Partida Rol por web

Corriendo con lágrimas en los ojos, y sin fijarse muy bien por dónde iba, Hellen se metió en el primer sitio que encontró vacío. No entendía qué le pasaba pero notaba como si le faltase la respiración, no podía parar de llorar. Quería salir corriendo y no parar nunca, pero también quería esconderse para evitar ser la vergüenza del colegio. Había soñado tantos años con que llegara el momento de entrar en Hogwarts y ahora sentía que todo le iba mal...

¡AHHHHH! Grita con todas sus fuerzas y siente una liberación interior. Estoy destinada a ser grande, lo sé. Venga Hellen, no te puedes venir abajo ahora... Susurra para sí misma mientras se queda ensimismada observando su varita.

Encuentras la puerta de lo que parece ser un viejo anfiteatro y escuchas unos pasos que se aproximan a bastante velocidad.

Tras quince minutos que se te hicieron eternos un halcón entro volando por la ventana del pasillo norte del tercer piso con algo entre las garras.

Cuando llegas al lugar encuentras a Artemis con el diablillo entre sus brazos y cara de muy pocos amigos, refunfuñando.

Malditos pajarracos, la próxima vez que me ataquen me los meriendo. Las aves me odian con excepción de Falcor y Júpiter. - dice el joven mientras intenta arreglarse el peinado.

Todas las malditas lechuzas que me cruce en el camino se me fueron encima. - Es lo ultimo que alcanzas a oír antes de que él se percate de tu presencia.

Hellen, aquí esta nuestro amigo, todo fue miel sobre hojuelas, jejeje. - sonriendo algo nervioso pues no sabe si escuchaste todas sus quejas, aunque no es que haya hablado muy bajo.

Cuando ve alejarse a un halcón por la ventana del salón, Hellen sale de su ensimismamiento y empieza a correr con dirección a la sala común de Slytherin. Lo cierto es que las orejas extensibles no eran el único objeto útil que le había traído su lechuza esta mañana. 

Una vez conseguido lo que había ido a buscar a su habitación, emprende la carrera de nuevo hacia el pasillo norte del tercer piso. Hoy pretendía dormir temprano pero con todo lo que he corrido no me pierdo la cena ni loca, pensó Hellen mientras se percataba de un refunfuñado Artemis con el diablillo en las manos. ¡Gárgolas galopantes! ¡Eso ha sido increíble! ¿Por qué no me habías dicho que eras un animago? Daría lo que fuera por ser uno. Lo que fuera, literalmente. Reiteró una anonada Hellen esperando que su amigo captase la indirecta.

Antes de que éste pudiese responder, le enseñó una pequeña chuchería que tenía en la mano. Caramelo de la verdad. Yo también escondo ases bajo la manga, remarca con una sonrisa pícara. Solo tengo uno así que espero que nos sea de utilidad. ¿Listo? Hellen le abrió la boca al diablillo preparada para introducir el caramelo en su boca previo a hacerlo volver a su forma natural, pues pensaba que así sería todo más fácil.

Te puedo enseñar, pero debemos ser cuidadosos pues yo no estoy registrado y sabes lo que eso significa, más aún siendo mi padre un auror.

Muy bien con todo listo será mejor amarrar a esta cosa para que no escape. - tras atarlo con su correa Artemis apunta su varita y dice: Finite Incantatem.

El pequeño Diablillo empieza a moverse y al intentar chillar se traga por completo el caramelo.

Mestizos asquerosos, suéltenme, suéltenme ya, el amo me va a castigar, al menos denme sus ojos para poder compensar mi fallo, el amo es cruel y no me va a perdonar si no le llevo sus ojos. - chilla el diablillo minetras trata de saltar hacia el rostro de Hellen sólo para ser aporreado contra el suelo por Artemis quien bastante molesto tiro de él con la correa.

Hellen le ofrece una sonrisa de agradecimiento a Artemis antes de dirigir la mirada al diablillo. Apuntó su varita a la garganta del bicho y se le acercó un poco más de forma desafiante. Había visto demasiadas películas policíacas muggles con su padre como para quedarse callada en este momento. Muy bien, pequeño engendro, te diré lo que vamos a hacer. Tú responderás a todas y cada una de las preguntas que te hagamos y luego ya decidiremos que hacer contigo. Si tienes suerte, hasta te dejaremos libre. Lo cierto es que no sabía ningún hechizo para cumplir sus amenazas y estaba claro que al final se lo llevaríamos a la subdirectora Mcgonagall. Pero eso el diablillo no lo sabía.

Empezaremos por algo sencillo. ¿Quién os invocó a ti y a tus amiguitos? ¿Con qué fin? Y, ¿quién es tu amo? Eran demasiadas preguntas pero sabía que no tenían mucho tiempo para completar su travesura.

Baja eso tonta me vas a sacar un ojo con tu palito.

A mi me lllamó el amo Akibel, caudillo del primer circulo, él sólo quiere incordiarlos y los ojos de los mestizos. Quizá para hacerse un collar con ellos yo que sé. - respondió el diablillo asustado, intentando apartarse de Hellen.

La pequeña criatura pasaba su mirada de Hellen a Artemis bastante nervioso.

Y bien ya les dije todo lo que sé ahora me dejan ir y me dan uno de sus ojos siiiii? - rogó la ppequeña criatura revolviéndose de miedo ante los dos jóvenes magos con miedo. 

Hellen intercambia miradas con Artemis antes de volverse a su pequeño secuestrado. ¿A quién quería engañar? Ella no se parecía en nada a sus héroes televisivos. ¿Akibel? ¿Caudillo del primer círculo? Sabía que el diablillo no podía estar mintiéndoles pero nada de lo que les contaba tenía ningún sentido.

Tras esperar un tiempo prudente a ver si Artemis tomaba las riendas del interrogatorio, decidió interpretar su silencio como un permiso para continuar con el mismo. Sin reposicionar su varita ni apartarse un centímetro, se dirigió de nuevo al pequeño monstruo: Entonces... ¿Tenéis algo que ver tú o tu amo con los acontecimientos pasados: la marca tenebrosa, las sombras espectrales o la enfermedad de Dumbledore?

Responde o te quemare con la flama sagrada que destruye toda oscuridad y entonces el menor de tus problemas no será perder un ojo sino dejar de existir. - digo apuntando mi varita.

Ante la mención del fuego sagrado el diablillo busca escapar.

¡No lo harás! - grito mientras lo jalo y lanzo un hechizo frente a él - Exordio.

Al ver la pequeña llama azul, el diablillo dejo de correr y fue a ocultarse tras las piernas de Hellen temblando de miedo.

No quiero morir, no quiero morir, yo no sé nada, él mestizo sabe magia sagrada, yo quiero morir. No sé nada de ningún Dumbeldor, Dumbledorrr o cómo sea que se llame.

¡Marcas oscuras o siniestras, Shiv, no sabe nada, nada de nada, el sólo lleva marca de Akibel, pero no quiero morir, déjenme ir sucios mestizos, déjenme ir, no quiero morir! - empezó a chillar el diablillo

Los chillidos de esa cosa no tardarían en llamar la atención de alguien. Así que ¿Qué hacen? 

¡Basta! ¡Deja de gritar y escúchame bien! No te haremos nada ahora pero si le cuentas a alguien algo sobre nosotros o esta conversación, vas a haber deseado que el chico usara la magia sagrada sobre ti.

¡Petrificus totalus! y rápidamente Shiv, como se hacía llamar el diablillo, dejó de moverse. Con tanto grito no podía concentrarme... Tenemos que decidir que vamos a hacer y tenemos que decidirlo ya, a saber quién ha podido escuchar sus alaridos. Hellen se toca las sienes intentando amainar el dolor de cabeza que le había provocado ese ser.

Creo... Creo que deberíamos buscar a los demás y entre todos llevar a Shiv con Mcgongall. Me parece justo no dejar a los otros de lado. ¿Qué te parece?

Concuerdo contigo, sólo espero que no hagan muchas preguntas sobre como llegó esta cosa al interior del castillo, jejeje, espero que pasen ese detalle por alto. - respondo algo nervioso, mientras recupero mi correa y guardo al diablillo en la mochila.

Yo voy al patio a buscar a los chicos nos vemos el comedor en una hora, trata de descansar hasta entonces, se te nota cansada.

Durante la comida expresé mi interés por el bicho así que podemos decirles que me escapé a los jardines para recuperar a nuestro petrificado amigo, saltándome el toque de queda. No te preocupes, nadie sospechará. Un bostezo le da la razón a Artemis con respecto al estado físico de Hellen. Creo que una pequeña siesta no me vendría nada mal. ¡Nos vemos en una hora! Dicho esto, la joven emprende un paseo hasta la sala común de Slytherin.

Cuando van subiendo las escaleras hacia el segundo piso te cruzas con Artemis quien aparentemente te estaba buscando.

Te llama la atención que su mochila se ve algo abultada, al verte él te lleva a un lado del pasillo y te muestra al diablillo petrificado.

Mientras ibas a la biblioteca te encuentras con Artemis y Allison quienes parecen estar ocultándose a un lado del pasillo del segundo piso, ellos no te han visto aún ¿Qué haces?

Allison, mira lo que tengo aquí es el diablillo que petrificamos hoy por la tarde, Hellen y yo lo interrogamos y nos dijo cosas muy raras ¿El nombre Akibel te suena de algo? - digo mientras te muestro al diablillo petrificado.

Mientras vas caminando por el pasillo del segundo nivel ves a Artemis y Allison conversando en actitud sospechosa.

¿Qué haces? Puedes seguir tu camino o intentar acercarte y presionar al joven Gryffindor para que que te suelte prenda, sabes muy bien que él tiende a ponerse algo nervioso en tu presencia pero aún no comprendes del todo porqué.