estaba esperando, ya con la mirada puesta sobre Seth. Estaba sencillamente harta de sentir los ojos de ese hombre en su nuca cada vez que el reloj daba las seis. Harta de esperar una explicación que ya daba por hecho que nunca llegaría. Hasta el instante anterior se había estado preguntando si sus miradas se cruzarían, si resolverían ese asunto entre los dos. Y ciertamente la joven habría preferido arreglarlo en un uno contra uno, pero las cosas no funcionaban así. 

Si la furia que el reloj convocaba no hubiera estado recorriendo sus venas haciendo latir su sangre al ritmo de los ecos de las campanadas, tal vez Allegra habría podido sentirse decepcionada cuando Seth asumió su destino sin presentarle batalla, cuando buscó sus ojos y no los encontró. De alguna manera, la joven sentía que aquello era personal, entre los dos. Sin embargo, también sentía todo su pecho crepitar con el sabor del combate y sus labios se abrieron antes de que ella misma supiera lo que estaba haciendo. 

Con las pupilas afiladas clavadas en el británico, Allegra liberó su garganta, completamente concentrada. Las notas parecían fluir desde ella y desde el agua del río al mismo tiempo, en una melodía extraña y armónica al mismo tiempo, una llamada que hipnotizaba al mismo tiempo al que la recibía y al que la emitía. O eso podría parecer al ver sus ojos fijos en Seth, olvidados de todo lo que la rodeaba. 

Cuando la canción terminó, tan etérea como había venido, Allegra jadeó, agotada, recibiendo otra vez una nueva magnitud de su poder. De su naturaleza feérica. Llevó la mano a su garganta y una sonrisa se dibujó en sus labios mientras seguía con la mirada el resto del combate. 

Para cuando su cuerpo cayó al suelo, su sonrisa no había desaparecido. Se sentía de alguna forma como si se hubiera quitado un peso de encima con la desaparición de ese hombre. Buscó a Lera y Adam con la mirada en primer lugar y les sonrió. Se sentía en ese momento más distante de su humanidad que nunca. Cinco días. Cinco combates. Doscientos días para los soñadores. Era difícil sentirse sólo Allegra cuando había participado en ese derramamiento de sangre de Fata y no se arrepentía de ello. Contempló a Ivanna llorando junto al cadáver durante un par de segundos y la miró con una cierta incomprensión.

Sin embargo, no quiso meterse en lo que le parecía que no eran sus asuntos y apartó los ojos de ella para acercarse a Anastasia. Al llegar a ella, contempló los ojos de Seth en sus manos. Sus labios se contrajeron en una pequeña mueca de asco, pero su mirada parecía decidida. Estiró entonces una mano temblorosa hacia la joven de cabellos morados en una petición muda. 

Cargando editor
07/03/2015, 10:17
Narrador

El día había pasado, llegando por primera vez al atardecer sin que ninguna llama se encendiese en el reloj. Y ahora, pasadas las seis, la oscuridad empezaba a ser mayor. Aún os quedaban algunas horas de luz. Aún os quedaban algunas horas antes de que la noche cubriera las huellas de los asesinos. El cuerpo de Seth se mantenía quieto, carente de vida, manco y muerto, sin que la Bruma que parecía haber salido de su interior o entrado en él de nuevo diera señales de vida.

Una vez más un olor impregnó el ambiente. Un olor a pino, como el que se respiraba siempre en el Bosque. Acto seguido otros aromas le siguieron: humo de la Linde, vainilla de Palacio. Y uno más, uno que casi podría haber pasado desapercibido: el del polvo seco que sólo algunos reconoceríais. El de las Ruinas.

Cuando toda esa colección de olores llegó ya sabíais que algo había sucedido. Llegados a este punto era sencillo intuir que alguno había vuelto a la vida. Lo curioso fue que vuestros ojos tardaron varios segundos en saber quién. Uno de los altares de piedra que Alana había construido días atrás estaba vacío... Pero también lo estaban otros a estas alturas. Algunos tuvisteis que echar cuentas mentales para daros cuenta de que hasta unos instantes atrás ahí descansaba Samuel, que de pie, allí cerca, ahora os miraba tranquilo. Desapercibido en vida, en muerte... Y hasta en resurrección. Pero vivo.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Alana McRae  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Aubin Beaumont  Chris Loriod  Ivanna  Kammy Phillips ​  Lera Madison  Lyman F. Gale   Misty Holes  Mr. Ink - Hundo Freneza  Niba Laymon  Paul Adams  Samuel Nabody  Shawn D. Williams  Xia Han  Zaira Castleworld

Cargando editor
07/03/2015, 10:51
Samuel Nabody

Con una mano tímida y una sonrisa tenue, el gris muchacho que no había sido más que una nota a pie de página en aquel escenario, se dirigió al resto con un escueto hola que no destacaba más que su sombra.

Cargando editor
07/03/2015, 12:08
Shawn D. Williams

Shawn volvió justo a tiempo para presenciar un nuevo combate. El fin de Seth estaba cerca, podía verse en la mirada de todos aquellos que sentenciaron al británico en un abrir y cerrar de ojos. Solo seis campanadas más tarde volvería a repetirse una atrocidad. El combate dio inicio al igual que el día anterior con Thomas, la gran mayoría se lanzó a por el chico sin miramiento alguno. Shawn no supo que motivos habían conducido al odio generalizado, pero sin duda alguna una buena cantidad de fatas se unieron al brutal asesinato. Quiso pensar que tendrían una buena razón, algo que le sirviese como excusa para no intervenir.

Finalmente apartó la mirada y esperó a que pasase, no tenía ganas de ver como otro moría en aquellas condiciones tan desiguales. Si examinó por el contrario a todos los que se quedaron quietos como al igual que él, Niba también parecía querer evitar toda esa violencia.

Cuando todo hubo acabado se permitió mirar de nuevo hacia el cadáver. El pobre no debió verlo venir, pensó viendo como había quedado el cadáver. 

Inmediatamente tras su muerte Shawn se percató del verdadero nombre de Seth, Atanamir. En cuanto lo supo no pudo evitar enarcar una ceja, no le deseaba una muerte tan espantosa pero desde luego no iba a interceder por él. El llanto de Elendire lo distrajo y se vio tentado a tratar de consolarla, ¿pero qué iba a decir? Ohtar nunca fue bueno con las palabras. Solo dejó que la chica superase su duelo en los brazos de Zaira.

Cargando editor
07/03/2015, 12:35
Adam Hart

Aquel anhelo de muerte había por fin pasado. Respirando con fuerza, recibió la mirada de Allegra con un gesto que aún trataba de sosegar. Observó la desolación de aquella carcasa pelirroja, la cual le resultaba agradable y afín. Pareció que en su rostro aparecía algo que podría identificarse con la compasión, pero por ella. Cláramente era por ella. Un escueto -Lo siento- fue todo lo que acertó a decir, mientras comenzaba a camirar con sus puños aún cerrados, en dirección al grueso del grupo, tan solo unos metros más allá. No había diversión en su rostro. Su tensión aún era palpable. Aquellas mándíbulas apretadas con fuerza así lo mostraba.

Se percató de la discreta entrada de Samuel, aquel que los había abandonado con tanta premura. Parecíó que la fuerte respiración y aquella presencia le fueros relajando progresivamente. Quizás aquel reencuentro pudiese consolar a Ivanna de una manera más efectiva de lo que cualquier palabra que nadie dijese, podría.

Aquel momento merecía la inaguración de lo que su ángel blanco le había proporcionado, así que sacó un comprimido de aquella caja y lo ingirió. Tal era su práctica, que el agua era innecesaria. Se acercó entonces a Lera y extendió la caja, consciente de que por sí solo, no podría cumplir lo que había acordado antes de las campanadas. No le resultó fácil. Sus ojos mostraban el dolor de aquel que se separa de un tesoro preciado. Incluso se resistió ligeramente a soltarlo en un principio, como si sus dedos estuvieran pegados a esa caja, pero que finalmente soltó cabizbajo.

Cargando editor
07/03/2015, 14:03
Zaira Castleworld

Zaira continuaba abrazando a Ivanna, esperando a que se calmara mientras acariciaba con suavidad su cabello pelirrojo, cuando de repente la envolvió el olor a pino, seguido del de humo y vainilla. Los olores de Fäe. Eran tan característicos que una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios mientra deslizaba su mirada rosada por los edificios. No tardó en dirigirla hacia el altar donde había estado reposando los restos de Samuel. 

- Bienvenido - . Le dijo en un susurro y acercó sus labios al oído de Ivanna. - Elendire, mira quién está aquí - .

Cargando editor
07/03/2015, 19:34
Andy McGregor

La ejecución de Seth había resultado espeluznante. Tanto como las demás, máxime cuando no entendía aún cómo tantos se habían puesto de acuerdo contra él. Seguramente ellos sabrían algo que yo ignoraba. Torcí el gesto en un mudo descontento por aquello, pero luego enarqué las cejas e inspiré hondo, pensando que si habían acertado o no se escapaba de mis conocimientos y que, por tanto, podría haber sido lo correcto. Aunque siempre es difícil creer que algo como lo allí presenciado pueda colgarse el adjetivo de correcto por cualquier argumento que la mente humana fuera capaz de construir. Pero no eramos humanos. Quizá esa fuese la explicación a toda esa incongruencia.

Cuando supe que el fata tras Seth era Atanamir, negué con la cabeza. No conocía mucho a aquel Fata, pero no me pareció nunca que pudiera ser un traidor. Aunque, a aquellas alturas, quién sabe.

Uno se fue, pero otro regresó. Al ver volver a Samuel me alegré. Desde el principio me pareció alguien de fiar. Incluso alguien con quien podría llevarme bien, de no ser por mi habitual mutismo y timidez habría querido entablar conversación con él antes que lo mataran. Pero ahora estaba de vuelta y eso me hizo mudar la expresión de mi cara en un gesto de satisfacción.

- ¡Bienvenido! - Acerté a decirle. Luego comprendí que tenía cosas importantes a hacer, pues habían dicho que Ivanna era alguien especial para él, así que me hice a un lado... o más bien no me moví de allí, y dejé que el tiempo transcurriera, como arena entre los dedos.

Cargando editor
07/03/2015, 20:07
Kammy Phillips

Anastasia había dicho algo a Kammy y ella estaba dispuesta a responderle, pero las campanadas del reloj acallaron su voz y ella dirigió su mirada a Alana, quien la intercambió con ella. A pesar de su decisión, el combate que se desarrolló fue inesperado y no pudo evitar mirar con atención. Aidane apretaba fuertemente sus brazos y ella solo la miró con rostro calmo para decirle - Estamos juntas, como siempre lo hemos estado. Estaré a tu lado - sonrió mientras el combate se desarrollaba. Había ocasiones en que el apretón de Niba se hacía más fuerte y sus ojos trataban de tornarse negros, pero trataba, a toda costa, de mantenerse en calma para apoyar a su amiga. Más tarde, ella relajó su apretón, lo cual le trajo un poco de calma a la chica de cabello morado.

Los ojos de Seth fueron arrancados por Anastasia, cosa que le parecía irónica, ciego de fata y ahora ciego como humano, curioso. No podía evitar sentir cierta satisfacción ante su lucha, ya que podía ser que ahora sintiera en carne propia lo que Aidane y ella sintieron cuando sus familias les fueron arrebatadas.

La batalla terminó y la desolación de Ivanna la sorprendió - Traté de advertirle que era Atanamir. Por eso quería verme morir - dijo mirando aún a Niba y volteó el gesto. Elendire estaba lastimando a su amigo y ahora lloraba a un fata que no era para nada de su agrado. Quería no mirarla con odio, ya que parecía ser inocente, pero sus sentimientos confundían su juicio.

El olor que comenzó a inundar el ambiente hizo que se girara inmediatamente, dos olores que ella conocía bien, el olor a humo de la Linde, donde muchos fatas habían perdido la cordura y el olor a polvo seco de su hogar, las Ruinas, un olor que la llenaba de nostalgia, que la hacía añorar más el llegar hasta allí. Se giró y vio a Samuel de vuelta y aunque le preocupaba su vuelta, simplemente le sonrió. Le dijo con tono amable - Aunque no fuera por mi mano, me alegro que estés de vuelta -.

Cargando editor
07/03/2015, 20:59
Ivanna

Ivanna escuchó el suave susurro de Zaira, y poco a poco levantó el rostro para mirar alrededor, percatándose entonces de los olores que habían invadido el ambiente, los cuales inhaló durante un instante tratando de buscar alguna clase de consuelo efímero.

Al contemplar finalmente la figura de Samuel, sus pupilas se contrajeron, y un leve jadeo salió de su garganta antes de que se desprendiese poco a poco de la carcasa humana de Aina y echase a correr hacia donde él se encontraba, aún sollozante y con la cara empapada en lágrimas.

Se detuvo justo frente a él, con la expresión contraída en un ruego silencioso y el corazón palpitandole como si deseara salírsele del pecho. Sin mediar palabra, finalmente, se abrazó a él y respiró hondo, temblorosa, permitiéndose sentir el calor de su cuerpo, inspirando hondo para rememorar su olor, sintiéndose extraña al no percibir el tacto rugoso y húmedo de sus tentáculos, pero ignorando este hecho tras percatarse de que sus carcasas humanas, al fin y al cabo, no se habían conocido como se conocían sus verdaderos cuerpos de Fata. 

Se aferró a su contorno, sintiendo cómo leves hipidos producidos por el llanto agitaban su cuerpo, desde el pecho, y se mantuvo quieta y el silencio, ajena a todo lo que la rodeaba hasta que su respiración comenzó a serenarse. Entonces lo observó detenidamente, y trató de esbozar una sonrisa, a pesar de que sus labios no estaban por la labor- Estás aquí. -musitó, suspirando hondo, mirándolo con un brillo innegable de preocupación en el rostro- Te he echado de menos- admitió, con un nudo en la garganta, a pesar de que supiera que otros juzgarían duramente sus palabras. Pero aquella era la verdad. Era su verdad. 

Cargando editor
07/03/2015, 21:47
Chris Loriod

Chris se sentía mal por Ivanna. Ya había intentado que revelara Seth quien era, pero al negarse a hacerlo, tuvo que enterarse de tal forma. No era nada agradable, él lo había sufrido con Tarma la primera vez que Jane acabó muerta. No se arrepentía de su decisión, aunque anhelaba el día que podría dejar de tomarlas.

Entonces regresó Samuel. Ya hacía demasiado tiempo que estaba en el otro lado, casi tanto como separado de Ivanna. Quien fuera el responsable, le agradecía en silencio este gesto, aunque hubiera preferido a Jane. Aunque quizás sólo sería bueno traerla de vuelta, cuando esto ya fuera seguro para ella. Perderla otra vez más, sería devastador para ambos...

Cargando editor
07/03/2015, 23:38
Anastasia Bubois

Anastasia se quedó inmóvil con el avance de Seth hacia su propia muerte, la aceptación de una apuesta perdida, o tal vez de una dignidad ganada tras una apuesta perdida incluso antes de lanzar su moneda. Le observó fascinada cortarse el cuello, incluso enfocó los ojos del chico hacia esa escena, sin malicia, más bien como una expresión involuntaria de su falta de ojos atentos para aplaudir aquel acto.

Y cuando su cuerpo cayó al suelo apartó amabas miradas y cruzó sus ojos con los de él, que ahora descansaban sobre su palma, firme como un expositor. Los miró con cierta tristeza, sin repugnancia por la consciencia de lo que había realizada o de los gritos que habían acompañado la obtención de aquel recuerdo del británico.

Y aun perdida en una conversación entre de mirada viva a mirada inerte y apagada, sintió una presencia unirse a ella y con una caída de ojos se despidió del chico del tatuaje para buscar a su acompañante. Sonrió como una niña pequeña al pisar por primera vez Disneyland al ver a Allegra frente a ella y aun necesitó unos segundos para comprender los motivos de ese acercamiento. Pasó su mirada de ella, a los ojos que exponía en su mano y de los ojos a ella entrecerrando un poco esa mano, para luego entregarselos con suavidad y casi solemnidad.

Fue cuando su mano quedó vacía que ésta empezó a temblar, por lo que Anastasia la escondió rápidamente en su bolsillo, aprovechando los nuevos olores que invadían la ciudad oscura para dejar atrás todo lo ocurrido y buscar a quién acudía con esas aromas.

Cuando se percató del regreso de Samuel,no hizo más apreció que buscar a Ivanna con la mirada y sonreírle sin encontrar aun palabras que se atrevieran a salir de ella. 

 

Cargando editor
08/03/2015, 00:15
Allegra Blue

La mano de Allegra dejó de temblar cuando recibió los ojos en ella, casi a modo de souvenir macabro. Su rostro se volvió solemne y asintió levemente con la cabeza al mirar a Anastasia. - Gracias. - Susurró quedamente, mientras cerraba los dedos sobre las dos esferas. 

Caminó, ajena a todo lo que sucedía a su alrededor, hasta el borde del puente y extendió el brazo para estirarlo por encima de la barandilla. Durante un instante su mirada se posó en el agua del río e inspiró larga y profundamente por la nariz. Entonces, como si de una especie de ceremonia se tratase, abrió su mano despacio, dedo a dedo. Un escalofrío recorrió su espalda al contemplar su contenido pero no se detuvo y con una cadencia lenta giró su mano, dejándolo caer al agua. 

Sus ojos siguieron el recorrido de los ojos ajenos y Allegra soltó el aire que había tomado en el momento en que tocaron la superficie del río. Pero continuó contemplándolos hasta que la corriente se los llevó demasiado lejos para atisbarlos. - ¿Atanamir, eh...? - Murmuró, con la mirada perdida en la última curva del río que quedaba a la vista. - El agua lo pone todo en su lugar. Tal vez se los devuelva a la Bruma que te los arrebató la primera vez. 

Permaneció todavía varios segundos allí en silencio, con los ojos fijos en el agua y con un aura de serenidad envolviéndola. Cuando por fin se giró de nuevo, metiendo las manos en los bolsillos, su mirada se dirigió hacia Samuel y le dedicó un pequeño gesto de saludo. 

- Bienvenido. - Le sonrió levemente. - Me alegro de que hayas vuelto. - No recordaba haber hablado con él antes de que lo matasen y era evidente que el chico tenía algo más importante entre manos, así que no añadió nada más. Tan sólo camino hacia el lugar donde Adam tendía sus pastillas a Lera y le dedicó una sonrisa de ánimo. 

Cargando editor
08/03/2015, 03:58
Samuel Nabody

El tímido joven no sabía bien qué hacer ante tanta atención, y se mostró algo tenso cuando Ivanna se fundió con él en un largo abrazo. No respondió, y su única reacción ante la muestra de afecto fue una leve sonrisa y una mirada cargada de significado. Habían sucedido cosas mientras él estaba ausente, y todos los presentes sabían que él había obtenido esa información. Pero Samuel había regresado... ¿qué pasaría en adelante?

- ¿No has sido tú entonces? - respondió a Kammy, extrañado, tras agradecer la bienvenida a Andy y Zaira - Entonces... ¿quién me ha traído de vuelta?

Su mirada pasaba de uno a otro, buscando respuestas, y se detuvo en Allegra.

- Yo también me alegro de regresar, aunque las circunstancias no sean menos extrañas que todos los sucesos que han acontecido desde que todo empezó - dijo, para luego mirar nuevamente a Ivanna.

Cargando editor
08/03/2015, 09:57
Niba Laymon

Niba asintió a las palabras de Kammy y le dedicó una pequeña sonrisa, luego se giró hacia Samuel para darle la bienvenida, imaginó que su vuelta mitigaría quizá un poco el sufrimiento de Ivanna por la pérdida de Seth, tras quien se ocultaba nada menos que Atanamir. 

- Bienvenido de vuelta - Dijo y no añadió nada más.