Partida Rol por web

Abot revisó el estado de Juliendor y después el de sus compañeros, aplicó vendajes allí donde fuera necesario, incluyendo los conjuros donde sus habilidades no llegaban a cortar la hemorragia.

- Tranquilos, recuperémonos y luego veamos qué nos cuentan estos elfos.

Entre todos, dieron buena cuenta de los elfos. Destacó el escriba, que podía lanzar poderosas magias. Y Varag, acabando con el jefe. Y Ragnar, volviéndose loco berserk como siempre. Pero el escriba...

Quizá es eso. Leen palabras prohibidas en los libros y así enaltecen su vil magia...

Le decía algo —¿Reprimenda por qué? En batalla estas cosas pasan. 

Varag ayudó a curar la herida de la flecha que había sufrido Norm. Le dio para beber algo que sabía rico. 

—Vamos a interrogar a ese elfo. Tenemos que llegar al fondo del asunto. Menos mal que tenemos gente que sabe élfico. 

Norm señaló a los caídos y a los heridos que se llevaban. Habló a las gentes del pueblo. 

—Como veis, son elfos, no Vikmordere. Hemos hablado con una patrulla de Vikmordere fuera del pueblo y no tienen intenciones hostiles. Si alguno ve a uno vuestros vecinos bárbaros, que no le ataque. Llamadnos a nosotros. Y si veis más elfos, también. 

Quería dejar claro que los bárbaros no habían sido para que no se montara otro conflicto más. Uno que seguramente tendrían con los elfos. 

-¿Qué coza ez Malanpur?

Nadie parece hacer caso a la pregunta del goblin, quien por otro lado tampoco parece pregunta a nadie.

El sacerdote tiembla cuando Abbot se acerca a él, pero a medida que empieza a ayudarle se va relajando. Los daños no son severos, le han dado una paliza, pero con cuidado de no hacerle daños irreversibles. Rápidamente mejora lo bastante como para moverse, ayudado por Abbot y un acólito, a su habitación en un anexo al templo.

- Gracias - dice debilmente antes de irse - Creí que no saldría vivo.

Las palabras de Norm llegan a la población con claridad. Aunque no este claro que con el efecto que pretendía. Nadie habla mal de los Vikmordere pero culpabilizar a los elfos resuena con fuerza en la cultura imperial y pronto se pueden oír palabras gruesas hacía ellos. Tampoco faltan las miradas de odió hacía Grendalin y algún comentario sobre como los humanos no deberían mezclarse con razas inferiores.

Mientras tanto los soldados del pueblo acaban de limpiar la zona, mientras los vecinos que no pontifican sobre la degeneración de los elfos como raza, discuten como reparar el templo.

Pronto cae la noche.

Viendo que ni Kai ni Norm están restablecidos Abot se acerca a ellos con los instrumentos en la mano (básicamente es agua, pero parece funcionar especialmente bien en manos del Korindio).

- Dejadme que os limpie eso - y salmodiando trata de restablecer la salud de sus compañeros

Mientras procede se dirige a Juliendor, postrado aún en una improvisada camilla a la puerta del templo.

- Cuéntanos, ¿Qué eso eso del Malampur? Quizá sea relevante para conocer las motivaciones de los elfos.

El sacerdote tiembla antes las palabras de Abbot, tras recobrarse de unos segundos de terror responde:

- Ni idea. Algo que esos elfos pensaban que estaba en el templo.

Grendalin agradeció las palabras del capitán con una inclinación de cabeza, y sintió aludido cuando comentó que tenían a gente que hablaba elfo. No estaba seguro de si alguién más lo hablaba, pero desde luego él lo hacia con fluidez.

Se fijó también en cómo había quedado la escena después del combate. El tal Abot tenía una magia curiosa, y desde luego a los brinchies mejor no soliviantarlos. Aunque eso último ya lo imaginaba.

Se quedó intrigado sobre lo del Malampur, que era lo que parecían querer aquellos jovenes, pero era la primera vez que lo escuchaba.

Si puedo ser de ayuda en el interrogatorio podéis contar conmigo.

A primera hora del día siguiente un soldado de la ciudad esta esperando al grupo en la posada. En cuanto van bajando a desayunar les saluda:

- Buenos días, soy Perry Yefim - dice con una sonrisa a todos - El alcalde me ha enviado para llevarles a la prisión para interrogar a los prisioneros. Gracias por lo que han hecho ayer. Creo que le han salvado la vida por lo menos a Jurienor.

Con paciencia espera a que todo el mundo se levanté y desayuna y luego los acompaña hacía el ayuntamiento.

El ayuntamiento es una gran casa de madera de tres plantas, o mejor dicho, dos plantas completas y una gran guardilla. El alcalde les espera en su despacho en la segunda planta.

- Buenos días - saluda haciendo un gesto a un oficinista que esta con él para que se vaya - Creo que es mejor que bajemos a la prisión inmediatamente - sugiere - Esta en los sótanos de este edificio - aclara.

Tras lo cual guía a los visitantes hasta las sórdidas celdas excavadas en la tierra donde están encerrados los elfos.

- Creo que será mejor empezar por el jefe - mientras habla abre la puerta de una de las celdas.

Tirado en un montón de paja, en una esquina de la celda, sorprendentemente limpia e iluminada solo por dos antorchas está engrilletado el hechicero.

Saludo con ambas manos haciendo que suenes las cadenas y dice imperturbable:

- Encantado de volver a verle alcalde. - y mirando al resto - Bienvenidos a mi humilde morada, siento no poder ofrecerles un té, pero me resulta imposible en mis actuales circunstancias.

- Al menos tienes buen humor y mucho sarcasmo, ¿no tendrás un libro para mi amigo?  - dice Abot señalando a Norm - se aburre en los interrogatorios y le gusta desconectar con una buena lectura.

Dicho esto pasea alrededor del montón de paja, juntándola con el pie hacia el elfo-

- Pero vayamos al grano, que seguro que tienes cosas que hacer y no vamos a entretenerte toda la mañana. Sabemos que habéis tratado de envenenar el pueblo y ahora queremos que nos digas por qué. Y sobre todo queremos saber quién te envía, no puedes estar tú al mando - añade entre dientes con desprecio - y qué buscabas en el templo.

Espera a ver si el elfo dice algo y con disimulo abre un poco su chaqueta dejando entrever el cuello de la botella que recogieron río arriba.

- Nosotros sí podemos ofrecerte algo para beber... o quizás - concluye empujando un poco más la paja y mirando al escriba - algo con lo que calentarte, que esta celda parece húmeda.

El elfo suspira y recita como de memoria:

- Soy Myhal Melithanltindre, Protector de la Hoja. He venido a vuestra tierra porque nuestra Reina Guardiana me ha enviado a recuperar un objeto, el Manlpaur, que creemos ha sido escondido en la catedral hace bastante tiempo. Esperábamos encontrar el objeto para que nos ayudara contra una nueva amenaza: los Edhelgurth.

- Nosotros, los Alakar, gozamos de ciertas ventajas sobre vosotros, los humanos. Sin embargo algo esta creciendo que tiene ventajas similares sobre nosotros. Tememos que las razas elficas sean barridas de la faz de Shaintar. Y si eso ocurriera, no puedo evitar creer que los Edhelgurth no se contentaran con nosotros. Vuestras tierras están llenas de presas.

- He envenenado vuestro rio para que nos fuera posible acceder a vuestro templo con el mínimo daño posible. Esperaba dar al veneno algo más de tiempo para debilitaros aún más. Pero en cuanto enviasteis guerreros hacia la fuente nos vimos obligados a intervenir antes de lo esperado.

- Por desgracia no hemos podido encontrar el artefacto. Probablemente es un signo de Naneth de que ha llegado nuestra hora.

Ragnar no hablo mucho tras el combate algo malhumorado por los comentarios de Varag ... sabiendo que ese taur habia echo trampa y le habia apuñalado, debia saber que el no mataba por gusto ... ademas de que hubeira sido criado desde nacimiento para destripar, aparte de eso, era bastante pacifico ( jejeje)

A la mañana siguiente , n¡os dirigimos con el elfo ... estaba apresado en la prision del pueblo y comenzo a ser gracioso, lo cul saco una sonrisa en la cara de Ragnar, pero tamben le parecio imbecil, no hubeira sido mas facil intentar solucionarlo de forma pacifica ???

- Joder, pensaba que los elfos erais un poco mas listos,... podriamos haber resulto todo esto de forma mas pacifica y facil ..., si hubierais intentado encontrarlo o pedirlos ... o incluso rendiendoos cuando os avisado muchas muertes habrian sido evitadas ..., es cierto que tenia ganas de luchar, pero bueno, uno se hubiera llevado un golpe y poco mas ... el primero solo ... y hora que has envenenado al pueblo, que has apaleado el sacerdote y hemos tenido que reventar a la mayoria de tu ... escuadra, mas debil de lo que me habia imaginado la verdad ... ahora parece que estas pidiendo ayuda .... JODERRRRRRR , habeis montado un pifostie y mira como has terminado ... -

El goblin apareció algo tarde, ya directamente en el luigar donde tenían retenidos a los elfos supervivientes.  Asistió en silencio al interrogatorio hasta que el elfo confesó sus pretensiones. No daba crédito a lo que estaba escuchando. Nunca había escuchado majadería mayor. Se le subieron los colores de vergüenza ajena que le dio. 

-Nunca oí mayor estupidez-dijo sin ocultar lo más mínimo su sorpresa-Esperaba maz sensatez de elfoz. Tú habla, tú pide y si no tiene, hace otra cosa. Ademáz tontería atacar el pueblo ziendo pocoz elfoz y tan maloz combatiendo. Muchoz elfoz muertoz por insensatez. Pero es pasado. Tu dinos ¿qué zon Edhelgurth?¿Porqué zon amanaza juzto ahora y no antez?

Había acertado. Esbozó una media sonrisa y escuchó el relato del elfo en silencio. ¿De qué coño hablaba? ¿Por qué lo dejaban estar presente en el interrogatorio? Nadie lo había detenido, así que él se había colado. Vaya, sí que le gustaba el chisme... y ese estaba jugoso. Pero no le gustaba como sonaba, para nada.

— ¿Qué coño son esos Ehjelgur o lo que sea, y de dónde salieron? ¿Por qué la cosa escondida en la catedral es necesaria para pelear contra ellos? Y, ¿cómo llegaron a presumir que eso estaba ahí? Cuenta la historia entera, coño.

Lo soltó todo de sopetón, como exhasperado, sin descruzar los brazos del rincón donde se encontraba. Había tenido una noche bastante mala tras la parrilla de elfos del día anterior, para constatar que tanta muerte había sido por estupidez de quien los mandaba. Pobres criaturas. 

Norm dedicó una mirada ceñuda al que le proponía libros, para luego responder al elfo. Con palabras parecidas a las de Flog.

-¿De verdad no podíais mandar un diplomático o negociador? ¿O un par de infiltradores por la noche? Cuando se manda al ejército y se usan actos de guerra como el envenenamiento del agua, la gente se enfada. Y otra cosa... ¡Ibais disfrazados mágicamente de Vikmordere! ¿Qué os han hecho ellos?

Bastia se mantuvo apoyada en silencio contra una de las paredes, aquella celda parecía un camarote de barco abarrotado y todos hacían las mismas preguntas por lo que tampoco tenía mucho más que añadir.

Estaba claro que los elfos habían subestimado a su grupo, sin el cual seguramente habrían conseguido su objetivo en vista de cómo corrían los soldados de Rybalka.

El signo de Zavonis es más bien: "No te interpongas entre los Guardias Grises y lo que protegen." - le respondio al elfo. - Lo aprendieron los imperiales no hace tanto, lo habeis aprendido vosotros y lo aprendera el tal Edhelgurth. Nunca deberiais haber atacado el pueblo de esta forma. Podriamos haberlo resuelto sin violencia si hubieses salido. Las muertes de tus soldados son tu responsabilidad. - despues de que respondiese a las preguntas de sus amigos, Varag hizo unas cuantas mas - Por que iba a estar ese artefacto en una iglesia basicamente recien construida? Como os iba a ayudar? Y, que leches hay en esa botella?