Partida Rol por web

Horus - II

Síij, síij !! (Cap. VII)

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23/06/2016, 14:02
Omar Echenique

El tiempo pareció detenerse por unos segundos. Ante las palabras de Omar, cuyo sentido todos los presentes desconocían, excepción hecha de sus compañeros y de Pacal si atendía a las explicaciones de Enara, la reacción de los niños y de los guerreros tan solo podía significar una cosa. Se había dirigido directamente a una institución pseudosagrada, algo quizá considerado tabú por los mayas. Bien fuera Pacal el rey o el sacerdote o cualquier otra forma de dignatario, su actitud, el trato dado o lo que fuera habían sido interpretados de acuerdo con su cultura y evidentemente, lo hecho, no entraba en los parámetros de lo cortés.

De igual forma, la mirada, la sonrisa torcida, aviesa de Pacal dejaba bien a las claras que había cometido un error, fuera el que fuera, y que aquello era fuente de satisfacción. De algún modo, habí atendido el cebo y él había picado.

Sintió que el calor de la furia prendía en su estómago y que se extendía por todo su cuerpo. La mirada oscura, casi negra de Omar brillaba. Los puños se cerraron, clavando las uñas en la palma y dejando medias lunas que solo más tarde podría observar. Los dientes se entrecerraron con fuerza y la respiración agitaba su pecho como un huracán a punto de estallar.

-¡Go Miami! ¡Go!

Los gritos interrumpieron cualquier reacción de Omar en aquel primer momento. Viró la mirada para ver cómo Mike entraba en acción y su boca se entreabrió en un gesto de absoluto desconcierto para cerrarse de forma inmediata. Los músculos de la cara se tensaron ante aquella acción de absoluta estupidez. ¿Acaso el yanqui era idiota? Lo había demostrado a lo largo de todo el tiempo que habían estado juntos, pero su estupidez, hasta aquel momento, no dejaba de ser inocente y tan solo un perjuicio para sí mismo. Ahora pretendía atacar a Pacal, como una vaca en plena estampida... ¿Con qué fin? 

Era evidente que el americano no pensaba, actuaba. Su cerebro atrofiado por las hamburguesas y los esteroides era incapaz de evaluar la situación, de elaborar una estrategia mínimamente inteligente, de pensar en los pros y los contras de un acto tal. Atacar a Pacal era una sentencia de muerte en el más inmediato de los casos a la vista de sus guerreros en pie de guerra. Era condenar a todos los presentes. Era condenar a Enara, a Estel, a Lottie, a Sean.

Aquel hijo de la gran nación capitalista y colonizadora, del país dispuesto a entablar guerras con cualquier otro por el mero hecho de que su nombre acabara en "tán", de aquel pueblo adolescente de hormonas hiperdesarrolladas actuaba como si fuera el más absurdo cliché de una película de acción hollywwodiense. Pero Mike desconocía en verdad lo que era la muerte, perder a un amigo bajo un disparo, ver a tu mejor amiga a punto de morir por la metralla de una mina esconcida, a una madre llorar abrazando el cadáver de su hijo, la amenaza real, el saber que tu vida vale menos que el cigarrillo que cuelga encendido de tu boca.

Una mirada a Estel bastó para establecer la vieja comunicación entre ambos. Debían evitar aquello. La mano de Estel aún reposaba en la muñeca de Mike cuando este lanzaba su grito. Otra a Lottie seguida de una a Enara. Ella sabría lo que quería decirle.

Y entonces su cuerpo se preparó para interceptar a Mike, para impedir que lograra su objetivo, alcanzar a Pacal y con ello, sentenciarlos más de lo que Umayma había hecho ya.

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23/06/2016, 14:29
Omar Echenique
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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23/06/2016, 17:14
Charlotte Dunne

Esperaba la respuesta de Pacal a lo que Omar había dicho. Esperaba una contestación, una explicación o, simplemente una reacción del hombre que le indicase a qué se estaba refiriendo su amigo con aquella frase tan críptica. Pero cuando vio su expresión, su sonrisa, supo que algo más había sucedido. Algo que se escapaba a su entendimiento pero que, no por ello, no había sucedido ni era menos peligroso. ¿No le había gustado aquel comentario? ¿No quería que fuera lo que fuese a lo que Omar se refería se supiera allí? ¿O simplemente estaba esperando aquel comentario de alguna u otra forma para desencadenar algo totalmente calculado y planeado?

Todas aquellas preguntas y algunas más se formularon en la mente de la francesa cuando vio la reacción del nativo frente a Omar. Y no solo la reacción de Pacal, por desgracia.

Todos los niños a su alrededor, todos los adultos más arriba, callaron como si una señal no sonora pero clara para ellos hubiera sido emitida. Un silencio pesado se instaló en el cenote, pesado y tenso. Era la calma antes de la tempestad. Calma de solo un par de segundos, los que tardaron los guardias en cobrar vida, levantar sus armas, acercarse a Pacal y Omar con gesto amenazante y dejar sitio para que más guardias armados salieran del túnel y entraran en el pequeño espacio en el que estaban.

Lottie entendió entonces lo que Nathan había visto antes al acercarse a la entrada del túnel. No solo eran dos guardias. Eran muchos más.

No, no podemos con tantos. Todos están armados. . .

No necesitó mucho más para comprender que no tenían ninguna posibilidad frente a aquel pelotón. Dio un paso atrás arrastrando suavemente a la pequeña Enara con ella. Un paso, ¿qué iba a hacer un paso frente a todas aquellas hachas? Miró a las armas horrorizada. Miró a Pacal intentando descifrar sus intenciones, esperando quizás, el pequeño milagro de que él detuviera a todos aquellos hombres, de que, realmente, no fuera tan sumamente cómplice de Umayma y de que tuviera un poco de compasión con ellos. Intentó buscar sus ojos con su mirada, pero los de Pacal estaban centrados en Omar. Solo ellos dos, dos titanes en su particular lucha, desafiantes.

No pudo evitar mirar a su lado, al abismo que la separaba del agua del cenote. Sintió un amago de vértigo y supo que aquella no era su salida, no la inicial, no aún. Estaba demasiado alto.

Devolvió su mirada a Pacal y un escalofrío recorrió su espalda cuando lo vio. Supo que sus esperanzas eran vanas. Tenía delante de ella a la Umayma de los mayas. Quizás hasta tenían lazos familiares Pacal y ella. Supo que no habría posibilidad ninguna para ellos cuando vio el gesto dirigido hacia los guerreros. Quiso gritar, quiso pedirle a Pacal que no lo hiciera, fuera lo que fuera que significaba aquel gesto, pero el miedo atenazó su garganta al ver a los guerreros.

Y entonces escuchó a Mike gritar. Un grito que no entendió por lo inesperado de escuchar algo en aquel lado del cenote. Dio un bote, la tensión rota por la acción repentina que explotó a su alrededor.

No tuvo tiempo de más. Su mirada se cruzó con la de Omar, antes incluso de poder volverse a mirar porque el americano había gritado. Ni siquiera llegó a asentirle, porque ya no la estaba mirando. Pero ese cruce de miradas había sido suficiente. Y el terror creció en ella. Aquel grito del americano acababa de sentenciarlos. Era la excusa, si es que había excusa posible, para que su tiempo, el tiempo de todos ellos, se hubiera terminado realmente. Sus brazos, que rodeaban los hombros de Enara, le dieron la vuelta, girándola y poniéndola de cara a ella con un movimiento brusco. Agacharse, cogerla en brazos, apretarla con todas sus fuerzas contra su cuerpo y levantarla en vilo, fue cuestión de un suspiro. Se dio la vuelta ella misma y echó a correr lo más rápido que pudo, intentando no resbalar, hacia las escaleras por las que habían llegado allí desde el fondo del cenote.

Resbalar, caer, ser alcanzada por alguna de esas hachas. Y, después, ¿qué? Corría hacia un lugar que no tenía salida alguna. Pero defendería a la pequeña tanto como pudiera, Omar la había dejado en sus manos. Percibió la caída libre que tenía a su lado, el musgo húmedo del suelo, percibió dejar a las americanas, a Oli, a Fadil y a Nathan tras ella… Pero en su mente solo había un pensamiento.

Sean, Estel, Omar. Sean, Estel, Omar.

Los dejaba atrás a los tres. Los dejaba atrás... Apretó fuertemente a Enara contra su pecho.

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23/06/2016, 17:14
Charlotte Dunne
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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23/06/2016, 20:15
Sean Dunne

Margaritas en los fusiles. Había escuchado esa historia hippie a su madre, aunque no prestó la suficiente atención al relato. El plan parecía bueno: a modo de demostración de paz, entregar la niña a los brazos de uno de los guerreros, conmoverlo... paz y amor, como el título de la novela de Tolstoi, o más o menos hasta ahí llegaban los conocimientos literarios de Sean. Poner margaritas en los fusiles, como único modo de hacer entender a personas que hablaban un idioma diferente y que estaban armadas que venían en son de paz.

Pero Nathan intentó disuadirlo. ¿Por qué? Parecía un buen plan. De todas formas, Sean no era ningún lumbreras, de eso era consciente. Si algún otro trataba de disuadirle es que el plan no era tan bueno. Además... Tal y como habló Nathan después, parecía que el bailarín sí tuviese un plan bueno. Un plan de grupo. De trabajo en equipo. Y Sean era un jugador de equipo. Dejó a la niña en el suelo y siguió al canadiense... pero no pasó nada. No hizo nada. Sean estaba confuso, pero respetaba el plan de Nathan... seguro que él contaría los detalles cuando llegase el momento. O no. Y cuando Mike reaccionó de esa forma tan llamativa, Sean buscó desesperado con la mirada las reacciones de los demás para interpretar si aquello era parte del plan.

Sí. Debía ser el plan de Nathan. Y Charlotte debía de estar compinchada, de cuando hablaron en susurros en lo bajo de las escaleras y Sean interpretó por equivocación que le estaba tirando los tejos a su hermana. Por eso cuando Lottie cubrió a Enara, todo cobró prácticamente sentido y tenía su mayor o menor lógica. Lo que intentaba hacer Mike era crear una distracción. Eso también existe en baloncesto. ¿Una distracción para hacer qué? El túnel estaba obstruído por aquel puñado de guerreros. ¿Qué se supone que debía hacer Sean? ¿Cual era su papel?

Trepó. O por lo menos lo intentó, mientras las lianas se desprendían por su peso.

No era lo más inteligente del mundo. Pero si llegaba arriba, podrían izarle a Enara, y ponerla a salvo con los fans de los Diez del Cenote, los que aplaudieron y vitorearon. Ellos les ayudarían. Podría tender la mano para ayudar a los demás a subir a lo alto del precipicio. Quizás tirar una cuerda al resto de sus amigos, aunque Sean no tenía ni idea de si encontraría alguna aquí. El túnel no era una opción. Nunca lo fue. Desde un comienzo, debieron trepar.

Dios mío... ¡el plan de Nathan es buenísimo!

- Tiradas (2)
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24/06/2016, 01:37
Samantha Johnson
Sólo para el director
- Tiradas (2)

Notas de juego

Si sirve aún aquí tienes las tiradas: hay que detener a Mike 0_o

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24/06/2016, 02:03
Samantha Johnson

Se estaba haciendo insoportable la espera, y aunque parecía que Mike había recapacitado sobre la delicadeza de la situación entendía en parte su actitud reticente. Demasiados cuchicheos y miradas cómplices. Puede que revelasen tanto secretismo más tarde, pero la fría mirada de Pacal le ponía los pelos de punta y no se sentía integrada en los planes que se urdían en voz baja.

Cuando Nathan dio media vuelta comprendió que no tenían libertad para salir del cenote, pero al menos el trayecto no fue en vano cuando intervino en la acción de Sean. Avanzar con una niña como si se tratara de un paquete no era buena idea, y encontró la actitud del bailarían muy contenida cuando estaba claro que detestaba la acción del pelirrojo. Pero había demasiado en lo que pesar y la situación cada vez era más desquiciante, tanto que resopló ante las palabras de Lottie.

Desgraciadamente el silencio se hizo y la víbora sonrió alzando filos ajenos que los superaban en números. Al fin habían conseguido una reacción por parte de Pacal, y con ello el caos.

- ¡Miiiiiikeee!

Sólo pudo estirar la mano para impedir que se lanzara contra el jefe de aquel grupo de salvajes. Era indudable que buscaban su muerte, o como poco apresarles. ¿Y qué podían hacer ante los machetes? Sam jamás reconocería que se había enfrentado en alguna ocasión en los mercadillos para que no le arrebataran la ganga de la semana, pero de ahí a ponerse frente a armas y malas intenciones...

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24/06/2016, 02:57
Estel Highwater

Estel no había soltado la muñeca de Mike, aferrada firmemente aún entre sus dedos, porque su reacción realmente no era la que había esperado. No sólo era porque el estadounidense apenas podía mirarla a los ojos, guiado por las apariencias en vez de la profunidad, incluso ante la seriedad de sus palabras y la frialdad de su lenguaje corporal. No sólo era tampoco porque él ni siquiera se había mostrado arrepentido o al menos avergonzado ante su propia conducta, sino que había continuado arrogante y montado en su ignorancia cada vez más profunda y peligrosa. Una que había mantenido desde el primer momento y que se empeñaba en perpetuar con una tenacidad que en otro caso podría haber resultado admirable. Había algo más, algo sin nombre y que hacía de Mike una variable impredecible y volátil. Una que no podían permitirse en ese momento. Soltarlo era como soltar el seguro de una granada con la que ha jugado descuidadamente un imbécil, que ha activado por accidente por no querer escuchar.

A sus alrededores, todo se volvió silencio. La piel de Estel se erizó, respondiendo sin voz al estímulo del silencio en medio de lo que era caos. Y a pesar que sus sentidos estaban puestos en los alrededores, extendidos como ondas concéntricas de percepción y alerta, su atención se volvió hacia Omar y Pacal.

No necesitó más que escuchar el movimiento de pies y cuerpos para saber que algo había ido mal. Estel no sólo sabía qué era lo que había sido dicho, sino que además sabía el significado de lo que había hecho Omar; algo sobre lo que quizás ni su padre en todo su coraje y temeridad se hubiera atrevido a hacer, ya por respeto, por prudencia, o por conocimiento. Algo que quizás sí hubiera hecho su madre, sin embargo, en su locura. Una apuesta necesaria en el marco de una situación como aquella donde se encontraban atrapados sin salida. Una que acababan de perder.

Su cuerpo se volvió de piedra, hombros de granito y nudillos de cuarzo. Sintió a las emociones arañando la cornisa de su mente. Rabia, impotencia. Un retazo deshilachado de miedo, ahogo. Dolor, frialdad. Ira, incandescente.

La adrenalina gatilló su mente como no podían hacerlo ni el amor ni el odio, comenzando a descomponer la situación como descompondría un código a la búsqueda de la clave, e iniciando a su vez un ataque de fuerza bruta contra la barrera infranqueable que suponía la falta de salida. Sus sentidos se desdoblaron y se volvió hiperconsciente de lo que estaba sucediendo, a la vez que se abstrayeron hacia el puro pensamiento. Con los músculos rígidos y tensos, los segundos comenzaron a contarse con el metrónomo de su respiración agitada, el pulso en su garganta, y...

Y Mike dijo algo. Y Estel a su lado, su mano inmóvil en el mismo sitio en el cual la había dejado, vio en cámara lenta como el seguro parecía soltarse por fin y la granada explotaba en sus caras.

Había muchas cosas que hubiera querido decir en aquel momento. Destruir, gritar. Matar. En los gritos de Mike se escondía un mundo de significado, velado y tajante, cuyo subtítulo era allí claro. Ingenuidad, ignorancia. Negligencia, estupidez. Muerte. Hacía solo un instante le había dicho que no dijera todo lo que se le venía a la mente, y no dijera en voz alta absolutamente todo lo que pensaba. Que aquello no hacía sino ponerlos en peligro, incluidas a Mel y a Sam. Pero Mike lo había desmerecido con la misma arrogancia con la que creía saber perfectamente qué debía ser hecho, incluso cuando era claro que jamás había salido ni de la ilusión de su sueño americano, ni de juzgar desde su torre de marfil, ni de la comodidad de su limitada burbuja mental. Una que solo parecía haber visto el sufrimiento a través de una pantalla de cine o TV. Haber aprendido de las amenazas y la guerra a través de la propaganda de un gobierno productor de consumidores sin cerebro. Haber experimentado la situación más peligrosa de su vida a través de un videojuego y mamado hasta los huesos aquel lema de life is not but a game.

Sólo alguien podía creer que aquel ataque era un acto heroico de salvataje, en vez de una condena de muerte colectiva.

La adrenalina se mezcló con una ira destructiva, la misma con la que Estel había despertado luego del veneno de la cobra, recubierta de seriedad y piedra, arena y pólvora. Cuando miró hacia Omar, él ya la estaba mirando a ella. No necesitaron palabras, porque aquellas ya habían sido dichas, discutidas y sufridas bajo un sol inclemente y la agonía, compartidas y susurradas a lo largo de toda una vida. Fue solo un segundo, en el marco del cual Estel percibió además la cercanía de Lottie hacia Enara, y el cuerpo de Fadil entre la pequeña y la amenaza. Protegida, dijo una voz tras sus ojos. Su mente entonces dibujó la estrategia y su cuerpo ejecutó, coordinado con el de Omar.

Aquella mano que tenía la piel de Mike trató de retenerla, de no dejarlo escapar. Y, al mismo tiempo, su cuerpo se agazapó para saltar e intentar tackear a Mike.

 

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24/06/2016, 04:50
Estel Highwater
Sólo para el director
- Tiradas (2)

Notas de juego

La idea de Estel es tratar de evitar, primero, que Mike se suelte de su agarre. Mike ha asumido en su post que estaba libre, pero Estel no lo había soltado al final de su acción del último post, y no se me ocurrió aclarar que no pensaba soltarlo. Quizás así, piensa ella, puede retrasarlo lo suficiente como para que Omar lo intercepte.

Si eso no es así o si, a pesar de todo, Mike se suelta, Estel buscará echársele encima como una pantera. El pensamiento que han compartido con Omar es claro en el sentido de que deben actuar juntos para evitar que Mike se acerque a Pacal o lleve a cabo su acción, por lo que hará cualquier cosa necesaria para que entre ambos logren ese objetivo.

(con un poco de suerte, dado mi maravilloso dado de iniciativa y mi estrepitoso dado de acción -LOL!-, Estel reacciona primero para retrasar a Mike o para disturbar su intento de acción, y luego quizás Omar -o un esfuerzo combinado de tiradas, dado que la mía es una porquería XD- la interrumpe por completo).

 

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24/06/2016, 13:50
Udjat
Sólo para el director

Notas de juego

Voy a esperar hasta la noche para que Nat y Oli (Mel sé que no tiene pc) digan algo. Después os digo a cada uno cómo va la cosa. Y posteáis en consecuencia. Mientras, los que ya han visto por su resultado cómo van a ir las cosas y quieran completar su acción de algún modo, que se lo vayan pensando, tendrán oportunidad para ello, realizando una segunda acción si lo desean.

Por ejemplo, Fadil actuará. Y los guerreros...

:)

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25/06/2016, 12:07
Nathan Morrison

Como una deflagración. Probablemente esa habría de ser la metáfora más acertada dadas las circunstancias. Un fuego pequeño, silente y, sin embargo, peligrosamente vivo, que es sometido a una gran masa de aire que lo riega en oxígeno para que este muestre todo su potencial de muerte y horror en el tiempo que dura un latido.

Nathan esperaba una arenga por parte de Pacal. Una charla. Una explicación. Quizá incluso una sentencia de muerte. Pero unas palabras densas, letales, crueles... pero no un simple gesto. Una mirada empapada en locura destilada tras años por la ponzoña de Umayma. Un gesto que lo cambiaba todo. Que lo precipitaba todo como una rama al borde de una cascada. Abajo... solo muerte. Pero si algo les había enseñado aquella aventura era que el tiempo se podía volver tremendamente elástico, si no a voluntad, si al menos en lo que a la percepción se refiere. Todo cayó en un torbellino cónico en el que cada una de las piezas de aquel ajedrez macabro, se aprestaban a moverse al son del caos que se generó.

En cierta manera era como si el bailarín pudiese notar las intenciones de cada uno. Mike intentando placar al sumo sacerdote que les había condenado... ¿a qué? Omar intentando impedirlo junto a Estel. Muy juicioso. Aunque no por falta de ganas Nathan también se habría cobrado una venganza lanzando a Pacal a la crueldad de las rocas. Pero aquella no era la salida. No había salida. Si la hubiese Umayma no les habría mandado allí. Ni por la puerta... eso ya lo había comprobado él. Ni trepando por las lianas como trataba de hacer Sean. Ni mucho menos volviendo a bajar aquellos escalones mohosos como trataba de hacer... ¡Santo cielo!

- Lottie, ¡no!

El canadiense chilló al ver como la pelirroja agarraba a la hermana de Omar y echaba a andar para regresar por dónde habían venido. Pero no.... él lo sabía. Aquello no era la salida. Aquello era tremendamente peligroso. Los escalones no eran seguros. Él bien lo sabía. Él había ayudado a Charlotte a subir minutos atrás y conocía hasta dónde el sentido del equilibrio de esta llegaba. Con el peso de la niña en brazos se volvía muy peligroso. Y en caso de dar un traspiés, si se era lo suficientemente valiente, había que arrojarse casi quince metros al vacío para intentar caer al centro del cenote. Al lecho de agua. De lo contrario se corría el riesgo de golpearse con las rocas que lo conformaban o, peor aún, con los propios escalones.

Aquel fuego provocado por el caos. Esa deflagración metafórica inundó el cuerpo desnudo de Nat que echó a correr para interceptar a Charlotte. Debía llegar antes de que comenzase a bajar o podría ser tarde. Fatal. Aquello podría ser la piedra que generase la avalancha. Si Charlotte trataba de huir y en el intento Enara sufría algún daño la cólera de Omar les dejaría sin posibilidades de continuar con vida. Resistencia pasiva. 

Si existía una posibilidad de salir de allí, esta era por la puerta, sometidos y escoltados por Pacal y sus soldados. Luego, ya se vería.

Notas de juego

* Jefa... ya me dices si llego a detener a Lottie o si debo tirar algo.

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25/06/2016, 12:54
Udjat
Sólo para el director

Primer Turno de Acciones:

Fadil no actúa. Simplemente se queda cerca de Enara por si ella se ve en peligro. Cuando Lottie se la lleva, va a seguirlas, pero ve que lo hace Nat, y se prepara para una acción complementaria.

Enara no actúa. Se queda muy quieta, mirando a su hermano enfrentarse a Pacal. Cuando Lottie la coge en volandas y se la lleva, tampoco protesta, sino que ríe divertida. No se ha dado cuenta del peligro de la situación, para ella es como un juego.

Estel: sujetar a Mike, placar a Mike. Ini 92, acc: 14. No ha soltado a Mike incluso cuando éste se ha lanzado a placar a Pacal (qué mal suena...). Por eso sale despedida y casi cae. Da traspiés, intenta equilibrarse, y al mismo tiempo llegar a Mike para impedir que se lance sobre Pacal. Cuando Mike está ya casi sobre el tipo, Estel salta como una pantera hacia él. Pero iba ya desequilibrada, así que cae al suelo. Con tanto ímpetu que se roza con las piedras las manos, las rodillas, los codos. Casi queda sin aliento, tendida y ensangrentada.

Mike intenta placar a Pacal.  Iniciativa 47.  Acción: 19. La teoría es clara y en la imaginación el placaje es impecable. Pero no en la realidad. Entre Estel, que se ha lanzado hacia él al principio, y Sam y Omar que casi le alcanzan después, pierde pie, se ladea, y va a topar de bruces contra uno de los dos guerreros, que a su vez se han adelantado para cubrir a Pacal. El primero simplemente hace de pared humana, sin reaccionar. Pero el segundo levanta su machete y lo descarga sobre Mike. La proximidad del otro guerrero y la del propio Pacal hace que no lo mate, sino que la hoja simplemente le propina un tajo en el deltoides izquierdo, de medio palmo de largo y tan profundo que se ve el hueso. Sangra como un cerdo, el dolor es agudo y lacerante. Mike casi se desmaya. No hay posibilidad de reacción.

Sam, placar a Mike. Ini 77, acc: 32. Sam parece haberse anticipado a Mike incluso antes de que éste empezara a moverse. Su compenetración con su amigo es impresionante. Casi llega hasta él, justo después del salto de Estel, pero no lo hace, no llega ni a rozarle. Sin embargo con su mero movimiento, y luego con el de Omar, por lo menos consiguen alterar la trayectoria del  americano.

Lottie corre con Enara en brazos hacia las escaleras y de ellas al agua. Ini 25. Acc: 69. Con una sorprendente seguridad en sí misma, dado cómo ha ascendido los escalones minutos antes, Lottie consigue coger en volandas a la chiquilla y atravesar la cornisa en dirección a las escaleras yendo pegada al filo de la caída, por tanto sin encontrarse con nadie que la pueda detener o entorpecer. Inicia el descenso jadeando y dando traspiés, con Enara riendo como lo que es, una niña. Y casi lo consigue. Cuando apenas faltan un par de metros para llegar al agua se roza con una rotura en uno de los escalones, y ella y Enara caen al agua. No se hacen daño. Enara sale riendo a carcajadas, no ha visto nada de lo de arriba, y se lo está pasando de muerte.

Omar intenta placar a Mike. Iniciativa 18. Acción: 51 Tarda en reaccionar, Omar esperaba algo distinto, quizá, el caso es que el placaje de Mike le pilla por sorpresa. Pero espoleado por su ira, tras el cruce de miradas con Estel, y viendo a Lottie sacar a Enara de enmedio, decide ir a por el americano también, e intentar detenerle. Tampoco lo consigue, pero es el que más cerca está de hacerlo, y es gracias a su intervención que Mike se desvía lo suficiente como para aplastarse contra el primer guerrero.

Sean trepa. Ini 14, Acc: 15. Finalmente Sean agarra una de las lianas que cuelgan y confiando en su buena forma física, y que está a una tercera parte de la abertura, empieza a trepar. Con lo que no cuenta es que arriba hay gente. Y uno de ellos corta de un machetazo la liana cuando Sean ha ascendido ya unos tres metros, cayendo de nuevo sobre la dura cornisa. Puesto que iba pegado a la roca, al desplomarse se roza la piel dejándosela allí, y quedando él en carne viva, y sangrando. Además se disloca una cadera, queda inmóvil en una postura rara y con un dolor atroz.

El último en reaccionar es Nat, al darse cuenta de la huida hacia delante de Lottie. La sigue escaleras abajo, y cuando ella cae, él se tira detrás, con un elegante salto de cabeza.

Lottie, Enara y Nat están en el agua, el resto arriba en la cornisa.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Os cuento lo que pasa, pero lo roleáis vosotros. Luego borro este post.

Nat, no tires, entiendo que tu acción va encajada con la de Lottie. Y el resultado, nárralo tú a tu conveniencia.

Si alguien quiere hacer algo más después de lo que acaba de pasar, que lo diga, y completamos.

Adelante, quería imponer un orden de posteo, pero creo que no es necesario.

:)

Editado: Bien, no esperaba que pudieras postear, Mel. Pero ya que te has desmayado, no cambia nada de lo dicho. Muchas gracias por llegar a tiempo!!

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25/06/2016, 12:50
Melyssa Yaddow

Melyssa sentía que estaba como en una nube, flotando. Miraba con los ojos completamente abiertos y las pupilas dilatadas. Observaba sin querer creer lo que estaba viendo. Todo debía formar parte de algún complot, de algún grupo extremista que les había reunido allí con a saber qué fin. Pero los niños... 

Subió los resbaladizos escalones sin separarse de Sam y con el corazón atronando dentro de su pecho. Aquellos terroristas eran peligrosos, no les importaba utilizar a niños para a saber qué plan tenían en mente. 

Melyssa continuaba en silencio, observando y dejando que aquellas criaturas se acercaran a ella y le entregaran flores y pétalos. Miró a su alrededor, intentando entender qué era lo que estaba ocurriendo. Escuchaba los comentarios de sus amigos, pero no, no quería creer que habían viajado en el tiempo y que se encontraban... Mierda, mierda, mierda... No podía ser, aquello no era una puta película de ciencia ficción. Tragó saliva y pasó la lengua por sus labios resecos mientras sus pupilas se detenían en los dos guardias armados con machetes. 

Un miedo primitivo se había instalado en la boca de su estómago. El sudor frío cubría su piel desnuda y su rostro había palidecido hasta parecer haber sido tallado en alabastro. 

Por mucho que su parte racional no paraba de decirle que todo aquello era una locura, que no existía la vida eterna y que los que les habían metido en aquel sitio eran unos psicópatas, se estaba empezando a dejar llevar por todo el atrezzo que les rodeaba.

Mel, joder, reacciona ya...

Sentía sus músculos pesados y el terror hacía que lo viera todo como si fuera una mera espectadora. Sus oídos empezaron a pitar y su mirada se nubló al sentir en su piel el silencio tras las palabras de Omar y la aparición de más guardias. Se estaba dejando llevar por el pánico y fue incapaz de reaccionar cuando escuchó a su hermano gritar "-¡Go Miami! ¡Go!" Todo pareció volverse a cámara lenta y Melyssa empezó a sentir el suelo cada vez más cercano.

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26/06/2016, 11:16
Mike Yaddow

Mike salió corriendo sin importarle que la mano de Estel siguiera sujetándolo con fuerza. No fue consciente de lo que sucedió con la chica, que arrastrada por el empuje del americano perdió el equilibrio, tampoco se dio cuenta del vano intento de detenerlo y como caía al suelo golpeándose y lastimándose, en circunstancias normales si Mike se hubiera dado cuenta habría detenido su carrera y se hubiera parado para disculparse y ayudar a la chica, pero aquellas no eran circunstancia normales. Siguió corriendo vio a Sam por un lateral, la conocía lo suficiente para saber que pretendía detenerlo de alguna manera, pero ella no había sido nunca tan buena deportista como él y pudo esquivarla con un simple cambio de trayectoria. Ya estaba cerca y parecía haber solo un último obstáculo entre él y su objetivo. Omar también parecía decidido a impedir su acción. ¿Que les pasaba a todos? Lo esquivó por los pelos, pero tuvo que hacer tal cambio de trayectoria que se vio alejado de su objetivo inicial y además trastabilleó y terminó chocando contra uno de los guerreros que ahora protegían a Pacal, pero el americano había perdido ya toda su fuerza y topó contra un muro infranqueable. Miró a Pacal con rabia, lo tenía tan cercar, tan cerca... Se preparó para dar un nuevo impulso pero entonces un dolor terrible en su hombro izquierdo le paralizó, un grito desgarrador salió de su boca.

-¡AAAAAAHHHHHHHHH!

Se había hecho muchos tipos de lesiones, roto brazos y una pierna, pero nada le había producido tal dolor. La sangre comenzó a brotar a borbotones. Se sujetó con su mano derecha al hombro del guerrero con el que había chocado, pero apenas tenía fuerza, solo sentía que perdía poco a poco la consciencia, intentó concentrarse pero fue cayendo poco a poco al suelo. Hasta allí había llegado, solo sentía no poder haber hecho más.

Mel, Sam, salvaros por favor.

No podía hablar, solo esperaba que en la confusión creada hubiera una oportunidad para que ellas escaparan.

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27/06/2016, 11:20
Charlotte Dunne

Lottie no lo pensó. Tenía que sacar a Enara de allí, que no viera nada. Era demasiado pequeña, quería demasiado a su hermano como para que ciertas escenas se quedaran grabadas en su retina.

La cogió en volandas y evaluó rápidamente la situación. Hacia adelante el paso estaba cerrado por todos aquellos guerreros. La caída libre hasta el cenote no era opción para ella. Solo quedaba bajar por las escaleras, volver al principio, alejar a la pequeña de aquel rellano peligroso y después, después ya se vería. La cogió y, al volverse, vio que todo estaba ocupado por los niños nativos que habían salido a recibirlos, salvo un pequeño carril junto al borde. No lo pensó. Mientras que le susurraba a Enara que la iba a llevar a un sitio muy chulo, caminó decidida hacia allí, pasó junto a todos los niños y encaró la bajada con decisión. No sin titubear un poco antes de bajar el primer escalón, pero los gritos a sus espaldas y el recuerdo de las hachas la espoleó hacia adelante. En su mente, repetía los consejos de Nat. Consejos que la habían llevado arriba y que, ahora, debían llevarla a ella sola abajo.

Pégate a la pared. No mires abajo. Centra tu mirada solamente en los escalones. Y si pierdes el equilibrio y caes, salta hacia el centro todo lo que puedas, evita las rocas, cae en el agua.

Pégate a la pared. No mires abajo. Centra tu mirada…

Podía estar aquí… él llevaría a Enara… él no dudaría… y saltaría bien al centro del cenote si resbalase… yo no podré hacerlo, Enara pesa para mí, no tomaría suficiente impulso…. Si pasa la impulsaré a ella…

¡No, Lottie! Tu puedes, sigue, sigue…

Pégate a la pared. No mires abajo. Centra tu mirada...

Se detuvo un instante al escuchar un grito arriba y no pudo evitar volverse. No podía ver ya parte de lo que sucedía arriba, pero vio suficiente. Vio un hacha manchada de sangre. Vio a su hermano subiendo por una liana hacia arriba. Vio a Melissa desvanecerse y perderse de su vista.

Arriba Sean…¡Arriba! Confiaba en su hermano. Si había alguien que podía llegar allí arriba escalando por la liana, ese era él.

Temblaba, pero no podía parar ahora o Enara vería o escucharía algo que no entendería. Siguió su descenso pensando fugazmente que no había mirado si alguno de los guerreros estaba bajando tras ella, pero no quería saberlo realmente. Aceleró el paso pegada a la pared, aun a pesar de que más de una vez sentía a sus pies resbalarse por el musgo acumulado en los escalones. Sintió reír a Enara y bendijo la inocencia de la niña, que aún no se había percatado de nada.

Ahhhhhhh

Sintió un roce de la afilada piedra en la planta de su pie y su movimiento reflejo fue levantarlo. Su otro pie resbaló sobre el húmedo musgo y sintió como su centro de gravedad basculaba hacia el cenote.

¡Salta! ¡Impulsa a Enara!

Y así lo hizo. Lanzó a la pequeña hacia el agua con todas sus fuerzas, mientras su mente hacia cálculos rápidos. No tenía ni idea de la altura que les quedaba por bajar, si había o no piedras bajo ellas. Pero vio el agua más cerca de lo que pensaba, vio a la pequeña caer en ella y hundirse antes de tocar ella misma la superficie del agua y caer igualmente. Sin más problema.

He llegado abajo…

Aquel pensamiento, lleno de sorpresa, alivio y urgencia, le vino mientras intentaba bracear para salir a la superficie lo antes posible. La rápida llegada al agua la había pillado por sorpresa y no había cogido aire suficiente. Pero justo antes de salir a la superficie, escuchó como alguien más caía al agua junto a ellas. El pánico la invadió y salió a la superficie como una locomotora buscando a Enara. Dio dos brazadas y llegó hasta la pequeña que reía divertida.

En su mente vio emerger un guerrero, con su hacha y todo. Lo vio nadar hacia ellas… ¿qué podía hacer? ¿Cómo podía alejarlo de la pequeña? Solo quedaba que Enara no estuviese mirando cuando ese tipo la alcanzara a ella y...

-Vamos, nademos hacia el otro lado, lejos…. –la animó mientras se volvía en busca de quien, en esos momentos, estaba debajo del agua-¡Vamos!¡A ver quien llega primera!¡Una carrera!

Confiaba en que la pequeña se pusiera a nadar como una loca hacia el otro extremo del cenote y que no volviera la vista atrás. Y cuando la superficie del agua se rompió para dejarlo pasar, Lottie se volvió para encararse con el guerrero, llevase hacha o no. Le daría tiempo a la pequeña a poner espacio de por medio.

-¡¿NAT?! -exclamó sorprendida al ver al canadiense salir a la superficie. Sintió como un peso enorme la abandonaba y la tensión acumulada a la espera de tener que enfrentarse con una de aquellas moles nativas en mitad de un medio que no era el suyo desaparecía dejándola sin aliento. Terminó de impulsarse hasta llegar a su lado-Nat, ¿estás bien?-preguntó, pero por la forma en la que había emergido del agua sabía que así era. Si alguien podía saltar desde allí arriba al cenote, ese era Nat. Lottie estaba segura.

Se volvió a mirar a Enara y, de paso, al cenote-Antes no hemos mirado, quizás algo se nos pasara por alto. Solo miramos hacia arriba, deslumbrados por el recibimiento y lo extraño del lugar. Una salida, un escondite, algo con lo que defendernos…Tenemos que encontrar algo, Nat, bajaran a por nosotros…-le dijo con urgencia sabiendo que el tiempo se les acabaría rápido.

Escuchó un grito arriba y miró, alarmada. Había reconocido al propietario de aquel grito. La sangre se congeló en sus venas y sus ojos buscaron sin encontrar lo que quería ver. Sean. Su corazón ya estaba dividido cuando decidió correr con Enara, pero ahora se partió completamente. Quiso gritar. Quiso correr hacia arriba. Quiso cambiar tantas cosas que se sintió desbordada. La visión del saliente allá arriba se nubló en un instante. Pero el miedo hace milagros muchas veces y ella no podía estar en todos los sitios a la vez. Había decidido. Todos lo habían hecho. Solo quedaba correr hacia adelante e intentar encontrar un milagro.

-Tiene que haber una salida….¿Cómo se llena esto de agua? No creo que sea de lluvia, es demasiada, esto viene de algún sitio…-miró a Nat un instante, con lágrimas en los ojos, antes de que su mirada recorriera todo el borde del cenote ¿Quizás alguna pequeña gruta, algún camino que antes no vieran? Una rama puntiaguda, una piedra, ¡lo que fuera! salvo sus manos y su cuerpo desnudo-Busquemos algo, Nat, antes de que bajen. Antes de que vengan a por nosotros.

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27/06/2016, 11:57
Nathan Morrison

Contrariamente a lo que en principio habría podido parecer, bajar, no fue ni de lejos tan sencillo como subir minutos antes. La calma y la parsimonia... el pasmo, de preferirse, que había acompañado a la ascensión ahora estaba siendo sustituido por el terror, la inseguridad ante la inminencia de un peligro terrible. Letal. El impulso de Nat no había sido muy diferente del de su perseguida. Mientras que esta quería poner a salvo a Enara como prioridad, aquel pretendía poner a salvo también a Lottie que, tal y como bajaba los escalones, cualquier habría entendido que un tropiezo habría de ser ineludible.

- Lottie...

En el caos, la voz de Nathan se perdía antes de alcanzar los oídos saturados de euforia de la destinataria de su mensaje pero, de igual modo, el cuerpo del bailarín sabía que no pararía hasta alcanzarla. Hasta detenerla y hacerla recapacitar. Estaban encerrados. Estaban atrapados y cautivos en las manos de Pacal. En las garras de Umayma. Y aquella huída sin sentido no les iba a proporcionar una salida. Era demasiado peligroso.

Charlotte cayó. Enara cayó. Y la respiración de Nat se paró durante un latido. Todo apuntaba a que había recordado su consejo de antes pero aún a pesar de la transparencia de las aguas del cenote, Nathan temió lo peor durante un instante. Y así, antes de que cualquier señal identificase lo contrario y sin medir la posible altura desde la que caería, el bailarín se estiró cuanto pudo entrando en el agua como una flecha propulsada por un certero disparo.En el agua quebró su trayectoria para detener su impulso y poder subir a la superficie. Cada segundo contaba. Cada embestida que su propio corazón enviaba a sus sienes era un grano menos en el reloj de arena de Lottie y la pequeña hermana de Omar. E incluso en el hipotético caso de que arriba les esperase igualmente la muerte, Nat no permitiría que aquellas dos pereciesen ahogadas ante sus narices. Nadó cuanto pudo, impulsándose con manos y pies en aquellas cristalinas y paradójicamente paradisíacas aguas, a ciegas... hasta que una voz le detuvo.

-¡¿NAT?!

La respiración regresó con ahínco al pecho del canadiense. Parecía que sí... sí, sin duda. Habían amerizado bien. Enara y Lottie estaban bien. Ambas nadaban sin presentar heridas que pudieran ser percibidas de un vistazo rápido.

- ¿Estáis... estáis bien? La niña, Lottie... ¿como está Enara? ¿Os habéis hecho daño?

Sin embargo sus preguntas no obtuvieron respuesta. Lottie se encontraba al borde de la histeria. El caos que arriba estaba haciendo estragos también abajo parecía haberse extendido como un mal endémico e ineludible. Lottie hablaba de esconderse... de defenderse o de huir. Pero, ¿dónde? El agua podía llegar de mil sitios y ello no significaba que pudiesen bucear por pozos subterráneos de forma ininterrumpida hasta dar con una ruta segura. Y menos con una niña. El caos se cebaba. El miedo atenazaba los sentidos y sometía a la razón. Y, aún así, se volvía más y más contagioso. Tanto que cualquier viso de prudencia o de sentido común que el bailarín hubiera podido aportar, se esfumó al escuchar las aceleradas demandas de la pelirroja.

- Nada hacia allí... bajo los escalones. Guareceros Enara y tú. Si tienen flechas tendréis un poco de cobertura y eso nos dará tiempo. Agarraos a la roca y reservar energías... puede que tengamos que huir a nado.

El cuerpo de Nathan de nuevo se tensó. Las voces de arriba lo inundaban todo haciando retumbar los ecos del dolor de sus amigos por todo el cenote como si fuese un sórdido amplificador. Pero no quería escuchar. No podía permitirse un segundo escuchando. Aquello era una locura. No quería separarse de los demás pero no estaba pensando con claridad. Algo le espoleaba y era ese germen de supervivencia demasiado básico para ser contrarrestado con raciocinio.

- Echaré un vistazo... - dijo a la vez que se sumergía buscando, ¿el qué?

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27/06/2016, 20:12
Sean Dunne

En el suelo de la plataforma, desnudo como un tiburón y boca arriba, Sean se retorcía entre sonidos lastimosos y gemidos quejumbrosos. Él, que había sido deportista amateur, y que la diosa fortuna le había favorecido siempre en el tema de las lesiones, se encontraba con el golpe más grave hasta la fecha. Ladeó la cabeza para tener vista de lo que ocurría escaleras abajo y de cómo su hermana se alejaba de él.

...aaaaaaaaaaay... Charrrrlotte... me he hecho daño... necesito ayuda... aaaaaay...

Pero ni Sean hablaba lo suficientemente alto como para que su voz se escuchase por encima de los decibelios del grito de Mike, ni su hermana iba a detenerse tras tomar bajo su protección a Enara, una niña casi tan indefensa como Sean, y ni la mitad de llorona.

...lotte... se lo diré a papá y mamá... aaaaargh... no sé cómo, pero se lo haré saber... aaaaay... sabrán que me abandonaste... y te desheredarán...

Pero Charlotte ya estaba demasiado lejos para oírle, y aunque Sean trató de alzar el puño en señal de venganza fraterna, los abdominales laterales le tiraron de la cadera, y el dolor agudo le obligó a volver a bajar el brazo.

¿Qué estoy haciendo? Hay cosas más prioritarias que esa en estos momentos. Nnnnng... estoy delirando con el dolorrrrrf...

Sean usó su otro brazo, el opuesto al de la cadera rota. Levantando el dedo de una mano ensangrentada de cuando se raspó la piel contra la pared de roca tratando de usar la palma para frenar la caída, se dirigió a uno de los niños. Uno de esos niños alegres y dicharacheros cuya actitud y reacción ante lo que le acababa de pasar a Mike sería digno de estudio para el mundo de la psicología.

Niñoooo... trae... morfff... morffff.. finaaaaaa...

Era una petición razonable... si estuvieran en un hospital de campaña del Vietnam de 1967.

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28/06/2016, 00:33
Omar Echenique

No fue consciente de cuanto ocurría a su alrededor, la vista centrada en Mike en impedir que su locura acabara matándolos. Como si de un castillo de naipes se tratara, carta tras carta, una detrás de otra fueron cayendo pero con escasa fortuna. Azar, o la sincronía de cien intentos desesperados, incluido el del propio Mike, acabaron con este en el suelo impidiendo que este completara su desafortunado intento, pero tal y como la vida real exige, nada acababa como debía. Y así, el limpio placaje no existió y la resistencia del americano al mismo tampoco, sustituido por un feroz tajo en el hombro que dejaba al descubierto el hueso del mismo, un pomo blanco, porcelana en medio de un mar de roja sangre.

Tras trastabillas y ver caer a Mike, Omar corrió, cogió al paso una de las túnicas blancas y se arrodilló junto a Mike, desollándose las rodillas en el proceso. Aplicó la tela contra el corte, presionando con fuerza, tratando de detener la hemorragia. Se sintió nuevamente en la guerra, en Siria, como si el tiempo se hubiera detenido y nada más hubiera ocurrido desde que llevó en brazos a Estel hasta el hospital de campaña tras una agonía de sangre, sudor y lágrimas.

-Estúpido, estúpido -musitó entre dientes mientras apretaba ambas manos contra la herida.

Entonces miró a Pacal, volviendo el rostro.

-Ya nos tenéis donde queríais. Habéis vencido. Pon fin a esto -dijo y tras un tiempo que se le antojó inmemorial, acabó su frase-. Por favor.

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28/06/2016, 12:00
Oliver Booth

Casi no había terminado de ponerme aquella túnica cuando todos comenzaron a actuar de manera extraña. Puede que para ellos, de manera individual, lo que hacían tenía algún sentido, pero para mí, que tenía una visión de conjunto, la escena resultó incluso cómica. Estaba pendiente del tal Pacal, por si al fin desvelaba qué demonios hacíamos allí además de intentar salvar a la hermana de Omar y a Nefissa, cuando a Mike le dio por lanzarse sobre él... Bueno, trazando una trayectoria imaginaria deduje que pretendía eso, porque hubo unos cuantos que se empeñaron en evitarlo. Casi estaba convencido de que se trataba de alguna especie de maniobra ensayada de rugby, supongo que el intento de placaje y el movimiento de Lottie llevándose la "pelota" al agua me hicieron pensar eso. Incluso Nat se dejó llevar por el ímpetu y se tiró al agua también. En aquel momento me pareció que todos tenían su puesto en la estrategia menos yo, a mi lo que me había tocado era supervisar la jugada para ver si salía bien o no.

Y no salió bien... quiero decir, si era efectivamente una jugada ensayada, cosa de la que empezaba a dudar, el hecho de que varias personas comenzaran a sangrar indicaba que había salido jodidamente mal. Rozaduras, golpes y machetazos... ¡Joder, Mike acababa de recibir un maldito machetazo! Aquellos tipos no se andaban con tonterías y no pretendían dejarnos escapar. Salimos de una especie de cárcel futurista con forma de huevo para meternos en otra prisión, con el breve inciso de un grupo de niños vitoreándonos y lanzándonos pétalos de rosas... Joder ¿Quién coño había escrito aquel guión? ¿Lars von Trier?

Desconocía si los viajes en el tiempo estaban permitidos en el cine dogma, pero lo mismo daba, las acciones de sus compañeros habían sido temerarias y yo no veía otra salida que la rendición. Mike y Sean eran probablemente los más fuertes del grupo y se estaban retorciendo de dolor en el suelo, así que cualquier oportunidad de arrebatarles los machetes a los guerreros quedaba descartada.

- ¡Eh, Pacal, tío! - dije despacio, mientras levantaba las manos.- ¿Puedes decirle a tus colegas que dejen esos machetes? No tenemos armas.

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28/06/2016, 12:50
Udjat

Notas de juego

Una tirada 1d100 cada uno sólo visible para vosotros dos.