Partida Rol por web

Horus - II

La Máquina (Cap. V)

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02/05/2016, 09:58
Hanif Harunn

El egipcio levantó las cejas, sorprendido, ante la primera frase que Lottie le dirigió.

-¿Olam...? ¡vaya! No, Mlle. Dunne. No pertenezco a los Al-Hassim. Mi hermano entró voluntariamente al servicio de esa gran familia, puesto que era un Sacerdote de Seth, cosa de la que yo me desvinculé completamente. Nunca he sido un hombre religioso, aunque... -apretó los labios, pensativo. Pero tras sacudir ligeramente la cabeza, como queriendo desprenderse de una idea molesta, prosiguió.- Mi hermano era, sin embargo, uno de los hombres de confianza de Olam, pero siempre me disgustó su servilismo. A mi me gusta pensar que mi relación con Madre Umayma es más equilibrada. En cierto modo, desde luego, porque ella es... mucho más que una mujer corriente. Pero Rashidi, mi hermano, se consideraba un siervo, un vasallo. Y entregó su vida en la Mastaba con completa conformidad. Cosa que yo, desde luego, no pienso hacer.

Sonrió, y ahora su sonrisa sí fue idéntica a la de Yasmin. La socarrona mueca prepotente era algo que ambos compartían.

-Cuando esto se sepa, dice usted. Esto ya se sabe, puesto que han alertado al... exterior. Pero nunca se resolverá. La promesa incluye magia, lo crean o no, y nosotros hemos aportado la tecnología gracias a los recursos impresionantes de la Stevenson Enterprises. Un tándem perfecto, ¿no cree?

Hizo un gesto ambiguo hacia la Máquina, también abarcando el círculo de monitores. Y luego miró a Yasmin, a su lado. En la pantalla que mostraba a la mujer ésta asintió.

-Tanto mi hija como yo creemos en la recompensa de Madre Umayma, porque llevamos años comprobándola en ella misma. La inmortalidad, amigos míos, existe. Sólo que el precio a pagar es inexorable. Por suerte, el precio no es a costa nuestra. A costa de Yasmin y mía, quiero decir...

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02/05/2016, 13:00
Fadil Jannan

El hasta entonces silencioso Fadil bufó, y se dispuso a soltar lastre.

-No me esperaba esto, señor Harunn. ¿O debería llamarle Hanif y tutearle, como amablemente me sugirió en su propia casa? Oh, y su encantadora esposa, que intentaba convencerme de que ¡ayudara a su hija, a Yasmin, a integrarse en Egipto, a que hiciera amigos aquí después de su larga ausencia! ¡Qué imbécil puedo llegar a ser, por Dios!

Sacudió la cabeza amargamente. Yasmin soltó una carcajada y miró a su padre, sumamente divertida. Éste le devolvió la mirada, y se rió a su vez.

-Está bien, son tal para cual, perfecto. Y ambos son dignos equivalentes de Umayma, entendido. Y no sólo les une la venganza, cosa que tiene que ver con lo que pasó hace nada más y nada menos que treinta años, sino que les une algo mucho más increíble. La... inmortalidad. Deduzco, entonces, que el precio del que usted habla somos nosotros. Nosotros somos el pago. La sangre.

Estaba asqueado, indignado, y a medida que iba hablando, más y más rabioso.

-Pero, entonces, ¿qué hay de Nefissa, trasladada a una irrealidad anacrónica maya? ¿qué hay de la hermana de Omar, de una niña pequeña a todas luces raptada por ustedes? ¿y qué demonios estamos haciendo aquí metidos, dentro de una... enorme lavadora dorada...?

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02/05/2016, 13:29
Mike Yaddow

Mike se concentró en la llamada de su comunicador, primero los tonos y mientras esperaba a que lo cogieran escuchó las teorías de Sean sobre el juego similar al baloncesto que estaban jugando aquellos hombres.

-Creo que es algo parecido Sean, pero me suena que la pelota no bota, que es bastante dura.

Ni siquiera sabía de donde tenía esa información. ¿El colegio o la universidad? ¿Algún documental? ¿Un artículo sobre deportes que hubiera leído de internet? Ni siquiera recordaba más información, solo que no le daba buena espina aquel "deporte" algo en su mente permanecía oculto pero le advertía sobre ello. Cuando la señal del comunicador dio paso a una voz Mike volvió a centrarse en el.

Mierda, un contestador.

No le quedaba otra que esperar, esa era la única opción que le servía en aquellos momentos pues no sabía con quien podría hablar del caso que se traía entre manos. Pero algo de lo que dijo Sean le pareció buena idea. Tapó el micrófono del comunicador y se dirigió a su amiga.

-Sam, creo que Sean tiene razón. ¿Porqué no llamas a tu jefe? Quizás él pueda sacarnos de aquí.

Le iba a costar admitirlo, pero de momento aquella era una buena opción. Siguió atento a las pantallas y a las conversaciones. El padre de Yasmin salió a la luz mientras sus amigos intentaban descubrir los motivos que les habían llevado a aquella situación, a venderlos a la vieja esa. Entonces una voz, esta vez ya no era un robot, volvió a sonar en su comunicador y Mike se concentró en su conversación.

-Hola Lisa, buenos días. Me llamo Mike Yaddow y soy un ciudadano americano que está de vacaciones en Egipto. Un grupo terrorista nos tiene prisioneros en los sótanos del hotel Sand Castle junto a otras personas. Manden a alguien rápido, están todos muy locos.

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02/05/2016, 15:44
Omar Echenique

-¿Por qué les dais lo que quieren? -preguntó Omar en voz alta a los presentes. Superado el shock inicial por la desaparición de Enara, la respiración de Omar volvíaa ser normal y el color había vuelto a sus mejillas bronceadas-. Está más que claro que llevan la voz cantante y dudo que vayan a darnos explicaciones, más allá de lo que ya tienen planteado, que nos permitan asumir el mando de este pequeño desastre. Llevan mucho tiempo planeando esto. Nosotros en cambio, acabamos de aterrizar y no sabemos por dónde sopla el viento. Por ahora estamos haciendo lo que presuponían íbamos a hacer y juegan con nosotros como lo que somos. Títeres. Bien, es hora de cambiar el escenario de pruebas.

Tomó aire.

-Modernidad y vieja maquinaria. Tecnología moderna y magia. Reduzcamos la ecuación y eliminemos la tecnología que los impresionantes recursos de las Stevenson Entreprises aportan -dijo cínicamente a sus compañeros-. ¿Cómo lo veis? ¿Os animáis a dejarlos ciegos y sordos poco a poco?

Omar se acercó al monitor más cercano, lo agarró con ambas manos y tiró bruscamente de él, buscando acabar con la conexión y con las imágenes que les ofrecían.

 

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02/05/2016, 15:57
Nathan Morrison

El canadiense llevaba un buen rato absorto. Las cosas que estaban pasando superaban con creces la capacidad de entendimiento que cualquier pudiera tener; viajes instantáneos en el espacio, en el tiempo, venganza ancestral, magia, inmortalidad... secuestros, asesinatos, pactos con el mismísimo diablo. No, no era fácil de asumir. Ni siquiera con un pie en la lógica y la racionalidad. Todo se escapaba de las manos como cuando uno intenta atrapar el humo entre los dedos. Sin embargo, a pesar de que Nat parecía estar en otro mundo, las imágenes que los monitores vomitaban llegaban al bailarín y le hacían recapacitar. Una vez más, las certezas... por debajo de aquella marea de incertidumbres y caóticas circunstancias, había ciertas cosas que eran ciertas. Inmutables. Y era a ellas a dónde uno debía sujetarse en mitad de la avalancha que se cernía sobre ellos.

- Nefissa... - murmuraba para sí intentando seguir un proceso discursivo que le guiase hasta algún lugar que aún no conocía. - Nefissa es la pista. Pero, ¿la pista de qué? ¿Acaso Nefissa conecta con la desaparición de Enara? La hermana de Omar no parece que pueda estar en Chichen Itzá. ¿Entonces... qué es lo que la presencia de Nefissa en las ruinas mayas nos revela?

Nathan caminaba de un lado para otro. Había decidido poner un par de metros entre él y sus compañeros los cuales parecían agolparse ante el círculo de monitores esperando que los rostros de los captores, en un renuncio o en un absurdo arrebato de compasión, les brindasen unas explicaciones que seguro no iban a llegar. Ellos, en cambio aseguraban que la presencia de los rehenes en aquella máquina aseguraba el éxito de su misión y que, con la vida de estos, la vida eterna estaba a la vuelta de la esquina. Y, sin embargo, la pregunta seguía en el aire, ¿por qué no los habían matado ya?

- Nefissa esta en esto igual que nosotros... bueno, no igual. Ella no es una heredera. No exactamente. Ella es... la hija de Zahí. Zahí... el Shemsu Heru. Como lo había sido su abuelo antes que él. 

Las palabras brotaban de los labios del chico como si la propia voz de su padre las estuviera pronunciando. Cargadas de lirismo y belleza, estas habían sido escogidas con sumo mimo para contar una historia a Nathan. Una historia ficticia. Una historia verdadera. Una historia importante, de cualquier modo. 

- ¿Y si esa no es Nefissa? ¿Y si es un antepasado de esta? Una Shemsu Heru de la época... en la cultura maya. 

No tenía demasiado sentido. Parecía que estaba en mitad de un ritual. Igual que ella otras tantas. ¿Todas mujeres? Nathan se aproximó a un monitor para estar seguro.

- ¿Y si existía algún ritual para romper el vínculo de Sacerdote de Horus -o su homólogo en la cultura precolombina- y "convertirlo" en sacerdote de Seth? ¿Y si era aquello lo que quieren hacer con nosotros? ¿Y si esto es simplemente un "avión" o algo parecido y este encierro es simplemente el viaje de ida hacia las ruinas de Chichen Itza? Quizá Nefissa ya esté allí... e incluso puede que Enara está de camino.

La voz de Omar sacó a Nathan de su ensalmo. Clamaba a tomar la calle de enmedio y empezar a adoptar medidas más taxativas. El canadiense reculó de nuevo acercándose hacia la puerta. Debía inspeccionarla una vez más con sumo detenimiento. De cualquier modo no estaba por la labor de contribuir a la destrucción de aquel artefacto.

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02/05/2016, 20:45
Comunicador

-¿Cómo... dice...? Un momento, no se retire por favor. Le paso con el agregado de seguridad. Debo comunicarle que su llamada está siendo grabada y rastreada.

Unos largos momentos de espera de nuevo con la musiquilla de fondo, que en este caso es casi una burla. Y tras ellos, una voz masculina, seca.

-Donald Litt al habla, del DDS. ¿Señor Yaddow? Repítame su... historia, por favor.

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02/05/2016, 21:37
Charlotte Dunne

-Rashidi...-susurró cuando escuchó a aquel hombre, Hanif había dicho Fadil que se llamaba. No había pensado en él, ni siquiera lo había considerado. Caían por tierra sus suposiciones y se levantaba otra aún peor si cabía. Dos sectarios religiosos que acababan de vender su alma al diablo por la Inmortalidad.

Escuchó a Hanif en silencio, sintiendo cada vez más frio en su interior, y empezó a sentirse ahogada estando allí dentro. No dudaba de la existencia de la magia, ya la habían vivido en la terraza. Pero no podían dejar que se salieran con la suya. Tenían pensado hacerlos desaparecer de la faz de la tierra, de hecho, por eso les habían dejado hablar con su madre y ahora a Mike. Porque lo habían ideado para no dejar rastro, no dejar pruebas atrás. Nadie podría incriminar a nadie. Y a Umayma ¿quien iba a encontrarla? ¿De que iban a acusar a una tierna anciana senil? No, ya no estaban localizables, ya habían desaparecido para el resto del mundo. Y nadie podría encontrarles allí donde estaban ahora en un breve periodo de tiempo, el necesario para salvarles. Simplemente llegar hasta ellos atravesando todo el laberinto era casi imposible para alguien que no conociera el camino. Miró a Mike, pidiendo ayuda. Y negó. No llegarían nunca a tiempo. ¿Donde iban a buscar? La solución debía salir de ellos mismos, no podían contar con nadie.

Fadil habló a su lado, con más y más preguntas. Preguntas de las que ella también quería saber las respuestas, ya, ahora, lo más rápidamente posible. Y, de repente, Omar se lanzó a por una de las pantallas conminando a todos a romperlas. Podía ser una idea. ¿Por qué no? Pero antes, antes quería intentar algo...

Miró a Fadil, las preguntas que había hecho eran inteligentes. No les ayudaría, pero ayudaría a quien estaba fuera de aquel lugar a encontrar respuestas. Y, quizás, a poner nombres a la desaparición de todos ellos. Se volvió hacia él, no tenían mucho tiempo, lo presentía. Su mano rodeó el cuello del egipcio por delante hasta situarse justo al lado contrario, y lo atrajo hacia ella de forma que pudo susurrarle algo al oído, intentando que ni Yasmin ni su padre la escucharan.

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02/05/2016, 22:03
Charlotte Dunne
Sólo para el director

-Pon el comunicador a grabar, graba todo lo que puedas, grábalo a él, a su hija, este sitio... Cuando lo pongas a grabar les voy a preguntar directamente qué nos tienen reservado... Y cuando lo tengas todo, tienes el número de mi madre. Envíaselo. Ellos no nos pueden ayudar, pero pueden saber lo que ha ocurrido, eso es mejor que no saber nada, que las dudas y las especulaciones. Por favor... Por lo menos, con un poco de suerte, si se salen con la suya y no salimos de aquí, quizás... quizás paguen por ello. Sé discreto, lo haría yo...pero no tengo comunicador...

Se lo dijo al oído, todo lo bajo que pudo, temiendo que por algún avance técnico de última generación, ni tan siquiera aquel susurro pasara desapercibido para Hanif y Yasmin.

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03/05/2016, 00:30
Estel Highwater

Y a mi hermano…, dijo el anciano entre todo aquello, y la mente de Estel vagó de atrás hacia adelante por todos sus recuerdos sin lograr establecer ninguna asociación. Se preguntó por un momento si aquel hombre creía que aquella repetición palabra por palabra iba a amedrentarla, o quizás esa mirada dura como la piedra, o quizás aquella sonrisa de labios torcidos, viciosos. Sin embargo, ninguna de esas cosas se acercaba ni un poco a la forma de sus pesadillas, y Estel sintió que la frialdad se extendía aún más por su cuerpo en respuesta, junto con una calma extraña y ajena. La vida eterna, dijo finalmente el anciano. Pero la información central útil ya la había obtenido, creía, y para ella tenía más interés continuar escuchando ni leyendo el lenguaje corporal de aquel hombre.

Estel giró hacia los otros monitores, dándole la espalda, mientras escuchaba el diálogo entre Charlotte y el anciano. Los datos inconexos sobre servilismo y sangre, y magia y tecnología e inmortalidad apenas rozaron la línea de la costa de su mente. Sus pensamientos estaban en otro lugar, no en la Chichén Itzá que estaba mirando sin ver, sino aún más lejos. En otro lago, en otro campo. En otra edad. Hubo algo que vimos y que no hablamos, pensó mientras buscaba el rostro de Enara niña y Enara adulta entre la multitud. Hubo alguien que vimos, que ambos percibimos, que no era una niña. Pero que no era una adulta. Los rostros eran todos iguales, mientras en sus oídos todas las palabras de Fadil se volvían las mismas, sólo matizadas por destellos de pensamientos. No es una lavadora, joder, es un milenario exprimidor y nosotros, claramente, somos los cítricos. Pero fue el final de su intervención lo que captó su atención. A todas luces raptada por ustedes… raptada o…

Estel parpadeó, como saliendo de un sueño. La voz de Mike cayó en saco roto a su espalda, y su mano reptó por debajo de su camisa para tocar su dije, el mismo que había hecho que Enara lo mirase como si jamás lo hubiera visto, aunque sabe Dios que lo llevo encima casi desde que nací. Su mirada comenzó a circundar los alrededores en la máquina mientras los pensamientos comenzaban a sucederse igualmente rápidos en su cabeza. Cómo pudimos ser tan imbéciles, pensó mientras comenzaban a escuchar hablar a Omar. Si es cierto que no la han visto desde que estuvimos, y si es cierto… Y si falta…

- Ah – dijo Estel, lentamente. Nathan había comenzado a hablar. Los ojos de ella fueron inmediatamente al suelo. Ah. Oh, joder, no.

Nathan seguía hablando, quizás teorizando de un modo que en otro momento podía ser interesante, sensato. Pero Estel lo ignoró, también al movimiento de Charlotte, y se dirigió directo a Omar. Le cogió de la muñeca, dura y tensa por el esfuerzo que acababa de hacer contra el monitor, y jaló de él para llevarlo hacia ella.

- Te dará una descarga o te quemará, Omar, como a Sean. Y tu cabello no necesita más electricidad, querido, ni tu cuerpo más calor – le dijo suavemente, con sorna – Deja que los otros le sigan dando caña, que con suerte los matamos del asco.

Tiró de su muñeca para separarlo de los monitores, dándole la espalda a éstos, y se inclinó hacia él.

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03/05/2016, 00:30
Estel Highwater

Probablemente, los demás no pudieran entender de ningún modo el repentino cambio de humor de Estel. No como podía entenderlo Omar, a quien sin duda debía despertarle recuerdos de las mil y una noches en el desierto y la arena. Era una forma en clave de llamar su atención, y comunicarle sin hacerlo la importancia de lo que tenía para decirle.

Ella comenzó a hablar apenas lo pudo apartar de los otros, y de los monitores.

Omar, creo que esto tiene que ver con lo que pasó en Zurich - dijo, tan bajo y tan vuelta hacia él que debía ser difícil no sólo escuchar, sino captar con una imagen sus labios para leérselos - Creo que es momento de que hablemos de ello, y de lo que ambos vimos. Porque creo, tras haber escuchado todo esta mierda, que esa tercera persona que ha mencionado Yasmín, la que falta aparecer, ya la hemos visto antes. Tú creo que más claro que yo, pero la hemos visto ambos - Estel miró a los ojos a Omar - Dentro de Enara. Mirándonos desde sus ojos.

Había culpa en los ojos de Estel. Dolor y culpa, y una determinación inamovible.

- Y si eso es así, si realmente podemos creer que algo una... posesión puede ser factible, entonces Enara tiene que estar con esa persona. Probablemente con estos dos hijos de puta acá afuera - hizo una pausa - ¿Hay algo que hayas visto que pueda darnos su identidad? Yo sólo he percibido eso y he visto algo más, algo distinto, que no he podido comprender.

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03/05/2016, 01:55
Samantha Johnson

Internet estaba repleta de datos, y parecía que había mucho interesado en la mitología alrededor de la cultura Maya. Lo bueno de aquello no era descubrir cosas interesantes, que en otro momento seguro que lo disfrutaría dándole una oportunidad a un buen gamay recostada cómodamente en su bonito sofá; pero no, allí estaba, por lo que como poco le satisfacía que no estuvieran desconectados del mundo. Otra cosa es que pudieran encontrarlos, como bien indicaban algunos.

- Lo curioso del juego -se dirigió principalmente a Sean acercándose y mostrándole la pantalla- es que es un tributo a la batalla entre dos frentes: el Cielo y el Inframundo, con decapitaciones de por medio. No me queda claro si es o no un sacrificio -Mientras más rasgaba la superficie menos ganas tenía de seguir indagando. Los mayas eran muy asiduos a los sacrificios humanos con tal de creer que el buen clima, por ejemplo, podía regresar a sus tierras. No reparaban entre hombres o mujeres, aunque primaban estas últimas; y al parecer habían encontrado restos de niños entre los hallazgos arqueológicos- Por cierto, ¿encontraste algo mientras mirabas por el suelo? Me pareció que la interrupción de Yasmin te distrajo.

Y hablando de distracciones...

- ¿Sr. Harunn?

Una vez soltada la historia de por qué la familia de Hanif estaba involucrada en todo aquello pensó con más ahínco que necesitaba un tablero de "Quién es quién" para lograr situarse. A cada nueva intervención, o casi, otro nombre salía a relucir.

- Cuando quería contactar con mi jefe tenía que pasar por esa bruja, y ahora que lo pienso estaba muy ansioso de evitar mis preguntas -Respondió a Mike, y mientras buscaba un número viable Omar tomó la decisión de arrancar una de las pantallas.

No era mala idea, al menos los obligaba a adelantar información si no querían perderse el espectáculo. Dejando brevemente la búsqueda del número se dirigió al abogado.

- Diría que es un gusto volver a verle, pero no. Así que escúcheme bien, Sr. Harunn: ¿quiere jugar? Bueno, pues si no nos dice cómo salir de aquí me sumo a la idea de impedir que disfruten del espectáculo -Se giró hacia Estel y Omar-. Buscaremos la forma de acabar con las pantallas y cámaras sin hacernos daño -Les sonrió para encarar nuevamente a los Harunn-, a menos que seáis taaan amables de dejaros de rodeos e indicarnos cuál es el primer paso a seguir. Yasmin, se te ve colaboradora explicándonos vuestros motivos -Cosa que le importaba una mierda-. ¿Y si vamos al grano? Lo único común entre lo que vemos ahí -Señaló las pantallas- y lo que sucedió en la Mastaba es la similitud de la lucha entre dos bandos en un juego con un final un tanto macabro para el perdedor. ¿Y Nefissa? A mi me parece que sí que es ella, así que...

Lo de Nefissa parecía un callejón sin salida, y por mucho que buscaran no había nada notable. Eso por no sumar la búsqueda de Enara.

- ¿Seguimos jugando o rompemos la baraja?

Aquellos dos parecían un par de psicópatas partiéndose de risa, y la última vez que alguien la "llamó" idiota Mike le soltó una buena hostia. Aquel no podía ser el caso, pero si seguían encerrados allí se iba a morir, pero del asco. No le importaba hacerse pasar por una rubia tonta si con ello conseguían una pista algo más fiable que terminar ciegos mirando las pantallas.

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03/05/2016, 06:26
Mike Yaddow

La situación allí dentro no mejoraba y algunos seguían perdiendo el tiempo en intentar dialogar con aquellos terroristas que ansiaban la vida eterna. Seguramente aquella vieja tenía muchos años, pero de ahí a que fuera eterna ya era otro cantar. Además como todo buen americano sabía, no había que dar más cuerda a los terroristas ni hacerles ninguna concesión. ¿Querían guerra? ¡Pues Mike les iba a dar una! Si creían que podían encerrarlos allí y que su país se quedara de brazos cruzados iban listos. Seguía a la espera, parecía que el asunto era de importancia y ahora alguien más quería hablar con él.

-Sí. Buenos días Señor Donald. Necesitamos su intervención. Mi hermana Melissa y yo vinimos como invitados a la inauguración del Hotel Sand Castle, algo relacionado con un viaje que hizo mi padre hace 30 años y en el que fue atacado por unos terroristas, puede buscarlo en internet, tirotearon un autobús y murió gente. Además nuestra amiga Samantha Johnson trabaja para la empresa que instaló los sistemas de seguridad del hotel y también está aquí con nosotros, al igual que Oliver Booth, el cantante y seis personas más. El caso es que esta mañana los mismos terroristas encerraron a mi hermana en una cámara en los sótanos del hotel y al intentar encontrarla nos drogaron y nos dejaron encerrados a todos. Es un lugar extraño y cuenta con tecnología avanzada, creo que gracias a los recursos de Steevenson Enterprises. El Señor Harunn es uno de los que está detrás de todo esto, y su hija Yasmin, aunque la cabecilla de los terroristas es una vieja que se hace llamar Umayma.

Ahora estaban listos, si les pasaba algo se les iba a caer el pelo a todos, su embajada no dejaría que les hicieran daño o habría consecuencias. No era la primera organización terrorista contra la que luchaba su país y lo que tenía claro es que tarde o temprano acababan pagando por sus crímenes.
Mientras esperaba la respuesta del otro lado cruzó su mirada con la de Charlotte, la muchacha parecía desesperada por la situación y no era para menos. Mike le hizo un gesto levantando su dedo pulgar para indicarle que todo iba bien, todos lograrían salir de aquella. Y mientras llegaba la caballería ayudaría a Omar y Sam a destrozar aquella sala, si algo se le daba bien era hackear tecnología y donde la programación no llegaba si podía hacerlo un buen golpe.

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03/05/2016, 17:55
Omar Echenique

Sintió la mano de Estel, tirando de su muñeca, en un intento de separarlo del monitor que intentaba arrancar de su sujeción. Su primera reacción fue rechazar aquella presa y en aquel intento soltó la mano apresada de la pantalla. Dirigió una mirada enfurecida a Estel y entonces captó algo sutil y difícil de precisar, un algo en sus palabras, en su sorna que conocía bien. Cuando se inclinó hacia él, murmurando algo, se la quedó mirando fijamente.

-Es posible -se le oyó decir antes de inclinarse a su vez sobre ella para responder a lo que se le estaba planteando, no sin antes echar una mirada fugaz al rostro de Hanif Harunn.

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03/05/2016, 18:02
Fadil Jannan

Fadil se vio completamente sorprendido por la acción de Charlotte, que le rodeó el cuello con el brazo, y se acercó a él hasta un punto que en otras circunstancias él habría aprovechado, sin lugar a dudas, para lanzarle una broma picante.

Pero no era el caso, de modo que se limitó a abrir mucho los ojos, más extrañado que otra cosa.

Lo que fuera que la parisina le susurró al oído obtuvo una cabezada aquiescente, y otro susurro de vuelta.

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03/05/2016, 18:08
Fadil Jannan

-Claro. Bien, pues cuando quieras. Ya está activada...

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03/05/2016, 18:20
Omar Echenique

Era evidente de que gozaban de todo el tiempo del mundo para dedicarse a hablar y de que a un tiempo, carecían de él. No obstante, estaban en una encrucijada, en un cul de sac, un callejón aparentemente sin salida que exigía que sus sentimientos y emociones fueran aparcados. Estel gozaba de ese don, de esa capacidad que en él, sin embargo, no era algo ni fácil ni sencillo. Era evidente que su sangre ardía más con el fuego egipcio de su madre que con la calma asiática de su padre. Pero se esforzó, consciente de que dos cerebros unidos llegarían más lejos que uno en solitario y más si eran los de ellos dos, unidos ad eternum por una simpatía incomprensible para muchos.

-Es complicado de describir. Todo fue rápido. Ocurrió cuando mostraste tu dije a Enara. Estaba absorta mirándolo, lo cual no tenía mucha lógica. No sé, es difícil darte a entender lo que estaba sintiendo o viviendo en ese momento, pero si no lo entiendes tú, no lo hará nadie. De algún modo, era consciente de que no era ella o, al menos, de que no era ella solo. Esto lo digo tras lo vivido. En aquel momento no hubiera podido racionalizarlo como lo hago ahora. Quise tenderle una trampa. Por ello le propuse cenar en un japonés, incluso a sabiendas de que no le gusta el pescado crudo y que es alérgica al pez mantequilla. Ida como estaba mirando tu colgante, tardó en reaccionar pero cuando lo hizo, quien me miró, no era ella. Era algo antiguo, viejo, sabio, experimentado y los ojos que descubrí tras los de mi hermana... Solo cuando escapó al magnetismo de tu ankh regresó, pero para hablar con las palabras de un adulto y no de una niña de pocos años -hizo una pausa en la que cerró los ojos. Apenas un par de segundo sdespués, los abrió-. Esa mirada no puedo olvidarla, la tengo clavada en mi cerebro. Tú eres buena con las imágenes. Yo con la palabra. Trataré de describírtela lo más preciso que pueda, aunque necesite de mil palabras para esa imagen. Tú podrás recrearla, aunque solo sea vagamente.

Y en el tiempo que siguió, Omar buscó las palabras que permitieran a Estel entender lo que le decía.

Notas de juego

Cuelgo la imagen de aquella mirada simplemente como dato of rol, no como una reproducción exacta de lo que Omar llegue a describir ni tampoco como algo que Estel pueda llegar a manejar de forma exacta, sino como aproximada o vaga.

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03/05/2016, 18:22
Comunicador

Hubo una nueva pausa al otro lado del comunicador. Y luego, la voz del agregado, seca e impaciente.

-Señor Yaddow, imagino que sabe que una acusación así no es cosa de broma. De hecho, una llamada de este tipo sólo como chanza es constitutiva de delito. Es usted joven, y ayer estuvo de fiesta. Hoy está en México, así que imagino que ha dormido más bien poco. Estuve como guardaespaldas del Embajador anoche en el SandCastle, señor, por eso tengo datos de usted y de todos los asistentes. Y sé lo que ocurrió, o mejor no ocurrió, en la Inauguración del Hotel. -Carraspeó, visiblemente incómodo, y visiblemente molesto. Estaba perdiendo la paciencia.- Voy a pasar por alto esta llamada, ya que de algún modo, estando invitado, debe de tener eh... amigos importantes... en su círculo. Y no quiero problemas. No voy a tomar represalias ni a denunciarlo. Espero que recapacite y medite sobre lo que ha hecho. Buenos días.

Y cortó la comunicación.

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03/05/2016, 18:26
Udjat

Lo que siguió puede que fuera a causa del intento de atacar las pantallas de Omar, o puede que por el de detenerlo de Estel.

O fue quizá una respuesta a Nathan, a sus preguntas cargadas de incógnitas que añadían aún más espejismos a la ya inestable y tenue trama. Alguna de esas preguntas, no todas, cierto, pero sí alguna, hizo que Harunn frunciera el ceño.

O quizá sucedió en respuesta a Sam, con su hablar provocativo, lanzando a Yasmin dentelladas preñadas de ira, y a su frase que se mantuvo en el aire cortante como un cuchillo: "¿Seguimos jugando o rompemos la baraja?".

Fuera por lo que fuera, empezó. Se inició un vertiginoso torbellino de imágenes en el círculo de monitores. Desaparecieron Harunn y su hija, desapareció el Laberinto, y la terraza, y el despacho de Fadil. Pero se activaron todas las pantallas que habían estado desconectadas hasta entonces.

Y en todas, desde ángulos diferentes, y en momentos diferentes, imágenes de ése Chichén Itzá del apogeo maya. Momentos diferentes porque, si bien habían visto el Campo de Pelota en el que parecían entrenar, Nefissa y otras mujeres observando, ahora vieron un juego real, dos equipos enfrentados, sus cuerpos sudando por el esfuerzo y la tensión. Y en otras pantallas, la ceremonia de decapitación de los perdedores de ese mismo partido. Tan realista que cortaba el aliento.

Y vieron sacrificios en el altar de la cima de la Pirámide de Kukulcan, frente al templo rojo. Sacerdotes asiendo a hombres y mujeres, tendiéndoles encima y arrancándoles el corazón en vivo.

Y vieron también el Cenote Sagrado, donde una procesión de niños avanzaba hasta la cornisa justo sobre la sima, y allí, uno tras otro, eran degollados y lanzados al agua.

La vorágine de imágenes era truculenta, sangrienta. El rojo carmesí inundaba cualquier resquicio al que miraran, cualquier monitor, cualquier dirección.

Fueron apenas segundos, las imágenes arrasaron como una tormenta de violencia y muerte, como una marea de sangre. Sangre.

En algún lugar recóndito, posiblemente en el interior de su cerebro, Umayma se reía.

Y, entonces, todas las pantallas se apagaron. Y sólo quedó el negro ante ellos, un negro silencioso y persistente.

 

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04/05/2016, 00:24
Charlotte Dunne

Soltó a Fadil, sin reparar en su cara de sorpresa, ni tan siquiera se percató de eso. Lo importante era que había recibido un sí a su propuesta. Se volvió a escuchar un instante a Mike, hablando aún por el comunicador. Este le hizo un gesto de que todo iba bien, pero ella no le respondió nada. Simplemente se volvió hacia las pantallas, encarándolas de nuevo, y dispuesta a preguntar a Hanif todo lo preguntable y más. No quería mirar a Yasmin, le producía un rechazo natural que se iba acrecentando cada vez que la veía reír de aquella forma tan irónica y mordaz.

Vio como Hanif arrugó levemente el ceño y, al instante siguiente, desaparecía de la pantalla. No tuvo que girar la vista para percibir como Yasmin desaparecía igualmente de la suya. Y lo mismo sucedió en el resto de las pantallas que estaban funcionando. Todas se apagaron al par.

Charlotte se quedó paralizada mientras veía como todo se apagaba delante de ella y, con ello, desaparecían sus esperanzas, su idea, su intento de que se conociera fuera de aquel habitáculo lo que estaba sucediendo. Un solo pensamiento cruzó por su mente y, esta vez, no era simplemente un deseo, sino una afirmación.

Lo han escuchado…han escuchado lo que le he dicho a Fadil…¡lo han escuchado!

Quería gritar, desahogarse, pegarle una patada a lo primero que pillara. Lo que fuera.

Tonta, tonta, ¡tonta! ¿Cómo podías pensar que iban a construir todo esto y que no iban a poder escuchar lo que se decía aquí dentro? ¡Tonta!

Y entonces, todas las pantallas se encendieron. Las miró, ansiosa por descubrir de nuevo el rostro socarrón de Hanif y de su hija, de seguir con lo que tenía pensado porque, quizás, después de todo, solo había sido un apagón accidental. Y todo pasó delante de sus ojos como una película macabra, tan rápido, que su cuerpo se centró en procesar toda la información que los monitores le enviaban como flashes y olvidó hacer el mínimo movimiento necesario para evitarle toda aquella visión. Antes de que fuera consciente de que tenía esa potestad, de que podía elegir mirar o no mirar las imágenes que aparecieron en todos y cada uno de los monitores, todos  se apagaron.

Pero en sus ojos, en su mente, seguía visualizando las imágenes. Una y otra vez. Las cabezas cortadas, los cuellos de aquellos niños, la sangre. La sangre.

Se llevó las manos a la boca, lentamente, ahogando un grito que era incapaz de llevar a cabo. Las imágenes no cesaban, no soportaba revivirlas una y otra vez, pero volvían a visualizarse ante ella, tan reales, tan nítidas, tan presentes, tan cerca de ellos. Sintió como su estómago se revolvía, intentando echar fuera el desayuno que no había tomado. Casi era capaz de oler la sangre derramada en aquellas piedras. No soportaba ver esas imágenes ni tan siquiera en las películas y aquello…aquello… ¿eran escenas de una película o...?

Nefissa… ¡Nefissa!

No la había visto en aquellas imágenes, pero ¿se había fijado en los rostros de las personas que habían muerto en esas escenas? ¿Podía recordarlos? ¿Alguna de ellas era la egipcia? Odió reconocer que era incapaz de recordarla en aquellas imágenes, solo era capaz de revivir y recordar las heridas infringidas. Los corazones en las manos de los sacerdotes.

Oh!Mon dieu! Cela ne peut pas être vrai....

Cerró los ojos y se concentró en respirar, en olvidar, en borrar de sus recuerdos lo que había visto. Pero era imposible. Su pecho subía y bajaba agitado, como su propio corazón, que quería salírsele del pecho en un amago de lo que había visto en las pantallas.

¿Por qué les habían mostrado aquello? La respuesta era evidente… ¿no?

La rabia volvió, la impotencia, el saber que su oportunidad se había esfumado. Y que era culpa solo suya por no haber pensado en eso antes. Y la rabia se mezcló con el asco más profundo que nunca había sentido. Y el miedo. Y aquella sensación de rechazo ante todo lo que había visto y los sentimientos que le estaban provocando aquellos crímenes. Aquellos sacrificios.

Sacrificios.

Aún nos están viendo, lo están haciendo…porque no se van a perder ni un segundo de lo que hagamos. Es su circo, es su divertimento.

Quería gritar. Pero no podía. Quería moverse, hacer algo, romper algo... pero ningún músculo de su cuerpo respondía a las órdenes de su mente. Y, simplemente, se quedó quieta. En silencio.

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04/05/2016, 06:27
Mike Yaddow

A Mike le pillaron por sorpresa las palabras de su interlocutor y cuando iba a dar algún tipo de argumentación a su favor se dio cuenta que no hacía falta.

-¿Oiga? ¿Señor Donald? ¡Me ha colgado!

Miro indignado a Mel y a Sam como no pudiendo creérselo. Aquel tipo le había colgado cuando estaban en una situación de peligro y ni siquiera le había dado tiempo a explicarle que no estaban en Méjico, que era un fallo del gps y que ya le había pasado con su hermana. Claro, comprendía que bajo el punto de vista del agregado de seguridad de la embajada fuera una historia un tanto extraña y difícil de creer pero... ¡Le había colgado!
Entonces aquello dejó de tener importancia pues algo pasaba dentro de aquella jaula especial en la que los tenían, los monitores se volvieron locos primero, desaparecieron aquel hombre y su hija y se encendieron todas las pantallas. Todas mostraban imágenes de aquel documental de los antiguos pobladores de Méjico. Encuentros deportivos que terminaban mal, ejecuciones, nada de derechos infantiles...

En el fondo Méjico no parece haber cambiado mucho en tantos años.

Era un país dominado por el narcotráfico donde las matanzas estaban a la orden del día y no se respetaban más derechos que los que dictaba el jefe de la droga de turno.
Y los monitores, como una película de terror mala, acabaron centrándose en las escenas más desagradables y sangrientas, incluso Mike, acostumbrado a ese tipo de cine sintió como se le revolvía un poco el estómago, por fortuna aquella mañana no había desayunado. Y para acompañar aquella "agradable" sensación, de alguna manera era como si escuchara a la vieja reírse, posiblemente efectos de las drogas que les habían dado para secuestrarlos y meterlos allí.
Y todo se apagó. La habitación quedó algo menos iluminada sin la luz de las pantallas y Mike agradeció que aquel bombardeo de imágenes hubiera cesado.

-Bien hecho Omar, no se como lo hiciste pero has conseguido pararlo todo. Y esta gente va a necesitar más que una película desagradable para detenernos. Tengo malas noticias, en la embajada no me han hecho caso, piensan que seguimos de fiesta y que estamos en Méjico, debieron rastrear mi llamada de alguna forma y el gps les engañó como hizo el de Mel, esta cámara debe estar diseñada para distorsionar la señal y decir que estamos en Méjico. Pero no pasa nada. Ahora que ya no nos molesta nadie podemos descubrir tranquilos la forma de salir de aquí. -Mike se paró y miró a todos sus acompañantes antes de iniciar sus próximos experimentos con la sala.- ¿Estáis todos bien?

Sabía que había gente a la que les desagradaba mucho ese tipo de películas y ver vísceras y sangre, si a él que estaba acostumbrado le había impresionado quizás alguno de los presentes lo estaba pasando realmente mal.

-¿Charlotte?

La pelirroja estaba totalmente inmóvil y su cara era un poema, uno que Mike no lograba descifrar pero que a simple vista parecía indicar que algo no iba bien con ella.