Partida Rol por web

Cuando llegan a la sala común escuchan un grito, la voz es la de la señora gorda, luego unos fuertes golpes en la pared.

Al tercer golpe la pared cede y una imponente figura irrumpe en la sala común rugiendo y bufando. En sus manos carga una enorme lanza.

Los ojos de este ser destellan malicia y una insaciable sed de sangre. Luego de olfatear el aire centra sus ojos en un punto determinado y brama:

TU MORIRÁS.

La imponente da un par de pasos hacia Artemis antes que los estudiantes mayores se interpongan en su camino y el prefecto, varita en mano dice.

- Si tienes un problema con uno de nosotros, lo tienes con todos nosotros. BOMBARDA MÁXIMA!!!!!

Una violenta explosión sacude el lugar haciendo el enorme ser, que erguido mide casi dos metros de altura, se tambalee y lance un nuevo rugido mientras se lanza al ataque.

Los estudiantes mayores, cierran filas en torno a los menores y se suman a la refriega mientras sus compañeros de otros años empiezan a llegar en tropel a la sala común con las varitas en mano.

Al principio el peligro parece estar bajo control, pero luego la situación se tuerce cuando una hora de diablillos ingresa volando al lugar para apoyar al enorme demonio.

Freddy sujetó con fuerza su varita y observó como entraban los diablillos y el demonio. Ayudar en la lucha seguro que era divertido y para nada peligroso, al fin y al cabo, esto debía ser un entrenamiento de la clase de defensa contra las artes oscuras.

-¡Flipendo! - gritó, lanzando su hechizo contra el demonio.

"No de nuevo. ¿Qué tienen estas cosas contra mi?" - pienso mientras me alejo un poco de mis compañeros y busco una apertura.

Finalmente allí estaba. - Expelliarmus

Los hechizos vuelan en todas dimensiones, el demonio contraatca con furia hiriendo a varios con su lanza, pero los estudiantes de Gryffindor demuestran ser un hueso muy duro de roer, al menos hasta que los condenados diablillos entraron en tropel a la sala común.

Aunque el hechizo de Freddy fallo por muy poco, logró derribar a un diablillo que estaba por atacar a la prefecta de la casa por la espalda, lo que la chica agradeció con una gran sonrisa.

- Muchas gracias, no lo vi venir. ¡¡¡¡Eh cuidado con esa lanza!!!!! - grito la chica mientras el gran demonio alzaba de nuevo su lanza para un segundo ataque, pero cuando el demonio se diponía agitar su enorme lanza ésta última salió disparada por los aires hasta clavarse en una pared.

- MALDITO MOCOSO, VOY ARRANCARTE LAS VÍSCERAS Y ME HARÉ UNA BUFANDA CON ELLAS. - rugió el demonio mientras se lanzaba tras Artemis, quien hecho a correr tratando de alejar al demonio de sus compañeros.

Freddy bufó al no conseguir acertar en su objetivo. Al menos había dado en un diablillo. Pero el demonio perseguía ahora a Artemis. Esta clase de artes oscuras empezaba a resultarle tediosa.

Apunto de nuevo al demonio y lanzó su hechizo.

- ¡Petrificus Totalus!

Cameron se encontraba en medio del grupo. Intentaba pasar inadvertido como lo hacía la mayoría del tiempo, pero un repentino ataque de seres que jamás había visto, ni imaginado, torció sus planes.

Primeramente sólo observó como sus compañeros más curtidos actuaban sin titubear contra las criaturas. Luego del shock inicial, él también tomaría parte en el enfrentamiento.

El pequeño todavía no estaba acostumbrado a usar su varita como su arma principal, por lo que su primera reacción fue la de tomar lo que tuviese más cercano, que resultó ser un pequeño banco de madera, y arrojarlo contra las pierna del demonio que perseguía a uno de sus compañeros. El resultado no había sido el esperado.

Esto no me parece un entrenamiento…

Una vez vi un elfo doméstico de cerca y me emocioné, pero nadie me advirtió que vería… ¿diablos?

¡Demonios! – diría papá.

¡Diablos! – diría yo si tuviera dos años más de edad.

Grité cuando vi que casi atacaron a la prefecta pero uno de mis compañeros la salvó. Somos la casa de los valientes, no puedo quedarme atrás. Sonreí al pensarlo, porque supe en ese momento por qué entré a esta casa. Sentí que era tan valiente como papá. Escuché que Freddy gritó “¡Petrificus Totalus!” y traté de imitarlo, pero algo no hice bien…

"Genial como si esa cosa no estuviera ya lo suficientemente cabreada conmigo ahora viene corriendo hacia mi. Tengo que sacarlo de aquí como sea." - pienso mientras corro a toda velocidad hacia una ventana.

"Ya casi llegó" - Oh rayos!!!! - grito mientras caigo al suelo.

Wingardium Leviosa. - digo mientras apunto mi varita a un mueble cercano pero es inútil.

Cuando Artemis cayó al suelo tras tropezarse con el banco arrojado por Cameron, el demonio esbozó una gran sonrisa al tiempo que se lanzaba hacia él con sus garras desenvainadas.

Sin embargo, el destino quizo que aquel ser fallara por muy poco un golpe que de haber impactado habría acabado con la vida del jóven Gryffindor, lo que provocó un segundo rugido de furia por parte del demonio, quien empezó a salivar al ver a su presa al alcance.

Con el demonio casi sobre él, Artemis se encuentra en una situación muy desventajosa, en la cual incluso usar su varita le es casi imposible.

Para mala suerte de los defensores de la casa de Gryffindor el fuego cruzado iba cobrando sus primeras bajas cuando un estudiante de quinto año fue alcanzado por el hechizo Petrificus Totallus lanzado por Freddy, quien sólo intentaba paralizar al demonio.

Al notar eso un chico de sexto gritó:

No usen encantamientos paralizantes, esa cosa es resistente a ellos, lancen bombarda, Confringo, filipendo y si no saben eso arrójenle cosas con Wingardium Leviosa, pero tengan cuidado a donde apuntan, pues pueden herir a alguien.

Por su parte los diablillos también estaban causando estragos entre las filas de los Gryffindor.

¡Ay Dios! ¡Ay Dios, Ay Dios, Ay Dios!

Trato de lanzar lo-que-sea que acaban de decir. Escucho que nos piden que no recitemos nada paralizante. Mamá no me enseñó magia más que la historia del castillo, papá como reparar cosas pero no como pelear contra monstruos gigantes. ¿De qué hechizos me están hablando?

Sin pensarlo mucho ni medir las consecuencias grito por reacción “¡bombarda!” sin siquiera saber cómo debía de mover la varita… y mi varita se sale de control. ¡¿Qué hice?!

¡No puede ser! Tengo que detenerlo antes de que mate a Artemis. ¡Tengo que sacarlo de su alcance, antes de que lo lastime más!

- ¡Aléjate de él, bestia asquerosa! – grito, tratando de llamar su atención mientras le arrojo un banco.

-Lo siento.- Lamentaba en voz alta el Cameron. -Maldición qué hice, ¡tengo que arreglarlo!- Pensó.

En ese justo momento escuchó al chico de sexto mencionar algunos nombres de conjuros y cayó en cuenta sobre la varita que llevaba consigo. Se alejó un poco del grupo e intentó lanzar uno de los mencionados conjuros. Esta vez con todo lo que tenía.

-¡Filipendo!- Exclama al mover burdamente su varita, pero que al parecer lo suficiente bueno para que el conjuro funcione.

-Ven por mi, ¡Saco de mocos infecticiosos!- Gritó Cameron en un intento de arreglar su error anterior.

En medio del caos otros tres estudiantes ingresan a la sala común de Gryffindor con las varitas en la mano.

Al ingresar a la sala común ven a una enorme bestia intentando devorar a un estudiante de Gryffindor quien lucha desesperadamente por escapar de su captor mientras otros estudiantes de primer año intenta captar su atención al tiempo que los estudiantes mayores tratan de hacer retroceder a la bestia, lo que sería relativamente fácil de no ser por la gran cantidad de diablillos que están causando destrozos en la sala común, dificultando la labor de los defensores de la misma.

Quien se encuentra debajo del demonio es Artemis

¡ALÉJATE DE MI BESTIA! - grito mientras intento arrastrarme lejos de aquel demonio con mucha dificultad, para luego girar sobre mi espalda y apuntar con mi varita hacia un gran sofa.

¡WINGARDIUM LEVIOSA! - grito mientras hago levitar el pesado objeto para luego arrojarlo con fuerza contra el condenado demonio.

Al entrar a la sala de los Gryffindor lo ultimo que esperaba ver era a un demonio con rostro de cabra intentando comerse a un niño pero pensándolo bien no era lo más raro que podría pasar.

-Chicas, ¿qué le parece algo de trabajo comunitario?- les dije a Jane y a Kat animándolas a ayudar a nuestros amigos, era obvio que no sería necesario ya que ellas lo harían con gusto pero aun así quedaba genial decirlo en voz alta.

-¡Filipendo!- grite apuntándole con mi varita a un grupo de diablillos cercanos a los veteranos.

-Venga no se queden parados, eliminemos a esos diablillos.- dije con un entusiamo que ni yo podía creerlo, dándoles un impulso a los demás para que sacáramos a los diablillos del camino de los veteranos.

-Vamos a hacerlo-dijo Kat con resolución-.

Iba motivada, con ganas de apoyar en lo que pudiera, pero al ver semejante demonio no pudo sino tragar saliva del miedo. Por un segundo se sintió igual que Albireo cuando se enfrento al Arlequin hechicero, como David contra Goliad, pero no podia dar marcha atras, hacerlo significaba dejar a Artemis a su suerte (y posible muerte segura). Dando un paso hacia adelante intento elevar una mesita de centro de la sala común de los Gryffindor's para arrojarsela a la bestia pero por desgracia dió un traspies por una envoltura de caramelo haciendo que fallara el conjuro.

Rapidamente se pusó de pie dispuesta a seguir peleando, apuntando rapidamente hacia el grupo de diablillos conjuró:

-Expelliarmus

Habia que eliminar al grupo de diablillos lo mas rapido posible, una tactica logica y algo desesperada.

¡Maldita sea! gritó Freddy cuando petrificó a su compañera por error, tendría que disculparse seriamente con ella. Pero ahora debía enfrentarse de nuevo al demonio, no quería suspender.

Se concentró en su oponente y en salvar a su amigo, apuntando con cautela lanzó el hechizo: ¡Flipendo!

Esta vez no podía fallar. Su amigo necesitaba su ayuda y no fallaría.