Partida Rol por web

Salís por la parte de atrás del restaurante. Parece que el barrio está de nuevo tranquilo, la gente que aún podía moverse hace rato que ha huido y por lo que parece ser, la policía debe de estar a otras cosas, ya que ha pasado más de media hora del incidente y ni siquiera se escuchan las sirenas de la policía. Localizáis el coche rápidamente. Scott se apresura a abrirlo y rápidamente os acomodáis en él.

Scoot y Mike montan en la parte de adelante mientras que Benny e Isabella lo hacen en la de detrás. Scott gira la llave y el coche se arranca con un sonido ronco y ahogado mientras a vuestra nariz llega ese olor tan característico del humo del tubo de escape.

Os queda más de media hora para presentaros en el lugar indicado, el tinglado de los muelles, tiempo más que de sobra por lo cual Scott conduce tranquilamente observando la ciudad bajo el color de la noche. La lluvia ha remitido y solo unas débiles gotas se atreven a posarse en el parabrisas. La ciudad está tranquila, inerte a estas horas de la noche.

Giráis a la izquierda para tomar la Avenida principal, al final de la cual daréis con los muelles. Pasáis frente a una gasolinera y un taller de neumáticos y Scott no puede evitar mirar la aguja de la gasolina, cuando observa un camión y un coche repostando en la estación, el depósito está prácticamente lleno.

Joder, me estoy volviendo un puto paranoico, piensas mientras tu mirada se dirige a la aguja de la gasolina.
Sin embargo tu cerebro ha percibido más información… no…, no has mirado la aguja para mirar cuanta gasolina queda… eso ya lo habías hecho nada más arrancar el coche…

Por puro instinto vuelves a girar la cabeza hacia la gasolinera.

¡¡¡MIERDA!!! Estás totalmente seguro, el coche que está aparcado repostando, no está repostando y… joder, joder, es el mismo del que salieron los tipos que tirotearon el restaurante, me cago en la puta!!!

Distingues tres siluetas, están fuera del coche, que tiene el maletero abierto y parece que están charlando o encendiéndose un cigarrillo, no te da tiempo a verlo bien. Lo que sí puedes ver con claridad es como uno de ellos fija la vista en vuestro coche cuando os ve pasar y rápidamente, en un suspiro, parece que les dice algo a sus compañeros.

Rápidamente los 3 se suben al coche y lo arrancan…

Tiene toda la pinta de que van a por vosotros….

Scott no dijo nada a sus compañeros. La única señal que tuvieron de que las cosas no iban bien fue cuando el hombre hundió el pie en el pedal del acelerador. El coche pegó un respingo y se lanzó hacia adelante a toda velocidad.

-¡Agachaos, vienen a por nosotros! ¡Estaban en esa gasolinera!

Rápidamente da un pequeño bote cuando el coche acelera tan de repente y sobresaltado abre los ojos como platos echando un vistazo general a la situación.

- ¡En serio! Lo de este pueblo es de auténtica coña... - mira a la pelirroja - ¡Agáchate preciosa! ¡Esta parece que no va a ser nuestra noche! - y el procede a protegerse contra el asiento del coche, algo encorvado.

Scott conducía tranquilamente hasta que, al pasar ante la gasolinera, aceleró el coche el cual se movió con demasiado ímpetu lo que hizo que Isabella a punto estuviera de chocar con el asiento de delante.

- Pero ¿qué pasa ahora? -Preguntó atemorizada mientras hacía caso a Benny y se hacía un ovillo intentando que no se la viera desde el exterior mientras pensaba que no había sido tan buena idea haberse apuntado a aquella aventura y que mejor hubiera sido quedarse en el restaurante a la espera de que llegara la policía, o mejor aún... haber cogido un taxi y haber marchado para su casa intentando olvidarse de todo lo que había pasado.

Mike volvió a dibujar esa irónica sonrisa en su cara. Qué sería eso que pasaba por la cabeza de aquel extraño hombre. Con calma metió la mano en la gabardina palpando el arma y miró hacia atrás.

—¡Menos mal que se decidió a llevar el coche usted, señor Sabena! —bromeó mientras bajaba la ventanilla con la pistola en la diestra.

Mike casi pierde la pistola en el momento en que Scott pega un brusco volantazo que le hace perder el control del coche durante unos instantes. Sin embargo Mike no llegó a sacar el brazo por la ventanilla antes de dicho volantazo y consiguió mantener la pistola en su poder.

Cuando se asomó con la intención de disparar pudo ver como del asiento del copiloto asomaba parte del cuerpo de un hombre empuñando una pistola y creyó intuir que por el otro lado, en la parte de atrás, otra persona hacía lo mismo....

Mike miró a Sabena torciendo el gesto.

—Deberías tener más cuidado, no puedo apuntar si no mantienes el coche sobre la carretera —dijo mientras preparaba la pistola.

Un instante después sacó medio cuerpo por la ventana y apuntó a la rueda del vehículo perseguidor. Inmediatamente después un disparó resonó por encima del ruido de los motores.

Mike volvió al interior del vehículo con su ya clásica sonrisa en los labios.

—Acelera... ya no darán más problemas.

Justo en el momento en el que Mike termina de meter la cabeza en el coche, se puede oír el chirriar de las ruedas de los perseguidores y un atronador golpe contra una de las tiendas de la calle.

Entre tremendo golpetazo atinaís a oir dos disparos pero, por fortuna parece que no han dañado ni a vuestro coche ni a los ocupantes.

Scott mira por el retrovisor y observa el coche perseguidor, totalmente destrozado y con humo en su parte delantera, totalmente incrustado en lo que parece ser una sombrerería...

Scott se relaja y reduce la marcha..., todo vuelve a la normalidad....

Agazapada en el suelo del coche, Isabella oía, a través de sus manos apretadas contra sus oídos, el sonido de las balas y su cuerpo empezaba a notar los gopes que recibía por los bandazos del coche. No se atrevió en ningún momento levantar la cabeza hasta que, después de un tiempo que le pareció eterno, pudo comprobar que el coche había reducido la marcha. Parecía que también habían salido de esta.

- Pero ¿qué está pasando? -Su voz temblaba ligeramente al hablar mientra se volvía a sentar e intentaba arreglar coquetamente su arrugado vestido y su peinado.

La pregunta de Isabella quedó sepultada por el motor del coche que Scott, afortunadamente, ya tenía bajo control. El disparo de Mike fue extraordinario y eso permitió que el grupo se relajase. Tanto Benny como Isabella habían vuelto a levantar la cabeza y el grupo avanzaba por las calles de la ciudad en dirección al muelle.

En unos 20 minutos Scott consigue llevar el coche del restaurante a la zona portuaria cruzando, para ello, todo el distrito portuario. La calle principal del distrito lleva casi directamente a los muelles donde el grupo puede observar algunos locales abiertos con sus leces amarillentas. Ni que decir tiene, lo que queda abierto son bares y algunos clubes de "mala reputación".

En unos diez minutos más el grupo llega a la parte externa del muelle, que está bastante mal iluminada, con un par de tinglados que lo delimitan y una garita tras una valla de acero enlazado.

Una luz ilumina pobremente la garita desde fuera. Scott detiene el coche y gracias a dicha detención podeís oír una radio donde una emisora de deportes habla sobre el partido de los Giants del fin de semana...

Pasan aproximadamente 5 minutos pero nadie sale a recibir al coches del grupo, detenido justo en frente de la valla.

Al principio os cuesta aclimataros a la tenue luz pero tras 5 minutos en el coche, todos podéis observar un pequeño rastro de algo oscuro que sale del interior de la garita...

Mierda, aquello era sangre. Sin lugar a dudas. Scott dejó el motor encendido y bajó del coche sacando la pistola nuevamente. La amartilló y le hizo señas al resto para que se quedara en el interior del vehículo. Los tipos que les habían seguido no habían dejado cabos sueltos y estaba seguro de que ya alguien se les había adelantado.

Scott se acercó a la valla e intentó abrirla desde fuera. Si no se podía hacer, intentaría escalarla y abrir desde dentro.

Maldita la hora en la que se me ocurrió meterme en este jaleo. Santa Madona... esto es demasiado lúgubre. Isabella no podía dejar de temblar mientras esperaba en el coche a que Scott abriera la valla. Desde el interior y con la poca luz que había no podía ver lo que estaba pasando y eso la consumía mucho más.

Sus compañeros, al igual que ella, se mostraban callados y expectantes, precavidos ante lo que pudiera suceder. La zona en la que se encontraban no era precisamente la mejor de la ciudad, así que debían estar alerta por si aparecía un nuevo contratiempo.

- No debería haber venido... esto cada vez tiene peor pinta.

Durante un instante Mike vaciló entre sacar la pistola y seguir a Scott o quedarse en el coche. Las palabras de Scott habían sido claras pero no era momento para hacerse el héroe y quedarse en el coche era facilitar el blanco a cualquier tirador.

Salió del coche y vigiló de lejos la actuación de Scott. La pistola seguía en su sitio, en el interior de la gabardina, pero Mike se movía de un lado a otro arrebujado en la gabardina y sin perder de vista cada movimiento de Scott.

La intranquilidad de la mujer podía jugar en su contra así que Mike se acercó a la ventanilla un instante y dio un par de golpes con los nudillos. Empujó dos veces con las palmas de las manos hacia el suelo instando a la calma de la mujer y, finalmente, le dedicó un guiño del ojo para tratar de tranquilizarla.

Por el momento Benny permaneció en el interior del vehículo. Escuchó como Isabella lamentaba haber venido. Había que admitir que aquella noche estaba siendo mucho más emocionante de lo esperado, pero sin duda Morton disfrutaba mucho más de emociones en las que no trataran de matarte, echarte de la carretera o tirotearte.

- ¿No te pica la curiosidad preciosa? - dijo con la respiración algo entrecortada. No sabía si quería convencerla a ella o a sí mismo. Dirigió la mirada hacia Scott - tranquila, algo me dice que estamos en buenas manos.

Mike había salido del coche. Despacio y procurando hacer el menos ruido posible, Benny abrió también la puerta del automóvil. 

- Quizá deberíamos buscar un sitio donde ocultarnos, aquí los cuatro con el coche llamamos demasiado la atención...

Ya habían sido dos las veces que había esquivado a la muerte milagrosamente esa noche. ¿Habría una tercera? Podía apostar su maldito culo a que sí.

Scott se acercó a la valla y, tal y como sospechaba, esta estaba abierta. Sus años en el campo de batalla le habían hecho muy perspicaz y sus temores se empezaban a hacer realidad justo cuando corrío la verja. Ésta sonó con un agudo chirrido, por más que Scott trató de ser cuidadoso y emitir el mínimo ruido posible...

Mike miraba atento a Scott, enfundado en su gabardina y pudo observar como éste se internaba en los muelles propiamente dichos, mientras el motor del coche de Jimmy continuaba aún encendido y listo por si tenían que salir de allí a escape.

Scott llegó a la garita y negó con la cabeza en un gesto fácilmente entendible... Efectivamente el rastro oscuro que divisó desde el coche no era otra cosa que sangre...

Un tipo grande, con la frente despejada y barriga prominente yacía recostado en una silla con un agujero de bala en la nuca a través del cual, la sangre de su cuerpo se escapaba lentamente...

Scott le tomó las pulsaciones por mero automatismo. Evidentemente el pobre desgraciado estaba frito. Sin embargo Scoot no sabría decir cuanto tiempo hacía de su fallecimiento...

Con su pistola aún amartillada y lista para la acción, Scott miró a sus compañeros de viaje...

Scott regresó al coche dando grandes zancadas.

-Han liquidado al guardia. Un tiro en la nuca. Parece una ejecución. Quiero que todos saquéis vuestras armas, las comprobéis y le quitéis el seguro. Apostaría lo que fuera a que tendremos baile dentro de poco.

Se puso de nuevo en el asiento del conductor.

-Vamos a ver si los amigos de ese mafioso siguen vivos o también les han dado pasaporte. 

Mike se acercó al cuerpo del guardia con Scott y le registró. Una identificación, un motivo; buscaba algo que pudiera serle útil para reconocer el patrón.

Scott se alejaba sin mirar atrás y Mike levantó la vista.

—Bueno amigo, esto ha sido todo —dijo volviendo la vista al guardia muerto, como lamentando su muerte.

Había caminado unos metros en silencio detrás de Sabena, a cierta distancia de él. Junto al coche estaba Morton e Isabella seguía dentro lamentándose. Mike frunció el ceño cuando Sabena terminó de enunciar lo que parecían unas ordenes.

—¿Estás al mando? —inquirió peyorativamente.

Abrochó el último botón de su gabardina y volvió al coche relajadamente. No le había sentado bien que ese hombre tratara de tomar el mando de lo que parecía ser un grupo de asalto.

Cerró la puerta del vehículo y miró hacia atrás.

—¿Estás bien? —le preguntó a Issabella—. Mira, no tienes que estar aquí si no quieres, al contrario. Si no has visto antes un hombre muerto es mejor que no estés.

Volvió a mirar hacia adelante y esperó a que Scott arrancara el vehículo.