Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

Noche 6: Grietas

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13/03/2015, 01:51
Director
Sólo para el director
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13/03/2015, 02:05
Narrador

 

Noche 6: Grietas

La reciente muerte de Roger había impactado a la mayoría de vosotros. Ahora su cuerpo descansaba, aún como si durmiera, sobre el mismo altar y en la misma postura en que él se había acostado. El cigarrillo hacía rato que se había consumido mientras las conversaciones continuaban cada vez con menos intensidad. La proximidad del atardecer y la falta de un objetivo claro pesaban en el ambiente creando una sensación de incertidumbre densa y pegajosa.

Cada vez erais menos. Sólo desde el amanecer cinco os habían abandonado, y con toda seguridad no serían los únicos. La tensión era cada vez mayor, y mientras en vuestro interior crecía esa sensación que anticipaba el combate la luz iba tiñéndose lentamente de violeta.

Todos supisteis cuándo iba a llegar esa primera campanada. Muchos ya os encontrabais mirando a vuestro objetivo, evaluándolo, tratando de conocer sus intenciones. Y cuando sonó sus ecos recorrieron todo vuestro cuerpo, erizando vuestra piel y alterando el ritmo de vuestra sangre. Con la segunda campanada varios os disteis cuenta de que apenas contabais con apoyos. Pero en la mayoría de casos eso no importaba, pues tampoco teníais muchos enemigos. Sin embargo había una excepción, claro. En cada atardecer la había. La siguiente campanada, la tercera, os mostró que en esta ocasión eran más los que apartaban la mirada, decididos a mantenerse al margen, o bien simplemente daban un paso atrás para no verse inmiscuidos en una batalla que no consideraban suya. La cuarta fue la que os confirmó sobre quién estaban posándose más miradas, y una campanada después muchas miradas encontrarían sus ojos. Al llegar la sexta ya no había ninguna duda: todos sabíais lo que estaba por venir.

La primera en actuar fue Misty. Ni siquiera habían desaparecido los ecos de ese último gong cuando a varios metros del escritor, de repente, apareció una grúa con una enorme bola de demolición en movimiento. Todos habíais visto el control sobre la tinta que tenía Hundo unos días atrás, cuando prácticamente había dado muerte a Thomas, pero no parecía que fuese a hacer nada para evitar el golpe. Puede que supiera algo que vosotros ignoraseis, o que creyese que no vaía la pena.

De modo que el bibliotecario simplemente descendió la mirada hacia la libreta que siempre llevaba encima. Su mano se movió con suavidad y agilidad, aprovechando los segundos que le quedaban para tomar unas últimas notas.

"Bajo la suave luz del atardecer las campanas de nuevo anunciaron la muerte de alguno de los que habían sido convocados. Cada día habían cargado una muerte, y el día en que este narrador muriese no sería menos."

Ni siquiera llegó a levantar la vista de su cuaderno. Con paciencia, como si nada se mereciese más la atención que la tarea a la que se había encomendado, terminó de escribir las últimas palabras justo en el instante en que aquella enorme bola de metal se estrellaba contra su cuerpo.

El golpe tendría que haberle roto decenas de huesos. Tendría que haber quebrado su cuerpo, dejándole inutilizado y listo para ser rematado por otros. Sin embargo, cuando ese mismo golpe llegó, ni siquiera llegó a dañarle. En el mismo instante en que debía ser impactado todo su cuerpo, ropa e incluso su cuaderno se transformaron en tinta, cayendo al suelo de inmediato como si se tratase de un líquido común. Tras dedicar una mirada de confusión hacia el charco negro que se había formado en el suelo los ojos de Misty reflejaron determinación mientras una toalla grande, de un blanco neutro, aparecía sobre él. Y luego otra. Y otra. Hasta que al final hubo una pila tan alta que llegaría hasta la cintura de cualquiera de vosotros, como si eso pudiera prevenir que toda aquella tinta volviera a tomar forma de hombre.

Una vez Misty dejó de añadir más y más toallas pasaron varios segundos de expectación, en los que algunos se preguntaban qué sucedería a continuación. Sin embargo no tardaríais en daros cuenta de que Hundo ya había tomado forma de nuevo un tiempo atrás en un lugar apartado: el sitio donde Thomas había muerto rodeado de tinta.

"La chica arcoiris fue la primera en atacarle. Su intento fue contundente, pero por fortuna infructífero. Este narrador no presentó demasiado interés en luchar. No sería apropiado decir que había renunciado a la vida, pero su destino había sido sellado por aquellas campanas independientemente de lo mucho que pelease."

A pesar de parecer afanado en su escritura, todos pudisteis ver cómo tras escribir esas palabras el hombre levantaba la vista, como esperando el pie a continuar, como si vuestros actos le dictasen qué escribir y aquel fuera todo el interés que le quedaba. No era un desafío, ni mucho menos: simplemente esperaba lo que sabía que estaba por venir.

Fue Adam quien dio un paso adelante. Lo hizo de manera sosegada, tranquilo, como siempre que no estaba en medio de un combate. O como siempre que le veíais moverse a una velocidad normal. Hundo, mientras tanto, había dejado de escribir. Aunque para aquel con un ojo observador y una mente despierta la explicación fue bien diferente: Adam nunca había corrido en momentos como ese. No le hacía falta. Simplemente el mundo se detenía a su alrededor, o se ralentizaba tanto que la diferencia con pararse por completo era poca. Pero en esta ocasión el mundo no se había detenido: sólo lo había hecho Hundo. O más bien, sólo lo había hecho el pedacito de universo que rodeaba al escritor, formando una burbuja de tiempo perpetuo.

Así, ahora pudisteis verle caminar hacia él, y no os costó imaginar que Hundo estaría viéndole de la misma manera en que vosotros solíais verle, rápido como un destello. Sentir cómo la ciudad continuaba viviendo, cómo el río corría y cómo vosotros podíais reaccionar a una velocidad que él consideraba normal hizo que Adam detuviera sus pasos, mirando alrededor hasta entender lo que pasaba. Lo que él estaba haciendo. De modo que en lugar de seguir acercándose a Hundo se dio la vuelta, caminando hacia Lera para abrazarla por detrás, compartiendo aquel momento.

Aquello fue tomado como una señal. Despacio Lera asintió, mientras con la vista fija en el escritor tomaba aquella navaja que siempre la acompañaba y empezaba a hacerse pequeñas heridas en la mano y el brazo izquierdos. El cuchillo entraba y salía de la piel de la mujer sin haber causado el más mínimo daño, mientras sobre el cuerpo de Freneza iban abriéndose pequeñas heridas donde ella había perforado.

Mientras tanto Hundo caminaba despacio, como a cámara lenta, hacia fuera de esa burbuja de tiempo. Probablemente para él no hubieran pasado más de dos segundos, mientras que vosotros habíais tenido un par de minutos. Una vez llegó al borde y lo atravesó sin que opusiera resistencia el brazo de Hundo comenzó a sangrar profusamente por un montón de pequeñas incisiones, como si al incorporarse a vuestra línea de tiempo hubiera recuperado el perdido para ponerse al día y ahora estuviera sangrando de golpe toda la sangre que no había perdido en ese tiempo.

"Dos de los tres hermanos enlazaron sus habilidades para darle a este escritor la muerte que aquella ciudad reclamaba. Sin embargo aquello no fue suficiente, pues su hora no llegaría hasta que todos los que se habían dejado llevar contra él por el reloj hubieran participado. Lenta sería la agonía, pero necesaria para que su odio se rebajase una vez más. No reconocer que el odio sacudía la mente de este escritor sería mentir. El instinto de supervivencia llamaba, y este narrador empezaba a valorar la idea de seguirlo. La tinta se alzaría, y a pesar de la inevitable conclusión este narrador no podría decir no haber luchado."

Fue en ese momento cuando Hundo volvió a alzar la mirada de su libreta, posándola sobre aquellos que habían decidido ir a por él este atardecer. En ese momento el mar de tinta - que otrora fuera de Thomas - sobre el que se encontraba empezó a reaccionar. En el aire se alzaban diminutas gotas hasta quedar a la altura de sus ojos, y cuando hubo acumulado más de una veintena todas salieron disparadas en dirección a sus atacantes con una velocidad más propia de las balas. Mientras tanto la mirada de Hundo había cambiado. Había dejado de ser reflexiva para ser la de alguien dispuesto a la acción. Había tomado una decisión, y ahora no se echaría atrás.

Lo malo no fueron aquellas gotas, que sólo rozaron a algunos de los presentes. Lo malo fue descubrir por las malas algo de lo que Hundo no había hablado hasta el momento: su dominio sobre la tinta era exactamente igual a su dominio de la sangre. De las heridas que segundos atrás Lera había sufrido comenzó a manar sangre de una consistencia antinatural, que se acumulaba al borde de esas mismas heridas como si se tratase de un pasta espesa. Acto seguido, cuando las decenas de lugares donde esa pasta se había formado empezaron a cambiar hasta tomar forma de manos, la visión fue aterradora. Y aún empeoraría al ver cómo varias de esas manos se aferraban al cuello de la chica. Ella, mientras tanto, trataba de defenderse utilizando su navaja, pero nada de eso serviría con aquellas atacantes carmesí.

Y mientras Hundo avanzaba hacia donde ella se encontraba como si su ensangrentado brazo no importara, con una actitud muy diferente a la que podíais haber visto al principio del combate. La tinta que había en aquel libro seguía extendiéndose, completando las palabras que él quería poner por escrito.

"La decisión de luchar no llegó por parte de este escritor. Sucedió sin más, como si estuviera traída por el mismo reloj que alentaba a los enemigos de la tinta a seguir en su empeño de acabar con su vida."

A la espalda de Hundo, poco a poco, toda la tinta que había quedado en la ciudad tras el combate de Thomas empezaba a alzarse, incluyendo la que había tomado forma de su pierna. Atrás dejaba a aquel chico tullido, empleando ahora sus restos para combatir. Fue en toda esa tinta en donde empezaron a verse aparecer varios pares de enormes ojos negros. Acto seguido esa tinta empezó a agruparse, y poco a poco pudisteis ver que tomaba forma de algo. Después de los ojos habían venido los colmillos, y luego el rostro afilado. Su porte y su forma alargada os hicieron reconocerlo fácilmente: Aquello era un dragón. Un dragón hecho de tinta.

Durante un par de segundos aquel ser animado sólo por la voluntad del escritor os observó, como si tuviera consciencia propia, antes de dirigirse a atacar a Xia. Si no podía salvar su vida mediante el combate, quizá pudiera arrebatar otra antes de perderla. La experiencia decía que con eso el odio terminaría.

Sin embargo otro dragón de igual tamaño le cortaría el paso. Prácticamente transparente, como si su piel estuviera en un fluir continuo, pudisteis ver ese nuevo ser salir de las aguas del río y enroscarse alrededor del cuello de la criatura de Freneza, tratando de detenerle. Y por unos momentos pareció conseguirlo. Pero la sangre del brazo de Hundo no tardó en unirse a la tinta del dragón, moviéndose controlada por él. Y esto pareció dar nueva fuerza a su creación, que comenzaría a dar una dentellada tras otra a la de Allegra.

La chica se encontraba a la orilla del agua, con los tobillos dentro del cauce del río, y sus brazos extendidos se movían como si realizara formas de algún arte marcial antiguo. Tanto el agua del río como su dragón respondían a sus movimientos, haciendo que este creciese y tratase de defenderse de la mejor manera posible. Ante vosotros un combate titánico se desarrollaba y no podíais hacer más que mirar. Poco a poco ambas creaciones habían ido creciendo, bebiendo cada una de la fuende donde había nacido, y ahora habían llegado a un tamaño tal que podían enroscarse alrededor de un edificio para continuar su lucha con un agarre firme.

"La lucha de las criaturas era temible, voraz, pero nada importaba el resultado. Sucediese lo que sucediese este escritor encontraría la muerte. Sin embargo el poder que parecía latir dentro de todos y crecer cada día era una fuerza que la propia naturaleza envidiaría.

Mientras tanto, Lera seguía sufriendo el ataque de aquellas manos hechas de sangre. Freneza no parecía tener que concentrarse demasiado para controlarlas, y poco podía hacer la chica para salvar aquella situación. Sin embargo había alguien que sí podía intervenir. Alguien que hasta el momento se había mantenido al margen, simplemente observando: Anastasia.

Su acción fue rápida, decidida y tajante. En un segundo estaba donde todos podíais verla y un instante más tarde había pegado un salto, abriendo un portal en el propio movimiento, para caer al lado de Hundo. Todos los músculos de la francesa parecían en tensión, y su mirada era severa, casi cruel. Por un momento trató de enfrentarse directamente al ajusticiado, pero cada vez que se acercaba una barrera de tinta y sangre crecía desde el suelo repentinamente, frenando su avance. Y de nada servía abrir un portal que la llevase a otro sitio: con que quedase una sola gota en el suelo esta era capaz de crecer y crecer de nuevo.

Tras intentarlo un par de veces los labios de Anastasia se apretaron, cargados de frustración mientras sus pupilas se teñían de determinación. Tal y como había hecho un día antes una de sus manos atravesó un portal acorde a su tamaño. En ningún momento pudisteis verla: Se encontrase donde se encontrase esa mano, no estaba a la vista. Y, de repente, el rostro de Hundo se torció en un profundo gesto de dolor.

Como si aquello fuera la confirmación que esperaba Anastasia echó a correr en su dirección. Al abandonar el portal su mano ensangrentada llevaba algo que no pudisteis ver con claridad, pero que parecía una especie de cuerda rojiza hecha de carne. Mientras tanto el escritor simplemente se retorcía de dolor, sin que en esta ocasión la tinta llegase a frenar a Anastasia. Un instante después ya había extendido el brazo, moviéndolo alrededor del cuello de Hundo para dar varias vueltas con su cuerda a su garganta. El portal aún seguía abierto cuando la chica empezó a apretar, estrangulándolo con fuerza. Y finalmente el hombre cayó de rodillas, agonizando.

Fue entonces cuando sus creaciones empezaron a debilitarse: Lera pudo ganar el forcejeo a aquellas manos hechas de su propia sangre y empezar a cortarlas una por una. El dragón de Allegra empezó a ganar terreno mientras el otro iba siendo cada vez más pequeño, como si sólo las fuerzas de Hundo lo alimentasen. Y para cuando el hombre terminó de agonizar y murió, os disteis cuenta de dos cosas. La primera, que esa cuerda era el propio intestino del escritor. Y la segunda, que en su libro la tinta también había dejado de extenderse, dejándoos un solemne epitafio.

"Y este escritor cogió por el brazo a La Muerte, y la siguió a través de los edificios de la la ciudad oscura y bajo la noche interminable."

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13/03/2015, 05:08
Narrador

En cuanto Hundo encontró la muerte lo que quedaba de aquel dragón terminó de descomponerse, llenando el suelo de tinta. El combate había sido mucho menos numeroso que los anteriores, pero igual de intenso. Y de entre los espectadores había uno que ahora llamaba la atención.

Aubin había permanecido durante todo el tiempo de pie, observando, pero en los últimos minutos se había agarrado su pecho con su propia mano. Ahora tosía ante vosotros, esputando pequeños coágulos de sangre que no eran más que la confirmación de un miedo que le había perseguido a lo largo del día.

Al igual que Roger unos días ante no tardó en caer, débil, mientras un reguero carmesí salía de su nariz y su boca, tímidamente al principio y de manera más fluida después. Los ojos del francés se levantaron del suelo, donde la sangre empezaba a acumularse, para buscar los de otro de los presentes sin llegar a encontrarlos antes de que la Muerte le encontrara.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Chris Loriod  Lera Madison Lyman F. Gale  Misty Holes  Niba Laymon  Paul Adams  Shawn D. Williams  Xia Han  Zaira Castleworld

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13/03/2015, 17:26
Zaira Castleworld

Esta vez Zaira se quedó aparte. Observó el combate en silencio, siguiendo con la mirada cada uno de los envites que estaba recibiendo el escritor y apretando con fuerza los labios. 

Cuando hubo terminado, se acercó al cuerpo y se acuclilló para recoger la libreta que siempre llevaba consigo. Leyó sus últimas líneas y una mueca se formó en sus labios. Escritor hasta en su último aliento...

Aubin había empezado a toser y a esputar sangre, hasta que finalmente no pudo aguantarlo más y cayó también muerto.

Zaira suspiró y se incorporó, con la libreta todavía entre sus manos. Sus ojos rosados recorrieron los rostros de los verdugos, deteniéndose finalmente en el de Anastasia, estudiando sus gestos al ver cómo "su amigo" caía fulminado delante de ella.

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13/03/2015, 17:42
Xia Han

Y otra vez llegó el momento, esta vez todo empezó con Misty, que detonó la cadena de sucesos. 

Me mantuve apoyada cerca del río, observando. Pero cuando Lera empezó cortando sus brazos, haciendo que los de el sufrieran aquel daño, aparté un poco la mirada de aquello. Pero lo que me impactó es cunado de la tinta repartida por la ciudad, poco a poco se fue formando aquel ser, empezando por los ojos hasta que un gran dragón era visible. Se quedó observandonos, pero en un abrir y cerrar de ojos se abalanzó sobre mi, pegué un salto hacia atrás, recobrando la compostura, tensando mis músculos, pero fue rápidamente interrumpido por otro, otro dragón, menos oscuro, más transparente, fluyendo el agua en él. Al mirar su de donde provenía vi a Allegra.

Todo lo que ocurrió a continuación pasó demasiado deprisa, tenía el corazón algo acelerado pero solo pude quedarme mirando el cuerpo del escritor con algo de desprecio. "Tsk."

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13/03/2015, 18:07
Anastasia Bubois

Anastasia todavía tenía la muerte en sus manos cuando la tos de Aubin la llamó, captando su atención por completo, completamente fría por la vida que había entregado al reloj, centrando toda la ebullición de su sangre en la injusticia inevitable por la que no estaba preparada para enfrontar. 

- No, no, no. No. - se agobió con cada esputo de sangre que salía del francés y sus manos se abrieron, deshaciéndose del nudo del intestino y abandonando el cuerpo inerte del escritor a la fuerza de la gravedad. - ¡Aubin!  - intentó llamarle sin que su voz cediera a sus deseos, gritando con su mirada, la desvió hacia el reloj exigiéndole que detuviera el tiempo, y del reloj pasó a Alana con furia.

Boqueó varias veces colapsada por miles de ideas inútiles, de suplicas que iban a caer en saco roto, por promesas que no iban a ser escuchadas, recriminaciones de falsas verdades y sentimientos que no comprendía. Sintió como su garganta se oprimía más fuerte incluso que aquella mañana y volvió a clavar su mirada en él, con los ojos abiertos hasta un punto casi antinatural, y corrió a encontrarle sin hacer aprecio alguno al cuerpo de Hundo, más que una sacudida involuntaria de su mano para expulsar la sangre grasienta con que sus intestinos le habían manchado.

- Aubin - se escapó el nombre del francés de entre sus labios en un suspiro cuando sus rodillas tocaron el suelo y sus manos se apoyaron contra los hombros del francés, interceptando la caída de ese cuerpo vacío antes de que se desplomase contra el suelo - ¿Aubin? - le llamó con un hilo de esperanza de que abriera los ojos de nuevo, exactamente como aquella mañana, y lo acomodó contra su cuerpo antes de inclinarse sobre él y dejar un primero y último beso en sus labios, recreándose en el momento, tomando el sabor de su sangre envenenada como el sustituto de unas lágrimas que no vertería jamás; pero que tampoco olvidaría. 

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13/03/2015, 19:12
Lyman F. Gale

Lyman escuchó las campanadas y sintió como la ira se apoderaba de él, fluyendo en su interior sin otro objetivo que él mismo. Sus ojos ocultos tras las oscuras gafas esperaron el posible envite contra su cuerpo, encajando los hombros y disfrutando de una calada del cigarro que había encendido previamente. Pero nadie le golpeó.

La batalla se desarrolló a su alrededor, tomando como víctima al escritor. Su rostro enfocó en todo momento el lugar del combate, usando sus sentidos para hacerse una idea de lo ocurrido. Finalmente se hizo el silencio y Gale negó con la cabeza, rechazando la inútil muerte de Hundo. 

Sin embargo la premonición se cumplió y el silencio se quebró con las toses de uno de ellos, que no podía ser otro que Aubin. Por un instante el ciego pensó en acercarse a ayudar al chico pero, tras recordar muertes similares, desistió sabiendo que era del todo inútil socorrerle.

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13/03/2015, 19:51
Shawn D. Williams

La sexta noche se presentaba como una oportunidad para comprender mejor a los anfitriones de Ciudad Oscura, por primera vez en varios días muchos de los fatas se negaron a señalar a otros. Sin embargo Shawn no, y cuando pudo analizar eso se sintió ridículo e incluso molesto consigo por no haber actuado igual.

Mucho tenía que aprender de aquellos que fueron más valientes que él.

—Lo lamento... —susurró en dirección a Anastasia cuando Aubin yació muerto junto a él. Shawn agachó la mirada y se llevó ambas manos al rostro escondiendo la rabia que sentía en ese momento.

Inmediatamente dio media vuelta y pateó una piedra en un gesto de impotencia. — ¡Joder! 

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13/03/2015, 19:58
Narrador

Aquel día, tan plagado de muerte, era el primero en el que nadie volvía a la vida. Sólo ese detalle ya hacía que pareciese una batalla perdida. Poco a poco la ciudad había ido llenándose de cadáveres hasta tal punto que era sencillo encontrarse varios en cualquier pequeño paseo. Este atardecer no había sido menos, cobrándose dos vidas.

Los ánimos habían decaído. Las palabras eran escasas, y ahora que la noche se cernía sobre vosotros era difícil pensar en el futuro.

Sin embargo una vez más un aroma comenzó a llegaros. Con el tiempo habíais aprendido que eso era sinónimo de que algo estaba sucediendo, y más valía estar alerta. ¿Quién sería el siguiente en caer?

Vuestras fosas nasales percibieron primero la densa vainilla de una forma tan clara e intensa que tapaba cualquier otro aroma. Sin embargo esta fue siendo sustituida poco a poco a por el pino, sólo durante un instante, y finalmente el humo, un olor familiar para todos aquellos que habían visitado la Linde.

Ninguno de vosotros pareció flaquear. Y cuando todos esos aromas pasaron durante unos instantes dio la impresión de que nada había sucedido. Sin embargo bajo el abrigo que tapaba a Ivanna finalmente se produjo un pequeño movimiento. Luego otro. Y finalmente visteis asomar por el borde unos dedos pálidos que apartaron la prenda, revelándoos a una Ivanna desnuda, pero viva. Sus ojos estaban en su lugar, y tanto sus senos como sus entrañas parecían haberse reparado. Sin embargo toda su piel se encontraba ahora con marcas, deslucida, como si aquel poder que le había devuelto la vida no hubiera logrado restaurar todo ese dolor.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Chris Loriod  Ivanna  Lera Madison Lyman F. Gale  Misty Holes  Niba Laymon  Paul Adams  Shawn D. Williams  Xia Han  Zaira Castleworld

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13/03/2015, 21:35
Ivanna

Ivanna despertó de nuevo sobre el puente, con expresión confusa y horrorizada, mirando alrededor, perpleja, como si necesitase aquello para darse cuenta de dónde estaba.

Cuando fue consciente de lo que había ocurrido, no pudo evitar estremecerse, notando cómo se le humedecían los ojos al darse cuenta de que se encontraba sola, y Samuel no la había acompañado de vuelta- Loth...-musitó, con la voz temblorosa, tragando saliva con dificultad, levantándose sin a penas percatarse de que nada cubría su cuerpo, que a estas alturas no era para ella nada más que una carcasa dañada que había perdido el lustre. 

Miró a cada uno de los presentes a los ojos, con los suyos ausentes, y finalmente, asustada, se abrazó a Misty, empequeñeciéndose y escondiendo el rostro sobre su hombro. 

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13/03/2015, 22:12
Adam Hart

Adam observó perplejo la vuelta de Ivanna. Cierta alegría se dibujó en su rostro, pues aunque para muchos la forma de pensar y actuar de aquella carcasa que albergaba una fata, era amoral o incomprensible, para él resultaba simplemente libre y carente de prejuicios y normas sociales estúpidas y aburridas. Se acercó al altar que reposaba instantes antes y tomó el abrigo que la cubría con anterioridad, y se aproximó por la espalda mientras la pelirroja reposaba su frente en el hombro de Misty. La cubrió con delicadeza y desde atrás le dio un beso en la mejilla, tratando de, como buenamente pudo, reconfortarla, aún sabiendo que poco podría lograr aquel gesto, después de lo que habría sufrido. Solo una frase susurrada con ternura en su oído pronunció el yonki. -Pagarán por lo que te han hecho.- Se retiró un par de pasos hacia atrás encontrando la mirada de su ángel blanco al que asintió con una sonrisa de complaciencia por mostrar esa compasión ante Ivanna.

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13/03/2015, 22:25
Andy McGregor

Las inútiles muertes se sucedían, condenándonos a todos en la locura de aquel juego macabro que no hacía más que avanzar hacia el desastre. Como una manada de lemmings que, como un chiste inhumano, continúa imparable hasta caer por el precipicio que les lleva a la perdición.

La absurda muerte de Aubin era el más claro ejemplo de lo mal que se estaban dando las cosas. Pues era el resultado de alguien que no utiliza sus capacidades como debiera, por simple desconocimiento o estupidez.

Mi mirada impotente estaba a punto de verse empañada por unas lágrimas que trataba de reprimir. Lágrimas por ver como todo se iba a la mierda, sin poder hacer nada por evitarlo.

Entonces, como un salvavidas lanzado al agua demasiado lejos, un destello de esperanza volvió a nosotros al ser revivida, nuevamente, Ivanna.

- ¿Has descubierto algo en tu viaje? - Le pregunté. Ya quedaba atrás el joven Andy que daba la bienvenida con gesto afable a los regresados. Tanta visión horrenda y tanta negrura habían conseguido enturbiar mi ánimo.

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14/03/2015, 04:01
Allegra Blue

Allegra había esperado hasta el último momento para decidirse, pero finalmente cuando la primera campanada sonó, sus ojos buscaron un objetivo: el escritor. Sin embargo, mientras el combate comenzaba, ella se dedicó a caminar hasta el final del puente para descender hacia el río e introducir en él sus pies descalzos. Olvidados habían quedado sus zapatos junto a la barandilla del puente. 

Su mirada siguió el combate desde allí mientras se esforzaba para concentrar su poder una vez más, preguntándose cuál sería su alcance en ese sexto día y esperando el momento idóneo para intervenir. 

Éste llegó cuando el dragón de tinta se abalanzaba sobre Xia. Allegra movió sus manos rápidamente, comenzando esa especie de danza ancestral que daba forma a un dragón gemelo al del escritor, pero hecho de agua. Y una vez más salvando a la joven oriental como ya había hecho días antes. 

Cuando todo terminó, Allegra se quedó varios segundos todavía metida en el río, jadeante y sintiendo cómo sus manos temblaban una vez más. Se las metió en los bolsillos y apretó los puños, tratando de calmar ese temblor que esperaba desapareciese en algunos minutos, como los días anteriores. Su ceño se fruncía en un gesto preocupado y tras tomar aire lentamente, lo soltó en un suspiro largo y quedo. Despacio empezó a salir de la corriente y se acercó de nuevo al puente, dejando un rastro de huellas húmedas tras de sí. 

Al llegar allí buscó la mirada de Xia y le dedicó una pequeña sonrisa cargada de tristeza. Cada vez se sentía más rota, harta y derrotada en ese lugar. Le costaba encontrar en su interior a la Allegra que siempre portaba una sonrisa en los labios y que lo miraba todo con alegría y optimismo. Sabía que estaba en algún lugar, pero cuanto más aumentaba el horror cada día, la sentía más perdida. En esos momentos su mirada estaba empañada y sombría tras ver demasiada muerte en tan poco tiempo. 

Sus ojos recorrieron el puente y al ver a Anastasia besando el cadáver de Aubin hizo una pequeña mueca y se acercó a ella para poner una mano sobre su hombro. - ¿Estás bien? - Preguntó en un susurro a la joven de cabellos morados. La sentencia de ese juicio había llegado finalmente y ni siquiera la muerte de la juez había podido frenarlo.

Percibir los aromas de Fäe la puso en alerta y miró a su alrededor, buscando algo que sucediese. Y al ver a Ivanna levantarse debajo de ese abrigo, por un momento sus ojos parecieron recuperar la esperanza que les faltaba y una sonrisa se instaló de nuevo en su rostro. - Bienvenida. - Dijo a la joven pelirroja. - Por fin pasa algo bueno hoy.

No quiso interrumpir su momento con Misty, así que apartó la mirada de ellas y la volvió a posar sobre Anastasia. Tras el breve respiro, su expresión volvió a tornarse preocupada y se quedó cerca de allí, por si la muchacha necesitaba apoyo por su pérdida.

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14/03/2015, 19:59
Shawn D. Williams

Shawn había permanecido quieto mientras el cuerpo de Elendire volvía a cobrar vida, casi estaba hipnotizado por el suceso. Se alegraba de su vuelta, y sin embargo empezó a pensar sobre la perspectiva de la mortalidad. Era tan sencillo morir en Fäe (o en esta Ciudad entre ambos mundos) y del mismo modo se regresaba a la vida de la misma manera una dos tres o las veces que hiciera falta... 

No era justo para nadie que la vida y la muerte fuesen actos baratos y carentes de sentido, eso no estaba bien.

—Me alegro de tu vuelta Elendire. Siento ser inoportuno, pero... necesito que hablemos de lo que ocurrió aquel día —dijo el guardian clavando la mirada en Ivanna con tono afable— ¿Qué pasó para que vinieras al bosque? ¿De quien huías?

Tras aquellas palabras se acercó un poco tanto a ella como Misty. —Lo siento, lamento de verdad que Loth no esté aquí contigo.

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14/03/2015, 20:58
Anastasia Bubois

En cuanto sintió la presión de una mano sobre su hombro, Anastasia dirigió su mirada hacia ese punto, levantando ligeramente su rostro para buscar la dueña de ese apoyo y al encontrar a Allegra asintió ligeramente señalando que comprendía la muerte de Aubin, quizás incluso declaraba un "estoy bien" cortés.

Volvió a mirar una vez más el rostro del francés y apoyó su frente sobre la de él, tomándose unos segundos de despedida antes de dejar su cuerpo descansar en el suelo, limpiarle la sangre restante de su rostro con el bajo de su camiseta y abrir un portal bajo su cuerpo para trasladarlo junto al árbol de esa ciudad oscura, alejado de los expositores de su asesina.

Con debilidad volvió a ponerse en pie y agradeció con su mirada entristecida el gesto a Allegra. Y guardó sus manos en los bolsillos de la chaqueta reprimiendo la búsqueda de un abrazo.

El baile de los olores de la vainilla, el pino y el humo conducieron la mirada de Anastasia hasta la vuelta de Ivanna, y una ligera y tímida sonrisa natural se dibujó en sus labios bañados de sangre.

- Bienvenida- la recibió y un nerviosismo dubitativo entre la esperanza y la decepción asegurada se instaló en su estómago, esperando la vuelta de Aubin y desesperandose por su no regreso.

Finalmente buscó a Zaira, mantuvo su mirada sobre ella unos segundos y cuando la apartó fue con todo su cuerpo, se dirigió a la silla del escritor y se dejó caer en ella.

- Y el juez, verdugo y condenado se encontraron en el mismo palmo de tierra. - narró fingiendo escribir en el aire.

Notas de juego

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15/03/2015, 00:58
Xia Han

Cuando aquellos olores llegaron, solo hubo que seguir las miradas de los demás para encontrarse con aquel movimientro bajo el cual Ivanna se levantó, aun con su cuerpo en ese estado.

Esperé un poco pues se fue hacia Misty y después me acerqué un poco, levantando la mano saludándola.

-Hola Ivanna-Le dediqué una sonrisa y me senté junto al río. observando a cada uno de los que allí quedábamos.

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15/03/2015, 01:08
Ivanna

Desperezándose lentamente de aquel abrazo, Ivanna volvió a alzar el rostro, con las mejillas humedecidas- Gracias...- musitó, en general, tras recibir aquellas muestras de cariño y apoyo que, aunque no podían reconfortarla del todo, la hacían sentirse un poco menos sola y desamparada. 

Le dedicó una leve sonrisa llena de sonrojo a Adam, mientras introducía los brazos por las mangas del abrigo, y prodeció a secarse la cara con el dorso de la mano. 

Aún intentaba serenarse cuando la voz de Ohtar llegó a sus oidos, familiar, pero cargada de duda y de vivencias que no era capaz de recordar con claridad. Lo observó, perpleja, haciendo un esfuerzo por no perderse en sus pupilas ambarinas, y sintió que un escalofrío la recorría al recordar la prisa que tenía y el verde de aquella primera imagen que era capaz de rememorar. El verde del Bosque, o el de la piel de Ohtar. Ambos eran tan similares que se entremezclaban en su memoria.

No lo recuerdo.-confesó- Sólo sé que tenía prisa. Y que tú me salvaste. Eres lo primero que soy capaz de recordar, y esto es así desde incluso antes del destierro-añadió, con la voz temblorosa- ¿Qué es lo que recuerdas tú de ese día? ¿Y por qué es importante que lo hablemos ahora?- preguntó, casi con miedo, sin saber muy bien qué podía encontrar en su respuesta.

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15/03/2015, 10:20
Paul Adams

Sin saber porqué, pues no había visto nada que me acercase a lo que la mayoría pensó fueron directos hacía aquel escritor que sólo sabía escribir y narrar todo lo que sucedía a nuestro alrededor.

La batalla fue cruenta, pero demostraba que dentro de nosotros aún vivía Fäe. Quizás nuestra lucha fuera vana sin darnos cuenta que Fäe nunca se había ido, y cada uno de nosotros guardaba una parte de ella en nuestro interior. Pero eso eran vagos sueños que deseaba en mi interior.

Pues de nuevo el olor a sangre se derramaba a nosotros trazando una línea de silencio entre la mayoría, cuando sin darnos cuenta Aubin comenzó a titubear y con un temblor en sus labios caía entre los demás. La batalla me había borrado aquel comentario del francés en el que aseguraba que el veneno corría dentro de él.- Mierda...

Me había hecho falta una muerte para confiar en él. Era igual que el resto... un mero vacío que no veía más que lo que se me mostraba frente a frente. Puede que ese fuera nuestro error.

Apesadumbrado olí aquella suave vainilla, pensando que traería algo más oscuro entre los demás, pero entonces fue Ivanna la que volvía entre nosotros, sus tejidos recuperados demostraban que el dolor no había desaparecido, al igual que aquel dulce nombre en sus labios con aquel gesto de pesar.

Todos empezaron a hablar sobre la vuelta de ella mientras la luz tenue del atardecer se iba despejando. En silencio fue hasta los restos del escritor y miré en sus ojos entre aquel fulgor.

Mientras miraba allí dentro y me perdía entre recuerdos un suave sonido llegaba a mí, algo me que inquietaba y me hacía comprender a más uno por aquella palabra en sus labios y crecía el miedo dentro de mí.

Pero aquel mundo de tierra y noches se abría ante mí, encontrando algo que jamás pensé que pudiera pasar, una historia escrita en un cuerpo con miles de heridas rasgadas en una propia piel. Un recuerdo de los que ha sucedido y frases que conectan a Faë a este lugar. Un nexo de historias, como la voz del escritor que enlazando miles de letras dan sentido a la vida aun cubierta de dolor.

Aparto mis ojos de aquella visión cuando el dolor me rodea y niego intentando zafarme de aquella sensación y digo al resto. - Su misión no era hacer daño, sino encontrar legajos en nuestras historias que nos recordasen la verdad... una ayuda a encontrar las respuestas que sin saberlo se escribieron hace enios en Fäe y en estos días deberíamos de recordar.

Entonces recordé algo que habían dicho mientras yo miraba aquel cuerpo y me dirigí hacia Anastasia y ldije, comprendiendo parte de sus palabras.- Yo... acabo de encontrar ese lugar... Miré al Reloj y dije.- Palabras inconexas que ahora toman forma tras aquel mundo de imagenes encadenadas a un número más...

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15/03/2015, 12:13
Narrador

El tiempo había ido pasando desde aquel atardecer. Atrás habían quedado esas seis de la tarde en que el escritor había perdido la vida. Atrás también esa última frase escrita, capaz de quedar marcada en vuestras almas. Y también atrás se había quedado la muerte de Aubin.

Poco a poco la oscuridad estaba cada vez más presente, y no tardaría mucho en llegar el momento en que no pudierais ver más allá de vosotros mismos. Desde unos días atrás las noches eran cada vez más silenciosas, como si os invitaran a recogeros en vosotros mismos. Como si la incertidumbre y el temor de lo que encontraríais al amanecer se llevase vuestras palabras. Aquel era el peligro de estar vivo.

Fue entonces cuando comenzó una vez más el juego de olores. El primero en esta ocasión fue el del pino, natural, cercano e intenso. Luego vino el humo, y se instaló más largamente con vosotros, retornando en una fuerte oleada cuando parecía que iba a marcharse. Y finalmente otro más. Polvo. Polvo seco.

Delante de vosotros, mientras tanto, la herida que recorría el cuello de Kammy lado a lado parecía cerrarse, pegándose un lado contra otro de una forma antinatural y desagradable. Su respiración volvió en una gran bocanada, y no tardó en abrir los ojos, que de inmediato se tornaron de un color violeta oscuro cargado de tristeza. Durante algunos segundos permaneció así, mientras el aire a su alrededor parecía volverse más denso, más gris, y llenarse de un aroma a tierra mojada. Como el de un cementerio después de la lluvia.

Cuando se sintió preparada Kammy se incorporó, recorriéndoos a todos con la mirada. Bajo su mandíbula, donde antes podíais ver su garganta abierta, ahora estaban las marcas de una herida que no había llegado a curar, y un par de líneas de sangre aún descendían de ella, como si ni siquiera estuviera cerrada del todo. Y aún así, vivía.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

 Adam Hart  Allegra Blue  Anastasia Bubois   Andy McGregor  Chris Loriod  Ivanna  Kammy Phillips  Lera Madison Lyman F. Gale  Misty Holes  Niba Laymon  Paul Adams  Shawn D. Williams  Xia Han  Zaira Castleworld

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15/03/2015, 13:01
Zaira Castleworld

El olor a vainilla que se extendió por el ambiente, hizo sonreír a Zaira. Miró a su alrededor, buscando su posible fuente, cuando de repente vio el cuerpo de Ivanna volver a la vida. Se quedó mirándola, con expresión de sorpresa y una suave sonrisa en sus labio. 

Pero al ver que estaba confusa y que se acercaba a Misty, no hizo ningún gesto de aproximarse. Tan sólo la saludó alzando ligeramente una mano. 

- Bienvenida de nuevo - . Le dijo y arqueó ligeramente una ceja. - Hundo me pide que te diga que su respuesta era la segunda opción - . Se encogió suavemente de hombros y metió las manos en los bolsillos de su tejano. Después de tantos días con la misma ropa, empezaba a sentirse muy incómoda. Ojalá hubiera traído de recambio. Se dijo con un pequeño suspiro.

Pero antes de seguir lamentándose, escuchó las palabras de Anastasia, seguidas por las de Paul. Se volvió a mirarles, extrañada. - ¿De qué estáis hablando? - Preguntó en el momento en el que la figura de Kammy cobraba de nuevo vida. Se giró, de nuevo sorprendida.

- Bienvenida... -