Partida Rol por web

Haruhi estaba hasta el fondo del salón tratando de pasar desapercibida. No quería estar ahí y mucho menos rodeada de tantos extraños que parecían tener su propia personalidad imponente y brillante, cualidades que la peliazul no podía controlar y le cohibía en extremo. Anhelaba que todo eso acabara pronto y salir corriendo de ahí, pues no había hablado con nadie... no podía hacerlo.

Cuando vio entrar a Nagisa-sensei intentó enfocarse en que debía ser un día normal de clases, uno tranquilo para no caer en la introversión máxima posible porque sabía que eso la perjudicaría... pero todo cambió cuando la nación del fuego atacó  apareció ese tentáculo amarillo de la nada y la pobre Haruhi perdió color en su ya pálido rostro, su boca abría y cerraba como un pecesito. ¿QUÉ-ERA-ESO?

-B-b-b-b-b-b-intentó musitar una palabra, pero simplemente su voz no iba a ella. ¿Por qué los demás estaban fascinados? ¿Estaban mal de su cabeza? ¿Qué estaba pasando?.

Sus ojos comenzaron a tornarse cristalinos y agachó su mirada para tranquilizarse. Deseaba mucho que sus verdaderos amigos estuvieran con ella y no sola rodeada de extraños. 

Madrugador por una de esas pocas en su vida -su padre le había tirado de la casa para ir presentable a su primer día- Kenichi es uno de los primeros en llegar a la nueva clase. Se queda mirando la puerta con nervios y sintiendo cómo el corazón golpeaba con fuerza pero los siguientes que fueron llegando le impulsaron para dentro. Al ir a irse al fondo se dio cuenta de que el sitio que quería estaba tomado por otro estudiante. Avanza un par de pasos para sentarse en otra silla pero se la quitan y le lanzan una mirada asesina.

Así, sin darse cuenta, termina en primera fila y se pone recto como un palo, con la mirada hacia el techo y las manos en los hombros, deseando no llamar demasiado la atención y que no le hicieran demasiadas preguntas. El profesor que les ha tocado empieza a hablar y al menos parece simpático -o soportable-. Trago saliva antes de hablar y entonces sucede todo. Mi cerebro se queda paralizado mientras veo lo que sucede y la reacción tan natural de algunos de mis compañeros. Yo debía ser un poco bastante tonto porque no me estaba enterando de nada. Levanto la mano y espero mi turno para hablar.

Koro-sensei vió el percal que se estaba formando y empezó a mirar todo el mundo siendo que en un primer lugar empezó a sudar, pero al oir a Namine llamarlo lacasito la cara del pulpoide se volvió rosa por completo, con unos sonrojos a cada lado

Y aunque parecía que iba a empezar a hablar cuando Kenichi Nobunaga empezó a preguntar se quedó blanco... literalmente blanco

Por un momento parecía que se había quedado sin respuesta y estatico allí, pero pronto se recobró en su amarillo natural y empezó a pararos a todos - Calma calma, os lo explicaré todo sin problemas...

Una vez más calmado todo empezó a comentar - En primer lugar... lo que ocurre aquí es muy peligroso y superhumano, por eso el campo de fuerza es imprescindible para mantener la amenaza en este lugar... Pero como en su momento no tenía la tecnología que tenía el gobierno solo he podido hacer un campo de fuerza comun para todos a la vez. A primera vista es invisible, pero si intentais atravesarlo... Solo no lo hagais, no quiero que el profesor Nagisa tenga que responsabilizarse de un miembro amputado. Lo mismo va por las armas, violencia extraña es... movimientos bruscos, más concretamente de más de 10 metros por segundo. Todo lo que sea superior a esa velocidad, habrá armas que lo detengan...  Se que parece imposible pero... es posible con esta amenaza...

Y ahora venía la verdadera razón por la cual hacía todo esto - Ahora os explicaré por qué, para estudiar aquí, debeis estudiar como la clase del asesinato, la cual es esta misma clase cuando Nagisa-sensei tenía vuestra edad. Uno de vosotros es un pequeño experimento de la única celula que quedaba viva de un ser al cual podriamos denominar... - empezó a volverse a azul con mucho sudor antes de decir la palabra - pulpoide. Posee supervelocidad, superfuerza y una regeneración bastante rápida por la cual lo hace un ser humano casi imposible de matar. Ya que yo no puedo estar aquí personalmente y no puedo pedir a Nagisa-sensei que vuelva a sus origenes, os pido a vosotros que seais los que descubran a ese ser y le pongais fin a su existencia - Antes de que dijerais nada y con vuestras reacciones aún presentes, sus tentaculos volaron poniendo encima de la mesa de cada uno un par de cosas

Eran un libro y un cuchillo, este parecía tener filo, pero era verde. - Como no estoy seguro de la mutación que hab´ra tenido dicha celula en este experimento solo os puedo dar esa defensa y esa guía de como funcionar en la clase - Literalmente en el libro ponía "Guía para los alumnos de la nueva clase del asesinato. Por Koro-sensei" - Ahí descubrireis la forma de como intentar hallar al pulpoide y de como usar vuestra habilidades que muchos creen inutiles, como verdaderas armas, no solo de combate, sino también de estudio, ya que no es solo importante que salgais de aquí con vida, sino de que podais aumentar vuestras notas y en el futuro ser como Nagisa, y ayudar a los demás también... Oh, eso me recuerda que ya le dejé una carta y un libro a Nagisa sobre este evento. Bueno, así era más divertido - Su cara pasó a ser amarilla con rayas verdes - Nurujujuju

-Ante todo debeis saber dos cosas importantes. PRIMERA: - Gritó casi como si se tratase de un presentador - No subestimeis al pulpoide, podría tener secuaces. SEGUNDA: Solo lograreis matar al pulpoide con el cuchillo que os he dado, ya que está cubierta con una sustancia especial que lo hiere fatalmente. - Finalmente volvió a calmarse en su amarillo natural - Por favor, aprovechad todo vuestro potencial y acabad de una vez por todas con este peligro para la humanidad... Cuando solo quedeis uno de los dos bandos vivos, el campo de fuerza y las defensas se bajaran dejandoos salir, y también vale para el pulpoide, pero si este logra escapar... La tierra estará condenada a ser destruida meses después. El fin de la civilización.

Después de tal mensaje serio y que hubiera un silencio abrumador un sonido como de alarma sonó - Uy... Tengo que sacar los pañuelitos de la sarten. Os dejo mucha suerte y volveré a hablaros. Animo y buen asesinato. - La imagen desapareció poco a poco dejandoos con lo dicho, ni más ni menos.

Aquel día simplemente no pintaba que fuese a ser bueno en ninguno de los aspectos imaginables. Aiko se había levantado de muy mala gana y, desde el momento en que se subió al lujoso vehículo que tenía que transportarla hasta la escuela, su pobre chofer se había tenido que tragar una sarta de quejas tan grande que ni siquiera con su veterana paciencia fue capaz de aguantar. Por fortuna no fue del todo un problema, a fin de cuentas... Las prisas por quitarse a tal molestia de encima le hicieron llegar con varios minutos de sobra.

Aiko se bajó del vehículo con ayuda de un chofer que ya no podía esperar en despacharla y la muchacha comenzó a caminar... Y a caminar, y a caminar... -¡¿Qué tan lejos puede quedar?!- Se quejó a medio camino, exasperada. Durante la mañana se había arreglado como de costumbre: Maquillaje suave, uñas pintadas, cabello cuidado... ¡Y sin embargo todo ese trabajo parecía apunto de irse al demonio por un viaje insufrible a través de la montaña! Faltó poco para que diese media vuelta y se marchase cuando por fin pudo ver el origen de todas sus quejas: La academia, o la clase E como aún era llamada por los del Instituto. 

No tardó en hacerse notar al llegar al salón de clases. Abrió la puerta con cierta brusquedad, para luego caminar hasta el asiento desocupado de la tercera fila junto a la ventana con toda la dignidad y orgullo de una diva que pese a estar entre ellos no iba a codearse tan fácilmente con la chusma. Estaba a un nivel fuera de su alcance, a fin de cuentas. El resto del tiempo lo desperdició retocándose las uñas sin mucho interés, posiblemente esperando a que el día se acabase pronto para marcharse a su casa. Oh, pobre ilusa...

Cuando Nagisa se presentó en el salón no hizo mucho caso a su presencia, si eso se levantó para saludarle como era costumbre para después volverse a sentar y seguir con lo suyo. Ni siquiera se dio cuenta cuando apareció el hombre pulpo hasta varios segundos después de que este ya había comenzado a hablar. Levantó la cabeza de sus uñas, lo miró... Y su cara bien pudo haber sido un poema visual en esos momentos, pues su cerebro había dejado de procesar completamente lo que veían sus ojos. Pero lo peor vino después, cuando un montón de gente comenzó a mostrarse colaborativa con esa especie de deformidad mutante y amarilla, que sonreía con la cara de un emoji viviente. A ella en cambio no le producía ni la más mínima confianza y su expresión no se guardaba ni un poco de ese repudio; el único de los que habló que no pareció disgustarle fue Kenichi... Aunque de todas formas se las apañó para soltar un "hmpf" y revolotear la mirada, como si acabase de decir algo más que obvio.

Guardó silencio. Esperaba su momento para hablar, pero el recibir aquel libro y aquel cuchillo la despistaron lo suficiente hasta que el pulpo monstruoso se marchó tal y como vino, de la nada. Tardó unos segundos en procesar todo, fruncir el ceño y tomar su cuchillo con gesto apático. -Habría que ser idiota para creerse todo lo que ha dicho esa cosa.- Dijo sin más, observando a sus compañeros a ver quién era el primero en creerle, dejando que se le formase una sonrisita altanera en el rostro. La idea le resultaba de lo más graciosa.

¿Y el libro? Ni lo tocó, y probablemente ni lo tocaría. 

La primera hora del día que normalmente era para que las familias se despidieran amorosamente antes de ir a sus trabajos y clases era un tanto diferente para Yu Al punto que los vecinos estaban acostumbrados a ese tipo de mañanas -Mejor muerete inútil- gritaba a mitad de la calle levantando el dedo medio de mis dos manos -La escuela es un asco pero lo peor es cuando acaba y tengo que volver- salí corriendo evadiendo el zapato que iba a mí cabeza gritando con molestia -Mejor mueran idiotas.

Que fastidio ir a esa clase mis notas son perfectas son los demás que son idiotas y me hacen golpearlos,malditos inútiles- entre al salón de clase tarde viendo a el profesor inconsciente y una criatura amarilla con tentáculos a lo que solo di una reverencia intentando parecer decente,mientras me acercaba a la última silla junto a la ventana poco antes de sentir un desagradable olor año que solo pude intentar abrí la ventana intentando no mostrar molestia alguna.

Un cuchillo sobre la mesa y un libro que empecé a ojear mientras oía la explicación del pulpo alienígena solo para levantarme de golpe gritando con una expresión de asco -¿¡Eh!?,es una broma esto lo causa usted y quiere que todos nosotros lo resolvamos que sujeto tan inútil.

No podía creer lo que había dicho Koro-sensei, al parecer las cosas iban a ponerse algo movidas en aquella clase, así que preferí tomar la advertencia en serio, salvo por el dichoso campo de fuerza.

En cuanto Koro-sensei desapareció, tome el cuchillo con la mano derecha y medi su balance y  flexibilidad, tras moverlo un poco, procedí a guardarlo y abrí el libro para ver de que iba todo esto.

La situación me tenía incómodo, pues no sabía que pensar, ni como reaccionar, Koro sensei había puesto  peso del mundo sobre nosotros y no mr parecía una decisión sensata.

Tal vez Nagisa-sensei podría traer más luces  este asunto, pero habría que despertarlo primero, así que abandoné mi pupitre para ir hasta donde estaba y despertarlo con un viejo teuco familiar, hacer pinza en la nariz impidiendo el acceso de aire, eso lo traería de vuelta en un par de segundos.

Ya luego de eso debería respondernos algunas preguntas.

Keruh empezó a hablar lentamente como si tuviera un retraso mental, mientras andaba a camara lenta como si fuera gilipollas y haciendose el gracioso...

Al pulpoide le identificaremos porque andará así, lentamemente y hablará asi para evitar que lo identifiquemos... ( hablando lentamente )

jajajajajaja

Vaya cantidad de chorradas, yo no pienso abrir un libro y estudiar... mi padre es dueño de una gran empresa, al final terminaré de directivo o cualquier mierda cobrando una pasta y sin hacer nada... estudiar vosotros.

Bueno, lo mas facil, levantar la mano los que seais chungos... yo lo de ponerme a pensar quien es quien y que hace quien... no me va, lo de pensar, por lo que mejor será que os identifiqueis y terminemos con esta mierda.

La verdad... es que he pillado un par de palabras porque le estaba mirando las tetas a varias de las presentes... hacerme un resumen jejejeje

En ese momento, tras el graaaaaaaaan discurso de Koro-sensei, Yoru suspiró profundamente. 

-Bueno, pues... nada, será todo un reto. Encantada.

Sin embargo, no paraba de oír las palabrerías de su compañero de atrás. Se giró de muy malas ganas y le dijo a KERUH:

-¿Podrías dejar de hablar aunque sea sólo un momento? -le miró con el ceño fruncido.

La verdad... es que he pillado un par de palabras porque le estaba mirando las tetas a varias de las presentes... hacerme un resumen jejejeje

Su expresión se volvió más relajada al momento y sonrió dulcemente:

-Yoru Sasha y no, no he podido atender mucho... 

Keruh se quedó un momento alucinado por el momento loca histerica de Sasha y luego esa enorme sonrisa que le dejó petrificado... pero rapidamente reaccinó.

No es tan bella como tu, pero al menos resaltará tu belleza!!! Soy Keruh, y si quieres... soy todo tuyo.

Namine tomó el cuchillo entre sus manos y se lo colocó delante de la cara, dándole vueltas, como si pretendiera encontrar en él algo que lo hacía especial para matar al pulpoide. Cabía destacar que se había acercado la punta del arma tanto a la cara que, si alguien le empujara por detrás, probablemente se le clavaría el arma sin querer en el rostro. Tenía más peligro que Luke Skywalker cuando le dieron el sable láser en la primera película.

-Creo yo que servirá... -dijo, y decidió guardarse el cuchillo.

La chica decidió entonces permanecer en silencio, observando a los demás mientras intentaba vislumbrar entre el grupo a un líder al que seguir ciegamente para que los salvase a todos.

Cada vez estaba más fascinado por la criatura ¿Había dicho superhumano? para él había dicho superpoderes ¿y algo sobre un campo de fuerza y que Nagisa-sensei había participado en algo así antes? todo era muy complejo.

Cuando Kokoro-sensei se hubo marchado tomo el cuchillo de la mesa y giro la cabeza de un lado a otro de la clase, observando a sus compañeros, intentando vislumbrar cual de ellos era el experimento y sus secuaces ¿en serio había una entidad como esa en esta clase? tal vez era Sasha, siempre que sonreía sentía escalofríos y un sudor frio recorría su espalda, Suitei definitivamente no podía ser humano, era un tipo muy raro ¿o era Yoshito? por eso se había vuelto el kaichou, quería obtener control sobre nosotros, para después dominar el mundo.

No estaba seguro de poder matar a alguien, pero era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer, salvaría a la humanidad y se convertiría en un héroe.

La criatura pulpoide no solo había aparecido sin avisar siquiera, sino que además pedía a los alumnos asesinarse mutuamente en una especie de macabro juego de la muerte. Una idea completamente alocada y muy original que nunca antes se hubo hecho en ningún medio y menos aún con adolescentes de instituto. Ni con una rara mascota-director.

-¡El Asesinato no es Bienvenido en el Ambiente Escolar!- Gritó Yoshito.

A juzgar por las expresiones de sus compañeros, parecía ser el único más reacio a cometer tales crímenes en orden de cumplir la parafernalia profecía que este ser estaba diciendo e inculcando a todos los alumnos. ¿Que alguien era un pulpo?. ¡Si todos se veían -mas o menos- bien!. Ni un solo tentáculo a la vista.

Pese a ello, una fugaz iluminación golpeó a Yoshito.

-Si dices que ese cuchillo matará al bicho, ¿Por que no nos cortamos todos un poco y ya estaría?.

La cara de Garou volvió a ser tan normal como siempre, mostrando de nuevo una sonrisa cálida y agradable. Cogió el cuchillo con aprensión, y el manual que habían dejado en la mesa, y comenzó a ojearlo por encima mientras mantenía su atención en lo que ocurría a su alrededor. Miró con disgusto a Keruh, pero no dijo nada respecto a su deplorable comportamiento. No solía meterse con los demás y sus formas de actuar, su naturaleza se lo impedía. Miró de nuevo al cuchillo con cara de circunstancias, antes de guardarlo para mayor seguridad.

Cuando oyó hablar a Yoshito, levantó la mano brevemente y se puso en pie, hablando con voz clara pero firme para hacerse oír por encima del murmullo general de la clase:

«Disculpe, ¿delegado?» preguntó, sin tener claro cómo debería dirigirse a él. «Creo que si fuera tan sencillo no se habría montado todo este rollo de estar encerrados en la escuela, acosados por armas extrañas que, por otra parte, ninguno de nosotros ha visto al llegar. En cualquier caso, creo que aunque estos cuchillos puedan hacer daño de verdad al pulpoide, supongo que para que muera debe de ser una herida fatal, y el resto de armas simplemente no tendrían utilidad contra él. Y supongo también, que al aplicar tal herida al pulpoide, mataría a su portador también. ¿Hay portadores? ¿O es el pulpoide un solo ser? Esto es muy complicado...» dijo después Garou, sentándose turbado de nuevo en su asiento. Su mirada se paseó por los presentes, tratando de vislumbrar en sus reacciones, y sonrió en especial a Aoyama y a Namine, tratando de... ¿mostrarse tranquilizador, quizá? Volvió a romper contacto visual, turbado y avergonzado, y fijó su mirada de nuevo en el manual.

— ¿Así que pulpoide, eh? jujuju... — Nao-chan observó el cuchillo especial y un repentino destello de agresividad iluminó sus ojos — ¡esto sí que es es como Gantz! ¡no lo puedo creer! — aunque dicho destello pronto cambió a una casi infantil emoción que llevó a la pelirroja a estremecerse.

El bullicio de la clase seguía su curso, y es más, pareció aumentar en cierta medida luego de que, al igual que Nao-chan, varios comenzaran a reaccionar a partir de lo dicho por Koro-sensei; el extraño pulpo amarillo era bastante peculiar, eso lo podrían negar solo pocos, pero incluso tomando en cuenta eso ¡lo que decía era mucho más loco que su propio aspecto!

De entre todos los presentes, quizás lo que más llamó la atención de la pelirroja (o lo único que la pudo sacar de su propio mundillo abstracto) fue lo dicho por Takuto, y no, no me refiero a recalcar lo que debería ser a través de su (seguramente) enésima citación a las reglas, sino su propuesta tan lógica como irreverente.

— ¿De verdad funcionaría, delegado? — preguntó al tiempo que alzaba la mano como pidiendo turno, no fuera a ser que el estricto chico la castigara — ¿No saldría herida también una persona normal? — claramente pasó de leerse el manual dado, pues ella no era de concentrarse o poner atención en algo durante mucho rato — Yo por ejemplo una vez estaba aprendiendo a cocinar y cuando me tocó partir los vegetales me distraje y accidentalmente me rebané el dedo y... — continuaría hablando, más cerca de la divagación que la razón, con una sonrisota en su rostro que más bien expresaba lo "secretamente" emocionada que estaba con el asunto de cazar a un ser tan estúpidamente peligroso...

Ayami parecía un tanto confusa tras la explicación del pulpo, no acababa de creerse lo que les había dicho aunque el hecho de que aquel ser hubiese estado allí ya daba que pensar.

La chica miró el cuchillo que había sobre su pupitre con reparo, nunca había asesinado a nadie a sangre fría y mucho menos se había planteado hacerlo, pero parecía que ese día muchas cosas cambiarían, así que cogió el arma y se lo guardó en el uniforme como pudo.

Escuchó las intervenciones de sus compañeros mirando a unos y otros para después intervenir ella misma levantándose de su silla para que todos la escuchasen bien.

- Tal y como ha dicho Garou, delegado, no creo que si fuese tan sencillo ese ser no nos lo hubiese dicho. Por otro lado, ¿estáis seguros de que lo que dice es cierto? Porque la verdad es que no soy muy partidaria de ponerme a acuchillar a gente a diestro y siniestro porque un pulpo amarillo diga que eso va a salvar a la humanidad... Así que, ¿puedo saber qué opináis compañeros?

Ayami volvió a sentarse esperando que alguien la respondiese.

 Poco podía creerle a aquel pulpo amarillo, si bien debía admitir que las habilidades de aquella criatura eran sobre-humanas (repartir libros y cuchillos a tal velocidad) y muchos de los que estaban allí parecían sospechosos. Sin embargo, prefería no hacer suposiciones muy tempranas, ni siquiera confiar en Koro-sensei tan rápidamente. Lo único que Suitei podía confirmar en aquel momento era que Keruh era la persona más guarra y desubicada que había conocida en su vida. Ignorarlo sería lo mejor. Ni siquiera lo miró cuando le dedicó un gas a él.

- Tsk... tsk... todo esto carece de todo sentido y lógica... lo mejor que podemos hacer ahora es esperar a que Nagisa-sensei, nuestro verdadero sensei, se despierte y podamos empezar la clase dejando esto atrás... tsk... tsk...

Miraba a los presentes llenos de dudas era una situación de lo más sobrenatural pero no podía quedarme esperando porque el inútil del profesor despertara -Bien se me ocurrió como saber si esto es verdad o no- me puse a espaldas de Keruh apretando sus hombros con mi manos fuertemente -Votemos por quien va a ir al supuesto campo de fuerza y que mire si es verdad,ya si es tan idiota de perder un dedo no es culpa de nadie pero aclarara nuestras dudas,a menos que a un grupo de descerebrados como ustedes se les ocurra algo mejor.

Sasha cogió la rosa de KERUHy le dio las gracias. Al mismo tiempo, escuchaba cierto bullicio de la clase con opiniones diferentes entre los que sí deseaban aventurarse y los que se negaban a hacerlo o, al menos, tenía sus motivos. Como era el caso del delegado, cuyo carácter era demasiado explosivo para Yoru.

Sostuvo el cuchillo de su compañero entre sus manos y lo miró pensativa. ¿Eso iba a matar a la supuesta víctima? Realmente, no lo sabría hasta que no lo comprobase con sus propios ojos. Suspiró y alzó la vista. Fue entonces, cuando se topó con el mentón de YU.

-Es una buena idea. -respondió alabando a la sugerencia de aquel desconocido. 

Mientras todos parecían querer saber si aquello era o no verdad, Emiri abrió el libro y se puso a leer con gran detenimiento. Si aún creían que era una especie de broma era que no podían entender las cosas oscuras que el mundo ocultaba. Por suerte ella sí lo sabía, como sabía que aquel arma iba a ser especialmente útil, tal como Koro-sensei decía.

El señor profesor smiley Kokoro-sensei le ignora, como resulta costumbre. Y es que esta vez he sido el único en levantar el brazo, lo cual provoca que me sienta profundamente estúpido y baje la mirada hacia aquel cuchillo y aquel libro. Enarca una ceja con extrañeza mientras intentaba procesar todo lo que estaban diciendo a un ritmo evidentemente más lento que el de sus compañeros. En algún momento Yoshito menciona algo de cortarnos y empiezan a hablar de delegados en una situación que es, cuanto menos, peculiar, extraña y fuera de toda norma. Sin dudarlo demasiado empuña el cuchillo y se queda mirándolo. Apunta a la palma de la mano, cerca del dedo pulgar, y hace un poco de presión con el cuchillo para comprobar cuán afilado está, mientras su atención se fija en Yu y dibuja una cara de escándalo en su rostro.

¿Ir a la barrera? ¿Y porqué no usamos algo menos... vivo? No sé, una silla o algo. Dijo algo de velocidad y armas y creo que es menos mortal y doloroso ¿no?

Su voz es animada pero un tanto dubitativa, claramente esas cosas de pensar en momentos de estrés no es lo suyo. Mira a todos sus compañeros un poco confundido y respira profundo, dicen que más vale una vez colorado que cien amarillo.

¿Alguien me hace el favor de explicar qué ha pasado? Sólo he entendido algo de un futuro, de un pulpo, de barreras invisibles que matan, de que si corres mucho te matan y de que tenemos que matarnos. ¿Es... eso?

Porque si es eso no tiene puto sentido.