Partida Rol por web

Sam estaba completamente ausente, la mirada perdida en alguna parte delante de ella. No reaccionaba a las palabras de su gran amigo, y sólo intentó focalizar su atención en él cuando Mike le acarició el rostro. Pero fue un segundo.

Seguía en algún lugar en su interior, ensimismada. 

No estaba rígida, parecía dócil a lo que le indicarais. Exactamente como la rubia nórdica que recordabais de ayer.

Sigues a los jugadores, que ahora ya se han separado del resto de admiradores, hacia el edificio más alejado.

A medida que te acercas ves que en el centro del techo abovedado hay un agujero por el que escapa vapor. Huele bien, como a hierbas mentoladas, o linimento. Y te das cuenta de que por un lateral entran conducciones de agua, y otras salen. A cielo abierto. Hace calor, y aún así las paredes irradian aún mucha más temperatura que la ambiental.

Se paran frente a la puerta, y se giran hacia ti, preguntándote algo, relajados y sin acritud, como invitándote.

Nathan se limitó a escuchar. Todo el relato de Lottie era realmente calcado al que su padre le había explicado tantas y tantas veces. Aquello le daba otra dimensión el hecho en sí. ¿Cómo podían coincidir ambas versiones ahsta en los detalles más sutiles si no era porque esa historia... ese cuento de hadas inspirado en un viaje de juventud fuese verdaderamente cierto. EL muchacho no había reparado en ello. No se había vuelto a hacer la pregunta desde que los hechos se precipitasen en el Castillo de Arena. Pero sí. El asunto de la lucha contra las fuerzas del mal con intervención divina incluida parecía ahora más cierto que nunca. Por muy inverosímil que pareciese... lo era, y punto. De pronto se sintió mucho más cerca de su padre. Como si hubiese caído un velo que lo cubría y ahora pudiese verlo en toda su dimensión. Aquel hombre que se conformaba con un puesto de escritor en un periódico local guardaba en su interior la historia más grande que cualquier ser humano hubiese podido imaginar. Mucho más aún... que cualquier ser humano hubiese podido vivir. Y se la había confiado a él. A su hijo.

Nat sonrió y tomó otro trozo de carne. A medida que las palabras de Charlotte se sucedían estas, junto con el alimento, actuaban como un bálsamo sobre el cuerpo y el alma del bailarín. Su mente aún permanecía agitada por la incertidumbre sobre el final de su historia... o, mejor dicho, sobre la certeza del final de aquella historia. ¿Así sería? ¿Estaban realmente condenados sin posibilidad de escapatoria? Y, de ser así, ¿de qué servirían sus muertes? Era absurdo pensar que todo aquello se limitaba a una simple venganza. Para vengarse de alguien matando a su hijo no hay que viajar en el tiempo. No. Umayma y Pacal quieren algo más. Y para obtener ese algo les necesitaban. Pero, ¿cómo?

La voz de Charlotte había cesado como una llovizna que, sin apenas darte cuenta, simplemente deja de caer. Y fue sustituida por la de Sean. Tan sutil como un bombardeo en mitad de la noche. Con sus ideas absurdas y atropelladas, llenas de tópicos y arquetipos del peor cine de acción. Y, sin embargo, algo dijo que a Nat le provocó un conato de atragantamiento. Un poco de tos y los ojos del canadiense se llenaron de lágrimas ante la falta de oxígeno. ¿Había dado el pelirrojo con la respuesta sin darse cuenta?

- Sí... - repuso Nat entre toses. - Quizá de eso se trata. De combustible. La máquina funciona con... ¿qué? ¿Sangre? ¿Almas?

La sola palabra estremeció al muchacho que tembló como una hoja.

- Yo lo vi... eso es lo que vi en el fondo del cenote. Cadáveres. Cuerpos y más cuerpos en diferentes estados de putrefacción. Sin embargo el agua estaba relativamente limpia. ¿No lo percibisteis? Las túnicas blancas se mancharon de sangre. Sangre de Mike, de Estel... y las mujeres, aquellas que coreaban Síij, bajaron a lavarlas al propio cenote. Bien... pues cuando bajé hasta el fondo me dí cuenta que la sangre es absorbida por el propio cenote. Que no se mezcla con el agua y, simplemente se diluye. Sino que penetra en la roca y va... dios sabe dónde. Al contrario que el agua... que sale de la roca y alimenta el vaso con agua nueva y limpia.

Sus palabras estaban teñidas de pavor. De incredulidad al comprobar que la conexión parecía casi evidente.

- El cenote posee un sistema de filtrado que capta... no sé, lo vivo. La sangre. Los cadáveres. Lo que sea... Y devuelve agua nueva. Quizá es como dice Sean y el cenote... er... los cenotes son solamente baterías que alimentan a la máquina. Quizá todo sea parte de un complejo sistema. No sé... incluso la pirámide misma. Y el equinoccio sea la fecha propicia para cosechar lo que quiera que de de comer a ese monstruo de oricalco que permite a Pacal viajar en el tiempo.

Pero no hubo más. Aquella Voz enmudeció, y quedó agazapada en algún lugar de tu mente.

Estaba, lo sabías. Pero ya no pudiste localizarla...

Charlotte se había quedado en silencio, mirando a un punto en la distancia, sin enfocar en nada en concreto. Parecía concentrada, había olvidado sus lágrimas, su ansiedad...

Solo duró unos segundos.

Y a mitad de la intervención de su hermano pareció volver con el resto, devolviendo su atención al pelirrojo al que escuchó hablar, sorprendida. ¿Superhéroes? Miró extrañada a Nat y a Dawn buscando una explicación a esa intervención, pero ambos lo estaban escuchando atentos, así que ella decidió dejar que terminara a ver a donde quería llegar. Y algo en lo que dijo la dejó con la boca abierta...

Y asistió a la explicación de Nat sobre lo que había visto en el fondo del cenote. A aquellas alturas ya se había olvidado de sus miedos y de sus inseguridades y lo miraba incrédula. Cambió el foco de su atención de su hermano a él y, tras procesar toda la información...

-¡En serio! -exclamó entre sorprendida e indignada, secándose la cara-¡Había todo eso allí abajo y... y... ¡no me dijiste nada!-bajó el tono y negó, siguiendo hablando en un susurro casi. ¿Qué hubiera hecho ella si se lo hubiera dicho mientras estaban los dos nadando allí abajo? No lograba ponerse en situación, no lograba visualizar eso-Dios mio, Nat... ¡Tuvo que ser horrible!-dejó que su mano se posara sobre el brazo de su amigo, entendiendo ahora el porqué de aquella expresión que tenía al emerger de las profundidades y su prisa por salir de allí. Ella nunca podría haber llegado a imaginar nada ni tan siquiera remótamente parecido.

Se puso en situación, tenía que ponerse. Retomó las palabras de su hermano y las de Nat, se limpió las lágrimas, aquellas en las que nadie había reparado, y se dio cuenta de que había cosas más importantes que cómo se sentía ella ahora mismo. No tenía sentido llorar, había que tirar para adelante, entre todos lo conseguirían. De repente, abrió los ojos ante una posible revelación provocada por los comentarios de su hermano.

-Sean, Umayma no está desaprovechando ninguna oportunidad...-una idea empezó a surgir en su mente, haciéndose más y más grande, se llevó las manos a la boca-¡La está aprovechando! ¿Cómo sino explicáis que esa mujer mayor y ajada siga viva treinta años después de lo que pasó en Egipto? -los miró a los tres- Ella misma está viajando en el tiempo, como lo está haciendo Pacal. Veréis, supongo que ya Omar no se puede enfadar conmigo si lo cuento...-miró a su amigo, que seguía sin reaccionar-... Pacal fue a Suiza, al internado de la pequeña Enara. El la trajo hasta aquí. Asi que Pacal se mueve en el tiempo y creo que Umayma también. Estos treinta años lo más probable es que no se estuviese lamiendo las heridas en Egipo, lo mismo cuando Olam murió salió por patas de Egipto y volvió a su verdadero tiempo, ¿este tiempo? ¿otro?-dejó la pregunta en el aire, no había pensado en la respuesta, estaba pensando conforme hablaba-Es una máquina del tiempo, conforme hubiera sabido manejarla se podría mover libremente cuando quisiera...¿no?

Pero había una pregunta que surgió por si sola y que comenzó a cobrar forma en su mente. Se concentró en ella, buscándola-Supongamos que los cenotes se alimentan de sangre, que eso pasa en los sacrificios que se hacen en los solsticios... ¿porqué ahora nosotros y no antes? Estamos aquí todos los hijos de los Elegidos, incluida la pequeña Enara. ¿Qué hace esa cosa exactamente con la sangre? ¿Solo funcionar? O nuestra sangre, sangre de Elegidos, ¿puede causar algún funcionamiento determinado que hasta ahora no han conseguido porque no han estado preparados? Lo mismo la sangre no es un combustible para esa cosa, sino que esa cosa la extrae, la almacena, con algún fin... y nuestra sangre dispara algún proceso especial... Si eso es así ¿qué podría ser?-se quedó pensando en aquella pregunta y arrugó el ceño-¿Tendría esa máquina entonces la posibilidad de volver a algún punto en el que Umayma ganase la batalla a los dioses? ¿Mataría el linaje de los Elegidos con nuestra muerte en esta época de alguna forma? ¿Nuestra sangre, y no nuestra muerte, es la llave?

Los miró a los tres, sin saber que pensar. Pero la posibilidad de que Umayma pudiera dar la vuelta a la historia se había abierto delante de ella como un abismo sin fondo. ¿Por qué no? Era la venganza perfecta. Pero, ¿cómo? ¿cuando?

Mel arrugó la nariz. Aquello no le gustaba. Agarró con suavidad la mano de Sam y guió a su amiga mientras azuzaba a su hermano.

- Vamos Mike. No es una broma... Llevemos a Sam con el resto. Hay que comer algo. Hay que hacer que ella coma algo. Y hay que pensar en una solución. Si es una droga hay que encontrar la manera de que su cuerpo la purgue. - Apretó un poco los dientes.

- Encontraremos una salida de este lugar y Sam se pondrá bien. - Dijo con el tono muy serio. El partido había servido como bálsamo temporal, calmando los nervios y el estrés de Melyssa. Pero no era una solución, sino algo temporal. Algo efímero.

Indicó con la cabeza la dirección en que habían marchado sus compañeros, y luego Sean.

- Vamos. Es mejor que no nos quedemos solos. - Espetó. Aunque acababan de dejar solo a Oli. Quizá aquello no había sido muy sensato. - Deberíamos contar al resto lo del partido. -

De nuevo una sensación agobiante de asfixia amenazaba con apoderarse de Mel. Jamás en su vida se había sentido tan impotente. Bueno... cuando entró por primera vez sola en la máquina... y cuando se percató de que era una trampa para atraer al resto allí... Esa vez había sido peor. Pero sólo esa.

Notas como poco a poco tu vista va enfocándose, y que tu mente regresa de algún punto alejado, de algún rincón remoto en tu interior. Empiezas a escuchar voces, y notas que alguien te está acariciando el rostro.

Entre sonidos aún poco concretos escuchas palabras, al principio inconexas. Luego tu cerebro se aclara, es Mel la que habla, y entiendes entre brumas:

Encontraremos una salida de este lugar y Sam se pondrá bien... Vamos. Es mejor que no nos quedemos solos. Deberíamos contar al resto lo del partido. 

Entonces alguien toma tu mano, y eso hace que vuelvas a ella. A Mel y a LA realidad. Quizá es eso, o la caricia que ahora intuyes que era de Mike. Pero regresas. Súbitamente regresas...

Sam parpadeó, al contacto de la caricia de Mike y la mano de Melyssa. 

Súbitamente su mirada ausente, perdida, se enfocó...

Las palabras de Mel fueron más dolorosas que el machetazo, en el fondo sabía que no era una broma de Sam pero prefería pensar en otra cosa, tener esperanza. Pero tampoco podía mentir, eso no iba a ayudar a Sam, ni tampoco a Mel. Debían hacer algo e intentar ayudar a su amiga y a falta de mejores ideas lo que proponía su hermana sonaba muy sensato, como siempre. Mike se levantó y ayudó a Sam a hacer lo mismo, le dolía que su amiga pareciera una marioneta, aquello era injusto.

-Vale, vamos al comedor, espero que la comida la haga volver en sí. -Lo peor de todo era que habían comprobado la teoría de la droga y el tatuaje y justo en una de las personas que más apreciaba. Es demasiado pronto, demasiado rápido. A ese ritmo debían darse mucha prisa por irse de allí o encontrar una cura, solo contaban con unas horas, a lo sumo un día o dos visto lo visto.- Venga Sam, vamos a comer algo.

Mike cogió con su brazo bueno a su amiga para ayudar a su hermana a guiarla. Sam seguía con la mirada perdida y se dejaba guiar como una autómata. Mike se quedó callado y triste mientras se acercaban al comedor. Entonces le pareció ver un cambio en la mirada de Sam, algo sutil pero que lo llenó de esperanza.

-¡¿Sam?! ¡¿Estás ahí?!

Melyssa giró el rostro ante el súbito cambio en el tono de voz de su hermano. Miró a Sam a los ojos, y sin soltar su mano añadió un comentario a las palabras de Mike:

- Sam, tranquila. Somos nosotros. Estamos contigo. - Dijo con voz suave.

Esperó unos segundos por si su amiga parpadeaba, o mostraba algún otro signo de estar consciente.

Quizá el olor de la comida le había hecho reaccionar. O quizá la verborrea de Mike, que nunca se cansaba de hablar... Mel sonrió. Fuera lo que fuera parecía que Sam podía recuperarse de los efectos de aquella droga. Aunque Mel seguía preocupada por la velocidad con que había afectado a su amiga... y se preguntaba si ellos tendrían tiempo para encontrar una solución.

- Anda, no digas esas cosas. - lo reprendió, con delicadeza, al escucharlo llamarse a si mismo imbécil-Lo importante es que estamos enteros...-indicó, de nuevo suspirando, con alivio.

- Llegué aquí durante la noche de la inauguración. -indicó- Como te digo ha sido todo muy confuso... No entendía nada, y eso que nos inyectaron... No me dejaba pensar con claridad.-explicó- Pero...-dijo, bajando de pronto la voz- He podido hablar con alguien.- confesó- No sé si es alguien de fiar... O alguien a quien han dicho que se me acerque por conveniencia... Pero... - añadió, tragando saliva- Nos llaman "regalos", Fadil. Eso significa esa palabra que no paraban de repetir durante la ceremonia... "Siij".-explicó- Y al parecer nos encontramos en Chichén Itzá. Muy lejos física, y no sé si creer que también temporalmente, de casa. 

Toda la información que estaba recibiendo de golpe había bloqueado en parte el proceso mental de Dawn. La joven asimiló las explicaciones de Sean primero, y luego las de Nathan, asintiendo lentamente con la cabeza mientras ella misma ataba cabos. Luego, ante las puntualizaciones de Lottie, y después de haberle sido relatado todo el periplo que habían vivido los padres de sus nuevos compañeros, calló relacionando cada punto de la historia, tejiendo en su mente una trama que tuviera coherencia. 

-Sí... tiene sentido. Lo de la sangre en el Cenote, lo de que esté relacionada con la Máquina. Que la alimente, de algún modo, como un combustible. Pero, Charlotte, lo de que sea especial... La vuestra... ¿y no la mía? No me siento "Elegida", no como vosotros, o vuestros padres. No me malinterpretéis, os creo... es difícil, sí, pero os creo. Pero precisamente por eso, entonces, ¿por qué mantenernos a Elka y a mi con vida? Nos trajo porque descubrimos parte de su tinglado. Parte de su telaraña. Y en lugar de matarnos y ya está, no, nos trajo hasta aquí, igual que a vosotros. Y seguimos vivos. Todos. Pero... 

Se frotó la nuca, bajo su cabellera morena. El tatuaje que bajaba por sus hombros era de una simplicidad y belleza casi perfectas. 

-...¿Qué pasará durante el Equinoccio? Quizá... quizá lo que visteis en esas pantallas fueran imágenes de lo que sucedió antes de que nosotras llegáramos. Y quizá... les pasó a otros que habían llegado antes... quizá nos "recolectan", sí. -Asintió a Nat.- Nos llaman "Síij". En maya significa "regalo". ¿Somos regalos? ¿Regalos del futuro para alimentar la Máquina? Y, con ella, ¿Qué consigue Pacal? Viajar en el Tiempo y en el Espacio. ¿Y ya está? No, no sólo eso. Tiene que haber algo más. Dices que la bruja es tan vieja que debería estar muerta. Quizá lo que se consigue es no envejecer...

Efectivamente, la mirada de Sam volvió a la realidad, una que no era tan tentadora pero, aunque angustiosa, era una oportunidad mejor que dejarse llevar. Miró la mano que la sujetaba, la de Mel; luego la expresión de ánimo de Mike, que nunca faltaba. Un pesado y muy sentido suspiro precedió a un fuerte abrazo para su amiga.

-Estoy bien -susurró a su oído-. Mejor, estoy mejor -Aclaró a ambos una vez terminó el abrazo-. Ha sido como… Tentador. Escalofriantemente tentador.

Antes de dejarse llevar hasta el comedor posó con suavidad su mano en la mejilla de Mike.

- Creo que… Espera -dijo súbitamente-, mira el tatuaje por si ha aumentado de tamaño. Estoy casi segura de haber escuchado una voz que me incitaba a dejarme llevar.

Casi pudieron percibir el escalofrío que repentinamente sintió al recordar, y es que aún percibía que la bruma de la inconsciencia estaba el acecho para cualquiera, y en cualquier momento. Giró lo justo para que Mike viese el tatuaje. Si todo estaba correcto se compensaría con una gran comilona, aunque a saber las “delicatessen” que había en esa época.

La inauguración fue anoche, dijo. No. La noche anterior, supongo. No sé cuánto tiempo he pasado durmiendo. Tampoco sabía cuánto tiempo habían pasado realmente en la máquina. Dudaba que tuviera importancia.

¿No recuerdas cómo llegaste aquí? Te vi en la Máquina, en una de las pantallas, dijo de pronto. A ti, y a las mujeres que estaban contigo en la pirámide. para entonces ya era yo mismo otra vez. Harunn y su hija nos enseñaron este lugar, antes de traernos, como si fuera una recreación histórica para un documental. Pero no lo es. Es todo real, ¿verdad?

Una sombra cruzó su rostro. Las palabras brotaban de su boca como el agua desbordando una presa. Desordenadas, sin mesura.

Es mi culpa todo esto. Yo los traje a todos, pero no lo hice por mi voluntad. Umayma me… me hizo algo. ¿Te hablé de ella? Me metió en la cabeza la reunión con los Herederos. Umayma y Harunn. y Stevenson, supongo.

¿Y quién más? ¿Zahira? ¿Era su secretaria parte de todo? ¿Cuando se reía de sus bromas, se estaba riendo en realidad de él, de la marioneta impotente?

Sacudió la cabeza, como si pudiera dispersar de ese modo los pensamientos a los cuatro vientos. Todavía estaba aturdido por todo lo que había pasado. No físicamente, pero sí mentalmente, espiritualmente. Habían jugado con su voluntad durante meses, para devolvérsela de golpe, y lo habían arrojado a un sin sentido que escapaba a cualquier medida de la razón. Debía sobreponerse.

Estoy divagando, maldita sea. Te lo explicaré todo, ¿vale? Todo lo que sé. Solo necesito ordenar mis ideas. ¿Con quién has hablado? ¿Entiendes su lengua? Nefissa era una verdadera políglota. Cuando era un niño, mientras peleaba con el inglés y el francés, ella podía conversar sin la menor dificultad. Pero ni siquiera ella era capaz de aprender un idioma al vuelo. ¿O no es de aquí? Como nosotros…

Espera... ¿sabes lo que significa Siij, Dawn? Entonces tú puedes hablar con los lugareños...-...y liderar una revuelta de esclavos.

Ojalá Mel estuviese aquí. Así Sean le podría echar en cara que su conclusión sobre el significado de Siij no era correcta. Seguramente al desmontar su teoría demostraría que es más listo que ella y caería locamente enamorada a sus pies. Sí, porque no hay nada que le guste más a una mujer que la corrijan. En lo que al amor se refiere, Sean ha obtenido unos resultados por encima de lo que su capacidad de meter la pata le permitían. Puede considerarse afortunado en eso.

Vale... Entonces la diferencia entre un sacrificio normal y un sacrificio de un hijo de Elegido es la misma que hay entre el diésel y el combustible de cohetes, ¿o cómo va eso? Porque de ahí Dawn pasó a lo de la vida eterna de Umayma y me he vuelto a perder...

Y otra cosa que no entiendo... Lottie dijo que Umayma podría volver atrás en el tiempo y cambiar el pasado. ¿Estamos seguros de que no lo ha hecho ya? A lo mejor la historia que nos contaron nuestros padres es una segunda o tercera linea temporal. Si Umayma logra matar a nuestros padres, nosotros no naceremos, con lo cual nunca existirá un futuro en el que nosotros viajamos hasta aquí.

Me explico... en el primer viaje, Umayma viaja atrás en el tiempo y le cuenta a la Umayma original que sabotee su misión sagrada evitando que nuestros padres mueran. La Umayma original no le hace ni puto caso, y su misión fracasa porque no tienen energía suficiente, solo que además nuestros padres mueren y nosotros no nacemos.

Entonces Umayma se da cuenta de que lo que le decía la Umayma del futuro es cierto. Umayma vuelve atrás en el tiempo, lo que sería el segundo viaje, y mata a su yo... bueno, no lo mata, porque eso es paradoja. Pero podría haberla maniatado, encerrándola en un armario. Así que la Umayma del futuro se hace pasar por la Umayma del presente. Intercambia los inciensos para que nuestros padres despierten solos. Con eso consigue arruinar el ritual, que sabe que habría fracasado igualmente, pero se garantiza que los Elegidos forniquen como bestias, y tengan numerosos y atractivos hijos. Así, Umayma logra doblar la "energía". Ahora el ritual puede funcionar, pero no lo hace, porque has usado sangre de "Elegido diésel" mezclada con sangre de "Elegido gasolina" en el mismo ritual, y has jodido el motor cósmico que te permitía desafiar a los dioses.

Tercer viaje, ¿me seguís? Umayma-3 viaja al pasado, maniata y encierra en el armario a Umayma-2 y la suplanta. En serio, en el laberinto que vimos en Egipto seguro que hay cientos de armarios con Umaymas dentro. Esta vez, Umayma no reune a los Elegidos con sus hijos, sino que prueba a separarlos, simultaneando dos rituales en dos tiempos distintos con sangre de dos tipos distintos de potencia. A nosotros nos manda al pasado, con lo cual nuestros padres en el presente, preocupados por nuestra desaparición, viajan a Egipto. Allí son capturados por Umayma, aquí lo estamos por Pacal. Nos ritualizan, todo lo analmente ritualizable posible. Puede que estemos en ese punto ahora... O eso falló, y Umayma está tratando de arreglar su desaguisado en el viaje cuatro, que...

Aggh... ¿Cuándo viene Mike? Ese americano es el tipo más listo que conozco-las "grandes mentes" siempre trabajan mejor juntas-. Él sabría explicarlo mejor. En el tercer viaje, el ritual se fastidia por culpa de Dawn y Elka. En el cuarto viaje capturan a Dawn y Elka para que sus acciones no interfieran. Y...

Espera, ¿Umayma no tenía un hijo o un nieto que había muerto cuando nosequé de que estaban escapando nuestros padres y pasó lo de eso otro? Un derrumbe, o algo así. Nunca presto mucha atención cuando hablan nuestros padres, o cuando mi hermana repite la misma aburrida historia.

O sea, ¿cómo se come eso? ¿No ha usado la máquina del tiempo para salvar a su hijo-nieto de eso que lo mató? Eso es de mala madre... o de mala abuela. A lo mejor Umayma no está buscando la vida eterna para ella, sino que todo esto que está haciendo es porque quiere la energía de los Elegidos para devolver a su hijo-nieto de la tumba y darle la vida eterna a él.

El tatuaje en la nuca de Sam parece algo más grande que el mero pinchazo que teníais a primera hora de la mañana, pero no puedes asegurarlo. Si lo es, hay una diferencia muy pequeña. Quizá en vez de un punto haya un trazo, como una línea sutil.

Tampoco sabes si es distinto al tuyo, o al de Mel.

Iba a contestar algo al inicio de la cascada verbal de Sean, pero ante el chaparrón se quedó callada.

No consiguió articular palabra hasta algunos segundos después de que él hubiera finalizado.

-No entiendo nada... ¿está hablando en serio...? ¿Qué le pasa a este tío...?

Mel también había notado el cambio y su presencia le daba seguridad, era terrible estar allí en aquella extraña situación y aunque hubiera dado cualquier cosa por haber librado a su hermana y a Sam de aquel destino también agradecía tenerlas a su lado, con ellas todo era más llevadero.

-¡Oh Sam! ¡Que susto nos diste! -Se alegraba que su amiga volviera a ser ella misma, aunque la historia de la voz tentadora que la llamaba le dejó preocupado. Como si lo hubiera anticipado Sam le acarició una mejilla para tranquilizarlo y Mike posó su mano libre sobre ella mientras sonreía.- Me alegra que no le hicieras caso a esa voz. Déjame ver.

Sam se giró y Mike apartó con suavidad el pelo de la chica pasándolo hacia delante por encima de uno de sus hombros, con una sola mano no podía sujetarlo él mismo. Después cogió la parte de la túnica que formaba el cuello y la separó con cuidado dejando la nuca y la parte superior de la espalda al descubierto. Sam tenía la piel bastante blanca para vivir en Miami, fruto de un trabajo de oficina al que dedicaba más horas de las que debería y también de su propia genética, sin embargo era un tono que a ella le quedaba bien, la favorecía. Sintió el calor que emanaba el cuerpo de Sam, quizás de haber estado un buen rato al sol mientras Oli jugaba, y creyó sentir un escalofrío. No tardó en localizar el punto del pinchazo, contrastaba bastante con el resto de la piel de Sam y lo observó con detenimiento. En realidad no sabría decir si había cambiado, de ser así era algo muy pequeño, muy sutil. ¿Del punto salía una pequeña línea? Quizás solo eran sensaciones suyas o podía ser que ya estuviera así antes. En cualquier caso no quería preocupar ni a Sam ni a su hermana así que se quedó con la mejor de las versiones.

-No, está igual que esta mañana, puedes estar tranquila. Quizás lo que te hace falta es comer un poco, eso es todo.

De pronto, Sean empieza a sudar, y a temblar. Está febril, como si hubiera caído en una crisis por infección aguda, o una sobredosis. La tremenda perorata de palabras e ideas que acaba de lanzar le persiguen, una avalancha de conceptos como agujas, mezclados, un torbellino de inquietantes posibilidades sin fundamento, o con él.

Pero sea como sea, sus ojos azules se enrojecen, lloriquea, y el temblor se apodera también de su voz. Extrañamente, intenta hablar, pero no puede. Está bloqueado, está yéndose...

...finalmente se queda quieto, ensimismado y ausente. Como Elka, Omar y Estel, aunque su proceso hasta el vacío ha sido, evidentemente, distinto.

Charlotte sonrió a Dawn.

-No te preocupes. Es culpa mia, le acabo de dar un hilo del que tirar y su imaginación vuela...-le contestó, disculpando a su hermano. Aunque bien era cierto que ella misma no había entendido correctamente su discurso. En un momento dado se había perdido y no había conseguido seguir sus deducciones.

-Los viajes usando la Máquina son posibles, ya lo sabemos, pero la idea de Dawn es muy posible también y una y otra son posibles al mismo tiempo... solo... tenemos ... que ... ¿Sean? Sean, ¿estás bien?-Lottie dejó de hablar cuando vio a su hermano que se había quedado en silencio. Se quedó quieta, mirándolo, sin saber qué ocurría. ¿Se estaba ahogando?-¿Sean? !Sean!-Lottie gritó, alarmada, cuando vio que su hermano quería hablar pero no podía-¿Qué ocurre? ¿Qué es? ¡DIME! ¡DIME! ¿QUE TE PASA? ¡DIME!-había colocado sus manos en las mejillas de su hermano, intentando que él le pudiera hacer llegar que es lo que le estaba ocurriendo. Se volvió hacia Nat y Dawn, pidiendo ayuda con su mirada.

Cuando devolvió la mirada a su hermano este ya no tenía el rostro contraido, los ojos volvían poco a poco a perder ese tono rojo que habían adquirido poco antes, ya no respiraba agitadamente... todo lo contrario. Estaba tranquilo, la mirada perdida en algún punto delante de él aunque era ella la que estaba delante, pero no la estaba viendo. Ni a ella ni a nadie de los que estaban allí. Era la misma mirada de Omar y de Estel, de Elka. Había ocurrido tan rápido que no había dado tiempo a hacer nada.

Lottie retiró sus manos de las mejillas de su hermano lentamente, sin dejar de mirarlo a sus ojos azules.
¿Había podido evitarlo de alguna forma? ¿Había tenido una oportunidad en esos segundos en los que se estaba yendo? No podía ser verdad. Su hermano. No, no era justo. No lo era.

-No, no, no, no... por favor, Sean no, no... no... -repetía incesantemente, bajito, solo para ellaNo es justo, ¿por qué él? ¿por qué? no... no... no

Le faltaba el aire. No podía respirar. No podía llorar. Sentía como sus manos temblaban de forma incontrolada, toda ella temblaba como una hoja bajo un vendaval. Se ahogaba.