Partida Rol por web

PNJOTIZADO.

¡¡¡AAAAAAAAAAAAAGGGGHHHHHHHHHH!!!! -Michael Winslow se había alejado unos metros para acercarse al pequeño arroyo no muy lejos de allí, ese que sonaba, y ni siquiera os habíais dado cuenta de ello (pues estábais aún anonadados con el cadáver-. Cuando os girásteis, contemplásteis lo que pasaba: un enorme brazo ensangrentado, con cinco uñas bañasdas en escoria y ahora glóbulos rojos, sobresalía del pecho del periodista, casi en vertical. Un ser de humanas proporciones había atravesado su brazo desde la espalda hasta hacerlo asomar por el pecho de Winslow. El grito de terror fue lo último alarido de aquel hombre, pues el brazo fue extraído y el cuerpo de éste cayó fulminado al suelo.

Delante de vosotros, ahora, había un tipo vestido con los harapos de lo que parecía una especie de traje o mono oscuro y ponzoñoso, como si hubiera estado en constante deterioro. Tal vez fuera un traje militar. El tipo carecía de cabellera (o eso os pareció, pues llevaba una gorra de camuflaje). Sus ojos eran pequeños pero claros, y constrastaban con su ahora impregnada piel en sangre, sangre de Winslow. Lo había matado de un zarpazo, como una bestia... Ahora os miraba mientras una asquerosa baba sobresalía de sus dientes amarillentos. El pútrido olor que expedía amenizaba vuestras fosas nasales, incluso a unos metros de distancia.

Pero que coño... pienso al ver la dantesca imagen que se muestra ante nuestros ojos. Ha quedado claro que no estamos sólos en la isla y parece que hemos encontrado al responsable de la mutilación del cadáver que hemos visto. Sin embargo, ese descubrimiento ha sido al coste de la muerte de Winslow. Pobre hijo de puta...

Con una frialdad inusitada, coloco la bayoneta en la boca de mi arma y cargo contra el horrible ser dispuesto a ensartarlo como a un cerdo...

Los gritos de dolor de Benson alertaron al comandante. El incauto del periodista se había separado del grupo y aquello fue su perdición. La horrorosa visión de su compañero empalado puso a prueba la cordura de Cade Foster, fueron demasiadas emociones seguidas.

Tras a copiar suficiente valentía, el oficial de más alto rango intentó posicionarse para tener mejor línea de tiro. Y disparó con su pistola al "horror" que amenazaba al grupo.

No es momento para una retirada, acabemos con "esto" tenemos superioridad numérica. El comandante temía quedarse solo, ya que la moral no andaba por las nubes y aquella monstruosidad podía asustar al más valiente..

El horror solo comienza con el cadáver desollado, porque a continuación el periodista muere horriblemente a manos de un cadáver andante. Su putrefacción llega sin problemas hasta Jack y los demás, que instintivamente comienzan a actuar.
- ¡Santa madre de todos los cielos, Santa madre de todos los cielos! -
Jack repitiendo una frase en continuado soltó las improvisadas muletas para asir con fuerza y nerviosismo su rifle y disparar al muerto andante.
En ese momento su malestar despareció y fue ocupado por el pánico.

William no soportaba ver la sangre, por algo se hizo ingeniero y no médico. Pues imagínese usted lo que debió sentir cuando un ser putrefacto empaló a un compañero con el cual había convivido de forma muy cercana -literalmente- durante la travesía por el mar hasta esa isla. El miedo hizo que apenas lograse sacar el arma.

-Ah-Ah-Ah...

Quizás la poca formación que recibió en materia de "así se dispara" también fuera un factor a tener en cuenta, aún más si se entiende que el pobre de William nunca, en su vida, entró en combate. 

El artillero Arthur fue le primero en reaccionar ante aquel ser. Con la bayoneta de su ametralladora colocada sobre el cañón, corrió hacia el mismo y logró incrustárselo a la altura del pecho.

El golpe fue tremendo, y le hundió todo el "pincho" entre las costillas". Cuando lo sacó, se apartó un poco, y entonces el artillero estuvo a punto de ser acribillado por el marine Jack, que había dejado caer las muletas, había tomado su rifle con nerviosismo, y había comenzado a disparar. Por fortuna no le dió a su compañero, pero por desgracia tampoco acertó a aquella especie de demonio.

La criatura, entonces, comenzó a correr hacia atrás como un poseso. Parecía no tener control de sus extremidades, su cuello y ni siquiera de su lengua, y todo ello avanzaba como unido al torso, que se movía como autónomamente. Es decir, la manera de correr de aquel sujeto era tanto asquerosa como increíblemente terrorífica. Emitía un alarido mientras lo hacía. Luego se lanzó, con la herida de la bayoneta de Arthur, contra Jack. Pretendía clavarle el cuchillo que tenía en su mano.

Antes de que Jack pudiera soltar el rifle, el tipo le hundió el cuchillo en el hombro, y el marine comenzó a perder mucha sangre tras un gran grito desgarrador. Hasta las alimanas propias de la selva silenciaron sus sonidos dada la intensidad del grito del soldado.

Fue entonces cuando el comandante Cade, viendo el horror que se estaba produciendo, logró asestarle tres balazos al ser, mientras hendía su cuchillo en el marine. Dichos tres balazos le ocasionaron la muerte, pues la criatura cayó al suelo rematada. Su cuerpo se volvió hacia atrás y se desplomó como un peso muerto. Jack cayó al suelo sumergido en dolor, y por su parte, a William, no muy diestro en el arte de las armas, se le disparó el arma. ¡¡BOOMM!! ¡¡Aquel disparo le cayó en el dedo gordo del pie!!

Sangre por doquier es lo único que alcanza a ver el soldado al encontrarse tendido en el suelo luego del feroz ataque del monstruo-soldado-cadáver.

- Ohh...ahhh...la oscuridad, no veo. Ohhh hay luz al frente – murmura Jack en su posición de descanso final en su lecho de presunta muerte – un túnel y luz al final… tengo frio … - añade en su mar de dolor, tanto por las viejas heridas como por la nueva en su hombro a causa del cuchillo del atacante.

La suerte de Stockton no deja de menguar, que lentamente acumula heridas como desgracias en su haber. De no ser por una piedra en el suelo que le impide estar completamente relajado tampoco le es posible exhalar su ultimo suspiro aunque su actuación dramática aspire a ello.

Aún con el suste en el cuerpo, parecía que la tarde comenzaba a mermar. En aquella zona del Pacífico los días parecían más cortos que en América. Seguramente, en unas tres horas anochecería. Vosotros seguíais en el linde de la selva, junto a la playa.
 

Con la pistola aún husmeando, el comandante Foster no daba crédito de la abominación que habían liquidado.

Que diablos es este ser, recuerda a un humano pero con alguna especie de mutación!!! Que locura de isla es esta? Esperaba que este Paraíso fuese nuestra salvación, pero habrá que andarse con ojo. Quizás haya más engendros como este.

Viendo que el Marine seguía haciendo gala de su famosa suerte, y el estado en que había acabado tras la pelea.

Que el más cualificado atienda a Stockton, creo que debe ser usted ingeniero Crowden. Aquí tiene un botiquín por si lo necesita....por cierto que tal su pie?

Al parecer no podrían llegar hasta la cima más alta ya que el sol empezaba a menguar.

Tendremos que posponer nuestra excursión para mañana al alba, lo mejor será improvisar un campamento para pasar la noche. Pero un poco apartado de toda esta sangría o podría atraer más engendros. Una vez atendida la herida del Marine, propongo caminar una hora e improvisar un refugio.

Sin lugar a dudas el primer disparo de William no había sido un éxito rotundo, tal y como él había pensado que sería. Sino que, por el contrario, fue todo lo opuesto posible, se había disparado sin querer a sí mismo y ahora estaba tendido en el suelo sacándose la bota para ver como, en efecto, ahora iba a tener que cojear por cierto tiempo hasta acostumbrarse a estar desequilibrado por la falta de su dedo gordo.

-No... Ya sabía yo que tenía que haberme quedado en casa...

- Déjadme echarle un vistazo a esas heridas - digo dirigiéndome hacia Stockton y Crowden. Después de todo, aunque no hubiera terminado mis estudios, los años en la facultad de medicina no pasaron en balde.

Comienzo explorando al marine ya que su herida parece ser de mayor gravedad que la de Crowden. Le quito el casco a Stockton y pido que alguien intente traerme algo de agua limpia en el casco para poder limpiar las heridas...

- Déjadme echarle un vistazo a esas heridas -

Luego que le quitan el casco para traer agua en el Jack comienza a hurgar en su chaqueta hasta encontrar un papel arrugado y parcialmente desteñido. Con la mano temblorosa se lo extiende a Benson.

- P...por favor...es para m...mis padres… - murmura alzando la carta en el aire luego de intentar incorporarse en vano y escupir algo de sangre por sus viejas heridas.

La noche se aproxima inexorablemente, y con ello las bestias de la jungla podrían verse atraídas por el hedor a sangre. Jack desearía continuar pero sus heridas lo limitan a estar postrado por el momento.

Arthur Benson recogió algo de agua en el casco del malherido Stockton. Acudió después a él de nuevo con el pequeño botiquín que le entregó y comenzó a inspeccionar esas feas heridas. Mientras Williams se maldecía preguntándose qué había hecho para merecer llegar hasta allí, Cade miraba como Arthur intentaba curar al marine mientras ya tenía en su mente el caminar un buen rato selva adentro. Tal vez encontraran un buen lugar para asentarse o poder construir una cabaña.

Mientras el marine sacaba una especie de cara del bolsillo interior de su chaqueta, Benson le taponaba las heridas como podía, y sabía que no podía hacer mucho. Al menos podrá quedar estabilizado un buen rato.

Antes de que anocheciera del todo, el sargento Cade Foster ya tenía en mente la dirección y el sentido por el que caminar: dirección norte, sin pausa. Dedujo que había más frondosidad en esa dirección (de hecho estábais en la parte sur de la isla) y también supísteis que ir por ese sentido hacía que ascendiérais, que comenzárais a subir la cima de la montaña central de la zona.

El marine caminaba con las muletas, con ayuda de sus compañeros que se iban turnando para sostenerle. Encima había sido herido de bala, al igual que el ingeniero William, que caminaba pesadamente con la gran herida de su dedo gordo del pie. Ello retrasó bastante la marcha.

La zona por la que íbais se antojaba boscosa y arbórea, y con los ojos avizo y las armas en alto, caminábais pisando barro, hojas, piedras y sintiendo el húmedo ambiente de aquel ecosistema. Algunos insectos os mordían la piel y rezábais porque no entraran de nuevo bajo vuestro uniforme. Sin embargo, algo que también comenzó a preocuparos era ese sonido: vuestro estómago. Estábais hambrientos, y el agua del arroyo que habías cogido antes no era suficiente para reconfortaros.

Claro que, a pesar de tantos malos augurios, un rayo de esperanza surgió en las alturas. Estando en la falda de la gran montaña avistásteis en lo alto una estructura, como una gran torre o un gran faro.

William iba despacio, no solo por el hecho de estar casi mortalmente herido; sino porque estaba hambriento y a cada paso que daba le acompañaba un rastreo de la zona en busca de un delicioso "Fish and Chips" o una Tarta de Carne, quizás un Pudding... Cualquier cosa que pudiera encontrar y estuviera en un estado lo suficientemente bueno como para ingerirse.

Pese a todo, parecía que la probabilidad de encontrarse un Picnic abandonado en mitad de la selva sería baja y era algo que realmente sabía, pero aún así, trato de seguir buscando por deliciosa comida.

-Sargento, Señor. ¿Qué diablos era eso?. No parecía ser un japo común...