Partida Rol por web

Aina observó con gesto de horror la destrucción de la Ciudad Oscura. Tenía un mal presentimiento, aquello no podía ser nada bueno. Pero desde allí lo único que podía hacer era lamentarse, así que apartó la mirada del espejo y volvió a estirarse en el sofá, cerró los ojos y dejó que su conciencia viajara hacia algo parecido a un sueño.

Cuando a la mañana siguiente aparecieron las figuras de Elendire, Lúva y Rais, la fata de palacio se dio la vuelta en el sofá y apoyando la cabeza en ambas manos les saludó con un suave arqueamiento de ceja.

- Lo siento - Musitó mirando hacia Elendire y Lúva, tras lo que dirigió su mirada hacia Rais y una mueca de asco se dibujó en sus labios. - Anastasia es una zorra - . Murmuró y dirigió su mirada de nuevo hacia Elendire, ignorando las palabras derrotistas de Loth. - Si puedes regresar, hazlo en cuanto puedas ser útil. Tal y como están las cosas, la espera puede ser catastrófica - . Le dijo y cruzó los brazos sobre el sofá, para poder enterrar su rostro en ellos.

Observó a Loth largamente, y acercó una mano a su rostro para acariciar su mejilla- Está bien- dijo, con resignación- No te obligaré a volver conmigo, si lo que deseas es quedarte aquí- añadió, con dificultad, sintiendo que se le quebraba la voz- Sólo quiero que recuerdes, si no volvemos a vernos, que a pesar de todo lo que puedas pensar, te quise de verdad. Y aún lo hago. -concluyó, sintiendo que los ojos se le humedecían, incapaz de contener las lágrimas.

El propio Gelion había respondido a la pregunta de Namarie. Eirien asintió ante las concisas palabras de este Fata del Bosque, la enfermiza carcasa de Nur-Taur seguía adelante sin hacer básicamente nada útil… Eirien levanta un brazo suavemente, y un pequeño fuego Fatuo aparece en el lugar enfrente de si, para tras unos segundos, recrear la figura de aquella carcasa bañada en llamas azules, Paul Adams. Tras un gesto de rabia… La dama de los secretos rompe la ilusión del enfermero muerte - …Que algunos como Leithian o Atanamir hayan caído con las campanadas antes que él, me parece… - En fin, otra vez… no tiene palabras. Mataban a los que formulaban preguntas, se quedaban con los que le echaban cuento a la tenebrosa fábula de aquella Ciudad Oscura.

Su ermitaña y corroída silueta, pues... ahora rodeada de Fatas de todas las castas, se sentía fuera de lugar. Para cuando llegan las muertes, Eirien niega… Ivanna y Lúva, pero mas dolida con la vuelta de Rais, aprieta los puños con fuerza. Por momentos, la soberbia de Eirien crece tanto como se anula, aquí no es nada, aquí no es nadie. Deja caer su destapado hombro contra cualquier lugar en gesto de simple decepción, arqueando una ceja. De acabar… le hubiese gustado que fuera caminando en pos de sacrificio, y hacia la Bruma, así como para los que creía cercanos. ¿Serian productivas sus muertes en este lugar? Niega… el final seguro sería mucho más cruel y despiadado para los muertos que un eterno descanso en un bonito lugar.

Fuerza, Atanamir… - desea, o llegado el día, quien sabe… la Bruma podría con el mundo de los sueños sin que los lloriqueos de ningún habitante de Fäe pudiesen evitarlo.

Tras escuchar a Elendire y Loth, con Aina por el medio, comenta - Si puedes llevarte a alguien contigo, yo te recomendaría que fuese alguien que pueda arrebatar vidas...- señalando a Essä, una opción. Así se asegurarían de no volver solas a este lugar...

La noche trajo consigo un nuevo amanecer de muerte... los últimos acontecimientos había dejado a Míriel sin saber que decir ni que hacer. Parecía que por fin todos aquellos fatas que lo habían tildado de asesino y mentiroso, se habían dado cuenta por fin que el único error que había cometido había sido rebelarse tan pronto no como alguien capaz de ver el alma de los demás, sino como Míriel... había muerto por los perjuicios que había sobre su persona... Pero el problema que más le urgia era no saber que pasaba en el mundo de los vivos... con Aina muerta era complicado hacer llegar los deseos y los ruegos a los que aún quedaban con vida, a lo que aún podían hacer algo. Miró a Aina, parecía haberse rendido, no la culpaba el también había perdido la esperanza desde la última vez que volvió a ser asesinado, pero el espíritu de Míriel era tenaz y pese a todo aún quería hacer algo, aunque fuese mostrarse deacuerdo con las teorías que se estaban formulando.

- Coincido con Eirien, si Elendire tiene el poder de llevarse a alguien con ella y Loth no desea volver, sería justo que Essa lo hiciera. No nos queda tiempo y ya sabemos lo que hay- miró a Elendire con un hilo de esperanza

Rais se rió cuando mencionaban de traer gente con la capacidad de matar.

Si lo que buscáis es muerte entre los vivos, entonces os serviré más muerto que vivo.

Luego miró a Eirien directamente, aunque su voz era para todos los presentes.

Después que habláramos sin que mi muerte nos interrumpiera, dijiste que hablarías con Xia. Me gustaría saber que descubriste hablando con ella, aunque lo que más me interesa es su nombre de Fata. El suyo y el de Andy, Lyman y Misty, por si alguno de los presentes puede facilitarme tal información.

- ¿Y qué harás con esa información? - Aina levantó la mirada y la clavó en Rais. Se incorporó, saliendo del mutismo en el que había permanecido desde la víspera. Sus labios se torcieron en una mueca y se encogió suavemente de hombros. - La carcasa de Lyman la ocupaba Nienor. Pero cuando Vanya desapareció de aquí, ocupó esa carcasa que en ese momento se encontraba vacía. Así que ahora es ella - . Arqueó ligeramente una ceja, sin apartar su mirada celeste de la del fata. 

Hacer haré poco mientras siga muerto, pero eso no quita que quiera saber. - replicó Rais ante las palabras de Aina - ¿Cuan sabías tu de las maquinaciones de Anastacia? ¿Cuanto llegaste a callar, creyendo que tu vínculo con Lera te iba a proteger? - Bufó, y luego su mirada se desvió hacia Eirien - ¿No se suponía que ibas a contar todo lo que sabías de Aina? Esta información también me gustaría saberla.

- Se que no confían en mi.- Mencionó, sin miramientos.- Pero si necesitan a alguien que sea capaz de matar a cualquiera, yo puedo hacerlo. Aunque claro, eso ya es decisión de ustedes.- Sonrió, sin poder ocultar sus ganas de acabar con los enemigos del Bosque.

Luego su mirada se fue hacía Lúva, inclinando su cabeza a modo de saludo, sin estar contento por su llegada.

Elendire esperaba alguna respuesta de Loth, y sin embargo, las palabras de Rais y Aina llamaron poderosamente su atención- ¿Estabas vinculada a ella?- preguntó, impactada, limpiándose las mejillas- ¿Podéis explicarme de qué estáis hablando? ¿Cuáles son esas maquinaciones de las que habláis? ¿Qué es lo que ha hecho Anastasia, además de encadenar a Miriel y utilizar sentimientos ajenos para encontrar protección?

El regreso de Lúva y Elendire, esta vez acompañadas de Rais, supuso un nuevo shock. Cada vez que volvía la mataban, era realmente admirable que no se rindiera. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue que Eirien y Miriel propusieran mi vuelta. Miré con tristeza a Loth que prefería seguir muerto en vez de volver con su amada. Inmediatamente, me puse a darle vueltas a cómo podíamos dar un fuerte golpe a los asesinos.

-No tengo inconveniente en volver pero, para ser útil, tengo que llegar viva hasta la noche. En caso contrario no serviría de nada.- Observé a los demás dudando de cuánto podía decir y esperé a que Elendire opinara.

Muchos juicios se han llevado a cabo, Gelion, me temo no recordar quién comenzó aquella discordia en particular - confesó - Pero agradezco tu respuesta.- entonces una fata con el poder de los fuegos fatuos la enseña una imagen de una de las carcasas, que no le cuesta un segundo reconocer. Pasando tanto tiempo rodeada de todos ellos era imposible no memorizar sus rasgos como los propios - Ooh, ya veo... Paul... Muchas gracias. 

Aunque la destrucción de la ciudad le había dado un buen susto al ver a sus hermanos en peligro, se tranquilizó rápidamente al verlos sanos y salvos, aunque no hubo razón para celebrar pues el pasar de la noche anunciaba un horrible destino. Más fatas no tardaron en llegar al lugar de reunión, para sorpresa de Namárie. Pareciera que entre más días pasaban, más rápido caían, y aquello no era bueno, de ninguna manera. Mira a Tarma tan pronto habla de Allegra y Adam, como un acto reflejo ante la mención de su familia. ¿Por qué hablaban de ellos como un trío, cuando todos sabían que el trío la incluía a ella y no a la carcasa francesa?

No hay nada que plantearse - contestó a Rais - mi familia quiere el bienestar de Fäe, como supongo todos aquí queremos. 

En cuanto a la escena de Elendire y Loth, decir que la ignoró sería inexacto. Más bien, quiso ignorarla, pero Elendire le provocaba tal desagrado por su sola presencia que no pudo más que forzarse a no mirar, molesta aún por tener que estar encerrada con ella. Y con Míriel. No olvidemos a Míriel.

Escuchó con atención pues era innecesario hablar. Aina parecía hacer la única pregunta que ella misma quería hacer, así que no valía la pena adherirse a aquello. Sin embargo, la respuesta de Rais fue vaga, dejando mucho que desear, pero hablando bastante bien de él. No decía nada, sin embargo lanzaba millones de preguntas específicas, a ver si alguien cometía el error de contestarlas. 

Lúva apareció allí, gritando con fuerza, como si su espíritu aún no comprendiera que su agonía ya había terminado. Aún podía escuchar la detestable canción en su cabeza, mientras trataba de recuperar la calma. Las amarras, los cortes, todo estaba allí. Lágrimas brotaban de sus ojos mientras se calmaba y observaba a todos los presentes.

Cuando vio a Elendire, posó la vista sobre sus propias muñecas y luego las de ella para levantarse con ira en los ojos. Observó a Loth igualmente molesta y les gritó - ¡Farsantes! - su rostro se veía desencajado, lo cual evidenciaba la naturaleza de los bruscos cambios de Kammy.

- ¿Por qué preguntas lo que ya sabes? ¡No eres más que una maldita sierva! - dijo todo lo que había callado durante su resurrección. Luego se giró hacia Loth - ¡Y tú lo sabías todo! Te defendí, te apoyé, te consolé y ¡Eres igual a ella! - las lágrimas no dejaban de brotar mientras su postura parecía no ser tan firme como siempre. Daba pasos que parecían guiarla hacia el suelo.

Observó a Rais con lágrimas en los ojos y le dijo - Misty es Elendë y Andy es Randir. Todos son unos mentirosos o unos tontos - miró a Namárie con pesar. Morchain estuvo todo el tiempo cerca, siempre allí, y aunque ella ya sabía que era él, nunca le dirigió una palabra, a pesar de lo mucho que Lúva se preocupaba con él.

- Elendire es parte de los traidores. Les llama Anarquistas para sentirse mejor consigo misma. Me esclavizó y me lo contó todo, ya que yo no podría contradecirla aunque quisiera. Su ama debe ser Lassa, aunque nunca me lo confirmó. Su ama hace parte de los Anarquistas y supongo que es ella quien se ha contactado conmigo como yo lo hice con Loth - sus lágrimas seguían cayendo - Loth escondió la verdad para que Elendire no fuera vista como lo que es, una traidora - escupió esas palabras con desprecio mientras buscaba a Gelion, quien la miraba. A pesar de todo, era el único amigo que le quedaba, ya que todos sus antiguos amigos la habían dejado sola.

- Aidane debe ser esclava de la traidora - caminó despacio hacia él mientras parecía quebrarse cada vez más - Hemos sido engañados y si realmente los hermanos de Namárie no son traidores, están en la boca de lobo - se abrazó a Gelion desconsolada, sintiéndose utilizada y derrotada.

- Para la muestra, ese lugar está muriendo. La traición terminará de consumir Fäe - lloraba desconsolada. Había querido ayudar con todo su corazón pero no había conseguido nada y quienes no amaban a Fäe como ella, seguían vivos.

Aina se volvió a mirar a Rais con expresión confusa. - ¿Mi vínculo con Lera? Nunca he estado vinculada a ella - . Le dijo y arqueó ligeramente una ceja. - Y lo que sabía de Lassa lo expliqué todo aquí. Allí hubiera sido una locura - . Esbozó una sonrisa irónica. - Aunque ahora creo que no habría cambiado nada - .

En ese momento Lúva empezó a acusar a Elendire. Aina se giró para mirarla, perpleja. - ¿Ahora dices que sus hermanos no son traidores? Fuiste tú quién nos advirtió sobre Sërinde y nos dijo lo que estaba haciendo en ese sitio. No entiendo ese cambio de parecer - . Le dijo y sus labios se torcieron en una pequeña mueca. 

Lúva paró sus sollozos un momento para decirle a Aina - Aprecio a Namárie. Ella dijo que eran inocentes, pero yo sigo creyendo que Allegra es una traidora. Si ella tiene razón, entonces están en la boca del lobo. Si no, entonces son la boca del lobo - le enojaba que hubiera ignorado todo lo que ella había dicho antes pero volvió a sumergirse en el consuelo que, mal que bien, Gelion le podía brindar.

El ataque de Lúva le pilló completamente desprevenido.

- ¿De qué demonios estás hablando? Sí, Elendire adquirió la habilidad de matar sin ser vista, ¡pero no hacía nada que no hicieran los demás, intentar castigar a los asesinos! ¡No trabaja con ellos! ¿Crees que querría quedarme aquí, si tuviera la certeza de que forma parte de su aquelarre? ¡La protegerían en vez de asesinarla una y otra vez!

Elendire miró a Lúva, perpleja, escuchándola con ojos muy abiertos, pero sin interrumpir su diatriba, dejándola expresarse hasta que hubiese dicho todo lo que quería decir, sintiendo que el amargor se instalaba en sus labios cuando mencionaba a Loth y a Elendë- Yo...-se dispuso a responder, con seriedad, cuando de pronto intervino Loth.

Escuchar cómo la defendía fue como un bálsamo para su corazón, confuso y lleno de melancolía. Lo miró, conmovida, y llevada por aquel impulso que a veces era incapaz de contener, se abrazó una vez más a él, besando con devoción sus tentáculos- Mi querido Loth- susurró, intentando apaciguarse, recordando que quizá, aquellas muestras de afecto tan evidentes lo incomodaban, separándose, poco a poco, con reticencia. 

Tomó su mano, y sin querer soltarla, enfrentó a Lúva. Y en su mirada no había ira. Tan sólo confusión y pena- Estás equivocada. Entiendo tu dolor, pero te equivocas.-comenzó, respirando hondo- Loth no es ningún traidor. Jamás lo ha sido. Y sabes tan bien como yo que sería incapaz de hacerle daño a nadie.-añadió, dedicándole una sonrisa a su compañero- Él tan sólo posee un corazón demasiado noble como para abandonarme. Y a pesar de quererme, se horrorizó cuando supo que era capaz de tomar una esencia para aprender de ella. -confesó, sin rencor.

- Yo jamás quise inmiscuirme en todo esto. La Guerra siempre fue algo que me resultó ajeno. O mejor dicho, hasta donde alcanza mi memoria, jamás me importó lo suficiente como para implicarme directamente en ella.-se detuvo un instante entonces, para que Lúva pudiera asimilar lo que decía- Nunca he creído en bandos o afiliaciones. Porque todos, a nuestra manera, hemos manchado nuestras manos de sangre. Hemos causado daños, y hemos sido partícipes, de manera directa o indirecta, en alguna traición- continuó, con seriedad- Sin embargo a veces ocurren cosas inesperadas, que obligan a uno a hacer cosas que no desearía hacer. Y así ocurrió en mi caso. Pues alguien me trajo de vuelta durante la noche, y sometió mi voluntad. Y me hizo partícipe de sus ideales, lo quisiera yo o no.- se mordió el labio inferior, conteniendo el aire durante unos segundos, antes de proseguir- Ese alguien no era Lassa. Ella me suscita una repugnancia igual que la que siente Aina, por lo que ha hecho a otros que me importan. Y no me es posible hablar en mayor profundidad de ello, pues sé que hay entre nosotros otros que podrían utilizar mis palabras con ánimo pernicioso.- dijo, sin referirse a nadie en concreto- Mis cadenas ahora están rotas, y mi corazón liberado. He sido engañada, al igual que tú.- apretó ligeramente la mano de Loth- Y es por eso por lo que quiero volver. Las cosas no se pueden quedar así, y al otro lado sé que hay otros en quienes confío, y con quienes podré intentar darle a todo esto un final distinto al que parece que estamos condenados. 

Suspiró, negando ligeramente con el rostro- Desconozco si Aidane y Lassa tienen alguna clase de vínculo. Pero hasta donde yo sé, sus intenciones se alejaban de las de los Anarquistas. Lo pude ver en su mismísima alma- aseguró. 

Al parecer en ese lugar donde se encontraban, allí donde los fata volvían a ser fata, las verdaderas intenciones de muchos de ellos se mostraban sin tapujos, no como en su carcasa humana, donde todo era humo y solo humo, al contrario en ese lugar entre la muerte real y la vida, las palabras de Amazarac tenían mas fuerza y mas sentido, sin duda era un fata mas inteligente de lo que a simple vista mostraba, así como otros muchos de los que estaban allí, que hablaban de muerte y asesinar, mientras en vida hablaban de vida. Las dos caras de la moneda.-Comento en bajo curiosamente con una tenue sonrisa entre sus labios, antes de levantarse de su silla y esta deshacerse en liquido.

Leithian camino hasta la grieta, o el espejo y quiso mirar a a través de el, pero no consiguió ver mucho mas aya. Por otra parte seguía escuchando con mas atención si cabe las palabras de cada uno. Y el nombre de una de aquellas fata le retumbaba en el oído, alguien que le traía recuerdos, una de las pocas. Fue entonces cuando en su antebrazo izquierdo, se escribió la palabra "chacal", la cual acaricio con sus grises dedos pensativo.

-Si, tal vez debieran buscarlo a él.-Comento observando aquella palabra, mientras la silla, que ahora era un simple charco de sangre, se acercaba al fata volviendo a su cauce por sus numerosas cicatrices.

Parecía que la muerte no le había sentado del todo bien a Lúva, vino echa un huracán lanzando acusaciones directas a varios de los fatas presentes. Tras escuchar a unos y otros decidió hablar... aunque no sabía si debía debido a que sus palabras eran los que lo habían conducido a la muerte.

- Si me disculpan vuestras mercedes hay varias cosas que me gustaría añadir. Uno, Lúva eres tu la traidora, dos Elendire siempre he confiado en tu inocencia y tu voluntad por ayudar a Fae, además teneís todos mejor juicio que yo... Tres, la búsqueda de la justicia y la verdad me ha llevado a morir a manos de los traidores en varias ocasiones y mi mayor pena es no ser capaz de aportar nada más por ayudar a Fae... aún así debo añadir que Lassa es manipuladora y mentirosa, pero jamás me he atrebido a tacharla de traidora porque no tengo pruebas suficientes... hay otros fatas que me intrigan más y pediría que si algún fata de los vivos se manifiesta con información, sea escuchado y tenga más crédito que el que yo he tenido... nos lo estamos jugando todo y Fae debería de estar por encima de nuestras rencillas y perjuicios particulares.

Aina se volvió a mirar a Elendire, confusa. Escuchó sus palabras y una pequeña mueca se formó en sus labios.

- Ese que te trajo, ¿te dijo que era un traidor? - Le preguntó con un hilo de voz. Tiene que haber un error, no... no puede ser... Tragó saliva e intentó esbozar una sonrisa para evitar miradas extrañadas. 

- Creo que si puedes llevar a alguien contigo, deberías llevarte a Lúva - . Dijo, mirando hacia la otra fata, con una sonrisa triste. Deseaba ser ella la que acompañara a Elendire. Tenía muchas cosas que decir, pero Kammy podía resucitar a otras fatas. Estaba convencida de que ella podía llevar la esperanza a Fäe. 

Lúva escuchó a Miriel y lo miró con un rostro de interrogante.

- ¿Siquiera saber de qué estás hablando? Te la has pasado muerto mientras otros luchamos por traer justicia. ¿Qué puedes saber tú? - apretó sus puños con fuerza tratando de no controlarse.

Luego, miró a Aina - Si he de volver, no quiero ser una esclava - miró a Elendire con tristeza. Ella comprendía lo que era estar sometido a la voluntad de alguien más, aunque ella no había estado el mismo tiempo que la fata.