Partida Rol por web

-Alteza, ¿me permitís que os pregunte qué es eso que os traíais entre manos vuestro hermano y vos? Sabéis, mi querida Elizabeth, que siempre he sido y seré vuestra fiel amiga y compañera de andanzas. Pero me gustaría saber en qué me estoy metiendo antes de entrar. 

Escucho atentamente las palabras del príncipe, mientras todavía resuenan las de la reina en mis oídos. Esa última mirada, y la proposición con el maestre me hacen pensar que puede que ella también esté en el ajo. Incluso el rey, entonces. 

Inquieta, me doy cuenta de que podrían estar usándome como instrumento para algo mucho más retorcido. Pero, ¿qué podría hacer? ¿Negarme? Imposible. Asiento con la cabeza ante las recomendaciones del heredero, y me levanto rápidamente.

-De acuerdo, mi señor. Lo traeré lo antes posible -murmuro, mientras comienzo a alejarme de la mesa principal, retomando mi camino hacia la puerta.

- Sois vos quien me honráis con vuestro ofrecimiento. Acepto de muy buena gana sentarme a vuestro lado, Majestad. - respondo a la Reina aceptando su invitación, aunque se me nota que no me apetece demasiado. Es sabido por todos que no me gustan demasiado los actos públicos, y que prefiero la intimidad de mis pensamientos, pero si la Reina lo desea, se hace. - En aquella mesa esperaba al Capellán, que aún no he visto. -añado a modo anecdótico, y como escusa frente al reproche que su Majestad me hace de permanecer solo.

Me muevo lentamente y rodeo la mesa, sentándome en un sillón contiguo al de la Reina, pues a su lado está el Rey, y al lado de éste el príncipe, y luego la princesa... Una vez me siento, respondo a la Reina sobre la partida de ajedrez: -Donde vos deseéis, Majestad. Aunque en vuestro próximo movimiento no os aconsejo mover el caballo. -auguro, de memoria.

Después me inclino hacia ella y digo algo en voz baja.

- Majestad, ¿os inquieta realmente la posición de Eleanor en la Corte? -susurro.

Aplaudo con entusiasmo el relato del bufón, desconozco si al resto le ha gustado pues son pocos los comentarios que recibe. Debería ser más comedida, pero creo firmemente que hay que premiar el esfuerzo y la creatividad. al fin ya al cabo es el único que está amenizando la velada. 

Os lo agradezco igualmente señor. Una mujer sosteniendo una ballesta y defendiendo su reino, que imponente debiera ser. 

La princesa está visiblemente incómoda así que me acerco a ella para comentarle algo en privado. 

Mi señora, si estáis muy incómoda, tal vez podríamos ausentarnos de la sala con el pretexto de daros un obsequio que os he traído de parte de mi protectora y que se encuentra en mis aposentos. 

¿Queréis que nos disculpe ante la reina?

Escuché atentamente la historia de Enzo, cada palabra que oía, cada frase que escuchaba me gustaba más y sí, logró hacerme olvidar mi contratiempo con mis queridos padres, era una historia maravillosa, reflejaba el tipo de mujer que ansiaba ser, independiente, sin depender de un marido. Cuando acabe aplaudí con emoción, sonriente.

- Oh mi querido Enzo, siempre sabéis como hacerme olvidar las penas, es la mejor historia que jamás habéis contado, os lo agradezco de verás. No sé que sería de mí sin vos a mi lado, seguro que no sonreiría ni la mitad de lo que ahora lo hago. 

Tras profesarle mis halagos vi que mi hermano se dirigía hacia mí.

- Lo soportaré querido hermano, gracias.

Después Eleanor me susurró y le contesté en el mismo tono. Tras hablar con ella fue entonces Lady Katherine quien se acercó a mi en un tono que solo nosotras podíamos oír, imitándola la respondí en voz baja.

Tras ello me fijé en que muchos parecían ocupados disfrutando de la fiesta, la verdad, habíamos conseguido que fuera una celebración realmente admirable, entendía que mis padres no me dejasen ausentarme, pero en algún momento tendría que ir al baño, ahí aprovecharía para aflojar mi maldito corsé, sí, eso sería lo mejor.

- Querida mía, lo sé, no era nada malo, de verdad, solo queríamos charlar un rato, la dama lady Katherine parece una mujer interesante y apenas la conocemos ¿verdad?, además lo de mi corsé es totalmente cierto, apenas si puedo probar bocado. Por otro lado quería preguntaros acerca de vuestra... ¿amistad? con el Gran Maestre, es simple curiosidad, nada más.

Te sonrío tranquilamente y le doy un sorbito al vino de mi copa.

Girándome hacia ti.

- Oh, sois realmente atenta Lady Katherine, de momento no me gustaría que mi padre la tomase con vos simplemente por sugerirlo, pero tendré muy en cuenta vuestra oferta para más tarde, no habéis oído las palabras que le ha dedicado a la pequeña Leonor, quería ponerla bajo su látigo, y la verdad no os lo recomiendo. Mi querido padre es un buen Rey, pero los años han agriado su carácter, será mejor no cabrearle de momento. Sin embargo, os ruego que os sentéis cerca, mi hermano, estoy segura, estará agradecido de teneros cerca y yo también.

Ciertamente, Enzo. Un relato magistral que esconde unas cuantas verdades a tener en cuenta. - El Príncipe se suma a la felicitación de las damas.

¡Pero ahora nos vais a hacer notar el vacío que dejáis al sentaros! Reponed fuerzas y refrescad la garganta. Seguro que a muchos de los presentes les encantará seguir atendiendo a vuestras actuaciones.

Añadió con una sonrisa divertida.

Es el precio del éxito, mi buen bufón. Siempre os pedirán más. ¿Quizás algo que os haga forzar menos la voz? ¡Demostrad a nuestros invitados lo polivalente que sois!

Asiento con un gesto de comprensión, son cosas de mujeres que un hombre no puede entender. Sin embargo ella inocente no ha captado mis intenciones. 

Mi señora, no dudo que vuestro padre sea severo pero justo. Y sin embargo no creo que os complazca, pero por eso yo acudiría a vuestra madre, la reina pues sólo sus dulces palabras aplacarán al rey. Y es que el hombre es la cabeza de la casa, pero la mujer es quien dirije esa cabeza a su antojo. 

Lanzo una sonrisa de complicidad a la joven dama. 

- Ojalá fuese tan fácil, pero he de deciros que mi madre también se sintió contrariada ante mi idea de ausentarme unos instantes de la celebración, no lo ve para nada adecuado, cree que mi lugar está aquí, junto a los invitados, aunque caiga desmayada, prefiere que continúe aquí, sentada en la mesa, cual pajarillo enjaulado. Pero si logro salir de aquí y aflojarme estas dichosas cuerdas que me oprimen, no dudéis que os diré de acompañarme. Pero os agradezco vuestras palabras, lo tendré muy encuenta.

Querida, es que no vais a ausentaros por vuestro beneficio si no para realizar labores de anfitriona. Dejemos pasar el primer plato y después nos volveremos a acercar a sus majestades, con alguna excusa. 

Mientras tanto, decidme soy nueva en la corte, ¿hay alguien con quien deba tener especial cuidado? ¿aparte de vuestro gallardo hermano?

Los cumplidos recibidos le hicieron sonreír orgulloso.

 -Tantos cumplidos sólo por un cuento… ¡Ciertamente estos son los momentos que me hacen apreciar aún más mi profesión! -miró primero a Lady Katherine y luego a la Princesa Elizabeth- Pero sin duda la mejor de las recompensas la encuentro en vuestras sonrisas, mis señoras.

El bufón rió con alegría, empezando a sentirse animado. Miró al Príncipe sin dejar de sonreír.

 -Si vos lo decís Alteza, será mejor no hacer esperar al respetable público, ¿no es así? Y creo estar bastante seguro de que vos apreciaréis mucho más un número musical que la prosa recitada o los trucos de manos.

Dicho esto, Enzo se volvió a poner de pie para ir a donde estaban los músicos. Les pidió que se tomaran un descanso y cogió un laúd para luego regresar al centro de la estancia con él.

 -Una dama me solicitó un cuento de tema amoroso para amenizar su velada. Pero como ya he contado un relato y repetir número tan seguido es algo que sólo los artistas de más bajo nivel harían, creo que lo sustituiré por una canción. Cuentan que esta obra fue compuesta por un caballero, con el corazón consumido por las llamas de la pasión a causa de una doncella cuyo color favorito era el verde, detalle que se reflejaba abundantemente en los vestidos que llevaba y que dio nombre a esta hermosa pieza.

Tras asegurarse de que el laúd estaba perfectamente afinado, el bufón comenzó a tocarlo con habilidad, arrancándole tonos y acordes de deliciosa belleza. Y entonces empezó a cantar.

Alas, my love, you do me wrong,

To cast me off discourteously.

For I have loved you well and long,

Delighting in your company.

Greensleeves was all my joy

Greensleeves was my delight,

Greensleeves was my heart of gold,

And who but my lady greensleeves.

Your vows you've broken, like my heart,

Oh, why did you so enrapture me?

Now I remain in a world apart

But my heart remains in captivity.

Pocas personas habría en el mundo que no conocieran esa canción, que hablaba de la crueldad de una dama por no corresponder al fiel amante que, a pesar de haber sido rechazado, aún seguía amándola como el primer día.

If you intend thus to disdain,

It does the more enrapture me,

And even so, I still remain

A lover in captivity.

Greensleeves was all my joy

Greensleeves was my delight,

Greensleeves was my heart of gold,

And who but my lady greensleeves.

Ah, Greensleeves, now farewell, adieu,

To God I pray to prosper thee,

For I am still thy lover true,

Come once again and love me.

Al terminar la canción, el bufón hizo de nuevo unas reverencias al público antes de devolver el laúd a su legítimo dueño. Luego regresó a su asiento en la mesa para descansar un poco antes de seguir con su labor. Ofrecer dos actuaciones demasiado seguidas saturaba al público y no era nada bueno.

Su Alteza la Reina, tras escuchar algo que el Maestre le ha dicho, asiente con la cabeza.

Mientras el bufón entona su cántico, Su Alteza le contempla hieráticamente. Es de notar el detalle de que no aplaude ni siquiera levemente su actuación.

- Si este tullido mental, esta parodia de hombre, pretende insinuar algo al hablar de una dama con un vestido verde, quizá ordene que le capen con el mismo cuchillo que a los gorrinos.

- Si hasta ahora he tolerado sus estupideces es porque resulta útil para mantener a ese zoquete, que tuve la desgracia de parir, alejado de ambiciones que exceden su capacidad.

- Pero, como a cualquier peón, es ventajoso sacrificarle cuando empieza a ser menos útil que molesto...

- A mí me inquieta más su Majestad el Rey y el humor nefasto que le invade desde hace semanas. Pero discutamos esto con mayor intimidad, mi señora, durante nuestros juegos.

Al escuchar la melodiosa voz del bufón me veo en la obligación de acercarme a felicitarlo personalmente.
Mi señor aplaudo mientras me acerco Gracias por complacerme, saber expresarse de tantas formas distintas es un arte en si mismo. Ahora tras haberme complacido me siento en deuda con vos, si necesitáis ayuda en vuestras distracciones contad conmigo.