Partida Rol por web

Intrigas en la Corte

Salón Principal

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13/11/2017, 15:39
Kurr

-Tranquila, el viejo maestre no os lo tendrá mucho en cuenta -intenté animar a la joven sirvienta-. Es un hombre mayor, con muchos pensamientos en la cabeza. -Esbocé una leve sonrisa, casi inapreciable-. Me pregunto qué doble sentido habría creído ver en que vos le "limpiáseis la torre". -Nunca había sido bueno para los chistes y chanzas, pero esperaba que Ibb hubiera captado a lo que me refería-. No os atormentéis por lo sucedido. Estáis haciendo un buen trabajo. Disfrutad de la noche.

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13/11/2017, 15:54
Ibb

-Sin embargo... -insisto, mordiéndome el labio inferior en un gesto de inquietud- me temo que no estoy falta de razón. Debemos adecentar su torre. Sé que los hombres... -intento evitar la palabra "viejo"- experimentados tienen muchas manías respecto a sus efectos personales, pero es necesario que todo el castillo esté en perfectas condiciones. Son órdenes de los reyes.

Entrelazo los dedos de las manos, inquieta.
-Podría entrar y salir sin que él lo notara, salvo por la falta de polvo en el aire y las sábanas limpias. Pero la única llave está en su poder.

La princesa está cerca, mirándonos. ¿La habrá mandado el rey para asegurarse de que he cumplido su cometido? He trabajado tanto para esta recepción... y todo se va a echar a perder por las manías de un viejo senil. Siento que los ojos se me llenan de lágrimas, y me vuelvo ligeramente, para que el guardia no pueda verlas. Es vergonzoso llorar en presencia de tus señores...

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13/11/2017, 16:33
Kurr

Observo que la joven sirvienta se gira con inquietud, como pretendiendo que no la mire a la cara. Tengo la sensación de que está a punto de echarse a llorar, aunque prefiero no decir nada. No me acerco mucho a ella, nunca he sido un hombre cariñoso ni soy un experto en consolar doncellas. No obstante, no pudo evitar sentir lástima por Ibb. La conozco desde que era una cría y sé lo mucho que se ha esforzado por agradar y servir de manera eficiente a la familia real.

-Puede que pueda obtener esa llave para vos -afirmo, con un gruñido-. Aunque no os prometo nada.

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13/11/2017, 16:47
Ibb

Parpadeo, despejando mis ojos de lágrimas, ante las palabras de Kurr. Vuelvo la mirada hacia él, sorprendida.
-¿Qué? ¿Cómo...? Oh no, no puedo pediros eso. No, ha sido un fallo mío y... -Me retuerzo las manos a la altura del regazo-No, no podéis. Nunca os la dará.

Le miro atentamente. El guardián siempre me ha inspirado un enorme respeto, incluso miedo. Sé que aplica la justicia del rey con mano dura, y que no le tiembla el puso al castigar a criminales. No podría pedirle...
-Lo siento, os estoy entreteniendo, y estoy haciendo esperar a la princesa... gracias por la preocupación. Yo... ya se me ocurrirá algo. Y si no, aceptaré mi castigo. Gracias de todos modos...

Alargo una mano con delicadeza, para rozar la del guardia. Doy un respingo al sentirla increíblemente áspera, pero la tomo, por primera vez, con cariño, y aprieto los dedos alrededor de su palma.

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13/11/2017, 16:58
Kurr

Me siento extrañado ante la muestra de afecto de Ibb. Ya ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que alguien se dirigió a mí con algo de cariño, y ni siquiera sé cómo reaccionar ante la acción de la muchacha.

-Id con Lady Elizabeth -dije, con cierta vacilación-. Ella requiere de vuestra presencia.

Me doy la vuelta y me alejo de la joven sirvienta para continuar con mi trabajo.

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13/11/2017, 17:07
Kurr

Kurr se aleja de Ibb con paso decidido y comienza a recorrer el salón principal hasta llegar junto a la mesa de los sirvientes. Sus ojos se posan en los criados que están allí reunidos, en especial en Artai, Edmund y Jarre.

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13/11/2017, 17:11
Kurr

-Edmund -Me acerco por la espalda al joven mozo de cuadras y coloco una mano sobre su hombro. Después, le hablo en mi tono serio habitual-. Necesito tu ayuda.

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13/11/2017, 17:17
Sir John Dilheen

Tras despedirme del buen guardia, y sin nada mejor que hacer por el momento que disfrutar del ambiente y  la curiosa escena protagonizada por Enzo, el cual acaba de ejecutar una asombrosa demostración de malabares, parando la actuación un momento solo para cambiar de tercio.

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13/11/2017, 18:11
Príncipe Dionysos

El príncipe sale del salón sin mayor aspaviento.

Si alguien le pregunta le indica que va a refrescarse antes de continuar con las interpretaciones, lo que en la época se entiende como un eufemismo de una visita al excusado.

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Salgo

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13/11/2017, 18:14
Edmund

Edmund levantó la cabeza y se llevó un buen susto al encontrar a Juré a su lado tras el rapapolvo que le había echado poco antes.

- Siempre a tus órdenes - logró decir, sin embargo, y se levantó de la mesa de los criados por si el guardia deseaba hablar de forma más reservada.

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13/11/2017, 18:43
Kurr

Acompañé a Edmund a una zona más apartada, en la que pudiéramos hablar sin que nadie nos escuchara.

-Verás, Edmund, te necesito para un trabajo sumamente delicado y que requiere toda tu discrección -le expliqué, en tono severo-. Eres un sirviente, así que pasarás fácilmente desapercibido. Tranquilo, no es nada que vaya a poner en peligro a nadie. Hay una persona en palacio que quiere depositar una carta sobre la mesa del despacho del Gran Maestre, para lo cual necesita la llave de las dependencias del anciano. El problema es que el Gran Maestre siempre lleva esa llave encima, y será complicado arrebatársela.

-Ahí es donde entras tú, Edmund. Fingirás estar un poco borracho y chocarás contra el Gran Maestre. En medio del momento, introducirás las manos en sus bolsillos y le quitarás la llave. Intenta ser precavido, lo importante es que no te descubra. Yo estaré cerca para asegurarme de que logramos quitársela. Cuando era joven, tuve que hacer esto cientos de veces en los barrios bajos, no debería resultar complicado. ¿Puedo contar contigo?

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13/11/2017, 20:46
Ibb

Tras intercambiar unas, al parecer, intensas palabras con Kurr, me vuelvo hacia la princesa, que aguardaba a que termináramos nuestra charla.
Me aproximo a ella con una reverencia.
-Disculpad la demora, princesa. ¿Qué puedo hacer por vos?

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13/11/2017, 20:50
Edmund

Todo me suena rato, rato y miro a J
Kurr intentando averiguar si me engaña o es que le están engañando a él.

- Kurr, amigo, sabéis que yo os ayudo encantado en lo que esté en mi mano pero... sabéis que y eso meterme en un lío muy gordo verdad? Y todo porque alguien quiere dar una carta al Maestre? No se Kurr, a mí me suena a excusa. Yo mismo entregaré esa carta si es como decís pero no robaré al Maestre.

Miró alrededor a todos los nobles que seguían la fiesta despreocupados.

- Me diréis quien os lo ha pedido? Quien quiera que sea, ni siquiera piensa ofrecerme nada a cambio? Qué os ha ofrecido a vos, ya puestos? Sabéis que si me descubren sólo podré señalaros... a vos, Kurr? Seguramente nadie me crea, o tal vez sí. Pero no quiero causaros problemas, ni buscarmelos yo, pardiez!

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13/11/2017, 21:34
Enzo

Cuando el bufón llevó las mazas a su baúl de cachivaches para guardarlas, vio un brillo en el interior del mismo que le hizo olvidarse de más malabares y equilibrios. Sonrió rozando lo demencial y avisó a un par de sirvientes para que le trajeran un objeto concreto del patio entre los dos. Y mientras los sirvientes salían corriendo a por lo que el bufón les había encargado, Enzo fue sacando una buena cantidad de cuchillos arrojadizos.

Eran puñales sin guarda, con mangos forrados de fino cuero y las hojas bruñidas para que brillaran como espejos. Cómodos y con la forma perfecta para salir volando aunque se les lanzara sin demasiada fuerza. ¡Qué gran número sería para cerrar el espectáculo! Bueno, realmente no iba a acabar ahí la cosa, pero tal y como estaba ya el banquete, pronto los invitados empezarían a excusarse y a levantarse de sus asientos para ir a atender otros asuntos. Para esos momentos estaban mejor los trucos menores y más insulsos. Ahora, cuando aún permanecían todos en el salón, era cuando había que sacar la artillería pesada.

Con los cuchillos arrojadizos en las manos, el bufón regresó al centro del salón.

 -¡Atención, damas y caballeros! ¡Préstenme unos instantes de su tiempo!

Los sirvientes a los que Enzo había mandado al patio, habían regresado con una especie de gran lámina de madera sujeta a un fuerte soporte hecho de listones. Dicha lámina tenía varias marcas de cuchillo y alguna que otra sospechosa mancha de color rojo oscuro. La dejaron en el centro del salón, cerca del bufón.

 -He de advertirles que mi siguiente número no es para los sensibles de corazón. Los que crean que no podrán soportarlo, que salgan de la sala o que se tapen los ojos, por favor. -dejó unos instantes de pausa y luego continuó- Bien, ahora necesito la colaboración de alguien que sea especialmente valiente.

Enzo comenzó a caminar cerca de las mesas mirando a los invitados y los sirvientes.

 -Alguien que no tenga miedo a la muerte, que sea capaz de mirar a la huesuda a la cara y reírse a carcajadas. Alguien con la fuerza de espíritu necesaria como para quedarse quieto mientras estas hojas vuelan a su alrededor.

Entonces se detuvo y señaló a Sir John Moore.

 -Alguien como ¿usted? ¿Qué me dice? ¿Se atreve a ayudarme con mi número? Es muy fácil, sólo tiene que ponerse delante del objetivo y quedarse muy quieto.

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El objetivo del que hablo sería algo así: https://i.pinimg.com/564x/6e/88/f1/6e88f1ef109f44c...

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14/11/2017, 02:00
Kurr

-Perdona mi atrevimiento, Edmund -dije al joven mozo de cuadras, en tono férreo. Sus palabras me habían abierto los ojos ante otros métodos más seguros de llegar a mi objetivo-. Pedirte que te arriesgues a robar las llaves del Gran Maestre es casi firmar tu sentencia de muerte. Temes las consecuencias que sucederían si te descubren y además no eres un ladrón ni te has ganado la vida como tal. En cuanto a mí, he luchado lo suficiente por dejar esa vida atrás y tampoco quiero arriesgarme a perder todo lo que obtenido. La persona que me ha pedido las llaves del Gran Maestre no tenía nada que ofrecer, ni a ti, ni a mí, ni a nadie. Supongo que por eso accedí. Pero a veces la compasión puede ser el arma más mortífera. Ni siquiera había pensado en las consecuencias que podrían ocurrir si nos hubieran descubierto robando al maestre.

-Hablaré yo mismo con el Gran Maestre para explicarle las necesidades de esta persona de la que os hablo. Es un hombre sabio y comprensivo, creo que accederá sin necesidad de que alguien le robe sus llaves. -Coloqué un brazo sobre el hombro del muchacho, más relajado que antes-. ¿Quién sabe? Puede que con tu elección, hoy nos hayas salvado la vida a ambos. -Esbocé una sonrisa maliciosa al observar que Enzo estaba ofreciendo a Sir John Moore que formase parte de uno de sus números, con cuchillos de por medio-. Disfruta del espectáculo, Edmund. Creo que nuestro bufón va a hacer que ese noble remilgado defeque en sus propias galas.

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14/11/2017, 07:57
Anne

- Oportunamente, el Príncipe se ha ausentado - dice la Reina, mirando a su alrededor sonriente.

- De lo contrario, nadie hubiera igualdado su valor prestándose a este entretenimiento.

- Yo misma lo haría, pero Enzo ha pedido expresamente un hombre valiente, mas no una mujer valiente - añade encogiéndose de hombros y haciendo un puchero.

- Y bien, Sir John Moore, ¿os atreveréis?

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14/11/2017, 10:56
Elizabeth

Mientras espero observo a Enzo, parece que va a deleitarnos con un nuevo espectáculo y este parece de lo más interesante, pero Ibb acaba pronto y se acerca a mí.

- Os veo muy ocupada querida, acercáos.

Cuando se acerca empiezo a susurrarle.
 

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14/11/2017, 10:58
Elizabeth

- Quería pediros que me acompañáseis a mis aposentos, necesito aflojarme este maldito corsé y como creo que ya sabréis, mi dama Eleanor ha pasado a formar parte del séquito de mi madre, por lo tanto, ahora mismo no dispongo de nadie de confianza, he pensado en Lady Katherine, pero aún no estoy muy segura, asi que he pensado en que mejor me acompañéis las dos, ya que vos tenéis más experiencia que ella. ¿Venís entonces?.

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14/11/2017, 11:05
Ibb

-Por supuesto, estaré encantada de acompañaros. -Observo de reojo al rey, frunciendo el ceño- ¿vuestro padre no os reprenderá por abandonar el salón? ¿A dónde ha ido el príncipe?

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14/11/2017, 11:09
Edmund

Con alivio el mozo vio cómo sus razones convencían al guardia y se despedía de él. Lo miró alejarse y miró también en dirección a los invitados más nobles, que sin duda disfrutaban de aquellos encuentros de un modo que les estaba vedado a los criados. Pudo ver a Ibb atareada sin descanso, y al fin llenó otra copa para disfrutar del espectáculo de Enzo y el noble. Tras las palabras de la Reina estaba atrapado: ya no podría negarse.p

Edmund aplaudió con fuerza, lanzando gritos de animo a sir John.