Partida Rol por web

Reglas de la Arena:

A)     No saquear al contrincante (o al aliado).

B)    No desobedecer al Juez de la Arena en un Veredicto de Vida o Muerte.

C)    No atacar al público, guardias, organizadores, etc.

D)    No traer ayuda externa a la Arena (a menos que una regla de ese combate lo permita).

E)    Si eres libre y renuncias al combate, o no asistes, serás sancionado.

F)     Si no eres libre no puedes renunciar, puedes ser ejecutado si te niegas a luchar.

G)    Respetar el Honor de las Escuelas.

H)    Respetar el Honor de la Arena.

I)       No cambiar de bando en combate (a menos que las reglas de enfrentamiento lo permitan).

J)     No violar a nadie durante el combate.

K)    No profanar cadáveres (a menos que esté permitido).

L)     Luchar con las armas y armaduras que se le asignen (a menos que se permita libre elección).

- Tablero Virtual para el Desafío del Arquero de la Arena de Detritus, primera semana de Erathis, Año 4880.

El Desafío del Guerrero. Primer día de la Sangre de Erathis, Año 4480.

Combate de exhibición entre Babosa y Marronosa, de las Escuelas Amarilla y Azul.

AÑO: 4480.

ESTACION: Invierno.

MES: Erathis.

DIA DEL MES: 6.

DIA DE LA SEMANA: Sangre.

AJUSTES DE FAMA Y GLORIA:

Prueba del Arquero:

- Bizcochito: +2 Fama en Detritus, +2 puntos de Gloria. - Ascenso de Rango: A Escupitajo de la Arena.

- Flacucho: +0 Fama en Detritus, +0 puntos de Gloria. - Ascenso de Rango: A Escupitajo de la Arena.

Prueba del Guerrero:

- Marronoso: +2 Fama en Detritus, +1 puntos de Gloria. - Ascenso de Rango: A Escupitajo de la Arena.

- Babosa: +0 Fama en Detritus, +0 puntos de Gloria. - Ascenso de Rango: A Escupitajo de la Arena.

Nota:

- El requisito para ascender a Escupitajo de la Arena es haber participado (y sobrevivido) a al menos una Jornada en la Arena.

- A partir de Escupitajo de la Arena, un personaje ya es un verdadero luchador del circo. El siguiente rango en la Arena es el de Gorgojo, para el que se requiere un mínimo de 3 victorias en la Arena y la aprobación de la Organización.

- Cada rango en la Arena tiene sus ventajas, entre las cuales está un +1 a las tiradas para el Veredicto de Muerte o Clemencia a partir del rango de Gorgojo y otro +1 cada dos rangos. El público no tiene tanta ansia por ver morir a los veteranos.

- Finalmente, llegáis a la Arena, a la que entráis por puertas distintas. Y enseguida accedéis a los subterráneos iluminados por antorchas en los muros. La verdad es que esto es un tanto laberíntico.

La parte norte de los subterráneos es la tradicionalmente asignada a la Escuela Azul. La parte sur a la Escuela Amarilla.

Las partes este y oeste a la organización de la Arena. Hay jaulas para bestias de todos los tamaños, actualmente vacías.  también mazmorras para presos. No llegáis a ver al condenado, pero veis guardias, y deducís donde está.

En vuestros vestuarios hay agua, una enfermería con curanderos de la Arena que os miran de forma hosca, y unas mesas con bancos para sentarse.

Todos os sentáis en la mesa de vuestra Escuela, acompañados de vuestro Instructor y su ayudante.

EL PRIMER DÍA EN LA ARENA: PRUEBA DE ARQUERÍA

Nunca pude imaginar cómo la gente podría divertirse tanto viendo cómo se ejecuta a alguien , pero ahora ya empiezo a ver cómo funciona esto.. En realidad creo que no les importa quien venza o quien pierda, sino el mero hecho de que les den espectáculo, lo que es bastante lamentable.

Tras recibir el arco con el que tendría que luchar y 10 flechas, se nos explicaron las reglas: No podríamos alejarnos más de 10 pies de la puerta por la que habíamos salido. Esto no resultaba muy alentador, ya que como el preso se alejara de donde estábamos no tendríamos forma de llegar a él con una flecha..

El preso en cuestión era un hombre llamado Kurt, quien, según me dijo uno de los guardias, era el responsable de la muerte de gente debido a que se dedicaba a vender droga adulterada, no dice mucho a su favor, eso está claro,  pero que una persona que está ahí encerrada por matar a otra tenga que ser su verdugo..

En cuanto estuve en la arena y ese hombre me miró, supe cual era exactamente la realidad de estar allí y ahora. Ya no era el mero echo de estar presa lo que me preocupaba, sino el saber que me estaba viendo como la más débil, que iba a venir a por mí y que ahora no tenía más remedio que tratar de matarle antes de que él me matara a mí. En ese momento se me olvidó todo, tan sólo quería que esto terminara cuanto antes, ni ganar, ni dar espectáculo ni nada, simplemente mi instinto de supervivencia fue el que me salvó de morir en la arena.

Cuando Kurt pudo moverse vino directamente hacia a mí, haciendo que mi oponente de la Escuela Amarilla ( un elfo al que llaman Flacucho ), no pudiera atacarle por falta de alcance. El sentenciado a muerte, armado con un palo, trató de acabar conmigo, pero para mi suerte, conseguí ser más rápida que él y unas cuantas flechas fueron suficientes para que el hombre cayera al suelo.

Lo más difícil de todo, exceptuando el hecho de tener que sobrevivir, claro, es tener que matar a una persona que ya está casi inconsciente en el suelo. Pero como dicen las normas de la arena, nunca hay que incumplir la voluntad del juez en un veredicto de vida o muerte, así que acabé con la vida de aquel hombre cuando se me dijo que tenía que hacerlo.

No es algo de lo que vaya a sentirme orgullosa nunca, es más, hubiera preferido ni tener que salir a la arena. Pero a partir de ahora veo que las cosas van a funcionar así.. así que voy a tener que plantearme las cosas desde otro punto de vista, muy a mi pesar.

 Cuando Bizcochito regresa junto al grupo de los esclavos de la escuela azul, Tapón le hace un gesto de asentimiento, no con júbilo, pues esa forma de matar o castigar era indigna, pero lo tenía que hacer y lo hizo. Le pone una mano en el menudo hombro para darle un poco de calor y humanidad, mientras veía en su mirada el dilema moral que tenía en esos momentos.

 - Has actuado como debías, y lo has echo bien. Si luego quieres hablar respecto ha esto te escucharé.- Dice solemne el recio enano.

Miro al enano y agradezco sus palabras de ánimo pero en estos momentos no es que sepa ni qué decir. La otra persona a la que maté fue un accidente, a esta la he tenido que matar con mis propias manos..

Gracias, quizás en otro momento podamos hablar, ahora la verdad es que preferiría no hacerlo..

 El enano asiente con gravedad, y la deja tranquila, para que pueda estar con sus propios pensamientos. Mientras tanto el enano contempla el gentío de las gradas. Inmerso en sus propios pensamientos.

Un nudo en el estómago había subido por el cuerpo del mediano, al ver ambos combates, él no era fuerte, ni robusto, nisiquiera tremendamente agil, desde siempre se había servido de su estoque para luchar, o si no tenía el estoque, se servía del factor sorpresa, de su sigilo... pero, ¿qué tipo de sigilo, podía ser útil en combates en los que los contrincantes se veían venir desde más de cien metros?.

El hombre limonero había dicho algo sobre gente que se había criado robando de las bolsas de otros, en ese momento, el mediano había sentido que sse refería a mí. -Pero... ¿qué importa morir en el primer combate, o en el segundo?- eso es lo qeu había pensado cuando le ofreció a los esclavos un entrenamiento especial...ya ha cambiado de opinión...ya he cambiado de opinión, lo que se siente cuando la gente te aclama tiene que ser lujurioso, a la vez asqueroso... pero la vida es así....

busca a limonero con la mirada, espera a que deje de carlar con alguien, y avanzo hacia él.

-Señor, aunque no quiero decirle mis motivos del porqué de esta decisión, igualmente le pido que tambien mi instruya a mí, si aun estoy a tiempo, en un entrenamiento especial.

Limonero evalúa a Champiñón con la mirada.

- "Mucho has tardado en tomar esta decisión, muchacho. Si quieres haber terminado de entrenar a tiempo para el Campeonato vamos a tener que empezar esta misma noche, sesión doble. Cuando regresemos a la Escuela ven a verme, estate preparado para sufrir." -

Tras un rato en silencio, pensando y sin hablar con nadie llego a la conclusión de que no hubiera podido hacer otra cosa en la arena, era morir o matar y una de las dos opciones es la que ha sido. No me ayuda a tener la conciencia más tranquila, pero al menos, sí a hacerme la idea de que a partir de ahora esto será bastante habitual.
Vuelvo junto a mis compañeros tocándome las heridas.. aunque aún en silencio.

"La Arena, por fin... Aquí será donde la mayoría de nosotros muramos..."

Todo el día estuve bastante excitado, sabía que era posible que muriera algún miembro de la escuela. Midiendo la respuesta del público parecía que odiaban más a los tiefling que a los elfos, a los que era más bien mofa. Además, podría ver qué tal luchaban varios miembros de cada equipo.

Me impresionó el combate entre los guerreros, pero estuve más atento en la prueba de arquería, quería ver qué tan buena era realmente la mediana, pero sobre todo quería ver al arquero del otro equipo, que era además otro elfo.

Al final, aunque llegué a temer por la mediana, acabó todo bastante bien, ganando las dos pruebas, y eso significaba que a partir de ahora comeríamos mejor. Cuando volvieron los dos gladiadores les dí la enhorabuena.

Honor y gloria. 

Dos palabras llenas de significado para algunos, de oportunidades para otros, de muerte para muchos.

El día comenzó como cualquier otro, echando de menos las desérticas tierras de mi país, la lengua de mis congéneres, las risas de mis compañeros y el humo ardiente y rojizo de nuestra amada Montaña de Fuego. Pero no hay lugar para la nostalgia en esta cloaca del imperio llamada Detritus. No podemos permitirnos ciertos lujos. Lo único que cuenta es la supervivencia, alcanzar la libertad y pelear por nuestro destino. Y en este mismo momento, esos son sueños lejanos.

La primera sorpresa no fue el uniforme amarillo sino nuestro paseo por la ciudad. Rostros expectantes asomados a ventanas y balcones, gente empujándose por las calles, gritos, pitidos, alabanzas e insultos por igual destinados a todos y cada uno de nosotros. Pero detrás de cada palabra, de cada mirada, un hambre insaciable de diversión y sangre. Y no necesariamente en ese orden.

Llegamos a la arena. Durante horas esperamos a que el público llegue. Un rumor enfervorizado crece paulatinamente, mezclado con los gritos de los mercaderes ofreciendo comida y de aquellos que cruzan apuestas. Sabemos que hoy no habrá veredicto de muerte entre nosotros, pero quizá sí en una próxima ocasión. La adrenalina recorre mi cuerpo y mis músculos se tensan. Observo a mi alrededor. Los protagonistas de los juegos de hoy parecen ensimismados, concentrados. Tal vez no se jueguen la vida, pero sí el prestigio de la escuela y algo más. Tal vez mundano, tal vez no demasiado importante para algunos aunque sí para nosotros: comida.

Finalmente, en medio del griterío resuenan los vocingleros y un grupo de bailarinas sale a la arena para disfrute del público. Cuando su intervención acaba, el Heraldo, en el palco del gobernador, da comienzo a los juegos. Las dos escuelas se preparan. Primero, la azul. Después, nosotros.

Risas, burlas, decepción, sorpresa, vítores. Todo se mezcla por igual en una cacofonía que impacta en todos y cada unos de nosotros y tras el paseíllo para darnos a conocer, empieza el verdadero juego.

A ambos lados de la arena, los representantes de ambas escuelas. Por la azul, una mujer de diminutas dimensiones, aparentemente débil y sin peligro alguno. Por nuestro lado, Flacucho, el elfo. Su rostro permanece impasible, a pesar de los insultos que el público dirige a los de su raza. Y repentinamente, todo empieza.

El condenado se libera de sus ataduras y observa a su alrededor. Como era de suponer, elige a la víctima más débil, la mujer azul. Nuestro arquero, fija su mirada en el reo. Tensa su arco. La musculatura de su brazo se marca con fuerza bajo la vestimenta. Parece aguantar la respiración antes de soltar la cuerda y dejar que la flecha surque con un silbido el aire y se clave con un sonido sordo en la espalda del condenado. Un disparo que demuestra su destreza, pues a pesar de la distancia, la diana ha sido limpia y el daño inevitable. La víctima, sin embargo, continúa su avance, obcecado quizá en su supuesta superioridad sobre la minúscula hembra. La distancia respecto a nosotros aumenta. Apenas podemos distinguir lo que ocurre. Y pronto, sabemos que nuestro elfo no tiene posibilidades de disparo. Demasiada distancia para su fuerza y habilidad. Poco después, los gritos del público resuenan impresionantes. La mujer ha vencido al reo y el veredicto del pueblo y del gobernador es claro. Muerte. Y así se procede.

Minutos después, tras limpiar la arena y las acrobacias de unos saltimbamquis, Flacucho se retira y Babosa pasa a ocupar su lugar. Deberá enfrentarse a uno de los guerreros de la otra escuela. Y pronto veo a un gigante de mi raza, alguien que parece extraído de las leyendas guerreras de mi pueblo. Su tamaño impresiona, así como su musculatura y fortaleza. Su mirada, es la de alguien que no piensa en la derrota. El ataque es fulminante. Tras una larga carrera, ambos contendientes se enfrentan. Pero el dracónido no parece estar dispuesto a concesiones. Un doble ataque fulminante y la sangre de nuestro enano riega el suelo. Está malherido. Contraataca ante la impasibilidad del dracónido. Mis puños están cerrados y pese a que debería sentirme próximo a mi congénere, mi fidelidad es para con el enano. ¿Qué me ha pasado en es tos pocos días para sentir algo así? Da igual, no hay tiempo para pensar en ello. Babosa sufre un nuevo ataque y nuevas heridas se abren en su cuerpo. Y aunque débil, se defiende hiriendo a su contrincante. Incluso desde la distancia, sé que está punto de morir. Heridas como esas, son mortales de necesidad si no se atienden con prontitud y las fuerzas del enano deben estar agotadas. Ironías del destino, su ataque es fulminante, sacando fuerzas de donde no las hay logra herir profundamente al dracónido cuya respuesta, sin duda fruto de la sorpresa, no es sino un tajo que se pierde en el aire. Babosa sonríe en la lejanía. Conozco bien esa sonrisa cargada de sorna y mala leche. Pero también sé, y lo sabe su contrario, que est´aal límite. Un nuevo golpe, un nuevo acierto, pero el dracónido no perdona. Un último golpe y todo acaba para Babosa que se derrumba en el suelo. Un rugido de ira y frustración brota de mi garganta. ¡Cómo hubiera deseado estar a su lado, pelear junto a él! Pero no puedo más que alzar una oración por Kord para que vele por la vida de mi compañero y, tal vez un día, amigo.

Llega la mañana, lo primero que nos plantan es un uniforme nuevo - "¡Ja!.. esto es para que si hacemos el ridículo sepan de que escuela somos esclavos" - pienso al verlo y tras asearme me lo pongo sin darle más importancia. En cuanto me he despejado mi mente se ha empezado a centrar en el combate que me toca librar. Desconozco quien es mi adversario y eso me enfurece, sin embargo procuro no mostrarlo.. con suerte me mata y me libro de esta prisión circense.

Gachas y avena con extra de azúcar, miel y jengibre para los que vamos a luchar. Un par de tiras de panceta frita, no está mal.

Unos ejercicios ligeros y nos llevan a la arena. Nos conducen por la ciudad antes de llegar, la gente grita, yo no me entero, solo pienso en una cosa.. ese asqueroso combate. Los subterráneos de la arena son un laberinto, no presto atención por donde me llevan, combate, combate, combate.. no hay otra cosa en mi cabeza.

Pasan las horas, el público llega... - "Estúpidos degenerados" - pienso, pero me regaño y vuelvo a centrarme en el combate. Una hora más de espera y sacan al reo a la arena, ellos se ríen y se mofan, le abuchean.

Salen los azules, la gente vitorea, ríe, insulta... y allí lo veo.. es él, tiene que serlo. Nadie más podría ser mi rival de toda esa chusma que ha salido a pasear por la arena. Un impresionante dracónido de casi tres metros de alto. Una masa titánica de músculos y escamas. Marronoso.

Desde ese momento apenas soy consciente de que nos sacan a pasear, de que nuestro flacucho pierde ante una lastimera mediana y de que me llaman porque me toca salir.

La Puerta Norte se abre y sale Marronoso, el publico le aclama, su musculatura es increíble, su porte, orgulloso, como un general dirigiendo a un ejército invencible. Salgo yo, nadie dice nada... no me importa. Solo le miro a él.

Reacciono más rápido pero no importa. Si fuese como Lagartija le podría haber cogido la medida fácilmente, pero este es distinto, sabe bien lo que hace y yo no tengo ni puta idea de como lucha ese escamoso gigante.

Mirando a mi adversario, el cual es casi tres veces mi tamaño, avanzo sin prisa hacia él, con la mirada fija en él, sin decir palabra alguna y centrado en el combate - "Veamos de que pie cojeas escamoso" - pienso mientras avanzo. Intento pensar en una estrategia mientras avanzo, pero nada acude a mi mente.

Marronoso corre hacia mi, es tan rápido que casi vuela el cabrón. Visto el veloz movimiento del enorme dracónido decido quedarme quieto, va a venir a por mi igualmente, así que venga si le apetece. Afianzo mis pies en el suelo, preparado para su ataque - ¡Adelante grandullón! - le grito. El sonríe astutamente y se detiene muy cerca de mi.. - "¿Se pensaba que iba a cargar contra él?. Mal pensado bicharraco"- Me ahorras tener que sudar para ir a pillarte escamoso - le digo a la vez que avanzo y trato de clavarle la gladius hasta la empuñadura. Pero algo falla, mi bota se desliza en la arena.. esos putos barretripas se han dejado un trozo sin limpiar y mi golpe falla estrepitosamente. Estoy a su merced.

El bicho no lo desaprovecha, me lanza un combo de dos golpes. El primero, rápido como una serpiente, me deja jodido y paralizado.. - "Da igual no voy a ningún lado, te quiero bien cerca" - el segundo, un impacto segador me abre un buen tajo y sorbo el aire por los dientes. Ya tengo claro el resultado, estoy maltrecho y mi sangre chorrea por la arena, pero no pienso dejarlo aunque caiga, me estoy divirtiendo aunque parezca algo de locos. Mi única intención es hacer que deje de sonreír y que le escueza aunque me reviente. De sus golpes he aprendido.. veamos si le gusta su propio estilo de lucha.

El sonríe de forma cruel, yo lo hago con cierta locura febril, quiero tocarle los huevos si es que los tiene. Respiro hondo y me dejo llevar por la adrenalina, parte del dolor desaparece.

Golpe, abro tajo en su piel, sonrío un tanto encabronado. Me lanza otro segador y sangro má, vuelvo a estar jodido pero no importa, estoy dispuesto a putearle a base de bien, dos ataques iguales, ya me lo he aprendido y aprendo a hacerlos yo también. Le lanzo un segador que le deja lacerado y ese jodido mudo me dice lo que piensa con su sonrisa - "Aguantas mucho, enanito, pero muy pronto te aplastaré" - un nuevo segador suyo y estoy al limite, se me nubla la vista, pero es tan grande que le sigo viendo. Se la devuelvo y se la clavo hasta la empuñadura... eso le jode vivo y yo sonrío como un cabrón de 1´30 de altura con mala leche - ¿Te ha gustado? - le pregunto. Marronoso escupe sangre, está maltrecho y sonríe con sus dientes afilados manchados de su sangre verdosa. Por fin abre la boca para hablar el gigante - Dulces sueños enanito - me dice y eso le hace fallar el golpe que aprovecho para atizarle - ¡Dulces sueños escamoso! - le respondo con un tajo que le abre otra brecha en su piel.

Entonces lo veo, se que puedo ganarle.. lo tengo claro, he reservado fuerzas desde el principio, él las gastó en su combo inicial y se le nota. Ahora podría lanzarle otro ataque seguido y dejarlo caído a mis pies.. pero no lo hago, ya me siento ganador. Me quedo quieto y el me golpea, yo caigo. Todo ha terminado - "Te he ganado hijoputa, yo lo se y tu lo vas a saber cuando esto sea a muerte. Disfruta de esta fama temporal. Yo no la quiero" - pienso mientras caigo al suelo y todo se vuelve negro.

La luz del alba anuncia la llegada de un nuevo día y el intenso tono carmesí de esta indica que será un día de sangre. Tantos los hubo y tantos lo habrá, así lo ve el guerrero que ha encarado mas batallas que fiestas y ha vertido más sangre que vino. Su desayuno no le sorprende, las gachas de siempre pero con algunos agregados especiales para reforzar la fuerza y el vigor en combate.

Tras unos ejercicios de calentamiento y de distensión los miembros de la escuela azul parten hacia la arena.

Yo..soy Marronoso... hoy es el primer día de mi camino a la gloria, recuperare mi nombre así como mi honor de guerrero. Esta arena me vera emerger de mis cenizas, y volverá a llamarme General.

La determinación y concentración en los ojos del draconico era estremecedora, para cualquiera que lo mirase de frente o directo a los ojos seria una amenaza de muerte. Los insultos, abucheos, alientos y demás comentarios del pueblo en su trayecto a la arena le son indiferentes, así como también le son los juegos y las diversiones para las masas que presentaba aquel circo.

Tras el primer vistazo a la arena, un solo pensamiento cruzo por la mente del guerrero.

Este es mi campo de batalla, aquí librare mi guerra.

Una sonrisa sádica recorrió su boca dejando a la vista sus colmillos y feroz dentadura, a la vez que un guardia los guiaba hacia su respectivo sector dentro de la arena. El desfile no fue más que un mero protocolo para Marronoso, pavonearse de su fuerza o de su tamaño no era trabajo del guerrero a menos que sea para demostrar superioridad ante el adversario por lo que se limito a seguir al instructor y al resto del grupo por el camino prefijado. Al ver a bizcochito en la arena fue como si un mecanismo de fina artesanía enana hubiese empezado a funcionar dentro de su cabeza, la forma de moverse del reo, la pose al disparar de bizcochito, la mueca de dolor del condenado al recibir cada uno de los flechazos.. todo iba alimentando la sed de sangre y guerra que Marronoso venia conteniendo hace casi mil años.

Un guardia lo acompaño hasta la reja de salida, el heraldo estaba anunciando el espectáculo a seguir, lo sentía... lo anhelaba cada vez mas...y al fin llego. La reja se levanto y la empuñadura de la gladius que tenia en su mano derecha se sintió calida y reconfortante. El momento de luchar había llegado, la luz del día estaba en su máximo esplendor y barría cada centímetro de la arena, sus ojos recorrieron con tranquila y segura determinación todo el largo del campo de batalla hasta el extremo donde su oponente se encontraba. Un enano con aspecto exuberante, se lo veía bien formado y con varias marcas en su cuerpo atribuibles a tribus o marcas de guerrero, Marronoso lleno sus pulmones del dulce aire de la batalla mientras su pecho se inflaba de emoción y de ansiedad por rememorar aquellos viejos tiempos en los que dirigía a miles como el hacia la victoria.

El General lo estaba disfrutando, al ver que su oponente no se acercaba a él decidió ir en picada a su encuentro. La ansiedad pudo más que la calma, y la sed de guerra se adueño del draconico mientras corría a gran velocidad hacia su rival. Se detuvo a unos pies de su contraparte y se enfrentaron cara a cara. Para estar frente a un ser que lo superaba por varias veces su tamaño y contextura el enano mantenía su terreno, ese es el tipo de guerrero con el que le gustaba enfrentarse. Marronoso inicio el derramamiento de sangre al esquivar sin mayores esfuerzos el primer ataque de su rival. El golpe fue duro y con cierta pericia en la materia logro dejar incapacitado a su oponente por unos momentos, los suficientes para asestar otro golpe demoledor y hacer gran mella en su contrincante que ya comenzaba a escupir sangre. La imagen de cientos de enanos, esclavos de los tiefling, que perecieron bajo su espada pasó fugazmente por su memoria mientras sonreía cruelmente ante el inminente destino de su rival. El enano parece querer recuperar un poco el aliento y logra recomponerse para continuar el combate, levanta su arma y la blande contra un enemigo que no hace nada por intentar esquivarla.

La sangre derramada en batalla es un tesoro para un guerrero como yo, que sea una muestra de reconocimiento hacia tu resistencia y tenacidad enano.

Los golpes se suceden y el enano parece remitir, súbitamente el balance comienza a cambiar y Marronoso recibe varios impactos que le obligan a retraerse y recomponerse por unos momentos. Las insidiosas palabras de su oponente le parecían divertidas así como el combate se tornaba interesante.

SIIII!!! SI!!! Esto es lo que anhelaba hace tanto, SANGRE!!! Y GUERRA!!

Sus emociones fluían por su rostro mostrándose como muecas de excitación y satisfacción por el placer de combatir. Una amenaza hacia su enemigo para atacar su mente así como su cuerpo.

-Aguantas mucho, enanito, pero muy pronto te aplastaré

El enano sonríe ante la burla y responde con un feroz ataque a la amenaza.

Buena respuesta enano.

Haciendo acopio de resto de sus fuerzas el draconico se dispone a finalizar la batalla con un mote ejemplar. La gladius se dirige diligentemente a su victima mientras Marronoso le grita.

-Dulces sueños enanito

Pero el arma pasa justo por sobre su objetivo dejando casi indefenso a su portador. El General draconico recibió el nuevo embiste de su rival y lo resistió con pura determinación, sabia muy bien que si quería terminar este combate como vencedor debería ponerse serio. Tomo el arma con sus dos manos y con un corte ascendente finalmente dejo inhabilitado a su contrincante que cayo al suelo de espaldas mientras la sangre de ambos luchadores bañaba las arenas del coliseo de Detritus.

Has luchado bien, pero aun te falta para medirte conmigo enano.

Los ojos de Marronoso decían lo que pasaba por su mente, pero su enemigo tenía los suyos cerrados y ya estaba inconsciente así que no tenia caso decirlo. Tan pronto como los curanderos se llevaron el cuerpo del enano, el inmenso draconico se retiro a su sector donde el resto de sus compañeros de escuela se encontraban y donde lo atendieron los curanderos asignados a la misma. Una mirada hacia su instructor acompañado de un asentimiento de cabeza en señal de respeto fue la única interacción con el grupo mientras los curanderos hacían su trabajo. Marronoso cerro los ojos y escucho como el ruido de la arena lo inundaba y poco a poco lo llevaba lejos... a aquellos tiempos donde solo el eco de la victoria era su acompañante, donde interminables filas de draconicos que se alzaban sobre los cadáveres de los tiefling vencidos aclamaban a su General.

había sido un día de sangre, al fin la sed se había saseado... por el momento...

Horton comienza a darse cuenta en este momento de que debe ponerse las pilas...

en este lugar la fama y la gloria son pasajeras y nadie te ayudará cuando realmente lo precises... Chico... Aquí... o te conviertes en el mejor... o no acabarás vivo... Todos utilizarán sus marrullerías cuando las necesiten... pero lo que no saben es que Horton Tragacochinillos es el más marrullero de todos... Ya va siendo hora de que demuestre lo que tantos años en el hampa me ha enseñado...

Horton... aquí no hay jefe al que servir... te sirves a ti mismo si quieres sobrevivir...