Partida Rol por web

Vuestro paseo en barco llega a su fin. Tras despediros del capitán y parte de la tripulación, los cuatro integrantes del grupo, puesto que Froug se ha unido a vosotros, os apeáis en aquel pequeño amarradero. Saliendo del mismo, entre los cañaverales humedos de las cercanías del río, se aprecia un pequeño sendero, bastante frondoso, pese a estar en el propio desierto. El calor, sin embargo, por producto de la humedad, es asfixiante para todos.

Anacteia bufó.

- Bueno, ¿Alguien sabe por donde continuar a partir de este punto? - preguntó a los presentes -. ¿No teníamos un mapa o algo por el estilo? - preguntó hurgando en su bandolera -. Ah, sí. Aquí - dijo sacando un pergamino.

- Según esto... deberíamos caminar al Oeste una jornada, o algo así, hasta llegar a un lugar llamado Eto, donde ese tal Anreip pretende destripar a Sheela -recordó -. No nos queda tiempo. Partamos ya - apremió.

Tras revisar nuevamente el mapa, os dais cuenta de que Eto, como comenta Anacteia, es en realidad la ciudad de la que partísteis. Vuestro objetivo era el viejo embarcadero donde os apeásteis del barco. Después de recibir la mirada de extrañeza de Grundar y Shaun, decidís seguir el sendero. Tras unos 300 metros, el entorno se abre, dejando visiblemente un claro, donde aún se puede ver una especie de construcción, en realidad sobresle del suelo una altura de un escalón de piedra. En el centro del mismo, veís uan especie de altar con una fogata en el interior. Desde la espesura, observáis como un hobgoblin se aproxima al altar, comienza a darle la vuelta y ya no vuelve a aparecer.

- Esta temperatura gustar a Grundar*. Grundar ver que Shaun y Anacteia tener calor, Froug estar hecho de pasta dura, como Grundar. El semiorco sonrie.

-Grundar igual hacer ruido, mejor no acercar al altar. Parecer puerta secreta! dice excitado al observar como el hobgoblin desaparece

Anacteia, tras avanzar por la senda y llegar al claro, fue testigo, como el resto, de las desaparición del hobgoblin en algún recoveco de un extraño altar sobre una base escalonada de piedra.

- Un hobgoblin. Como el que nos atacó en el barco. Hummm. Sospechoso - dijo la joven frunciendo el ceño -. Ahí tiene que haber algo, sin duda - asintió conforme a las palabras de Grundar. Entonces, la hechicera estiró su brazo, con la palma hacia arriba.

- Ven, Sra. Uuu. Te necesitamos - dijo. El hermoso tatuaje de su hombro, en forma de lechuza, recobró vida y voló por su piel hasta salir por su mano. Anacteia sonrió a su amiga y mientras acariciaba su blanco plumaje le indicó si podía hacer un reconocimiento rápido del altar, sobrevolándolo por encima.

- Uu - afirmó el ave. Acto seguido la hechicera conjuró un hechizo y la Sra. Uuu desapareció. Se oyó un levísimo batir de alas y la mujer dejó de sentir el plumaje en su mano. Y esperó mientras comenzó a contar. En un momento determinado, hablando consigo misma, susurró una orden de retorno.

A unos 200 metros del grupo apareció en el aire la lechuza, de nuevo, retornando. Diez segundos más tarde se posaba sobre el hombro de su ama.

- ¿Has visto algo, amiga? - le preguntó mientras el ave comenzó a ulular y la joven asentía, comprendiendo lo que decía a la perfección.

"Buen movimiento, bruja de las alas" le dice a Anecteia. Todo este tiempo se ha ganado este apodo, la bruja de las alas. Al fin y al cabo, la señora uuuh es una parte suya. es sus alas.

"Con mi capacidad de sigilo, bien podría ir con un traje de juglar lleno de cascabeles, el resultado sería el mismo" piensa "Asi que mejor dejar a los más diestros el moverse, y yo haré la técnica propia" piensa cargando la ballesta

"Yo os cubro"

La lechuza, compañera de Anacteia, voló alrededor del claro, sin ver nada más que lo que veían la hechicera y sus compañeros. Eso si, consigue contarte que tras la especie de altar, hay un trozo de madera en el suelo y nadie a la vista. Tampoco es que pueda precisarte mucho más.

Anacteia asintió conforme la Sra. Uuu comenzó a ulular y hacer gorgoritos, apoyada sobre el antebrazo de la joven, mientras la hechicera acariciaba su blanco plumaje.

- Entiendo. Gracias, amiga.

- ¡Uuuuu!

- Vale, vale. Menos gracias y más jala - rezongó la joven, suspirando mientras metía la mano en la bandolera, hurgaba y extraía finalmente una bolsa donde guardaba pequeños pedazos de carne -. Toma, zampona.

La lechuza devoró lo que su ama le daba y finalmente, haciendo caso a un gesto de cabeza de esta, se zambulló en la piel del brazo de la hechicera, como si de agua se tratara, transformándose en un precioso tatuaje de sí misma que voló por el cuerpo de su ama hasta ocupar un espacio cercano al hombro izquierdo de esta.

- Ha detectado algo de madera detrás del altar. Posiblemente alguna trampilla o acceso. No ha visto vigilancia, lo cual no significa que no haya, pero sería improbable. Por lo menos mundana - explicó a sus compañeros lo que su compañera había visto.

- Habrá que jugársela - dijo mientras comenzó a caminar hacia el altar.

Mientras avanzábais para investigar tras el claro, una enorme criatura que salió desde uno de los lados del bosque, como si estuviese parapetado esperando que alguien llegase, apareció ante vosotros, señalándoos con su arpón, mientras hablaba con cierto tono gutural.

- ¡Uwwwaa hun katen humingni! ¡Gumeeee oeeeeett zuk umanyuuu!¹ - Pronunció la enorme criatura que se puso frente a vosotros.

La enorme bestia, sin previo aviso, actuó lanzando una enorme piedra contra Shaun². Quien sabe si le caían peor los clérigos o si era porque era el que menos le gustaba de los cuatro. Por sus enormes ubres, diríais que se trataba de una hembra de suespecie.

SHAUN MICHAELS intenta defenderse, pero digamos que no se lo espera, y golpea en el arma de la bestia

"¿P-pero que narices es esto?"
"¡Se parece a MI SUEGRA!"

Que horror, SHAUN MICHAELS, parece que has visto lo más terrorífico concebible por la humanidad. La Terrorifica Suegra del Caos. La Suegra del Mal.

Grundar conjura a Gorum para que de fuerza a su bastón, mientras permanece a la defensiva

- Ser siervo del enemigo, gruñe Grundar mientras señala a la criatura, Haber dicho Fuera de aqui intrusos, No molestar a mi amo, acabar con ella deber! acaba el semiorco mientras se pone en guardia

- Ah, bueno. Si es eso, entonces le atizamos sin problemas. Pensé que igual se había enfadado por un motivo distinto. Pero si sirve a ese miserable... ¡Sin contemplaciones! - exclamó finalmente mientras conjuró contra aquel ser.

Mientras el druida conjura para obtener poder en su bastón, Anacteia trata de confundir los sentidos del enorme gigantón, que consigue resistirse al influjo de los poderes arcanos de la hechicera.

- ¡¡¡¡MMMMmmmm!!!! ¡Wuarrrr guuuu maaaaaa tugggg!¹ - Grita en su idioma.

El clérigo, en un alarde de valentía o de estupidez, según se mire, se lanza al ataque con su espada en ristre. No contaba con que el tamaño del gigante le permite atizarle hasta a diez pies de distancia, aunque por fortuna para el, Shaun logra esquivarlo, pero su ataque no consigue acertar a su adversario. Es ahí donde el cielo le da otra oportunidad al feroniés, pues la inteligencia del gigante no es mucha. Pierde tiempo recogiendo su arpón, abriendo un flanco para que Shaun pueda atacarlo. Lamentablemente, el siguiente ataque con el arpón, abre una enorme herida en el costado del clérigo. Este pierde mucha sangre y cae al suelo, perdiendo el conocimiento y desangrándose.

- ¡Nooooo! ¡Maldito gigante, Froug atacar! ¡Proteger Shaun! - Grita desde su posición el arquero Froug, el otro semiorco. Se aproxima unos pasos, tensa su arco y suelta una flecha que se clava en una pierna del gigante, que ruge de dolor.

- ¡Uuuuuarrggggg! - Gemía el gigante.

Anacteia observó horrorizada cómo un simple porrazo bastó para aplastar a Shaun. Por otro lado siempre pensó que cuanto más grandotes eran, menos cerebro tenían y su voluntad sería pequeña. Nada más lejos de la realidad, demostrando la mole una voluntad férrea que desmentía esas creencias y evitaba su conjuro con facilidad pasmosa.

Mi madre... Grotesco, pensó asustada la joven. Supo de inmediato que sus conjuros mentales tendrían escasas probabilidades de éxito y qué hechizos tenía que lanzar contra ese bruto, pero la desgracia residía en que Shaun estaba por medio y también sufriría las consecuencias, muriendo sin duda si es que no lo había hecho aun.

Retrocedió un paso e intentó otra cosa, conjurando de nuevo.

Viendo que la ogra tumbaba a Shaun de un golpe, enfureció a Grundar. - Tu poder con pequeños, ahora tener que enfrentarte a Grundar ! mientras dice esto, aumenta su tamaño y se hace tan grande como el ogro

De nuevo Froug, vuestro otro compañero semiorco consigue acertar con otra de sus flechas en el torso del enorme gigante, que sigue gruñendo, mientras aprovecha y se mueve junto al clérigo caído en combate. Lo que de verdad hace efecto es el hechizo que lanza Anacteia, que consigue cegar a su enemigo, ganando un tiempo precioso, mientras Grundar se reposiciona.

- ¡Guarrrrgggg! - Gruñe el gigante, que no puede ver nada.

Veis como intenta dar una poderosísima estocada con su arpón, hacía adelante, pero no consigue daros a ninguno pues no ve tres en un burro. Incluso trata de dar otro arponazo más, al oír los pasos de alguien cercano, que no es otro que Froug, pero falla igualmente por la poca visión que tiene.

- ¡Grundar y Anacteia atacar a gigante ahora! ¡Yo curar Shaun, rápido! -Gritó el arquero del grupo.