Partida Rol por web

Durante tu turno de estancia en la biblioteca de la iglesia estás enfrascado en la lectura de un libro, al no tener a nadie a quién atender ni ningún texto que necesite urgentemente una recolocación.

No notas los pasos del cardenal acercándose hasta que apoya las manos en la mesa que ocupas: sin duda sigue tan silencioso como siempre.

- Sacerdote Kilder -dice a modo de saludo.- ¿Un libro interesante?

Termino de leer un párrafo, y dejo la punta del dedo, apuntando por donde voy, para no perderme en cuanto pueda seguir leyéndolo.

Levanto la mirada del libro, y con una sonrisa, le digo a Niles:

-Todos los libros son interesantes, ya sabes mi opinión, si alguien se ha molestado ne escribirlo, seguro que le gustaría que todas las personas que pudiesen se lo leyeran.

Hago una pequeña pausa mientras escruto al interlopcuto, y le digo:

-Pero bueno, eso ya lo sabias, dime, mi buen amigo, ¿qué te trae por esta polvorienta biblioteca?, de todos es cono9cido, que el polvo no te sienta muy bien en estas fechas, sobretodo para tu alergia.

Asiente mientras realiza su habitual pausa antes de contestar:

- Ciertamente no es donde debería estar, pero desafortunadamente es el lugar en el que estás -muestra una sonrisa-.

Tras mesarse un poco la barba y dar un suspiro audible, sigue:

- Sacerdote Kilder, sus conocimientos le hacen la primera opción para un trabajo a resolver. La cercana aldea de Valtir nos ha pedido ayuda en lo que ellos llaman sucesos de cariz sobrenatural.
Como bien sabe Valtir tiene su propia iglesia y aún no sé porqué su alcalde nos ha realizado la petición.

Se levanta y te hace unas señas con las manos:

- Tal vez podamos seguir hablando mientras paseamos en un lugar con aire menos inmóvil...

Cojo un pie de página, y lo pongo en le libro, lo cierro, y lo coloco cuidadosamente en la estantería.

-Salgamos a los jardines.

Una vez ya en los jardines, le comento:

-Ya sabes que yo siempre tengo mis dudas y mis temores, además de que no se si estaré preparado para tal empresa, pero si me lo pides personalmente, sabes que no me puedo negar.

Me quedo pensando un momento:

-Dame mas detalles, y haré lo que esté posible en mis manos, para acabar con esa lacra.

- Me temo que no hay nadie más preparado que usted para este encargo, sacerdote -dice con pesar.

- Y lamento decir que no puedo añadir más información respecto al hecho, porque el alcalde no ha querido ser específico con los sucesos. Es posible que tema que contarlos en detalle pudiera suponer que les negásemos la ayuda -compone un gesto de tristeza.
Así que nuestra charla versará sobre como debe comportarse respecto a la iglesia de Cilmo porque, a pesar de todo, son ellos los que mantienen el pueblo.

Después de mesarse nuevamente la barba, añade:

- Pero antes escucharé cualquier pregunta que tengas sobre el asunto en sí, y resolveré todas las que pueda con el poco conocimiento que poseo del mismo.

Esbozo una sonrisa, y le comento a Niles:

-Entonces, ya lo tenías todo decidido antes de hablar conmigo. No tienes remedio. Como preguntas, simplemente que me digas el mejor camino, y allí ya veremos que podemos hacer. Iré caminando, no me suena que estuviese muy lejos ese pueblo, además, el caballo siempre lo podéis utilizar para traer cargas pesadas aquí, y no quisiera que por mi egoísmo, sufrieras otro tirón en la espalda.

Fui dándome prisa hacia mi cuarto, y me puse la armadura, que antaño fuera de mi padre.

Tenemos la misma percha el y yo, de tal palo...

Saqué el mandoble que tenía custodiado debajo del colchón, y observé que tenía un defecto en la empuñadura, la cual podría llegar a ser un problema, ya que de un golpe seco, se podría llegar a quebrar, y quedarme sólo con el puño en la mano.

Vaya, tendré que llevarla a reparar, esta espada familiar ya ha dado demasiados golpes, el problema es que no tengo tiempo, me las tendré que apañar con la espada corta, un arma secundaria, o como mínimo, hasta que encuentre un espadón de verdad.

Comparada con el arma a la que estaba acostumbrado, parecía ridícula en mis manos, tanto en peso como en tamaño.

Una vez preparado, y con todo el equipo, me dispuse a despedirme de mi compañero Niles.

- Uhm... -te responde Niles tanto cuando marchas a por tu equipo como saludo a tu vuelta.
Ciertamente Valtir esta a 4 días de aquí a paso lento, pero tal vez necesites el caballo y yo seguro que no. Es decisión tuya.
En cuanto a la iglesia de Cilmo... -hace una nueva pausa larga- recuerda que tienes que intentar que acepten tu mediación. Allí estarás solo, si sus sacerdotes se ponen en tu contra pelearás contra dos enemigos, no contra uno.
Quiero que me digas que lo entiendes -Niles casi suplicaba, aunque su voz y gesto grave no lo pareciera-: no quiero recibir un mensaje dentro de 10 días diciendo que estás muerto porque desenvainaste la espada ante un clérigo, aunque no tuviera razón -durante un instante desvía la mirada, pero al ver que no portas tu mandoble, parece aliviarse mínimamente-.

Y se queda mirándote fijamente, esperando tu respuesta afirmativa.

-Jajaja, amigo, ya sabes que volveré, no creo que Lauralan**, me quite el placer de terminar de leer un libro que tengo a medias, ademas, ya sabes que me se comportar en casa ajena, como siempre me dices "allá donde fueres, haz lo que vieres", no tengo intención de llevares la contraria en nada, a no ser que el mal esté dentro de su iglesia, que entonces, otro gallo cantaría.

Termino de ajustarme los cinturones:

-Volveré lo antes posible, y espero que con nuevas buenas. Tu no te preocupes.

Comienzo a caminar, y al cabo de un instante, me giro:

Sabía que me seguiría con la mirada hasta que ya no me viese.

Levanto la mano, y le digo:

-Hasta luego amigo, volveré.

Después de darte la vuelta, oyes un pequeño murmullo lejano.

- Adiós.

Más tarde Russ recordaría que ni siquiera te ha dicho el nombre del alcalde ni si los seguidores de Cilmo estaban al tanto de tu llegada... Sin duda su memoria estaba mermada desde su entrada en la biblioteca, el lugar donde le costaba respirar debido a la acumulación de polvo. Encargó al sacerdote Harry que ocupara tu turno como bibliotecario mientras estuvieras fuera.

El primer día de viaje transcurre sin incidencias. Al segundo día te encuentras un viajero que va en dirección contraria a la tuya. Es un campesino de avanzada edad, pero no viejo, pues al parecer aún puedo andar al lado de su carro tirado por una mula.

Observo al campesino, y con un gesto de mi mano, le doy el alto:

-Buenos días maese. ¿cómo se encuentra usted? Viajo hacia el pueblo de Cilmo, me parece que me quedan un par de días. ¿voy en buena dirección, verdad? Tengo que llegar a la parroquia que hay allí, voy a ser, una especie de invitado por unos días. ¿Usted sabría decirme si ha oído algo raro de aquella zona?, a mi a veces me llegan rumores, y no son muy buenos.

El hombre empieza a hablar casi sin mirarte:

- Pue si, ni do días pa llegar al poblado. A mi man contao también cosicas, pero na he visto y eso que allí pase la noxe. En cambio, la Meju que tira del carro ha pasao una mala noxe. Argo de verdá tendrán las habladurías cuando una mula no puede sobar.

Y espera a continuar por si tienes alguna pregunta más. Crees que no tiene del todo claro tu posición, seguramente piensa que eres un noble eclesiástico de alguna familia importante, a pesar de que viajas solo.

Acaricio el hocico de la mula, y le digo:

-Muchas gracias señor, que la gloria de Lauralan esté contigo.

Con un gesto de mi mano, continuo el camino, mientras voy divagando en mis pensamientos:

O sea, que no es un secreto lo que voy a investigar, y por lo que dice, suceden de noche.

- Y con usté, señó.

Cada uno sigue su camino sin más incidencias. Al anochecer del tercer día, divisas a lo lejos lo que parece ser Valtir. Realmente solo encontrarse una persona en un viaje de 3 días no es habitual aunque te haya pasado alguna que otra vez; por otra parte parece que Niles no tuvo en cuenta que tu preparación física es superior al del sacerdote medio y recorres más distancia cada día de viaje, llegando antes de los 4 días.

Y al tercer día, consigo llegar a la villa, extrañado de cruzarme con un simple campesino, que además, su cultura era de un nivel bastante bajo, aunque creyente, eso era bueno en estos alrededores, siempre es bueno saber que mi fe es respetada en estos lares.

Me detengo para ver el pueblo desde lejos, y pienso que sería mejor:

mmm, si me pongo a investigar como un simple ladrón, podría engendrar desconfianza entre los aldeanos, además, mi dios siempre me ha enseñado en que no hay que temer a nada, y que se ha de tener buenos modales. Con modales se va a todos lados, y sin ellos, bueno, sin ellos también, pero no es lo mismo.

Decido ir a la iglesia mayor del pueblo, en busca de información, y conseguir contactar con los hombres de fe que requieren de mis servicios.

Es tarde para ir a las tiendas, o para hacer un poco de turismo por el pueblo, igualmente, si no me esperan, y tienen algo que ocultar, les pillaré de imprevisto.

Localizo la iglesia, ya que es el edificio mas alto, y desde lejos, es fácil de identificar, y decido ir allí directamente.

Avanzas por mitad de Valtir cuando el sol se ha puesto completamente. No estás solo por las calles, aún quedan hombres yendo y viniendo, y no pareces percibir un interés especial más allá que el habitual de un forastero al llegar a un nuevo pueblo.

Después de pasar una posada llegas a la iglesia, una construcción corriente, más pequeña que el edificio donde vives. Al rato de tocar la puerta se oyen pasos:

- ¿Si? -te pregunta una sombra al otro lado de la puerta entreabierta. Sus ojos destellan mientras mira tu ropa: probablemente iba a decirte que no podían acoger más mendigos, pero al ver que no lo eres, permanece en silencio y parcialmente cubierto.

Durante el camino a la iglesia notas que los perros ladran algo más de la cuenta, pero como no los ves no puedes asegurar que sea algo a tener en cuenta en tu investigación. Aunque intentas buscar otras pistas y te fijas bien por los alrededores, nada más llama tu atención.

Caminando por las calles, y dando las buenas noches a los aldeanos con los que me cruzo, ya que eso es costumbre en mi tierra, llego a la posada.

Cansado, me siento en una mesa, y espero a que llegue la camarera.

-Buenas noches, podríais ofrecerme algo fresco para beber, he recorrido un gran camino, y el polvo lo tengo aprisionado ne la garganta. Vengo de Ilta, por lo que me ha dicho un compañero mio, a vuestro alcalde le gustaría entrevistarse conmigo.

La observo sonriendo, y espero tanto una respuesta como algo de bebida.

La camarera te mira de mala manera:

- No sé de que habla, señor. En un momento le traigo algo de beber -y se marcha.

Al oír la contestación, uno de hombres sentado en una mesa cercana se levanta y se sienta enfrente tuya.

- Amigo, ¿dices que vienes de Ilta? -examina tu vestimenta con la mirada y se inclina hacia ti para susurrarte.- El alcalde te visitará en tus aposentos si quieres preguntarle algo: no es que sea una contratación encubierta, pero no todo el pueblo estará de acuerdo con acudir a sacerdotes de fuera y por eso no se ha comentado de forma abierta.

Espera cualquier contestación de tu parte (si la dices) antes de levantarse, pagar y marcharse.

Respondo con un susurro:

-Entendido, muchas gracias.

Espero a que la camarera venga, y me tomo lo que me trae.

Por lo que veo, no voy a ser tan bienvenido como esperaba, eso me puede dar problemas, supongo que el otro chico, habrá avisado al alcalde para que me visite esta noche.

Después de tomarme el refrigerio, y observar callado a todos los parroquianos, me decido a decirle otra vez a la camarera:

-Perdona que te moleste, pero me gustaría hospedarme aquí si tenéis habitaciones libres.