Partida Rol por web

¿No preferirás que te organice entrevistas personales con distintos candidatos? - Te dice guiñando un ojo, haciendo especial énfasis en la palabra en masculino y echándose a reir a continuación.

Por si te habías llegado a preguntar qué había sido de él, ya estaba ahí otra vez el príncipe socarrón y provocador

¡No me mires así, hermana! ¡Sólo bromeaba! Hablando en serio, Lady Katherine parece una opción excelente, aunque un tiempo de prueba no estará de más, no vaya a ocurrir que no congeniéis. O peor, que congenie con el maestre.

Con ese comentario enlaza con el otro tema abierto.

Estoy de acuerdo contigo en que cada vez parece más raro... ¿será que padre nos ha contagiado y vemos enemigos en cada esquina?

Después, sin dejar muy claro si es un comentario relacionado o no, añade.

Estoy empezando a pensar, que deberíamos aprovechar las audiencias reales para movernos libremente por el castillo.

La respiración se me entrecorta por sentir a su alteza tan cercana, espaba pacientemente aguardando el turno a que terminara de hablar con su hija y la bella doncella que la acompaña. Me acerqué cuando ella se percató de mi presencia. 

Mi reina... me acerco susurrando. No desearía moletaros, quería felicitaros por la maravilloso festín que habéis organizado y por aceptar mi presencia. Es un honor. Me gustaría poder pediros que permitáis a la princesa me acompañe a tomar el aire y conocer las estancias del castillo. 

Parecía que los bailes tendrían que esperar, sin embargo Edmund disfrutó de la melodía del Príncipe y de las habilidades de Enzo. Vació su copa y cuando se acercó a la mesa de los sirvientes junto a Jarre y Artai, recordó que después tenía una tarea inexcusable, y mejor sería no tomar más vino de la cuenta.

- Igual debía haber pensado en eso antes... - se le ocurrió al sentir un leve mareo mientras tomaba asiento. Pero había merecido la pena, la fiesta era estupenda, debía darle las gracias al Rey en cuanto tuviera la ocasión, pensó sonriendo satisfecho.

Agradezco la preocupación del maestre con una sonrisa, pero me muerdo el labio inferior antes de continuar insistiendo.

-Mi señor, ambos conocemos la naturaleza... caprichosa de la reina. Si en el último momento quisiera visitar vuestra torre... os aseguro que no manipularé nada que parezca peligroso. -Le miro a los ojos de nuevo, esbozando una sonrisa que quiere ser divertida- No querréis que me gane unos azotes por no tener la torre del gran maestre en condiciones. 

Viendo que ningún otro de los invitados se acercaba a mí para solicitar una audiencia con el rey al día siguiente, decidí resolver una duda que me había surgido en los últimos minutos. Y necesitaba a un hombre que podría ayudarme. Decidí buscarlo entre la multitud que se encontraba en el salón.

Advertí que el Gran Maestre se hallaba conversando con la joven copera Ibb, y decidí acercarme a ellos con paso decidido.

-Gran Maestre, joven Ibb -les saludé, en mi habitual tono respetuoso y frío-. Espero no estar interrumpiendo nada.

Antes de responder a Ibb, Kurr nos interrumpe. Respondo rapidamente a Ibb, con tono serio y algo autoritario:

- Señorita Ibb, sabréis bien que os aprecio, pero creo que ha llegado el momento en que deberíais retiraros a descansar un poco. El vino comienza a hacer efecto en vuestro joven y delicado cuerpo. Y vuestro modo de expresaros comienza a distanciarse de lo debidamente correcto ante mí y sobretodo ante nuestra Altísima Majestad la Reina.

Luego me giro, obviando a la joven Ibb, para dirigirme al capitán de la guardia.

- No interrumpis nada, Kurr. -su presencia y corpulencia son realmente imponentes.- ¿puedo aconsejaros en algo?

Asiento ligeramente, la verdad es que lo del Maestre me mosquea. Seguimos caminando por entre los invitados manteniendo nuestra charla privada.

- Pues sí, creo que deberíamos aprovechar para salir, así podré cambiarme de ropa, o al menos aflojarme el corsé, podría avisar a Lady Katherine y así probar que tal se le da. No creo que ahora vayan a molestarse nuestros padres ¿verdad?. Y lo del Maestre es algo que tenemos que averiguar, si...

-Gran Maestre -me dirigí al anciano, en voz baja, observando si alguien a nuestro alrededor podría estar escuchándonos-. Apelo a vuestra sabiduría para que me aconsejéis con respecto a un tema. Como sabréis, mañana acompañaré al rey Uthor durante las audiencias, y temo que uno de esos nobles pretenda atentar contra la vida de nuestro buen monarca. Uno de estos hombres no me genera ningún tipo de confianza, aunque no puedo probar que su lealtad esté contra la Corona. Si vos fuérais este hombre y tratáseis de matar al rey durante la audencia, estando rodeado de guardias, ¿por qué método lo intentaríais? ¿Tal vez veneno?

Me sonrojo ante las palabras del maestre. No he bebido ni una gota de vino, pero está claro que la simpatía no es mi fuerte.

-Lo lamento -murmuro, bajo las palabras del guardia- no era mi intención ofenderos...

Observo de reojo a Kurr, testigo involuntario de mi regañina, y me sonrojo más violentamente.

-Os dejaré hablar a solas... a no ser que deseéis algo. La noche ha sido larga, ¿deseáis algo de comer o beber?

Kurr me muestra su inquietud sobre la seguridad del Rey durante las audiencia, que comparto.

- Yo mismo acabo de ofrecer a Su Majestad una armadura forjada con metales alquimicos, resistente y ligera, para protegerse durante las audiencias. Pero se ha negado. Me preocupa su actitud temeraria, aunque entiendo que quiera mostraresa fuerza ante su pueblo. Sin embargo si pudieseis ayudarme a convencerle a tomar dichas precauciones sobre su persona estaría mucho mas tranquillo. -he trabajado durante meses sobre esa armadura y estudiado años para obtener las aleaciones apropiadas, y no comprendo por qué el monarca no quiere servirse de ellas.- Por o que respecta al veneno, sí, creo que es un riesgo, aunque en ese caso sería ahora el momento más vulnerable y nodurante las audiencias, en las que no se ingeriran alimentos ni bebidas.

- No, Ibb. Podéis retiraros. - mi tono sigue siendo severo hacia la joven. La aprecio demasiado como para dejarle pasar algo así. 

En cuanto al maestre, me he adelantado un poco hermana. Hazme un favor: Pide que te acompañe a aflojar el corsé a Ibb además de Katherine. La excusa puede ser buscar una nueva ayudante o la que prefieras, pero necesito que te acompañe ella también para poder dirigirme a ella sin levantar miradas indiscretas. Yo buscaré cualquier excusa para ausentarme con vosotras y acompañaros a los aposentos.

- Muy bien, así lo haremos entonces, ya sabes que confío en tí, asi que si me lo pides será por algo. ¿Nos vemos en la puerta en un rato entonces? No creo que haya ningún problema para que esto salga bien, además con el lío de las audiencias de padre, no creo que muchos se fijen en nosotros.

¿Qué habrá descubierto del maestre? Quizás aún nada, pero algún plan debe tener entre manos...

-Agradezco vuestro consejo, Gran Maeste -afirmé, en tono solemne-. Trataré de convencer a nuestro buen monarca para que acepte llevar la armadura que vos habéis preparado para él. Quiero pensar que mis temores sean infundados, aunque más nos vale prevenir que curar. Disfrute de la noche, maestre.

Realicé una leve inclinación de cabeza y me alejé del anciano Gran Maestre para continuar con mi trabajo.

Intrigado todavía por la forma en que el Gran Maestre se había dirigido a la joven copera, decidí acercarme a Ibb al advertir que esta ya se había alejado del anciano maestre.

-¿A qué se debía la forma en la que os ha despachado el Gran Maestre? -le pregunté a la muchacha, escrutándola con la mirada-. Es un hombre educado y, sin embargo, parecía molesto. E incluso mencionó a la reina. ¿Hay algo que os preocupa, Ibb?

Asiento con la cabeza ante las palabras del maestre, y comienzo a retirarme cuando el guardia, Kurr, me intercepta. Me dice algunas palabras, y, nerviosa, le respondo entre susurros, sin mirarle.

Incómoda, agacho la mirada.

-No ha sido nada -murmuro- me parece que estamos todos un poco nerviosos. Simplemente ha malinterpretado mis palabras. Creo... creo...

Me sonrojo violentamente.

-Creo que ha pensado que estaba... seduciéndole o algo así. -Me rasco la cabeza, avergonzada- Sólo le había ofrecido ir a limpiar su torre, por si la reina quería visitarla después de la partida de ajedrez. Con tantos invitados, me temo que hemos descuidado su alcoba, y temía que la reina pudiera recriminármelo...

Acabo de hablar con mi hermano rápidamente pues veo que Ibb parece que va a irse y la necesito, parece que Kurr también quiere hablar con ella, por lo que me da tiempo a llegar donde ellos sin que parezca algo precipitado. Me acerco un momento a ellos.

- Ibb, cuando acabes de hablar con Kurr, acércate a mí por favor.

Me quedo a una distancia de ellos que les permita privacidad.