Partida Rol por web

Apenas dos días tras la llegada el grupo de Nueva York acudís a petición del coronel a un edificio vacío, a unos cientos de metros del refugio, un lugar en el que poder tener algo de privacidad alejados del resto

Parece que el coronel ha decidido invitar a dos miembros de cada grupo a participar en la reunión.

Allí os reunís con el coronel y con algunos de sus hombres de confianza, con quienes suele tomar las decisiones importantes. El profesor Zimmermann también está allí presente.

Uno de los militares, de brazos cruzados frunce el ceño al veros llegar - ¿Qué es esto? ¿Qué hacen ellos aquí?- Pregunta lo obvio.  

Toda la información que tenemos es porque la han traído ellos. Se han ganado tener voz y voto en la toma de decisiones. ¿Algo que objetar?

Ffff - El teniente bufa con desdén, no parece conforme pero no discute a su superior. Esta vez no.  

Estamos todos. Empecemos.

Finalmente, habiendo recopilado toda la información posible McKnight decide reunirse con sus hombres de confianza. Esta vez para variar algunos civiles son invitados a asistir a la reunión. Podéis ver a Austin, Tim, Samantha y Vincent dirigirse hacia un edificio a unos cien metros del refugio, donde se celebra la reunión.

A vosotros no os han invitado, quizás haya sido una decisión injusta y algo aleatoria del coronel dejar que solo algunos participen en la reunión pero al menos esta vez los civiles tenéis a algunas personas que os representen y participen en la toma de decisiones.

Mientras los militares celebran su reunión veis acercarse al grupo una figura desconocida. Se trata de una mujer pelirroja que avanza renqueando, despacio hacia el refugio. Parece improbable que haya conseguido esquivar a los vigías que controlan todo lo que se acerca a la ciudad, de modo que deben de haberla dejado pasar.  Amber es la primera en interceptar a la chica, tras una corta conversación con ella se la lleva a la enfermería. No es raro que ocasionalmente se os una algún nuevo superviviente.

Los rumores sobre inviernos nucleares y armas biológicas alienígenas tienen a la gente nerviosa pero hasta que los mandamases tomen una decisión no hay mucho que hacer de modo que permanecéis ociosos, a la espera, pasando el rato de la mejor manera posible.  Alguien está asando unas ratas y el aroma a carne asada invade el lugar. Los niños que llegaron de Nueva York juegan como se ha jugado toda la vida, ajenos a todo, corriendo entre los escombros y dándose caza unos a otros.

Es un día tranquilo hasta que uno de los niños se desploma como un fardo convulsionando violentamente. En sus ojos el crío tiene algo negro que parece moverse con voluntad propia. Los otros dos niños que jugaban con él gritan completamente aterrorizados. 

Mientras esperaba que la reunión terminara estaba sentada, escuchando las conversaciones de los alrededores marcando un ritmo constante con mi pie como si marcara el ritmo de una canción, comenzaba a extrañar la música tanto como al resto de mis cosas, quizás eso podría solucionarlo "algunos tambores improvisados podrían servir" ver a los niños jugar era hasta tranquilizante y cuando uno se callo, el primer pensamiento fue el lógico, se tropezó o algo pero al escuchar los gritos de los otros dos sin dudarlo me pondría de pie y correría hacia ellos.

-Que ca...- Levantaría la mano en señal de alto para que nadie se acercara y trataría de hablar calmada para no asustar mas a los niños pero en voz alta- ¡Traigan a alguien que tenga alguna idea de que hacer!- Algo nerviosa trataría de sujetar al niño de lado

Cuando me convocan para la reunión de toma de decisiones me siento bastante confuso, en una mezcla de orgulloso del reconocimiento y en otra nervioso por tener que ser partícipe d ela toma de decisiones.
La situación a la que nos enfrentamos no es para nada fácil, incluso ignorando los problemas más sencillos, pero el problema es que somos muchos, demasiados, y que hagamos lo que hagamos, un sector mayor del grupo creerá que es una decisión déspota y se opondrán a ella.
Me quedo en silencio mientras MacKnigth nos explica las opciones, así como miro incómodo la intención del militar de menor rango de abandonarnos a nuestra suerte. Soy totalmente consciente de que es bueno apuntar su rostro como uno de los que no se puede confiar si le ponemos en una situación entre salvarse a si mismo o al resto del grupo, y más si eso implica civiles. La mujer, sin embargo... parece tener motivaciones más profundas, y es más difícil juzgarla.
— Creo... — empiezo a decir rompiendo el silencio de los «no oficiales» en la conversación — Creo que antes que plantearnos cómo actuar deberíamos saber cuál es nuestro objetivo. Supongo que ustedes ya lo habrán hablado, pero yo desconozco si pretendemos sobrevivir tanto como podamos viviendo al día, si apostar por una supervivencia a largo plazo aunque implique correr riesgos de forma más inmediata, o si pretendemos luchar contra los alienígenas — dejo un par de segundos de silencio para que mi pregunta cale un poco más, ya que a fin de cuentas todo se reduce a eso—. Pero independientemente de cómo actuemos, lo que está claro es que no podemos permanecer aquí eternamente, y a la vista de cómo un asentamiento organizado fue reducido a escombros en cuestión de minutos, deberíamos intentar evitar congregarnos todos en un mismo área, aunque eso dificulta la defensa, y en esos ámbitos no tengo experiencia como para sopesarlos y exponer una opción— dicho esto vuelvo a quedarme en silencio, esperando a que McKnigth nos exponga a los «nuevos» ese plan general, ya que es lo primero que necesitamos saber para idear un plan viable.
Si nuestra idea es sobrevivir a corto plazo, lo más lógico sería huir de los núcleos urbanos más densamente poblados, dispersarnos en pequeños asentamientos y rezar por no llamar demasiado la atención, pero sin embargo si queremos luchar, habría que acabar con esa nave nodriza tan pronto como podamos. Y si vamos a luchar por sobrevivir a largo plazo, habría que buscar bunkeres donde cobijarnos.
— Y coincido en que ir a Alaska es un suicidio. Está demasiado lejos, no tenemos seguridad de que nos aceptasen, y un invierno nuclear en un área donde se alcanzan temperaturas mínimas de -60º Fahrenheit parece inviable. Si el gobierno federal ha sido lo suficientemente inteligente, apostaría a que durante la Guerra Fría creó algún búnker nuclear cerca de Yellowstone para aprovechar la energía geotérmica de la caldera para sobrevivir a uno de los posibles resultados del conflicto.

Sentada, miro hacia el edificio donde sucede la reunión. Vamos a tener que volver a desplazarnos, estoy bastante segura... Pero hasta que no decidan qué hacer, o hacia donde ir... *alguno de ellos sabrá como actuar en caso de un... invierno nuclear?...- pienso de cara a los militares. 

Inmersa en mis pensamientos, de repente oigo a Cassandra gritar, hay un niño convulsionando en el suelo, cuando me acerco veo que tiene los ojos negros...?... Un escalofrío me corre la columna. -Voy.. voy a buscar a Amber!!.. -y corro hacia la enfermería a por Amber, que estaba con la nueva recién llegada. 

-AMBER!!!  TIENES QUE VENIR!! hay un niño convulsionando!! no ... no es normal, sus ojos, sus ojos están negros!! 

La llamada del coronel para reunirnos en representación de mi grupo me llena de sorpresa, no lo esperaba para nada teniendo en cuenta que antes de partir tuve un rifirrafe con el militar, supongo que es una persona práctica y pasa página. De camino me encuentro a Austin, inclino la cabeza al verlo y acompaño el gesto con un encogimiento de hombros, no sé exactamente qué querrán comentar con nosotros.

Saludo al llegar al resto de personas, entre ellos reconozco a la mujer que partió hacia Nueva York y uno de los que ha venido con ellos, eso me pilla bastante de sorpresa, habrá tenido un papel destacado para venir aquí. También está el profesor con el cual no he cruzado ni media palabra. El sitio es bastante improvisado, oteo en los alrededores y acerco un trozo de tronco, no es nada cómodo y se me clava en el culo, me muevo incómodo sobre él. Me retiro las gafas de sol que cuelgo por una patilla en el cuello de la camiseta y me aparto los grasientos pelos despeinados de la frente, preparándome para comenzar. Nada más iniciar la reunión uno de los militares se molesta por nuestra presencia, creo que no es el único de todo el campamento.

Atiendo a sus explicaciones, sobretodo a la parte concerniente a los compañeros de NY. uhmmm – el sonido es apenas un susurro ya que tengo la boca cerrada, pero no puedo evitar hacerlo al escuchar lo de Alaska y el arma. Tras su intervención, se enzarzan dos militares, desde luego hay que tener cuidado con algunos de ellos. Me quedo con la cara del militar conflictivo. Tras la exposición nos piden opinión. Creí que estaba aquí para confirmar algunos de los sucesos ocurridos, cuando explican que es para trazar un plan, mi impresión sobre el coronel gana enteros, desde luego es un hombre que se adapta muy bien al cambio.

El primero en romper el hielo es Austin, desde que lo conocí hace ya unos cuantos días ha dado un cambio tremendo, supongo que yo mismo también. Su primera frase tiene bastante importancia y es en realidad el quid de la cuestión. Sobre lo de Yellowstone no puedo aportar nada.

Parece haber concluido su intervención, miro a mi derecha e izquierda, a los compañeros de NY y decido intervenir también.

Si estuviera aquí algún compañero de los que vino a Williamsport seguramente sugeriría formar un grupo voluntario para ir a NY a rescatar a los captivos, sobre eso, creo que mejor Samantha y…, me detengo mirando al desconocido, para mi, y con la mano derecha puesta en la sien, cierro el puño y levanto un dedo y muevo la mano hacia delante, no nos conocemos, soy Tim. Como decía, ellos podrán decir si es factible, pero me temo que no, no estamos capacitados para atacar a los alíen, cuando nos hemos enfrentado a ellos hemos tenido siempre muchos problemas y eran pocos, cuando estén en mayor grupo y cerca de su nave nodriza será imposible, nuestras tácticas deben ser ataques relámpago, justo como los islamistas les combatían a la labor de ustedes en Irak, esperaba que la referencia sirviera para acercar algún tipo de lazo con los militares, tras ello continúo me preocupa bastante lo del arma biológica, no sabemos qué querrán de nosotros: quizás llevarse nuestros recursos, o a lo mejor usarnos como esclavos, pero en cualquier caso, nada bueno – después señalo a Austin, creo que su pregunta es interesante, pero en parte creo que la respuesta es clara, al menos si no damos con otros núcleos de resistencia más grandes y con más armas, así que creo que nuestro destino está lejos de la nave nodriza, los extraterrestres parecen destruir todas las estructuras construidas por el hombre, creo que nos conviene buscar espacios naturales, como cavernas, para refugio. Atacando solo en caso necesario, a veces no se lucha por la victoria sino por ganar tiempo. Cuando comencé mi discurso no tenía muy claro mi opinión pero conforme he ido hablando ya lo he visto más claro, volver a NY parece un suicidio. Antes de acabar, balbuceo un poco creo que parte de nuestro plan debiera incluir el tratar de comunicarnos, quizá por radio, con el gobierno. A lo mejor están organizando algún tipo de resistencia.

Apenas le dedico una mirada a la chica pelirroja que llega nueva. -Es bonita.- Pienso mirándola aunque me apresuro en apartar la vista, rezando para que Cass no se haya dado cuenta de mi desliz.

Sentado en una piedra, con las manos cruzadas miro a los críos que juegan al pilla-pilla sin prestarles mucha atención.

Mis pensamientos están en la reunión que está teniendo lugar no muy lejos de allí. No puedo evitar mirar hacia donde se han ido Sam y Vincent sintiendo algo de celos, vale que no podemos ir todos pero Vincent es un recién llegado y ya puede participar en la toma de decisiones? Que pasa con Cass o conmigo? Nosotros estamos aquí desde el principio. Sé que no debería importarme ni darle vueltas a algo así pero lo cierto es que me parece un agravio comparativo. Siento como si nos hubieran dejado de lado.

Estoy rumiando eso cuando los gritos me devuelven a la Tierra. ¿Eh? ¿Qué?

Viendo que la gente empieza a amontonarse en torno a un niño me acerco para ver el motivo del alboroto. -Oh my god.

Si esa cosa es infecciosa…  apañados vamos. Parece que ya han ido a avisar a Amber así que mientras espero que llegue rezo para que no sea el arma biológica en cuestión, pues la que está junto al niño es Cass.  

- Tienen sus puntos fuertes.

 Se refirió al hombre robusto y al chico de aspecto más apocado mientras miraba a los ojos del coronel. Había presenciado la escena de los militares sin ninguna sorpresa, y creía estar empezando a entender lo que pasaba allí. No le extrañaba en absoluto. Al lado de Sam se sentía más seguro, casi con derecho a opinar sobre cuestiones tan delicadas. Pero, sin embargo, cuando llego la hora, tuvo que carraspear para ganar algo de tiempo, ordenando en su mente las palabras que vendrían después.

 - Creo que lo más sensato es dejarle la estrategia militar a los que tienen más experiencia. - comenzó, no para reprochar su intervención a los otros civiles, en verdad, valoraba cada una de sus palabras como algo que podía contribuir enormemente al grupo. Allí no dejaba de ser un recién llegado, y podría parecer que estaba dispuesto a ponerlo todo patas arriba, por ello, aquella confesión, aquella confianza en los militares, sonaba entre irónica y contradictoria en el profesor. Vincent aguantó la respiración unos segundos y continuó hablando mientras se mesaba el mentón, atrapando entre el índice y el pulgar de su diestra la barba, jugueteando con ella.

 Todos planteaban la situación con problemas. Esos problemas conducían a más problemas. Había una falta clara de organización, e indirectamente, el coronel era el responsable. Tal vez la tensión hacia los soldados que había echado de allí fuese sólo uno de los síntomas de que aquello no iba a durar mucho tiempo en calma y que el recibimiento que habían tenido al llegar de Nueva York había sido un episodio efímero y poco habitual.

 - Comparto un profundo interés por las respuestas que podáis darle. - señaló con un gesto de cabeza al que era, con diferencia, el más joven de aquel grupo de desdichados. - el susodicho debate, por su profundidad filosófica, conllevaría puntos de vista enfrentados que parecerían insalvables, y que nos conducirían a decidir y ceder ante una conclusión. Tener una meta es algo bueno. Pero no podemos decirle a la gente cual debe ser su meta.

 La de luchar por la humanidad no debería ser puesta en cuestión, negarse a ello es ir en contra de la propia seguridad del individuo que lo piense. - maticé la aparente contradicción, y también expuse, con ello, que no habría que hacer un debate sobre el fin de sus acciones, pues indiscutiblemente, el ser humano buscaba su supervivencia y, por naturaleza, buscaba hacerlo socialmente, como un grupo. Las excepciones sólo serían justificadas a través de una profunda ignorancia por parte del transgresor.

 Aparté con la mano aquella idea, como quitandole importancia.

 - Llevo aquí poco tiempo. - me di cuenta de algo, miré a Tim y le sonreí amablemente - Soy Vincent. Profesor de la un....

 ...Vincent. Vine con el grupo de Nueva York. - era complicado pasar página. Demasiado.

 - De modo que tal vez debáis disculpar mi desconocimiento de como os constituis como grupo y la historia a vuestras espaldas.

 Yo empezaría por reunir a un equipo de personas que tengan experiencia médica, del tipo que sea, incluyendo a cualquier veterinario o biólogo. No deberíamos obligarles, pero los niños que rescatamos en Nueva York han estado expuestos a pruebas de algún tipo, tal vez quede algún rastro de lo que los aliens buscaban en ellos dentro de su sistema. Quiero creer que si lo pedimos amablemente contribuirán a la causa. 

 No vi necesario reiterar que no debían obligarles. Que no debían comportarse como cretinos con esos niños, ni con cualquier otra persona.

 - Buscaría personas con conocimientos de física y les preguntaría que es lo más sensato en un invierno nuclear. ¿Ir hacia una zona cálida? ¿Ir hacia una zona fría como el norte? ¿Dará igual? Alguien o un grupo de personas que puedan responder esta y otras preguntas que, sin duda, nos surgirán.

 y... - hice una breve pausa, me encogí de hombros ligeramente y miré a todos a los ojos, de uno en uno, tomándome mi tiempo - hablando de causa. - retomó desde lo explicado con los niños. - Consideraría que estamos solos en esto.

 Que nadie va a acudir al rescate. Sino, lo contrario, tal vez nosotros seamos la caballería. - sonrió casi a punto de soltar una risa demasiado leve como para ser escuchada. - no entraré dentro de las estrategias que debemos seguir - como había hecho bastante acertado el propio Tim - pero sé que en nuestra historia tenemos muchos ejemplos de invasiones.

 Sabemos que podemos esperar de un ejercito invasor. Sabemos que si encuentran una resistencia demasiado grande no será rentable seguir aquí. Y ha quedado patente en nuestra experiencia en Nueva York, y según las informaciones que nos han llegado sobre el ataque que planean, de que aún estamos a tiempo de echarlos de aquí.

 Venga o no un invierno nuclear, tal vez deberíamos aprovechar nuestro tiempo para organizarnos como una respuesta del ejército y la sociedad civil americana a esta crisis.

 Si damos un paso adelante, rescatamos a algunas de las personas en Nueva York, existe la posibilidad de recabar información. Y la información puede ganar una guerra o evitarla. Pero para llegar a la causa que perseguimos, a la meta, debemos ir paso a paso.

 Rescatando a algunas de esas personas, y ayudandonos de los niños que rescatamos para estudiar el alcantarillado y las posibles pruebas a las que fueron sometidos, daremos sin duda con lo que ellos buscan o aquello que les es necesario. Cuando sepamos que es lo que los mueve, como funcionan sus mentes, entonces, sabremos donde atacar.

 Sin darme cuenta tenía el puño derecho cerrado frente a mí, como si estuviese dispuesto a machacarlos, pero no en ese instante, sino con la suficiente paciencia como para dar el golpe cuando fuese necesario.

 - Viendo lo ocurrido en la ciudad evitaría usar la radio a menudo o me alejaría del núcleo de personas, está claro que no van a jugársela. - tienen miedo. ¿No lo veis? - por otro lado, creo que sería apropiado...

 Aquello era difícil de decir.

 - Que la gente nombrase a alguien capaz, que le acompañase como representante civil, coronel. Alguien que pueda aconsejarle sobre las necesidades y los ritmos de las personas que tienen aquí, aunque la última palabra la tenga usted, coronel.

 Había hablado demasiado, y no quería acaparar demasiada atención, dio un paso atrás y no pudo evitar acariciarse el costado, la herida seguía tirando. Era muy incómodo.

 - Disculpadme. - Musitó, por creer que se había excedido. 

¿Que «tenemos nuestros puntos fuertes»? ¿ De qué va este tío ?— me pregunto a mi mismo al escuchar al tipo recién llegado. Según lo que dice parece ser un profesor, y a juzgar por su forma de hablar y las tonterías que dice, evidentemente de letras, y lo más probable es que de alguna carrera absurda como filosofía o historia, y que se crea que sus conocimientos pueden ser de utilidad más allá de ayudar a mantener la mente despierta.
Odio a ese tipo de gente, los que se creen con derecho a opinar de todos los temas y encima intentando ser modestos cuando son los más irrespetuosos con los demás, con sus conocimientos y con sus capacidades, y encima con esa rimbombante forma de hablar.
No solo nos acaba de menospreciar a Tim y a mi diciendo que no tenemos capacidad de aconsejar a los militares por nuestra condición de civiles, sino que encima a continuación lo ha hecho él con grandes aires de superioridad.
Y encima ha sugerido «utilizar» a los críos. No solo para tratarlos si tienen algún patógeno, sino utilizarlos con fines bélicos. Absurdo. E inhumano.

—Me temo que ha fallado en su axioma— digo cuando termina de hablar el profesor recién llegado—Al menos en cuanto a hacer la guerra contra los alienígenas y que podemos entenderlos. Está usted asumiendo que los aliens son Ramen y no Vaerlse — digo haciendo uso de unos conocidos —al menos para mi—, términos de ciencia ficción para referirse a especies inteligentes en cuanto al grado de cohabitabilidad que se puede desarrollar con ellos—Está usted asumiendo que podemos llegar a comprender su forma de pensar, que guardan alguna similitud con nosotros en temas que hemos desarrollado como sociedad después de milenios de evolución, y eso descartando la evolución biológica, pero no tiene por qué ser así, de hecho ya han demostrado ser poseedores de capacidades mentales que escapan a nuestra comprensión y a la física que conocemos. Que tengan patrones de pensamiento que se escapen de toda lógica para nosotros parece bastante viable, por lo que no podemos basarnos en la historia ni en nuestros pensamientos para decir que «sabemos qué podemos esperar de un ejercito invasor», igual que no sabemos si encontrar una fuerte resistencia podría llegar a ser incluso peor. Parece descabellado, pero asumir que tienen esas similitudes con nosotros puede ser un error fatal que no podemos permitirnos. Hagamos lo que hagamos, debemos asumir que no sabemos nada acerca de ellos más lo que podamos ir observando con el tiempo, al igual que no podemos asumir que no son capaces de desarrollar una tecnología solo porque para nosotros sea inviable, ya han demostrado que en eso nos equivocábamos. No es una cuestión ni militar— digo claramente refiriendome a su crítica sobre los consejos a los militares— ni filosófica, es pura xenobiología, y hasta ahora era solo se estudiaba en la ciencia ficción, por lo que ninguno sabemos del tema.

Para quienes han tenido más ocasión de tener trato conmigo, queda claro que no me ha agradado nada ni el tono ni el mensaje del recién llegado, sobre todo desde su primer comentario totalmente fuera de lugar y de cómo a pesar de decir que no debíamos hacer algo, a continuación ha intentado sembrar cátedra sobre eso mismo.
Y se nota tanto en mi gesto al escuchar sus palabras, como a la rimbombante forma de hablar que utilizo, como si quisiese demostrar tener más conocimientos de filosofía y lingúistica que él.
Además de mi evidente menosprecio al conocimiento mal llamado «de humanidades» y no el científico, propio de cualquiera que haya estudiado de verdad, aunque intento no ser muy cerrado en ese tema y no mostrar el error de la gente que cree que estudiar historia o filosofía no tiene más mérito que golpear una piedra con un palo reiteradas veces.

 Aquello no era sorprendente. Ni mucho menos teniendo en cuenta que en muchas de las ocasiones no se hablaba con la suficiente corrección. Hablar de axiomas allí sólo tenía cabida en lo que es propio del ser humano, y si había parecido autoconcluyente en alguna de sus premisas sobre los aliens era por una muestra clara de ignorancia por parte de sus interlocutores o por no haber elegido las palabras correctas para llegar a ellos. Bajé el mentón mientras lo sostenía con la diestra. Tomé asiento donde pude y miré al joven después de buscar cierta respuesta en Sam.

 - Como mucho - corregí, con el tono más conciliador y agradable que pude conseguir de mi voz - podemos asumir que mis hipótesis no tienen una base sustancial suficiente y necesaria. - di una palmada con ambas manos en mis rodillas.

 - No me malinterpreten.

 No sonreía, aunque el gesto podía tener un ápice de socarronería. No se trataba de ellos, sino de su pasado, de lo que había vivido, y eso, era una prueba irrefutable para él, aunque entendiese, posiblemente mejor que nadie, que un testimonio particular tiene barreras difiles de flanquear para convertirse en un enunciado aceptado.

 - Apoyo lo que digo en pruebas empíricas que podemos volver a reproducir.

 Sé que tienen una jerarquía, aunque no la conozco. Tienen soldados. Esos soldados pueden enfadarse. Se les puede provocar.

 Ante la provocación, verbal y gestual -  hablaba por experiencia, lo había hecho, les había provocado para intentar salvar a Lucianna, a Vanessa y Roy. Lo había tenido tan cerca como para clavarle un cuchillo en los ojos. - Se comportan como cualquier ser vivo ante los estímulos externos.

 Sea por su tecnología o por su fisiología han detectado comunicaciones por radio, y no han permitido que sucedan. Para ello han actuado rápido y con extrema contundencia. A mi eso me suena a que son seres sintientes. - con todo lo que ello acarrea.

 Han capturado a personas vivas, y lo han hecho, por motivos muy concretos, no por capricho. Motivos relacionados con ese arma, porque tiene sentido para nosotros que eso se lleve a cabo de ese modo. Porque podemos concluirlo a través de un método científico que nos valga a todos si seguimos las pistas que nos han dejado.

 Por el momento no han llevado a cabo ninguna acción dentro de la invasión que no se haya dado en la historia. 

 Sólo tienen mejor tecnología, mejores recursos naturales, por fisionomía, por cultura o por conocimiento de la realidad.

 Levante la diestra hacia el joven para mostrarle la palma, quería que no le reprochase lo que iba a decir, que conservaran la calma del diálogo que tenían, aunque tuviesen posiciones un tanto enfrentadas. Era hora de reconocer sus razones.

 - Es un buen paso aceptar que no sabemos algo. - no era el momento de traer a dilación a Sócrates, pero había que reconocerle cierta sabiduría al chico y al filósofo - pero aceptar que no podemos hacer nada por desconocimiento, o no tomar riesgos por ello, sería aceptar de corazón un confiable argumento ad ignorantiam, "la ausencia de prueba no es prueba de ausencia".

 Sin duda estás en lo correcto al asumir que no debemos encasillarnos en lo que sabemos, más en su nivel tecnológico y estratégico. Pero eso no hace más que alimentar nuestra necesidad de encontrar que los mueve a estar aquí, porque podemos estar seguros de que las "causas" también les son aplicables a esos seres. 

 Podemos hacer xenobiología, y actualizar nuestros conocimientos sobre ética aplicada, eso no debería presentarse como un problema.

 Es por eso que propongo que la organización de la comunidad cambie. - miré al coronel, a él ya le había aburrido con una charla parecida antes - volvernos más eficientes, especializar diferentes grupos, no depender del voluntariado.

 Para eso hacía falta la ley, y con ella, la política. El coronel y todos debían aceptar de nuevo esa parte de la naturaleza humana a la que habían renunciado por comida y un sitio caliente donde descansar. O daban un paso hacia la evolución de la comunidad, de la oportunidad que tenían, o se encogerían de hombros y asumirían que no podían hacer nada salvo aceptar que debían salvarse quien pudiese, y si podían abusar unos de otros, era lícito que lo hicieran.

Me sorprende que el coronel me invitara a la reunión y todavía me sorprende más ver allí a más civiles, hasta ahora McKnight no ha sido muy “democrático” a la hora de tomar decisiones. ¿A que se debe este cambio de actitud?  

No se me escapa que todos los “invitados” somos gente con estudios, al resto los han dejado fuera. ¿Nos hemos ganado el derecho? Una mierda. - Pienso sin creerme una palabra, más al ver a dos de sus “consejeros” militares enzarzarse

Esto les viene grande, no saben qué hacer y nos han reunido para que les solventemos la papeleta. Si mañana no nos necesita, volveremos a lo de antes.

Cuando Tim interviene solo asiento con la cabeza. -Acercarse a NY sería un suicido. Hay un cinturón de Behemoths protegiendo el perímetro y aparte de la nave nodriza había constantemente naves halcón llendo y viendo sobre nuestras cabezas. -Digo mientras me enciendo un cigarro e inhalando con avidez – Conseguimos pasar desapercibidos avanzando por las alcantarillas, pero después de la que se armó dudo que pudiéramos repetir la proeza. Aunque no por ello debemos abandonar a los que allí están a su suerte. -Comento liberando el humo por la nariz- No podemos rescatarles, pero quizás baste con ponerles las cosas un poco más fácil a los que están allí dentro. Si pudiéramos hacer algo para que la nave nodriza cambiara de ubicación, quizás entonces tendrían una oportunidad de escapar.  

Tras escuchar a Vincent su proposión sobre cambar el sistema de organización del grupo decido intervenir para interrumpirle, a ver si con un poco de suerte el coronel no le escucha.  

Profesor Zimmermann- Digo mirando al hombre que todavía no ha intervenido- Usted es astrofísico, ¿Verdad?-  Le pregunto de forma retórica. Sé que es astrofísico. – Antes de partir creí escucharle decir que los aliens no venían a robarnos recursos, que eso solo pasa en las películas, lo único que hace especial a la Tierra es que es habitable. Eso concuerda con el hecho de no parecen especialmente interesados en usar armas de destrucción masiva para exterminarnos de forma efectiva. Los aliens quieren instalarse -Hago una pausa cambiando de postura y cruzando las piernas- Si aceptamos eso. Un invierno nuclear será tan malo para nosotros, como para ellos o peor. El planeta es suyo, nosotros no tenemos nada que perder. Quiero decir, tal vez no tengamos que preocuparnos por algo en lo que no podemos hacer nada. Apostaría a que los aliens harán lo posible por revertir el cambio climático o eliminar la radiación. Cruzar el universo para ver su nuevo mundo hogar convertido en un peñasco radioactivo y polvoriento…  ellos deben de estar más acojonados que nosotros.

Como fue de esperar, al taciturno joven de la barba tuvo que esperar afuera, mientras el empollón y el técnico los eligieron como representantes, junto a dos más, la mujer de mediana edad y pelo rojo, y el hombre de la misma quinta cuyo rostro no vio antes de las forzosas misiones. Con los brazos cruzados y en completo silencio, esperó junto a la becaria, la youtuber, la chica de los tatuajes, y el mecánico.

Tanto mejor, su escasa labia, no sería de gran ayuda, y cuantos menos marrones para él, mejor. Bastante tuvo con mantener ciertas personas vivitas e incordiándole cerca de él. Así que mejor mantenerse al margen de los debates y la absurda burocracia.

Por mucho que discutiesen la situación no mejoraría, el mundo se fue a la mierda cuando llegaron los malditos aliens, y si no estuvo bastante hundido, la humanidad se encargó de arrastrarla aún más en el maldito hoyo de forma inexorable. La única preocupación, le era mantenerse con vida, y seguir luchando. En su perspectiva, preocuparse por algo fuera de su alcance carecía de sentido, y un malgasto innecesario de esfuerzo.

Se sumió en sus propios pensamientos, con la vista fijada en la nada mientras a su alrededor algunos de los niños que llegaron corrían entre ellos, y una joven pelirroja pasó cerca de ellos sin demasiada atención de casi nadie. Especialmente del moreno. La gente llegaba al lugar con esperanzas de estar en un lugar seguro. O quizás para evitar la insana soledad que puede dañar la cordura de cualquiera. En el caso de que aún la conservase claro está.

Y a pesar de la seguridad ofrecida por el sitio escogido, que casi pareció una aldea. Los murmullos y evidente angustia de la gente procuraron mantener la cruda realidad en todo momento. Pese a los pocos vestigios que pudiesen quedar, las memorias y el haber estado salido, no le permitieron relajar al tenso cámara.

De pronto, la atención del chico se fijó en la escena que ocurrió casi delante de sus narices con bastante desconcierto en su expresión. Dio un paso adelante sin perder de vista el cuerpo del crío que se desplomó, como si no lo llegase a terminar de asimilar, de comprender que cojones había pasado con el niño. ¿No estuvo jugando hace poco con los otros? Y de repente se desplomó cuál saco de patatas, y sus compañeros gritaron asustados.

Emma fue a por una doctora, y menos mal. Porque si tuvieron delante otra preocupación más a su lista sin fin, sería una jodienda. El joven dio unos pasos más hacia el foco de su sombría atención. Sus pasos, lentos, pisaron el suelo con fuerza. Aunque a mitad de camino se detuvieron sin llegar a terminar de acercarse al pequeño cuerpo. Y entonces, sus ojos castaños, decididos, se clavaron en los otros dos chavales.

Esto me da mala espina. – Masculló con el vello erizado. UN escalofrío recorrió la columna al ver los ojos del crío negros como una noche sin luna y sin estrellas. Y tras eso, tuvo que dar un paso atrás, retroceder unos centímetros con la boca entreabierta y los ojos fijos. – Algo se mueve, joder, algo se mueve. La ostia. – Lo dijo dos veces para estar seguro lo que vio. Y sin embargo, no terminó de creérselo. Y otro paso atrás.

Sus sentidos se pusieron en alerta debido a su irrefrenable paranoia. La mirada crítica, vagó de un sitio a otro, del chico que yació en el suelo, y en los otros, temiendo una posible reacción en cadena. No pudo hacer otra cosa que esperar a los médicos.

McKnight asiente al escuchar las dudas de Austin -Para eso estamos aquí, para determinar cual es mejor objetivo. No puedo mandar a todos a una lucha suicida contra los aliens o a escondernos bajo tierra sin saber si eso servirá de algo o si hagamos lo que hagamos moriremos. Quiero saber a que atenerme para tomar la mejor decisión.   

El coronel frunce el ceño al escuchar a Vincent pese a los intentos de Sam– Esto no es una comunidad. Es el ejército y ya estamos perfectamente organizados- Zanja el tema secamente - Pero aunque no lo estuviésemos les he traído aquí para tratar los temas que nos ocupan; el invierno nuclear y el arma biológica alienígena no para proponer sandeces, ni para que nos dé lecciones de ética – Dice mosqueándose con el profesor de filosofía y no por primera vez. Sin duda la discusión de la otra noche pesa en la reacción desmesurada del coronel.

Ya no está usted en la universidad, ni está tratando con alumnos que deban ser aleccionados. Asúmalo y déjese de discursos ambiguos porque la paciencia no está entre mis virtudes. Si es incapaz de hablar de forma clara y concisa, ciñéndose al tema que nos ocupa sin irse por las ramas con chorradas filosóficas le invito a que siga los pasos del teniente Harris y la cabo Chapman. -Dice señalando a los dos militares despachados hace apenas unos momentos.

El profesor carraspea para aliviar la tensión

No podemos tener certezas, pero si. -Dice respondiendo a Sam-  Creo que los aliens pretenden quedarse, otra cosa no tendría sentido, agua, minerales, gases...  cualquiera de las cosas que se encuentran en la Tierra abundan en el universo.

Coincido en que con el invierno nuclear, no hay nada que podamos hacer. Esconderse en un bunker, en alguna cueva o seguir luchando con la esperanza de que el capitán del submarino ruso se equivoque o de que los aliens contrarresten el cambio climático. Esas son nuestras opciones.

Personalmente creo que esconderse no servirá de nada contra un invierno nuclear, será condenarnos una muerte lenta.

En lo referente a esa arma biológica yo me atrevería a dudar sobre la veracidad de esa afirmación. Ya no existe la sociedad de la globalización. No hay grandes ciudades, los viajes son mucho mas difíciles y largos.  En esta situación una enfermedad altamente contagiosa y mortal simplemente... moriría de éxito. En la mayoría de los casos, cuando un infectado llegara a un asentamiento éste moriría entero antes de que pudiera infectar a un nuevo asentamiento. -El hombre hace gestos, negando con la cabeza mientras vuelve a tomar apuntes en el bloc. – No quiero poner en duda la información que nos han traído, pero eso del arma biológica no tiene sentido. Tendría sentido que lo hubieran hecho al inicio de la invasión. Pero ahora no. No sé que estarán haciendo los aliens, pero sea lo que sea, no creo que sea un arma biológica.

 No había forma de que Vincent renunciara a aquello por lo que había luchado toda su vida. Podían encasillarle o tratarle como si fuese un prejuicioso profesor de universidad que pretendiese dejarles como idiotas. El profesor sabía que no era nada de eso. No tenía nada de malo luchar porque el pueblo tenga el poder, un estado militar nunca es bueno, y aunque en una situación así sea de agradecer, no tardará en colapsar, y cuando lo haga, aquellos con armas y sin principios tomarán el control. Cuando lo hagan, nadie podrá detener las violaciones, las transgresiones de lo que muchos considerarían leyes naturales. Los hurtos, los asesinatos. Vincent se sentía como un profeta al que nadie daba un ápice de crédito. No era la primera vez que se encontraba en esa tesitura.

 Las respuestas no afectaron a su ánimo, aunque decidió escuchar al profesor con mucho respeto y silencio. El militar, simplemente, no le daba órdenes, y su aparente sumisión era sólo como se confundía su posición real en el conflicto, que rebuznaran falacias a diestro y siniestro era su infierno personal, pero podía soportarlo, porque, precisamente, no estaban en una de sus clases. De ser así, muchos de los allí presentes tendrían un curso dificil, no por el propio Vincent, sino por su lastimera forma de dar razones válidas y argumentar sus propuestas.

 Lo interesante comenzaba, como no, cuando Sam va directa al grano. Para Vincent es todo un apoyo a la hora de pensar y actuar, es pragmática, y el filósofo considera que respeta buena parte de esos conocimientos y aportaciones aunque es evidente de que no es el momento, ni las personas presentes allí están dispuestas. La comodidad de una sociedad basada en el miedo es su propia perdición. La revolución no se hace en una noche. Ni en dos.

 - No tendría sentido matarnos con una infección.

 aporto, rompiendo mi silencio.

 - Supongamos por un momento que no tienen prisa. Pero que igualmente nos consideran una especie de parásito en su mundo. No una amenaza real, sólo una molestia, o una imperfección estética en su ideal de hogar.

 Un arma biológica que impida que proliferemos acabaría con el problema lentamente, sin ataques directos, sin alarmas, casi por..."naturaleza". No nos darían más motivos para enfrentarnos a ellos, sólo, nos extinguiríamos. 

 El proceso sería lento, pero nos erradicaría dentro de unas décadas.

 Se encogió de hombros.

 - No soy ningún experto en el tema, pero hay otras formas de contagio a parte de un vehiculador externo como otros humanos o los animales. Usar aerosoles, u otra clase de ingenios.

 Alzó las palmas que apuntaron al techo sin levantar demasiado los brazos. Las hipótesis del físico estaban bien, pero podían perfectamente no ser válidas para la situación actual.