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Iniciación

Panepinto´s Bar

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23/01/2013, 18:56
Director

Jueves, 7 de febrero de 1920.

Hora 19:15 pm

Lugar: Panepinto´s Bar. Distrito Portuario de Creekville

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23/01/2013, 18:59
Director

El Panepinto´s Bar tiene un aspecto de restaurante modesto. No es demasiado grande para ser un restaurante. De sus paredes cuelgan fotos de la bella italia, recortes de prensa y fotos enmarcadas con noticias relacionadas con algunos jugadores de béisbol, como Babe Ruth o Peter Grandson y fotos de algunos famosos del cine como Rodolfo Valentino.

Tras la barra del bar se encuentra un camarero de unos cuarenta años, que viste una camisa blanca y pantalones negros. En estos momentos se encuentra ajetreado secando vasos con un paño aunque eso no le impide saludar con una sonrisa a los clientes que van entrando por la puerta del local. Tras el camarero también puede observarse una puerta que, en estos instantes, permanece cerrada.

Al fondo del restaurante encontramos dos puertas, una da a los servicios y otra a la cocina. Justo entre ambas puede verse una mesa con el cartel de reservado.

El olor a queso, pizza y pasta inunda cada rincón del restaurante. En la barra la gente lleva a cabo diferentes conversaciones, ríen, comentan la jornada de trabajo, etc. En las mesas la gente come abundantes platos de pasta con carne.

Tras una semana de la entrada en vigor de la Ley Volstead, nadie tiene alcohol en sus vasos. Sin embargo el ambiente es festivo y muchos de los clientes se acercan a una de las paredes para ver una portada de periódico enmarcada.

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23/01/2013, 19:29
Director

Benny se encontraba en la barra del Panepinto´s Bar degustando un café expreso. Hacía dos días que había llegado a la ciudad y una vez asentado en su motel y visitado los lugares "emblemáticos" de la ciudad, Benny sólo tenía una idea en la cabeza. Entrar en una mesa de póquer y salir con todo el dinero que pudiese.

Sinceramente la ciudad no era nada del otro mundo y menos para alguien de Boston pero... no quedaba otra ¿verdad Benny? La habías cagado pero bien y tu vida se ha ido a la mierda. Así que aquí estas en un restaurante típico de trabajadores sudorosos, nada comparado a los sitios a los que estás acostumbrado.

La zona centro de la ciudad era mucho mejor pero sus partidas de póquer eran para gente con poder adquisitivo. Has tenido que rebajarte y mucho. El distrito portuario es lo peor de lo pero pero alguien te dijo que en esta zona y curiosamente en este bar se podían encontrar jugadores.

Así que aquí estás, te acabas de sentar hacer diez minutos. Tu sombrero y tu chaqueta están colgados en un perchero y completamente mojados. Afuera el día es lluvioso, muy lluvioso. Al menos el café es decente y está caliente. La gente es de lo más variopinta e incluso te parece divertida. Mientras piensas en tu partida de póquer, te das cuenta de que llevas dos o tres minutos admirando a una jovencita pelirroja que se encuentra sentada frente a un caballero de unos cuarenta y muchos años, casi dirías de unos cincuenta. En los ojos del hombre puedes adivinar la esperanza de una noche especial y placentera. Sus ojos se deslizan entre la carta del restaurante y la cara angelical de la muchacha que, quizá no supere los 20 años.

Los gritos de los pedidos de cena hacia la cocina te sacan de tu ensimismamiento. Piensas que quizá aún es demasiado pronto para una partida de póquer o quizá las partidas no se celebran aquí... Eres nuevo en la ciudad y no sabes a quien recurrir... No olvidas que el juego es ilegal y quizá si preguntas a la persona inapropiada tge metas en un buen lío.

¿Quizá sea mejor cenar y esperar a que haya menos gente en el bar para poder preguntar?

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23/01/2013, 19:40
Director

Te encuentras sentada a la mesa de un modesto restaurante del Distrito portuario de Creekville. Una pequeña ciudad pero sin duda el mejor sitio para poder empezar con tu plan. La verdad es que esta banquero cincuentón te lo puso fácil, demasiado fácil. Flirtear con él es casi como jugar con un niño pequeño. Cierto que el Distrito portuario carece de glamour pero te ha prometido un auténtico restaurante italiano y razón no le falta. Su carta es extensa y el olor que inunda el local te recuerda a los restaurantes de tu añorada italia.

Pero en realidad sabes que no te ha traido aquí por la comida sino porque este Distrito es el único en el cual él sabe que no se encontrará con ningún amigo, conocido o persona que pueda decirle a su mujer que su querido maridito estaba cenando y coqueteando con una jovencita pelirroja con un vestido negro que ensalza no sólo su escote sino también su blanca piel.

Puedes notar su mirada, clavada en tu cuerpo. Este hombre tampoco es la excepción, te desea, como todos y sabes que por un beso tuyo moríria. No es mal "primo" para empezar, sacarle unos cuantos dólares y volar a otra ciudad con más glamour.

De momento te concentras en la carta para ver que pedir y dejas que tu acompañante siga imaginando como sería una noche en la cama contigo.... Quizá algún día le des ese capricho... quizá ese día le quites todo su dinero...

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23/01/2013, 19:50
Director

Te encuentras en las angostas calles del Distrito portuario. Si tu "fuente" te ha indicado bien, por aquí hay un restaurante italiano en el que sirven buena comida y donde se suelen juntar algunos habituales de las apuestas: póquer, partidos de béisbol, carreras de caballos, etcétera.

La lluvia cae fuerte sobre tu gabardina y tu sombrero y tienes el frio metido en los huesos. Darías lo que fuera por tomar un buen sorbo de vino o de whisky pero la Ley Volstead no lo permite y joder, en una semana has visitado muchos, muchos bares y en ninguno te han servido una puta gota de alcohol... que puto asco....

Con las mismas giras una calle y tus ojos, nublados por el agua que cae de tus pestañas, consigune vislumbrar el local que estabas buscando, el Panepinto´s Bar. Estas a unos 5 metros de la puerta cuando un hombre sale del local y el olor a comida inunda tus pulmones. Ufff, huele que alimenta, quizá no sea mala idea entrar, cenar algo y empezar a buscar a alguien a algunos primos con los que probar la calidad de tu dinero...

Mientras abres la puerta del bar, metes la mano en el bolsillo interior de tu gabardina para comprobar que el sobre donde están tus pequeños "Washington" no se han mojado.

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23/01/2013, 20:03
Director

Que puto asco de semana. Eso es lo que piensa Scott mientras degusta un capuccino en la bara del Panepinto´s Bar. Todo empezó con aquella vieja chocha que se acercó hasta el despacho de Scott. La jodida hizo 40 kilómetros sólo para encontrar un Detective que siguiese a su marido y le aportase pruebas de que le era infiel con una jovencita.

Cuando le preguntaste porqué no buscaba a algún detective de su ciudad te dijo que su marido era director de un banco y que su pueblo era pequeño y todos le conocían, ningún detective aceptaría el caso. Te apiadaste de ella y sobre todo del dinero que te ofreció. Además de pagarte el hotel y las comidas te daría 100 $ si le aportabas pruebas de la infidelidad marital y, en ello estabas.

Has tardado 4 días en conseguir un momento propicio y es justo éste. El "abuelo" no se lo monta mal. Ser cincuentón y tener pasta da para cenar con señoritas como con la que ahora se encuentra. Sin duda una belleza al alcance de muy pocos.

Pelirroja, piel clara, joven, no más de 23 años calculas. Viste un vestido negro que se ajusta a su piel perfectamente. Su escote deja adivinar el premio que se oculta tras el y sus piernas son largas, esbeltas y cualquier hombre soñaría sólo con poder deslizar sus dedos por ellas.

Sin duda una mujer con la que Scott jamás estaría, al menos no sin pagar. E incluso así una prostituta de tal belleza estaría fuera del alcance de Scott. Sin embargo esa joven no parece una prostituta. Las has visto demasiadas veces como para saber que esa joven no vende su cuerpo por dinero. Sin duda tampoco está enamorada de ese viejo, pero el caso es que está con él y llegado el momento abandonaran el bar, seguramente con la lluvia ella buscará refugio bajo un paraguas y se abrazará al hombre. Eso ya daría para una buena foto. Si después logras cazar un beso..., aunque sea en la mejilla... daría para ganarse esos 100 pavos.

De momento, toca esperar, han pedido la carta y seguramente tarden más de una hora en cenar.... Lástima que la Ley Volstead prohíba el alcohol..., ahora mismo una copa no te sentaría nada mal y sin duda a ellos tampoco. Les ayudaría a estar más acaramelados y a ti a ganarte ese dinero....

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23/01/2013, 22:17
Mike Growney
Sólo para el director

—Por fin —pensó mientras se retiraba el sombrero lentamente y pasaba la mano izquierda por el pelo para colocarlo.

Sacudió el sombrero del exceso de agua y lo colocó sobre el brazo derecho. Un instante después se acercó a la barra y llamó la atención del hombre que la atendía.

—Un whis... ¡joder! Ponga lo que suela poner a los que antes bebían Whisky —dijo mientras colocaba pulcramente el sombrero sobre la barra —. ¿Qué hay de comer?

Notas de juego

Pongo el mensaje sólo para el director. Cámbialo si procede que no se si el resto está en el bar o no.

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24/01/2013, 12:21
Benny Morton
Sólo para el director

- ¿Sabes? Casi hasta echo de menos a esos tipos que siempre le decían al camarero "hey, puedes convertir este café en irlandés" - bromeaba Benny con el tipo que tenía sentado al lado. Era uno de esos rudos tipos del puerto. Capataz le llamaban los demás, y creía no haber escuchado aún su verdadero nombre. Qué más daba. En un pueblastro como este a nadie se le recuerda por el apellido o por el nombre, a poco que te descuides un gazapo, un error o alguna aventura medianamente reseñable y distorsionada por el chismorreo te acompañarían el resto de tu vida en forma de mote. Capataz se limitó a sonreír, parecía un tipo de pocas palabras - Lo sé, lo sé, Capataz... imagino que veros brindar con infusiones después de volver no es lo mismo - Capataz entre gruñidos agradecía a la ley Volstead haber hecho de América una tierra más sobria y por supuesto más aburrida. Benny sonrió de nuevo y terminó por puntualizar - prohibir algo sólo lo hace más deseable... tienes toda la santa razón.

Y hablando de cosas deseables, la jovencita pelirroja a la que tenía en la trayectoria de su mirada lo era, pero que mucho, mucho. Observaba como el esperanzado tipo que estaba sentado con ella trataba de llevarla a su terreno. ¿Veis lo que os digo? Antes de la ley Volstead esto era mucho más fácil, pero así es más emocionante. Y hablando de emociones, Benny se moría por un poco de riesgo y por supuesto de gloria. Habría logrado dejar Benny su mala suerte en Boston. Lo que sí era seguro es que allí había dejado abandonado su trabajo y a esa preciosidad de ojos verdes llamada Sally. Ese par de esmeraldas le habían vuelto loco durante muchos años, pero había cambiado el color de sus ojos por el verde del dinero, que para su desgracia le había atrapado y había sucumbido a su peligroso juego de seducción. Aunque Benny debía reconocer que en el fondo no lo hacía por dinero. Era el subidón de sentir tu corazón latir a mil por hora cuando los dados rodaban o cuando se repartían las cartas lo que le había llevado al abismo... un abismo del que quería salir cuanto antes. Nueva ciudad, nuevos aires, nueva suerte... mismas reglas.

Trató de cruzar su mirada con la de la jovencita cada vez que el vejestorio que la acompañaba se distraía mirando la carta. Si ella le miraba le dedicaría una cálida y pícara sonrisa. Al menos así tendría algo en que entretenerse mientras las horas intempestivas llegaban y en el bar se quedaba la gente adecuada.

Notas de juego

De momento lo pongo sólo para el director, y si puedes/quieres, vas narrando lo que hace o dice Benny. Si te parece bien, claro ;)

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24/01/2013, 23:10
Isabella Lacorata
Sólo para el director

Se había preparado a conciencia para aquella cita. No era lo que ella esperaba pero como comienzo no estaba nada mal. El barrio carecía de la elegancia y el encanto que ella buscaba y por supuesto no estaba a su altura, pero no podía arriesgarse a perder la oportunidad de sacarle los cuartos al cerdo del banquero si la mujer se enteraba de lo que su querido maridito estaba haciendo, y ese era el riesgo que corría si se dejaba ver acompañada por el centro de la ciudad.

Ahora se encontraba en aquel restaurante que tantos recuerdos de su tierra le traía. El olor de la comida y las fotografías en la pared consiguieron por unos instantes sumirla en la añoranza, pero desviar los ojos hacia la foto del galán de moda le sirvió para concentrarse en lo que había ido a buscar en ese nuevo país.

Echó un poco la espalda hacia atrás remarcando sus pechos, mientras pasaba las hojas del menú con un gesto un tanto indolente. Era consciente de las miradas que el hombre le lanzaba y lo mejor que podía hacer era aumentar su deseo. Apartó la carta y cogiendo un cigarrillo se inclinó insinuante hacia él para que se lo encendiera. El humo salió de su boca entreabierta remarcada por el carmín rojo a juego con su pelo.

- ¿Ya sabes lo que vas a pedir, querido? -Utilizó ese tono de voz meloso que tan buenos resultados le había dado en otras ocasiones.- Lo que daría por una copa de buen vino italiano... -Su boca se frunció en un ligero mohín que a los hombres les resultaba del todo encantador.

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26/01/2013, 17:52
Scott Sabena

Sabena se sentó en la barra, de forma que pudiera ver claramente a los dos "tortolitos" de la mesa, mientras esperaba por el camarero. No sabía ni qué pedir, desde que entrara en vigor la estúpida ley Volstead no se podía beber nada más que fuerte que el agua con gas. Sabena sabía que esto no podía traer nada bueno. La gente necesitaba beber. La gente ya era mayorcita para decidir si quería cogerse una curda y tirarse con el coche de lo alto de un acantilado y el estado no debería impedírtelo. Suspirando encendió un cigarrillo. Al menos se podía fumar... o quien sabe si con el tiempo también quitarían eso.

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27/01/2013, 16:33
Frank

El camarero se acercó a Mike. Continuaba secando uno de los vasos con su trapo, mientras sus ojos se detuvieron en los de Mike. Lentamente dejó el vaso junto a MIke y se colocó el trapo en la cintura.

Bueno amigo, tras una semana sin poder poner alcohol tengo un par de delicatessen que quizá sean de su agrado. ¿Quizá una Coca-cola o una soda bien fresquita?

Por un momento le notas con la mirada perdida, ausente, mientras mira hacia la puerta. Después su mirada se posa en tu sombrero.

Aunque quizá tal y como está el tiempo debiera ofrecerle un café caliente, una infusión o incluso una buena taza de caldo, usted dirá.

En cuanto a la comida... El camarero se da la vuelta, recoge una carta y la posa junto al vaso que acaba de colocarte. Aquí tiene nuestra carta, eche un vistazo y si tiene claro lo que va a ser, dígamelo. ¿Quiere sentarse en una mesa? Aún me quedan unas cuantas libres, tanto al lado de las ventanas como cerca de la cocina. Si me permite, puedo recomendarle la Bruschetta di pomodorini con jamón de pato, brotes deluxe, cebolla caramelizada, pasas, piñones, parmiggiano y vinagreta de nueces para comenzar y quizá después unos Involtinis de lomo rellenos de bacon, queso y salsa funghi.

El camarero derivó su mirada hacia otra cliente que acababa de sentarse en la barra. Te fijaste rápidamente en él, el tio era fuerte y bastante feo, la verdad sea dicha. Era cierto que la gente del bar, en su gran mayoría, eran tipos rudos, pero sabrías distinguir, a la legua, a un rudo estibador del alguien que no lo es y este, desde luego, no lo era. No sólo era su traje desgastado y su sombrero lo que le delataban, era su aspecto en general.

 

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27/01/2013, 16:45
Director

La chica pelirroja está mirando detenidamente la carta del lugar, tratas de "pegar" el oído para escuchar de que está charlando con su "anciano amigo" pero el ruido del bar sepulta sus palabras.

La muchacha echó un poco la espalda hacia atrás remarcando sus pechos, mientras pasaba las hojas del menú con un gesto un tanto indolente. De repente apartó la carta y cogiendo un cigarrillo se inclinó insinuante hacia él "anciano" para que se lo encendiera. El humo salió de su boca entreabierta remarcada por el carmín rojo a juego con su pelo.

Estabas completamente absorto y embobado mirando aquel cuerpo celestial que casi no escuchaste al camarero...

¡¡¡Eh, amigo, ¿que va a ser?!!!

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27/01/2013, 16:51
Director

Tu acompañante encendió una cerilla y encendió tu cigarrillo. Casi te cuesta mantener el tipo y no reirte en su cara cuando viste que sus ojos se posaban en tu escote de una forma totalmente descarada. En cierto modo te recordó a esos sapos a los que se les hinchan los globos oculares y parece que se les van a salir de las órbitas.

Apagó la cerilla y en un gesto como de "amo del lugar" la lanzó al suelo. Sus labios marcaron una sonrisa cuando escucho la palabra "querido" de tus labios. En ese momento ya era tuyo, sabías que podrías hacer con él lo que quisieses.

De repente posó su mano sobre la tuya y te acaricio. Bueno Isabella, ya que estamos al lado del puerto había pensado en pedir un Arroz Frutti di mare con salsa marinera, langostino, almeja, chipirón y mejillones, salvo preciosidad mía, que me recomiendes otra cosa.... En cuanto al vino... trataré de que nos lo sirvan aunque quizá lo más que consigamos sea que nos venda la botella a escondidas y tengamos que ir a bebérnosla a otro lado...

La Ley Volstead es demasiado dura con los negocios como para jugársela a poner dos copas de alcohol en una sola mesa....

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27/01/2013, 16:58
Frank

Scott no quitaba el ojo de su trabajo. La pelirroja era una mujer de armas tomar, una auténtica seductora, de eso Scott se dió cuenta rápido.

La chica pelirroja miraba detenidamente la carta del lugar, Scott trató de "poner" el oído para escuchar de que estaba charlando con el "querido" banquero pero el ensordecedor ruido del bar sepultaba sus palabras, al menos desde la distancia a la que Scott se encontraba.

La muchacha echó un poco la espalda hacia atrás remarcando sus pechos, mientras pasaba las hojas del menú con un gesto un tanto indolente. De repente apartó la carta y cogiendo un cigarrillo se inclinó insinuante hacia él "anciano" para que se lo encendiera. El humo salió de su boca entreabierta remarcada por el carmín rojo a juego con su pelo.

De repente el camarero llegó jusnto a Scott. Buenas noches caballero, ¿que desea tomar?

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28/01/2013, 10:54
Benny Morton
Sólo para el director

Aquella muchacha era un auténtico y delicioso bombón. El más leve de sus movimientos le resultaba sensualmente hipnótico y ciertamente las pelirrojas le encantaban... mucho. Si una chica tenía la suerte de resultar pelirroja natural resultaba algo elegantemente exótico. Una compañía perfecta para una partida de cartas. Tener a una chica colgando de tu brazo siempre pone nerviosos a los rivales, y siempre sus apuestas se magnifican para tratar de impresionarla. Fuera como fuera la partida, lo supiera o no, le gustara o lo aborreciera, la chica es siempre una apuesta más sobre la mesa, una que como todo envite en esta vida sólo puede tener un ganador. Eso hace a tus rivales descuidados, fanfarronean y pierden la visión del juego. Las cartas no se barajan bien cuando se trata de buscar la atención de la muchacha con virguerías manuales. Definitivamente, si iba a jugar a las cartas, necesitaba una compañera así. Una como ella, aunque no sabía realmente si iba a poder soportar que le sugiriera darle fuego de aquella forma. Muñeca, la de formas que iba a encontrar yo de prender tu mecha...

Entonces el camarero le sacó de su propia fantasía. Le miró tratando de no fruncir el ceño por haber vuelto su vista de semejante monumento.

- Café, muy cargado, por favor - pidió con buenos modales. Ya que iba a ser una noche larga debía estar despierto y atento y si iba a reunir fuerzas para decirle algo a la pelirroja y no podía endiñarse un buen chupito de bourbon, el café solventaría el problema... aunque no del todo.

Cuando el camarero le sirvió, llamó su atención.

- Hey amigo. ¿Quien es esa joya? - dirigió la mirada hacia la chica y después al fósil que la acompañaba - ¿Es habitual de por aquí?

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28/01/2013, 12:41
Isabella Lacorata
Sólo para el director

Isabella sonrió complacida, la elección de su acompañante había sido exquisita además de ser una de las más caras de la carta. Aspiró con placer el humo del cigarro saboreando ya los momentos de lujo y esplendor que estaban por llegar.

- Oh querido, me parece una elección perfecta. Muy acorde con tu buen gusto. -Una sonrisa radiante, que tantas veces había practicado, mezclada con un poco de picardía iluminó su cara.- Y dónde tienes pensado que nos bebamos esa botella de vino, ¿eh pillín? La verdad es que no entiendo a los americanos, ¿prohibir el alcohol? Sinceramente me parece una tontería, ¿no opinas lo mismo cariño? Con lo placentero que es disfrutar de una estupenda cena, en agradable compañía y con una copa de vino o de buen champán francés.

Hizo otro de sus mohínes característicos mientras ponía en práctica una de sus múltiples facetas que tan bien se le daban, estar atenta a todo lo que sucedía a su alrededor sin que la persona que tenía delante notara su falta de atención.

 

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28/01/2013, 22:21
Mike Growney
Sólo para el director

Asintió a la propuesta del camarero y le devolvió la carta educadamente.

—Sí, tomaré un té, creo que me sentará bien.

Sonrió al camarero de manera muy forzada se quedó en la barra.

—¿Le importa que coma aquí mismo? —dijo señalando la barra con las palmas de la mano.

Mientras el camarero preparaba la comida, Mike observaba a su alrededor. No se fijaba en nadie en particular pero quizá buscaba a su interlocutor entre los presentes.

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29/01/2013, 12:35
Scott Sabena

Sabena parpadeó rápidamente, encandilado por las seductoras curvas de la mujer. Se preguntaba qué demonios haría con un viejo fósil como ese.

-Póngame cualquier cosa para beber y algo de comida. Un plato de pasta estaría bien -después miró con gesto cómplice al empleado-. Oiga ¿quién es esa preciosidad? -le preguntó guiñando un ojo.

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03/02/2013, 20:42
Frank

Aqui tiene caballero, un café bien, bien cargado y caliente. Un día lluvioso no es lo mismo sin un buen café en el cuerpo, ¿verdad?

El camarero te sirve un café humeante y ciertamente muy caliente. No te hizo falta posar un solo dedo en la taza para saber que el café estaba ardiendo. Caliente o no, el café olía ciertamente bien. Su olor se introdujo en tus fosas nasales, dejando de lado el resto de olores presentes en el local. Era un olor fuerte, sin duda, pero con un toque exótico que invitaba a su degustación. Pude que el local e incluso la gente, fuesen un tugurio a la altura de otros puertos, pero el café era bueno y seguramente el camarero era todo un artista con una buena cafetera en sus manos.

Al preguntar por la pelirroja, el camarero miró detenidamente la mesa y rápidamente negó con la cabeza.

Lo siento caballero, no la he visto en mi vida, ni a ella ni a su acompañante. Estoy convencido de que es la primera vez que vienen al Panepinto´s. A un hombre como él podría olvidarle fácilmente pero creame señor que a una pelirroja jamás la olvidaría. Un pelo como el de esa jovencita es tremendamente escaso.

Notabas en sus ojos lo mismo que en el resto de los hombres que posaban su mirada en ella, deseo. Sin duda era lo que provocaba, no sólo por su físico imponente, sino por sus gestos y su clase al vestir. Era una mujer que cualquier hombre desearía.

Bueno señor si le apetece cenar o comer algo, sólo dígamelo. Ahora si me disculpa tengo que atender a aquel caballero, lleva un rato esperando y no quiero impacientarle.

En un gesto casi instintivo miraste hacia donde el camarero se dirigía. En la barra, separado de ti, por el espacio que ocuparían 3 o 4 personas había un hombre. Su aspecto era rudo, fuerte, y sinceramente bastante feo. No obstante iba aceptablemente vestido con un traje. Viste como el camarero le atendía pero, sin ninguna duda, la pelirroja merecía mucho más tu atención...

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03/02/2013, 20:54
Director

Querida siempre saber como alagarme y hacerme sentir bien. El hombre estaba nervioso, muy nervioso, la sola idea de que una belleza como tú estuviese plenamente centrada en él le hacía vislumbrar un futuro para esta noche. Lo notabas, no sólo en su mirada sino en toda su expresión corporal. Le sudaban las manos y la frente y a pesar del frio en la calle, ahora mismo ese hombre estaba ardiendo de puro nerviosismo y excitación. Casi podías olerlo.

¿En, en, en... otro sitio...? Si, si, claro... la verdad es que no conozco esta zona... pero seguro que tanto por aquí como fuera de la ciudad podemos encontrar.... no se... ¿un motel acogedor? donde poder tomar lo que tu quieras...

Una de sus manos se posó sobre la tuya acariciándote torpemente....

Querida, ¿ya sabes lo que quieres? Puedo llamar al camarero cuando te plazca y pedirle la cena y esa botellita.... La verdad es que es un auténtico desporpósito la Ley Volstead. En mi opinión creo que el Gobierno no tardará en derogarla, es absurdo lastrar la economía de un país perdiendo un sector como el del alcohol. Todos sabemos que la delincuencia es un grave problema y que gran parte de los robos y asesinatos de este país se producen por personas en estado de embriaguez pero... es totalmente ridículo prohibir el alcohol.

Mi querida Isabella, seguro que en tu país también hay delincuencia y no se ha prohibido el alcohol, ¿verdad?

Aquella pregunta te dió pie. Mientras meditabas tu respuesta y, con gesto indiferente, escrutaste el local. Al principio tus ojos no veían nada extraño, sólo lo normal en un restaurante, gente en la barra tomando café, infusiones... Hace una semana seria cerveza, bourbon, vino... También había mucha gente cenando. Te sorprendía que en un distrito portuario la gente fuese tan exquisita comiendo pero muchos de los platos eran típicos de gente adinerada en tu país o, en su defecto, de la clase media. A pesar de estar en una zona baja de el pueblo, su clientela parecía tener más de un dolar y más de dos en el bolsillo.

Sin embargo tu oído si capto algo interesante... allí, en la barra, alguien preguntaba al camarero por ti. No pudiste entender mucho pero un chico moreno, con una cara bastante agradable, sin ser irresistiblemente guapo, había preguntado por una joya. ¿Quien es esa joya?

Sin duda eras tú. Nadie en el local podía rivalizar en belleza contigo. Además, el camarero, miraba muy poco discretamente a tu mesa. Evidentemente muchas miradas estaban posadas en tí, eso era evidente. Pero aquel joven  estaba preguntando por ti. Interesante.