Partida Rol por web

Las palabras de Norm solo consiguen que la mayoría de los arcos le apunten.

- Exploradores o no, el futuro de la Nación depende de que esta gente sea llevada ante la reina - contesta Myhal ignorando a Norm - Me hago responsable personalmente de lo que pueda suceder. Pero tener cuidado son peligrosos e incivilizados, como podéis ver.

A poco que los elfos sacaron los arcos, Flogdegnurt sacó el suyo. 

-Civilizados o no, estamoz aquí por rezpeto a vueztra la reina-dijo Flogdegnurt-No merecemoz ni permito zer ezclavoz ni prizioneroz. Nozotroz ayuda al pueblo elfo. Pueblo elfo rezpeta nozotroz. Zi no, marchamoz. Zi necezario, matando unoz cuantoz elfoz de camino. Pero exploradorez grizez no quieren zangre. Quieren hablar y elfoz intereza ezcuchar lo que tenemoz que decir.

Bastia colocó las zarpas tan pronto escuchó las órdenes de Myhal.

¿Cuarenta? ¿Estás seguro que no necesitas algunos más para poder lograr algo decentemente? - le dijo Bastia escupiéndole con desprecio.

Se quedó mirando a los arqueros y alzó la voz.

¡¿Este es el recibimiento que las tropas de la Reina Guardiana ofrecen a los que traen de regrese al Protector de la Hoja una vez este ha fallado su misión?! - el elfo les había traicionado y al menos ella se desahogaría haciendo que las tropas supieran de sus fallos.

- Ya basta. Que nadie se mueva o dispararemos - ordena uno de los soldados del muro - Dejen que el protector se acerque. Luego suelten las armas y entréguense. No queremos que nadie resulte herido.

- Hay otros tres - contesta Myhal - Creo que intentan llegar al capitulo de los exploradores. Llevan el Menalpour. Es importante detenerlos lo antes posible. - parece evidente que los soldados han aceptado a Myhal como líder.

Estáis tomando prisioneros a unos exploradores grises... - Bastia separó las garras de las espadas aún enfundadas. - Bonito incidente diplomático con los Graysons y el nuevo Estado Libre de Kal'a'nar...

Estaba claro que estaban en inferioridad y que no podían hacer nada más que dejarse llevar ante la reina pero al menos quería que los soldados tuvieran claro en qué arenas les estaba metiendo Myhal.

Los soldados parecen tranquilizarse ante la actitud de Bastia y los suspiros de alivio casi pueden oírse.

- Por favor, acompañadnos - comenta uno de ellos mientras baja de las murallas - Iremos directamente al palacio.

De haber podido, Grendalin seguramente habría tratado de estrangular a Myhal allí mismo.

Pero serás cabrón. Espero en verdad que tú parentesco con reina sea cercano. Porque es lo único que te puede salvar de una vida de humillación. Porque matarte no vamos a matarte ya que no mereces el esfuerzo. Pero lo vas a desear.

El escriba estudió con atención los soldados elfos que les amenazaban, y tras un rápido cálculo vio que aunque podían con ellos iban a tener que matar a demasiados para poder llegar hasta la reina y explicarse. Y eso no solía ser bien visto en una negociación diplomática. Aún así, no sería por las ganas.

Grendalin se quitó la capucha dejando ver su ascendencia racial y levantó las.manls de manera no amenazadora como había hecho Bastia. Pero.no sé calló ante los soldados.

Malos tiempos corren en el Reino cuando un individuo como este es quién da las órdenes. Desde luego si es quién os va a dirigir contra los nomuertos elficos que os acechan me dais lástima porque os va a llevar a la ruina. Ha jodido todo lo que se le ha mandado hasta ahora. No ha podido conseguir el Menalpaur. Ha abandonado a sus hombres en Ryalkaba en cuanto a tenido una oportunidad de escapar él, y se ha rendido a la mínima contra el Kirosh queriendo entregarle el objeto que tanto necesitáis.

Desde luego os hace falta otro líder más apto.

Flogdegnurt mantuvo aún el arco preparado con desconfianza, hasta que el último de sus compañeros cedió ante la petición de los elfos. Estaba dispuesto a morir si fuese necesario antes que rendirse, pero visto lo visto, decidió que no iba a arriesgar una posibilidad de entendimiento para nada. De lo que no había duda es de que estos elfos tenían poco que ver con los que él había conocido. Estaba bastante decepcionado, a decir verdad. Y con Myhal estaba realmente enfadado. Se prometió a sí mismo que su afrenta no quedaría sin venganza.

Con todo, siguió estoicamente al grupo hasta el palacio donde esperaba, serían recibidos por la reina. Tan solo esperaba que sus compañeros tuvieran más fortuna y consiguieran llegar al capítulo antes de que los elfos pudieran evitarlo. 

El acto de sacarse la capucha y el discurso de Grendalin es recibido con algún bufido por parte de los soldados. Un pequeño grupo de ellos, reconocibles por vestir al estilo de Galea comentan entre ellos sin preocuparse de que les oigan.

- Ya nos están metiendo a nosotros en los rollos entre Eldekar... si alguien va a pagar el pato no va a ser ninguno de estos viejecitos...

El grupo es conducido por la ciudad de plataforma arbórea a plataforma arbórea, cada vez más alta hasta alcanzar el centro de la ciudad.

Allí suben por una escalera de caracol que rodea el árbol más grande del bosque hasta alcanzar la copa, que es a la vez un palacio en el cual las hojas forman las propias paredes. Allí el grupo es llevado a una amplia sala, donde les señalan bancos con mullidos cojines de flores y les sirven viandas cocinadas de formas complejas y sorprendentes.

- La reina os recibirá en breve - anuncia uno de los soldados

- Quieres decir que el Quo-Unias de los elfos - le corrige rápidamente Myhal

En cualquier caso la espera amenizada por comida, bebida y música se hace realmente corta.

Finalmente entra en la estancia, rodeada por cuatro guardias una mujer de apariencia terriblemente joven pero ojos de vieja. Grendalin nada más verla la reconoce como una Aldakar con un alto sulur-neh, es decir con sangre pura de los antiguos elfos (*). Probablemente una inmortal. Sin lugar a duda es la reina-hechizera.

Saluda al grupo con una ligera inclinación de la cabeza y sonríe.

- Protector, es un placer que hayas regresado, especialmente si has cumplido tu misión, lo que salvara incontables vidas. - dice con voz angelical. - Veo que has traído unos invitados, es un placer recibiros en mi morada. El reino tiene mucho que agradeceros si realmente habéis ayudado a recuperar nuestra vieja reliquia. Y en caso de que las acusaciones de mi Protector sean ciertas, espero que las reconsideréis.

Sin perder la sonrisa se sienta en una silla cercana.

Grendalin no come ni bebe nada, aunque se sienta a esperar tranquilamente. No obstante, en cuanto entra la reina se levanta y hace una profunda reverencia ante ella. No es nada exagerada ni puramente fachada, es totalmente de corazón. Reconoce a la reina por lo que és, y sin duda alguna merece dicha formalidad.

No puede si no reir ante las amenaza realizada con tanto tacto.

Si por ayuda se refiere a evitar un enfrentamiento entre un pueblo con posibilidades de prosperar. Evitar que le lichen por tratar de envenenarlos y atacarlos. Conseguir sin él, de manera rápida y pacífica el objeto que necesitáis, y evitar que a la primera de cambio se lo entregue a una criatura milenario por puro pavor.
Entonces, sí. Hemos ayudado a vuestro protector.

El escriba no perdió la sonrisa en ningún momento.

El escriba trabajaba para el reino libre y para Norm, pero desde que había empezado la misión se había comportado como un Explorador Gris. Y cuando estaban en el pueblo de uno de ellos solían dejarle guiar las cosas. En este caso había tranquilizado la situación y llevado ante la reina. 

Pero Norm no estaba allí para andar con paños calientes. 

—Esta escoria llamada Myhal ha tratado de montar una guerra entre humanos en Rybalka, apareciendo dentro de una ilusión de otro pueblo a asaltar un lugar sagrado y robar... robar algo que no estaba allí.

Los exploradores grises de Grayson aún así le escuchamos entendimos que la nación elfa se encontraba en peligro y acudimos al rescate. Nos enteramos del objeto que era necesario, descubrimos y acudimos a donde realmente estaba, protegido por un monstruo que casi nos mata. 

Luego, el Emperador de la Llama nos ofreció, al estado libre, independencia y prosperidad a cambio del objeto, pero, en vez de salvar la vida de incontables de los míos, acudimos aquí a traerlo para combatir la oscuridad. Un gigantesco dragón trató de detenernos en el lago, primero por la fuerza y luego con argumentos sólidos, como que el objeto podría retrasar la llegada de la Luz... ¡Y ese idiota que está ahí lloró, se cagó y exigió entregarlo!

Norm se levantó, estaba presa de la furia, no se podía contener y se lanzó a pegar con sus puños al portador de la hoja. 

—¡Maldito miserable, miles de los mios van a morir por ayudar a los elfos, como debemos! ¡Y tú casi nos haces matar para cubrir tu cobardía! ¡Hay derecho a duelo aquí! ¡TE DESAFIO, PEDAZO DE MIERDA! 

Varag miró la entrada de la ciudad, muy defendida, y se juntó con sus dos compañeros. 

Este es el plan. Empezaremos un tumulto cerca de la puerta, donde estan esos vendedores. Cuando sea suficientemente grande y los soldados de la puerta tengan que intervenir, nos alejamos rapidamente de la batalla campal que hemos empezado y Abot nos teleporta al otro lado de las murallas. Una vez dentro, conseguimos encontrar donde esta el Capitulo y vamos directamente alli (*). Venga, cambiemonos. No queremos liarla vestidos de exploradores - titubeó un segundo y añadió - Ragnar, estamos montando una diversion. - titubeó otra vez, pensando que a lo mejor Ragnar lo entendia como que tenian que divertirse - Vamos, un engaño. No pierdas el control y no te pases en la pelea.

Flogdegnurt seguía la conversación ajeno a ella. Lo cierto es que sabía que cualquier cosa que pudiera decir o aportar sería ignorada  y total que suscribía al pie de la letra lo que acababa de decir Norm, si bien es cierto que una parte no se habría atrevido a decirla. 

Y como se temía como acabaría aquello, se centró en buscar con la mirada vías de escape de aquel lugar. 

Me parece bien Varag, eres un tio listo ( ragnar no lo era estaba claro porque no sabia como entrar alvo decapitar a todos los enemigos)

Bastia había tomado asiento apartando ligeramente los cojines y apoyándose directamente sobre la reluciente madera del banco, resignada como estaba a dejarse llevar por la situación hasta que llegara la reina elfa.

Al ver llegar a la majestuosa presencia y en vista del saludo del escriba, realizó una inclinación formal y se mantuvo en silencio hasta que...

¡Por todos los ascendidos, Norm! - gritó mientras saltaba sobre la mesa, tirando comida y vajilla al suelo, tratando de agarrar a Norm. - ¡¿Se te ha ido la cabeza después de todo lo sucedido?!

En su movimiento, miró hacia todos los lados, esperando el movimiento de varios soldados hacia ellos.

Sabemos que ese malnacido ha fallado en su misión, ha mentido a su reina y nos ha traicionado tan pronto le hemos traído de regreso pero... ¡así no se hacen las cosas! - mientras peleaba por evitar el avance de su compañero, buscó con la mirada al escriba, esperando que pudiera arreglar la situación.