Partida Rol por web

La oscuridad comienza a devorar los pocos rayos de luz que alumbran el interior de la casa. Es necesario hacer uso de las linternas que el consultar había tenido a bien repartiros.

A los gritos de Julio llamando a la niña, no hubo respuesta. Si se había cobijado ahí, no debía oírlos o quizás estaba asustada. Si realmente la niña formaba parte de aquella actividad, el consultor no debía tener alma para meter ahí a una niña de noche. El sitio era escalofriante y no solo para unos ojos infantiles.

Ya no era solo la oscuridad del lugar sino el estado de todo. Tras el fuego había pasado el tiempo y con él la podredumbre.

Al entrar a la estancia fue evidente para los ojos experimentados en pequeños detalles ver la trampilla bajo la alfombra medio quemada del suelo. Ahí estaba, otrora tapada por el tapiz ahora su argolla oxidada y ennegrecida por el fuego se confundía con las cenizas del suelo. Hubo que enfocarla con una linterna para estar más seguros de que lo que veíais era cierto.

Al fondo de aquella gran sala también había una escalera de caracol en piedra, la cual debía permitir acceder a la planta superior, si es que no estaba bloqueada por nada tras el incendio o el paso del tiempo.

Chimenea, chimenea, de pronto Julio se sintió triste, muy triste. Qué desastre toda esa basura que antes había sido un hogar. Se quedó parado, fascinado, reconstruyendo la casa tal y como debería haber sido en sus tiempos. ¿Eran muchos viviendo? ¿Era un refugio de cazadores? ¿En qué habían pasado su tiempo? ¿Hombres solos? ¿Niños? Fascinante, fascinante...

Comenzó a pasar la luz de la linterna de aquí a allí, sin hacer mucho caso de lo que decía Dupont y comenzó a buscar huellas de movimientos recientes, comprobó el suelo ¿habría un sótano? Agarró cualquier palo a mano y golpeó el techo. ¿Se podría subir a la segunda planta sin peligro? Buscó unas escaleras y, de paso, revisó bien toda la primera planta. De cuándo en cuándo se paraba para suspirar y se refocilaba en la melancolía que le había invadido al ver todo ese desastre.

La escasa luz del anochecer dibujaba rayos casi horizontales en las ventanas polvorientas, dejando ver galaxias de motitas en suspensión. Olfateó, siguió revisando con sus ojos llorosos de viejo empleado gris.

Dio una patadita a cualquier cosa.

¿Chimenea? Dijo, despertando. ¿Había visto algún sitio donde se pudiera hacer fuego? Y había que ir pensando en la comida. ¿Qué narices iban a comer? ¿Tenían agua?

Con la luz de la linterna Julio pudo ver que en el fondo de la estancia había unas escaleras en piedra que ascendían al piso superior. Si es que no estaban bloqueadas por nada tras el incendio o el paso del tiempo.

Ni una sola huella sobre las cenizas, el polvo y la tierra recientes. Si alguien había pasado por allí, no había dejado un rastro evidente a los ojos de Julio. 

—Joder... Esto es hasta tétrico, ¡qué mal gusto por dios! —bramó en un tono que era perfectamente audible para los ocupantes del edificio. Si alguien hubiera mirado hacia el exterior habría visto a John volver nervioso hacia el interior. No se sentía en absoluto seguro bajo la mirada de las tinieblas que empezaban a rodear al grupo.

—¡Alguien ha tenido la idea de poner un par de zapatitos más allá en dirección a la casa! —dijo a modo de saludo —¡Ala! ¿Qué es todo esto? —Preguntó mientras se adentraba en el interior del edificio. Llamarlo cochambroso era incluso un elogio en el estado en el que se encontraba.

—¡Perdona!— Se disculpó en cuanto advirtió que se estaba cruzando en medio del haz de una linterna. Empezaban a ser multitud y si no daba apoyo con su propia luz, incluso estorbaba. ¿Habéis visto alguna prueba por ahí? ¿Será tipo Escape Room?

Andrew se llevo las manos a la boca y contuvo no sin esfuerzo las ganas de vomitar al ver y oler aquello. Apuntó su linterna directamente al suelo sin decir nada a nadie, pero dirigiendo su mirada a todos. Parecía que Dupont lo había visto también. Allí, en el suelo, podían ver lo que parecía una trampilla bajo los restos de una alfombra medio consumida por las llamas del pasado. No pudo evitar preguntarse que habría pasado allí... ¿Como se produjo el incendio?, ¿Sería provocado o accidental? 

Se acerco y sacudió el polvo negro que había sobre lo que ahora se veía claramente como una argolla oxidada, casi parecía que se disponía a tirar de ella cuando la estridente voz de Simmons penetró en la habitación.

- ¿Unos... unos zapatos? - La ausencia de respuesta podía significar que la niña no estaba allí, y esos zapatos... ¿Puede que se le hubieran caído corriendo? - Estaban... ¿Estaban bien puestos?, ¿Ordenados? ¿O como si se le hubieran caído? - 

Ahora la linterna apuntaba directamente a la pálida cara de John, sin importarle demasiado que eso pudiera molestarle.

- Y... ¿Y si esto es una trampa? Quiero decir, si han puesto la casa para hacernos perder el tiempo... o peor, si ya estaba aquí y no forma parte del juego. No tiene mucho sentido montar esto para todos los grupos. - Se estaba lanzando, y había tomado la iniciativa. Algo que quizá no gustara demasiado a los demás. Miró a Dupont, luego al suelo; pasó por el bedel y de nuevo a Simmons esperando que respondiera su pregunta.  - ¿No? - Puntualizó encogiéndose ligeramente.

- Osea - Se detuvo al pensar de nuevo en sus palabras que formaban nuevas ideas formando un barullo cada vez más grande - Un momento, ¿Y si lo de la niña es también una trampa?. Apuntó de nuevo a la trampilla que podría dar a un sótano y a la escalera que presumiblemente daba al piso superior. - No es normal encontrar una niña de noche en mitad del bosque. Ni siquiera la hemos visto.  - ¿Podría ser una grabación? - El objetivo del juego es encontrar la bandera. Podría estar en lo alto de la casa o quizá escondida abajo.

Las dudas volvieron a su cabeza. ¿Podría ser que la verdadera prueba fuera ir a rescatar a la niña obviando el objetivo principal?. Ya había dicho demasiado, veríamos que opinaba el resto...

Alexander entró en el salón solo para encontrar la habitación hecha una verdadera ruina. Aquello que ocurrió en un pasado se había cebado bien en los muebles y todo lo que quedaba era basura y restos chamuscados.

Observó como Andrew retiraba ceniza de la trampilla del suelo para revelar una argolla a la vez que escuchaba a John que regresaba a la casa. Se sentía un tanto confundido, los hechos no podían ser naturales pero había que ser realmente retorcido para tener una niña por aquí.

- Creo que todo es parte de la prueba, pero no le veo el sentido. La realidad es que no hemos visto a la niña, solo la hemos escuchado y cualquiera puede poner un par de zapatos en cualquier lado. - reflexionó tras unos segundos.

- Lo que no le encuentro es el sentido a todo esto. Debe ser alguna actividad grupal de investigación y supervivencia. - esbozó una sonrisa - Si quieren jugar, juguemos.

Tenían, según su perspectiva, habían tres factores a tener en cuenta para superar la prueba. Dos caminos que seguir, aparte de abandonar la casa, cosa que ni se le pasaba por la cabeza y pasar una noche lo mejor que pudieran. Organización.

Por una parte estaban las escaleras que ascendían al piso superior. Ni siquiera sabía si eran practicables, además de desconocer la resistencia estructural de la casa. Subir podría ser muy peligroso si no se asegurabn que el piso superior aguantaría su peso.

- Aquí hay unas escaleras que suben al piso superior, pero podría ser peligroso. Julio, ¿qué opinas? ¿crees que la casa aguantaría y no nos hundiríamos si subimos? De hecho, ni siquiera sabemos si se puede subir y la escalera no está cortada.

Entonces se centró en la trampilla del suelo. Era el segundo factor a considerar.

- Esta trampilla tiene pinta de no haber sido abierta desde el incendio de la casa, pero podría haber sido manipulada para que lo parezca así. Podríamos forzarla e investigar qué hay debajo.

Por último no pudo reprimir una mueca de disgusto al ver el estado en que estaba todo. La empresa realmente les estaba llevando al límite, pero si superaban la prueba ésta sería un gran espaldarazo para su carrera.

- Y, por último, tendremos que ver qué podemos aprovechar de aquí para pasar la noche, porque a estas horas ya es imposible volver.

Tenía que animar a sus compañeros, levantar el ánimo. Trabajar juntos, por mucho que lo detestase, era la mejor forma de superar la noche. No le importaba realmente cómo se sintieran, lo importante era mantener al grupo unido. Era muy consciente que le estaban observando... aunque la verdad no sabía cómo podrían meter las cámaras o micrófonos en este desastre.

- Nuestro objetivo sigue siendo el mismo: recuperar la bandera y ganar el juego. Debería estar por aquí y la vamos a encontrar.

- Podemos dividirnos para acabar antes, pero creo que la prueba consiste principalmente en trabajar en equipo, así que no nos dividiremos.

Había que empezar por algún lado. Señaló la escalera.

- Si a Julio le parece suficientemente segura, podemos empezar por la escalera y ver si se puede subir al piso superior. Con suerte encontraremos algo para pasar la noche más cómodos.

Sería demasiada suerte encontrar la bandera arriba, no confiaba con ello, pero al menos los mantendría ocupados un poco de tiempo antes de bajar al sótano, que no le gustaba nada. No había hecho mención a la niña. Consideraba que no había sido más que un cebo para guiarles hasta la casa y sería una pérdida de tiempo buscar los altavoces o lo que fuera que usaban. Los zapatos seguro que solo eran atrezzo.

Tenían que dar lo mejor de si mismos para superar la prueba. Se lo merecía. No iba a quedar mal frente a la empresa.

Espero que el señor Hayes aprecie el esfuerzo que estoy haciendo.

Julio ponderó la propuesta de Dupont. Yo iría abajo. Hará menos frío. Y puede que ahí esté la carbonera. Estaba mirando si no agenciarse la pata de una mesa, por si acaso. No había respondido a Rogers, pero comenzaba a pensar que no le gustaba nada todo esto.

En cuanto Simmons entró al interior del edificio, la puerta se cerró de un portazo, dejando a todos en el interior encerrados. Como si todo se tratara de una mala broma para asustarlos, o puede que estuviera todo preparado para ver cómo reaccionaban ante una situación de presión.

Ahora se encontraban a oscuras y en un incómodo silencio creado tras el retumbar de la puerta al cerrarse sola. Lo único que podían ver a su alrededor era lo que iluminaban con los haces de sus linternas. De la niña no había rastro y les quedaban dos opciones sobre a dónde dirigir sus pasos, arriba o abajo. Dos sin contar la posibilidad de tratar de abandonar la casa por esa puerta clausurada.

Andrew dio un pequeño salto con el sonido de la puerta cerrándose detrás de Simmons.

- ¡ Joder ! - Seguramente fuera el primer taco que escuchaban salir de su boca, y no había duda que había sido producido por el reciente susto. - Menudo susto me has dado Simmons - Puntualizó pensando que había sido su compañero quien había dado el portazo.

No es que le preocupara demasiado quedarse encerrado allí dentro. Lo cierto es que con unas cuantas ventanas rotas y otras que se podrían romper arrojando cualquier cosa esa era la menor de sus preocupaciones.

Julio, el bedel, tenía parte de razón al comentar que la parte del sótano posiblemente estaría menos fría que la segunda planta, aunque probablemente también estaría mucho más húmeda. - Investiguemos si queréis primero la parte de arriba. - Dupont había mencionado el detalle de que la argolla parecía no haber sido tocada en mucho tiempo, por lo que era mejor apuesta la parte superior. Además, era al que tenía que convencer en ese grupo que podía ser un activo importante para la empresa.

Se llevó la mano al bolsillo para sacar su teléfono móvil por instinto, pero fue la cámara lo que encontró. Dio un suspiro y la sacó. Apuntó uno por uno a sus compañeros, intentando encuadrarlos en la escena, y fue disparando. Probablemente se quejaran, o emitieran algún juicio contra él. No le importaba, era parte de su trabajo en aquella extraña jornada...

Alexander dio un bote al notar el portazo. Es que no se puede ser más burro... terminará cargándose algo y arruinando la prueba.

- Simmons, por favor, se un poco más delicado al cerrar la puerta.

Asintió tanto a Andrew como a Julio.

- Hay que investigar ambos extremos, no creo que nos pongan fácil lo de localizar la bandera. Como dice Julio, abajo estaremos seguramente más protegidos, por lo que, una vez bajemos, lo mejor será no tener que volver a subir. Por tanto, creo que lo que procede es ver qué hay arriba, damos una vuelta rápida de reconocimiento y regresamos para intentar pasar la noche lo mejor posible.

Señaló las escaleras con la linterna.

- ¿Cómo lo ves, Julio? ¿Crees que podemos subir por ahí sin riesgos?

– ¡Ahhh! –gritó Simmons al verse sorprendido por la puerta cerrar. No era el único al que aquel portazo le había pillado por sorpresa y con la guardia baja.

–No he sido yo… Se ha cerrado sola –contestó ante las recriminaciones y comentarios que le estaban haciendo. Se dirigió entonces a la misma puerta para confirmar que se podía abrir. Comprobó entonces que estaba bloqueada–. Qué raro… ¿Alguno de vosotros se fijó si había alguna motorización o algo que actuase sobre la puerta y la permitiera cerrarse? –preguntó en cuanto hiló los puntos dispersos estableciendo una secuencia lógica de acontecimientos.

–Definitivamente esa es la pista que nos faltaba. Aquí debe ser el siguiente paso de la gimkana, probablemente se abre y se cierra conforme los equipos van resolviendo esto– Opinó finalmente.

Pero sus compañeros no estaban allí para escucharle, todos estaban pensando rápidamente en el siguiente paso y todos parecían coincidir en ir todos como manada.

–No es por ser aguafiestas, pero no creo que sea bueno hacer todos lo mismo. Diversificarse también será algo positivo a nivel de trabajo, creo yo vamos. Así que el que unos vayan hacia arriba, y los demás bajen permitiría resolver un problema cuanto antes que si vamos todos juntos –acabó por juzgar aun sabiendo que nadie quería su opinión. No era el más popular de la empresa, pero sabía dos cosas: uno, no era un trepa y un lameculos; dos, sabe que su vida está al margen de la empresa, si aguanta todo eso es porque es un medio para vivir (eso no quita que el 90% del tiempo se estén pasando de la raya claro está)–. Y sin esperar el permiso del lameculos se dirigió a la argolla y empezó a tirar.

Cerró los ojos, momentáneamente cegado por el flash de la cámara y miró dolido al pequeño Rogers que osaba socavar su dignidad de veterano con esos manejos turbios fruto de la tecnología de estos tiempos. Luego centró su atención en la puerta. Simmons forcejeaba con ella.

Simmons, Simmons, murmuró Julio. Había pegado un mini brinco cuando la puerta se cerró sola. De esos que parecen más una implosión fruto de la rigidez del susto. ¿Sola, se había cerrado sola? Durante el primer segundo lo habría jurado. Luego su cabeza se puso a reorganizarlo todo y comenzó a pensar en una combinación de posibilidades: el descuido de Simmons, el aire (aunque no había notado tanta corriente), una broma tonta...

Qué narices, a Simmons le conocía desde hacía más tiempo que al resto. En el fondo no eran más que advenedizos. Suspiró pensando en el Viejo. Ese si que era un jefe: la furia airada cuando debía, que hacía que los huesos se te pusieran como gelatina, y eso sin mover un músculo de la cara. La generosidad cuando le daba la real gana, y la astucia malévola con que sacó adelante la empresa durante tanto tiempo.

¿Estaba mixtificando? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Un si rotundo. Pero se lo pasaba pipa con sus meditaciones, y le evitaban pensar en esa puerta inquietante.

Suba usted primero, Dupont, dijo en tono aburrido, voy a ver qué pasa con esa puerta. Y se deslizó con su andar de bedel experimentado (una cosa entre el anadeo, el resoplido y la carrerita lenta) para ayudar a Simmons. Tropezó con cosas durante el camino, porque su linterna se movía aquí y allá, nerviosa, sin seguir del todo el hilo de su marcha.

Como si su mano tuviera vida propia, se acercó a la pata de una mesa o cualquier cosa similar. "Para hacer palanca" pensaba, sin duda, pero realmente estaba buscando algo más gordo sin reflexionar en lo que hacía.

Suba, suba, señor Dupont, luego estoy con usted, repitió en tono tranquilizador.

Mientras Julio se hacía acopio de un trozo de madera no demasiado quemado y lo suficiente resistente para hacer palanca, John levantó la trampilla tirando de la argolla. Sus dedos se mancharon de hollín y las bisagras de la misma chirriaron haciendo un ruido molesto. Una pequeña nube de polvo y ceniza se elevó como consecuencia. De dentro de aquel agujero en el suelo subía un olor a humedad y quizás a moho.

Al enfocar al interior con la linterna pudo ver unas escaleras que descendían, unas de madera con travesaños que bien podrían estar carcomidos o podridos pero era la única forma de bajar. Al menos el suelo no parecía estar demasiado lejos, el haz de luz lo enfocaba y eso era tranquilizador, dentro de lo que cabía.

El bedel trató de forzar la puerta con su trozo de madera, pero fue inútil. En realidad la puerta no es que estuviera atascada, o cerrada, era como si alguien estuviera tirando desde el exterior y no le dejara abrirla. Quien quiera que fuera tenía una fuerza descomunal.

Subir por las escaleras de piedras fue fácil, en realidad no había nada que bloqueara el acceso. Las escaleras eran de piedra y macizas, por lo que tampoco había riesgo de que uno de los escalones se rompiera. A mitad de camino oyeron un chirrido, que parecía corresponder a la abertura de la trampilla de la planta baja.

El piso superior era el que más daño debió sufrir por el incendio. Casi nada quedaba en pie en este lugar, lo que antes fueron muebles ahora eran cenizas. Algunas de las paredes ya no seguían del todo en pie y las ventanas estaban casi desintegradas quedando como enormes agujeros en los muros que daban al exterior.

Fuera solo se veía la niebla y la oscuridad. La primera era tan espesa que aunque se enfocara con las linternas para tratar de desdeñar el exterior, toda luz era bloqueada por la condensación del agua. Además en el exterior no se oía nada, ni insectos, ni pájaros, ni nada. Solo sus pisadas sobre la madera y despojos quemados del suelo les acompañaban a medida que avanzaban.

Andrew sintió un escalofrío al mirar por una de las ventanas. Si le preguntaban diría que era de frío, pero aquel silencio en aquella casa lo empezaba a acojonar. Se supone que por la noche el bosque cobra vida, ¿Donde están todos los ruidos?. Miró a Dupont, del grupo en el que estaban el más fuerte era sin duda Dupont, y aunque fuera un pelota, trepa y un auténtico gilipollas no le penaba ahora que fuera su pareja para el baile de la segunda planta.

Se alejó de la ventana y volvió a mirar el piso, la destrucción que había provocado el supuesto fuego había sido devastadora en aquella planta. 

- Espero que tengan más suerte abajo, aquí no creo que podamos pasar la noche - Dijo frotándose los brazos.

Dio un vistazo algo más en detalle a cada rincón, tratando de encontrar ya no la bandera, sino cualquier cosa que les pudiera servir para pasar allí lo que se preveía como una mala noche. Mientras tanto estaba pensando en que más podrían hacer. Tenía en su mochila un mapa y una brújula, así que en cuanto se hubieran medio establecido lo usaría para ubicarse y tratar de encontrar la dirección correcta para salir de allí. Solo esperaba no tener que hacerlo corriendo y de noche, pero de ser el caso... sabría hacia donde huir al menos.