Partida Rol por web

Horus - II

Síij, síij !! (Cap. VII)

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13/06/2016, 12:50
Udjat

Los escalones tallados en la piedra estaban levemente resbaladizos, porque la humedad en el cenote propiciaba el crecimiento de musgo y algas, y por ello la ascensión hasta la cornisa volada sobre sus cabezas fue más lenta de lo que algunos de ellos hubieran querido, Omar en cabeza. 

Pero se ayudaron también a subir unos a otros, y sus pies desnudos tanteaban la roca, adaptándose. Nadie cayó de nuevo al agua.

A medida que se acercaban arriba, eran más conscientes de lo que allí les aguardaba. Que no era otra cosa que rostros sonrientes, manitas aleteando, cabezas adornadas con flores y hojas. Y gritos. Agudas exclamaciones proferidas por la docena de chiquillos apilados alrededor del hombre de blanco. Esos gritos repetían una y otra vez lo mismo, "¡Síij!, ¡Síij!".

También les esperaba Enara, vestida de modo parecido al del resto de niños, sólo que visto más de cerca su tocado era mucho más elaborado, y su túnica era blanca, mientras que las demás eran de distintos colores y tonalidades. Enara no gritaba eso de "Síij!!", como el resto, sino que entre saltitos llamaba a su hermano. 

Cuando llegaron casi a su altura pudieron darse cuenta entonces de más cosas.

En el suelo, doblados junto al último escalón, había una serie de lienzos blancos, de un tejido de algodón o hilo parecido a la especie de túnica que llevaba Enara y también el hombre, que debía ser una especie de sacerdote, o dignatario. Éste, con un penacho de plumas entrelazadas formando una intrincada corona, llevaba además un enorme collar que le cubría el pecho entero, y que parecía de oro puro. Y en sus manos un puñado de espigas de alguna planta que no identificaron, pero que mostraba granos maduros de tonalidad plateada, rodeados de pequeñas espinas.

En la pared opuesta, allí donde la cornisa se unía al muro de roca, una abertura amplia se introducía en el interior de la tierra, y empezaba un túnel ascendente perfectamente iluminado con antorchas, encalado de blanco, y con pinturas en las paredes. Supusieron que el túnel conducía a la superficie, ya que no había otra salida del cenote que se viera a simple vista. A cada lado de la abertura, pegados a ella por lo que por eso no los habían visto desde abajo, dos hombres más.

Estos hombres eran guerreros, iban vestidos sólo con taparrabos y un faldón de hojas, llevaban el torso y la cara pintados con vivos colores, y asían un enorme machete uno, y una maza de madera y piedra el otro. 

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13/06/2016, 14:50
Omar Echenique

Llegó el primero. Cansado por la difícil subida y sudoroso por el húmedo calor del lugar. Jadeaba cuando finalmente se detuvo ante su hermana, pero no pudo evitar sonreír al verla una vez más, después del temor vivido ante su desaparición. Vio que su aspecto se diferenciaba del de los demás. No por su físico, hijo del mestizaje más extraño que pudiera plantearse, sino por su vestimenta y tocado. El resto de niños presentes, fuente de aquella cacofonía de lo que para Estel y cualquier otro hispanoparlante no sería sino una sucesión de afirmaciones, vestían de un modo mucho más colorido. De alguna manera, Enara, llegada antes que ellos había sido distinguida con aquella túnica que la diferenciaba y distinguía, una túnica que también parecía destinada a ellos por lo que pudo apreciar rápidamente.

Unos segundos bastaron para apreciar el cuadro en su conjunto aunque no con demasiados detalles. Sus ojos, una vez más, eran para Enara.

Se arrodilló en el suelo, ante ella y abrió los brazos para que se lanzara entre ellos, como siempre había hecho. En aquel momento, en que todo lo vivido seguía siendo una pesada mochila de piedras y enigmas que deberían resolverse, su prioridad era sentirla junto a él. Después llegarían las preguntas.

-Ven Enara, abrázame -le pidió.

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13/06/2016, 18:13
Mike Yaddow

Mike subió las escaleras con cuidado de no resbalarse, cerraba el grupo junto a Oli e iba también preocupado porque ni Mel ni Sam tuvieran ningún resbalón fatal, por eso y porque Fadil no se volviera demasiado hacia atrás, para eso ya tenía preparada en la punta de la lengua un: "Mira para delante que te vas a caer". Además la vista por delante tampoco tenía nada que envidiar. Y a medida que se acercaban comenzó a distinguir los gritos, definitivamente estaban en México.

-Sí, sí. Esto es México. Dicen sí, sí.
-Y como acababan de sobrevivir a una más que segura muerte y parecía que todos estaban contentos con ello, decidió sumarse a los gritos y vítores subiendo ambos brazos a modo de celebración.- ¡Siii! ¡Siii! ¡Lo conseguimos! ¡Yuhuuuuu! ¡Siiii!

Miró a Oliver buscando un poco de complicidad y que se uniera a él en la celebración, al resto los estaba viendo desde su posición. Sobre todo a Omar que había llegado junto a su hermana y se habían fundido en un abrazo, eso también era digno de celebración, así que subiendo y bajando un puño siguió con su particular fiesta.

-¡Siiiii! ¡Muy grande Omar! ¡Siiii! ¡Les hemos dado una lección a todos esos! -Y para congraciarse con sus nuevos amigos mexicanos decidió añadir algo más de allí.- ¡Andále! ¡Andále!

Seguro que Umayma y todos sus amigos estaban ahora llorando por su fracaso, habían conseguido escapar y ahora que estaban en México podrían cruzar la frontera y volver a su país enseguida.
Dejó de gritar tanto cuando al alcanzar la cornisa pudo divisar otros dos hombres fuertes y armados con un machete y una maza. ¿Aquello era un parque temático o habían terminado en medio de la selva y encontrando una tribu todavía medio salvaje? En cualquier caso sería mejor mantener la prudencia. Adelantó a Melissa y Samantha tapando parcialmente la vista de sus cuerpos desnudos con el suyo y poniéndose entre ellas y las armas. Dedicó una mirada a Omar y a su hermana pero sin querer perder de vista cualquier movimiento de los otros.

-Hola Enara, nos alegra que estés bien. ¿Tus amigos hablan americano? No pasa nada, sabemos mexicano también. -Mike encaró al que parecía ser el jefe y hablando muy despacio señaló a su grupo.- A ME RI CA NOS. ¿Entiendes?

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14/06/2016, 10:32
Enara

-¡¡Omaaaaar!! ¡¡OMAAAAAAR!!

La chiquilla gritaba a todo pulmón, los ojos almendrados tan abiertos que de redondos no parecían suyos. Su pelo negro estaba casi oculto bajo una tiara de flores y plumas, y su cuerpecito redondeado temblaba de ilusión bajo el tejido de blanco impoluto. 

A su alrededor otros niños y niñas seguían revoloteando, gritando su consigna una y otra vez, y saltando como muelles. 

Cuando Omar se arrodilló y abrió los brazos, pidiéndole que le abrazara, ella salió corriendo hacia él y se lanzó como un obús, sin mostrar la más mínima vacilación, ni siquiera por verlo desnudo. No se arredró, se catapultó entre sus brazos, echándole los suyos al cuello y enterrando su carita sofocada en su hombro. Lloraba y reía, pero no estaba asustada, ni sufría.

Los demás niños se acercaron corriendo al resto de los que iban llegando, abrazándose también, a sus piernas, a sus torsos. Saltaban, palmeaban, acariciaban. Tampoco parecían sorprendidos en lo más mínimo por el hecho de que estuvieran desnudos. Les daban flores de su propio pelo o pétalos, sin dejar de reír.

El hombre y los guerreros, sin embargo, seguían impasibles, mirándolo todo sin intervenir. Tampoco reaccionaron de ningún modo a las palabras de Mike, que interpelaba al dignatario o sacerdote. Ninguna respuesta. 

-¡Omar, Omar, Omaaaar....! ¡Estás aquí....! -Tampoco Enara advirtió la frase de Mike saludándola, absorta como estaba en su hermano. Por fin, levantó su rostro de la piel de su hombro, se pasó la manita por los ojos y las mejillas, y miró de nuevo a los demás, como para confirmar que era cierto lo que había visto allá abajo, en el agua del Cenote.- ¡Y Estel! ¡Y tita Lottie, y tío Sean! ¡Y...! ¡Cuántos sois! ¿Habéis venido todos a por mi...? ¡Omar! ¡OMAAAAAR!

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14/06/2016, 10:52
Udjat

Cuando Enara te abraza y te habla puedes darte cuenta de varias cosas. Una, que es "ella". No hay trazas de esa sensación extraña que te produjo en Suiza. Aún así, algo dejó aquello en la niña: no cecea en absoluto. 

Otra cosa que no puedes dejar de observar es que, cuando la chiquilla se apoya en tu hombro y le ves la nuca, ves en ella una especie de tatuaje no muy grande, aún algo enrojecido, en forma de tribal de ramas que le nacen en el centro y se extienden levemente hacia el cuello, simétricamente. Es pequeño, de un color violáceo, bonito. Pero es extraño que esté ahí.

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14/06/2016, 11:40
Charlotte Dunne

Cada vez más alto... cada vez más alto... Charlotte no mires abajo, no mires más allá del borde...

Así que fijó su vista en los escalones, atenta a no perder el pie, a resbalar o a tropezar. Prefería subir a bajar, era más complicado así apreciar la altura, aunque su respiración y sus piernas estaban acusando ya la subida de tantos escalones. Y el vértigo aumentaba con cada paso, no podía evitarlo. Escuchó a Mike romper a gritos unos metros por detrás de ella, animando como los de arriba, pero andaba demasiado preocupada por la subida y por el lugar al que iban a dar a parar, sin ningún tipo de baranda que los protegiera del vacío, como para contestar al americano. Intentó averiguar desde donde estaba si allí habría sitio para todos lo suficientemente lejos del borde como para estar cómoda y segura. Y conforme se acercaba al último escalón, comenzó a darse cuenta de dos cosas que la preocuparon más de lo que ya estaba.

La túnica de Enara es diferente y las flores que adornan su pelo también. Su túnica es la misma que... ¿eso que hay en el suelo son otras parecidas? ¿quizás para nosotros? ¿por qué es diferente? Es la túnica del sacrificio...¡madre mia! ¿qué es lo que gritan todos los niños? La falta de entendimiento del idioma la ponía nerviosa en aquella ocasión, aunque antes, en todos sus viajes, no había tenido esa sensación de desconcierto. Parecían gritos de júbilo, de alegría, pero... ¿de alegría por qué? ¿Por recibir a unos desconocidos? ¿O por recibir a los sustitutos de ellos en el próximo sacrificio?

Aquello le vino a la cabeza como un rayo.

¿De qué color eran las túnicas de las personas sacrificadas en las imágenes? ¡De qué color eran Lottie!!! ¡Acuerdate!Se había fijado en los rostros, en las heridas. Pero no lograba recordar ahora si todas aquellas personas vestían de blanco o como el resto de los niños y personas que apreciaba desde donde estaba. La frustración la invadió. Recordar aquello podía ser importante.

Y podía estar relacionado con el segundo punto. Dos hombres armados vigilando la única salida que parecía haber allí. Algo le dijo que si seguía andando hacia ellos, no le permitirían seguir a través del túnel que custodiaban.

Cuando llegó al primer escalón, su vista buscó lo más importante, aunque su mano estuvo tentada de agarrar uno de aquellos lienzos y echárselo por encima. Enara. La pequeña, sonriente, buscaba a su hermano, el cual se había arrodillado buscando el abrazo de la niña. Era un momento para ellos, y no iba a romperlo, así que quedó varios pasos por atrás de ambos, deseando que acabaran su abrazo para estrechar igualmente a la pequeña en otro. Parecía increíble tenerla allí con ellos después de todo. Sonrió, enternecida por el reencuentro, sabiendo lo que Omar podía haber sentido antes, cuando supo que su hermana no estaba en el internado, después cuando le reconocieron que ellos la habían cogido y, ahora, al reencontrarse con ella. Miró a Sean delante de ella. Omar había guardado la compostura estoicamente durante aquel tiempo. Si a ella le hubieran quitado a Sean no sabía cómo lo habría llevado, ni cómo habría reaccionado.

Sus ojos se cruzaron con los de Enara, cuando se acercaba a su hermano a la carrera- ¡Dale fuerte, guapa! Te ha echado de menos…-pero la vio tan sumamente centrada en Omar que era evidente que no había reparado en ella aún.

No vio acercarse al resto de niños porque estaba centrada en Enara, pero los sintió de repente y bajó la vista sorprendida cuando los sintió junto a ella. Todos sonrientes, contentos. Seguían gritando su letanía entre sonrisas y más sonrisas. Se acercaron, la tocaron, primero casi con miedo y respeto, pero después ya abiertamente, animándola a que los tocara, los saludara... Eran niños, pero había adultos mirando igualmente y aparte, tenía sus dudas y sospechas. Lottie se quedó quieta, sin saber como reaccionar al principio, mirando a todas aquellas caritas que la rodeaban y la miraban con ansiedad.

Se dio cuenta entonces de que aún tenía agarrada la mano de Nathan. Lo miró un instante, colorada de nuevo por esa situación tan nueva y desconcertante que estaban viviendo-Mira esos guardias... no me gustan... no los pierdas de vista... -le susurró a la vez que se soltaba de él y se alejaba un poco del borde de la cornisa lanzando una mirada discreta a ambos armarios empotrados emplumados que no habían movido ni un solo músculo en el rato que llevaba viéndolos, llevándose a una patulea de niños tras ella Parecen pegados a mi. Le gustaban los niños pero... en otras circunstancias. Aunque no pudo evitar fijarse en una pequeña que se le colocó directamente delante con una sonrisa que hubiera conquistado el mundo. Le llamó primero la atención con su manita, sujetando la suya, mientras con la otra se desenredaba una flor blanca de su pelo y se la tendía. Lottie le devolvió la sonrisa, tímida y vacilante, sujetando la flor, una flor enorme y preciosa, mientras sentía los empujones y las manos del resto de los niños sobre su cuerpo. La niña le indicó que se la pusiera en el pelo, tras la oreja, y eso hizo ella. Más por inercia que por otra cosa. Se sentía incómoda por la situación, quizás si hubiera estado vestida hubiera sido diferente....

Su mirada viajó de nuevo hacia los guardias y hacia aquel hombre al que Mike se estaba dirigiendo en aquellos momentos y del que no recibía respuesta. Dejó de sonreír al ver sus expresiones adustas, serias y ajenas a todo aquel recibimiento infantil.

Pero la voz de Enara gritando su nombre hizo que la mirara y, esta vez sí, sonriera con todas sus ganas y la invitara a venir hacia ella-¡Tita Lottie ha venido a por ti pequeñaja! –olvidó a los niños que la rodeaban y se acercó a ella y a Omar, agachándose al lado de ambos y revolviéndole el pelo a la pequeña-Cuando termines con tu hermano, ¡yo también quiero abrazo! ¡Que hace mucho que no te veo, bicho!

Y allí, viéndola tan guapa y tan contenta abrazada a Omar, fue cuando una imagen vino a su mente. Fue un flash, y otro, y otro más. Y lo vio, lo recordó. Sintió como todo le daba vueltas y las voces de los niños alrededor la marearon aún más, la ensordecieron. Se dejó caer al suelo, sentándose, deseando que el abrazo de Enara a Omar durara un poco más porque se acababa de quedar sin fuerzas para abrazar a la pequeña. Intentó no perder la sonrisa, por Enara. Pero un frio glacial la invadía por dentro, cada vez más frio, más frio. En las imágenes que les habían mostrado, todos los que eran sacrificados, todos, estaban vestidos de blanco.

Estaban vestidos de blanco.... Todos.... Estaban vestidos de blanco...-susurró quedamente, sin poder evitarlo.

Miró a Omar, centrado en Enara, y no le quiso interrumpir. Aquello empezaba a confirmar la idea que ha había concebido en la máquina. Bueno, concebido no, se lo habían dicho directamente, las imágenes fueron claras y no se las enseñaron en vano. Les estaban mostrando lo que les esperaba a todos ellos. Levantó la mirada en busca del resto. Necesitaba ver el rostro de alguno de ellos, advertirlos, no debían separarse. ¡Sean! ¿Dónde está Sean? Pero solo veía manitas, sonrisas, flores, grititos.... Lo llamó, intentando que su voz no sonase nerviosa-¡Sean! ¡Sean! –Enara lo había visto también, no debía andar lejos ahora mismo aunque desde donde estaba no distinguía a su hermano aun con lo alto que era.

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14/06/2016, 11:56
Oliver Booth

En cuanto nos pusimos en marcha de nuevo sentí que me animaba. El sitio era acojonante, sobre todo ahora que era capaz de verlo en todo su esplendor desde la altura que brindaban los escalones de piedra. Podía ver los pétalos flotando en el agua cristalina y los reflejos y destellos de los rayos del sol en las paredes de roca.

"Soy un moñas pero... ¡Esto es la ostia de bonito!" - pensé.

Y una vez más me dejé llevar por la calurosa bienvenida que nos estaban dando aquellos chavales ¡Ojalá fueran mis fans! ¡Menudos conciertazos iba yo a dar con semejante público! Por desgracia, parecían demasiado jóvenes como para apreciar mi música, pero de todas formas aquel parecía un buen nicho de mercado por explotar.

- ¡Hey! ¡Qué pasa, chavales! - exclamé, siguiendo a Mike en su entusiasmo.- ¡Menuda bienvenida! - y entonces, sin dejar de sonreír, dije entre dientes.- ¿Qué diantres querrá esta gente? Esto es la ostia de raro.

Entonces vi la emotiva escena del reencuentro de Omar con su hermanita pequeña. Bueno, en realidad no conocía a su hermana pero parecía claro que aquella tenía que ser. Aunque, había algo que me escamaba un poco, algo que no terminaba de cuadrar. 

- Mike... la hermana de Omar... ¿es china? - le pregunté en un susurro, sin evitar poner cara de curiosidad.

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14/06/2016, 12:05
Udjat

Aunque ya casi no recordáis el tiempo en que vuestros padres aún se reunían en alguna esporádica ocasión, y mucho menos a los chiquillos que llevaban consigo, chiquillos que no eran otros que los que ahora teníais a vuestro lado, adultos, sí que entre brumas tenéis presentes algunas cosas:

De los hechos que ocurrieron en Egipto 30 años atrás nacieron entre vuestros padres unos vínculos parecidos a los que algunos de vosotros empezábais a sentir. Esos protagonistas de entonces os van apareciendo en la mente con más o menos claridad, según os han acercado o alejado vuestras vidas de todos ellos. 

Los Echenique, por ejemplo, eran una pareja diversa donde la hubiera. Él, Xabier Echenique, hongkonita con sangre vasca. Ella, Halima, egipcia de pura cepa. De modo que los hijos de los Echenique, Omar y Enara, tenían rasgos en los que la genética había dibujado y mezclado a placer.

Notas de juego

Aclarando dudas para los que no estuvisteis en Horus I. Con eso no corrijo a Oli y su pregunta, porque ya digo que algunos no tenéis por qué ser conscientes de ello.

;)

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14/06/2016, 13:17
Nathan Morrison

La mirada en un punto fijo... ese era el corolario que acompañaba a un bailarín cuando deseaba practicar piruetas, fouettes o cualquier otro tipo de giro. Desde bien niño lo había hecho docenas de veces, cientos... tal vez miles. Tantas que ya el cuerpo aprendía a hacerlo sin tener que estar pendiente de ello. Básicamente esa era la rutina del bailarín... obligar al cuerpo a retorcerse en formas imposibles las suficientes veces como para que este ya no recordara cual era su estado normal no-retorcido. Y todo ello sin perder la sonrisa. 

Así, con naturalidad, Nat comenzó a subir los peldaños fijando su mirada en lo alto de la escalinata de piedra. Asiendo de la mano a Lottie quien, justo detrás del canadiense, se afanaba por seguir su ritmo. A los pocos segundos, el bailarín notó que su acompañante ofrecía alguna resistencia por lo que volvió la mirada , con la sonrisa del bailarín por bandera, decidió aminorar el paso.

- La espalda pegada a la roca, ma chérie*. Y pasito a pasito. Fija to mirada en lo alto... en un punto fijo. - instruyó. - Así no te entrará vértigo. Y si ves que trastabillas agárrate fuerte a mi mano.

Los escalones iban sucediéndose a medida que el muchacho entretenía a la pobre Lottie quien parecía estar padeciendo la escalada más que disfrutando de la posibilidad de salir de aquel lugar que, no por ser más hermoso, resultaba menos deseado.

- Y si nos caemos... saltamos hacia el centro del cenote. Con decisión.

Otro escalón. Otra mirada. Otra sonrisa. Poco a poco. Y, casi sin darse cuenta, estaban arriba. 

De pronto los niños los asaltaron como si fuesen una maravillosa plaga que portaba alegría. No podían entender el lema que chillaban son descanso pero el contenido parecía estar claro. Su llegada era una celebración. Un motivo de regocijo que todos habían estado esperando. Omar, un poco más allá se fundía en un abrazo con la pequeña Enara. Al menos estaba bien pero un escalofría recorrió la espalda de Nat al pensar que la pobre niña también había tenido que pasar por aquella horrible experiencia de la máquina de Yasmin y su padre. Y, como por ensalmo, el enjambre de criaturas engulló al chico en menos que canta un gallo. Mientras unos se colgaban de sus piernas como micos, otros tironeaban de sus manos para que Nat bajase hasta su altura y así poder acariciarle la cara, los labios, los ojos... un muchacho especialmente canijo, aprovechando que Nat se encontraba de cuclillas, se subió de un salto a la espalda de este y se colgó de su cuello en un tierno abrazo infantil.

- Ey... ten cuidado, pequeñajo! - rió Nat que se encontraba completamente rodeado además de feliz y relajado. Con un movimiento, acomodó al pequeño en sus hombros y lo alzó al tiempo que se ponía de pié, no sin esfuerzo al tener aún a algo más de una decena tratando de impedírselo.

Las palabras de Charlotte llegaron en ese preciso instante... los hombres de la entrada parecían estar allí por algo. Efectivamente las sospechas de la francesa eran lógicas pero a Nat no le valía con un simple pálpito. Con el niño a hombros y, tras ver que los demás efectivamente estaban subiendo la escalinata sin contratiempos, se fue caminando hacia la abertura de la caverna. Si aquello llevaba afuera, ya era hora de dejar de sentirse atrapado. Y si decidían impedírselo tendrían que ser contundentes. Nat no iba a detenerse ni a pedir permiso pero tampoco iba a propiciar un enfrentamiento que a todas luces estaba destinado a perder.

Notas de juego

* N. del T. Teniendo en cuenta que la madre de Nathan es de la parte francófona de Canadá he presupuesto que este chapurrea algo de lengua gabacha.

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14/06/2016, 16:49
Udjat

Nat y su carga infantil se acercaron a la abertura en la roca. El espacio flanqueado por los dos guerreros aparecía perfectamente iluminado por las antorchas que multiplicaban su luz en la pared blanca. Y entonces en el túnel ascendente pudo ver como, separados por intervalos regulares de más o menos un metro o un metro y medio, esperaba una hilera de hombres, pertrechados y pintados como los dos primeros. No se alcanzaba a ver cuántos, porque el pasillo iba girando a medida que subía.

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14/06/2016, 20:56
Sean Dunne

Jajajaja... Sí, niños. Pero nada de autógrafos. ¿Por qué no aprovecháis para daros un chapuzón? El agua está buenísima.

Sean rechazó las flores, o más bien las ignoró. Se centró en llegar arriba, y saludar a Enara revolviéndole el pelo con la mano sobre la cabeza de la niña.

¿Qué hay, coleguilla? Menudo recibimiento nos has preparado-dijo a Enara.

Se alejó unos pasos. Enara y Omar necesitaban espacio, o por lo menos se lo merecían. Sean asomó la cabeza al pozo natural y evaluó la altura.

¿Sería muy bestia que tirase a uno de los niños desde aquí? A esta plataforma solo le faltaba un trampolín... pero por si acaso mejor no, ¿no? A ver si voy a coger al único niño que no sabe nadar, y la lío parda.

Entonces cogió un ejemplar de la ropa doblada, y la usó a modo de toalla para secarse. Secarse bien. La cabeza, debajo de las axilas, y en las ingles. Y los pies. Sean era baloncestista, y sabía mejor que nadie lo importane que es secar bien los pies cuando hay duchas comunes, y los viajes en el tiempo no le parecían mucho más higiénicos. Y poco a poco, desplegó más aquella túnica, hasta reconocer su verdadera forma, con sus mangas y sus pliegues.

¡¿Un vestido?! Pero... ¿Qué coño?

Revisó el resto de la pila. Quizás había cogido una prenda destinada a una de las chicas, y había un pantalón esperándole en el mismo montón... Pero no, más túnicas. Se unió a Mike, alrededor del gerifalte de vestido blanco, pisándose con el americano mientras ambos trataban de comunicarse a la vez.

Mire, señor... Yo no voy a ponerme ningún vestido. Pantalones. Pan-ta-lo-nes. ¿Dónde están los pantalones? Oooo... o por lo menos un taparrabos-señaló a los guerreros en el túnel-. Un taparrabos. Prefiero llevar un taparrabos a una maldita falda. Quiero un taparrabos como los que llevan esos frikis de allí.

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14/06/2016, 22:36
Samantha Johnson

Tras la advertencia subió con precaución las resvaladizas escaleras y finalmente se reunieron con el gentío. Fue entonces cuando sintió que estaban entre la espada y la pared, o el agua y un machete para ser más concretos. La felicidad extrema de los niños contrastaba con el semblante impertérrito del que de momento tenía toda la pinta de ser un jefe o chamán, por no contar los dos guardias en la entrada del pasillo.

-¿Seguro que te entienden? -Por mucho que se esforzara Mike no vio ningún signo de entendimiento, pero el reencuentro con la hermana perdida de Omar la distrajo lo suficiente. Tampoco sabía que fuera de origen asiático, aunque era lo de menos en el momento que una marabunta de pitufos se avalanzó sobre ellos abrazándolos y ofreciéndoles más y más flores. Por falta de flores que no fuera, eso quedaba bastante claro.

-Lindo niño -Dio unos suaves golpecitos sobre la cabeza del crío agarrado a su pierna casi como si fuera un cachorrito. No le disgustaban los críos, pero no sabía tratarlos y a veces pensaba que eran de cristal o realmente irritantes cuando veía las monumentales rabietas de las que eran capaces- Tú también, bonita -Tanta atención inesperada comenzó a pasar factura- ¿Miiiiiiiiike?

El tono de auxilio era cada vez más evidente a medida que alargaba el nombre. Sin embargo, ¿quién podía prestarla atención cuando cada cuál estaba en lo suyo? Omar iba a fusionarse en un abrazo con su hermana; Lottie estaba desfallecida terminando por sentarse en el suelo; Nat se había integrado de maravilla con un criajo al hombro dispuesto a salir del cenote; Sean haciendo alarde del producto francés…

Palmaditas aquí. Sonrisa forzada allá…

-No tengo manos para tantas flores -dijo lo más amigablemente posible cuando, efectivamente, sus manos estaban repletas de ramilletes- Me han visto cara de florero, Mel -Se permitió una sonrisa.

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15/06/2016, 10:45
Estel Highwater

Aquella escalera no parecía ser una escalera al paraíso. Aun así, al llegar a la cima tras un camino rápido y apenas al ritmo de las piernas de Sean, Estel se quedó sin aliento. No por la imagen que había frente a ellos, celebración parecía salida de la más detallada recreación de una época perdida, y que gatilló un pensamiento instintivo de papá moriría por estar aquí y ver esto y no tengo nada para documentarlo salvo mis ojos y mi memoria endeble. No por las implicaciones del blanco, las armas y los cantos, las quizás afirmaciones o quizás otra cosa, que más que producirle el mismo entusiasmo que a Mike le había puesto la piel de gallina y recordado a que había un lago y resignación y aceptación y un destino. No. Su aire había sido robado por Enara y por Omar arrodillándose frente a ella. Por aquel abrazo que resumía el amor, el terror y la furia. La preocupación y la incertidumbre, lo imposible. La potencialidad del futuro.

La imagen de Enara se superpuso con la de aquel niño, agua en vez de arena. Estel cerró los ojos, e inhaló profundo. Dentro, fuera. Dentro, fuera. Dentro.

No se había movido en principio para no invadir aquel momento que tenían Omar y Enara, en el cual todos e incluso ella eran ajenos. Su deseo de darles aquel espacio se transformó rápidamente en inmovilidad, y aislamiento. A ojos cerrados, sintió vagamente que algo rozaba sus piernas y tocaba la punta de sus dedos, provocándola a moverse. Sin embargo, fue la voz de Enara la que la sacó de su burbuja. Estel obedeció el llamado y volvió a abrir los oídos y la percepción de su alrededor. Lottie y Sean se movían hacia Omar y Enara, que los llamaba. Mike y Oliver se dirigían hacia los otros y entre sí con algún tipo de entusiasmo. Nathan alzaba en brazos a un niño, Samantha intentaba quitarse de encima a otro mientras Melyssa observaba. Los hombres observaban impertérritos e inmóviles; los niños participaban de una celebración infantil y propia, que parecía pertenecerles.

Estel miró a la niña que rozaba su mano con dedos y pétalos de flor. Luego levantó la mirada, miró a Enara, y le sonrió.

- Hola, pequeña golondrina – le dijo, aún a unos pasos de distancia – Por supuesto que hemos venido a por ti. Faltaba más.

Lottie y Sean habían cerrado filas alrededor de Omar y Enara, requiriendo tiempo, por lo que Estel bajó su atención a la niña a su lado. Observó su rostro, sus ropas diferentes a las de Enara, el gesto maravillado de sus manos, la inocencia. Se agachó para que sus ojos estuvieran al mismo nivel y, sólo allí, cogió la flor que la niña le ofrecía. Quizás no compartían lengua como intentaban forzar Mike y Sean pero sí podían compartir, quizás, la clave para establecer un lenguaje de símbolos. Estel levantó la flor y besó sus pétalos, y luego la llevó hacia la parte izquierda de su pecho, apoyándola sobre su corazón. Acto seguido, rompió un extremo de la liana enroscada sobre sus hombros y la llevó a sus labios para besarla. Cogió la mano de la niña para enredarla en su muñeca, con una caricia, y ató un extremo en una pulsera improvisada.

Por el rabillo del ojo vio que Sean se había dirigido hacia otro lado, y que Charlotte extrañamente ahora estaba sentada en el suelo y parecía sacudida. Estel se irguió entonces, sus ojos ya puestos en otro sitio, pero antes decidió intentar probar un punto. Miró de nuevo a la niña a su lado, sonrió, y como despedida realizó una clara aunque breve reverencia hacia ella, una que sabía que el hombre principal de aquella comitiva podía ver. De hecho, le dirigió una mirada directa a los ojos desde su posición a los suyos, una invitación y advertencia.

Luego, se acercó a donde estaban Omar, Charlotte y Enara. Se agachó al lado de Charlotte, apoyando una mano en su hombro.

- ¿Qué sucede, Lottie? ¿Qué has visto? – susurró muy bajo, sólo para ella. La reacción de la francesa le preocupaba.

Miró hacia Enara y sonrió. Su mano libre se apoyó sobre el muslo de Omar, para hacer equilibrio.

- ¿Hay sitio para mí, ahora que te ha abrazado todo el mundo? ¿Puedo? preguntó, con cierta travesura. Pero la pregunta era tanto para Enara como para Omar. No quería apartarla de sus brazos. No ahora que habían vuelto a encontrarse.

Lo que sí hizo fue mirarla a los ojos, directamente al fondo de sus pupilas. Necesitaba saber. Necesitaba…

- Te he echado tanto de menos, pequeña – agregó, suavemente –, que casi no puedo recordar cuándo fue la última vez que nos vimos.

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15/06/2016, 12:11
Charlotte Dunne

No vio a Sean que había desaparecido de su lado. Su hermano tampoco acudió a su llamada. Pero, sin embargo, la presencia de Estel apareció junto a ella, tomando su lugar en un pequeño círculo que comprendía a Enara, Omar y ella misma. Se giró hacia ella, hacia su hermana, porque eso es lo que era Estel para ella. Al igual que Omar, al igual que Enara. El que no fueran hijos de los mismos padres era algo secundario en su corazón.

No se le pasa nada. Siempre tan pendiente de nosotros, a pesar de todo....

Levantó su mano y rozó la flor que Estel llevaba. Era parecida a la suya, a la que llevaba prendida del pelo. Flores. Flores de bienvenida. O de muerte.

Sabía que no era bueno recordarle ciertas cosas a Estel. Había visto su expresión, su dolor, cuando aquellas imágenes fueron mostradas en los monitores de la máquina. Pero dentro de Lottie rugía una gran sirena de alarma y, viendo a su alrededor, temía. Temía por todos. Así que debía comentárselo a Estel. Aunque no fuera agradable recordar, era necesario. Y urgente.

Entrelazó sus dedos con los de su amiga y apretó fuerte su mano. La mano libre, voló hacia el brazo de Omar, reclamando igualmente su atención un instante. Sí, lo sentía por él y por Enara pero también él debía estar al tanto. Le hizo un gesto para que abrazara a Enara de forma que la pequeña no llegara a escucharla.

-No hemos tenido oportunidad de hablar.... –susurró Lottie. No sabía con cuanto tiempo podía contar, así que quería resumir todo lo posible sus sentimientos rápidamente, alertarlos a ambos, como mínimo, aun a pesar de la presencia de Enara- Nos lo dijeron claramente, vamos a ser el sacrificio que les permita a esos dos locos conseguir la vida eterna por gracia de Umayma. Las imágenes que nos mostraron en la máquina en la que nos encerraron y que nos trajo aquí, eran totalmente reales. En ellas, cada persona que fue sacrificada iba vestida con esas túnicas blancas, las que estaban en el primer escalón. La que viste Enara... las que han preparado para nosotros. Todo esto es muy bonito. Niños, flores, cánticos y alegría. Pero mirad la cara de ese hombre, y de los dos guardias que hay apostados en la salida -les dijo lanzando una mirada en la dirección en la que estaban los tres- No nos están recibiendo, no somos nadie con los que merezca la pena confraternizar. No para lo que vamos a durar en esta fiesta... Por favor, no nos separemos, estemos atentos. Estos son niños, pero mirad las armas que llevan aquellos dos. Aquí, una herida de una de esas armas, por tonta que parezca, puede significar la muerte... Y tengo miedo por el resto. Nosotros estamos advertidos, pero ellos... Mirad a Mike, es como si estuviera en un parque de atracciones, hablando con el animador de turno y coreando los gritos de estos niños. No es un animador, Mike, ¡es de verdad, joder! Y Mel y Sam, relajadas y felices, jugando con los niños. Creo que están demasiado pendientes en Mike, lo que él haga ellas hacen y si él no se sitúa, no cree... ¡ellas tampoco lo van a hacer! Y Oli, Oli es como si pensara que está aún bajo los efectos de alguna de esas mierdas que se meten los cantantes de rock con dinero y posibilidades y está disfrutando del viaje. Y cuando le den el susto, va a ser demasiado tarde para despertar. Nat creo que sí lo ha interiorizado ya en parte, confío en él, pero está tanteando aún si es cierto lo que su corazón le dice o prevalece el cerebro. No están atentos, no tienen ni idea... y no van a ver venir el golpe. ¡Lo he intentado tantas veces con Mike que creo que es imposible que crea! Desde París, ya lo intenté en Paris... Pero aun estando aquí, aun viendo todo esto, se cree aún que es todo una broma...-su mano apretó fuertemente la de Estel, llevada por el miedo, cuando unos niños se apartaron y localizó a su hermano entre la multitud-Y Sean... ¿qué hago con él, Estel? El conoce, sabe de esto, ha vivido con esto toda su vida, como nosotros... pero es como si negara lo que está pasando y se escuda en ese comportamiento que no es suyo del todo. Sean no es así. Sean es cariñoso y fuerte, es inteligente. Vale que nunca ha creído del todo, pero creo que con todo lo que ha pasado debería tener suficiente para tener las cosas claras... Por lo menos Fadil sí cree, estará atento, aunque también hablaré con él. Por cierto, no sé donde esta...

Miró a Estel, a Omar, a Enara, y apretó su mano en la mano de Estel y en el brazo de Omar. Tenía miedo. Veía la muerte demasiado encima de ellos como para tomarse aquello a la ligera. Y sentía el peso de las vidas de ellos tres y la de su hermano sobre su conciencia. Ellos habían venido a Egipto por ella. Si ella no hubiera insistido ellos no estarían ahora allí. Y todos sabían como era Umayma, conocían lo que hizo hace treinta años, habían oído las amenazas, para qué los querían ahora a ellos. Y de ellos dependía totalmente seguir con vida a partir de ahora.

Eran unos chicos del siglo XXI en un México que pertenecía a una época pasada en la que ellos iban a tener muy complicado el sobrevivir. Umayma se lo había puesto difícil a todos, pero debía haber una salida, un camino de retorno... Debía haberlo.

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15/06/2016, 12:43
Udjat

Cuando Enara habla con Omar, cuando te mira, puedes darte cuenta de varias cosas. Una, que es "ella". No hay trazas de esa sensación extraña que te produjo en Suiza. Aún así, algo dejó aquello en la niña: no cecea en absoluto. 

Otra cosa que no puedes dejar de observar es que, cuando la chiquilla se apoya en el hombro de su hermano le ves la nuca, y ves en ella una especie de tatuaje no muy grande, aún algo enrojecido, en forma de tribal de ramas que le nacen en el centro y se extienden levemente hacia el cuello, simétricamente. Es pequeño, de un color violáceo, bonito. Pero es extraño que esté ahí.

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15/06/2016, 12:46
Udjat

Cuando observas a Enara te das cuenta de varias cosas. Una, que es la misma de siempre, no parece haber sufrido con el "viaje". Y otra que aunque es ella misma, parece más adulta, más centrada. Por ejemplo, no cecea en absoluto, cosa que antes sí hacía. 

Otra cosa que no puedes dejar de observar es que, cuando la chiquilla se apoya en el hombro de su hermano y le ves la nuca, ves en ella una especie de tatuaje no muy grande, aún algo enrojecido, en forma de tribal de ramas que le nacen en el centro y se extienden levemente hacia el cuello, simétricamente. Es pequeño, de un color violáceo, bonito. Pero es extraño que esté ahí.

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15/06/2016, 13:48
Nathan Morrison

Cuando la ensoñación es tan real que puedes palparla, que sientes como el aire que envuelve esa irrealidad te invade los pulmones con la misma fuerza que lo hace el aire "real" es cuando uno tiene los sueños más importantes. Más reveladores. Aquellos sueños que uno recuerda poseen esa cualidad. E incluso en el caso en que la mente decida estriar la anécdota de la moraleja, esta igualmente permanece indeleble en los pliegues de la memoria.

¿Y aquello? ¿En qué categoría había que ubicar aquella vivencia? Vivencia. Quizá eso era ya lo único que pudiese afirmarse en tales circunstancias. Aquello lo estaban viviendo. Tal vez la máquina les había imbuido en una especie de fantasía mental, psicotrópica y en abrumador 3D. Tal vez Nathan estuviese en su apartamento de Nueva York o, más aún, en la cama de su cuarto en la casa de sus padres en Edmonton... soñando a pleno delirio todo cuanto le rodeaba. Tal vez... sí, como obviar esa posibilidad... tal vez todo fuese real. Con la contundencia de esas cuatro letras y estuviesen en una américa precolombina a merced de una semi deidad vengativa. Pero si aquello se catalogaba en el apartado de "vivencias" si esa era una certeza, esa que Nat había estado buscando como clavo al rojo, era que las consecuencias de la misma cambiarían para siempre a los sujetos de la misma.

La imagen de aquellos cuerpos de guerreros aztecas tapizada por el fulgor del fuego de las antorchas, dejó petrificado al bailarín. Definitivamente la simbología era más que evidente. No les iban a permitir salir de allí. No al menos por voluntad propia. Algo les aguardaba. Probablemente el chamán estuviese preparando algún tipo de arenga que, de conocer el idioma, les sería muy ilustrativa acerca de su futuro inmediato. Aquello no pintaba bien. Los niños, el blanco reluciente de aquellas túnicas de lino, las flores y los cánticos eran una cortina de humo... más aún, eran consecuencia deirecta de lo que estaba a punto de suceder. El humo que señala el fuego. El canto del ave que anuncia el día. Una cosa no sucede sin la otra. Que la barrera sociocultural les llevase a engaño no implica que de hecho hubiera un ánimo de engañar. Umayma estaba detrás. De todo. Del sueño de un joven que visita a sus padres en la blanca Canadá o que duerme la víspera de un casting. Umayma controla Egipto y México. Y el hoy y el ayer. Y la vida y, sobretodo, la muerte. Y el cómo era poco importante. El qué, por el contrario, lo sería todo.

Nathan bajó al chico de sus hombros al suelo, no sin antes propinarle un beso en su frente. Resultaba obsceno usar niños para anunciar la muerte. Al menos así se lo parecía al canadiense. Desde dónde estaba veía aquella hilera de guerreros pero si se giraba en redondo, la imagen era diferente; los niños, las flores, el recibimiento... Sean y Mike tratando de comunicarse cómicamente con el chamán, Mel y Sam aceptando las dádivas de los jóvenes y regalando sonrisas en contraprestación... y Lottie, Omar y Estel, charlando. Pero en los ojos de la pelirroja se podía leer su conversación. En los rostros congestionados de Omar y Estel a causa del horror. Ellos también lo entendían.

La muerte les miraba a los ojos.

A los ojos de Charlotte miró Nathan captando la atención de la chica. El cuerpo del bailarín, plástico y delicado por costumbre, revelaba la tensión previa a recibir el golpe fatal.

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15/06/2016, 18:19
Fadil Jannan

Había subido sin demasiada dificultad, y sin dejar de mirar hacia arriba. Más allá de la cornisa, de hecho, seguía buscando entre los rostros que se asomaban al Cenote, ahora cada vez más cerca.

Cuando llegó al último escalón desistió. Y se centró en los otros, los rostros infantiles y risueños, las expresiones ilusionadas, los gritos, las exclamaciones festivas e incomprensibles para él. Flores, colores, alegría. Roces, caricias, pétalos, abrazos. El abrazo impresionante, sobre todo, de Omar con su hermanita. Sonrió, conmovido. Fadil, aún siendo un hombre que muchos de sus amigos calificaban de duro, sobre todo tras haber tenido que blindar su corazón malherido por causa de la muerte de sus padres siendo un chiquillo, tembló de emoción al ver la escena. La niña y Omar fundidos en algo más que un abrazo. El cariño real traspasaba la piel, fluía, y se podía tocar, absorber, unía incluso a los que, ajenos, simplemente presenciaban. Emocionaba.

Pero, por fin, algo distinto caló en su mente. En su sentimiento. Parpadeó, borrando toda traza de esa emoción, porque el egipcio era consciente de más, de todo lo demás. Algo que, al parecer, no llegaba a todos de igual modo. No todos tenían consciencia de lo que les rodeaba. Del peligro. Del mal agazapado tras una cortina de inocencia. Y había que estar alerta. 

No mantuvo la sonrisa que había asomado, se desvaneció en la tensión. Sintió erizarse el vello de su cuerpo ante la vista de los dos guerreros. Y, detrás de ellos, otros más. Muchos más. El peligro, esta vez sin disimulo. La muerte vestida de blanco, de pureza. Y ellos. Y todos ellos.

Mike engañado, engañándose. No era posible que aquella actitud respondiera a su verdad. Y si lo era, entonces la caída sería desde demasiada altura. ¿Qué hacía gritándoles a esa gente en mexicano de su tiempo, de su mundo...?

-Mike. No te entienden. No... son mexicanos. México no existe aún. Son mayas. Hemos viajado en el tiempo, en el espacio, ¿no te das cuenta? ¿No os dais cuenta...? -Esta segunda pregunta la hizo buscando la mirada de los demás. Halló de todo. Desde duda hasta indiferencia. Comprensión en algunos. Sí. Pero la incredulidad del americano, sin embargo, era arriesgada. O la indiferencia chistosa del pelirrojo. Estaban allí por el deseo rebuscado de una bruja, una bruja auténtica, cuyo poder era letal. Y sus tentáculos, demasiado largos, demasiado fuertes. Y no parecían darse cuenta.

Se giró, en redondo, sobre sí mismo, aún buscando miradas. Vio a Lottie derrumbada en el suelo. Ella sabía. Vio a Estel y a Omar, uno en la otra a través de Enara. Sabían. Vio a Nat cambiar su hálito de luminoso a atormentado en lo que dura un parpadeo. Sabía. 

Pero, ¿y los demás...? 

-Cuidado. Todos. Estamos dentro de una red ponzoñosa tendida desde muy lejos. Esto no es una bienvenida. Es una trampa...

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15/06/2016, 18:44
Mike Yaddow

Enara no le hizo mucho caso, lo que era normal pues ni se conocían, además estaba demasiado contenta abrazando a su hermano para prestar atención a nadie más, tan solo dedicó algunas palabras y gestos a aquellos que reconocía. Las palabras de Oliver hicieron que asintiera un poco.

-Pueees... Yo diría que sí tío. Debe ser adoptada o algo. Pero supongo que eso da igual, es su hermana y es normal que la proteja y la quiera adoptada o no.

¿Quien no había hecho alguna vez la broma del hermano adoptado? Incluso él con Melissa en algún momento. Además tenían a Sam que sin tener papeles de por medio era a todos los efectos tan querida por ellos como seguramente Omar quería a su hermana. Por supuesto Mike era demasiado pequeño durante el encuentro de las familias para recordar los rasgos de los progenitores de Omar y Enara y atar cabos, tampoco habían vuelto a tener contacto con ellos hasta aquel momento.
Entonces los niños comenzaron a rodearlo. Le gustaban los niños y solía disfrutar de ellos, además tenía la sensación que era algo recíproco, pero allí desnudo con niños rodeándolo y abrazando sus piernas se sintió muy incómodo. Miró alrededor, parecía que todos tenían su pequeño grupo de mini fans alrededor, aunque eso no lo hacía sentirse más cómodo. Sean llegó a su lado con algo en la mano, parecía una de aquellas telas blancas que había visto de refilón al llegar a la plataforma y a las que no había hecho mucho caso.

-¿De donde has sacado eso? ¿Se puede coger? Bueno mira, da igual, estos no nos hacen ni puñetero caso, empiezo a pensar que no saben español. ¿Estás seguro que es México? Desde luego Hawai tampoco es. Mira a ver tu si tienes más suerte. -Se dirigió por última vez al señor serio.- *Ahora vuelva.*

Y es que parecía una pérdida de tiempo intentar hablar con aquel tipo que seguía allí mirando como si nada, además la voz de Sam llamándolo en su auxilio le requería.

Mike al rescate de nuevo.

No se dirigió directamente a su amiga, aunque le dedicó una sonrisa cómplice y un guiño haciéndole saber que estaba en su lista de tareas pendientes. Siguió el camino que momentos antes había hecho Sean pero al contrario y cogió una de las túnicas, la estiró y le pareció algo ridículo como vestimenta, pero servía para su propósito de tapar sus partes nobles, se colocó la túnica alrededor de la cintura a modo de toalla como si acabara de salir de la ducha y cogió cuatro túnicas más.

-*¡Ey niños! ¡Niños!*-Mike intentó llamar la atención de los niños que rodeaban a Sam y a Mel a ver si así las liberaba un poco, además quería ver si alguno de ellos le respondía en mejicano.- *¿Os gusta la magia? Seguro que sí.¿Que tienes aquí?* -Mike se agachó a la altura de una de las niñas que tenía alrededor y puso su mano, aparentemente vacía detrás de la oreja, para abrirla y descubrir una de las flores que le habían dado que apareció por arte de magia, había aprendido aquel truco hacía unos años y no le salía del todo mal.- *¡Tiene una flor!*

Mike sonrió a los niños y se levantó para dirigirse a Sam y a su hermana a la vez que les tendía un par de túnicas blancas y procuraba no mirar demasiado sus cuerpos.

-Tomad esto, servirá para taparos un poco. No es la última moda en París o Nueva York, pero parece que aquí en México es lo que tienen. Luego os conseguiré algo mejor, pero aquí no hay otra cosa. Voy a llevarles estas a Charlotte y Estel.

Se alejó un momento y se acercó al grupo que formaban Enara, Charlotte, Estel y Omar. Todos parecían gozosos del reencuentro con la pequeña aunque la pelirroja parecía preocupada por algo y hablaba con los otros en voz baja. Mike carraspeó antes de acercarse a una distancia en la que pudiera escuchar lo que estaba diciendo para que pudiera dejar de hablar si no quería ser escuchada.

-¡Ejem! ¡Ejem! Charlotte, Estel, Sean encontró estas túnicas por si queréis ponéroslas. -No iba a ser él el que protestara si no lo hacían, pero Mike alargó la mano con dos túnicas hacia las chicas mientras giraba la vista y la centraba en Omar.- Hay más allí si quieres una Omar. ¿Que tal Enara? Parece que está bien.-Mike se agachó un poco para hablar con la pequeña niña adoptada.- Hola Enara, soy un amigo de tu hermano Omar. ¿Que haces en México? -Se volvió a Omar nuevamente.- ¿Estáis seguros que esto es México? Ese hombre no nos hace ni caso, o no sabe mexicano o está mudo. El caso es que me recuerda a alguien y no se a quien... Bueno, solo vine a acercaros eso, dejo que sigáis hablando.

Una voz hizo que se volviera, era Fadil que parecía tener ganas de hablar ahora.

Que pesado, seguro que ahora como no tiene chicas desnudas a las que mirar se aburre...

Aunque algunas de las cosas que decía tenían sentido, solo algunas, otras eran una somera tontería.

-¿Veis? Ya os dije que estos tíos no eran mexicanos, si no entiende nada de latino tíos. ¿Los mayas? ¿En serio? Fadil ¿Estás bien? No me contestes, ya te lo digo yo, tío no estás bien, no te voy a decir que antes de esto fueras un lumbrera, pero creo que durante el viaje te quedaste mucho tiempo sin aire y... Bueno da igual, no soy médico. ¿Los mayas tío? ¿En serio? -Mike no se podía creer semejante tontería.- ¿Y donde está la abeja? ¿La abeja maya es la reina de esta gente? -Recordaba perfectamente aquellos viejos dibujos que daban por el canal latino y que tenían un acento muy gracioso, además a Mel y a Sam les encantaban también, él protestaba cuando tenía que verlos, pero en secreto disfrutaba de las aventuras de aquella simpática abeja y sus amigos. En Estados Unidos no tenían quizás la mejor de las educaciones en cuanto a historia de los pueblos nativos de centro y sudamérica, pero tenían unos buenos canales de televisión.- Mira, mejor no digas eso en alto porque te van a encerrar, aunque pensándolo bien tampoco estaría mal eso. -Que encerraran a Fadil era justicia, al fin y al cabo él era el culpable de todo, pero lo último que dijo hizo a Mike ponerse en guardia y mirar sospechosamente a su alrededor. Inconscientemente fue alejándose del grupo y acercándose a Melissa y Samantha, si algo iba a pasar quería tenerlas cerca para protegerlas.- ¿Una trampa? ¿Que trampa? Son niños... Es la peor trampa del mundo... ¿Tu sabes el idioma de esta gente? Intenta hablar con ellos, llegaremos a la frontera y una vez en Estados Unidos ya arreglaremos las cosas ¿Ok?

Notas de juego

Si os parece bien, cuando Mike intente hablar en "español" pondré las frases entre asteriscos (si me acuerdo jajaja)