Partida Rol por web

Al alcanzó el primer árbol con un poco de prisa por regarlo. El chico no sabia que estaba meando por ultima vez en su vida. Cuando terminó escucho a alguien cerca de él.

-Por fin puedo hablar a solas contigo- dijo el chico sin un hola. Lanzó inquieto una mirada al cielo. No tenían mucho tiempo. -Tengo cosas que contarte... sobre lo ocurrido en el centro comercial, sobre lo que ocurre en este pueblo, sobre tu... padrino. Seguro que ya te has dado cuenta de que aquí pasan cosas extrañas. Pero apartemonos un poco, nadie debe oírnos.- El chico dió unos pasos hacia el interior de los árboles

El chico, por lo general bastante seguro de si mismo -o esa impresión daba al menos-, se quedó trastocado por el comentario sexual de Al. -No, no... tiene nada que ver con eso- Respondió nervioso. -Tú tampoco eres mi tipo.- Añadió con excesiva brusquedad y rotundidad.

Sacó su móvil y miró la hora, asustado. Se quedaba sin tiempo. -El viejo me va cortar las pelotas.- murmuró para sí mismo.
Después alzó la mirada contra Al. De inmediato al vio en sus ojos que era una buena persona y que podía confiar en él, o eso le pareció. Aunque también se sentía de repente un poco difuso, como si todo lo que no fuese Alvar estuviese borroso.

-Solo respóndeme una pregunta: ¿Bebiste realmente hoy un vino o licor especial con tu padrino? ¿quiero decir lo tragaste y sentiste esa extraña sensación de calor y frío a la vez? No te mojaste los labios y lo tiraste a una maceta, ¿no?- Se acerco a Al y puso las manos en sus hombros. -Es importante.

Cuando este asintió, Alvar suspiró con mirada triste. Agarró a Al de la cabeza por los lados y la giró bruscamente poniéndola en una posición incompatible con la vida. Con aquel chasquido Al dejó el mundo de los vivos.

Alvar agarró el cuerpo antes de que se desplomase y lo tomó en brazos, llevandolo hasta un claro donde había un coche aparcado.

Al sintió morirse: el dolor en el cuello fue instantáneo, despues no sintió nada. Aunque seguía consciente como una marioneta incapaz de moverse. Su corazón no latía. dejo de respirar y perdió el control de su cuerpo. a pesar de ello no había ningún túnel de luz ni pozo de azufre. Seguía estando en la tierra, atrapado en su antiguo cuerpo. Su calor corporal fue menguando,... pero en su interior había algo que le mantenía caliente. el liquido que había bebido con su padrino le mantenía en su cuerpo. Desde que murió, ardía en su interior. Era su vida extra.

Alvar lo depositó con cuidado en la parte de atrás del coche, cerro la puerta y se subió al puesto de conductor. Al conocia el coche, era propiedad de su padrino. Arrancaron.

-Espero que dejarte los ojos abiertos sea una buena idea. Cuando yo pase por esto los tenia cerrados y fue horrible estar en la oscuridad inmovilizado. Pronto volverás a estar bien. No te preocupes. Pensaba llevarte con la promesa de información hasta el cementerio y dejar que él hiciera el resto, incluido matarte, pero andamos justos de tiempo. Es un poco jodido tener tantos jefes. Las paso putas cuando me llegan instrucciones de varios a la vez. Pero el alquiler no se paga solo ¿sabes?- Al podía escucharle y verle de costado, no podía mover los ojos y tenia que ver los semaforos y las luces nocturnas pasar.

Finalmente llegaron a su destino y Alvar volvió a tomarlo en brazos. -No te preocupes. Te garantizo que no eres mi tipo.- Le susurró.

Alvar lo llevó hasta una tumba abierta en la tierra. lo deposito al lago del agujero. -Sigue aquí, ¿no? No se ha ido.- Le preguntó a alguien fuera de su campo de visión.

El padrino de Al, se acerco junto a ellos con una agilidad que no tenia nada que ver con la debilidad que mostraba de normal. Vestía una túnica negra y una estola dorada con complicados símbolos arcanos. -Llegas justo de tiempo.- Le dijo a Alvar en un tono con el que no hacia falta añadir ninguna amenaza extra sobre lo que podría haber ocurrido si se hubiese retrasado un poco más.

Se arrodillo junto al cuerpo de Al. -No te preocupes, sigue aquí. Puede verme con nitidez. Mi muchacho es un hombre fuerte que renacerá lleno de fuerza.- Tranquilizó a Alvar y habló a Al sujetándole la mejilla para mirarse a los ojos. Luego el hombre miró al cielo. El eclipse era inminente.

Alzó los brazos y la vista al cielo. -Este es mi hijo de la noche. Este es Alb... Al- Miró al chico con complicidad antes de volver a alzar la vista solemne. -Yo lo presento ante la noche, yo lo reconozco como mi vástago, yo le entrego libremente mi oscuridad y mi fuerza.- El hombre sacó una daga ritual de su cinto y se abrió un profundo corte en la muñeca.  la sangre cayó en la boca abierta de Al. Aunque su cuerpo no tenía ya el reflejo de tragar, el liquido buscó el camino hacia su interior. Ardía a su paso. Pronto sintió un calor infernal y abrasador por dentro.

Cuando el Sire considero que había entregado suficiente poder a su vastago, se lamió de manera un tanto obscena el corte se su muñeca y deposito el cuerpo de Al en el fondo de la tumba. El anciano canturreaba algo en alguna lengua muerta mientras el joven con una pala enterraba a Al.

Aquel calor abrasador transformó su cuerpo mientras permanecia bajo la tierra. El sudor, los restos de orina y otros fluidos propios de la vida abandonaron su cuerpo hacia la tierra. Sus tejidos se secaron y se rehidrataron con la sangre del vampiro que había ingerido. Su cuerpo se reconfiguraba mientras el calor se iba apagando poco a poco. Cuando se sintió enfriar del todo la consciencia se fue apagando era el momento de morir de verdad, dejar de existir. Aunque un nuevo camino se abrió ante él, la posibilidad de vivir gracias al poder de la sangre. Al sintió ese poder y eligió entre la redención del olvido o la existencia a cualquier precio la segunda opción. Paulatinamente recuperó el control y movilidad de su cuerpo. Pudo empezar a abrirse paso hacia la superficie. Por suerte la tierra estaba aun suelta.

Cuando emergió, los caninos le dolían reconfigurados en sus nuevos colmillos retráctiles. Y tenia una profunda y maldita sed, no de agua precisamente.

El cementerio estaba tranquilo. Solo pudo ver a Alvar con expresión preocupada sentado en una lapida. En cuanto vio a Al emerger de la tierra se acercó y le ofreció la mano. El joven se veía sinceramente preocupado.

Al no entendía bien del todo qué estaba pasando.

El tipo aquel había pasado a ser lo más interesante del mundo y, de repente, le cogía del cuello y todo crujía. ¿Acaso no debía morir en aquel momento? ¿El maletero de un coche? ¿Voces en el cementerio? ¿Entregarle oscuridad? ¿Sangre? ¿Tierra?

Era demasiado que mascar, hasta para alguien como Al. ¿Le había drogado al tocarle en el cuello? ¿Era eso? ¿Le enterraba porque era un fetichista raro? ¿Porqué le dolían los dientes?

No importaba demasiado, sentía una mano, la mano de su ¿asesino? ¿aliado? No lo sabía pero estaba cabreado y, en momentos como aquel, el instinto era el arma principal. Extendió la mano contraria a la que le tendía la mano para agarrarle del brazo e impulsarse hacia arriba, tratando de morder con sus nuevos colmillos y con cierta saña. No quería desaparecer, no quería morir. Quería luchar con todo lo que tenía.

Lo más probable era que estuviese equivocándose, pero no le importaba en absoluto. Si conseguía debilitarlo tal vez encontrase alguna respuesta a qué demonios le estaba pasado. Había pasado por cambios hormonales pero aquello era excesivo.

Al agarró a Alvar con fuerza y salió de la tierra con fuerza, clavando sus colmillos en la carne ajena. El sabor de la sangre fue embriagador desde el mismo momento en el que toco su lengua se convirtió en su nueva bebida favorita. Esta era ahora la única sustancia que su cuerpo consideraba nutritiva.

El chico esperaba desorientación y confusión por parte del recién renacido, no ganas de combate. Solo un grito de dolor cuando los colmillos se hundieron en su cuerpo y trato de apartar al contrario con un empujón. -¡Aguanta un poco la sed, hostia!- bufó enfadado y mostrándole los colmillos propios en actitud de "si me buscas, me encuentras" con su mano apretaba la herida que el otro le había causado.

"Puto "Vladimir", no me mete más que en marrones". Pensó refiriéndose al padrino de Al, al que había otorgado ese apodo en cuanto se conocieron.

Tras separarse, Al le miró con rabia y en posición de guardia, llevándose el reverso de la mano para limpiar el remanente de sangre de los labios. Sangre... ¿aquella bebida era sangre?

¡La hostia!

Blasfemó al darse cuenta. Estaba delicioso pero era puta sangre. ¿Acaso se había convertido en un monstruo? Más y más preguntas y sólo un tipo enfrente que al menos tiene los huevos de plantar cara.

¿Qué sed ni qué cojones? Estoy enfadado. Cabreado. ¿Qué demonios me has hecho? Y más te vale que la respuesta me convenza o uno de los dos perderá algo importante hoy.

Habló sin pensar, amenazándole, aún pese a que eso fuese probablemente más fuerte que él.

¿Qué demonios eres?

Añadió.

Alvar se apartó unos pasos apretando aún donde el otro le había mordido. No es que estuviese asustado precisamente, pero prefería tener algo de espacio entre él y "el principito".

Era mejor, como solia decir Groucho Marx, responder primero la segunda pregunta. -Soy lo mismo que tú ahora. Un vampiro.- "Ya está dicho" pensó el chico, preguntándose como iba a reaccionar Al. -Y él que te ha dado su sangre para realizar la transformación es tu padrino, no yo. Yo no he tomado ninguna decisión sobre tu destino. Hace falta alcanzar cierta edad para poder transformar a otros. Yo solo he ayudado un poco y cumplido ordenes. Y ahora me toca enseñarte lo básico sobre la caza y responder tus primeras preguntas. Así que dispara.- Hizo una pausa en la que disfruto el olor de las plantas y flores del cementerio que la risa fresca traía. -Cuando estemos listos, podemos irnos a cazar un poco para que veas como conseguir sangre sin matar a la persona de la que bebas. Hay ropa limpia en el maletero.

¡Claro, un Vampiro! -exclamó cargado de ironía, quería calmarse pero nada de lo que escuchaba tenía demasiado sentido- ¡Y ahora me dirás que hay una cazavampiros rubia bajita buenorra ¿no?

Chasqueó la lengua molesto. Respiró tratando de calmarse.

A ver... el viejo, dices que el viejo es un vampiro viejo, lo cual es redundante ¿no? -intentaba entender la situación para ser proactivo- Tengo que aprender a cazar sin matar ¿no? -siguió- ¿La luz del día me hará brillar con purpurina? -satirizó, pero si la respuesta era que sí se plantearía el suicidio- ¿O nos fríe como si fuésemos unos huevos? ¿Tú también eres uno?

¿Cómo coño se esconden estos colmillos?

Y sí, por todos los dioses, quiero ropa nueva.

Decidió darle el beneficio de la duda, además, parecía querer ayudar, aunque tampoco confiaba mucho en él, estaba claro que algo raro estaba pasando. Ya buscaría algún pringado con el que desahogarse si tenía razón. Y el viejo iba a darle muchas explicaciones. Puto anciano que creía tener la razón de todo y pensaba que preguntar estaba sobrevalorado.

El vampiro miró a Al con seriedad y un deje de impaciencia aunque de repente una sonrisa cruzó su rostro, parecía otra persona casi. Aquella expresión de alegría duró menos que el eclipse. -Es la primera vez que tengo que darle explicaciones a un recién convertido. Es divertido porque me recuerda que al principio el mundillo sobrenarural a mi me pareció también una locura.

Por partes. Primero respira y tranquilízate. Los colmillos puedes retraerlos y sacarlos a voluntad. Solo salen por si solos si te sientes amenazado o estresado... o si tienes mucha sed. Intenta pensar en otra cosa o lugar.- Le dejó un tiempo para que probase a tranquilizarse.

La cazavampiros rubita no se a quien te refieres. pero los cazavampiros, mejor cuanto más lejos.- Alvar no había visto ningún capitulo de Buffy. -Hay dos tipos: los oficiales y los humanos que les da por matarnos. Con los primeros hay una tregua, así que si no matas a gente deberían dejarte en paz. Los segundos son más problemáticos, o eso dicen. Yo no me he topado con ninguno. Y sí, yo también soy un vampiro.

El viejo, no es viejo en términos de persona normal, es viejo de verdad. Tu creador tiene más de cinco siglos. Y es uno de los jerarcas de la especie. Por lo menos en la isla.

La luz solo nos atonta un poco nada más. A más viejo te hagas más fuerte seras por la noche pero más enclenque por el día. Salvo que intentes mantenerte afín a los vivos.

-La ropa está en el maletero.- Dijo lanzándole las llaves de uno de los coches de su padrino. -¿Qué te parece si mientras te cambias me lío un porro? La noche no va a ser más surrealista, ¿no?

Hablaba mucho, demasiadas cosas que encajar. Al parecer los cazavampiros existían y tenían una tregua con su presa, los colmillos eran cosa del nerviosismo y el viejo era ultra viejo.

¿Qué más?

Pensó en voz alta. Al menos no brillaban, lo cual ya era un plus para Al. Tomó las llaves al vuelo.

No, no va a ser más surrealista. Pero dos cosas: tienes que modernizarte y lía un porro para cuando termine.

Le pidió. Le dio a abrir hasta que vio el coche y fue a cambiarse, casi cualquier cosa de este siglo le iba a servir, porque con el viejo era complicado saber. Habían tomado decisiones por él que marcarían el resto de su vida, la cual de repente se le antojaba absurdamente larga, si algo de lo que creía sobre vampiros era real.

Alvar se encogió de hombros, no entendía a que se refería el otro con lo de modernizarse, pero tampoco le apetecía preguntar.

En cuanto Al llego al coche y abrió el maletero pudo encontrar algunas de sus prendas. En concreto era lo que había llevado hacia dos sábados. La ropa estaba envasada en la funda de plástico con el logo de la tintorería habitual. El viejo no parecía haber tomado ninguna decisión al respecto de su atuendo, sino que había decidido que fuese el propio criterio de Al quien marcase la ropa de su primera caza. El chico se había librado de aparecer por la noche con una capa medieval o una levita al cuello o algo que su padrino considerase moderno.

Tras cambiarse e intercambiar algunos mensajes de móvil con sus amigos se reencontró con el que sería su mentor por aquella noche. En las siguientes horas Al pudo darse cuenta  de que el chico estaba haciendo aquello como una orden, no porque tuviese ningún interés en enseñarle a un novato. Pero a la vez, pese a su frialdad y distanciamiento, parecía sentir algún tipo de empata e intentaba hacérselo más fácil pues él mismo había pasado por aquello hacía poco.

-Tú conduces, supongo.- Dijo dando comienzo a la noche

Para agilizar la escena te propongo hacerla como a flashes relevantes. Si quieres dime cosas como qué te gustaria saber de los vampiros, que actitud tienes ante esta situación, Alvar, la primera vez que cazes, etc y yo te pongo un par de flash con los momentos clave, reaccionas a ellos y te puedo colocar de vuelta con candy y los demás del concilio de madrugada

Suspiró al ver la ropa envasada al vacío. El viejo era una mezcla entre algo absurdamente arcaico e intentos de actualizarse. Al menos era una ropa que podría ponerme sin demasiados problemas y sin hacer el ridículo, pero era demasiado impersonal. Como todo lo que concernía al maldito.

Al menos le dejaban conducir, con lo cual sonrió y encendió el motor. Habían muchas cosas que aprender y poco tiempo: caza, enemigos naturales, fortalezas, debilidades, poderes, sociedades/sectas vampíricas...

Puede que a Alvar no le gustase aquello, pero Al no había pedido que le convirtiesen en un hijo de la noche.