Partida Rol por web

Horus - II

La Ceremonia (Cap. VIII)

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22/07/2016, 20:43
Mike Yaddow

La infección se había comenzado a extender rápidamente y junto a la gran pérdida de sangre a Mike había comenzado a subirle la fiebre, sentía calor, más de lo normal a pesar del clima del lugar al que por otra parte debería estar casi acostumbrado pues era similar a su Miami natal y sobre todo comenzaba a tener alucinaciones que se mezclaban con la realidad.
Ya en el interior de la pirámide pensó que se encontraba dentro de una piña gigante en lo más profundo del océano, la esponja lo seguía mirando fijamente pero no le decía nada tan solo le chupaba la sangre como si fuera un vampiro.
El reencuentro entre Fadil y Nefissa no fue tal para él, sumido en su propia realidad tan solo vio al desagradable y retorcido Placton encontrar la fórmula secreta de la burguer cangre burguer. La esponja lo miraba fijamente con aquellos ojos como rogándole que hiciera algo, pero estaba paralizado.
De repente algo se agitó dentro de la piña y todos los que habían entrado en ella también.
Los cuatro guerreros que habían llevado a Mike hasta la pirámide habían pasado su cuerpo casi inerte a los brazos de otro fornido guerrero que lo aguantaba, el cambio pareció espabilar un poco a Mike que volvió a ser consciente de donde estaba.
Vio a todos sus compañeros, ya la mayoría vestidos con las túnicas blancas, algunas manchadas de sangre, no era consciente de si él llevaba una, todavía seguía sangrando y le dolía todo.

-Mel, Sam, llamar a un médico, creo que me siento un poco mal.

Le hubiera pedido alguna de esas pastillas que Sean solía tomarse de vez en cuando pero habían aparecido allí desnudos y sin sus cosas, tendría que aguantar.

-Sam. ¿Que te pasa? Estás rara.

Sam llevaba una escafandra de cristal para poder respirar debajo del agua, las ardillas no podían bajar a Fondo de Bikini sin ellas o se ahogarían. Pero entonces los malvados que estaban ayudando a Plankton a robar la fórmula de la burguer cangre burguer la rodearon y la obligaron a quitarse la escafandra que la protegía.

-¡No! ¡No se la quitéis! ¡La necesita!

Tan solo era el cambio a una túnica más limpia distorsionado por la fiebre y la mirada fija de aquella esponja. Al menos se tranquilizó cuando le dieron una nueva túnica y Arenita volvió a tener su escafandra puesta.

-Sí, así mejor. No te la quites Sam.

Pero la esponja seguía mirándole con aquellos ojos pidiéndole ayuda. ¿Que podía hacer él? Estaba herido y a Arenita la custodiaban varios esbirros de Plankton. Miró al resto. Patricio, el mejor amigo de la esponja estaba inconsciente y Gary el caracol también estaba preso por aquellos fuertes tiburones salvajes, al igual que Don Cangrejo, Calamardo, Perlita, Larry la Langosta y Karen. Además había algo en medio de la piña, el malvado Plankton había hecho un agujero que comunicaba con las simas más profundas del mar, seguro que los quería tirar por ahí.

-¡No! ¡Huid! ¡Yo los despistaré!

Mike pensó que luchaba contra el tiburón pero a penas movía erráticamente su único brazo bueno que solo encontraba aire. Como siempre sus intentos de salvar al grupo resultaban infructuosos. Y la esponja le seguía mirando fijamente.

-¡Bob Esponja! ¡Bob Esponja...! ¡Ayúdanos...!

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23/07/2016, 18:49
Udjat

Mike había empezado a alucinar. Había perdido mucha sangre, y posiblemente esto estuviera pasándole factura a su cerebro. Pacal se dio cuenta, y también alguna de las mujeres, que se acercó a él y le susurró algo con mucho respeto. Pacal asintió.

La mujer hizo una señal al guerrero que llevaba en brazos al americano, y éste se adelantó.

Si bien había allí delante un altar, y parecía lógico que depositaran a Mike en él, no fue así. El guerrero lo sostuvo girándolo ligeramente, exponiendo su nuca a Pacal.

Pacal alzó la espiga que llevaba en la mano, un extraño vegetal que a ninguno le sonaba, plateado y espinoso. La mujer le tendió un pequeño botellín metálico, de tono dorado, y vertió sobre las espinas unas gotas de rojo rutilante, algo que parecía sangre.

Con gesto rápido, preciso, Pacal clavó una de las espinas manchadas en la nuca de Mike.

Inmediatamente todos los presentes nativos, que habían guardado silencio sepulcral, gritaron de nuevo: "¡Síij!, ¡Síij!"

Uno de los hombres se adelantó con uno de los tocados en las manos, y se lo puso a Mike en la cabeza.

Pacan asintió, y el guerrero no esperó, se llevó de allí al americano a toda prisa, bajando las escaleras a toda velocidad. No lo vieron, simplemente le vieron marcharse con él a cuestas, sin más.

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23/07/2016, 19:02
Udjat

Estás cerca de una de las mujeres en las puertas. Una rubia casi platino, incluso más rubia que Sam, de aspecto nórdico. Su mirada perdida y su rostro inexpresivo aunque bellísimo te extraña. Cuando baja la cabeza, como si estuviera cnsada, te das cuenta de algo:

En su nuca, más o menos centrada, como partiendo del lugar que has visto pinchar a Mike, aparece una especie de ramaje violáceo, un tatuaje que abarca medio cuello.

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24/07/2016, 12:46
Charlotte Dunne

Sus ojos se acostumbraban cada vez más a la escasa luz que había en la estancia a comparación del exterior, y poco a poco iba percibiendo detalles de donde ahora estaba, de la gente que la rodeaba.

Lo primero fue buscar a su hermano. Lo tenía uno de los guerreros, en brazos, como a Mike. Seguía inconsciente, pero no había gesto de dolor en su rostro, o por lo menos desde allí no lo percibía. ¿Era normal que siguiera inconsciente aún? ¿Sería buena aquella postura para su cadera luxada? Luchó por no preocuparse más, no podía hacer nada, no le permitirían acercarse a él y, aunque lo hiciera, ¿qué podría hacer ella? Le bastaba saber que estaba allí cerca, con ellos, y que pareciera medianamente bien.

Siguió los pasos de las muchachas que llevaban las túnicas, de las que limpiaban la sangre que salpicaba a alguno de sus amigos. Sintió la presencia imponente de los dos guardias que la custodiaban, adivinándolos a sus espaldas más que viéndolos, al ver que todos y cada uno de ellos tenía a los mismos custodios tras ellos. Y había más gente, personas normales que portaban las mismas diademas de flores que llevaba Enara, una Nefissa a la que ahora podía distinguir con total claridad y las otras dos mujeres enmarcadas en las dos puertas restantes.

Se fijó en ellas, intentando relacionarlas de alguna forma con ellos mismos, aunque sabía que eso era casi imposible. Al contemplarlas, supo que las había visto con anterioridad, pero eso era posible ¿verdad? Quizás en el borde del cenote, en el camino hasta allí…. Pero no, no podía ser eso, iban vestidas con túnicas blancas y el tocado de flores, las habría localizado de inmediato y las ubicaría sin problema. Pero salvo Enara, nadie más vestía de blanco ahí fuera y, ni mucho menos, llevaba el tocado de flores. Supo que en algún momento, sin llamarlo, vendría a su mente el recuerdo que encajaría lugar y mujeres, y sabría donde las había visto, así que su vista vagó por la estancia intentando encontrar algo que sirviera. ¿A qué? No lo sabía, pero sentía la necesidad de captar cada detalle de aquello que estaba viviendo.

Su mirada se cruzó con la de Enara y esta susurró algo dirigido a ella mientras le sonreía. Más que oírla, Lottie leyó sus labios y entendió lo que le quería decir, pues ya habían hablado sobre eso en el fondo del cenote. La parisina comprendió sin problema, sabiendo lo que les esperaba, y asintió con una sonrisa a la pequeña. Y entonces fue cuando comprendió algo más. Fue como si la pequeña Enara hubiera cogido las piezas de un puzle, desparramadas sobre una mesa, y con dos movimientos rápidos de manos, las encajara formando una imagen clara y nítida que, en ese caso, le mostraba su futuro más inmediato.

Las túnicas blancas, el tocado de flores, lo que le había contado la pequeña,… y de pronto encajó la pieza que faltaba, las dos mujeres. Los ojos de Lottie se abrieron de par en par mientras miraba a una y a otra. Las situó, sabía donde las había visto. Volvió a ver aquella imagen en la que ambas salían, aterrorizadas. Y el puzle encajó con una sencillez que abrumaba, más que por lo que evidente, porque las palabras de Omar encajaban igualmente en el dándole un sentido más amplio si podía ser eso.

Nefissa, Enara y las dos mujeres llevaban allí más tiempo. Portaban las túnicas blancas, los tocados de flores. No les había pasado nada desde que llegaron. No les había pasado nada desde que llegaron….

Pasaron por esto a su llegada, como ahora nosotros, y aquí están…sin ningún rasguño aparente…vivas.

Había muchas posibilidades de que estuvieran esperando la llegada de ellos para sacrificarlos, tal y como Umayma les había mostrado en las pantallas, pero entonces no tendría sentido que les fueran a poner también a ellos una tiara de flores, que fueran a pasar por aquel ‘paripé’. Había contado las que portaban los hombres, nueve. Ellos eran nueve. ¿Y por qué tanto revuelo, tanta planificación, si los iban a matar enseguida, allí? No, no le cuadraba.

Y, aunque lo único que tenía eran esas pocas pistas y las percepciones de la hermana de Omar, quiso creer que no, que el momento de todos ellos no había llegado aún. Confió, no tenía nada que perder, como mucho la vida y, ahora lo tenía claro, si descargaban un golpe seco contra todos ellos, no tendrían ni capacidad de reacción ni fuerza para evitarlo. Así que relajó sus manos, que se dio cuenta, las tenía cerradas, apretadas fuertemente contra su cuerpo. Intentó no pensar más en muerte, en sangre ni en la victoria de Umayma. Simplemente intentó respirar normalmente, no perderse detalle de lo que pasara a continuación. Cualquier pequeña información podía ser vital en el futuro.

Dios, en el futuro. Estaba pensando más allá de unas cuantas horas. Era un cambio sustancial con apenas unos minutos antes.

No había reparado en la herida de Mike, pero cuando este empezó a murmurar algo en voz baja, la buscó. El guardián taponaba la herida con algo que aparecía manchado de sangre. Una mujer se acercó, intentó limpiar la herida, pero lo que llevaba en la mano también salió lleno de sangre. El ceño de la parisina se arrugó de preocupación, pero enseguida, como respuesta  a aquellos murmullos sin sentido, algo pareció movilizarse en la sala y, a un gesto, el guerrero movió a Mike dejando al descubierto su nuca.

Lottie se envaró, sabía lo que iba a pasar, contuvo la respiración. Sus ojos volaron a Pacal y vio aquella planta extraña en sus manos, como la embadurnaban de algo rojo brillante y como pinchaba a Mike con una de esas espinas manchadas. Unos pocos segundos, no más. Y el guerrero se llevó a Mike fuera de la estancia, perdiéndose de vista.

¿Qué era aquella sustancia roja, sangre quizás? ¿Alguna droga? No, no podía ser una droga… ¿Qué era esa planta que no había visto nunca? Ella era bióloga, pero no reconocía ese tipo de espiga de nada, le sonaría de algún libro, de haberla visto antes, pero no, lo tenía claro. ¿Qué conseguían con aquel pinchazo? ¿Qué significaba o hacía? ¿Qué significado tenía lo que se tatuaba a posteriori, lo que Enara tenía grabado en su nuca? ¿Solo eso, una especie de tatuaje?

Se dio cuenta de que seguía mirando el lugar por el que Mike había desaparecido mientras se hacia todas esas preguntas. Ahora tenía claro algo más. Se habían preocupado por Mike, lo habían atendido primero a él, el que estaba peor de todos ellos. Había visto la preocupación en el rostro de la mujer, el asentimiento de Pacal. Si querían que muriesen ahora, o un poco más tarde, ¿para qué preocuparse por él? Respiró hondo. Ojalá no estuviese equivocada. Las implicaciones de aquello eran mayores de lo que ahora podía, siquiera, pensar.

Y no iba a tardar en tener respuestas a muchas de sus preguntas. No tardaría mucho en recibir el pinchazo de aquella planta en su propia nuca.

Buscó a Pacal con la mirada, ¿quién sería el próximo?

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27/07/2016, 11:21
Udjat

El próximo, y confirmando la lógica que Charlotte había supuesto, fue Sean. Seguía al parecer inconsciente tras la caída y la maniobra que Fadil le había realizado para recolocar su cadera. De modo que no opuso ninguna resistencia cuando el proceso se repitió, y como con Mike recibió un pinchazo en la nuca con la extraña espiga manchada de lo que parecía sangre.

Se lo llevaron de allí de inmediato, escaleras abajo, después de haberle colocado el tocado y haber gritado las palabras de rigor, "¡Síij, síij!".

La siguiente fue Estel. Estaba siendo sostenida por el guerrero que la había ayudado a caminar y a subir las escaleras, siguiendo sus propias indicaciones. Estel estaba magullada y dolorida, pero como si hubiera asumido en su propia esencia la recomendación de su media alma, Omar, iba con la cabeza bien alta. Sin embargo, no le sirvió de nada.

A la seña de Pacal el guerrero la cogió firmemente y la llevó hasta él, bajándole la cabeza sin miramientos. Su nuca quedó expuesta, y un segundo después la espina de la extraña planta había dejado en ella una pequeña herida con un punto rojo brillante en el centro, del que escapaba una gota de sangre.

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27/07/2016, 11:39
Udjat

El pinchazo es sólo eso, y no duele más que lo que cabría suponer. Pero, inmediatamente, notas algo. Eres una persona muy receptiva, de modo que quizá ese efecto está aumentado en ti. Ya has percibido la visión en Suiza, y te das cuenta de que tu empatía es algo más, traspasa límites. Es premonitoria. Un sexto sentido, llámalo como quieras.

Pero sí, notas lo que otros no. Y ahora mismo, te das cuenta de que algo se está mezclando contigo. Alguien. Una presencia distinta a tu propia presencia. Antigua, lejana. Pero persistente, creciente. Y notas al instante que te está pidiendo ayuda. A gritos...

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28/07/2016, 12:05
Udjat

Habías estado absorta cuando le tocó el turno a Sean, pero no hubo nada distinto con él, y por ello no te preocupaste cuando se lo llevaron fuera. Lo seguiste con la mirada, intentando captar la suya, para transmitirle consuelo y fuerza, pero él estaba inconsciente.

Al regresar tu atención a Pacal viste que era entonces Estel la que estaba siendo marcada, o pinchada. Pero detrás de ella, frente a una de las puertas, algo más te llamó la atención. Una de las mujeres que habías reconocido de antes había ladeado la cabeza, su cabello largo y negro había caído sobre el hombro, y ella lo había recogido con la mano, dejando a la vista el otro hombro. Y te diste cuenta de que en su caso el tatuaje llegaba hasta abajo del cuello, un enramado que empezaba a recorrer ese hombro hacia el brazo. Mucho más largo que el de Enara. O que el de Nefissa, como te fijaste a continuación.

La tercera mujer, la que parecía drogada, era una rubia platino, bellísima, de aspecto nórdico. Su largo cabello le cubría el cuello y los hombros, y no podía verse con claridad el tatuaje.

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28/07/2016, 12:18
Udjat

Por mucho que le preocupara Mike, no podía negarse que por ahora no les habían hecho más daño que el que ellos mismos habían provocado. Excepto por lo del pinchazo con la planta extraña.

Lo de que esa cosa fuera sangre, era una suposición. Sam se daba cuenta de que podrían haberles matado cien veces, y no lo habían hecho.

Cuando se llevaron en volandas a Mike su atención regresó al interior del templo. Vio a las mujeres, Nefisa entre ellas, que aunque tensas no estaban heridas. No parecía que les hubieran hecho nada malo. Ni tampoco a la pequeña hermana de Omar, que se mostraba feliz y alegre como sólo los niños saben sentirse.

Se fijó en el altar, en las esponjas de los recipientes con los que recogían la sangre.

Y se fijó en algo más. Los hombres que sostenían los tocados que les iban poniendo, y también las mujeres con las esponjas, tenían cicatrices de cortes. En las piernas, en la cara, en los brazos. Y eran simétricos, no eran casuales, restos de viejas heridas. Parecían escarificaciones rituales.

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28/07/2016, 12:26
Udjat

Lottie tenía razón. Enara estaba bien. Y contenta. Sólo se había mostrado preocupada por las voces en su cabeza pidiendo ayuda. ¿A qué podía referirse? Porque no podía ser Pacal. No, no podía deberse a él esa petición de socorro.

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29/07/2016, 13:38
Charlotte Dunne
Sólo para el director

Era curioso, ¿por qué era diferente el entramado que aparecía en el cuello de la morena?

Lottie parpadeó confundida cuando se percató del detalle, intentando ver más detalles del dibujo bajo la escasa luz que los rodeaba. Había supuesto que el resultado del pinchazo sería igual para todos pero ahora se le planteaba una cuestión.

¿El pinchazo era el mismo para todos pero “evolucionaba” en el tiempo o según la persona? ¿o el pinchazo era diferente, Pacal lo hacía diferente en algún momento y por eso era diferente lo que veía en aquella mujer de lo que había visto en Enara? ¿Qué podía significar o hacer?

Sintió un ramalazo de miedo de nuevo, ante lo desconocido, ante lo que le iba a inocular Pacal en aquel pinchazo. Pero también sintió una determinación creciente a pasar por ello, a conocer. Todos iban a pasar por ahí, su hermano y Estel ya lo tenían, así que todos o ninguno. Y ninguno ya no podía ser. Y al ver como el guerrero agarraba a Estel y la inclinaba para que la nuca quedara al descubierto frente a Pacal, tomó la decisión. A ella no la iban a llevar así, no la obligarían, ya lo creo que no.

Conforme lo decidió, sus manos volaron hacia su pelo, que recogió a un lado, dejando la nuca libre. Miró al guerrero que tenía a la derecha y le lanzó una clara mirada.

Yo iré, no me fuerces. Sé lo que se espera de este momento.

¿Le entendería? Quizás no, quizás simplemente tenía que obedecer un protocolo, pero por intentarlo no se perdía nada.

Cuando volvió de nuevo su vista hacia lo que estaba pasando, se fijó de nuevo en la chica rubia. Era bellísima. Con aquel pelo llamaba más la atención que ella con el suyo pelirrojo. No pudo evitar pensarlo, al igual de las razones por la que ella y la morena estarían allí. Al principio las había relacionado con ellos pero ya la duda la invadía, quizás era sola casualidad, quizás no tenían nada que ver y solo eran unas victimas más de Umayma por cualquier razón desconocida.... por ahora.

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29/07/2016, 13:41
Udjat

La escena se repitió, se llevaron a Estel escaleras abajo, y luego sucedió lo mismo con Oliver. Estaban como ausentes, y no fue complicado obligarles a aceptar el pinchazo.

Después fue el turno de Mel. Los que quedaban no habían sido heridos de ningún modo, aunque la americana se había desmayado antes, y quizá por ello le tocó ser la siguiente.

Como antes, la hicieron adelantarse hasta Pacal, y le inclinaron la cabeza hasta mostrar su nuca. Y, un pinchazo también.

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31/07/2016, 13:13
Guerrero

El imponente hombre le devolvió la mirada con ojos felinos, de depredador. Iba pintado y ataviado con plumas y joyas, evidentemente todos allí estaban de fiesta, y el motivo estaba claro que eran ellos, con la Ceremonia como eje central. Pero a pesar de la dureza de sus ojos, asintió. La había comprendido.

No la arrastraría hasta Pacal cuando le tocara a ella, la escoltaría, simplemente.

Luego volvió la vista a su Señor, que estaba realizando la punzada ritual a Mel, con la extraña espiga. Ella apartó también la mirada para posarla en la mujer rubia, aunque en su subconsciente seguía presente la planta de color plateado. Fue entonces cuando Charlotte se dio cuenta de otra cosa, y sus ojos regresaron a la mujer tatuada...

 

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31/07/2016, 13:21
Dawn

La joven morena tenía el pelo cayéndole a un lado, y estaba ligeramente ladeada, por lo que el ángulo de visión de Lottie le permitía observar el tatuaje casi desde la raíz del mismo, en el centro de la nuca.

Era un ramaje de color violáceo, tirando a rojizo, como si fuera un dibujo de henna, o realmente el recorrido de un vaso sanguíneo bajo la piel. Pero el dibujo se apartaba de ese patrón, porque a medida que se extendía, formaba una delicada trama de pequeñas hojas y... ¡espigas! Sí. Cierto. El tatuaje reproducía en pequeño tamaño la planta con la que les habían pinchado, aunque también era evidente que, de algún modo, se superponía al trayecto venoso, se enlazaba con él.

Así, el tatuaje, o lo que fuera, seguía una pauta en la que la sangre y el vegetal se fundían... y el resultado era tremendamente complicado y simple a la vez, pero de una originalidad y belleza sublimes.

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01/08/2016, 16:53
Charlotte Dunne
Sólo para el director

Aquellos ojos negros y profundos. Las pinturas con las que se adornaba y la fiereza de sus rasgos. Su cuerpo, listo para lo que fuera, preparado y formado en la lucha, en la defensa, en el ataque. Charlotte fue consciente de todo ello de una forma casi primitiva, instintiva, irracional.  Y al mismo tiempo, fue consciente de su debilidad, de su fragilidad. Si aquel hombre levantaba una sola mano, no necesitaría más arma contra ella. Por un instante pensó que no la entendería, incluso quizás que entendería mal su gesto provocando así algún tipo de incidente o, quizás, simplemente, la ignoraría. Pero mientras que pensaba todo aquello, el guerrero asintió. Asintió igualmente ella, medio agradeciéndole aquella concesión, medio agradeciendo no haber recibido un bufido o un simple gesto para que mirase hacia adelante.

¿Cuántas reglas, convenciones, tradiciones, existían allí, solo en aquel momento? ¿Cuántas más les esperarían a donde fuera que se estaban llevando a todos?

Se sentía más viva que antes, más consciente de todo lo que estaba ocurriendo. Era como si una brisa fresca la recorriera, despertándola, devolviéndole el aliento en mitad de aquel calor, en mitad de aquella ceremonia de la que nunca deberían haber formado parte. Por eso le sorprendió ver como Estel pasaba por aquello sin inmutarse, como Omar parecía insensible a lo que estaba ocurriendo. Aquel no era el ámbito en el que ella se movía, pero ellos dos... No sabía por qué pero esperaba que solo estar allí hubiera despertado en ellos algo, no sabía qué, pero algo. Pero allí estaban, ajenos casi a lo que estaba ocurriendo. Incluso cuando Estel recibió el pinchazo, Omar no movió ni un solo músculo, ni cruzó una sola mirada con ella misma, ni siquiera buscó los ojos de Estel. Olivier reaccionó igual, sin reacción ninguna. Y al desaparecer ambos por la puerta y mirar de nuevo a la chica rubia se dio cuenta de una cosa. Ella aún parecía drogada, como en las imágenes de la Máquina. ¿Les abrían dado algo a los demás sin que ella se hubiera dado cuenta? No tan evidente como lo de la chica, pero ¿algo para tenerlos más controlados y tranquilos?.

Pero Omar habló conmigo bien al salir del cenote... ¿será que simplemente se ha resignado a todo esto? Pero él sabe lo que sus padres hubieran dado por ver esto, yo intentaría ver, observar, captar. Omar, vamos a salir de aquí, no te vengas abajo... aunque solo sea por Estel, ella te necesita más que a nadie...

La siguiente fue Mel.

Lottie no quiso mirarla, sabía ya lo que iba a suceder, ya que parecía que el proceso era el mismo para todos, sino que quería seguir captando cosas a su alrededor. Información. Y sus ojos volaron de nuevo al cuello de la chica morena que se había girado un poco dejándole ver mejor los resultados del pinchazo en su cuello.

¡¡¿Cómo puede ser?!! Es la misma espiga... el mismo diseño... ¿cómo puede un simple pinchazo dibujar esos trazos en la piel?

Sus ojos recorrían las finas líneas en la piel morena y buscaban los equivalentes en las ramitas que Pacal tenía en sus brazos. Era lo mismo, ¡coincidía! No daba crédito a lo que sus ojos le estaban mostrando.

Pero es imposible, no es natural ¿cómo se va a reproducir eso mismo en la piel? Y... incluso parece que el diseño se apoya en las venas de ella, las hace formar parte del dibujo en si... ¡oh, cielos! ¿cómo?

Sentimientos encontrados chocaron en su interior. Odiaba a Pacal. Pero quería preguntarle cómo era eso posible. No encontraba explicación biológica alguna que le indicase la naturaleza de lo que Pacal inoculaba con el pinchazo y que era capaz de generar aquel patrón en la piel de la víctima. Pero no podía preguntarle, ni mucho menos ahora, ni mucho menos a él mismo. Pero quería saberlo, quería saberlo...

Y siempre le habían gustado los tatuajes. Y aquel era precioso. Hubo un segundo en el que no le pareció tan mala idea tener uno de aquellos, aprender lo que era, si era tan bonito no podía ser tan malo, ¿no?

Los colores bonitos y más llamativos en la naturaleza indican una cosa solamente. Peligro. Aléjate de mi. Tengo veneno. Eso puede ser igual, Lottie, no te dejes engañar por lo bonito. En este caso lo bonito viene de mano de Umayma, así que alerta, no bajes la guardia

 

Notas de juego

¿Pacal usa siempre la misma espiga para pinchar o va cambiando en cada uno?

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02/08/2016, 13:32
Udjat

Notas de juego

Usa la misma espiga. Le han añadido más gotas de la sustancia que parece sangre, la del botellín metálico dorado, a medida que iba pinchando, pero es la misma espiga.

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02/08/2016, 13:35
Udjat

Se llevaron a Melyssa, que parecía traspuesta por lo que la rodeaba, o quizá por el pinchazo. Cuando salía se la oyó gritar, con absoluta incomprensión: "¿Por qué nos hacéis esto...?" No obtuvo respuesta, claro está.

El siguiente, sin ningún orden aparente más que el de como estaban colocados, puesto que ya no había heridos entre ellos, fue Omar, que tampoco opuso resistencia ninguna. Le pincharon, aunque apenas venció su cabeza, pero tuvo que pasar por ello. Se fue, coronado, flanqueado por sus guerreros guardianes, entre gritos de ¡Síi síij!, como antes los demás.

Y después, fue el turno de Samantha. La mecánica del ritual se repitió, la acercaron a Pacal, quien esperó a que el guerrero la obligara a exponer su nuca.

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02/08/2016, 19:36
Charlotte Dunne
Sólo para el director

Lottie intentó buscar una explicación a aquel increíble dibujo basándose en los movimientos de Pacal al que devolvió la atención. Quizás pinchaba diferente a cada persona, o varias veces, o usando diferente sustancia impregnada en la espiga. Al fijarse se dio cuenta de un pequeño detalle que debería haberle llamado la atención mucho antes, pero entre todo lo que había pasado y estaba pasando, había pasado por alto hasta aquel momento. Pacal siempre usaba la misma espiga para pincharles a todos.

Un pensamiento explotó de repente en su mente, un pensamiento de alerta. Si eso se estuviera haciendo hoy en día, en un hospital o algo similar, Pacal se estaba jugando el título como mínimo. ¿Pincharles a todos con la misma espiga? Vale, de su hermano, Estel y Omar se fiaba pero, ¿del resto? Oli, de ese no se fiaba ni por asomo. Pero, ¿qué podía hacer al respecto? ¿decirle a Pacal que cambiara de espiga? Era un pensamiento tan tonto como intemporal y vacio. Era lo de menos, realmente. Aunque, quizás, quizás, ¿podía tener aquel algo que ver para que esa especie de tatuaje fuera diferente? Desconocía todo de aquello, todo podían ser suposiciones válidas o totalmente equivocadas… El frasco parecía ser único, la mujer al lado de Pacal solo portaba uno y todas las veces habían mojado la espiga en su contenido, por lo tanto siempre era la misma sustancia la que inoculaba.

Y mientras que daba vueltas a aquella espiga que había pinchado a más de la mitad del grupo, Omar desapareció de su vista por el mismo sitio que los demás, y fue Sam la siguiente. La rubia de Sam, de la que había dudado al principio pero allí estaba, como el resto.

Aunque ella no es hija de nadie que a Umayma le importase, inicialmente, claro. ¿Qué pensara ella de todo esto? ¿Ella que realmente no tiene nada que ver? ¿Vale esto su amistad con los mellizos?

Pero sus pensamientos volaron de nuevo a Omar y Estel, a su hermano, y la invadió un sentimiento de soledad como no lo había tenido en mucho tiempo. Sabía que tenían que estar cerca, pero el no verlos la intranquilizó más de lo que quería reconocerse a si misma.

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02/08/2016, 19:38
Charlotte Dunne

Siguió con sus ojos a Omar hasta que este se perdió de su vista, como habían hecho el resto. Ni siquiera la miró, ni siquiera le indicó si aquello dolía o no. Solo se había dejado pinchar y ahora se iba. Como el resto. Sin mirar atrás.

Desvió la mirada hacia los que quedaban allí, ¿quién sería el siguiente? La elegida fue Sam. Y con ella se siguió el mismo ritual. Empujarla, acercarla a Pacal, inclinarla, pincharla, coronarla con las flores, aclamarla y fuera. Mientras la pinchaban miró a Nathan, a su lado. En breve solo quedarían ellos dos.

La lógica que ella había pensado se había cumplido hasta el momento. Primero habían pinchado a los que habían sido heridos de importancia, después los de menos, y ahora habían ido los que habían estado presentes en lo alto del cenote. Los que no habían estado allí, Nat y ella, eran los últimos en recibir el pinchazo. ¿Era cosa suya o era realmente así? Coincidía, y eso es lo que valía para la francesa. Pero ahora, ¿Nat o ella? ¿quién sería el siguiente? Quería que fuera Nat, solo para saber que a él le pasaba lo mismo y que lo llevaban donde el resto, porque no quería dejarlo atrás de ninguna forma. Le parecía más seguro así, porque vería que no había cambio con ninguno de ellos y estaría segura de que iría al mismo lugar, de que estarían todos juntos después de que todo aquello terminara. Era una tontería pensar así, lo sabía, pero en ese momento era lo más coherente que podía pensar.  Pensar, porque hacer, no podía hacer nada, salvo esperar su turno.

Se tensó y miró ligeramente a su espalda, a uno de los guerreros que la custodiaba. Esperaba su señal. Pero mientras tanto se dio cuenta de lo nerviosa que estaba, cada vez más. No le gustaba ser el centro de atención de nada y veía como, cada segundo que pasaba, la atención de todos los de la sala, iba a recaer en ella, que ella recibiría el pinchazo. Se limpió el sudor de las palmas de sus manos en la túnica blanca, ya seca, discretamente, como si pensara que alguien le fuera a regañar si veía el movimiento.

Pasará rápido. Nos vemos en un momento le susurró a Nat, forzando una sonrisa, intentando aparentar más tranquilidad de la que sentía.

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02/08/2016, 21:00
Nathan Morrison

Conexión.

Después de todo, en el último momento, uno no puede evitar hacer inventario de todo cuanto deja y de todo cuanto se lleva. Porque, en definitiva, tras muchos momentos de ver la muerte cara a cara y sentir su gélido aliento en el rostro, Nat estaba convencido de que aquella vez era la buena. Aquella espina, sagrada o no, mágica o no, letal o no, haría que hubiese un antes y un después en la vida del bailarín. Un cambio sin retorno. Un Nat 2.0 post inyección. Cualquier referencia en el cine o la televisión quedaba ensombrecida por la crueldad y la inevitabilidad de aquella situación. Algo tan grande que era inabarcable. Una montaña infinita. Una fortaleza inexpugnable. Y Nathan, solo, al pie de todo eso.

¿Sólo...?

No. No lo estaba. No se sentía solo. Morir acompañado o, lo que fuera que viniera tras aquella ceremonia, hacerlo acompañado no podía parecer demasiado diferente si uno analizaba el asunto desde un prisma conceptual. En el momento en que el analista en cuestión se veía envuelto en la situación dada, la diferencia entre estar o no estar solo era abismal. 

Nathan tenía en la mente a su madre y a su padre... ¿cómo no tenerlos? Sobretodo a su padre que sufriría eternidades cuando descubriese el cómo, el dónde, el cuándo y el por qué de la muerte de su hijo. Tenía a su Edmonton natal. Al gran norte blanco que los de fuera llamaban Canadá. A Nueva York. A su pequeño apartamento en el Village. A Oliver Booth y todo lo que su recuerdo comportaba. A su primera compañera de piso tras Oliver. Al novio de ésta. ¿Sally...? Sally. Su primera coreo en el American Ballet...

Pero mucho más cerca a los que morían con él. A los recién conocidos Omar y Estel... hermanos de distintos padres. A Mike y Sean... genios y figuras. A Mel, a Sam... incluso a Fadil. A Lottie. A la fantástica Charlotte Dunne. La conexión. Incluso allí... incluso en aquella adversidad inconmensurable... a pesar de la muerte; conexión. Morirían... pero Umayma no vencería. No era un presentimiento. Era una certeza.

Nathan sonrió de vuelta al comentario de Lottie. Una sonrisa igual de ineficazmente tranquilizadora y un guiño de conformismo. Fuera lo que fuera a pasar a continuación de aquella ofrenda, efectivamente, la vería al otro lado.

- Eres fantástica, Charlotte Dunne... gracias.

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04/08/2016, 00:10
Charlotte Dunne

Lottie dejó su mirada prendada de la de Nat mientras que procesaba su frase, que había sido tan totalmente imprevista que no podía reaccionar a ella. Gracias, ¿por? Fantástica, ¿ella?

Los ojos oscuros de Nat transmitían claridad, serenidad y algo más. Algo que le costaba definir por lo irracional que podía llegar a ser ese pensamiento, por lo lejos que estaba de ella. Y la situación no ayudaba para nada, en absoluto. Pero aún así, una idea reptó por su mente lentamente, ayudada por la semioscuridad en la que se encontraban, el silencio que los rodeaba, los olores a selva que flotaban en el ambiente, por los nervios a lo desconocido. Y esa idea la trasportó muy lejos de allí durante un instante, durante el cual volvió a estar lejos de aquella pirámide, lejos de Pacal, de nuevo a miles de kilómetros de distancia, en un lugar especial, en el lugar de su sueño.

Y allí, aquella frase tenía un sentido perfecto. Tanto que dolía. Por imposible que lo sabía para ella.

Lo visualizó, lo sintió, y todos los pelillos de su cuerpo se erizaron ante la emoción que la embargó. Pero fue solo un instante. El movimiento de Sam al ser retirada de Pacal, la devolvió de nuevo a donde estaba físicamente, rompiendo la magia de ese instante.

Aún sostenía la mirada de Nat. Demasiado tiempo para ser “políticamente correcto”, quizás, pero no le importó.

Sí, él podría estar allí... se sorprendió pensando.

Pero la realidad, era la realidad. Y Lottie sabía que estaba a años luz de que eso fuera cierto. El allí y el ahora es lo único que tenía, y ese momento era de ellos dos, no quizás el último que tuvieran, pero comprendió que Nat no había percibido lo que ella, no había visto y encajado ciertas pistas que tenían delante y que les hablaban de su futuro cercano. El estaba pensando que aquello era un adiós y no un hasta luego.

Ella sabía que había cosas que tenían su momento de decirse, de sentirse, de hacerse. Y si no se hacían en el momento adecuado, la oportunidad pasaba y no volvía a presentarse nunca. Vaya si lo sabía, tenía un máster en esa asignatura. Por un instante temió que sus deducciones fueran erróneas y sí fuera cierto que les quedara poco tiempo, mucho menos que el que ella pensaba y, si era así, algo le decía que estaba perdiendo una oportunidad para decir algo grande, algo que expresara lo que acababa de sentir pero, como siempre le pasaba en el momento menos adecuado, se había quedado sin palabras, sin poder expresar lo que sentía porque, simplemente, estaba en blanco, superada por la sorpresa que le habían causado las palabras de Nat.

Así que tras unos instantes en los que percibió por el rabillo del ojo como Sam salía de la sala, acuciada por que en cualquier momento la empujaran hacia Pacal, solamente se le ocurrió contestarle a Nat un simple--Gracias a ti por estar a mi lado…desde que hemos llegado aquí...

Un movimiento a su espalda le hizo dar un respingo y mirar al guerrero que tenía tras ella, pero seguía rígido, atento a Pacal. Aun no había llegado el momento. Ella no iba a ser la siguiente.

Pero al mirar de nuevo a Nat, el momento había pasado, no pudo continuar su frase, no se atrevió.

Eso es más importante de lo que imaginas para mi… Nat pensó, terminando la frase para ella misma, a la vez que se daba cuenta de que Fadil se había vuelto hacia ellos, con la misma expresión en la cara que tenía el resto del grupo, expectante ante lo desconocido con mezcla de miedo y resignación. Le hizo un gesto de ánimo, esperando que sirviera de algo, aunque fuera para que esos segundos pasaran más rápidos para el egipcio. El tenía a Nefissa allí, ella seguía viva... estaba viva...