Partida Rol por web

Por un momento le preocupó la tensión reinante entre la Reina y Flog. Entendía ambas partes. Ellos se iban a embarcar en un viaje peligroso donde lo mismo ni llegaban a su destino, pero la posibilidad de que Myhal pudiera hacer de las suyas era demasiado alta. Por no hablar de que el nigromante se había paseado por la ciudad elfa sin problema alguno.
Carraspeó.

El caso es mi señora, que aunque no sea seguro que el Menalpour venga con nosotros tampoco lo es dejarlo aquí. Me sabe mal decir esto pero no tenéis precisamente una buena reputación en lo que se dice sobre fiabilidad de vuestra gente más cercana.
Si Myhal estuviese muerto no diría nada, pero estando vivo y con Skelryn de picnic por vuestra ciudad sin que nadie se entarese no es lo que que dice puntos a vuestro favor como garantía.
Yo lo llevaría a otro lugar, uno que sólo supiesemos vos y nosotros. Así no estarían, como decís, todos los huevos en el mismo cesto.

Hicimos un juramento, Flog. - dijo Bastia colocando la mano sobre el hombro de su pequeño compañero. - Proteger y servir a los inocentes aún por encima de nuestras vidas.

Entendía el riesgo que la Reina veía pero también entendió las palabras del escriba.

¿Quizá dejarlo a cargo de vuestro maestro, Kirhosk? - sugirió Bastia. - Será más complicado que nadie acceda a él y si respaldáis una promesa por su parte de devolverlo cuando acabemos, estará más seguro. Sé que él no quería que se usara pero solo vos podéis decir si cumpliría una promesa así...

La reina mira con pilleria a Grendalin.

- ¿Como sabéis que aún esta en la ciudad?. - contesta - El Menalpour esta a salvo. O al menos todo lo a salvo que puede estar.

- Kirkhosh haría la promesa y no nos permitiría usarlo. Para él es mucho más importante el regreso y la fuerza de la Luz que la vida de miles de personas. ¿Crees que romper una promesa es para el menos importante?

Flogdegnurt miró a Bastia un tanto molesto por sus palabras condescendientes. Se sintió humillado delante de la reina. 

-¿Porqué tu creez que tienez que recordar a mí conztantemente?¿Acazo he dado a ti motivo para dudar de mi?-.

Luego se dirigió a la reina. 

-No zé zi Skelrym está aún aquí. Yo preocupo que tú tampoco lo zabez. No zabez que entró y no zabez que zalió o que quedó dentro. Él hace lo que quiere zin que tú zepaz. No zabemoz qué máz puede hacer y cuanto puede acercarse a ti o al Menalpour. Tu muy zegura. Demaziado zegura. Pero con un nigromante de eze poder pazeando por aquí, nadie zeguro. Y Kirhost,...él guadará Menalpour pero Cyria tiene razón. Ademáz nozotroz le vencimoz. Mejor con nozotroz. Mejor todoz loz huevoz en la mizma cezta. Mejor tortilla.

-¿Porqué tu creez que tienez que recordar a mí conztantemente?¿Acazo he dado a ti motivo para dudar de mi?-.

Varag se rascó el mentón y miró hacia la pared, sin decir nada. Todo el grupo estaba pensando lo mismo, seguramente.

 Mejor todoz loz huevoz en la mizma cezta. Mejor tortilla.

Estoy de acuerdo que no sabemos todos los poderes del nigromante. Pero, Flog, no creo que estuviese más a salvo con nosotros que dentro de un Reino protegido por muchos más guerreros, magos y básicamente, todo un Reino. Kirhosk seguramente no podría defenderlo tampoco. Al menos aquí, saben que si lo intentan robar, los elfos lo usarán. Majestad - dijo el orco dirigiendose a la Reina con una reverencia - el Menalpour no debe usarse a menos que fracasemos y Skelryn ataque la ciudad. Una vez volvamos, habrá que encontrar un nuevo lugar secreto y protegido... Después de que destruyesemos el último.

La reina asiente a las palabras de Varag.

—Veamos si podemos conseguir armas de esa madera especial que hagan daño a los siervos de la Oscuridad o la Llama... —dijo Norm, una vez aclarado todo lo demás. 

Varag buscó armas que pudiesen valer contra las fuerzas de la Sombra. Al fin y al cabo, desde que rompió su hacha iba basicamente desarmado. Los elfos no solian usar hachas, un arma que el orco favorecia, pero encontró una buena cimitarra de plata blanca con la que se sentia cómodo. Tendría que entrenar un poco con Bastia en el viaje, pero debería acostumbrarse rápido.

La reina hace llamar al armero real que lleva al grupo a la sala de armas del castillo. En ella, algo incomodo, abre un gran puerta metálica cerrada con llave tras la que se encuentran varias estanterías con armas cada cual más espectacular. Con un carraspeo, el elfo dice:

- ¿Que necesitan los señores?

Al ver tanta abundancia criando polvo, Norm tomó una espada como la que había pedido y un carcaj de flechas de un material especial, también. 

—Mejor conmigo contra los enemigos de la Vida que aquí aburriéndote. 

Bonita colección. - alabó Bastia sinceramente cuando el armero les mostrós la inmensa y variada colección de armas que los elfos atesoraban.

Si habían tenido eso a buen recaudo y a salvo de ojos y oídos indiscretos, podían partir con la esperanza de que el guantelete estaría en una situación similar.

¿Forjadas aquí? - preguntó mientras probaba un ¿Por elfos?

Cuando vio la colección de armas no se sorprendió tanto como los demás. No es que hubiera visto muchas, simplemente que no le llamaban tanto la ateción, era más del tipo estar lejos de la pelea. Pero sabía que eso no siempre podía pasar, así que cogió una simple daga y se la guardó.

Espero no tener que utilizarla. Pero más vale prevenir que curar, o que morir.

- No tendreis algo adecuado para un luchador como yo, no??? - le digo mientras le muestro mis zarpas y mis afiladas garras ... - de seguro que habiles herreros y alquimistas como los elfos tendran algo de utilidad apra que pueda acabar con estas criaturas aun con mas facilidad ... o al menos de forma rapida ... la vampira fue un poco coñazo, era divertido arrancarle el corazon una y otra vez, pero despues de la 3, pues es aburrido que no se muera, jejeje -

- No, esas no - contesta a Bastia - La mayoría han sido forjadas por elfos, pero hay regalos de otras naciones, y ejjjj.... botín de guerra. - añade - En concreto esa proviene de un famoso mercenario brinchie que lucho en las guerras que llevaron a la formación de Galea.

El armero mira a Ragnar de arriba a abajo.

- Creo que no. Supongo que eres un practicante de Kalinata. No tenemos nada tan especializado. Te podemos dejar un frasco de fuego griego, pero son bastantes peligrosos, nosotros nunca los llevamos si buscamos el cuerpo a cuerpo.

Mientras los demás hablaban, Abot examinó cuidadosamente la zona de las lanzas.

Casi colocada a un lado, apartada de las demás un poco, quizá por la dificultad de su manejo, se apoyaba en la pared una lanza larga con las dos puntas reforzadas con plata blanca. El extremo inferior se apoyaba en el suelo y era una punta de lanza simple, cónica, mientras que el extremo superior tenía forma de punta de flecha y podía, en sus manos expertas, ser utilizada también para cortar.

La asió con una mano, sopesándola y satisfecho asintió. 

- Esta.

- Creo que no. Supongo que eres un practicante de Kalinata. No tenemos nada tan especializado. Te podemos dejar un frasco de fuego griego, pero son bastantes peligrosos, nosotros nunca los llevamos si buscamos el cuerpo a cuerpo. -

- Pues vaya mierda de armeria joder ...eperaba que tuvierna algo tan sencillo como garras de plata o algo asi ... que decepcion ... pues nada ... tomare esto ... - miro con desprecio la mesa como el que ve la mierda de las tierras altas y tomo un puñal de plata, no pretendia usarlo salvo que fuera esencial, y era suficientemente ligera como para poder adaptarme con ella en mi forma de lucha 

No tendrán por casualidad 3-4 cubos de sangre fresca que no coagule  alguna poción u objeto mágico que nos pueda servir en la tarea que tenemos por delante?

Varag preguntó de forma honesta. Al fin y al cabo, la misión era salvar la raza de los elfos.